Nombre

ovoficc [ónoma] nombre; dvo^áCco [onomázd] nombrar, denominar; énovoná£a) [eponomázo]
llamar por su nombre, apellidar; t¡/£ü5ávüfi0Q [pseudónymos] que lleva un nombre
falso

I Ónoma, del indogermánico [ejnomn- (cf. el latín nombre) es el nombre. Son derivados del sustantivo los
verbos onomázd, nombrar, denominar, narrar, designar, aplicar, prometer, y eponomázó, llamar por su nombre,
denominar, apellidar, aplicar un apodo. Pseudónymos (compuesto de I¡/EVS [pseud], mentira) se dice del que lleva un
nombre falso, de aquel a quien se denomina falsamente, sin correspondencia con la realidad.

1. En las creencias y en el pensamiento, como quien dice, de todos los pueblos el nombre pertenece
indisolublemente a la persona (del hombre, de un dios o de un demonio). El que sabe el nombre de un ser puede
ejercer poder sobre él. En la magia la energía potencial que está latente en el nombre puede transformarse en fuerza
operativa, cuando se lo pronuncia o cuando hay un conjuro.
2. En el pensamiento griego, en los siglos VI/V a. C, surgió la cuestión acerca de la relación en que se
encuentra el nombre con la cosa o el ser nombrado En el Cratylus se ocupó Platón del problema de la filosofía del
lenguaje: ¿en qué relación se encuentran la palabra y la cosa, el término y el pensamiento? Para él, las palabras son
signos sonoros que reciben su sentido de la costumbre, el convenio y el pensamiento y por ello son imprescindibles
para el verdadero conocimiento Los estoicos explicaban que el lenguaje surgió por necesidad natural (<pvosi
[physeí]) del ->• alma del hombre, que la palabra representa la cosa según su naturaleza la palabra hablada, el
concepto y la cosa serian para ellos sustancialmente lo mismo Mas tarde esa opinión se extendió mucho

Para la relación entre el lenguaje y la cosa, fueron importantes las consideraciones acerca de los nombres de los
dioses a partir de su etimología trataba ya Hesiodo de obtener aclaración acerca de la esencia de los dioses Los
nombres de los dioses fueron considerados como «imágenes de culto parlantes» (Democnto, Frg 142 [Diels5 1,
170, 9]), y por ello se les atribuía la dimensión de lo inaccesible y de lo temible (Platón, Phlb 12c, Crat 403a) O
también se defiende la opinión de que cuanto mas alto se halla un dios, tanto mas nombres tiene (Menandro,
Anstides) Por otra parte la Stoa refino la multitud de nombres a un solo Dios (Zeus) y asi trato de superar el
politeísmo la pluralidad es expresión de la plenitud del ser Pero la pluralidad del Dios universal puede cambiarse
en el anonimato o ausencia de nombre, puesto que ningún nombre es adecuado para la plenitud de la divinidad
Esta linea de pensamiento continuo hasta épocas recientes (cf el Fausto de Goethe «¿Quien puede nombrarle •>»)
Los papiros mágicos de la antigüedad tardía muestran, en muchas expresiones, formas y formulas, la creencia en el
poder y en la eficacia del nombre de los dioses y de los demonios

II Antiguo Testamento
El hebreo sem, nombre, aparece en el AT unas 770 veces en los LXX onoma se encuentra en mas de 1000
pasajes

