Misericordia


El sustantivo misericordia expresa el sentido figurado de 3 sustantivos griegos: ó, xó EIEOC,
[éleos], oiKTipiióc; [oiktirmós] y anMyxvoc [splánchna], que, según su significado originario,
se diferencian aproximadamente en que éleos designa más bien el hecho de enternecerse
o conmoverse en cuanto sentimiento, oiktirmós (sobre todo el vocablo primitivo
OIKXOQ [oíktos]), la exteriorización de la compasión ante el infortunio del otro, y
splánchna ante todo el lugar en que se experimenta este sentimiento, como quien dice, el
«corazón». Los correspondientes verbos en activa expresan todos el aspecto de ayuda de
este sentimiento: apiadarse, compadecerse de y, en pasiva, el apiadarse en cuanto experiencia
personal. Los adjetivos derivados de los dos primeros sustantivos caracterizan el
correspondiente comportamiento como una cualidad buena (oÍK%ípp.a>v [oiktírmón],
compasivo, misericordioso) o una situación como lastimosa, digna de lástima (EXEEIVÓQ
[eleeinós]). Las formas negativas de éleos significan despiadado, inhumano, cruel.

ÉXEOQ [éleos] misericordia, compasión, piedad; EXEÉCO [eleéo] apiadarse, compadecerse;
¿Ae/j/icüv [eleémdn] misericordioso, compasivo; EXEEIVÓQ [eleeinós] digno de lástima;
éXEnfioavvri [eleémosyné] limosna, beneficencia; ÓLVÉXEOC, [anéleos] despiadado, inmisericorde,
cruel; ávsXstífuov [aneleemon] cruel, despiadado

I Éleos (ó en los LXX y en el NT; fuera de esto lo normal es xó), utilizado desde Homero (s VIII a C), es el
sentimiento de «compasión que experimentamos ante el infortunio o la desgracia que han caído sobre una persona,
Sin culpa alguna por SU parte» (Bultmann, ThWb II, 474) y, por tanto, la compasión, la piedad, la misericordia son
lo contrario de la envidia por la felicidad del otro Este sentimiento lleva consigo el temor de que a uno mismo le
ocurra algo semejante (para Aristóteles, Poet, el temor y la compasión tienen en la tragedia una acción catártica).
ÉXeov Éxco [éleon echo] (que aparece desde Plutarco) significa dar compasión, Koa' EÁSOV [kat 'éleon], por piedad En
cuanto término técnico retorico, el eleos designa el final del discurso de defensa, mediante el cual el acusado trata
de mover a compasión al juez (en cambio, Sócrates procede de modo distinto en la Apología, caps 23/24)

El vocablo compuesto (cf Bl -Debr § 120, 2) aneleos, despiadado, cruel, sólo aparece en el NT y reemplaza al
homérico ví/Aeee [neleés] y al ático ávijAetjc [anélees] (que encontramos en los LXX, pero no en el NT) El mismo
sentido adjetivado tiene aneleemon, usado como adverbio desde Antifon Orator (s Va C) Es la forma privativa de
eleemon, misericordioso, compasivo (desde Homero) Eleeinós, utilizado desde Homero y que no aparece en los
LXX, describe por lo general la situación pasiva de un hombre como lastimosa, lamentable, digna de lastima

El verbo eleéo, usado a partir de Homero (iX&aw [eleáó], que aparece 2 veces en los LXX y 3 en el NT, es una
forma secundaria de la koine), significa apiadarse, compadecerse, tener misericordia de, ser caritativo También los
dioses de la antigüedad eran invocados con la palabra éXénaov [eléeson], que es una llamada de socorro (cf Bauer)
Con o sin loyoig [logois] (= con palabras), el verbo significa también ¡amentar, sentir En pasiva tiene el sentido de
hallar compasión (para expresar esto el NT utiliza también ÉXEOQ Aa/i/íavcu [éleos lambánó]) El sustantivo derivado
eleémosyné (desde Calimaco, s III a C) era originariamente sinónimo de éleos, pero luego designa también la
beneficencia que sigue a la compasión En su significado especial de donación a o para los pobres —de aquí viene la
limosna, vocablo asimilado a nuestro idioma— aparece lo más pronto en los LXX (Dn 4, 27), en la literatura
profana por primera vez en Diógenes Laercio (s III d C)

