III
Etica
de
la
pareja
I.-
Pareja versus matrimonio.
El matrimonio constituye una realidad evidentemente compleja, una auténtica
encrucijada en la geografía de lo humano y una realidad humana donde se da cita
lo institucional y lo personal, lo económico y lo cultural, lo político y lo
religioso, el devenir histórico y los cambios actuales.
El
matrimonio se integra a través de dos factores esenciales: la vida de la pareja
y la configuración sociojurídica.
La
ética cristiana tradicional centró su atención en tres cualidades o
propiedades del amor conyugal: la monogamia, la fidelidad y la indisolubilidad.
En consecuencia, la problemática o patología del amor conyugal era reducida a
tres situaciones descritas con fuertes términos:
-
Poligamia.
-
Adulterio.
-
Divorcio.
En
la actualidad, los problemas del amor conyugal presentan una diversificación más
matizada, siendo necesario partir de los núcleos reales de donde actualmente
brota la problemática del amor conyugal.
II.- Situaciones conflictivas
de ethos conyugal.
2.1.-El
comienzo del amor conyugal.
Los comienzos del amor conyugal hoy día se encuentran estructuralmente
problematizados. Es cierto que han sido superadas formas históricas deficientes
tales como comenzar la vida de pareja con total desconocimiento mutuo y de la
realidad en cuestión o iniciar el matrimonio por razones de conveniencia de los
padres o de los mismos cónyuges.
Como
manifestaciones de esta problemática en los comienzos del amor conyugal podemos
citar:
1)
La pérdida
de contornos estructurales y hasta de funcionalidad social y personal del hasta
hace poco llamado "noviazgo".
2)
La
tendencia hacia la normalidad sociológica, sobre todo en determinados
ambientes, de las relaciones sexuales preconyugales.
3)
El
aumento de los "encuentros" esporádicos y pasajeros entre los jóvenes
sin compromiso interpersonal y mucho menos social.
4)
La
existencia de formas vinculantes paralelas y alternativas a la realidad del
matrimonio, que no se autojustifican por la referencia actual o futura del amor
conyugal (v.gr. comunas, experiencias de pisos compartidos, etc).
En este periodo suelen surgir crisis debidas bien a dificultades de
conexión con la realidad o bien a problemas de separación.
2.2.-Las
crisis inherentes a la condición evolutiva del amor conyugal.
El amor conyugal es una realidad en permanente despliegue y evolución.
Las
principales situaciones que conllevan una crisis en el amor conyugal son las
siguientes:
1)
El
necesario abandono del sistema de vida de la familia de procedencia de cada cónyuge
y la constitución de otro nuevo adaptado a la pareja recién constituida.
2)
La
presencia del primer hijo.
3)
Las
intromisiones de las familias de origen.
4)
La
escolarización de los hijos, que supone variaciones notables en la vida de la
pareja.
5)
Otros
momentos críticos para el amor conyugal suelen coincidir con el casamiento de
los hijos, con las normales alteraciones de la biología sexual de la mujer y
del hombre y con la aceptación de la vejez.
2.3.-
La amenazada peculiaridad del amor conyugal.
Con frecuencia, la condición del amor conyugal se desvanece y da lugar a
situaciones viciadas desde la raíz. De entre estas situaciones, podemos
comentar dos:
1)
Desaparición
del amor conyugal por suplantación, bien por el amor parental, bien por el amor
erótico.
2)
Oscurecimiento
del amor conyugal, por múltiples mecanismos psicológicos que desvirtúan la
autenticidad de la relación típica de la pareja.
Todas las debilidades psicológicas (v.gr. angustias, obsesiones, fobias,
etc) adquieren un relieve llamativo al existir en la vida relacional de la
pareja.
2.4.-
Contestaciones y comportamientos desviantes frente a la fidelidad y a la
exclusividad.
La fidelidad y la exclusividad es una nota antropológica y teológica
del amor conyugal. Esta nota se ha convertido en criterio normativo dentro de la
ética occidental cristiana.