1 También en Israel se es consciente de la importancia del nombre (propio) personal el ejemplo mas conocido
es Nabal, que, como dice su nombre, es un loco (1 Sam 25,25) A este contexto pertenecen asimismo las numerosas
etimologías (populares) de nombres propios, que se dan al nombrar a personas o lugares Eva (Gn 3, 20), Caín (Gn
4, 1), Babel (Gn 11, 9), el nombre de Isaac recuerda la risa de sus padres (Gn 17,17,18,12), Jacob es el que agarra
del talón (Gn 25, 26), etc Mientras los doce hijos de Jacob van recibiendo sus nombres, sus madres testifican que
Yahve les ha ayudado y el modo como lo ha hecho (Gn 29, 31 ss) Asimismo la imposición del nombre es un
ejercicio de mando y de poder De Adán sobre los animales (Gn 2,19 s), sobre una ciudad (2 Sam 12, 28), sobre un
país (Sal 49, 12) Las mujeres desean recibir el nombre de un hombre para ser propiedad suya y disfrutar de su
protección (Is 4,1) Mientras que Yahve nombra las estrellas por sus nombres, es su creador y su Señor (Sal 147,4),
asimismo el llama a Israel con su nombre y de esa manera lo hace su propiedad (Is 43, 1, 63, 19) El que, como
Absalon, no tiene ningún hijo, que pueda conservar el recuerdo de su nombre, erige un monumento de piedra para
recuerdo de su nombre (2 Sam 18, 18)

La importancia del nombre la atestiguan asimismo los cambios de nombre en las personas (Gn 41 45 2 Re 23
34) Tal cambio de denominación puede realizarlo el mismo Yahve, cuando da a sus elegidos un nuevo significado
en su situación o para el futuro Abran se convierte en Abrahan, como padre de muchos pueblos (Gn 17, 5) Jacob se
convierte en Israel puesto que ha luchado con Dios (Gn 32, 29) El nombre de Abrahan y también los de Efrain y
de Manases (Gn 48, 20) tienen importancia para los que los llevan La Jerusalen del final de los tiempos recibe un
nombre nuevo (Is 62,2) El profeta puede atribuir a sus hijos nombres simbólicos (Is 7, 3,8,3) Los nombres de los
obradores garantizan la gracia de Dios (Is 7, 14, Zac 6, 12)

2 El mas importante es el nombre de Yahve, que el mismo Yahve manifiesta en su revelación (Gn 17 1, Ex 3,
14,6, 2) Una de las características fundamentales e irrenunciables de la revelación bíblica consiste en que Dios no
es anónimo, sino que posee un nombre propio, con el cual se le puede y se le debe invocar Cuando se invoca a
Yahve, el acude y hace verdadera su promesa «En los lugares donde pronuncie mi nombre bajare a ti y te
bendeciré» (Ex 20, 24, cf Nm 6, 24 ss, -» recuerdo) Sacerdotes levitas y también el rey bendicen con el nombre de
Yahve (Nm 6,27, Dt 10,8,2 Sam 6,18) El nombre de Yahve comprende la soberanía y la actuación de Yahve hasta
el punto de que se le puede utilizar como concepto intercambiable por Yahve mismo (Lv 18, 21, Am 2, 7, Mi 5, 3,
Sal 7, 18 y passim) El es el aspecto de Yahve que se dirige a los hombres y en el se revela el mismo Yahve su
actuación histórica en el pasado (Ex 3, 6 13 15), en el presente (Ex 20, 7) y en el futuro (Ez 25,17, 34, 30 y passim)
esta asociada inseparablemente a su nombre El mal uso de este nombre en la magia o en el juramento falso —|en
el juramento se pronuncia el nombre de Yahve'— esta prohibido (Ex 20, 7), porque el nombre de Yahve es un
regalo de la revelación, del cual no puede disponer el hombre a su talante (Gn 17, 1, Ex 3,14, 6, 2) El nombre de
Yahve ha sido confiado a Israel y los gentiles no lo conocen (Sal 79, 6) Israel tiene la misión de santificarlo esto
ocurre en el culto (sacrificio, oración, bendición, maldición), y también en la guerra santa (Sal 20,8), y realmente de
tal manera que es el único que sirve a Yahve y obedece sus mandamientos (GvRad), por eso la participación en el
culto de otra divinidad es una profanación del nombre de Yahve (Lv 18,21) El hecho de que el nombre de Yahve es
invocado sobre Jerusalen (Jer 25, 29), sobre el templo (Jer 7,10) y sobre el arca (2 Sam 6, 2) y que, por tanto, estas
tres realidades se hallan consagradas y subordinadas a el, origina su santidad (-• santo)

