Pecado


El concepto de pecado designa el múltiple fenómeno de los yerros humanos, que llegan
desde la más insignificante transgresión de un mandato hasta la ruina de toda la
existencia. Esta situación la expresa de la manera más profunda y amplia el grupo de
palabras á^apxía [hamartía] que designa el obrar contra costumbres, leyes, hombres o
dioses. Un campo especial abarca el grupo de palabras abiKÍa [adikía], que entronca con
la vida judicial y que, como concepto contrario a oían [díke] (castigo) o óiKaioavvr\
[dikaiosyne] (justicia), carga el acento en lo que va contra el derecho y en las acciones que
se oponen al mismo. Un aspecto más amplio refleja el grupo de palabras napáfiaoiQ
[parábasis], que se refiere ante todo a la transgresión de la ley. El término nccpánzcofia
[paráptdma], napanímco [parapíptó], caer, equivocarse, faltar, indica, en cambio, por lo
general el desliz o la transgresión culpable. Al contexto más amplio del vasto fenómeno de
«pecado» pertenecen animismo los conceptos de ávoptía [anomía], ilegalidad (-»ley, art.
vófioc; [nomos]); aaéfieía [asébeia], impiedad (-» piedad, art. aífiopm [sébomai]); moa'co
[ptaío], tropezar o caer; f¡xxnua [héttema], descalabro o fracaso; üoxrjp.a [hystéréma],
falta, defecto; nhtváop.ax [planáomai], errar, equivocarse; áyvoéco [agnoéó], desconocer,
no saber (-• conocimiento, art. ayvoéco [agnoéó]); ócpeüco [opheño], deber, estar
obligado (-> necesidad); napa>cor¡ [parakoé], desobediencia (-» oír, art. ÁKODCO [akoúo])
y los términos comprendidos bajo la entrada -> culpa: ahía [aitía], causa,
acusación; éXéyico [elénchó], convencer, argüir, así como SVOXOQ [énochos], culpable, reo.

adiKÉco [adikéó] cometer una injusticia, portarse injustamente; ádÍKr¡p.a [adikema] acción
injusta, cosa injusta; áóncia [adikía] sinrazón, injusticia; OLÓIKOQ [ádikos] injusto, no bien
hecho

1 1. Adikéó y sus derivados son términos que aparecen frecuentemente en la literatura griega y que,
formados con una á- privativa, se oponen a los términos positivos de díke, dikaiosyne, díkaws (-> justicia) y
significan lo contrario A lo justo se opone lo injusto El verbo adikéó significa cometer una injusticia (Aristóteles,
Rhet. 1, 10); con objeto: tratar a alguien injustamente, hacerle daño (Demóstenes, 21, 129), en pasiva, sufrir una
injusticia (Platón, Gorg. 509c) El sustantivo adikema se refiere espec a cada hecho injusto, y también al resultado
obtenido por la acción injusta (Aristóteles, Eth. Nic, 5, 7.10; Jenofonte, Mem. II, 2, 3). Las acciones injustas pueden
denominarse asimismo adikia, pero espec. se utiliza el sustantivo para designar la injusticia (Platón, Resp. 10,609c;
Phaed 82a) Ádikos es el adjetivo que corresponde a ambos sustantivos, pero tiene un significado más general.
Puede significar, injusto, inservible, no bien hecho (Herodoto VI, 137, Jenofonte, Mem. iv, 4, 13).
2 a) La concreción del contenido de los términos depende por lo regular de la norma de derecho a la que en
cada caso se refieren. Así es ádikos todo lo que choca contra las costumbres, los usos, el decoro (díke), todo lo que
es inconveniente, lo que es fruto de la mala fe, o de la mentira. Según eso, lo «injusto» no se mide sin más por leyes
determinadas fijadas por escrito, como ocurre con ívofiog [ánomos], ilegal, ilegitimo, sino que designa aquello que
va contra el orden del -» mundo (KÓOJIOQ [kósmos]) y de la polis (-> pueblo, art. nóhc, [polis]) (cf las vóuoi
áypa<poi [nómoi ágraphoi], ¡as leyes no escritas) El ádikos se sitúa frecuentemente al lado de la ¡iía [bia], de la
fuerza bruta

b) En especial el concepto de adikía echó raíces en el pensamiento jurídico, donde es sinónimo, entre otros, de
napáfSaoiQ [parábasis] y puede designar delitos concretos como p. ej el robo, el fraude y el incesto. En el catálogo
de los vicios, adikía es un concepto muy amplio

c) También en el ámbito religioso se utiliza el concepto. Adikéó puede significar descuidar los deberes
respecto a los dioses (Jenofonte, Mem. 1,1, 1). El ádikos no responde a las exigencias de la divinidad y por eso se
hace culpable ante ella. Peca contra la Eoaéfi&ia [eusébeia], la veneración a los dioses o -» piedad, y por eso se hace
áoElSrjc, [asebes], impío.

II 1. En los LXX este grupo de palabras reproduce numerosos equivalentes hebreos, el tesoro lingüístico
hebreo es aquí incomparablemente más neo y diferenciado que el griego Enumeremos los principales equivalentes.
Así p. ej., adikéó traduce 24 palabras hebreas, con una mayor frecuencia relativa (12 veces) el qal de 'asaq, hacer
una injusticia, oprimir, violentar, significado que se refiere la mayor parte de las veces al campo de las relaciones
humanas y políticas (p. ej. Lv 19, 13, Dt 28, 29, Sal 119, 121). El adjetivo ádikos que se usa frecuentemente
sustantivado y el adverbio adíkós corresponden por lo general a seqer, fraude, engaño, mentira, y van frecuentemente
con XaXém [laléó], hablar hablar con falsía, esto es, mentir (p. ej Sal 63,12; Prov 6,17, Jer 5, 31) En una época
posterior se establece en ocasiones un paralelo entre ádikos y asebls (p. ej. Job 16, 12 LXX). Raramente aparece
adikema, que designa el quebrantamiento del derecho contra la ley (hebreo: pes'a) o la ofensa contra Dios ('awon)

(p. ej Lv 16,16; Jer 16,17). Muchísimas más veces sin comparación utilizan los LXX el sustantivo del grupo adikía
(ca. 250 veces); corresponde a 36 palabras hebreas distintas, pero traduce por lo general a 'avión, pecado, culpa,
castigo (ca. 80 veces), pero también en ocasiones a 'awláh, perversión, maldad (p ej Os 10, 13); a hamás, violencia,
injuria (p. ej. Sal 7, 17) y seqer, mentira (p ej Sal 119, 104)

Pecado (ádtKÍx)

2. El hecho de que adikia se encuentre la mayor parte de las veces en singular, muestra que lo que esta
en primer plano no es un hecho aislado sino el fenómeno total de la falta En el antiguo Israel el pecado se
considera ante todo como un ataque contra el orden sagrado del derecho de Dios (1 Sam 3, 13 s). Por eso se ve
afectada la misma comunidad, cuya existencia depende de una manera muy estrecha de la observación del derecho
divino Así pues, el pecado se entiende como un fenómeno teológico y social que destruye la comunidad Por eso
surge en el pueblo de la alianza la exigencia de desarraigar el mal de su seno (Lv 16, 21 s, 17, 49 y passim) Es
importante advertir que 'avión no es solo la acción consciente y culpable sino que también incluye sus
consecuencias, el castigo (Lv 26, 39) Según la mentalidad veterotestamentana, la falta culpable introduce un
proceso de desventura cuyos efectos se dejan sentir sobre el que ha realizado la acción y sobre su comunidad, en el
caso en que no se interrumpa esa relación de dependencia de acción-consecuencias (Gn 4, 13; Nm 32, 23). La
transgresión es considerada en primer lugar como un acontecimiento objetivamente desgraciado, aun cuando se
cometa por equivocación (Gn 20, 3 ss, 1 Sam 14, 24 ss). Estos efectos desgraciados de la mala acción sólo pueden
ser detenidos, si el que ha realizado la acción es castigado o si se mata en su lugar un animal o se ofrece un sacrificio
por el pecado «La expiación no era, por consiguiente, un castigo, sino un acontecimiento salvífico» (GvRad,
Teología del AT I, 342)