II 1 Éleos y sus derivados se encuentran en la versión de los LXX casi 400 veces El equivalente hebreo del
sustantivo es la mayoría de las veces hesed (solo en 6 ocasiones es rahamim), del verbo el equivalente suele ser
hánan (-» gracia), también raham, el sustantivo eleémosyné reemplaza a s'dáqah


2. Los conceptos hebreos muestran en su trasfondo una mentalidad totalmente distinta de los griegos, que se
limitan por lo general a una dimensión psicológica (cf supra I) En ellos domina la comprensión jurídica Por eso es
necesario interpretar la versión de los LXX a partir del significado hebreo fundamental de los vocablos y no a la
inversa En el judaismo tardío, a partir de Filón puede observarse también la influencia del contenido griego en
este grupo de vocablos

Misericordia (EÁSOQ)

a) Hesed significa literalmente comportamiento conforme a la alianza (cf. básicamente NGlueck, loe. cit.), una
solidaridad que se deben recíprocamente los que han concluido la alianza (-» alianza; cf. JBegrich, loe. cit.). Dado
que, tanto en el caso en que la alianza sea concluida entre iguales como sobre todo en el caso en que una de las
partes, superior en fuerza y en poder, imponga la alianza a la otra parte mas débil, puede existir una diferencia de
nivel entre el que presta ayuda y el que la necesita, el contenido de la palabra éleos = hesed abarca desde el sentido
general de fidelidad a la alianza hasta el de bondad, gracia, misericordia, este último sentido lo adquiere sobre todo
en conexión con el vocablo -> oiKTipfióc, [oiktirmós], que reemplaza a rah amim (ej Is 63, 7; 16, 5, Os 2,21; Zac 7,9;
Sal 25, 6 = 24, 6 LXX, 40 (39), 12, 51 (50), 3; 69 (68), 17). Dada la supremacía de Yahvé en cuanto miembro
comprometido que, permanece fiel a la alianza, éleos, es entendido casi siempre en el sentido de clemencia o
misericordia El la ha prometido al concluir la alianza y esta promesa es renovada continuamente Por eso Israel
ha de implorar de él éleos (entendido también como perdón) cuando ha violado la alianza (p. ej. Ex 34, 6; Nm 14,
19, Jer 3, 12). Tanto en esta acción de Dios como en la acción correspondiente del hombre se pone el acento, no
sobre el sentimiento que le sirve de base, sino en la demostración práctica de la misericordia (éleos)

b) El vocablo hebreo s'dáqáh se traduce generalmente por SiKtaoo-úvn [dikawsyné] (-> justicia) Pero «dado
que el derecho o el juicio se hace efectivo mediante la s'dáqáh (justicia) de Dios, en cuanto que es entendida... en
favor del pueblo, es comprensible que el vocablo se traduzca por eleémosyne» (Bultmann, ThWb II, 482) (Is 1, 27 y
passim). Al igual que Yahvé impone benévolamente su alianza, puede llamarse eleémosyne a toda buena acción
humana que se ordena a la alianza, desde la beneficencia a la limosna (este último sentido sólo en el judaismo
tardío)

3. El uso de este grupo de palabras en el judaismo palestinense coincide totalmente con el del AT. El término
hesed se encuentra con mucha frecuencia en los textos de Qumrán, de este modo, la comunidad esenia celebra la
fidelidad de Dios a la alianza, al establecer una alianza nueva escatológica

III 1. En el NT éleos y sus derivados aparecen en 78 ocasiones: el centro de
gravedad se sitúa en Pablo (26 veces); le siguen Le y Hech (20 veces; con predominio de
los sustantivos) y Mt (15); el grupo sólo está totalmente ausente en Jn, Flp y Tes.

2. En los sinópticos eleéó se encuentra sobre todo en los relatos de hechos (excepciones:
la quinta bienaventuranza en Mateo; Mt 18, 33; Le 10, 37; 16, 24, en donde aparece
también en un discurso), mientras que éleos, a excepción de Le 1, 58, donde aparece en
una narración, sólo lo hallamos en sentencias o en materiales doctrinales.