3 El Deuteronomio responde a la pregunta de como puede Israel tratar con Yahve de esta manera el mismo
Yahve habita en el cielo, pero elige sobre la tierra un lugar para hacer que su nombre habite allí (Dt 12,11,14,23,2
Sam 7, 13, 1 Re 3, 2, 5, 17 y passim) Pero mientras su nombre habita en el -• templo, queda garantizada la
presencia misma de Yahvé, y ciertamente de tal manera que junto al desprecio del templo se prohibe asimismo la
sobrevaloración del mismo (compárese 1 Re 8,12 [Yahvé habita en la oscuridad] con i Re 8,14 ss [el nombre de
Yahvé habita en el templo]) el nombre es, como el mismo Yahve, soberano

4. Es a partir de ahí cuando el nombre de Yahvé puede convertirse en un ser o potencia independiente —por
supuesto, unido estrechamente a Yahvé—, a través de cuyo gobierno el hombre piadoso experimenta protección y
ayuda (Prov 18,10; Mal 1,11; Sal 54,8 y passim) El nombre de Yahvé se convierte casi en una hipóstasis de Yahvé
(Sal 54, 3; 89, 25,118,10-12 y passim). El ocupa el lugar que en otras religiones corresponde a la imagen a la que se
da culto (cf. GvRad, Teología del AT I, 46 ss).

5. En época tardía el nombre de Yahvé es utilizado frecuentemente en el sentido de «honor» o «gloria» de
Yahvé (Is 26, 8; 55, 13; Sal 48, 11). En la misma dirección van expresiones como «por el nombre de Yahvé» o
«Yahvé es su nombre» (Ex 15, 3; Is 51,15, Jer 10,16, Am4,13, Sal 23,3) Estas fórmulas apuntan a la soberanía y al
honor que Yahvé reclama en el mundo y entre los pueblos, entre los cuales Israel le da a conocer (Is 12,4; Sal 105,
1-3). «En los últimos tiempos (Yahvé) se manifestará al mundo, de tal modo que desaparecerán por completo los
cultos idólatras y sólo ante su nombre se doblará toda rodilla (Zac 14, 9, Is 45, 23)» (GvRad, I, 240).
6 a) Frecuentemente aparece en el AT la expresión «en el nombren (hebr b'sém) Asociada a nombres de
lugares o de personas, puede ella significar: con el nombre, a continuación (Jos 21,9), [tenía] por nombre (Jue 18, 29),
en nombre de (1 Re 21, 8; Est 3, 12); por encargo de (1 Sam 25, 9)

b) Esa expresión aparece ante todo en conexión con el nombre de Yahvé, significa primeramente invocar a
Yahvé con su nombre, esto es, vencer cúlticamente a Yahvé (Gn 4,26; 12,8 y passim) La fórmula se utiliza también
en el -»juramento, en la -» bendición y en la -> maldición, puesto que por esa expresión se alude al poder del
mismo Yahvé (Dt 6,13; 10, 8; 2 Sam 6,18,2 Re 2,24). Significa asimismo «por encargo» de Yahvé (Ex 5,22 s; Dt 18,
18 s). Los falsos profetas, por tanto, se refieren sin razón y sin derecho a Yahvé, porque no han recibido de él ni la
misión m la palabra (Dt 18, 20, Jer 14, 14 s, 23, 25; 29, 9).