3. En los escritos postenores al AT y en el judaismo tardío, adikia se amplía, por una parte, a cada hecho
concreto y, por otra, a todos los hombres. En este contexto es significativo que los LXX traduzcan ocasionalmente
seqer, mentira, por adikia (p ej Sal 52, 5,119, 29, 69,104.163; 144, 8 11 y passim). Filón (Spec. Leg 3, 209) y Josefo
(Ant 8, 251) mencionan ádikos y asebls al mismo tiempo. Asi díkaios desempeña un papel importante en la
enseñanza acerca de las virtudes, también lo desempeña en Filón el término ádikos en la doctrina acerca de los
vicios (Abr 103, Sobr 42, cf ThWb I, 150) El pensamiento apocalíptico del judaismo tardío considera todo el
tiempo que precede a la venida del mesías como el «mundo de la injusticia» (Hen 48,7), la cual será aniquilada por
el mesías (4 Esd 4, 51 ss, Hen 91, 5 ss; SalSl 17, 29.36) Expresiones paralelas sobre lo mismo se encuentran en la
literatura rabímca (p ej Sanh 97a; MidrPs 92, 10 y passim, cf St -B. IV, 978 ss)
III 1. a) En el NT el verbo adikéó se emplea —sólo 24 veces, principalmente en
Le, Hech, 1-2 Cor y Ap— con el sentido de hacer injusticia, dañar en relación a otros
hombres (p. ej. Mt 20,13; Hech 7, 24 ss; Gal 4,12, entre otros). En el Ap se refiere a cosas
(6, 6; 9, 4, entre otros). La pasiva se halla con el significado de sufrir una injusticia y se
refiere sobre todo a relaciones interhumanas (Hech 7, 24; 2 Cor 7, 12; 1 Cor o, 7).

Adíkema es en Hech 18,14 y 24, 20 la acción criminal. En Ap 18, 5 está en paralelismo
con ápapzía [hamartía], pecado, y es referido a Dios.

El sustantivo adikía —casi sólo en los escritos de Lucas y de Pablo, junto con 2 Pe y 1
Jn, así como dos citas del AT en Heb— y el adjetivo ádikos en ocasiones se utilizan
absolutamente (Jn 7, 18; Mt 5, 45; Le 8, 11; 2 Tes 2, 12). El significado se toma en esos
pasajes del lenguaje corriente y expresa la conducta que no corresponde a la norma
moral. En las citas entronca con el uso veterotestamentario (Le 13,27; Hech 8,23; Heb 8,
12).

b) Una importancia teológica mayor adquieren estos términos por razón del contexto,
cuando se hallan contrapuestos a díkaios, recto o justo, y dikaiosyne, justicia (Rom
3, 5; Hech 24,15; 1 Pe 3,18) o a áliíMa [alétheia], -> verdad,fidelidad (Rom 1,18; 2,8; Jn
7, 18, entre otros). Con un semitismo, el genitivo del sustantivo adikía sustituye al
adjetivo (Le 13, 27; 16, 8 s; 18, 6, entre otros). El adverbio adikos aparece solamente en
1 Pe 2, 19.

c) El uso de este grupo de palabras en el NT muestra que se trata de categorías de
injusticia comúnmente conocidas y usadas, que sólo adquieren su matiz peculiar y su
calidad a través de una interpretación más ceñida. Así en cada pasaje hay que llegar al
significado a partir del contexto, de los términos complementarios o de los opuestos.

2. En la doctrina neotestamentaria del pecado, adikía es el término más importante
junto con -» ápapxía [hamartía]. Como ocurre ya en los LXX, aquí adikía es la palabra
menos cualificada y la más amplia en sus matices significativos. En la definición de 1 Jn 5,
17 ambos términos se yuxtaponen. Hamartía es el término más general. Adikía designa a
todas luces aquí las acciones injustas y la injusticia entre los hombres, que no hay que
considerar como pecados de muerte sino que hay que perdonar

Junto con hamartía, adikía designa con mayor intensidad la marca o característica
exterior visible del que se halla bajo el poder del pecado en la parábola del administrador
infiel se habla del injusto dinero (Le 16, 1 s); Sant 3, 6 habla de la injusticia cometida por
la lengua, Le 18, 1 ss del juez injusto

3 a) En Rom 1, 18 ss, al hablar de los gentiles, no emplea Pablo el termino
hamartía, sino adikía y asébeía La ira de Dios se revela sobre aquellos que le conocen,
como criaturas que son, y que le debían adorar (Rom 1, 18 21 25, 2, 8) En Rom 1, 29 la
palabra adikia es un concepto amplio al principio de un catalogo de vicios A este uso
corresponde 1 Cor 6, 1, donde los injustos se contraponen a los santos Se denominan
gentiles los que todavía no conocen la justicia por la fe y, por consiguiente, se hallan
sometidos a su adikia y a la ira de Dios Ellos no heredarán el reino de Dios (1 Cor 6, 9).

b) La medida de la injusticia es Dios en cuanto que es justo (Rom 3, 5 26, 9,14) Su
justicia descubre la injusticia humana (Rom 3, 5) El foso abierto por la oposición entre la
justicia de Dios y la injusticia del hombre es salvado por Cristo, el cual se pone en lugar
nuestro como el justo (Rom 3,24,2 Cor 5,21), cf a este propósito todo el pasaje de 1 Pe 3,
18, que parece totalmente paulino, en el cual se echa mano de este grupo de palabras
Una nueva división entre justo e injusto aparece cuando los hombres aprisionan la
verdad (Rom 1, 18, 2, 8)

Como en el AT la palabra adikia es frecuentemente la traducción de seqer, mentira,
falta de veracidad, también en Pablo y en Jn adikia se utiliza en contraposición con
aletheia (Jn 7,18) La consecuencia de la fe en Cristo no es solamente la eliminación del
pecado como poder, sino también el retorno a una vida en justicia (2 Tes 2, 9-12) En la
comunidad no tienen ya lugar los litigios, y por ello en 1 Cor 6,1-11 amonesta Pablo a los
corintios a prescindir de ellos y a preferir sufrir la injusticia que practicarla La causa de
ello esta en que los cristianos se rigen por el -» amor (1 Cor 13, 6). El pensamiento
jurídico humano que lleva a reclamaciones mutuas, a la enemistad y a la guerra, es
sustituido por el amor al prójimo y al enemigo Este pensamiento, que amplia el
mandamiento del AT sobre el amor al prójimo (Lv 19, 13 ss), se remonta a Jesús (Mt 5,
43,48) En esa línea se sitúa asimismo la disposición a sufrir la injusticia, como se expresa
en 1 Pe 2, 19

4 a) También en los escritos tardíos aparece esta visión fundamental de la vida
cristiana Asi 2 Tim 2, 19 amonesta así a la comunidad «Quien invoca el nombre del
Señor aléjese de la maldad» Heb 8,12 asume neotestamentanamente de Jer 31 el mensaje
del amor de Dios que perdona Cristo hace posible el -> perdón de la injusticia (1 Jn 1,
9), pero la posibilidad fundamental de perdón parece, sin embargo, haberse reducido más
tarde a los pecados que no son de muerte (1 Jn 5, 17)

b) En la visión apocalíptica de la segunda carta de Pedro se destaca enfáticamente el
juicio final con la aplicación definitiva de la sentencia a los adikoi (2 Pe 2, 9 13 15),
pensamiento éste que en Pablo retrocede ante el mensaje de la justificación, aunque
tampoco falta del todo

