LIBER  IV

 

UT CONSIDERET QUAE CIRCA SE SUNT

 

CONSIDERACIÓN DE LO QUE TIENE JUNTO A SI

 

 

Capítulo 1

 

§ 1

 

Si mihi plenius innotuisset, amantissime Eugeni, priora qualiter acceptaris,  secundum hoc vel fidentius in reliquum  processissem,  vel cautius,  aut certe substitissem omnino. Nunc vero, quia ob locorum distantiam id minime datur, non mireris si prodit exilior sermo anceps, verecunde, fateor, ad medium veniens.

 

Si supiese, amadísimo Eugenio, cómo has acogido los libros precedentes, continuaría los que me quedan con más confianza o con más circunspección, o simplemente pondría ya  unto final. Pero como no tengo ni la más remota idea por la distancia que nos separa, no te extrañe que vacile en proseguir y me adentre con temor, te lo confieso, en el corazón mismo del tratado.

 

§ 2

 

Primis itaque considerationis partibus libris prioribus pertractatis, in manibus est de his addere quae circa te sunt. Et ipsa quidem sub te, sed quo propiora, eo importuniora ibi. Nempe coram posita incuriam non  admittunt,  non  dissimulationem,  non oblivionem. Vehementius  urgent, turbulentius irruunt: verendum ne obruant. Circa eiusmodi quam sobria et intenta consideratione opus sit, proprio te experimento edoctum satis non ambigo.

 

Hemos visto ya en los libros anteriores los primeros temas para tu consideración. Ahora nos ocuparemos de todo lo que tienes junto a ti. También está bajo tu poder; pero dado que son realidades más próximas, te comprometen mucho más. No toleran la desatención, ni el disimulo o el olvido, por ser tan inmediatas. Urgen más irremisiblemente, se imponen más violentamente y se puede temer que lleguen a oprimirnos. No dudo que por ello sientes desde tu propia experiencia una gran necesidad de entregarte a su consideración atenta e intensa.

 

§ 3

 

Alioquin, si non cauta opportunaque interveniat consideratio, occupatio continuabitur, et vexationis non erit modus, et sollictudinis non erit finis. Non tempus vacuum, non liberum cor: plus laboris, et minus utilitatis. Dico autem instantia illa tua quotidiana, a Urbe, a curia, a domestica ecclesia tua. Haec, inquam, circa te  sunt,  clerus  et populus tuus, cui specialiter  episcoparis,  ac per hoc  specialis  curae teneris debitor  Hi  quoque,  qui  tibi  quotidie  assistunt,  seniores populi, orbis iudices, et qui item de domo et mensa tua sunt, capellani, cubicularii, ministri quique diversis deputati officiis in  obsequium  tui.  Hi  te  familiarius  visitant,  frequentius pulsant molestiusque sollicitant. Hi sunt qui non verentur suscitare dilectam, et antequam ipsa velit.

 

De lo contrario, si tu consideración prudente y detenida no ejerce su influencia, seguirán dominándote las ocupaciones sin posibilidad de moderar su tiranía ni de acabar con tu inquietud. No gozarás de tiempo disponible ni tendrás un corazón libre. Trabajarás más y rendirás menos. Me refiero a esa dedicación diaria a la Urbe, a la curia y a tu propia Iglesia diocesana. Esto es lo que tienes junto a ti: tu clero y tu pueblo, del que eres especialmente obispo, con el que por lo mismo tienes mayores obligaciones. Los que diariamente colaboran contigo, los senadores del pueblo, los jueces del orbe, los que forman tu casa y se sientan a tu mesa, los capellanes, camareros y demás criados para tus diversos servicios. Ellos son los que te visitan con mayor familiaridad, los que te importunan con más frecuencia y te solicitan con mayor dedicación. No temen despertar a la amada antes de lo que ella quisiera.

 

Capítulo 2

 

DE MORIBUS CLERI ET POPULI ROMANI

 

COSTUMBRES DEL CLERO Y DEL PUEBLO ROMANO

 

§ 1

 

Et primo quidem clerum illum ordinatissimum esse decet, ex quo praecipue in omnem Ecclesiam cleri forma  processit. Deinde omne quod perperam agitur  te praesente, id tibi turpius. Interest gloriae sanctitatis tuae, ut quos prae oculis habes, ita ordinati, ita sint informati, quatenus totius honestatis  et  ordinis ipsi  speculum,  ipsi  sint  forma. Inveniantur prae ceteris oportet expediti ad officia, idonei ad sacramenta, ad plebes erudiendas solliciti, circumspecti ad sese custodiendos in omni castitate.

 

Lo primero de todo, el clero romano debería ser el más digno, pues el estado clerical se extendió desde su seno principalmente a toda la Iglesia. Por otra parte, todo lo que en tu Iglesia sea impropio, repercute indignamente en tu misma persona. Es muy decisivo para la gloria de tu santidad que quienes vivan junto a ti sean rectos y ejemplares, como corresponde a los que deben ser espejo y modelo de santidad v rectitud. Tienen que superar a los demás por su competencia en los oficios eclesiásticos, por su idoneidad al administrar los sacramentos, por su celo en instruir a los fieles, por su vigilancia para mantenerse siempre castos.

 

§ 2

 

Quid de populo loquar? Populus  Romanus  est.  Nec brevius potui,  nec expressius tamen aperire de tuis parochianis quod sentio. Quid tam notum  saeculis,  quam protervia  et cervicositas Romanorum?  Gens  insueta paci,  tumultui  assueta, gens immitis et intractabilis usque adhuc, subdi nescia, nisi cum non valet resistere.  En plaga: tibi incumbit cura haec; dissimulare non licet.  Rides me forsitan fore incurabilem persuasus. Noli diffidere: curam exigeris, non curationem. Denique audisti: Curam illius habe, et non: Cura vel sana illum. Verum dixit quidam: Non est in medico semper relevetur ut aeger. At melius de tuis propono tibi. Paulus loquitur: Plus omnibus laboravi.  Non  ait:  Plus omnibus profui, aut:  Plus omnibus fructificavi, verbum insolens religiosissime vitans.

 

¿Y qué decir del pueblo? Es el pueblo romano. No puedo decirte con menos palabras y mayor claridad lo que pienso de él. ¿Hay algo tan proverbial como la arrogancia y la obstinación de los romanos? Es gente no familiarizada con la paz, predispuesta a la sedición, indomable y dura; incapaz de someterse hasta  que ya no puede más. Esta es su enfermedad: tú tienes que cuidarla y no te vale eludirlo. Acaso te rías de mí, porque estás convencido de que es incurable. No desconfíes: o que se te pide es que la atiendas, no  que la cures. Ya oíste aquellas pala ras: Cuida de él. No dice a parábola: Cúralo, sánalo. Con razón dijo un autor: No siempre está en mano del médico la curación del enfermo. Pero quizá te venga mejor una cita de los tuyos, por ejemplo, de Pablo: Trabajé más que nadie. No dice: conseguí más que nadie o he dado más fruto que nadie, evitando con su profundo sentido religioso términos más bien insolentes.

 

§ 3

 

Alias  autem noverat  homo,  quem  docuit Deus, quia unusquisque secundum suum laborem accipiet, non secundum proventum. Et ob hoc in laboribus potius quam in profectibus gloriandum putavit,  sicut alibi quoque habes ipsum dicentem: In laboribus plurimis. Ita, quaeso, fac tu quod tuum est; nam Deus quod suum est satis absque tua sollicitudine et anxietate curabit. Planta, riga, fer curam, et tuas explicuisti partes. Sane incrementum, ubi voluerit, dabit Deus, non tu. Ubi forte noluerit, tibi deperit nihil, dicente Scriptura:  Reddet Deus mercedem  laborum  sanctorum suorum. Securus labor, quem nullus valet evacuare defectus. Et hoc dixerim absque praeiudicio divinae potentiae et bonitatis. Scio induratum cor populi huius; sed potens est Deus de lapidibus istis suscitare filios Abrahae. Quis scit si revertatur et ignoscat, convertat et sanet es?  Sed non est propositi mei dictare Deo quid facere debeat; tibi utinam possim, quae oportet et prout oportet, suadere!