Según
un reciente estudio acerca de la sexualidad humana (Kaplan, 1991), "el
matrimonio monógamo tradicional sufre hoy una serie de ataques desde diversos
frentes" (v.gr. monogamias consecutivas, relaciones sexuales secundarias, y
adulterio en general).
Son
muchas y diversas las causas de estas presiones sufridas por el matrimonio monógamo.
Los factores claves influyentes en esas presiones son los siguientes:
1)
La
dilatada longevidad que hoy alcanza el hombre ha hecho que el matrimonio de
"hasta que la muerte nos separe" sea una realidad cada vez más
dificil. De ahí que aumente la posibilidad de incurrir en infidelidades por el
mero hecho del paso del tiempo.
2)
El
entorno altamente erotizado y permisivo, en el que resulta muy fácil a todos
los niveles la actividad sexual extramatrimonial.
3)
La
prosperidad y la movilidad han hecho posible desarrollar estas actividades de
manera más discreta.
4)
La
posibilidad de regular por completo la concepción, ha hecho que el trato
extramatrimonial resulte libre de riesgos para hombres y mujeres.
5)
La
presencia de la mujer en todos los campos de los negocios y la cultura da lugar
a contactos más numerosos entre hombres y mujeres.
2.5.-
Resonancia social en la vida de la pareja.
En la configuración actual del amor conyugal juega un papel decisivo la
manera de entender y de realizar el proyecto humano en la sociedad de hoy.
Señalamos
algunos de los factores que dificultan la realidad del amor conyugal:
1)
Los
factores socioculturales que originan la "desintegración del amor en la
sociedad occidental contemporánea", tales como el espíritu mercantilista,
el afán de posesión, la inmadurez agresiva, el egoísmo, el individualismo, la
insolidaridad aislante, etc.
2)
Las
ideologías de matiz utópico y revolucionario que pretenden descubrir en el
amor conyugal el "sepulcro de la revolución" y que tratan de oponerse
frontalmente a la vida de pareja, considerándola como un reducto reaccionario y
burgués. Esta acusación difusa,
globalizante y poco matizada, contiene grados elevados de atracción y
hasta sugestión, sobre todo en ambientes y grupos condicionados por un alto
nivel de crítica ante el orden establecido.
3)
La
existencia de formas de vinculación interpersonal, paralelas y alternativas al
amor conyugal, comportan un cuestionamiento radial al sentido y a la función de
la pareja conyugal.
4)
Las
condiciones sociales en que se desenvuelve en la actualidad la vida de la pareja
también repercuten en el amor conyugal.
5)
La
misma institucionalización de la pareja causa problemas al amor conyugal, sobre
todo en las situaciones límites.
Todo
esto pone de manifiesto la gran vulnerabilidad del amor conyugal. La vida de
pareja es una importante zona de problemas de relación humana.
III.- Críticas a la institución
familiar.
Las críticas a la institución familiar han venido desde distintos
frentes, postulando la defensa de la libertad personal.
3.1.-
La afirmación "personalista" de la pareja conyugal.
La visión personalista de la pareja conyugal no tolera la tendencia
exageradamente institucionalista del matrimonio. Se alzan voces que condenan la
institución matrimonial como contraria a la comunidad de amor. El postulado del
personalismo es: esplendor de la pareja y oscurecimiento de la institución. Lo
que se muestra según las siguientes afirmaciones:
1)
La
institución matrimonial frustra el valor de la sexualidad en cuanto donación
libre y no directamente relacionada con la procreación.
2)
La
intimidad de la pareja se siente vulnerada por exigencias sociales
que, a veces, se apoyan en convencionalismos morales y en formulismos
administrativos.
3)
La
institución matrimonial es, por definición, previa a la libertad de las
personas, lo cual comporta tener que aceptar los intereses del grupo por encima
del bien personal.
4)
Admitido
el elemento institucional en la configuración de la pareja conyugal, se corre
el peligro de hacer
deslizar la jerarquía de valores hacia el polo de la institución en
perjuicio de los valores propios de la vida de pareja.
3.2.-
La afirmación "socialista" de la institución matrimonial.