En el juicio final del Apocalipsis es juzgado el mundo impío Ap utiliza aquí
frecuentemente adikeo para actos judiciales contra hombres y cosas (Ap 7, 2 s; 9, 4 10,
entre otros, NB traduce dañar, hacer daño, Lohmeyen lastimar)

W Gunther


Pecado (áfictp'cía.) 318

á/xapTávco [hamartáno] fallar, pecar; á¿¿a/m'¡x [hamartía] fallo, pecado; A^ápzrjfix /"/¡amártéma]
falta, delito; átíapicüioc [hamartólós] el que falla, pecador

I Hamartanó (desde Homero) significa originariamente /a/Zar, errar, faltar, no conseguir una cosa, engañarse
La idea griega del fallo se determina intelectualmente Hamartanó es la consecuencia de una á/voia [agnoia],
ignorancia o desconocimiento El sustantivo correspondiente a hamartanó es hamartía (a partir de Esquilo),/aZ/o, no
consecución de un objetivo, la mayor parte de las veces espiritual El resultado de la acción es hamartema, falta,
equivocación, delito contra los amigos, el propio cuerpo, etc De ahí surge en el s Va C el sustantivo y adjetivo
amortólos, lo que o el que falla en Aristófanes se usa como barbansmo con un matiz irónico de mala reputación
énoipxnxiKOQ [hamartetikos] (la forma mejor) es en todo caso raro y tardío La raíz verbal i/iapr-[hamart-] con el
significado de fallar derivo en formas compuestas de uso corriente, p ej á^aprívooc [hamartinoos], demente, entre
otros muchos

1 En el uso lingüístico griego, junto al verbo hamartanó domina el sustantivo hamartema Aristóteles sitúa
esta palabra entre áóiKnpa [adíkema], injusticia, y xmxnp» [atychema] infortunio, como una falta contra el orden
imperante, pero sin mala intención, es decir, sin KOÍKIOÍ [kakia], maldad, perversidad (Eth Nic 5, lOp, 1135b, 18) En
el lenguaje jurídico se utiliza también después para designar una transgresión consciente Hamartía se convierte en
un concepto colectivo con un significado relativamente atenuado lo que choca con el recto sentir Puede significar,
desde una falta mental hasta un crimen todo lo que choca contra lo ópDov [orthon], lo recto, lo que no responde a
la costumbre imperante, al honor de la comunidad y a la polis

2 La concepción griega de la culpa encuentra su sentido mas profundo si se la relaciona con la ceguera fatal
del hombre, como lo expresa la tragedia clasica (p ej Sófocles, Ant 1261) La culpa no se reduce aquí a una acción,
sino que es la disposición que radica en el interior del hombre El hombre conoce que se halla bajo la amenaza y
que esta condicionado por los poderes perturbadores de la ceguera y del destino La culpa ocasiona sufrimiento
(p ej en Edipo) Culpa y destino se implican mutuamente Evitamos aquí el termino «pecado», ya que no se puede
encontrar entre los griegos la referencia a Dios, al tratar de la culpa y el destino

3 El helenismo elimina la vinculación entre culpa y destino, mientras que, en las religiones mistéricas, trata de
liberarse del destino fatal por medio de los ritos y de la gnosis Por otra parte, en la Stoa el concepto de culpa se ve
mtelectuahzado y racionalizado (p ej Epicteto, Diss I, 26, 6) La culpa debe superarse mediante una intención
mejor y una conducta adecuada y justa En ambos casos se parte de la tesis de que, en el fondo, el hombre es bueno

II El contenido total de los términos hebreos referentes a culpa y pecado lo vierten los LXX casi por entero en
las dos palabras hamartía y adikia Corresponden al grupo de hamartía espec las palabras hebreas hattñt, fallo,
pecado, asimismo 'avión, culpa, como alejamiento consciente del camino recto, pesa', insurrección, rebelión, entre
otros Adikia traduce ante todo a 'áwón y asimismo a otras 35 palabras hebreas

El sustantivo hamartema debe distinguirse de hamartía El uso del verbo corresponde al de los sustantivos
Hamartólós es por lo general la traducción de rasa', impío (cf áas/inQ [asebes] -> piedad, art aefSopai [sebomaifj

1 El AT no tiene un concepto central general para el pecado como ocurre en el NT La reflexión teológica
sobre el pecado no se halla tan elaborada como, por ejemplo, en Pablo, sin embargo, tanto a la culpa como al
pecado se los considera como una realidad del hombre y del pueblo que aparta de Dios

Dios es la medida para lo justo y lo injusto Su alianza con el pueblo, sus mandamientos y su ley, las palabras
pronunciadas por los hombres elegidos por el para que hablen en su nombre, son la norma El destino tanto del
individuo como del pueblo depende de que Dios ocupe el lugar que le corresponde La culpa y el castigo
frecuentemente no se consideran como algo separado, ya que el pecado es un alejamiento de Dios y por ello lleva
consigo la perdición y el castigo

Dios es la medida para lo justo y lo injusto Su alianza con el pueblo, sus mandamientos y su ley, las palabras
pronunciadas por los hombres elegidos por el para que hablen en su nombre, son la norma El destino tanto del
individuo como del pueblo depende de que Dios ocupe el lugar que le corresponde La culpa y el castigo
frecuentemente no se consideran como algo separado, ya que el pecado es un alejamiento de Dios y por ello lleva
consigo la perdición y el castigo

2 La concepción del pecado representa en el AT el negativo del tema de ¡a -> alianza y de ahí que comporte
una impronta jurídica La historia del pueblo frecuentemente se presenta como la historia de la caída, del castigo,
de la intervención favorable de Dios y del retorno

a) De una manera típica y ejemplar se expiesa esto bien claro en el relato de historia primitiva de Gn 3-11

Especialmente el yahvista muestra de un modo magistral la conducta del hombre en su arbitrariedad frente a Dios

El pecado va incrementándose en nuevas rupturas después de la primera caída (Gn 3) desde el fratricidio (Gn 4) y el

cántico de Lamec (Gn 4,23 s) hasta la torre de Babel (Gn 11) Esto no es tanto una reflexión sobre el pecado cuanto

un reconocimiento del mismo (GvRad, Teología del AT 1, 204 ss) La sede de esta tendencia a enfrentarse con la


(áfitxpría) Pecado

319

orden de Dios, a situarse a sí mismo en su lugar y a seguir el propio camino, es el -» corazón (Gn 6, 5, 8, 21) El
documento sacerdotal subraya más el aspecto teológico y las ordenaciones cultuales, pero llega al mismo resultado
que Gn 6,5 s: «la tierra estaba perdida y llena de corrupción» (L) (NB «en la tierra vacía la maldad del hombre, y
toda su actitud era siempre perversa»)

b) El pecado es tanto un apartamiento de la relación de fidelidad respecto a Dios como una desobediencia
frente al mandato y la -> ley En un caso es presentado como una infidelidad frente a la alianza de Dios (Os 2, Jer 3,
10) y en otro es una violación de la palabra y del mandato divino (1 Sam 15, 23 ss, Sal 78) En ambos casos el
hombre se separa de la comunión con el, se convierte en un sin-dios (Jer 2, 29, entre otros).

c) El pecado del individuo no debe separarse del pueblo En los escritos más tempranos se halla en primer
plano la historia del pueblo entre la caída y la salvación (Jue 2,6-3, 6), en los escritos tardíos se acentúa con mayor
intensidad el destino del individuo (Sal, Job).