 

Ya sabía este hombre instruido por Dios que cada uno recibirá la recompensa según su trabajo, no según sus éxito. Por eso creyó que solamente podría gloriarse de sus esfuerzos, no de sus cosechas. Y expresamente lo dice: les gano en fatigas. Haz, pues, lo que depende de ti; que Dios se encargará de hacer lo suyo sin que te preocupes ni te angusties por ello. Planta, riega, cultiva con amor y  as cumplido con lo tuyo. El crecimiento lo da Dios como él quiere, no tú. Cuando no quiera darlo, tú no perderás mérito alguno, conforme dice la Escritura: Dios da a los santos la recompensa de sus trabaJos. Es un esfuerzo siempre seguro, porque no se verá frustrado. Y lo digo sin prejuzgar el poder y la bondad de Dios. Ya sé que está embotada la mente de este pueblo; pero de las piedras estas es capaz Dios de sacarle hijos a Abrahán. ¿Quién sabe si se arrepentirán y los hará volver en sí, perdonándolos con su salvación? Mas no puedo pretender dictarle a Dios lo que debe hacer. Ojalá fuese capaz de descubrirte tus deberes y cómo Llevarlos a la práctica.

 

Capítulo 3

 

§ 1

 

At locus dubius, et scrupulosa incidit disputatio. Nam ubi adoriar dicere quod sentio? Video satis quid imminet: clamabitur insuetum, nam iustum negari non poterit. Ego vero ne insuetum quidem assenserim. Nempe assuetum fuisse scio, ac per hoc in dissuetum potuisse venire, sed non i redire in insuetum. An vero assuetum quis neget, quod constat non modo aliquando factum, sed aliquamdiu factitatum? Quid illud sit dicam, et non proderit. Cur? Quia non placebit satrapis, plus maiestati quam veritati faventibus.

 

Veo que me he metido en un lugar oscuro y en una materia espinosa. No sé ni cómo empezar a manifestarte mis sentimientos. Presiento claramente lo que va a suceder. Todos protestarán de que planteo algo insólito, pero no pueden negar que es justo. Yo diría que ni siquiera es insólito. Porque si estuvo en vigor y con el tiempo pudo caer en desuso, el hecho de volver a cumplirlo no debe concebirse como una novedad. Podría negarse que ha sido una costumbre establecida lo que solo se ha realizado una vez. Pero no, si se ha practicado con frecuencia. En seguida te diré a qué estoy refiriéndome, aunque no servirá de nada. ¿Por qué? Porque desagradará a los sátrapas, que hacen más la corte al poder que a la verdad.

 

§ 2

 

Fuerunt ante te qui se totos ovibus pascendis exponerent, pastoris opere et nomine gloriantes, nihil sibi reputantes indignum, nisi quod saluti ovium obviare putarent, non quaerentes quae sua sunt, sed impendentes: impendere curam, impendere substantiam, impendere et seipsos. Unde unus illorum: Et ego, ait,  superimpendar pro  animabus vestris.  Et tamquam dicerent:  Non  venimus  ministrari  sed  ministrare  ponebant,  quoties oportuisset,  sine sumptu  Evangelium. Unus erat de subditis quaestus, una pompa unaque voluptas, si quo modo eos possent parare Domino plebem perfectam. id omnimodis satagebant; etiam in multa contritione cordis et corporis, in labore et aerumna, in fame et siti, in frigore et nuditate.

 

Antes que tú había pastores en la Iglesia que se entregaron de lleno a las oveJas, gloriándose del nombre y del oficio de pastor. Nunca creyeron indigno de sus personas nada que juzgasen oportuno para el bien de los suyos. No buscaron sus propios intereses y se desvivieron por su rebaño. Le entregaron su trabajo, sus bienes y se entregaron a sí mismos. Así lo confiesa uno de ellos: Y me desgastaré yo mismo por nosotros. Este fue su lema: No hemos venido para ser servidos, sino para servir. Siempre que podían, anunciaban el Evangelio, ofreciéndoselo de balde. Sólo buscaban este sueldo, esta única gloria, esta única satisfacción: prepararle al Señor un pueblo bien dispuesto. Y lo procuraban con todas sus fuerzas, con grandes sufrimientos de cuerpo y alma, muertos de cansancio y de penas, con hambre y con sed, con frío y sin ropa.

 

Capítulo 4

 

§ 1

 

Ubi nunc, quaeso, consuetudo haec? Subiit dissimilis valde; longe in aliud mutata sunt studia, et utinam non in peius! Cura tamen et anxietas, et aemulatio, et sollicitudo, fateor,  perseverant:  translata  haec,  non  imminuta. Testimonium vobis perhibeo, quod nec substantiae parcius, non magis quam ante. Diversa autem locatio dissimilitudinem facit. Magna abusio! Pauci ad os legislatoris, ad manus  omnes  respiciunt.  Non  immerito  tamen:  omne  papale negotium i ae agunt. Quem dabis mihi, de tota maxima Urbe, qui te in Papam receperit, pretio seu spe pretii non interveniente?  Et tunc  potissimum volunt dominari, cum professi  fuerint  servitutem.  Fideles  se  spondent, ut opportunius fidentibus noceant. Ex hoc non erit consilium tibi a quo se arcendos putent, non secretum quo se non ingerant. Si stante pro foribus quoquam illorum, moram vel modicam fecerit ostiarius, ego tunc  pro illo esse nolo. Et nunc experire paucis, noverimne et ego vel aliquatenus mores gentis. Ante omnia sapientes sunt ut faciant mala, bonum autem facere nesciunt. Hi invisi terrae et caelo, utrique iniecere manus,  impii in  Deum,  temerarii in  sancta,  seditiosi  in invicem, aemuli in vicinos, inhumani in extraneos, quos neminem amantes amat nemo, et, cum timeri affectant ab omnibus, omnes timeant necesse est.

 

Yo me pregunto quién vive hoy así. Se impuso algo totalmente distinto; el estímulo ha girado en dirección opuesta y ojalá hubiera sido para superarles. No es que haya desaparecido el afán, la ansiedad, la emulación y la inquietud; no han disminuido, pero han cambiado de objeto. Soy testigo de que no regateas más que antes los gastos. Mas la diferencia se ve claramente en su empleo tan diverso. ¡Gran abuso! Son muy pocos los que atienden a tu voz de legislador,pero casi todos se fijan sólo en tus manos. Y con razón: porque ellas administran los bienes pontificios. ¿Puedes citarme entre todos los habitantes de esa gran Urbe uno solo que no te haya acogido como papa por algún favor recibido o por la esperanza de conseguirlo? Cuanto más alardean de ser siervos tuyos, mayor es su comezón por el ansia de poder. Prometen fidelidad y se valen de su influencia para atropellar más libremente a quienes se fían de ellos. Dan por hecho que nunca deberían ser excluidos del consejo que necesitas y pretenderán entrometerse en cualquier secreto. Si tienen que esperar a la puerta de palacio porque se retrasa unos minutos el portero, no quisiera estar yo en su lugar. Por estos detalles verás que conozco algo las mañas de esa gente. Son especialmente sagaces para urdir el mal e incapaces de practicar el bien. Se han hecho odiosos al cielo y a la tierra, porque contra ambos atentaron. Impíos para con Dios, temerarios con lo más sagrado, enemigos entre sí, rivales de sus prójimos, inhumanos con los extraños, no son amados por nadie porque a nadie aman, y aunque desean ser temidos por todos, a todos deben temer.

 

§ 2

 

Hi sunt qui subesse non sustinent,  praeesse non  norunt,  superioribus infideles inferioribus importabiles. Hi inverecundi ad petendum, ad negandum frontosi. Hi importuni ut accipiant, inquieti donec accipiant  ingrati ubi acceperint. Docuerunt linguam suam grandia  loqui,  cum  operentur  exigua.  Largissimi promissores et parcissimi exhibitores, blandissimi adulatores et mordacissimi  detractores,  simplicissimi dissimulatores et malignissimi proditores. Excurrimus usque huc, plenius te atque expressius admonendum putantes horum quae circa te sunt in  ac parte.

