Bienaventurado

fiocKápioQ [makános] bienaventurado, dichoso, feliz; paKapí[,co [makarízó] proclamar a

uno como bienaventurado, llamarle dichoso, felicitarle; pa.Kapiap.OQ [makarismós] bienaventuranza,

alabanza, felicitación

1 1 Makanos, originariamente una forma derivada de faxKixp [makar], atestiguado por primera vez en

Pindaro, significa libre de las preocupaciones y trabajos diarios y describe en lenguaje poético el estado de los dioses

y de aquellos que participan de su existencia feliz En el s IV a C su significado se va desdibujando poco a poco

hasta convertirse en una palabra del lenguaje de cada día, muy usada, y por esto evitada por los poetas, que

corresponde a nuestro «dichoso» o «feliz» (cf Platón, Men 71a)

2 Es importante el hecho de que se encuentra acuñada en la forma literaria del macansmo (=bienaventuranza),

lo mas frecuentemente en la formula de paKapioc o¡, (TIQ) [makanos hos (üs)], dichoso aquel que

(p ej, Pmdaro, Pyth 5, 46, solo raramente en segunda persona) Asi se felicita a una persona con ocasión de un

feliz termino «Por su contenido los macansmos, tan frecuentes tanto en poesía como en prosa a lo largo de los

siglos, reflejan los dolores y las necesidades, los deseos y los ideales del mando griego» (FHauck, 366) Asi, p ej, se

felicita a los padres por sus hijos (Aristófanes, Vesp 1512) al hacendado por su riqueza (Bacchyl 5, 50), al sabio por

sus conocimientos (Platón, Spec Leg II, 660e), al piadoso por su progreso interior (Eurípides, Frg 256/TGF

434), al iniciado por su vivencia de lo divino (Homero, Hymn Cer 480) y (en los epitafios) al muerto, porque se ha

visto privado de la vanidad de las cosas (Esquilo, Pers 712)

3 También en el uso del verbo makarizo (atestiguado desde Homero en Od) y del sustantivo makarismos

(desde Platón, Resp 591d) se encuentran reflejadas las diversas ideas griegas acerca de la felicidad Como termino

técnico en el sentido de macarismo, se encuentra el sustantivo por primera vez en Aristóteles (Rhet 19p 1367b 33)

II 1 En los LXX makanos y makarizo corresponde generalmente al hebreo 'eser, dicha, felicidad y 'asar

felicitar respectivamente, 'as'ré, dicha a , dichoso aquel El significado de estas palabras viene determinado

también aquí por la idea dominante en cada caso o de deseo o de dicha

La forma de macansmo no se encuentra en los primeros estratos del AT (como tampoco en la literatura

oriental antigua) Los primeros macansmos aparecen en la literatura sapiencial y, «por medio de una oración de

participio o de relativo, ensalzan una vida que se conduce según las reglas de la sabiduría» (KKoch, 20), asimismo,

se habla en particular de bienes terrenos (Eclo 25, 8, Gn 30, 13, Sal 127, 5), de prosperidad (Job 29, 10 s), de

sabiduría o sensatez (Prov 3, 13, Eclo 14, 20) o del cumplimiento del mandato divino (Sal 1, 1, 41, 2, 119, 1 y

passim) En los Salmos que recibieron el influjo del movimiento sapiencial es alabado como dichoso el que confia

en Dios («dichosos todos los que en ti confian» Sal 2,12,34, 9, cf Sal 84,13, Is 30,18), o también aquel al que se le

han perdonado los pecados (Sal 32, 1 s) La conexión entre felicidad religiosa en la dedicación a Yahve y felicidad

terrena a través de los dones del creador es determinante para la sabiduría Pero el mismo Yahve nunca es

denominado makanos Con esta formula se atribuye la dicha en forma solemne siempre a un hombre, naturalmente

de una manera distinta a como ocurre al impartir la -> bendición, que, pronunciada con poder para ello, es una

palabra eficaz. Para esta diferencia es significativo el hecho de que, durante un tiempo, la bendición fue privilegio

de los sacerdotes (Eclo 50, 22), mientras que el laico recurre al macansmo

2 Macansmos expresados en forma mas amplia o senes de macansmos se encuentran en la época israelítica

tardía (p ej Eclo 25, 7-10), ante todo en los textos apocalípticos (Dn 12, 12, Tob 13,14 s), en los cuales no es raro

que las bendiciones vayan completadas con maldiciones que sirven de contraste (Hen [eslav] 52, 1 ss, cf Hen [et]

103, 5) Por lo que se refiere al contenido, las bendiciones reciben aquí el carácter de un consuelo escatologico,

como ocurre en Hen [et] 58, 2 «(Bienaventurados vosotros los justos y los elegidos1 Porque vuestra suerte sera

magnifica» «No se trata ya de la confianza general en Dios sino de la espera creyente del final del mundo, de la

esperanza escatologica» (KKoch, 21)

3 En el judaismo helenístico queda de manifiesto el influjo helenístico, en el uso de la palabra makanos asi

ante todo en Filón, en el que la felicidad corresponde propiamente solo a la divinidad Únicamente Dios es feliz

monos makanos (Sacr AC 101) Los hombres solamente participan de esa felicidad en cuanto que la -> naturaleza

divina desciende sobre la creación Por el contrario, el judaismo rabimco entronca inmediatamente con el lenguaje

del AT «,Dichosos vosotros y las que os engendraron'iDichosos mis ojos que han visto tal cosa'», asi exclama