3 a) El pecado es general Ante la santidad de Dios no puede presentarse ningún hombre (Is 1, 4 ss) El
pueblo como un todo es acusado (Os 12) Espec se destaca la generalidad del pecado en Gn 6, 5, 8,21, Is 64,6 s (ahí
se advierte un punto de partida para la idea del pecado original, pero en ninguna parte se encuentra una
concepción del mismo elaborada doctnnalmente) Consecuencia del pecado es la muerte (Gn 2, 17) Cuando esta
no entra de por medio, la cosa queda en manos de la soberana voluntad de Dios abierta al hombre, mediante ella
retarda Dios la consecuencia de la amquilaqión y no permite que el juicio de castigo tenga vigor como última
palabra, sino que pone en él el fundamento para una nueva existencia (Noé, Jer 31, Ez 37) El pecador lo mismo que
el pueblo caído pueden esperar en la misericordia de Dios hasta la llegada del siervo de Dios que, estando él libre
de pecado, cargue con los pecados de los demás (Is 53)

b) Al socaire de ese gran tema se sitúa la concepción de la posibilidad de la reparación ritual de los pecados (cf.
espec Lv 16 los machos cabríos para el sacrificio expiatorio, entre otros, cf -> ofrenda) y la concepción del
-» perdón de los pecados a base de un reconocimiento de la culpa (Sal, Gn 50, 17, 2 Sam 12, 13, entre otros)

4 En el judaismo tardío la concepción del pecado se orienta más intensamente a la ley y se explica especulativa
y casuísticamente. Los gentiles no conocen los mandamientos de Dios y por ello son todos pecadores Pero para el
judío piadoso, la transgresión de los mandamientos y de las leyes es la síntesis del pecado La idolatría, la impureza
y el derramamiento de sangre son considerados como pecados imperdonables Para los pecados cometidos sin
darse cuenta se establecen posibilidades de expiación por medio del sacrificio, los ritos de purificación, las buenas
obras, el sufrimiento y el martirio A la cuestión acerca del origen del pecado responde el judaismo mencionando a
Adán y Eva o también a los ángeles caídos (Gn 6,1 ss) Consecuencias del pecado son la enfermedad, la muerte y la
condenación eterna (St -B 1,495) El pecado es general y se localiza en la mala inclinación (Cf St -B III, 155 ss)
Pero el tono carga sobre la ley, la responsabilidad individual y el empeño de verse libre de las infracciones (St -B.
III, 38 ss) El hombre piadoso tiene presente la posibilidad de estar sin pecado Ejemplos son Abrahán, Moisés,
Elias y Henoc, este ultimo espec porque no sufrió la consecuencia de la muerte El alejamiento total del pecado se
espera del remo mesiánico

III Empalmando con el uso tan relevante de los LXX, el grupo de palabras de
hamartánó sirve en el NT para expresar de una manera particular todo lo que va contra
Dios. La concepción cristiana del pecado la desarrollaron de la manera más amplia y en
el aspecto teológico más profundo Pablo y Juan. Como muestra la estadística frente a
ellos, los restantes escritos del NT van muy por detrás en el uso de esas palabras. Todos
los demás términos afines y los sinónimos utilizados se colocan a la sombra de hamartánó
y hay que entenderlos a partir de ahí.

Hamartía se utiliza siempre en el NT para designar el pecado del hombre que en
última instancia se dirige contra Dios; ápápxrjpa [hamártéma] es más raro, designa la
acción aislada (p. ej 1 Cor 6,18), se utiliza en conexión con el perdón (Me 3,28; Rom 3,25)
y aparece en Me 3, 29 para designar el pecado eterno e imperdonable. El adjetivo
áveep-áprntoe; [anamártétos] aparece únicamente en Jn 8,7 y significa: sin pecado concreto.
Hamartólós es el adjetivo corriente, en ocasiones sinónimo de novnpóq [poneros],
malvado, perdido (cf. Mt 8, 38 con Mt 12, 39.45). Como sustantivo, tiene los matices
significativos de hamartía, desde al sentido que poseía entre los judíos hasta la concepción
plenamente cristiana.

1. a) Jesús utiliza el concepto de pecado del antiguo judaismo tal como era
conocido en el ambiente que le rodeaba. Se ve claro que en los sinópticos los sustantivos
hamartía y hamártéma aparecen casi exclusivamente en conexión con el perdón de los
pecados (-> perdón) El verbo se usa por lo general absolutamente, es decir, en el sentido
habitual ya conocido (Mt 18, 15, Le 17, 3 s, entre otros) El uso de los sustantivos, la
mayor parte de las veces en plural, muestra que preferentemente se piensa en faltas
particulares que se han cometido contra la ley o contra los hermanos Asimismo, según la
concepción tradicional judía, el pecador, humanólos, es aquel que no se atiene a la ley y a
la interpretación que de ella dan los fariseos. Por eso se le coloca junto al odiado
recaudador de impuestos (Me 2, 15 s par, entre otros) y al gentil, SBVIKÓQ [ethnikos] o
impío, asebes (Mt 26,45, Me 14,4 s, Le 6,32 ss, cf Mt 5,46 s) La expresión «gente idólatra
y pecadora» de Me 8, 38 viene a decir que el pecado aparta de Dios Por eso se necesitan
la penitencia y el perdón

b) La predicación de Jesús salta por encima del concepto judío de pecado, cuando el,
por ejemplo en el sermón de la montaña, radicaliza la ley, establece su persona y su
venida como medida nueva y con ello introduce una nueva realidad (Mt 7, 11 par, 12,
31 ss).

EstoT:iene vigencia aunque en esos pasajes rara vez se hable expresamente del pecado
La nueva realidad se muestra en la conducta de Jesús respecto a los pecadores. Jesús
viene precisamente para los pecadores y no para los justos (Me 2, 17 par), dice que los
pobres son dichosos (Mt 5, 2 ss), llama a sí a los que están cargados (Mt 11, 28) En
conexión con esa misión suya, es denominado Jesús «amigo de los pecadores» (Mt 9,10 s,
11,19) La solidaridad con los pecadores la expresan principalmente los relatos de Le (Le
7, 36 ss, 15, 1 ss, 18, 9 ss, 19, 1 ss). El relato del hijo pródigo (Le 15, 11-32) muestra que
ambos hijos —tanto el «malo» como el «bueno»— necesitan de la bondad del padre
Muy espec en las palabras sobre los fariseos de Mt 23 par se ve a las claras que con la
venida de Jesús se ha alterado por completo el criterio para saber lo que es justo o lo que
no lo es Los que, según los usos judíos o según la ley, eran considerados como justos y
piadosos son desenmascarados y señalados de una manera especial como pecadores ante
Dios

c) En la historia de la pasión, espec en el relato de la cena, se ilumina a partir de la
cruz (Mt 26, 28) la visión de toda la vida y de la predicación de Jesús En lugar de la
expiación ritual, ofrece Jesús el sacrificio de su vida Tanto el justo como el injusto son
aquí pecadores Este reconocimiento se anticipa en la confesión de Pedro de Le 5, 8 y se
compendia en la interpretación de conjunto que de la misión de Jesús dan los evangelistas
(Mt 1, 21, Le 1, 77) De ahí reciben un nuevo sentido, tanto el bautismo como el
perdón de los pecados, que Juan bautista interpreta como penitencia (Me 1, 4 par)
Ambos los fundamentan los apóstoles en la muerte y en la resurrección de Jesús (Hech 2,
38, 5, 31, 10, 43, Jn 20, 23).