 

Son los que no toleran obedecer ni saben mandar, desleales a los superiores e insoportables para los súbditos. Descarados para pedir y altaneros para denegar. Importunos con tal de conseguirlo todo, inquietos hasta que lo reciben, desagradecidos cuando lo alcanzan. Sus lenguas aprendieron a soltar grandiosidades, pero sus obras son ridículas. Lo prometen todo y no cumplen nada. Son empalagosos para adular y cáustico para difamar, candorosísimos en su disimulo y taimados en su traición. He pormenorizado tanto, con la intención de ponerte sobre aviso acerca de lo que tienes junto a ti.

 

Capítulo 5

 

§ 1

 

Iam ad ordinem recurramus. Quale est quod de spoliis ecclesiarum  emuntur,  qui  dicunt  ibi:  Euge,  euge  Pauperum vita in plateis divitum  seminatur.  Argentum micat in luto: accurritur undique, tollit illud non pauperior, sed fortior, aut qui forte citius praecucurrit. A te tamen mos iste, vel potius mors ista, non coepit; in e utinam desinat! Sed reliqua prosequamur. Inter haec tu pastor procedis deauratus, tam multa circumdatus varietate. Oves quid capiunt?  auderem dicere: daemonum magis quam ovium pascua haec. Scilicet sic factitabat Petrus, sic Paulus ludebat?

 

Volvamos a nuestro esquema. ¿Qué es eso de comprar con despojos de las Iglesias a las gentes  que te vitorean a tu paso por las calles de los ricos, arrojándoles el sustento a los pobres? Brilla en el lodo la plata y se abalanzan todos a por ella; pero no la atrapa el más necesitado, sino el más fuerte ágil. No iniciaste tú esta mala costumbre o, más bien, esta desgracia. Pero ojalá acabases con ella. Prosigamos. Entre esta algarabía se destaca tu figura cuando avanzas vestido de tisú de oro rodeado del más vivo colorido. ¿Ganan algo con ello tus ovejas? Si tuviese valor, te diría que estos pastos les agradan más a los demonios que a ellas. ¿Hacia eso Pedro, se entretenía así Pablo?

 

§ 2

 

Vides omnem ecclesiasticum zelum fervere sola pro dignitate tuenda. Honori totum datur, sanctitati nihil aut parum. Si, causa requirente, paulo  submissius  agere ac socialius te habere tentaveris: Absit!  inquiunt.  Non  decet,  tempori  non  congruit, maiestati non convenit: quam geras personam attendito. De placito  Dei  ultima  mentio  est; pro  iactura salutis  nulla cunctatio, nisi quod sublime est; hoc salutare dicamus, e quod gloriam redolet, id  iustum. Ita omne humile probro ducitur inter palatinos, ut facilius qui esse quam qui apparere humilis velit invenias. Timor Domni simplicitas reputatur, ne dicam  fatuitas. Virum circumspectum  et amicum propriae conscientiae  calumniantur  hypocritam.  Porro  amatorem quietis, et sibi interdum vacantem, inutilem dicunt.

 

Como puedes comprobar, todo el celo de los eclesiásticos se agota únicamente en defender su dignidad personal. Todo se va en honores; casi nadie se empeña en la propia santidad. Si alguna vez, por requerirlo las circunstancias, intentas ser más sencillo y accesible, escucharás en seguida: Cuidado. No está bien, no es propio de nuestros tiempos, no corresponde a tu grandeza; lleva cuenta del cargo que representas. Lo último que mencionen será la voluntad de Dios. Viven totalmente despreocupados de su salvación, como si creyésemos que las grandezas pueden salvarnos o pensáramos que es justo todo lo que satisface a la vanagloria. Lo humilde es juzgado en tu corte como una abyección; por eso encontrarás antes al sencillo que a quien desee parecerlo. El temor de Dios se considera como una simpleza, por no decir como una necedad. Llaman hipócrita al comedido y al hombre de conciencia. Al que ama la paz y se reserva un tiempo para su espíritu lo tienen por inútil.

 

Capítulo 6

 

UT EOS PER SEIPSUM PRAEDICET

 

QUE PREDIQUE A LOS DEMÁS CON SU VIDA

 

§ 1

 

Quid ergo tu? Evigilasne adhuc ad istos, qui circumdederunt te laqueis mortis?   Quaeso, sustine paulisper  et supporta me. Immo da veniam, non tam temere quam timide haec loquenti. Aemulor te aemulatione  bona, et utinam quam vehementi, tam utili. Scio ubi habitas; increduli et subversores sunt tecum. Lupi, non oves sunt: talium tamen tu pastor. Utilis consideratio, qua forte inveneris quomodo, si feri possit, convertas eos, ne ipsi subvertant te. Quid diffidimus posse reverti in  oves,  e quibus verti in  lupos potuerunt? Hic, hic, non parco tibi, ut parcat Deus. Pastorem e populo huic certe aut nega, aut exhibe. Non negabis, ne cuius sedem tenes, te neget heredem. Petrus hic est, qui nescitur processisse aliquando vel gemmis ornatus, vel sericis, non tectus auro, non vectus equo albo, nec stipatus milite, nec circumstrepentibus  saeptus  ministris.  Absque  his  amen credidit satis posse impleri salutare mandatum: Si amas me, pasce  oves  meas.

 

Y tú, ¿en qué piensas? ¿aún no te has enterado de que te envuelven las redes de la muerte? Te suplico que te contengas un poco y me soportes. Más aún: discúlpame que te hable ahora respetuosamente, pero sin ligereza alguna. Me consume el deseo de tu bien. Ojalá que esta impetuosidad mía te sirva de algo. Sé dónde vives; conviven contigo hombres incrédulos y rebeldes. Son lobos y no ovejas; pero eres su pastor. No lo niegues, no sea que sentándote en su sede, te rechace como heredero. Vives junto al sepulcro de Pedro. El jamás se presentó vestido de sedas, cargado de joyas, cubierto de oro sobre blanco corcel, escoltado por soldados y acompañado de aparatoso séquito. Pero desnudo de todo, tuvo suficiente fe para creer que podría cumplir el mandato salvador: Si me amas, apacienta mis ovejas.

 

§ 2

 

In  his  successisti,  non  Petro,  sed Constantino. Consulo toleranda pro tempore, non affectanda pro debito. Ad ea te potius incito, quorum te scio debitorem. Etsi purpuratus, etsi deauratus incedens, non est tamen quod horreas operam curamve pastoralem, Pastoris heres: non est quod  erubescas Evangelium.  Quamquam  si volens evangelizes, inter Apostolos quidem etiam gloria est tibi. Evangelizare, pascere est. Fac opus evangelistae, et pastoris opus implesti.

 

Es como para pensar que tú no eres el sucesor de Pedro, sino del emperador Constantino. Te aconsejo que a lo más toleres esas costumbres, porque así lo han impuesto los tiempos pero que no las apetezcas como algo que te corresponde. Prefiero exhortarte a que cumplas las obligaciones que has contraído. Aunque te vistas de púrpura, aunque lleves oro encima, no tienes por qué rehuir el trabajo y la solicitud pastoral, heredero como eres del Pastor: no debes avergonzarte de anunciar el Evangelio. Al contrario, si evangelizas celosamente, participarás de la misma gloria de los apóstoles. Evangelizar es como apacentar. Cumple tu misión de evangelista y así llevarás a cabo tu oficio  de pastor.

 

Capítulo 7

 

§ 1

 

Dracones, inquis, me mones pascere, et scorpiones, non oves. Propter hoc, inquam, magis aggredere eos, sed verbo, non ferro. Quid tu denuo usurpare gladium tentes, quem semel iussus es reponere in vaginam?  Quem tamen qui tuum negat, non satis mihi videtur attendere verbum Domini dicentis sic: Converte gladium tuum in vaginam. Tuus ergo et ipse, tuo forsitan nutu, etsi non tua manu, evaginandus. Alioquin, si nullo modo ad te pertineret et is, dicentibus Apostolis: Ecce gladii duo hic, non respondisset Dominus: Satis est,  sed:  Nimis est.  Uterque  ergo Ecclesiae, et spiritualis scilicet gladius, et materialis, se  is quidem pro Ecclesia, ille vero et ab Ecclesia exserendus: ille sacerdotis, is militis  manu,  sed  sane  ad  nutum  sacerdotis  et iussum imperatoris. Et de hoc alias. Nunc vero arripe illum, qui tibi ad feriendum creditus est, et vulnera ad salutem, si non omnes, si non vel multos, certe quos possis.