a) El verbo indica la irrupción de la misericordia divina en la realidad de la miseria
humana, como acontece en la poderosa acción liberadora y salvadora de Jesús de
Nazaret. A la llamada de socorro: «...¡ten compasión de mí!» (Me 10,47.48 par; Mt 9, 27;
15, 22; 17, 15; Le 17, 13), con la que los enfermos o los allegados de aquéllos que están
poseídos por el demonio (Mt 15, 22; 17, 15) le suplican, Jesús responde con la curación.
En una ocasión, después de expulsar al demonio del cuerpo de un poseído pide a éste que
cuente en su casa cómo el Señor (empleado aquí en sentido veterotestamentario en lugar
de «Dios») ha tenido misericordia de él (Me 5,19). En la mayoría de los casos, los que se
dirigen a Jesús en demanda de auxilio le aplican el título mesiánico de «hijo de David»
(-<• Hijo de Dios) (una vez se le llama «maestro», emaxixa. [epistáta], que literalmente
significa «jefe». Le 17, 13); la predicación de Mateo añade en cada caso el título postpascual
de kyrios (-> señor), o lo introduce para reemplazar al tratamiento habitual de
«maestro» (¿¡¡¿áo-Kode [didáskale], Mt 17, 15; cf. los paralelos). Así, el grito de socorro
«Señor, ten compasión de mí» se convierte en una profesión de fe en el poder divino de
Jesús.

b) Para expresar la misericordia de un hombre para con otro se emplean eleéó y
eleémon únicamente en 2 pasajes de Mateo que son fragmentos doctrinales (5, 7; 18,33), y
en un pasaje de Lucas (que no tiene ningún paralelo, 16, 24), pero, en cada caso, el
fundamento de este proceder del hombre está en la misericordia de Dios: en la quinta
bienaventuranza se promete la misericordia divina a los misericordiosos (eleémon en
plural; se utiliza la pasiva como circunloquio del nombre de Dios), y en el relato del siervo
malo (Mt 18, 23-35) la exigencia de misericordia para con el otro siervo deudor (v. 33) se
funda en la ilimitada misericordia del Señor (v. 33, v. 27, cf. infra, an)Á^yya [splánchna]).

(BXBOQ) Misericordia

Por último el patriarca Abrahán, elevado a la comunión con Dios, es invocado por el rico
(que ha sido condenado porque en su vida terrestre no tuvo misericordia) con las mismas
palabras con las que en otros pasajes se implora la misericordia de Dios (Le 16, 24).

c) En los restantes fragmentos doctrinales de Mt y Le sólo encontramos el sustantivo
éleos. Por otra parte, sorprende en estos contextos la frecuente alusión (a menudo
literal) al AT. En las controversias con los fariseos, Jesús atestigua la soberana misericordia
de Dios, que quiere encontrar respuesta, no a través del cumplimiento riguroso de los
ritos, sino de la solidaridad real con los humildes (-» pobre) y con los que tienen hambre
(Mt 9,13; 12, 7; cf. 1 Sam 15,22; Os 6, 6). Asimismo, recrimina duramente a los fariseos el
que, en su interpretación de la ley, hayan caído en un mero formalismo en lugar de
subrayar lo fundamental, es decir, la justicia, la misericordia y la lealtad (Mt 23, 23; cf.
también en el relato del buen samaritano la exigencia de hacer misericordia, Le 10, 37).
En los dos cánticos de alabanza de la prehistoria de su evangelio nos presenta también Le
su leitmotiv: la fidelidad de Dios a la alianza, prometida en el AT y acreditada a lo largo
de la historia de la salvación de Israel, alcanza su plenitud en la autohumillación gratuita
de Dios (-> pobre) a través del acontecimiento de Cristo (1, 50.54.72.78; el v. 78 habla de
-> onXáyxva. EMOOQ [splánchna eléous], «las entrañas misericordiosas» de nuestro Dios;
obsérvense las numerosas citas veterotestamentarias que aparecen en el texto).

3. Eleemosyne: mientras que Mt sólo nos narra la crítica de Jesús a aquéllos que
hacen limosnas (-> pobre, III) para ser elogiados por los hombres y para hacerse notar (6,
1-4), Le pone de relieve el aspecto positivo de las enseñanzas de Jesús al respecto: la
limosna es más importante que la pureza ritual (controversia con los fariseos, 11, 41);
incluso aconseja a los discípulos y a la comunidad vender sus bienes y darlos en limosna,
12, 33. En Hech algunos miembros de la comunidad de cristianos provenientes de la
gentilidad son elogiados por su generosidad: Tabita (9, 36), Cornelio (10, 2) y Dios
recompensa las limosnas hechas por el centurión Cornelio con su elección (10, 4.31). Y
según el relato de los Hechos, en su discurso de defensa ante el procurador Félix dice
Pablo que elfin de su último viaje a Jerusalén era traer limosnas a su pueblo (24,17); en
este pasaje, la expresión «hacer limosnas», tomada del léxico semítico (ékeripoavvaí;
nomo [eleemosynas poiéo], hebreo 'asah sedaqdh), da a entender que esta acción tiene un
carácter activo y responsable. Sin embargo, en Hech 3, 1 ss Pedro, en la curación del
tullido, da a entender de un modo simbólico que el tiempo de la limosna y de la
misericordia imperfecta ha sido sustituido por el de la misericordia perfecta en el nombre
de Jesucristo (v. 6).