2 a) Las afirmaciones más importantes de Pablo acerca del pecado las encontramos
en Rom 1-8 Es extraño que en Rom 1, 18-3, 20 apenas se utilicen los términos de
hamartía, etc Pablo habla aquí de los gentiles y de los judíos, todos los cuales fracasan
por igual en la justicia de Dios Ellos incurren en la -» ira de Dios, ópyfj BEOV [orge
theoü], debido a su incredulidad y a las acciones injustas que de ella derivan Pablo a la
asébeía, la llama impiedad y a la adikia, injusticia (Rom 1,18) Solo para la fe el pecado se
convierte en hamartía. La -> ley, nomos, hace que el hombre tome conciencia del pecado
(Rom 3,20,5,20; 7,7 ss, Gal 3,22) Con ello no queda invalidada (Rom 3,31, entre otros),
sino que, como un «rayo», está más bien al servicio de la fe en Cristo (Gal 3, 23 ss) Esto
es, la ley señala el objetivo y apunta hacia el, pero ella misma no es el camino de salvación
ni nos conduce a ella La justicia de Dios no se ha de conseguir por el camino de la ley
Ley-pecado-muerte, tal es el derrotero fatal en el que se halla embarcado el hombre sin
Cristo, sin la fe En el texto de Rom 5, 12-21 esto se muestra de una manera ejemplar en
Adán Adán por el pecado ha puesto en marcha la muerte; a partir de entonces esa línea
alcanza a todos los hombres (cf. Rom 1, 32; 6, 16, 7, 5-22, 8, 13; 1 Cor 15, 56).

El poder total del pecado se hace patente sólo en el conocimiento de Cristo. El
hombre que se opone al espíritu de Dios es aprisionado en la -> carne (o&pE, [sárx]) que,
como enemiga de Dios, produce el pecado y cuyo fin es la muerte Espíritu y carne luchan
en el hombre que está bajo la ley uno contra otro (Rom 7, 13-25; cf. Gal 5, 16-26) El
termino de hamarti'a en Pablo se encuentra casi siempre en singular El pecado es casi una
potencia personal, que actúa en y a través de los hombres (Rom 5,12.21; 6, 6 17; 7, 9 ss).
Lo mismo se puede decir de la sárx, carne (Gal 5,19 24), y de thánatos, muerte (Rom 6,9b).
Este modo enérgico de expresarse, juntamente con las afirmaciones acerca de la universalidad
del pecado a partir de Adán (Rom 5) condujo a la doctrina eclesiástica acerca del
«pecado original», expresión ésta no del todo conforme a la realidad

b) Como polo opuesto de Adán, con su venida rompió Jesucristo ese círculo, tomó
sobre sí, en lugar de todos, la maldición de la ley (Gal 3,10-14), sufrió la muerte (Rom 5,8,
6, 3 ss; 1 Cor 15, 3) y borró el pecado, cargado con él (Rom 8, 1 ss). El mismo fue hecho
pecado (2 Cor 5,21), para implantar la justicia (K(naXXayr] [katallagé], -> reconciliación
Rom 5,10 s; 2 Cor 5,18 s) Con todo, Pablo no ofrece ninguna doctrina sistemática sobre
el pecado, sino que establece la victoria de Jesucristo sobre el imperio de la ley, del
pecado y de la muerte, en cuyo lugar se levantan la injusticia y la vida. El camino de la ley,
que el mismo Pablo recorrió antaño, no lleva a la vida, sino a la muerte Pablo ve en su
persecución contra Cristo y los cristianos el pecado de su vida (1 Cor 15, 9, cf. 1 Tim 1,
15) La -» gracia de Dios (xipiQ [cháns]) es la que abre el nuevo camino (Rom 5, 15;
1 Cor 15,10 s) Es el camino de la -> fe (niaxiq [pístis] Rom 3,21 ss). Como prototipo del
creyente se yergue Abrahan, el cual fue justificado por la fe (Rom 4)

La muerte reconciliadora de Cristo por nosotros ocurrió una vez para siempre (Rom
5,1 ss) En el bautismo el creyente es introducido en la vida de Cristo. Por su con-monr y
COü-resucitar con él es arrebatado del imperio de la muerte y se hace partícipe de la nueva
vida de Cristo (Rom 6, 1-11). A ese indicativo sigue inmediatamente un imperativo, el
cristiano debe liberarse de la esclavitud del pecado para ponerse al servicio de la justicia
(Rom 6,12 ss). La libertad, de ponerse al servicio del espíritu, se opera en el amor (Gal 5,
13 ss). Toda justicia propia e incluso toda autosuficiencia queda con ello excluida (Rom
10,3; 1 Cor 1,19-31, -> gloriarse) En adelante, todo lo que no se realiza a partir de la fe, y
por tanto de la vinculación con el Cristo viviente, es pecado (Rom 14, 23).

c) Así pues, en las afirmaciones paulinas acerca del pecado nos encontramos con
dos líneas
a) El hecho de que todos los hombres están bajo el poder del pecado, del cual sólo
cabe la liberación por la acción reparadora única de Dios en Jesucristo
fí) La llamada a los cristianos a consagrarse a esa nueva justificación en la fe, a ser
siervos de Cristo en vez de serlo del pecado y luego a caminar en el espíritu, en Cristo.

De la confluencia de estas dos líneas surgen la profundidad y la importancia del
pecado como poder dominante, la grandeza de la actuación de la gracia de Dios y al
mismo tiempo la responsabilidad del hombre ante su fe y su modo de obrar

3 a) En los escritos joaneos, el concepto de hamartía entra en el marco de la
existencia de Cristo que une cielo y tierra. Jesús viene al -> mundo (kósmos, Jn 1,1-14) y
lleva sus pecados como el -> cordero de Dios (Jn 1,29,1 Jn 3,5) Pero él carece de pecado;
sin embargo, derrama su sangre por los pecados del mundo, esto es, por los hombres que
se han alejado de Dios (1 Jn 1, 7; 2,2; 4,10, Ap 1, 5) Pecado es la voluntad y el poder que
están contra Jesús. Esto se ve claro en Judas Iscariote (Jn 6, 70 s, 19,11), pero también en
la conducta de los judíos respecto a Jesús (Jn 8, 44 ss). Ellos consideran a Jesús como un
hombre pecador, pero lo son ellos mismos, ya que no le reconocen como salvador (Jn 9,
16-41). Pecado es aquí la incredulidad. Jesús pone a los hombres ante la decisión (Kpíaiq
[krísis]) en favor de él o contra él (Jn 15, 22-24). En la fe o en la incredulidad se decide el
hombre en favor de la vida o de la muerte (Jn 8, 24; 9, 41; 16, 8 s). Así, con su venida,
desenmascaró Jesús al pecado como tal (Jn 15,22 s) y, como él trajo la vida, echó fuera al
príncipe de este mundo (Jn 12, 31; 16, 11).

b) En la primera carta de Juan, el pecado se entiende como lo contrario al amor
(áyánn [agápéf: 3,1-10). Realmente la purificación del pecado se operó por Cristo (1, 7),
y para el que nace de Dios el pecado es una imposibilidad (3, 8 s), pero ningún hombre
debe considerarse libre de pecado y privado del perdón (1, 8, entre otros). Así en 1 Jn se
conserva también la tensión entre la acción salvadora de Cristo y la ética, es decir, la
acción del hombre. La piedra de toque es el amor a los hermanos (3, 10; 1,9; 2, 7 ss). Los
pecados son perdonados (2, 12), pero el cristiano puede acudir a Cristo siempre nuevamente
cuando comete un pecado (1, 9). También conoce 1 Jn el pecado que acarrea la
muerte, con el cual indica él sin duda la apostasía y el servicio a los ídolos (5, 16-21).