 

Dirás que te mando apacentar escorpiones y no ovejas. Razón de más para que lo intentes, pero con tu persuasión; no con las armas. ¿para qué vas a tomar de nuevo   espada, si va una vez te mandaron envainarla? Con todo, si alguien negase que es tuya, creo que no ha comprendido bien la palabra del Señor: Mete la espada en su vaina. Porque repito que es tuya puede ser desenvainada quizá con tu consentimiento, aunque no por ti mismo. Si no fuese tuya en ningún sentido, cuando los apóstoles le dijeron al Señor: Aquí hay dos espada, no hubiera respondido: Ya basta, sino: sobran. Por tanto, la Iglesia puede poseer las dos espadas, la espiritual y la material. Esta para que la defiendan y la otra para usarla ella misma; una la esgrime únicamente el sacerdote, y la segunda el militar con el consentimiento del pontífice y por orden del emperador. De esto ya traté en otro lugar. Tú empuña ahora la que has recibido para herir; hiere para salvarlos, si no a todos o a muchos, al menos a los que puedas.

 

Capítulo 8

 

§ 1

 

Non  sum,  inquis,  melior quam  patres  mei. Quem illorum domus exasperans, non dico, audiit, sed non irrisit? Ideo tu insiste magis, si forte audiant et quiescant insiste et resistentibus. Dicendo haec, forte nimius dicar. Num nostra illa vox: Insta opportune, importune? Hunc, si audes, nimium appellato. Prophetae praecipitur: Clama, ne cesses  Ad quos, nisi ad sceleratos et peccatores? Annuntia, inquit populo meo scelera eorum, et domui Iacob peccata eorum Prudenter adverte et sceleratos perhiberi, et populum Domini. Puta de his idem. Etsi scelerati, etsi iniqui, vide ne audias: Quod uni ex is meis non fecisti, nec mihi fecisti. Fateor populum   tum exstitisse usque adhuc dura fronte et indomito corde; sed utrumne etiam indomabili, nescio unde liquido scire possis.

 

Replicarás: Yo no valgo más que mis padres. ¿Hizo caso este pueblo exasperante a alguno de ellos? Si hasta los escarnecieron. Por eso mismo debes esforzarte más, por si te escuchan y los reconcilias; si se te resisten, debes insistir de mil maneras. Tal vez sea un exagerado. Pero no lo digo yo: Insiste Q tiempo y a destiempo. Si te empeñas, sigue tomándolo como una exageración. Pero al profeta se le requiere: Grita a voz en cuello, sin cejar. ¿a quiénes sino a los malvados y pecadores? Denuncia a mi pueblo sus delitos, a la casa de Jacob superados. Fíjate en este matiz: les trata a la vez como criminales y como pueblo de Dios. Así debes pensar tú de los tuyos. Aunque sean malvados e inicuos, considéralo bien, no sea que un día te digan: Cada vez que dejasteis de hacerlo con uno de esos más humildes, dejasteis de hacerlo conmigo. Reconozco que hasta ahora ese pueblo se ha mostrado terco y de corazón indómito. Pero no puedes tener la certeza de que además es indomable.

 

§ 2

 

Potest fore, quod necdum fui. Si diffidis tu, sed apud Deum non erit impossibile omne verum. Si dura fronte sunt, durato et tu e contra tuam. Nil tam durum, quod duriori non cedat. Dominus ad Prophetam: Dedi frontem tuam duriorem frontibus eorum. Unum est quod te absolvit, si egisti cum populo illo, ut possis dicere: Popule meus, quid tibi debui facere, et non feci? Si sic fecisti nec profecisti, est demum quod facias et quod dicas: Exi de Hur Chaldaeorum, et dicto quia oportet me et aliis civitatibus evangelizare. Puto nec paenitebit exsilii, orbe pro Urbe commuato.

 

Queda la posibilidad de que suceda lo que nunca ha ocurrido. Tú desconfiarás; pero nada hay imposible para Dios. Si son de dura cerviz, sé tú tan terco como ellos. Nada hay tan resistente que no ceda ante otra cosa más dura. Por eso dice el Señor al mismo profeta: Hago tu rostro tan duro como el de ellos. Solamente podrás excusarte si has tratado a tu pueblo de tal manera que puedas decirle de verdad: ¿Qué más cabría hacer por mi pueblo que no lo haya hecho? Si te entregaste hasta ese extremo y no conseguiste nada, al fin debes proponerte y realizar lo que dice la Escritura: Sal de Ur de los caldeos, añadiendo: porque también a los otros pueblos tengo que anunciarle el reino de Dios. Espero  que no te pese tanto un destierro en el que cambias el mundo entero por la Urbe.

 

Capítulo 9

 

QUALES SIBI DEBEAT ELIGERE COLLATERALES ET COADIUTORES

 

LOS ASISTENTES Y COLABORADORES QUE DEBE ELEGIR PARA SI

 

§ 1

 

Veniamus ad collaterales et coadiutores tuos. Hi seduli tibi, hi intimi sunt. Quamobrem si boni sum, tibi potissimum sunt; si mali, aeque plus tibi. Ne te dixeris sanum dolentem  latera;  hoc  est:  ne  te dixeris  bonum, malis innitentem. Aut, si bonus sis, bonitas tui solius quem fructum afferre  potest, sicut in superiore libro dixisse me memini Quid,  inquam,  emolumenti affert ecclesiis Dei  tua unius hominis iustitia, ubi sententia praevalet aliter affectorum? Sed nec tuta tibi tua bonitas obsessa malis, non magis quam sanitas vicino serpente. Non est quo te subducas malo intestino. Et, e regione, bonum domesticum eo amplius, quo saepius, iuvat. Sed sive levent, sive gravent, cui rectius imputandum quam tibi, qui tales aut elegisti, aut admisisti? Non de omnibus dico: nam sunt quos non elegisti, sed ipsi te. At potestatem non habent, nisi quam tu eis aut tribueris, aut permiseris. Ad idem ergo revertimur. Tibi imputa quidquid patieris ab eo, qui sine te potest facere nihil. His exceptis, de cetero non inconsiderate, ut vides, eligendi quique seu colligendi sunt in opus ministerii huius.

 

Vamos a tratar ahora de tus asistentes y colaboradores. Son tus más adictos, tus más íntimos. Si son virtuosos, serán extraordinarios para ti; de lo contrario, pésimos. Cuando te duele un costado, no puedes decir que te encuentras bien. Es decir, no creas que eres bueno si te apoyas en los malos. Porque tu bondad, ella sola, a nadie beneficia, conforme lo expuse en el libro anterior. Tu justicia personal no puede solucionar nada a las iglesias cuando prevalece la sentencia de otros que no piensan como tú. Por otra parte, rodeado de esa gente, ni siquiera puedes estar seguro de tu bondad, como si tuvieras cerca de ti una serpiente. Si nos amenaza un mal interno, de nada nos sirve refugiarse. Al revés, el ambiente familiar es una ayuda continua si es benigno. En todo caso, te alivien o te abrumen, todo dependerá exclusivamente de ti, porque tú los elegiste o los admitiste. Claro es que no me refiero a todos. Algunos te eligieron a ti, y no al revés. Pero sólo gozan de la competencia  que tú les hayas concedido o permitido. Así  que estamos en  as mismas. Tú eres el único responsable de todo cuanto debas sufrir por culpa de quienes sin ti nada pueden decir. Prescindiendo ya de éstos, como puedes ver, no obres a la ligera cuando tengas que seleccianar o reunir a los demás colaboradores para desempeñar sus oficios.