A la institución tradicional del matrimonio se la ha criticado de tener
una función ideologizadora. El matrimonio institución es objeto de tales críticas
en la medida en que está en la base de la familia. Algunas de las afirmaciones
y críticas a esta función ideologizadora de la familia son:
1)
La
institución matrimonial justifica y apoya de forma ideológica los valores de
la clase burguesa.
2)
Para
las corrientes de pensamiento socialista, la institución matrimonial tiene un
origen y su justificación en la propiedad privada y, consiguientemente, en la
estructura social de tipo capitalista.
3)
Para
ciertas corrientes de pensamiento crítico, el matrimonio es un importante foco
de represión (represión sexual, distribución autoriataria de roles, etc.).
3.3.-
Críticas desde los cambios socioculturales del mundo actual.
La institución familiar no queda al margen de las crisis por las que están
pasando todas las instituciones en el momento actual. Las profundas variaciones
de la cultura, tales como, la nueva comprensión de la sexualidad, la revolución
feminista, el paso del autoritarismo a la democratización de las formas de
vida, la desaparición progresiva de la familia extensa, el conocimiento y uso
de los métodos científicos del control de natalidad, etc; tienen su resonancia
y su concreción en el ámbito del matrimonio. Señalamos a continuación una
serie de comportamientos contrarios al valor normativo de la institución
familiar:
1)
El
nacimiento de formas de amistad en que se acepta la relación sexual como gesto
de comunicación interpersonal.
2)
La
existencia, pretendidamente justificada, de relaciones estables entre quienes
caminan con intención firme y comprometida hacia el matrimonio.
3)
La
convivencia de la pareja que realiza la "íntima comunidad de vida y
amor", pero que excluye la institución civil y religiosa del matrimonio.
4)
Formas
de convivencia heterosexual más o menos compartida.
IV.- Replanteamientos de la
institución matrimonial.
Teniendo en cuenta el significado objetivo de institución y aceptando el
reto de las críticas actuales al matrimonio/institución, juzgamos necesario un
replanteamiento teórico y vivencial del mismo. Este replanteamiento debe ser
formulado con las aportaciones de diversos saberes, tales como la antropología,
sociología, filosofía, crítica, psicología, etc. Desde la perspectiva de la
ética, proponemos tres orientaciones básicas para la reformulación teórica y
vivencial del matrimonio/ institución.
4.1.-Reducción
del ámbito de
influencia.
No dudamos de la necesidad de cierta institucionalización para la vida
de la pareja conyugal, más bien atestiguamos a favor de ella basándonos en las
siguientes razones:
1)
La
peculiaridad de la sexualidad humana, en la que el control instintivo está
reducido al máximo y en la que se advierte una notable indeterminación y
plasticidad.
2)
La
condición específica de la reproducción humana, con la necesidad de una
infancia prolongada.
3)
Las
implicaciones socioeconómicas.
A
pesar de ello, lo que puede y debe discutirse es el carácter y la extensión de
lo institucional dentro de la vida de la pareja. Frente a épocas pasadas y
recientes en que predominó la comprensión institucionalista en el matrimonio,
en el momento actual debiera ponerse de relieve:
a)
La
relación interpersonal ocupa un lugar preferente frente a lo institucional del
matrimonio.
b)
El
ámbito de influencia de lo institucional tiene que perder extensión, ha de
reducirse a aquellos aspectos estrictamente sociales, respetando el valor de la
"privacidad".
4.2.-
Equilibrio dialéctico entre "persona" e "institución".
Toda consideración dualista y maniquea vicia los planteamientos y las
soluciones de cualquier cuestión. El matrimonio/institución no puede ser
pensado con mentalidad dualista y maniquea, creyendo que lo institucional es el
principio del mal y lo personal el principio del bien. Por el contrario, en la
realidad de la pareja conyugal existe una reciprocidad real entre el aspecto
personal y el aspecto institucional.
Esta
relación recíproca perdería su autenticidad si fuese pensada y vivida sin
tensión. La relación entre lo personal y lo institucional ha de formularse
como un equilibrio dialéctico orientado hacia un valor superior la
"humanización", en cuanto valor convergente y garantía de
autenticidad tanto de lo personal como de lo institucional.
4.3.-
Hacia el pluralismo de formas institucionales.