4. a) La carta a los Hebreos pretende mostrar cómo Jesús se hizo totalmente
hombre, cómo incluso puede ser sometido a prueba (5, 7 s) y cómo, no
obstante, permaneció sin pecado (4,15). Heb trata del pecado en el contexto del -> sacrificio.
En lugar del sacrificio que siempre se repetía por los pecados, Cristo viene como
el auténtico sumo sacerdote (7, 25-27; ->• sacerdote, art. ispeó*; [hiereús] III, 2b y
c), que se ofreció una vez por todas por nuestros pecados. El constituye el sacrificio
único que hace superflua cualquier otra praxis de sacrificios (10, 4-10.18); ésta fue
eliminada por la posibilidad del perdón mediante la fe (cap. 11). El sacrificio único de
Jesús libera una vez por siempre del pecado. El modelo de Jesús ayuda en la lucha contra
el peligro de nuevos pecados (12,1-4). Es cierto que para Heb a la apostasía de la fe sólo le
Cabe aguardar el JUICÍO eterno. Este es el pecado que excluye una penitencia ulterior (6, 4
ss; 10, 26 s; 12, 16 s).
b) La carta de Santiago pone en guardia contra la concupiscencia que engendra el
pecado y la muerte (1,15) y contra el peligro de no sacar consecuencias del conocimiento
que proporciona la fe (4, 17). Asimismo exhorta a reconocer el pecado y promete el
perdón divino (5, 15 ss).

c) La primera carta de Pedro entronca con Is 53. El seguimiento consiste en ir tras
las huellas de aquél que padeció una vez por nosotros y con ello nos libró de nuestros
pecados (1 Pe 2, 21-25; 4, 1; 3, 18).

W. Günther
napaP<xívoj [parabaínó] ir junto a, pasar de largo, descarriarse; napáfíoioic. [parábasis]
transgresión, fallo; noLpafiá-inc. [parabátes] el que va al lado; ánapápatot; [aparábatos]
invariable; ünap/iaívcú [hyperbaíno] saltar por encima, transgredir

I 1 El verbo parabaínó (atestiguado desde Homero) tiene el significado literal de ir junto a, pasar de largo

(Homero, II 11, 522) y designa, tanto en sentido local como en el figurado, un apartarse de la dirección originaria y

adecuada.

Junto al sentido intransitivo, está el transitivo de transgredir, violar, descuidar, como objeto pueden utilizarse

aquellos términos con los que el griego designa el criterio y la norma de la ordenación de su vida; así, p. ej, díke

-* justicia, nomos, ley, bpKOc, [hórkos], juramento, sQn [éthé], costumbres, etc (p ej. Platón, Knt 53e; Eurípides,

Jon. 230). Desde Esquilo, parabaínó puede ser utilizado también en forma absoluta en el sentido de pecar (Ag 59).

Por lo general se refiere a una vinculación que se abandona. También en el ámbito religioso se utiliza, apartarse del

respeto o veneración de los dioses (Herodoto VI, 12, 3).


2 a) Parábasis se construye con los mismos objetos que el verbo (Porfirio, Abst. II, 61), pero raramente se
utiliza de forma absoluta Significa, tanto en sentido local como en el figurado, la separación o alejamiento, la
transgresión o violación Como término técnico, el vocablo sirve para indicar la intervención del coro que se
introduce en una comedia, la «parábasis».

b) Para parabátes falta casi por completo el significado figurado (Pitagoras, ep 3, 7) Significa el que va al
lado, el compañero De ahí paso a ser termino técnico para indicar aquel luchador que está junto al conductor del
carro (Homero, 11 23, 132) Para designar a un transgresor de una norma se usan frecuentemente formas
participiales del verbo

c) Aparábalos es una palabra tardía y rara que designa lo que es inviolable, de ahí, invariable, indefectible,
eterno (Epicteto, Diss 2, 15, 1) Con esa palabra están relacionados el destino y también los astros

d) Hyperbaínó puede adoptar muchos significados, de acuerdo con su prefijo Literalmente significa rebosar,
desbordarse (Herodoto II, 99, 3); luego, infringir, traspasar, transgredir (Platón, Resp II, 366a 373d), pero también:
engreírse, pasar por alto a alguien (Platón, Resp VII, 528d)

II En los LXX no aparece con demasiada frecuencia este grupo de palabras, el sentido figurado ocupa el
primer plano Parábasis solamente en el Sal 101, 3 tiene un equivalente hebreo, parabátes, transgresor, malhechor,
se encuentra únicamente en la traducción de Símaco (Sal 17, 4, 139,19) El verbo, que se encuentra unas 80 veces,
corresponde a 7 verbos hebreos distintos, con la mayor frecuencia traduce a 'ábar, atravesar, cambiar, sur,
apartarse, parar (en hifil), romper, y sátáh, desviarse Sólo raras veces se utiliza parabainó en los asuntos de derecho
privado, como p ej, en el derecho matrimonial (Nm 5, 12 19 s29) Son interesantes los objetos que se unen a
parabainó la orden de Dios (Nm 14, 41, Dt 1, 43) la palabra del Señor (1 Sam 15, 24), las exigencias del derecho
(1 Esd 1,46) y, con especialfrecuencia, la -> alianza (Jos 7,11, Os 6,7, 8,1, numerosas veces en Ez 16, 59,17,15 ss y
passim) Con el sustantivo parábasis no se juntan tanto mandatos concretos individuales sino mas bien conceptos
generales -• camino, -• palabra y -> alianza Con ello su significado adquiere en los LXX un carácter
fundamental abandonar a Dios, quebrantar la alianza, faltar a la justa (obediente) relación con Dios

III El uso neotestamentario de este grupo de palabras se ajusta al veterotestamentario.
Mientras que -> áóiKÍa [adikía] y ávopíon [anomía] se conciben como términos
generales que designan lo que va contra el deredho en un sentido asocial e ilegítimo y por
su parte asébeia, impiedad (-<• piedad) y -» á.p.apxía [hamartía] se orientan hacia Dios
como persona, parábasis se relaciona con las instituciones divinas: con su -» alianza (Heb
9, 15) y con la -> ley (Sant 2, 9-11; Rom 2.23 ss; 4, 15), con el -> mandamiento y la
tradición (Mt 15, 2 s), etc.

Y como por el acontecimiento de Cristo las instituciones veterotestamentarias de
Dios, espec. la -> ley (art. vópoq [nomos]) se mueven dentro de una perspectiva
totalmente nueva, -» ápaptía [hamartía] se convierte en el verdadero concepto para
designar el pecado, mientras que parábasis está en franca retirada. Aparábalos e hyperbaínó
aparecen en el NT una vez solamente cada uno (Heb 7, 24 y 1 Tes 4, 6).

1. a) En Mt 15, 1 ss parabainó está asociado con parádosis, tradición (-> enseñanza)
y entolé, orden (-» mandamiento). Jesús se vuelve contra el formalismo y la exterioridad
farisaica en la observancia de la ley. El reproche de la parábasis se lanza contra los
fariseos y muestra que en la ¡ioíaúeia [basileía] que está surgiendo, es decir, en el -» reino,
no se trata de la ley farisaica, sino de un orden nuevo como el que se describe, p. ej., en el
sermón de la montaña. La ley del AT no queda anulada (cf. Mt 5,17 s), pero a la luz de
este nuevo orden de exigencias la parádosis, tradición, de los fariseos aparece como un
mandato de hombres.
b) El significado espacial originario de este grupo de palabras se reconoce todavía
en Hech 1, 25. El pecado de Judas consiste en que él ha abandonado el xónoq [topos], el
lugar o puesto (como expresión veterotestamentaria correspondería más óóóg [hodós], el
camino; pero la imagen posee la misma perspectiva espacial) del servicio y del apostolado,
para emprender un camino propio. El se ha apartado del -» seguimiento.