 

§ 2

 

Tuum est undecumque evocare et adscsicere tibi, exemplo Moysi, senes, non iuvenes, sed senes non tam aetate quam moribus, quos tu nosti quia senes populi sunt. Annon eligendi de toto orbe, orbem iudicaturi? Sane huic negotio non  se ingerat rogans; consilio,  non prece agendum est. Sunt quae necessario a nobis rogantium aut extorquet importunitas, aut necessitas meretur. At istud in his quae nostra sunt. Ubi autem non licet quod volo facere, quis locus roganti? Nisi forte qui me rogat, hoc rogat, ut quod vult, velle liceat mihi, et non magis ut velim. Alius pro alio, alius forte et pro se rogat. Pro quo rogaris, sit suspectus: qui ipse rogat pro se, iam iudicatus est. Nec interest, per se an per alium quis roget. Clericum curiam frequentantem, qui non sit de curia,  ad idem noris pertinere ambientium genus. Adulantem et ad placitum cuiusque loquentem,  unum de rogantibus puta, etiamsi nihil rogaverit. Scorpioni non est in facie quod formides, sed pungit a cauda.

 

A ejemplo de Moisés, debes llamarlos de donde sea r rodearte de ancianos, no de jóvenes; pero que sean ancianos no tanto por su edad como por su vida y costumbres. Debes conocerlos bien para constituirlos ancianos del pueblo. ¿Y por qué no elegirlos de todo el orbe, si han de juzgar al orbe entero? Importa mucho que en su designación no te veas obligado a elegir a nadie porque te lo soliciten o te lo recomienden; debes decidir por propia deliberación y no por influencias. Hay cosas que no pueden denegarse, porque nos las arrancan a fuerza de insistencias o por la extrema necesidad del que la pide. Pero sólo si se trata de asuntos exclusivamente personales. Cuando no puedo hacer lo que a mí me gustaría, ¿le quedará alguna posibilidad al que lo solicita? Sólo si se limita a desear, no ya la concesión de lo que él pide, sino que yo pueda lícitamente querer lo que solicita. Unos piden ese favor para sí mismos y otros para los demás. No te fíes simplemente de los que te son recomendados; y el que directamente pide para sí, ya está juzgado. Poco importa que lo solicite por sí mismo o se sirva de una recomendación. De un clérigo que frecuente mucho la curia sin pertenecer a ella, ya puedes imaginarte, sin más, que es de la misma calaña que los ambiciosos. Aunque no te pida nada, piensa que algo busca de ti ese adulador que a todos da la razón. Y ten cuidado con el escorpión que se presenta de cara, porque punza con la cola.

 

Capítulo 10

 

§ 1

 

Si ad talium blanditias cor tuum, ut assolet, molliri senseris, memineris scriptum: Omnis homo primum bonum vinum ponit;  rum autem inebriati fuerint, tunc id quod deterius est. Pari pondere aestimaveris eius humilitatem qui timet, et eius qui sperat: Viri callidi et dolosi proprium esse solet tunc praetendere humilitatem, cum  aliquid obtinere voluerit, de qualibus dicit Scriptura:  Est qui se humiliat nequiter, et interiora eius plena sunt dolo. De vobis ipsis sume sententiae huius evidens ac familiare exemplum. Quantos,  quos  supplices admisisti, postmodum sustinuisti graves,  insolentes,  contumaces,  rebelles!  Quod  quidem interius  malum  tegunt  priricipia,   posteriora  produnt. Verbosulum  adolescentem et studentem eloquentiae, cum sapientiae sit inanis  non aliud quam iustitiae hostem reputes. Pro huiusmodi falsis fratribus   dicit tibi Magister: Manus cito nemini imposueris.

 

Cuando adviertas que se te ablanda el corazón con los halagos de esa gente, como suele suceder, recuerda aquello del Evangelio: todo el mundo sirve primero el vino bueno cuando la gente está bebida  el peor. Captarás con la misma lucidez la verdadera humildad del temeroso y la del que solamente espera algo de ti. Es típico del astuto y encubridor fingir humildad cuando desea conseguir una cosa. Dice de ellos la Escritura: Hay quien se humilla falsamente y sus entrañas revientan de engaño. Tú mismo puedes comprobar la verdad de esta sentencia, pues claramente la percibes a diario en tu curia. ¡A cuántos que admitiste por puro favor, tienes que soportar ahora su dureza, insolencia, rebeldía y contumacia! La maldad que encubren al principio sale después a relucir. Cuando veas a un jovenzuelo charlatán y amigo de discursear, pero vacío de saber, tenlo sin más por enemigo de la justicia. A propósito de estos falsos hermanos, te recomienda el Maestro: A ninguno le impongas las manos a la ligera.

 

Capítulo 11

 

§ 1

 

Excluso itaque universo hoc pestilenti genere hominum, curae tibi maxime sit introducere tales, quos postmodum introduxisse non paeniteat. Turpe est tibi saepius retractare quod feceris, et iudicum tuum frequenter periclitari non decet. Diligenter proinde omne quod faciendum erit tracta apud te et cum his qui te diligunt. Tracta ante factum quia post factum sera retractatio est. Sapientis consilium est: Omnia fac cum consilio, et post factum non paenitebis.

 

Excluido ya todo este tipo pestilente de personas, pon todo tu empeño en buscar a gentes de las que luego no debas arrepentirte por haberlas admitido. Te honraría muy poco estar siempre retractándote de lo que ya has hecho; no es conveniente que tus decisiones se desacrediten con tanta frecuencia. Cuando debas tomar una resolución, piénsalo contigo mismo y con los que te aprecian de verdad. Medítalo detenidamente antes; que después siempre llega tarde la retractación. Es un consejo del sabio: hazlo todo con consejo, y, después de verlo, no te arrepentirás.

 

§ 2

 

Et hoc tibi persuade, qui admittendi sunt, difficile in curia posse probari; et ideo, si fieri potest, viros probatos oportere eligi, non probandos. Nos in monasteriis omnes recipimus spe meliorandi;  at curia  bonos facilius  recipere  quam  facere consuevit. Quod si plures in ea defecisse bonos quam malos profecisse probavimus, quaerendi sane quibus nec defectus timeatur, nec profectus optetur,  utpote iam perfectis.

 

Y convéncete: es muy difícil probar bien dentro de la curia a los que van a ser admitidos. Por eso, si es factible, resulta mejor elegir a personas ya probadas y no a prueba. 1\nosotros recibimos en los monasterios a todos con la esperanza de que sean mejores más tarde. Pero la tradición de la curia fue recibir a los que ya son perfectos y no pretender hacerlos después. La experiencia dice que fueron más los buenos que dejaron de serlo y menos los malos que se corrigieron. Por eso es preferible buscar personas ya perfectas, cuyos fallos no se teman, porque ya no hay necesidad de fiarse de su progreso.

 

Capítulo 12

 

§ 1

 

Itaque non volentes neque currentes  assumito, sed cunctantes,  sed  renuentes;  etiam  coge  illos  et  compelle intrare. In talibus, ut opinor, requiescet spiritus tuus, qui non sint attritae frontis, sed verecundi, sed timorati; praeter Deum tantum timeant nihil, nihil sperent nisi a Deo, qui advenantium  non  manus  attendant,  sed  necessitates;  qui stent viriliter pro afflictis et iudicent in aequitate pro mansuetis  terrae;  qui  sint  compositi  ad  mores,  probati ad  sanctimoniam,  parati  ad  oboedientiam,  mansueti  ad patientiam, subiecti  ad disciplinam,  rigidi  ad  censuram, catholici a fidem, fideles ad dispensationem, concordes ad pacem, conformes ad unitatem; qui sint in iudicio recti, in consilio providi, in iubendo discreti, in disponendo industrii, in agendo strenui, in loquendo modesti, in adversitate securi, in prosperitate devoti, in zelo sobrii, in misericordia non remissi, in otio non otiosi, in  hospitio non  dissoluti, in convivio non effusi, in cura rei familiaris non anxii, alienae non cupidi, suae non  prodigi,  ubique  et  in  omnibus circumspecti;

 

En consecuencia, no recibas sin más a quienes lo solicitan afanosamente; admite a los indecisos y a los que rechazan estos cargos; a ésos debes obligarles a entrar. A mi parecer, en esos últimos podrás descansar tranquilo. Nunca serán altaneros, sino respetuosos y comedidos; a nadie temerán sino a Dios y todo lo esperarán de Dios. No tendrán en cuenta )as riquezas de los que a ellos acudan, sino sus necesidades. Se mostrarán valientes en la defensa de los oprimidos y juzgarán a los pobres con justicia. Serán íntegros y  de probada santidad; dispuestos siempre a obedecer, resignados en sus sufrimientos, sumisos a la disciplina, estrictos en la censura, católicos por su fe, fieles en la administración, artífices de la paz, colaboradores de la unidad, rectos en sus juicios, prudentes en sus consejos, moderados en sus ordenes, hábiles en sus disposiciones, activos en su trabajo, discretos en su conversación, perseverantes en la adversidad, piadosos en la prosperidad, sobrios con sus pasiones, generosos en su misericordia, ocupados en sus ocios, mensurados en su hospitalidad, frugales en los convites, desinteresados para su economía familiar, respetuosos de la ajena, buenos administradores de la suya, siempre y en todas sus cosas circunspectos.