El judaismo

1. Filón —en dependencia del texto de Ex 3,14 (LXX) e influido por lafilosofía estoica— afirma que Dios es el
que es y que a él únicamente corresponde el ser. Pero éste sería inexpresable, y según eso, a los hombres no les ha
llegado ningún nombre propio de Dios (Dios dice a Moisés. «Para mí, al que corresponde únicamente el ser, no
hay ningún nombre que se refiera a mi sen> Vit. Mos. 1,75). A los hombres, sólo les llega el nombre de icvpioc. ó Qeóq
[kyriOS no theós], el Señor Dios (Mut Nom lis) Los hombres pueden invocar a Dios con nombres relativos «Dios
de Abrahán, de Isaac y de Jacob» (Abr. 51). Así pues, para Filón, Dios no posee ningún nombre propio, totalmente
en contra del AT Con las palabras theós, Dios, y kyrios, Señor, en el AT se designan, según Filón, únicamente
poderes que hay en Dios: «Señor» como poder del mando y «Dios» como poder de la gracia. Es asimismo estoica
la opinión de Filón de que el poder o la fuerza del ser tiene muchos nombres (Som II, 254) Sin embargo, también
los nombres exclusivamente relativos de Dios, que no designan su propio ser, han de considerarse como santos, y
hay que cuidarse de utilizarlos mal, de blasfemar de ellos, y del simple uso de su nombre terrible (Spec Leg IV, 40;
II, 8; Decaí. 93 s)

2. Josefa, que era sacerdote, tuvo que conocer el nombre de Yahvé, pero no lo utiliza nunca. Tampoco utiliza
el término kynos, Señor, con el cual el judaismo helenístico sustituía el nombre de Yahvé. Hasta tal punto había
penetrado en él el temor a pronunciar el nombre de Dios. Sin embargo, en vez de ese nombre, echa mano del
término ónoma y también sobre todo de npoanyopia [proségoria], invocación, denominación, titulo, incluso allí
donde se trata del nombre de Yahvé: sobre la banda frontal del sumo sacerdote se halla grabada la proségoria de
Dios (Ant. 3, 178). En otro pasaje, pero en un contexto semejante, habla asimismo del ónoma de Dios, al cual
Alejandro Magno había tributado su veneración (Ant 11, 331). Este cambio entre ambas palabras se puede
advertir asimismo en su reproducción de Ex 3, donde él añade que no está permitido decir nada sobre eso (Ant 2,
275 s). Según Josefo, en el templo tampoco habita el nombre de Dios, sino una parte del espíritu de Dios (Ant. 8,
114). El templo de Israel es énwvvfiov [eponymon] de Dios, esto es, lleva el nombre de Dios, como las monedas, que
así muestran que pertenecen a el, y como los templos paganos, que llevan el nombre de sus dioses (Ant 16, 45, 4,
207). No debe mencionarse sin ton ni son el nombre de Yahvé, y cuando esto ocurriera, se tendría que invocar el
«terrible nombre de Dios» (Bell. 5, 438).

3. Por lo que se refiere al uso del nombre de Dios, los escritos de Qumrán siguen totalmente en la línea del AT.
Según Josefo (Bell. 2, 142) los esemos deben jurar, entre otras cosas, que guardarán en secreto los nombres de los
ángeles.

4. Apócrifos. La noticia de Gn 6 sobre la caída de los ángeles daba pábulo a la fantasía: de ahí resultó que en
Hen[et] 6,7 se citasen los nombres de los «jefes de diez» (es decir, de los ángeles). El libro 3 Hen es preferentemente
un tratado de angelología, en el cual se dan a conocer numerosos nombres de ángeles En 4 Esd 7, 132-139 se
mencionan siete nombres de Dios (misericordioso, bondadoso, magnánimo noble, rico en gracias, generoso,
perdonador) Es digna de mención la idea de que el nombre de Dios, con el que juran los hombres, es el mismo
juramento y que con el fue llamada la creación a la existencia (Hen[et] 69,13 21) El nombre del hijo del hombre
(¿y con ello su persona') es preexistente (Hen[et] 46, 7 s)