El futuro replanteamiento de la institución matrimonial ha de orientarse
por los cauces del pluralismo de formas institucionales. Debe ser superado el
monolitismo, a veces apoyado en razones metafísicas y en motivos religiosos,
con que ha sido pensado el matrimonio/institución en los últimos tiempos.
Juzgamos
improcedente negar la posibilidad del cambio y hasta de formas alternativas en
relación con el matrimonio/institución. Los fallos constatables en la
institución matrimonial vigente y la ascensión irresistible de otras formas de
vinculación heterosexual con carácter desviante del actual modelo normativo
son razones suficientemente válidas para orientar la vida y la reflexión sobre
el matrimonio hacia un pluralismo de formas institucionales.
La
dificultad radica en proponer criterios válidos para discernir la autenticidad
de las nuevas formas institucionales. Estimando que han de ser tenidos en cuenta
los siguientes criterios:
1)
El
conocimiento intercultural ayudará a relativizar las formas institucionales
propias así como a descubrir valores convergentes y comunes que orienten el
sentido humanizante de cada institución concreta.
2)
El
estudio imparcial de la dinámica de cada cultura proporcionará el marco
referencial adecuado para juzgar sobre la coherencia o incoherencia de la
institución matrimonial.
3)
Toda
forma institucional nueva ha de garantizar un mínimo de estabilidad social y de
felicidad personal.
V.- Orientaciones y pistas de
futuro.
Los
valores básicos del amor conyugal se concretan
en las siguientes afirmaciones:
-
Fe
en el amor conyugal como humanizante.
-
Especificidad
dentro de la realidad compleja del matrimonio/familia.
-
Dialéctica
entre intimidad y apertura.
-
Fuente
de transformación social.
5.1.-
Fe en el amor conyugal como humanizante.
El amor conyugal actúa como un factor desencadenante de procesos
humanizantes. Tales como la creación de ámbitos comunicativos en que el amor
de amistad es el eje de la relación interpersonal, mediante la planificación
de la sexualidad al integrarla en el contexto plenamente significativo de lo
humano y en la aceptación dialéctica de lo personal y lo institucional dentro
de un contexto o una síntesis superadora de extremismos parciales.
El
amor conyugal es una posibilidad que la historia humana tiene para extender
y profundizar los ámbitos de humanización. Los valores de la comunicación,
del amor, de la fusión mutua, de la fidelidad, de la plenitud erótica, de la
fecundidad, son otros tantos signos de la capacidad humanizadora del amor
conyugal.
5.2.-
Afirmación de su peculiaridad dentro de la realidad compleja del
matrimonio/familia.
Esto comporta:
1)
Poner
de relieve la originalidad de la "conyugalidad".
2)
Educar
a los niños, adolescentes y jóvenes para la relación específica de la
conyugalidad.
3)
Impedir
que prevalezca lo "parental" con perjuicio de lo "conyugal".
4)
Equilibrar
la fuerza de la institución matrimonial con vitalidad prevalente del amor
conyugal.
El futuro del amor conyugal depende en gran medida de la capacidad que
tengan las nuevas generaciones de organizar la vida de la pareja desde la
peculiaridad de la "conyugalidad".
5.3.-
Propiciar la tensión dialéctica entre intimidad y apertura en el amor
conyugal.
Una de las cuestiones más controvertidas hoy día en el amor conyugal es
su carácter de fidelidad y exclusividad.
La
fidelidad y la exclusividad no deben ser entendidas ni vividas como tendencias
intimistas o egoístas de la pareja. Por el contrario, han de entenderse y
vivirse como apoyo y potenciación de la apertura hacia el grupo.
5.4.-
Desde el amor conyugal a la transformación social.
El amor conyugal no puede constituir ningún tipo de obstáculo para el
compromiso y la tarea de los hombres en la transformación de la realidad. El
amor conyugal, tiene que hacerse "fuerte" no para sí sino para la
entrega y el servicio.
La
dimensión de la fecundidad es esencial al amor conyugal. Ahora bien, la
fecundidad no se agota en la procreación, ni siquiera en la educación de los
hijos, sino que tiene que alcanzar cotas más elevadas de
"productividad".