 

§ 2

 

qui legatione pro Christo fungi, quoties opus erit, nec iussi renuant, nec non iussi affectent; qui quod verecunde excusant, obstinatius non recusent; qui missi, post aurum non eant, sed Christum sequantur e; qui quaestum legationem  non  aestiment   nec  requirant  datum,  sed fructum; qui regibus Ioannem  exhibeant,   Aegyptiis Moysen,  fornicantibus  Phinees,  Eliam  idololaris  Elisaeum  avaris,  Petrum  mentientibus,  Paulum blasphemantibus, negotiantibus Christum; qui vulgus non spernant, sed doceant; divites non palpent, sed terreant; pauperes non gravent,  sed  foveant; minas principum non paveant, sed contemnant; qui non cum turba intrent, nec eum ira exeant; qui  ecclesias non  spolient,  sed emendent; qui marsupia non exhauriant,  sed  corda reficiant et crimina corrigant, famae provideant suae nec invideant alienae; qui orandi studium gerant et usum habeant, ac de omni re orationi plus fidant quam suae industriae vel labori;

 

No se negarán a rehusar que se les nombre embajadores de Cristo siempre que fuera preciso, ni lo ansiarán cuando no se les designe para ello. Tampoco rechazarán lo que antes rehusaron con toda sencillez. Los nuncios no irán tras el oro y seguirán las huellas de Cristo. No codiciarán el lucro en su misión, ni exigirán que se les dé nada, porque sólo buscarán la eficacia de su ministerio. Se presentarán ante los reyes como Juan, ante los egipcios como Moisés, ante los fornicarios como Fineés, ante los idólatras como Elías, ante los avaros como Eliseo, ante los simoníacos como Pedro, ante los blasfemos como Pablo, ante los traficantes como Cristo. No despreciarán al pueblo, porque lo instruirán. No pueden halagar a los ricos, sino atemorizarlos; ni gravar más a los oprimidos, sino ayudarlos. No se intimidarán con las amenazas de los príncipes, porque las despreciarán. A donde vayan llegarán sin estrépito y marcharán en paz. No saquearán las iglesias y atenderán a su restauración. No esquilmarán las bolsas, sino que confortarán los corazones y corregirán los vicios: Cultivarán su propia fama sin envidiar la ajena. Pondrán todo su empeño en orar y habituarse a la oración, fiándose en todo mucho más de su espíritu de oración que de sus cualidades personales y de su esfuerzo.

 

§ 3

 

quorum ingressus pacificus, modestus exitus sit; quorum sermo aedificatio, quorum vita  iustitia,  quorum  praesentia grata, quorum memoria in benedictione; qui se amabiles praebeant, non vero, sed opere; reverendos exhibeant, sed actu, non fastu; qui humiles cum humilibus et eum innocentibus innocentes duros dure  redarguant,  malignantes  coerceant,  reddant retributionem  superbis;  qui  non  de  dote viduae  et patrimonio Crucifixi se vel  suos  ditare  festinent, gratis dantes quod gratis acceperunt, gratis facientes iudicium iniuriam  patientibus   vindictam in nationibus, increpationes in populis; qui de tuo denique spiritu, instar illorum septuaginta Moysi, accepisse cernantur, per quem sive absentes, sive praesentes contendant placere tibi, placere Deo; qui ad te redeant, fatigati quidem, sed non suffarcinati simul et gloriantes, non quod curiosa seu pretiosa quaeque terrarum attulerint, sed quod reliquerint pacem regnis, legem barbaris, quietem monasteriis, ecclesiis ordinem, clericis disciplinam, Deo populum acceptabilem, sectatorem bonorum operum.

 

Sea pacífica su entrada y sencilla su salida. Sus palabras serán edificantes, su vida honrada, su presencia grata, su recuerdo mil veces bendito. Amables, pero no de boquilla, sino con la verdad de sus obras. Se harán respetar por su género de vida y no por su soberbia. Con los sencillos serán sencillos y con los inocentes serán inocentes. Reprenderán duramente a los empedernidos, se opondrán a los malvados y a los soberbios les pasarán su merecido. No se consumirán por hacerse ricos ellos y sus familias a costa de lo que se reserva para las viudas y con el patrimonio del Crucificado; de balde dan lo que de balde recibieron, haciendo justicia desinteresadamente y defendiendo a todos los oprimidos, para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones. Deben participar claramente del espíritu que tú posees como los setenta dirigentes de Moisés, y, en tu presencia o en tu ausencia, sólo se esforzarán por complacerte complaciendo a Dios. Volverán a ti fatigados, pero no agotados; satisfechos, no de las cosas raras y preciosas que traen consigo, sino de haber dejado la paz en los reinos, la ley a los incultos, la tranquilidad en los monasterios, el orden en las iglesias, la disciplina entre los clérigos y un pueblo grato a Dios, entregado a hacer el bien.

 

Capítulo 13

 

§ 1

 

Dignum ad medium venire factum dulcis memoriae Martini nostri.  Nosti hoc; sed  an memineris ignoro. Is cardinalis presbyter, functus aliquando legatione in Dacia, tam pauper  remeavit,  ut,  paene  expensis  et  equis deficientibus, vix perveniret Florentiam. Ibi Episcopus loci donavit ei equum, quo Pisas usque, ubi eramus tunc, pervectus est. Postridie, credo, secutus Episcopus, -erat enim illi causa cum adversario, et agendi aderat dies-, coepit requirere suffragia amicorum.  Cumque per singulos sollicitarentur ventum est ad Martinum. Fiducia erat maior in illo, qui non posset immemor esse recentis  beneficii.  Tum Martinus: Decepisti me, inquit; nesciebam tibi imminere negotium. Tolle equum tuum: ecce in stabulo est.  Et hora eadem resignavit illi. Quid dicis, mi Eugeni? Nonne alterius saeculi res est, redisse legatum de terra auri sine auro, transisse per terram argenti et argentum nescisse, donum insuper, quod poterat esse suspectum, illico reiecisse?

 

Me parece interesante mencionar aquí el caso de nuestro querido Martín, de tan grato recuerdo. Te enteraste en su día, pero no sé si lo recordarás. Siendo cardenal presbítero, fue enviado a Dacia como legado. Volvió tan pobre, que a duras penas pudo llegar a Florencia, por encontrarse sin dinero y sin caballos. Allí el obispo le regaló una cabalgadura con la que llegó a Pisa, donde entonces nos encontrábamos tú y yo. Al día siguiente, creo, le alcanzó aquel obispo, que tenía un pleito, y comenzó a pedir recomendaciones a los amigos. Iba solicitándolas personalmente, hasta que se acercó a Martín. En él confiaba más que en ningún otro. Esperaba que no se hubiera olvidado de su favor, tan reciente. Pero Martín le contestó: Me has decepcionado: ignoraba que tenías un pleito inminente. Toma tu caballo, que está en el establo. Y al instante se lo devolvió. ¿Qué me dices, querido Eugenio? ¿No te parece una anécdota de otros siglos? Un legado que regresa del país del oro sin un gramo, que atravesó la tierra de la plata sin conocerla y que además rechaza inmediatamente un regalo porque lo juzgó sospechoso.