4. Pablo quiere incluso ser considerado como alguien a quien Dios ha hecho la
gracia del apostolado (éXerj&riv [eleéthen]: 1 Tim 1,13.16) y a quien la bondad del Señor
le ha hecho digno de su confianza (f¡Xzr¡névoc, [¿léemenos]: 1 Cor 7,25). Ante la actitud de
rechazo para con el evangelio adoptada por Israel, él se esfuerza por mostrar en la
predicación de la carta a los Romanos (9, 15.16.18; v. 15 = cita de Ex 33, 19) que la
misericordia gratuita de Dios no está en contradicción con su fidelidad a la alianza. Pues
el designio salvífico de Dios —que abarca a judíos y gentiles (Rom 11, 32), aunque
primero entrarán los gentiles en el reino (Rom 9, 23; 11, 30; 15, 9) y a continuación los
judíos (11, 31)— se funda en su misericordia. En esta misericodia y no en las obras de la
justicia se funda también la salvación de los que han despertado a la fe y han sido
renovados por el espíritu (Ef 2,4 y el paréntesis paulino de Tit 3, 5a en la profesión de fe
de Tit 3,4-7). Precisamente por eso son exhortados a practicar con alegría (Rom 12,8) la
misericordia que han experimentado (2 Cor 4, 1; Rom 12, 1: oiicup/ióq [oiktirmós],
plural), de tal manera que la misericordia se convierta en un signo distintivo del discípulo
(cf. «misericordia» en el catálogo de virtudes de Sant 3,17, y «despiadado», que supone la
negación más profunda del conocimiento de Dios, en el catálogo de vicios de Rom 1,31).
En esta actitud de confianza en la misericordia de Dios, Pablo y sus discípulos,
juntamente con otros testigos neotestamentarios (2 Jn 3; Jds 2), imploran la misericordia
de Dios y de Jesucristo (la mayoría de las veces unida a la «gracia» y a la «paz») sobre los
destinatarios de sus cartas en el saludo introductorio (1 Tim 1,2; 2 Tim 1,2; Tit 1,4 v.l.) o
en la bendición final (Gal 6, 16), recogiendo y ampliando fórmulas de saludo judías. La
misericordia del Señor cura de la enfermedad (Epafrodito: Flp 2, 27), es un don que Dios
hace a la familia (2 Tim 1, 16) y el don futuro y definitivo de la salvación (ibid. v. 18).
Frente al grupo gnóstico de Corinto, que no creía en la resurrección de los muertos,
Pablo predica la esperanza cristiana en la futura resurrección del cuerpo incorruptible y
llama a aquéllos que sólo tienen esperanza en la vida terrestre, los más desgraciados de
los hombres (éXeeivÓTepoi [eleeinóteroi]: 1 Cor 15, 19).

5. a) 1 Pe comienza en 1, 3 con un elogio de la misericordia de Dios, a través de la
cual los cristianos han renacido a una nueva esperanza por medio de la resurrección de
Jesucristo de entre los muertos (cf. supra, Ef 2,4; 1 Cor 15,19). Al igual que Pablo en Rom
9, 23 ss (cf. supra), él celebra con palabras de Oseas (Os 2, 25) la extensión de la
misericordia divina a los paganos (1 Pe 2, 10).

b) Sant inculca a una comunidad indolente la idea de que la misericordia hecha en
la tierra será recordada en el juicio final, y el que no hace misericordia (anúleos: sólo aquí
en el NT) será juzgado también sin misericordia (2, 13; cf. Le 16, 24; Mt 18, 33, también
25, 40 ss).