La
vida de la pareja es la potenciación para la entrega más plena al servicio de
la transformación social. Se pueden sembrar las semillas de la auténtica
revolución social (v.gr. la revolución femenina, mediante la igualdad de la
pareja y apoyar la igualdad social mediante la armonía en la complementariedad
de ésta).
VI.- Etica de la fidelidad de
la pareja y estabilidad del matrimonio.
En la actualidad son muchos los que piensan honestamente que el
matrimonio "para siempre" es cosa ardua y dificil, constatándose, por
otro lado, el aumento de rupturas matrimoniales. Es patente el influjo del
existencialismo, que ha sostenido la imposibilidad de una entrega del yo para
siempre, afirmando que el yo qye soy en este momento no tiene nada que ver con
el yo que seré dentro de unos años. En este contexto, muchos piensan en el
divorcio como solución a la inestabilidad matrimonial. Parece inhumano dejar en
la cuneta a los que han fracasado en su matrimonio, condenándolos a vivir en la
soledad. Por tanto, es importante analizar el divorcio en sus facetas civil y ético/existencial.
6.1.-
El divorcio civil.
El divorcio jurídico tan solo pretende no obligar con las leyes a la
indisolubilidad. Son los esposos los que han de sentir la necesidad de amarse
para siempre, sin necesidad de que nadie les obligue a ello.
Resulta
necesario repasar los conceptos de delito jurídico y de culpa moral, para
hacernos la pregunta: ¿qué es el divorcio, delito jurídico o culpa moral?.
1)
Delito
jurídico. Es todo aquello que, a juicio de la mayoría de una población,
libremente expresado de un modo directo o a través de sus legítimos
representantes, es penalizado por perjudicar a la sociedad.
2)
Culpa
moral. Es todo lo que va en contra de los imperativos éticos, prescindiendo de
que esté o no permitido por la legislación de un país.
El
divorcio no se puede tipificar como delito, sino que éste generará culpa
moral, dependiendo de que los imperativos éticos o religiosos permitan o no
romper la fidelidad de la pareja.
Sin
embargo, es necesario mantener una liberalización del divorcio, ya que, además
de suponer madurez personal y social, también supone autonomía de la sociedad
respecto de cualquier instancia jurídica o religiosa. La prudencia político/social
procurará la elaboración de una buena ley que lo liberalice y concilie la
dualidad divorcio sanción / consentimiento mutuo, teniendo en cuenta las
razones que a favor o en contra se relacionan a continuación:
a)
Razones en contra del divorcio:
-
Perjuicio
a los hijos y a la sociedad.
-
Permisivismo
social y sus consecuencias.
b)
Razones
a favor del divorcio:
-
Es
un hecho histórico y sociológico.
-
Es
una nueva pedagogía que propicia la madurez y la autonomía.
6.2.-
El divorcio ético-existencial.
Una cosa es la libertad externa, es decir, la no presión desde fuera por
medios coactivos, y otra la libertad interior de los interesados. Admitido el
divorcio legal, podemos cuestionarnos: ¿pueden los casados sin más separarse y
casarse nuevamente con otros, como si su amor no importara nada y fuesen libres
para hacer lo que quieran?. Creemos que no. Al dejarles en libertad de hacer lo
que quieran sin forzarles en este sentido, serán ellos los que deberán
enfrentarse responsablemente con su conciencia y descubrir qué es lo que exige
su amor desde lo más profundo de ese nosotros que formaron tiempo atrás. La
indisolubilidad del matrimonio no procede del sacramento, sino del amor humano
que está en su base. El amor, antes de que aparezca la transcendencia mistérica,
exige ya imperiosamente ser un amor para siempre. Esto nos lleva a plantear lo
que entendemos por indisolubilidad y proyecto de amor para siempre.
6.2.1.-
La indisolubilidad del matrimonio.
La
palabra indisolubilidad tan frecuentemente usada a propósito del divorcio no
deja de ser extraordinariamente ambigua. Se dice que el vínculo matrimonial es:
(a) Intrínseca o internamente indisoluble si no puede disolverse por la misma
causa que lo constituyó (voluntad de los cónyuges) y (b) Extrínseca o
externamente indisoluble si no existe en el mundo autoridad alguna capaz de
disolverlo.