5 a) En el rabimsmo el nombre es muy importante en la doctrina de la tradición se puede transmitir una
enseñanza o tradición únicamente bajo la responsabilidad (b'sem en el nombre) de la autoridad, de la cual se ha
recibido (Aboth 6,6) Con relación al NT es importante la expresión l'sem en el nombre Ella tiene en primer lugar
un sentido final en atención a que algo ha de ocurrir Se ofrece l'sem hassem = para el nombre del nombre, para
Yahve, es decir, se presenta a Yahve un sacrificio El esclavo que ha sido dejado en libertad toma un baño ritual de
inmersión «en el nombre del hombre libre», para convertirse en un hombre libre El prosélito es circuncidado «en
el nombre del prosélito» para que se convierta en judio p ej lesem samayim por el nombre del cielo esto es por
Dios (cf Mt 10, 41, Me 9 42)

b) El nombre de Dios, Yahve en lo posible, se evita (cf Josefo) para no ir contra el mandamiento de Ex 20, 7
(-• Señor, art Kvpioz [kyrios]) Según un antiguo relato, los sacerdotes alrededor del año 200 a C, después de la
muerte de Simón el Justo cesaron de pronunciar el nombre de Yahve en la bendición (TSota 13,8) Con todo, en el
culto del templo se siguió utilizando todavía el nombre de Yahve en la bendición del sumo sacerdote en el día de la
expiacioa En las sinagogas y locales de lectura, al citar la Escritura, se sustituía el nombre de Yahve por sem,
nombre Asi se elimino el uso del tetragrammaton divino (yhwh) e incluso se olvido su pronunciación La
consecuencia fue que el nombre de Dios se convirtió en un nombre secreto que se llego a utilizar mal y del que se
llego a abusar —ante todo en la piedad popular mas baja— como instrumento de magia Por otra parte, junto al
nombre de Dios que constaba de cuatro letras (consonantes), se conocieron otros que constaban de 12 42, e
incluso 72 letras

III En el NT aparece onoma 228 veces, y con una frecuencia relativamente grande en
Lucas (evangelio 34 veces, Hech 60 veces) y en Ap (37 veces) El verbo eponomazó, no
infrecuente en el AT griego, en el NT solo se encuentra en Rom 2,17, y pseudonymos solo
en 1 Tim 6, 20 Onoma puede significar asimismo reputación o fama (Me 6, 14, Ap 3, 1),
persona (Hech 1, 15, Ap 3, 4, 11, 13)

1 Nombres de personas y de otros seres

Cuando se coloca el nombre de los doce apostóles en las piedras fundamentales de la
nueva Jerusalen (Ap 21, 14) y los nombres de las doce tribus de Israel sobre sus puertas
(Ap 21, 12), se muestra con ello la definitiva unidad del antiguo y nuevo pueblo de Dios
Jesús se muestra como el buen pastor por el hecho de llamar a todas sus ovejas por su
nombre, porque las conoce personalmente (Jn 10, 3) Cuando el da a sus discípulos
nombres nuevos, los coloca de un modo especial a su servicio (Me 3,16 s) Y al ser escritos
sus nombres en el cielo (Le 10, 20), pertenecen a Dios y a su remo (Ap 3, 5) El nombre
nuevo, que recibe el vencedor, es la expresión de la comunión con el mismo Cristo que no
puede perderse (Ap 2, 17)

También los malos espíritus poseen nombres que reflejan algo de su ser y de su poder
(Me 5, 9) Asi la «bestia» lleva en Ap («anticnsto») nombre de blasfemia, esto es, se le
adjudican nombres y títulos honoríficos que solo corresponden a Dios o a Cristo (Ap 13,
1) Su nombre se contiene en un numero (Ap 13,17 s), y también sus partidarios lo llevan
(Ap 13,17,15, 2) Los nombres de la «gran prostituta» se hallan en oposición al nombre
de la mujer de Ap 12 (Ap 17, 1 3 5)