c) En atención al amor de Dios que la comunidad ha experimentado y teniendo a la
vista el juicio misericordioso de Jesús en su segunda venida, Judas exhorta a tener una
actitud crítica (aunque misericordiosa) para con su entorno (vv. 21-23; la autenticidad del
v. 23a no está probada).
 

d) De un modo similar a 1 Cor 15,19, Ap 3,17 alude al estado lastimoso (eleeinós)
de una iglesia (Laodicea) a pesar de su riqueza terrestre y la sitúa a la luz del juicio de
Cristo, que es el único válido.

e) A través de lo que representa el sumo sacerdocio veterotestamentario y su
función en la gran fiesta de la reconciliación (Lv 16), Heb atestigua la solidaridad total del
sumo sacerdote Cristo con sus hermanos, que garantiza una comprensión misericordiosa
e ilimitada (2,17; cf. 4,15) y otorga a la comunidad pusilánime la confianza de acercarse
al trono de la gracia y hallar misericordia (4, 16).

H.-H. Esser

oiKTipfióq [oiktirmós] compasión, misericordia; ohcxípu) [oiktíro] tener compasión,
apiadarse, compadecerse; oÍKTÍp¡i(ov [oiktírmón] misericordioso, compasivo

El termino primitivo ó OÍKTOQ [ho oiktos], utilizado desde Esquilo y Sófocles (s V a C), significa el hecho de
lamentar, deplorar, sentir, compadecerse de la desgracia o la muerte de un hombre y, en sentidofigurado,compasión,
misericordia, piedad Oiktirmós, empleado a partir de Píndaro (s V a C), es originariamente la forma poética de
oiktos El adjetivo derivado oiktírmón, compasivo, piadoso, que se emplea desde Gorgias (s V a C), aparece muy
pocas veces, más frecuente es oinipoo, [oiktrós], lastimero y también lamentable. El verbo oiKxipav [oiktirein]
(también OÍKTI^EIV [oiktízein]), utilizado desde Homero, significa tener compasión, compadecer a alguien, tanto en el
sentido del mero sentimiento como en el de la misericordia solícita, a menudo es usado como sinónimo de élseív
[eleeín] (cf supra)


103 (<77iAáyxva) Misericordia

II Las palabras de este grupo se encuentran en los LXX unas 80 veces aproximadamente, predominan el
sustantivo y el verbo, que aparecen con igual frecuencia (unas 30 veces cada uno aproximadamente) Su significado
coincide con el del griego profano Los equivalentes hebreos se derivan casi siempre de la raíz rhm, compadecerse, y
a veces de la raíz hnn, ser compasivo, misericordioso, sus derivados pueden traducirse también por -+ ei.cog [eleos]
(II), y por sus respectivos derivados El grupo aparece con la máxima frecuencia en los Salmos A semejanza del
hebreo rahamim, oiktirmos se encuentra siempre en plural (2 Sam 24, 14, Is 63, 15, Sal 25, 6=24, 6 LXX, 40,
12 = 39, 12 LXX, 51, 3 = 50, 3 LXX) (cf Bl-Debr 142)

III 1. En el NT el sustantivo se halla únicamente en Pablo (4 veces) y en Heb (una
vez); el verbo sólo en Pablo (2 veces); el adjetivo sólo en Le (2 veces) y Sant (una vez).

2. Puesto que Dios es el «Padre de las misericordias» y se compadece del hombre
(2 Cor 1,3), Pablo puede tender un puente entre sus enseñanzas y sus exhortaciones, entre
el indicativo y el imperativo, mediante la expresión «por la misericordia (oiktirmón) de
Dios (NB: por ese cariño de Dios)» (Rom 12, 1). Pues, de la misma manera que en esta
expresión quedan sintetizados la acción y el designio salvíficos de Dios (Rom 11), la
misericordia de Dios es el supuesto («ahora, pues»: 12,1) de la vida cristiana. Por ella, los
cristianos pueden y deben tener «entrañas de misericordia» (Flp 2, 1: oiiMyxvct KCÜÍ
oiKxipnoí [splánchna kai oiktirmoí]), que hace posible que todos tengan el mismo sentir,
deben revestirse de ellas (Col 3,12: onláyxvct oiKxípp.cov [splánchna oiktírmon]), mientras
que Heb 10, 28 alude a que el castigo de aquél que se ha burlado del espíritu y ha
conculcado al Hijo de Dios será mucho mayor que el de aquél que ha violado la ley
mosaica.