2. Los sustantivos parábasis y parabátes se encuentran casi únicamente en los
escritos paulinos o que dependen de Pablo. Una excepción la ofrece el texto de Sant 2,
9 ss, en el que está claramente subyacente el uso judío El pecado se entiende aquí como
transgresión de la ley De una manera semejante a Mt 15, tampoco en Pablo es la -> ley
ya el centro de la fe cristiana Ella ha cesado en su función de camino de salvación y es
sustituida por la fe, que se hace posible por la venida, por la muerte y resurrección de
Jesucristo Así aparece preferentemente el concepto en Pablo y en esto se separa de la
teología judía de la ley

a) A losjudíos se les demuestra que son tan pecadores como los griegos, debido a su
transgresión de la ley de Dios (Rom 2, 17-29) Para ellos los presupuestos por los que
pueden conseguir la justicia de Dios y por los que no son capaces de lograr nada por sí
mismos, son los mismos que para los gentiles Más aún, la exigencia de Dios es vinculante
para amnos, tanto judíos como gentiles (Rom 2, 14 s) También para los cristianos Dios
sigue siendo el juez que exige que se obre bien (2 Cor 5, 10; Rom 1, 18-3, 20)

b) No es que la fe en Cristo sustituya a la ley, sino que ella ofrece un camino hacia la
justicia, también para aquellos que no conocen la ley y que por ello tampoco la violan
Según eso, también ellos pueden convertirse en hijos de Abrahán (Rom 4, 13-16) y tener
parte en la promesa Por eso parábasis no puede ser ya el termino principal para designar
el pecado, como lo era para los judíos. El pecado se mide por Dios mismo, no ya por la
ley Sólo en Rom 5, 14 se designa la universalidad del pecado como transgresión
(parábasis es aquí sinónimo de -> napánzcopa [paráptoma]) Ahí se trata de Adán como
tipo para el pecado como transgresión del mandato de Dios

c) Por Cristo ha sido invalidado el camino de la ley como camino de salvación En
su lugar se sitúa la -> fe De ella procede la justicia (Gal 3, 22 ss, entre otros) Asi surge la
cuestión acerca del papel que desempeña todavía la ley A esto contesta Pablo en Gal 3,
19 diciendo que el sentido histonco-salvador de la ley, la cual incita al hombre a
transgredir y asi le induce al pecado, consiste en que hace aparecer la culpabilidad y así
puede llevar a Cristo

3 a) Corresponde a las afirmaciones de Rom 5,14 lo que se dice en 1 Tim 2,14 de
Eva como transgresora de la orden divina Y aunque el contexto de este pasaje se orienta
en una línea puramente etica, esta observación se refiere al dato primitivo del pecado
humano, tal como es descrito en Gn 3 como una repulsa de Dios y de su mandato

b) En Heb 2, 2 y 9, 15 se habla de parabasis en conexión con el AT Al señalar el
castigo de la parábasis y de la napaKon [parakoe], de la desobediencia, en el AT, en 2, 2 se
nos advierte y se nos pone en guardia ante un desprecio de la salvación que se nos ofrece
en Cristo En 9,15 se pone de relieve el significado de la muerte de Jesús como salvación
de las transgresiones de la antigua alianza

4 Aparábalos en NT se encuentra solamente en Heb 7, 24 El significado literal
aparece aquí claramente Al sacerdocio veterotestamentano que, según el v 11, estaba
asociado a la ley y, por tanto, era caduco y perecedero, le sustituye el sacerdocio de Jesús,
como un sacerdocio eterno que no esta sometido a ninguna parabasis (-> sacerdote)

W Gunther

napomínTco [parapíptd] caer al lado, extraviarse, pecar, napámcopa [paráptoma] traspié,
mal paso, pecado


I Parapitó (desde Herodoto unido a Kara tox'jv [kata tychen], por casualidad) significa caer junto a, caer al
lado luego, tropezar casualmente con algo, ir a parar a algún lado, ademas (en Polibio) caer al pasar, extraviarse,
fallar en el camino, en el deber, en la verdad usado absolutamente, cometer una falta, un error, que se refiere a un
equivocarse casual, sin culpa


El sustantivo paraptdma (desde Pohbio) significa, según eso, fallo, error, traspié (inadvertidamente) Pero la
concepción figurada originaria esta en que alguien se desvia del camino

II En los LXX se encuentran, tanto el verbo como el sustantivo, preferentemente en Ez (5 pasajes de 6 y 8 de
16 respectivamente, los restantes se encuentran en Job, Sal, Esd, Dn, Zac, esto por lo que se refiere a los libros del
canon alejandrino), donde —bajo el cambio del tipo de la acción— con el verbo se traduce por lo general el hebreo
má'al cometer (conscientemente) infidelidad (unido al sustantivo paraptdma Ez 14,13,15,8,18,24,20,27, -> caída,
art acpiaznni [aphistemí]) también el sustantivo traduce palabras con las que se expresa una ofensa consciente y
voluntaria contra Dios (pesa", rebelión Job 36,9, Ez 14,11,18,22, ma'al, infidelidad, cf supra 'Swel, acción injusta
Ez 3, 20,18, 26), solamente en casos aislados se emplea para pecados de debilidad no intencionados (Sal 19, 13) y
para el descuido en los asuntos de administración de gobierno (Dn 6, 5) Como termino intercambiable con
pecado, paraptdma designa siempre una falta particular

III 1. El verbo aparece en el NT únicamente en Heb 6, 6 y puede muy bien
entenderse a partir del hebreo ma'al. Los lectores debieron entenderlo en el sentido de
apostatar, renegar, ser infiel como el aphístémi (-» caída) de 3,12 y la expresión de 10, 26,
por consiguiente, no tanto en el sentido de una falta aislada sino más bien como
expresión de una actitud de conjunto, más concretamente como el abandono de la
verdad cristiana, por más que esto se muestra naturalmente también en la praxis en cada
caso particular. Se piensa en un auto-abandono del hombre por el abandono de la gracia
que se le otorgó (-* caída, art mmoi [pípto])

1. El sustantivo se halla en el NT sólo en Mt 6,14 s par, así como en Pablo y en las
deuteropauhnas Como ocurre en el AT, también aquí se trata de una palabra que
sustituye a pecado, pero indica con mayor fuerza una acción voluntaria (sólo en Rom 5,
20 como algo de conjunto) con sus fatales consecuencias, se entiende, pues, figuradamente
como una acción, por la que el hombre cae y pierde el estado que Dios le ha otorgado.
Así, las acciones injustas interhumanas afectan inmediatamente a la relación del hombre
con Dios y ofrecen en el juicio final la medida para la sentencia (Mt 6,14 s par) Por eso
hay que corregir y ayudar al hombre cuando falta (Gal 6,1). La primera acción pecadora
en los orígenes (Rom 5, 15 ss; cf. Sab 10, 1) acarreó un cúmulo de -> culpa y de miseria
(Rom 5, 18 20), más aún, llevó consigo la -> muerte (5, 15 17 s), de tal manera que el
hombre ya antes de la muerte corporal se halla bajo el poder de la muerte (Ef 2,1.5, Col 2,
13) Así, Cristo se entregó a la muerte (Rom 4, 25) para que nosotros obtuviéramos el
-* perdón de nuestros malos pasos (2 Cor 5,19; Ef 1, 7, Col 2,13) Según Rom 11,11 s, la
«caída» de Israel consiste en su repulsa del evangelio
W Ea.ud.er

PARA LA PRAXIS PASTORAL

1 El concepto de pecado apenas puede ser utilizado hoy sin dar inmediatamente
una explicación Su comprensión originaria, determinada religiosamente, parte siempre
de la relación responsable (comunitaria o individual) del hombre con Dios El pecado es
la ruptura de la relación con Dios Asi, todos los pecados particulares pueden entenderse
como un síntoma del único pecado, que consiste en una vida sin Dios, en la incredulidad,
en la falta de esperanza, y en la negación del amor De ahí que, tanto el sentimiento de la
falta de sentido de la vida, de la fatalidad de la historia, de la duda de sí mismo, como la
culpa concreta y la transgresión de la ley hayan de ser referidas a la única raíz del
alejamiento de Dios Las narraciones bíblicas sobre la caída (Gn 3), el diluvio (Gn 6-9) y
la torre de Babel (Gn 11) son las afirmaciones fundamentales sobre el pecado Ellas dejan
entrever al mismo tiempo la superación del pecado por la misericordia y el perdón Esto
resulta mucho más claro todavía en las afirmaciones positivas del NT, según las cuales el
«vivir en Cristo», o en su espíritu o en su reino quiere decir vivir, como Jesús, en el
nombre de Dios unos para otros y para el mundo (-> seguimiento)