2 El nombre de Dios

El nombre de Dios pertenece a su -> revelación Dios como persona se vuelve a la
persona del hombre Dios se revela como padre amoroso, al glorificar su nombre en la
obra salvadora de Jesús (Jn 17,12 26) A eso corresponde el hecho de que Jesús y solo el
revela el nombre de Dios, como padre, a los hombres (Jn 17, 6) En Jn 12, 28 se hallan
estrechamente unidos entre si «padre», «glorificar» y «nombre» Cuando los discípulos
«son recibidos en nombre de Dios», se hallan en el circulo operativo de una fuerza que les
protege contra cualquier perjuicio y les une entre si (Jn 17, lis) El anuncio del nombre
de Dios (padre) tiene su meta en que el amor del Padre hacia su Hijo se halla también en
los creyentes (Jn 17, 26). Tenemos ante nosotros, en estas afirmaciones de Jn, sobre todo
en las de la «oración sacerdotal de Jesús» (Jn 17), la interpretación cristológica de las
afirmaciones del AT sobre el nombre de Yahvé. Según eso, en este último escrito
evangélico se ha tomado de nuevo la línea bíblica antigua y se ha conservado de la misma
el que la revelación de Dios está ligada a un nombre propio personal: a -> Jesucristo (en
concreto cf. Mt 11, 27).

Así actúa Jesús en nombre y por encargo de Dios para el cumplimiento de su
voluntad y para mostrar su filiación (Me 11, 9 s; Jn 10, 24 s). En su parusía él «viene en
nombre del Señor» (Mt 23, 39). Al asociarse el nombre de Dios con el del Hijo y el del
Espíritu santo, recibe su completa plenitud (Mt 28,19): aquí se piensa trinitariamente, si
bien falta una doctrina trinitaria formulada. Las primeras peticiones del padrenuestro se
refieren a la santificación del nombre de Dios (Mt 6, 9; cf. Is 29, 23; Ez 36, 23): en el
-> reino de Dios el nombre de Dios no es profanado ya por el pecado; se pide a Dios que
realice él mismo la santificación de su nombre y que haga venir su reino. El hombre, que
desprecia la voluntad y los mandatos de Dios, el esclavo cristiano que es desobediente
con su Señor, hace que el nombre de Dios sea blasfemado (Rom 2, 24; 1 Tim 6, 1).
También la «bestia» blasfema contra el nombre de Dios y su tabernáculo (Ap 13, 6), y
asimismo los hombres afectados por las plagas del final de los tiempos (Ap 16, 9).

3. El nombre-de Jesús
a) La plenitud de la vida y de la obra de Jesús se manifiesta en su nombre (Mt 1,21).
El es portador del excelente nombre de Hijo (Heb 1, 4 s), su nombre es «la palabra de
Dios» (Ap 19,13; cf. Jn 1,1). El nombre del Señor Dios se convierte también en su nombre
(Flp 2, 9 s; Ap 19,16). Además, lleva un nombre que sólo él conoce (Ap 19,12). En lugar
de Jesús, se puede decir simplemente «el nombre» (Hech 5, 41; 3 Jn 7; cf. la sustitución
judía de Yahvé por sém). En el nombre de Jesús se incluye todo el contenido de la verdad
salvadora revelada en Jesús (Hech 4,12; 1 Cor 6,11). Es mandato de Dios que se crea en
el nombre de su Hijo (1 Jn 3, 23; 5,13) lo cual significa creer que Jesús fue enviado como
mesías (Jn 3,18). El que cree en su nombre recibe el -> perdón de sus pecados (Hech 10,
43; 1 Jn 2,12), tiene la -» vida eterna (Jn 20, 21; 1 Jn 5,13), se ve libre del juicio (Jn 3,18).
Toda la vida del cristiano se halla bajo el nombre de Jesús (Col 3,17). Su glorificación en
los creyentes es la meta de la fe (2 Tes 1, 12).

El nombre de Jesús es el fundamento de la -» predicación o del kerigma, que vale para
todos los pueblos (Hech 8,12; 9,16; Rom 1, 5). Y como se predica a Jesús y a su obra, los
que detentan el poder amenazan para que no vuelvan «a mencionar ese nombre» (éni reo
óvófiaxi romeo [epí tó onómati toúto]) (Hech 4, 17 s; 5, 28.40). La fe y la predicación
incluyen en sí mismas la confesión de ese nombre (Heb 13, 15) y la disposición al
sufrimiento (Mt 10, 22; 24, 9). La fe y la fidelidad respecto a Jesús consisten en mantener
su nombre (Ap 2, 13; 3, 8). El nombre de Cristo contiene en sí la gloria y el que se deja
ultrajar por él recibe el Espíritu santo (1 Pe 4, 14). El que invoca el nombre del Señor
pertenece a la comunidad (Hech 9,14; 1 Cor 1,2) y es salvado (Hech 2,17-21; Rom 10,13).
De ese nombre recibieron el suyo los cristianos. El es el «nombre ilustre» que impusieron
a los cristianos (Sant 2, 7). A los dones de la plenitud corresponde el que el vencedor
llevará el nombre del Cordero (Ap 3, 12; 14, 1; 22, 4).