 

Capítulo 14

 

§ 1

 

Sed, o mihi locum suavem, ubi incidit occasio memorandi et nominandi suavissimi odoris virum, episcopum loquor Gaufridum Carnotensem, qui legationem in partibus Aquitaniae propriis sumptibus strenue administravit, idque annos plures! Rem loquor quam vidi ipse. Eram  cum eo in terra il a, cum a quodam presbytero praesentatus illi est piscis, quem vulgo vocant sturgionem. Percunctatus Legatus quanti venierit: Non accipio, inquit, nisi receperis pretium. Et resignavit solidos quinque invito et verecundo.  Item cum essemus in quodam oppido, domina illius oppidi obtulit ei pro devotione cum manutergio duas vel tres paropsides pulchras, O  ligneas  tamen,  quas  aliquamdiu  intuens  homo scrupulosae conscientiae, laudavit eas, sed  non  acquievit accipere.

 

Y mira por dónde se me presenta la ocasión de recordar y referirme a un hombre que exhala suavísimo perfume: el obispo Gaufredo de Chartres. Ejerció en Aquitania con suma diligencia el cargo de legado durante largo tiempo y a expensas propias. Voy a contarte algo que lo pude ver con mis propios ojos. Le acompañaba yo por aquellas tierras, cuando un sacerdote fue a ofrecerle un pez llamado vulgarmente esturión. El legado le preguntó en cuánto se lo vendía, y añadió: No lo acepto si no me admites que te lo pague. Y le entregó cinco sueldos a aquel hombre, sonrojado por tener que recibírselos. En otra ocasión estábamos en cierto castillo, y la señora quiso obsequiarle por devoción con una toalla y dos o tres bandejas muy bonitas, aunque eran de madera. Se quedó mirándolas detenidamente, las elogió, pero no las aceptó por su delicadeza de conciencia.

 

§ 2

 

Quando argenteas recepisset, qui ligneas refutavit? Non fuerunt qui possent Legato dicere: Ditavimus Abraham. Ipse vero cum Samuele libere concionabatur ad omnes: Loquimini de me coram Domino et coram Christo eius, utrum bovem  cuiusquam  tulerim  an  asinum,  si  quempiam calumniatus sum, si oppressi aliquem, si de manu cuiusquam munus accepi, et contemnam illud hodie, vobisque restituam. O si talium daretur copia virorum, qualis hic erat et quales item  ante descripsimus  nunc!  Qui   te felicius,  qui   illo iucundius saeculo? Nonne secunda ab aeternitate illorum tibi temporum beatitudo videretur, cum te, quaquaversum procedens, stipatum videres tam inclyto agmine beatorum?

 

¿Habría sido capaz de recibir unas bandejas de plata quien rehusó las de madera? Nadie pudo decirle aquello de enriquecimos a Abrahán. En cambio, tenía fuerza moral para proclamar ante todos, como Samuel: Aquí me tenéis ante el Señor y su ungido. ¿A quién le quité un buey? ¿a quién le quité un burro? ¿a quién le he hecho injusticia? ¿a quién he vejado? ¿De quién he aceptado un soborno para hacer la vista gorda? ¿Decidlo y os lo devolveré. ¡Ah, si contáramos con muchos como él y éstos que os acabo de mencionar! ¿Habría alguien más feliz que tú? ¿Habría tiempos más venturosos  que los nuestros? Solamente considerarías superior la felicidad  celestial, porque adondequiera que fueses te verías rodeado de un noble cortejo de santos.

 

Capítulo 15

 

§ 1

 

Si te novi, haeres et, altum trahens suspirium, tecum loqueris: Putas fore posse quod dicitur? Putas hic sumus quousque haec fiant? Quis det vivere, ut videre contingat? O si viderem in vita mea Ecclesiam Dei talibus innixam columnis! O si Domini mei sponsam cernerem tantae commissam fidei, tantae creditam puritati! Quid me beatius quidve securius, cum eiusmodi circa me vitae meae et custodes  spectarem, simul et testes? Quibus omnia mea secreta secure committerem,  communicarem  consilia, quibus me totum refunderem, tamquam alteri mihi. Qui, si vellem aliquatenus deviare, non sinerent, frenarent praecipitem, dormitantem suscitarent;  quorum  me  reverentia et libertas  extollentem reprimeret, excedentem corrigeret; quorum me constantia et fortitudo nutantem firmaret, erigeret diffidentem; quorum me fides et sanctitas ad quaeque sancta, ad quaeque honesta, ad quaeque  pudica,  ad  quaeque  amabilia  et  bonae famae provocaret. Et nunc reduc oculos, mi Eugeni, ad eum qui nunc est curiae seu Ecclesiae statum, et studia praelatorum, eorum praesertim, qui sunt in circuitu tuo.

 

O poco te conozco o este pensamiento te ha arrancado ya profundos anhelos. Y exclamarás: ¿Será posible algo semejante? ¿Crees que lo veremos nosotros? ¿Quién me diera vida para verlo! ¿Ah, si contemplara yo a la Iglesia de Dios asentada sobre esas columnas! ¡Ah, si viese a la Esposa de mi Señor en manos de una fe tan grande y confiada a corazones tan puros! Nadie sería más feliz que yo. Nadie más seguro. viéndome rodeado de custodios y testigos como ellos. Les entregaría todos mis secretos sin miedo alguno, les comunicaría todos mis deseos, les abriría toda mi intimidad como a otro yo. Si pretendiera desviarme en algo, no me lo permitirían, me detendrían en el camino, me despertarían del sueño. Su respeto y su libertad para conmigo reprimirían mi orgullo y corregirían los excesos de mi celo. Su constancia y su fortaleza disiparían mis vacilaciones y animarían mis pesimismos. Su fe y su santidad me estimularían a todo lo respetable, a todo lo justo, a todo lo limpio, a todo lo estimable y a todo lo de bueno fama. Pero ahora vuelve tus ojos, mi amado Eugenio, al estado en que se encuentran la curia y la Iglesia; mira cuáles son los afanes de sus prelados, especialmente de los que están a tu alrededor.

 

Capítulo 16

 

§ 1

 

Sed de his hactenus Ego palpavi, non fodi parietem. Tibi licet fodere et videre, utpote prophetae filio. Mihi progredi non est fas.  Unum dico quod in facie est: ridicule  ministri vestri vestris se compresbyteris anteferre conantur. Non hoc ratio habet, non antiquitas habuit, non consentit  auctoritas.  Et  si  de  sua consuetudine  calumnia struitur, melius profecto illa quam summus ordo contemnitur. Frivolum tamen satis, unde maxime obtinere id volunt. Nos sumus, inquiunt,  qui in omni celebritate domino Papae coniunctiores  assistimus,  sedenti  propiores  assidemus, procedentem  posteriores  praecedimus. Hoc totum non dignitatis privilegium, sed sedulitatis debitum est, diaconi nomen sollemni ipsa administratione interpretans. Denique presbyteris ordinata confessione ambientibus maiestatem, vos ad pedes sedetis. Propiores assistitis, ut habeat paratiores. In Evangeliis legimus quia facta est contentio inter discipulos quis eorum videretur esse maior. Beatus esses, si sic cetera circa te tenerentur.

 

Pero dejemos ya esto. Yo me he limitado a golpear la pared, pero sin hacer un boquete en ella. A ti, como hijo del profeta, te corresponde abrir o y mirar dentro. A mí no me es lícito. Solamente te denuncio lo que se ve desde fuera: que tus ministros luchan ridículamente por prevalecer sobre tus hermanos en el sacerdocio. Y esto ni es razonable, ni ocurrió antiguamente, ni lo puede consentir tu autoridad. Si para excusar este abuso se basan en que es una costumbre establecida, mejor es despreciarla que sacrificar por ella e) orden superior. Más frívolo aún es el argumento con el que defienden sus pretensiones: Nosotros somos los que asistimos más de cerca al señor papa en todas sus ceremonias; los que nos sentamos más próximos a él en su sede; los que en su cortejo le precedemos inmediatamente, después de que han pasado todos. Pero no se trata de un privilegio debido a una dignidad, sino simplemente de algo que corresponde a la diligencia con que deben cumplir su oficio. No pasa de ser la traducción concreta del nombre de diácono en su ejercicio más solemne. Por lo demás, mientras los sacerdotes rodean a su majestad sentados en las asambleas ordinarias, vosotros estáis a sus pies. Simplemente le asistís más de cerca, para teneros más a mano. Ya leemos en el Evangelio que surgió una disputa entre los discípulos sobre cuál de ellos debía ser considerado más grande. Podrías darte por satisfecho si los que te rodean pusieran este mismo interés en todo lo demás.

