Soberbia

La conducta del hombre respecto de sus semejantes normalmente hunde sus raíces en

una postura fundamental que promueve o destruye la solidaridad mutua. Mientras que

la -> humildad y la disponibilidad para el -»• servicio son aptitudes que encajan bien en

un cristiano, la arrogancia en el modo de pensar y obrar es algo de lo que éste debe

guardarse; ím£pr¡<p<xvoq [hyperephanos] se fija más en la actitud interior de orgullo y de

autovaloración desmedida, mientras que 6Ppí£to [hybrízó] y derivados indican más la

postura de desprecio consciente del otro, normalmente violento y falto de consideración.

üflpiQ [hybris] arrogancia, ultraje; ó¡}pí£co [hybrízó] tratar con insolencia, maltratar,

ultrajar; úPpiaxijq [hybristec,] malhechor, hombre violento o brutal; Evofípí^co [enybrízó]

afrentar, insultar, ultrajar

I/Il Hybris es una formación sumamente antigua (ESchwyzer, Griechische Grammatik 1,19532, 495) de v [y]

(en dialecto chipriota y rodio = £7r¡ [epí]) y jipi [bri] (cf. [¡piapóc. [briarós], brioso; fipílm [brizó], pesar, ser

pesado), cuyo sentido originario es: exceso de peso, exceso de fuerza; un poco más concretamente: ultraje, injuria,

ofensa; o más en abstracto: arrogancia, desvergüenza, violencia. En la Odisea el término sirve con frecuencia para

caracterizar a los pretendientes. Hybris aparece objetivamente como violación del orden legal impuesto por Zeus,

orden que es el que hace posible la vida comunitaria en la polis griega. La hybris se opone a la eóvopia [eunomia], al

buen orden (regulado por ley), de cuya conservación cuidan los dioses (ya Homero, Od. 17, 487), y al vóog Seoóóng

[nóos theoúdes], al sentimiento de temor a los dioses. La tragedia clásica contrapone a la hybris la aaiippom'ivn

[sóphrosyne], la moderación que respeta los límites que se imponen al hombre. Por tanto, la hybris no se dirige

propiamente y de modo directo contra los dioses (Fraenkel, 73): lo que el hombre violento quebranta es el orden

legal.

En la terminología homérica encontramos ya varios derivados: hybrízó, insolentarse, maltratar, ofender (en la

época posthomérica se aplica también a animales: ser indómito, estar en estado salvaje; a la vegetación a la que se

califica de exuberante o frondosa; también se utiliza en el lenguaje legal: cometer un atentado); é(p«/¡piZo)

[ephybrízó], ofender; hybristés, hombre violento, desenfrenado, descarado (en la época posthomérica se encuentra

aplicado a animales: indómito, salvaje, o también a cosas, p. ej. hablando del vino nuevo). De entre las numerosas

formaciones recientes tiene su importancia el adjetivo vfSpiozíKÓí [hybristikós], insolente, petulante, desvergonzado

(desde Platón).

El material que nos ofrece el AT se expone en el art. -> \mr.pi\q>y.voQ [hyperephanos]; véase allí.

III 1. Llama la atención que, a diferencia del AT, falte totalmente el uso abstracto

de hybris en el sentido de orgullo. P. ej. en 2 Cor 12, 10 el término, que está en conexión

inmediata con dicoypóq [didgmós], persecución, significa con toda claridad ultrajes (lo

mismo se diga de la expresión diÓKznv KOCÍ óPpiaTtjv [diokten kaihybristén] (1 Tim 1,13),

en Hech 27, 10.21 significa desastre producido por los elementos naturales (véanse otros

paralelos lingüísticos en Bauer). En el mismo contexto real hybrízó se encuentra normalmente

(con la excepción de Le 11, 45: ofender) con el significado de maltratar, usar de

violencia (1 Tes 2, 2 y Hech 14, 5: persecución de Pablo y sus acompañantes; en la

parábola de los invitados a la boda a los criados que invitan se les maltrata hasta

matarlos [Mt 22, 6]; en el anuncio de Le 18, 32 se trata de los malos tratos de la pasión).