3. El verbo sólo aparece en Rom 9, 15 (cita de Ex 33, 19), en paralelismo con
-» éfaéco [eleéo] III, 4, y tiene el significado de tener compasión.
4. El adjetivo aparece en Sant 5, 11 (que cita el Sal 103, 8 = 102, 8 LXX; m , 4
= 110,4 LXX) juntamente con noXúcmXayxvoQ [polysplanchnos] (misericordioso, compasivo:
-» anMyxvoi [splánchna], III) en cuanto atributo de Dios. En el discurso que
pronuncia Jesús al bajar del monte (Le 6, 17 ss), invita a quienes le escuchan a ser
misericordiosos y pone como fundamento y norma de esta misericordia humana el obrar
misericordioso de Dios.
H.-H. Esser

anMyxvcL [splánchna] entrañas, corazón, amor; anA.a.yxvíCop.ca [splanchnízomai] apiadarse,
compadecerse; nolúcmkaiyxvoQ [polysplanchnos] misericordioso, compasivo;
EwnXayxvoq [eúsplanchnos] bien dispuesto, caritativo

I xo anlAyxvov [tó splánchnon], utilizado a partir de Homero (s VIII a C) y casi siempre en plural,
significaba literalmente en un principio las entrañas (de un animal sacrificado), especialmente sus órganos mas
nobles, el corazón, los pulmones, el hígado, pero también el bazo, los ríñones Y dado que después del sacrificio del
animal eran extraídos, asados y consumidos en el banquete sacnfical como primer plato, pasó a significar también
banquete sacrificial Desde Esquilo (s V a C), el vocablo splánchna designa también las entrañas, las visceras del
hombre, especialmente los órganos sexuales masculinos y el seno de la mujer en cuanto órganos que poseen la
potencia generadora y procreadora (de aquí que el vocablo splánchna se aplique también a los niños SK onXayxvmv
[ek splánchnon], «de la propia carne y sangre») Puesto que las entrañas son consideradas como el asiento de las
pasiones instintivas —la ira, los apetitos o deseos y el amor— la palabra adquiere en sentido figurado el significado
de corazón (que es el centro en que se localiza el sentimiento), entrañas, capacidad premonitoria o adivinatoria, y, por
último, designa el sentimiento del afecto y del amor De aquí se deriva (en singular y a partir de Sófocles, s V a C)
la acepción compasión, piedad, ternura La forma mas antigua del verbo onlacyxvevco [splanchneuój tiene el sentido
de comer las entrañas, vaticinar por las entrañas. La forma posterior splanchmzomai aparece una sola vez en el
griego profano (inscripción de Cos, s IV a C) y con idéntico significado El sentido metafórico del verbo apiadarse,
compadecerse, tener compasión, solo se encuentra en el judaismo tardío y en los escritos neotestamentanos

II En la versión de los LXX, el sustantivo aparece 15 veces y el verbo solo 2 El sustantivo solo tiene
equivalentes hebreos en 2 pasajes en Prov 12,10, rahamim (cf supra AII y B II), piedad, compasión (L corazón), en
26,22, heten, vientre, entrañas (L corazón), en los restantes pasajes no encontramos equivalente hebreo, ya que, por
regla general, son fragmentos originales griegos (p ej 2 Mac 9, 5 entrañas, v 6 corazón, 4 Mac 5, 30, 10, 8
entrañas, 14, 13, 15,-23 29 seno)

Solo en el Testamento de los doce patriarcas predomina en los numerosos pasajes el significado de misericordia,
ser misericordioso, para el sustantivo y el verbo respectivamente Es la versión judeo-tardia de los vocablos hebreos
rahamim y rhm y «el supuesto inmediato de la acepción neotestamentana del termino» (Koster, 552)

III 1. Fuera de Le 1, 78, en donde el vocablo aparece unido a éleos (III, 2c),
splánchna y sus derivados no se encuentran en los sinópticos; en cambio, el verbo sólo
aparece en éstos

2. El verbo splanchnizomm designa: a) el comportamiento de Jesús y b) el modo
de obrar de los protagonistas de tres parábolas en sus respectivos momentos críticos.
a) Aparte de su significado fundamental («su corazón se conmueve» a la vista de la
miseria o la desgracia humana), el verbo designa la piedad mesiánica (cf Koster, 554) de
Jesús: ante el leproso que le suplica confiadamente en Me 1, 41; ante el pueblo, que está
como ovejas sin pastor, Me 6, 34 par Mt 14, 14 (cf. también la expresión «tengo
compasión» L, en Me 8, 2 par Mt 15, 32), al ver a la muchedumbre fatigada y decaída,
poco antes de enviar a los doce, Mt 9,36, ante los dos ciegos que le ruegan insistentemente,
Mt 20,34, al contemplar a la viuda de Naín, que llora la muerte de su único hijo, Le 7,