Dondequiera que el hombre se coloca como norma por más que sepa que comete
faltas, que está sometido a fallos y a impulsos fatales, que tropieza con la muerte, el lo
explica todo naturalística, psicológica o sociológicamente. La conducta agresiva natural
es considerada como una función necesaria de la existencia, para que, en la lucha de
todos contra todos y en el engranaje de la sociedad, se pueda subsistir y sobrevivir Que
sobreviene una especie de mal concentrado y criminal (como p ej un genocidio, un
«crimen de lesa humanidad»), eso se entiende y se explica a menudo como una enfermedad,
como una necesidad o una fatalidad histórica. De ahí surge un sentimiento de
impotencia, que hace que uno se experimente como supeditado al engranaje del mundo >
de la historia (cf p. ej las obras de Sartre, Camus, Kafka, Becket, entre otros) El ámbito
personal se ve determinado por la enfermedad, el sufrimiento, la frustración, la angustia,
el fracaso y la muerte En el campo sociopolítico corresponde a eso la incapacidad para
dominar los conflictos sociales y para realizar la libertad y la paz, la imposición rigurosa
del poder, la mayor parte de las veces motivada por ideologías, y el miedo ante la
autoamquilación de la humanidad En todas las ideologías y religiones se buscan
caminos para vivir con el mal y superarlo con una actitud y unos esfuerzos adecuados

2. Un conocimiento acerca de la culpa y el «pecado» subsiste todavía en una edad
postcnstiana El hombre o la sociedad en su conjunto se ha hecho responsable de si
misma, en orden a la convivencia y la solución de los problemas mundiales Los derechos
fundamentales, las leyes y los tabúes morales, por una parte, y la conducta que en cada
caso se exige en un grupo o en un sistema, por otra, reivindican una validez universal Y
en este punto se puede echar mano, como guía orientadora, de los mandatos de la Biblia,
entendiéndolos como una ley, pero sin referirlos a Dios legislador. Sobre esa base subsiste
todavía el decoro, la moral pública y también la legislación penal Es culpable aquél que
quebrante públicamente la norma dada en cada caso El concepto de pecado, allí donde
todavía está en uso, ha experimentado un nuevo remodelamiento designa una conducta
que choca contra las reglas y las exigencias del grupo social Como antaño la proscripción
o el destierro excomulgaban al «pecador», puede él también, en una sociedad
secularizada, ser desposeído de todas las funciones y posibilidades, sentirse como
liquidado en vida La autocrítica en los estados totalitarios, como una especie de
confesión pública, es un ejemplo de esta comprensión del pecado.
3. Tanto en la sociedad como en la comunidad cristiana pervive todavía una fatal
tergiversación moral del pecado, como la que se desenmascara en el NT en la figura del
fariseo La vida exteriormente intachable del ciudadano que se justifica a sí mismo, que
no tiene que acusarse, camufla la impiedad que se expresa en el enjuiciamiento soberbio
de los demás Los deslices sexuales y criminales son los que se anatematizan sin más
como pecados, mientras que la propia falta de amor sobrepasa todos los límites Jesús se
sienta a la mesa con los pecadores Y muestra cómo el fariseo lo mismo que el pubhcano,
el hijo que se quedo en casa lo mismo que el pródigo, necesitan de perdón y tienen que
comenzar de nuevo
Otra tergiversación en esta misma línea consiste en aquella concepción religiosa que
deja de lado la necesaria conversión y la sustituye por una pía elevación del corazón a
Dios. Este tipo de autosuficiencia y de autosalvación no sólo se encuentra en las
religiones orientales sino también entre los cristianos (todo tipo de mística)
También la doctrina del pecado original, que desde muy pronto se fue formando en la
iglesia, ocasionó falsas interpretaciones. En la Biblia se habla ciertamente de la universalidad
del pecado, se habla del hombre que «desde su juventud» se siente inclinado a
afirmarse frente a Dios y a elegirse sus propios ídolos. El círculo vicioso del mal conduce
irresistiblemente a todos los hombres a la guerra, a la autodestrucción y a la muerte. Por
eso en medio de la maraña de culpa de este mundo, tanto la humanidad como el
individuo dependen totalmente de la gracia de Dios. También a esto se refiere Pablo,
cuando habla del pecado que entró en el mundo por Adán (Rom 5, 12 ss). Pero entender
esto biológicamente, como si el pecado se propagara por el trato sexual y el nacimiento
(Agustín), no es bíblico.

4. Junto al pecado del individuo existe también en la Biblia el pecado de grupos,
familias, pueblos. Son ejemplos de eso la fracción de Coré, Babilonia, Sodoma, y también
el pueblo de Israel en su alejamiento de Dios. Así puede y debe reconocerse hoy la
responsabilidad de los grupos. La historia del pueblo alemán, de la raza blanca, de
determinadas clases dirigentes lo muestra con toda claridad. Tampoco la iglesia cristiana
y cada comunidad en particular escapan a la ley del pecado.
Sin embargo el pecado, como la fe, es en última instancia algo de lo que somos
responsables personalmente. Todos los subterfugios para tratar de encontrar el pecado
primero en los demás, en las circunstancias, en la sociedad, no eliminan esa responsabilidad.
Precisamente en la sociedad de masas es especialmente grave el peligro de hacernos
culpables seduciendo a los demás o cooperando con ellos. Y por eso es tanto más
necesario para los cristianos examinar, partiendo de su fe, las tendencias sociológicas o
las que surgen de grupos y, dado el caso, oponerse a ellas (Está todavía para resolver la
cuestión de hasta qué punto puede el cristiano oponerse al poder público y de si existe o
no un derecho a la revolución).

5. Cuando en la Biblia se habla repetidamente de que Dios ve en el corazón, con
esto se expresa claramente que el comienzo de la comprensión de los pecados del hombre
se realiza en él mismo. Así en Pablo la piedad propia, que no conoce la fe en Jesús,
constituye precisamente el punto de arranque para una existencia pecadora.
Tanto la pretensión de ser algo que no soy como el negarme a ser aquello para lo que
Dios me ha creado, quedan aquí comprendidas. El hombre piadoso reclama fácilmente a
Dios en su favor, en lugar de dejarse liberar en favor de los demás. La falta de fe consiste
en no echar mano de la libertad que se nos ha dado, en dejarnos arrastrar por la
holgazanería y en no querer darnos cuenta de lo que debe hacerse, cuando lo reclaman la
falta de humanidad o la necesidad.

La ingratitud y la mentira del hombre se hace patente en que vive como si la
resurrección no fuera una realidad. Así se manifiestan el pecado y la incredulidad de muy
variadas formas y sólo se superan aceptando el mandamiento de convertirnos en
hombres nuevos. A la luz de este mandato puede conocer y saber el hombre lo que es el
pecado. La composición de los pecados no puede, por consiguiente, presuponerse a partir
del propio conocimiento humano, sin un consciente cara a cara con Dios.

6. El servicio (diakonía) del cristiano no puede consistir en forzar a los hombres a
las normas de la propia moral y a los objetivos egoístas de grupo, sino solamente en
señalarles la libertad que, tanto para el individuo como para la sociedad, hace posible
una vida en la fe, en el amor y en la esperanza para alabanza de Dios.
W. Günther

Pensar, reflexionar (¿laloyi'Cojuaí)

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