En
realidad, el matrimonio ha sido frecuentemente disuelto no sólo por la
autoridad civil, sino también por la eclesiástica. La indisolubilidad
existencial reviste la máxima importancia y no puede ser sustituida por una
concepción jurídica de la misma. La cuestión hay que situarla en lo más
hondo del ser humano. Lo que nos lleva a plantear dos cuestiones:
1)
Indisolubilidad
o amor para siempre. No es un vínculo extrínseco impuesto desde fuera, sino
que es o debe ser una dimensión jurídico-institucional de ese mismo amor. Esto
es debido a que el amor conyugal, si es auténtico, espera ser definitivo. El
"para siempre" es un elemento esencial del amor conyugal, y si se
renuncia a él, dejaría de ser verdadero amor. La ley exige la indisolubilidad
pero sólo el amor hace al matrimonio indisoluble. La estabilidad del matrimonio
hay que buscarla dentro de él y no fuera.
2)
La
ruptura como constatación de que ha fracasado el amor. El amor auténtico es el
elemento más importante de esta comunión fundada en él, que resulta estable y
definitiva por una alianza y una entrega irrevocables. Pero una vez realizada
esta comunión, ya no está a merced de los altibajos de un querer humano
subjetivo, cambiante e inestable, sino que está por encima de las alternativas
de la pasión y de la arbitrariedad de los esposos. Si bien, es un hecho
constatable que el amor en ocasiones se apaga. Y por desgracia con demasiada
frecuencia. En muchos casos, se impone la separación para toda la vida de los
esposos.
Ante lo cual, hay que considerar que los imperativos ético-existenciales
están más allá de las realidades puramente jurídicas.
6.2.2.-
El proyecto "amor para siempre".
El
"para siempre" es esencial en el amor. Si renunciáramos a priori al
proyecto eterno en el amor, dejaríamos automáticamente de amar. El amor es
exigente y radical. Si bien, también se esgrimen falsas razones en contra de
este amor:
1)
La
dictadura de la estadística. Lo que resulta sumamente útil para la pedagogía
prematrimonial. La realidad de que sean muchos los matrimonios rotos no afecta
para nada a lo que hemos de hacer para resultar coherentes con nuestro dinamismo
interior. Para ello, hacen falta unas generaciones de pioneros y de testigos que
sepan abrirse camino contra viento y marea para ayudar a otros a encontrar el
camino de sentir lo maravilloso que es dar, no superficialmente, el don de lo más
profundo que tienen y "para siempre" los unos a los otros.
2)
La
precariedad del yo. Esta afirmación nos introduce en el existencialismo
exagerado, que no ve continuidad entre el yo que soy ahora y el que seré después.
Si
al amar al otro no le doy más que el "yo periférico", entonces sí
se cumple la tesis del existencialismo exagerado. Pero si le doy el "yo
profundo" y radical -aquello que hace de mí un yo único e irrepetible- y
el tú hace lo mismo, entonces el amor será eterno y seremos insustituibles el
uno para el otro. Desde lo más profundo de nosotros mismos hemos de rebelarnos
contra el principio consumista del "úsalo y tíralo" aplicado a las
personas y al amor. Amar es tomarse absolutamente en serio, tratarse como
verdaderamente insustituibles y comprometerse a envejecer juntos.
3)
El
drama de la ruptura. La muerte del nosotros es tan angustiosa o más que la
muerte del yo, lo que produce una especie de necrosis en todo el psiquismo
humano, se provoca un profundo desgarramiento del ser. Por lo que no se puede
considerar el divorcio una solución de facilidad; sino que por el contrario, es
una catástrofe:
-
Los
esposos se sienten envilecidos y se frustra a niveles profundos su proceso de
personalización.
-
Para
los hijos pequeños el divorcio de sus padres supone sobre todo una
"hecatombe de inocentes".
-
Para
la sociedad el divorcio también es un drama, y muchas veces fuente de problemas
socio-familiares.