 

2. El sustantivo hybristés, hombre violento, formado a partir del verbo, aparece 2

veces (Rom 1, 30; 1 Tim 1, 13). Para Michel un hybristés, como el de Rom 1, 30, indica

«originariamente un hombre que, sin preocuparse lo más mínimo de que Dios pueda

airarse, atenta contra su propiedad o su honor (1 Tim 1,13)». Pero los restantes términos

que aparecen en el contexto hacen pensar más bien en una mala actuación concreta en el

mundo, que no se dirige directamente contra Dios (&£0<7TvyrJQ [theostyges] ha de

entenderse en sentido pasivo: odiado por Dios). 1 Tim 1, 13 habría que interpretarlo,

pues, también en función del uso del verbo hybrízó; aunque el término hybristés es *l que

más se aproxima al significado de hypenéphanos, el carácter de orgullo es en él poco

menos que inapreciable.

3. El compuesto enybrízó, ultrajar, aparece en Heb 10, 29 (compl. dir.: el espíritu de

la gracia) en paralelismo con Koixanaxéü) [katapatéó], pisotear (suena a hecho insolente;

cf. LXX Dn 8, 10), y con KOIVÓV fiysíoSai [koinón hegeisthai], juzgar impuro. Como se ve

ya en el v. 26, en el uso del término se percibe algo cambiada la distinción que el AT y el

judaismo tardío hacen entre el pecado por inadvertencia y el que se comete por maldad

(en hebreo se usa, entre otras, la raíz zid —en qal e hif.— actuar con insolencia, por maldad).

ünepr\(pavoQ [hyperéphanos] soberbio; dU.a£cóv [alazán] fanfarrón; (¡mpr\(paLvía [hyperephanía]

soberbia; rie/.a£oveia [alazoneía] fanfarronería

I 1. El participio vTtzpntpatvéonzc, [hyperephanéontes] (de etimología dudosa; ¿habrá que relacionarlo

antitéticamente con Ko.xntpn'z [katéphés], abatido!) representa el ejemplo más antiguo de este grupo lingüístico

(Homero, II. 11, 694). Significa ser arrogante lo mismo que vnspnvopéwv [hyperenoréonj. Es en los LXX donde

primeramente aparecen otras formas verbales intransitivas empleadas en el mismo sentido; el significado transitivo

se encuentra en Polibio y posteriormente; tratar altivamente, despreciar. El adjetivo hyperéphanos (desde Hesíodo)

significa en la mayoría de los casos altivo, soberbio y, a veces, derrochador; también se emplea (p. ej. en Platón) en el

sentido positivo de estupendo, magnífico. Los escritores de la época clásica emplean también el sustantivo

hyperéphanía con la acepción de altanería, arrogancia, desprecio.

2. El alazán, como el charlatán o fanfarrón que anda vagando por el país, es una figura cómica muy aplaudida

(Cratino, Eupolis, Aristófanes, Alceo, Menandro). Con desdén se da igualmente el nombre de alazán a los sofistas

que van de una parte a otra. El término (como adjetivo se conoce desde Herodoto) se deriva o del gentilicio tracio

'Alazán (Bonfante, Frisk) o de i.Xi.opo.1 [alúomai], andar errante, vagar (Boisacq, Hofmann); posteriormente

significa en general fanfarrón, farolero y el abstracto correspondiente tiene la acepción de fanfarronería, y el verbo

álxtlovmouzi [alazoneúomai] (desde Aristófanes) significa, por consiguiente, hacer fanfarronadas, farolerías.

II Uno de los temas centrales de la predicación profética en el AT (piénsese en Is 13, 11), e igualmente de la

sabiduría, es que el juicio de Dios arremete contra toda soberbia del hombre. Para tratar el tema aparecen, además

de los cuatro términos arriba mencionados, otros muchos, que el NT no utiliza (cf. áyepcoxía [ageróchía], altivez,

pexécúpoQ [metéoros], altanero, etc. y, en especial, las palabras que comienzan con pcyaA- [mega!-] e ói¡/- [hyps-],

ú\l/n/,o- [hypsélo-]). Es espec. frecuente hybris con las acepciones que no aparecen en el NT: soberbia, arrogancia,

así como ofensa, sarcasmo (junto a ultraje y malos tratos, como en el NT). Por más que los equivalentes hebreos

traducidos con nuestro grupo lingüístico sean numerosos, más de la mitad de los pasajes corresponde a derivados

de la raíz ga'ah. El hecho de que hybris e hyperéphanía se usen casi completamente como sinónimos hace pensar que

los traductores no percibieron una diferencia esencial entre ellos. La mayor parte de las veces no hay equivalentes

hebreos para alazán y sus derivados. O, al menos, las raíces mencionadas no aparecen en los pasajes que podemos

controlar (Para el significado véase lo dicho en I).