b) La fórmula «en el nombre de Jesús». En el nombre de Jesús da Dios el Espíritu
santo (Jn 14,26), en él se da gracias (Ef 5,20), en él esperan los pueblos (Mt 12,21; cf. Is 42,
4), en él ora la comunidad (Jn 14,13 s; 15,16), esto es, según su voluntad y su misión, para
que se cumpla el envío que Jesús dio a los suyos; por eso su oración es escuchada. Al estar
colocados los discípulos en el campo de acción de Jesús, pueden ellos actuar por misión
suya y con su fuerza realizar milagros y obras de misericordia (Le 10, 17; Me 9, 38 s).
También en los tiempos de después de la pascua conserva el nombre de Jesús su fuerza
(Hech 3, 6; 14, 10); en todos esos textos nombre y «fuerza» (-»• poder, art. Sóvafaq
[dynamis]) se usan de forma paralela (Hech 4, 7; 16, 18). El mismo Jesús ayuda y está
presente en su nombre (Hech 9, 34), pero por supuesto no está presente cuando los
incrédulos tratan de utilizarlo mal en conjuros mágicos (Hech 19, 13-16). En tales
afirmaciones se. muestran que el modo veterotestamentario de hablar del nombre de
Yahvé se ha trasladado a Jesús y a su nombre. Y como Pablo fue llamado por Jesús,
puede él «en nombre de Jesús» ser comisionado o autorizado por él, puede amonestar
(2 Tes 3, 6; lo mismo con diá [diá], por él: 1 Cor 1, 10) o pronunciar una sentencia.

c) El bautismo «en el nombre de Jesús». La fórmula bautismal de, tó ovofia [eis tó
ónoma], en el nombre, corresponde al modismo, entendido en sentido final, lesém del
lenguaje rabínico de escuela (cf. supra II, 6), cuya traducción exacta es: el -> bautismo es
una transferencia del bautizado a Cristo para el perdón de los pecados (Hech 8,16; 19, 5;
1 Cor 1,13.15; cf. Mt 28,19). El mismo sentido puede darse en los pasajes en los que se
habla del bautismo: éni [epí], sobre o év [en], en el nombre de... (Hech 2, 38; 10, 48; cf.
LXX Jos 9, 9; 2 Sam 22, 50; Eclo 47, 13, donde el texto hebreo que sirve de base tiene
lesém, que literalmente habría que traducir por eic, [eiq], a, mientras que los LXX
traducen por era o epí). La plenitud de la obra salvadora de Cristo se incluye o
comprende en su nombre, así como la obra salvadora de Yahvé en el suyo y se hace
presente en la comunidad. Se trasfiere al individuo en el bautismo, al ser asumido en la
muerte y en la resurrección de Jesús (Rom 6, 1-11 y passim).

4. El verbo derivado del sustantivo, onomázo, se encuentra en el NT sólo 9 veces. El
nombre y el servicio de los -> apóstoles proceden de Jesús (Le 6, 13). El que lleva el
nombre de hermano, pero vive de una manera indigna del mismo, debe ser evitado por la
comunidad (1 Cor 5, 11). La comunidad es separada así del pecado, de tal manera que
éste ni siquiera debe ser nombrado, esto es, de tal manera que ni siquiera hay que hablar
de él (Ef 5,3; cf. 2 Tim 2,19). Dios nombra a todas las familias en el cielo y en la tierra y así
es el padre de todos (Ef 3, 15).

H. Bietenhard

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