13. En Me 9, 22, la palabra aparece en la súplica hecha a Jesús para que expulse al
demonio (cf. a este respecto supra A III, 2a sobre Mt 17, 15).
b) En las parábolas que aparecen en Mt 18,23-35 (el «siervo malo», -» e/Leo? [eieos]
III, 2b) y Le 15, 11-20 (el «hijo pródigo») con el verbo splanchnizomm se expresa un
sentimiento muy fuerte de compasión (Mt 18, 27) o de amor (Le 15, 20), que cambia
totalmente la situación En ambos casos contrasta con él el sentimiento de rechazo,
motivado por la -> ira, Mt 18, 34, Le 15, 28 (cf. Koster, 553 s). En ambas parábolas el
verbo splanchnízomai da a entender la ilimitada misericordia de Dios, en la primera de
ellas aparece también su ira terrible y definitiva ante aquél a quien ha condonado su
deuda, ya que él ha renegado de la misericordia de Dios al mostrarse despiadado con el
otro siervo En el relato del buen samantano (Le 10,25-37), splanchnízomai (v 33) supone
una actitud existencial que está dispuesta a ayudar al otro poniendo todos los medios
necesarios para ello, ya se trate de tiempo, ya de esfuerzos o de la misma vida Lo cual
está en contraposición con la actitud de aquéllos que no se conmueven ante el necesitado
(literalmente: «los que pasan de largo», vv. 31 s) Al igual que en el caso de Jesús (cf.
supra), ya que el ver y el estar-dispuesto-a-ayudar son una misma cosa, esta actitud
determina una sene de auxilios en cadena (vv. 34 s), que son designados en conjunto con
el vocablo éleos (v 37a): la condición de prójimo no es simplemente una cualidad o una
virtud estática, ha de manifestarse en actos (vv 37 s)

3. En Pablo el sustantivo designa a «todo el hombre» en cuanto que ama o «en
cuanto que tiene capacidad para el amor» (cf Koster, 555 s); por eso puede ser
reemplazado casi siempre por el nombre o el pronombre personal correspondiente La
versión frecuente «corazón» es adecuada si por «corazón» se entiende el centro del obrar
amoroso En 2 Cor 6, 12 Pablo reprocha a los corintios el que, a diferencia de él, no
tengan sentimientos de amor, mientras que en 7, 15 dice de Tito que él tiene un
extraordinario afecto a los corintios. En Flp 1, 8 el atributo «de Cristo» (genitivo de
autor) quiere decir que Cristo es el autor del amor universal, del amor que pone en juego
a toda la persona del apóstol (L «cómo siento nostalgia... desde lo más profundo del
corazón en Jesucristo») En Flm 7 y 20, la expresión «aliviar o tranquilizar las splánchna»
se refiere a toda la persona, de tal manera que, tanto si se omite el vocablo splánchna
como si se traduce «enteramente», el sentido continúa siendo el mismo. En el v. 12 el
sustantivo puede ser reemplazado por el pronombre personal, recibirle a él «como a una
parte de mí mismo» o «como si fuese yo mismo». El hecho de que el vocablo se use tres
veces en esta breve carta da a entender la participación interior, el «interés personal de
Pablo en esta ocasión o en este asunto» (Koster, 555) Sobre Flp 2, 1 y Col 3, 12, cf.

-> oiK-cipfiÓQ [oiktirmós] III, 2

4. En Hech 1,18 el sustantivo designa las entrañas en sentido anatómico. En 1 Jn 3,
17 el término significa el «corazón» en cuanto fuente de la acción en servicio de los demás,
que trata de aliviar sus necesidades
5. Sobre polysplanchnos (Sant 5,11) cf. -» oÍKxipp.ÓQ [oiktirmós] III, 4. Eúsplanchnos,
bien dispuesto (de un modo recíproco), caritativo (L: cordial, compasivo) aparece en Ef 4,
32 y 1 Pe 3, 8, en los dos casos en la enumeración de algunas virtudes cristianas
H.-H. Esser