En la literatura sapiencial los viiF,ptj<ptxvoi [hyperíphanoi] constituyen un grupo bien determinado y contrapuesto

a los justos y humildes (-> justicia; -> humildad), sea dentro sea fuera de Israel (jamás se emplea hyperéphanos

referido a Israel!). En el fondo de todo esto se halla esta convicción fundamental: «Dios resiste a los soberbios,

mientras que a los humildes les da gracia» (Prov 3, 34 LXX). Lo mismo que el -» temor del Señor es el comienzo de

la sabiduría, el separarse del Señor es el comienzo de la soberbia (Eclo 10, 12). Por eso se purifica el orante de la

sospecha de soberbia (Est 4,17 LXX), llamando la atención sobre la propia bajeza y aguardando la ayuda de Dios

(Jdt 6,19). La predicación profética, por el contrario, acusa de soberbia incluso a Israel (p. ej. Am 6, 8; 8, 7; Os 5, 5;

7, 10; Jer 13, 9; Ez 7, 10.20; 16, 56; Sof 2, 10; cf. Lv 26, 19), oponiéndose así de la manera más contundente a

concepciones muy enraizadas (no tienen matiz alguno negativo: ulazán en Job 28, 8; hyperéphanos en Est 4, 17;

hybris en Job 37, 4).

III 1. Los términos de que aquí tratamos aparecen en el NT casi exclusivamente

en contextos hímnicos (Le 1, 51, que recuerda mucho el Sal 89[88], 11) y parenéticos, y a

menudo se emplean varios juntos, en especial en los llamados catálogos de vicios (Me 7,

22; Rom 1, 30; 2 Tim 3, 2), cuyo ambiente histórico hay que situarlo en la antigua

catequesis cristiana (esto vale también para Me 7, 22; cf. Lohmeyer ad locum). En esta

catequesis, en la que sigue alentando la sabiduría veterotestamentaria y que, como ella,

gusta de enlazar, a modo de proverbios, sentencias meramente yuxtapuestas, se incluye

también la cita de Prov 3, 34 y se pone al servicio de afirmaciones neotestamentarias

(Sant 4, 6; 1 Pe 5, 5).

2. La alazoneía caracteriza, según Sant 4, 16 (aquí en plural), al modo de vida que se

desentiende de la voluntad de Dios y que se manifiesta, ante todo, cuando se hacen planes

grandiosos prescindiendo de Dios. En 1 Jn 2, 16 el término aparece junto a émSvfiía

[epithymh] (-> deseo; es decir, aparece junto al impulso de la carne y la avidez de los

ojos), por tanto, la arrogancia del modo de vivir lleva la impronta de la manía de

aparentar. Esta terna de expresiones no intenta tanto clasificar la maldad que sale del

mundo (es decir, de la humanidad corrompida), sino más bien poner bien a las claras su

estructura característica de ansia incoercible, que únicamente el amor cristiano puede

superar (cf. 1 Jn 2, 15). Cf. -> altura, art. vipog [hypsos]; -> gloriarse, art. fcaÚCT/ja

[kaúchema].

E. Güting

Bibl.: HLietzmann, An die Rómer, HNT 8, 19283, 35 s - JJFraenkel, Hybris, 1942 - FRWalton, Art. Hybris, RGG III. 19593, 497 s

- SWibbing, Die Tugend- und Lasterkatologe im NT, BZNW 25, 1959 - GBertram, Hochmut und verwandte Begriffe im griech.

und hebr. AT, Welt des Orients 3,1964, 29 ss - id., Art. üfipiQ, ThWb VIH, 1966, 295 ss - OMichel, Der Brief an die Rómer, KEK IV, 196713. 61 s.