Rabban Johanan ben Zakkai ante sus discípulos (bChag 14b) El macansmo escatologico no se encuentra en el

183 (jiaKápiOQ) Bienaventurado

III 1. En el NT el verbo makarízo aparece solamente 2 veces (Le 1,48 y Sant 5,11),

el sustantivo makarismós solamente 3 veces (Gal 4, 15; Rom 4, 6.9), donde ambos pasajes

paulinos emplean la palabra como lenguaje formal. En cambio makários sale más a

menudo en el NT, por lo general en el marco de un macarismo. De los 50 ejemplos, 13 y

15 de ellos se encuentran en Mt y Le respectivamente, solamente unos pocos en Pablo,

dos en Jn, en 1 Pe y en Sant y 7 en Ap.

2. En cuanto a la forma, los macarismos neotestamentarios entroncan con los

macarismos amplificados y con las series de macarismos de la literatura apocalíptica. De

acuerdo con la fórmula hebrea 'as're, los macarismos escatológicos en el mensaje de Jesús

y de sus testigos se ponen en tercera persona y por lo regular van acompañados de una

motivación o descripción de la bienaventuranza (Mt 5, 3 ss): «Dichosos los que eligen ser

pobres, porque el reinado de Dios les pertenece» (cf. Le 1, 45 y passim). Maldiciones

contrapuestas a las bendiciones se encuentran en Le 6, 20 ss y, en cuanto al contenido,

también en las visiones de Ap 14,13; 16,15; 19,9 y passim (cf. asimismo Le 6, 5: codex D).

Los macarismos se encuentran preferentemente en los sinópticos y en Ap, y por el

contrario no se encuentran en el cristianismo primitivo marcado por el helenismo.

Cuando Pablo en Rom 14, 22 proclama dichoso a aquel que en sus decisiones no tiene

nada que reprocharse, y cuando en 1 Cor 7, 40 considera más dichosos a los que no se

casan, por lo que a la forma se refiere, más bien se sitúa en la tradición del macarismo

sapiencial. Se advierte claramente el uso lingüístico greco-helenístico en 1 Tim 1,11; 6,15,

donde se ensalza como feliz al mismo Dios (cf. asimismo Tit 2, 13 y Filón).

3. En el NT ocupan un puesto central ante todo las bienaventuranzas del sermón

del monte (Mt 5, 3-10 par, y la introducción al que se ha dado en llamar «discurso del

campo» de Le 6, 20 ss). Por lo demás, en Mt 5,1-10 se emplea la tercera persona frente a

Mt 5, 11 y Le 6 que adoptan la segunda persona, la cual responde al uso corriente y

parece ser la más primitiva. Con respecto al macarismo apocalíptico, no sólo hay

dependencia formal, sino también correspondencia de contenido en lo que se afirma: «No

se presentan las diversas virtudes... sino que más bien expresiones como "pobres de

espíritu" (los que eligen ser pobres), "los que sufren", "los no violentos", "los que tienen

hambre y sed de justicia" representan solamente diversos aspectos de una misma actitud

frente al mundo que está llegando a su fin, o sea, la actitud del que soporta y espera con

constancia. No se pone de relieve una suma de virtudes, sino más bien la proclamación de

la dicha, que suena de la misma manera en el "dichoso" de la primera mitad que en la

motivación expresada en la segunda mitad» (KKoch, 9). Frente a los macarismos

apocalípticos, los macarismos escatológicos se diferencian por sus afirmaciones paradójicas

(a los pobres de espíritu, a los débiles, a los que lloran, les pertenece el reino de Dios) y

por el hecho de que este reino de Dios está ligado con la vida y el anuncio de Jesús. Son

un ejemplo de lo que se expresa en Mt 11, 5: a los pobres se les predica el mensaje de la

alegría. La dicha que aquí se promete depende del reino de Dios que viene, el cual no

puede desvincularse del que lo trae.

Así, pues, en los macarismos se relacionan mutuamente el presente y el futuro. Esta

relación se subraya clarísimamente en los macarismos de Le 6,20 ss con el «ahora» que se

introduce en el v. 21: «Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis

saciados». Se dejan a un lado todos los bienes que tanto se alaban entre los griegos y en el

AT. «De la sorprendente valoración del reino de Dios resulta una inversión de las

valoraciones corrientes» (FHauck, 370). Por eso vale también la bienaventuranza para

aquellos que viven el comienzo del reino de Dios (Mt 13, 16 s), que salen a su encuentro

de la manera justa (Le 1,45; Mt 16,17; Jn 20,29) y no se escandalizan de él (Mt 11, 6), que

actúan según lo que han oído y experimentado (Le 14, 14; Jn 13, 17) y que aguardan en

actitud vigilante y confiada (Le 12, 37 s; Mt 24, 24; Sant 1, 12; Ap 16, 15 y passim). Por

distintos que sean cada uno de los macarisnos del NT, hay que sostener que su

perspectiva de futuro no debe entenderse en el sentido de un consuelo o de una

retribución posterior. Siempre se trata en ellos de la afirmación de un futuro, que lleva

consigo la transformación radical del presente.

U. Becker (Hannover)

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