PARA LA PRAXIS PASTORAL

La misericordia en sentido bíblico es algo muy diferente de lo que puede darnos a
entender el empleo de los vocablos correspondientes en nuestra lengua En efecto, la
compasión, la comprensión de la miseria ajena, la benevolencia, abarcan únicamente
algunos aspectos de ella Pues la Biblia entiende la misericordia, no a partir de los
sentimientos, sino a partir de la fidelidad de Dios a la alianza: la misericordia es el
comportamiento conforme a la -» alianza, dicho con más exactitud, la fidelidad a la
alianza con el pueblo de Israel que Dios ha mantenido y puesto a prueba a lo largo de la
historia, alianza que, a través del acontecimiento de Cristo, se extiende a toda la
humanidad. Ya por el hecho de que en la instauración de esta alianza Dios convierte al
pueblo insignificante en interlocutor de pleno derecho a través de su elección gratuita
(-* elección), se hace patente hasta qué punto la misericordia ha de ser entendida a partir
de Dios Esto aparece clarísimo en la solidaridad histórica de Dios con la otra parte que
hace alianza y que él ha escogido, solidaridad siempre vigilante. Su fuerza impulsora es
sin duda el -> amor; pero su existencia es una consecuencia de un compromiso que funda
un derecho Por eso no está en contradicción con la ->justicia, sino que la lleva a su
plenitud.

Puesto que la misericordia de Dios es fidelidad, no sólo se exterioriza a través del
perdón, sino que puede servirse igualmente de la ira para preservar la alianza Hasta qué
punto Dios, en cuanto padre de las misericordias, se compromete aquí sin reservas y
hasta qué punto su obrar viene determinado totalmente por esto nos lo muestra con toda
claridad el hecho de que él, a través de su Hijo, se volvió a los rebeldes y a su indignidad.
El, Jesús de Nazaret, experimenta hasta el fondo la miseria de la humanidad, él la
contrarresta con su misericordia compasiva, victoriosa, pero su muerte por sus enemigos
es la coronación final de su «solidaridad con los impíos», en cuanto que toma también
sobre sí la ira de Dios contra los hombres apóstatas y rebeldes

Esta misericordia universal ha quedado corroborada de un modo definitivo en la
resurrección y glorificación de Jesús y a través de la proclamación de este obrar
misericordioso alcanza a todos aquellos hombres que escuchan esta proclamación, al
individuo a través del bautismo, a la comunidad de los bautizados a través de la
predicación y de la participación en el banquete de la alianza.

En esta reiterada promesa de misericordia, que se ha mantenido firme a lo largo de la
historia, radica la auténtica riqueza de la humanidad. Pues la gracia y la misericordia de
Dios en Jesucristo otorgan al mundo y a la vida humana unas nuevas normas: a la luz de
ellas ya no puede preguntarse por los méritos previos, pero tampoco por la gratuidad que
cabría esperar de aquél que es objeto de misericordia; la intensidad de la misericordia
viene ahora exclusivamente determinada por la situación del otro, a quien hemos de dar
testimonio de Cristo. Pues a aquéllos que se insertan en la misericordia fundamental de
Dios en Jesucristo, que nos libra de nuestra flaqueza y mantiene juntos a todos los que
han sido perdonados por Dios, se les otorga la posibilidad de corresponder a esta
misericordia, lo cual lleva también consigo la obligación de actuar en consecuencia. La
misericordia es la respuesta agradecida de todo el hombre, de toda la comunidad, en la
medida en que ella se vuelve hacia aquél o aquéllos que están necesitados de misericordia
y muestra su solidaridad con ellos poniendo a su disposición las carismas o dones
personales, sociales, comunitarios y materiales de que dispone.

Dios espera del hombre que haga misericordia; el recibirla es siempre una experiencia
gratuita. Nunca es algo que pueda ser exigido por aquél que la espera. Toda misericordia
humana, imperfecta, y toda falta de misericordia espera e implora, por tanto, ser colmada
por la misericordia divina y espera que ella se revele finalmente como un bien salvífico
perfecto e imperecedero. Pero el egoísmo humano, la seguridad arrogante y la indiferencia
del hombre ante aquél que es digno de misericordia serán juzgadas duramente en el
juicio último: allí estarán frente a frente el Misericordioso y los miserables y el supremo
Juez examinará al mundo sobre la práctica de la misericordia.

H.-H. Esser


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