 

Capítulo 17

 

QUALEM SE CONSTITUAT SUPER DOMUM ET FAMILIAM SUAM

 

A QUIÉN DEBE HACERLE MAYORDOMO DE SU CASA Y FAMILIA

 

§ 1

 

Taedet iam curiae; exeundum palatio: domi exspectant nos. Hi non modo circa, sed quodammodo intra te sunt. Non est supervacua consideratio, qua intendis disponere domui tuae  providere his qui in sinu tuo et in gremio tuo sunt. Ego dico et necessariam. Paulum audi: Si quis domui suae praeesse  nescit, quomodo  Ecclesiae Dei  diligentiam habebit? Item: Si quis suorum, et maxime domesticorum, curam non habet, fidem negavit, et est infideli deterior. Et haec  dicens, non te moneo  summis  occupatum  intendere infimis et quasi  minutum  fieri,  minimis  impendere quod maximis debes. Quid te intrices, unde te eripuit Deus?  Haec, inquit, omnia adicientur vobis.

 

Ya estamos hartos de tanta curia; salgamos de palacio, que nos esperan en casa. Y pensemos ahora no en los que están a tu alrededor, sino, en cierto sentido, dentro de ti mismo. No perderías el tiempo si ocupases tu consideración en decidir cómo organizar tu casa y dedicarte a los que viven en tu intimidad y regazo. Es más, creo que necesitas hacer esta consideración. Escucha a Pablo: Uno que no sabe gobernar su casa, ¿cómo va a cuidar de la Iglesia de Dios? Y añade: Quien no mira por los suyos y en particular por los de su casa, ha renegado de la fe y es peor que un descreído. Con esto no pretendo exigirte que descuides los asuntos más importantes volcándote en nimiedades. ¿Por qué te vas a enredar ahora en las minucias de las que Dios te sacó? El lo ha dicho: Todo eso se os dará por añadidura.

 

§ 2

 

Verumtamen et haec oportet facere, et illa non omittere. At illa per te agens, per te etiam oportet provideas, qui pro te de his provideant. Nam si unus  e  servis  per se  non  sufficit  simul  et custodiae iumentorum, et curae mensarum, tu per te quomodo intendere valeas et tuae domui, et Domini pariter, de qua scriptum est: O Israel, quam magna est domus Domini  Vacuum prorsus a sollicitudine rerum minorum et vilium oportet esse animum, tam magnis et tam multis intentum reus. Oportet liberum, quem  nulla sibi  vindicet violenta occupatio.  Oportet ingenuum, quem nulla deorsum trahat indigna affectio. Oportet rectum, quem nulla seorsum avertat sinistra intentio. Oportet cautum, quem nulla subeat furtiva suspicio. Oportet vigilem,  quem  nulla ab sese  abducat peregrina et curiosa cogitatio. Oportet firmum, quem nulla concutiat repentina turbatio. Oportet invictum, quem nulla fatiget vel continua tribulatio.  Oportet  amplum,  quem  nulla  coarctet  rei temporalis amissio.

 

No obstante, hay que hacer lo uno sin dejar lo otro. De manera que lleves tú las cosas más trascendentes y designes tú mismo a los que deben ocuparse de los detalles de la casa. Si un siento solo no puede arreglárselas para atender a las caballerizas y a todo lo demás, tú tampoco eres capaz de gobernar tu casa y al mismo tiempo servir a la casa del Señor, de la que se ha escrito: ¡Qué grande es, Israel, el templo de Dios! Un hombre que debe preocuparse de empresas tan importantes y diversas, tiene que verse liberado de los asuntos insignificantes y más enojosos. Debe vivir tan libremente que no le asalte ninguna intromisión violenta. Debe ser tan recto que no le arrastre ningún afecto torcido; tan cauto, que no le turbe ninguna sospecha furtiva; tan vigilante, que no le saque de sí mismo ningún pensamiento extraño ni curioso; tan estable, que no le afecte ninguna turbación inesperada; tan firme,  que ninguna tribulación, por continua que sea, le canse; tan desprendido, que no le coarte la pérdida de cualquier valor temporal.

 

Capítulo 18

 

§ 1

 

His te non dubites et bonis privandum, et feriendum malis, si animum dividens, et Dei rebus, et tuis pariter reculis volueris impertiri. Procurandus quem implices, qui pro te molat. Pro te dico, non tecum. Quaedam per temet facies, quaedam per te et alios simul, quaedam per alios et absque te. Quis sapiens, et intelliget haec. Non est quod inter ista dormitet consideratio tua. Ego vero agenda domus tuae sub eo genere,  quod  novissimum posui, locanda censuerim.  Per alium, ut dixi, illa facies.

 

No dudes que te verás privado de estos bienes y tendrás que soportar todos estos males si, dividiendo tu espíritu, quieres entregarlo a la vez a las cosas de Dios y a los pequeños negocios de tu casa. Debes buscarte alguien que mueva por ti la muela del molino. Por ti, he dicho, y no contigo. Habrá cosas que debas realizarlas tú solo; obras, tú ayudado por otros; y algunas, por medio de otros y sin ti. Quien sea sabio, que lo entienda. No encontrarás razón alguna para que tu consideración se entretenga en estas -menudencias. Creo que el gobierno de tu casa corresponde a ese orden de cosas que he colocado en tercer lugar. Por eso, se encargará de ellas otro y no tú.

 

§ 2

 

At is, si fidelis non fuerit, fraudabit; si non fuerit prudens, fraudabitur. Quaerendus proinde fidelis et prudens, quem constituas super familiam tuam. Adhuc inutilis est, s tertium deest. Quaeris quid hoc? Auctoritas. Quid enim prodest ei velle et scire quaeque disponere, prout necesse est,  si quod scit et vult non potest? Danda ergo facultas agendi pro libitu. Si in praeiudicium rationis putas hoc fieri, memento fidelem, qui agere nihilominus pro ratione volet; attende prudentem, qui agere nihilominus pro ratione sciet. Sed fidelis sollersque voluntas tunc proderit, cum ei affatim suppetet, unde  tota facilitate mancipetur effectui, cunctis sine cunctatione parentibus. Subdendi igitur omnes. Nullum patiatur contradictorem. Nemo qui dicat:Cur fecisti sic?

 

Pero si no es fiel, te robará; y si no es competente, se dejará robar. Para confiarle la administración de tu casa debe reunir ambas cualidades: la fidelidad y la precaución. Con todo, serán insuficientes si no posee una tercera. ¿Quieres saber cuál? La autoridad. Pues ¿De qué le sirve que desee y sepa disponer lo necesario si no puede llevarlo a cabo? Para ello necesita que delegues en él, y así pueda actuar según su criterio. Si crees que no sería razonable darle esas atribuciones. recuerda que se trata de un hombre fiel que sólo intenta obrar razonablemente. Piensa además que es una persona prudente y sabe proceder con madurez. Mas el que posee un espíritu fiel y capaz, será activo y eficiente si cuenta con medios para decidir sin cortapisas y si es obedecido por todos, sin entorpecimientos. Todos acatarán sus órdenes. Nadie le negará su colaboración ni le preguntará: ¿Por qué has hecho esto?

 

§ 3

 

Potestatem habeat excludere et admittere quos voluerit, mutare ministros, transferre ministeria ad quos et quando voluerit.  Ita timori sit omnibus, ut sit et utilitari. Praesit omnibus, ut omnibus prosit e de omnibus. Clandestinas et susurratas  delationes  non  recipias  adversus  eum; magis detractiones censueris. Et hanc velim generalem tibi constituas regulam, ut omnem, qui palam veretur dicere quod in aure locutus est, suspectum habeas.  Quod si, te iudicante dicendum  coram,  ille  renuerit,  delatorem  iudices,  non accusatorem.

 

Por sí mismo podrá admitir o excluir a quien quiera, cambiar los sirvientes, darles otra ocupación cuando le parezca oportuno. Así será respetado por todos para bien de todos. A todos gobierna, a todos sirve y se sirve de todos. No des acogida a las acusaciones encubiertas que se tramen contra él; debes tomarlas como detracciones. Quisiera  que adoptases esta norma general: ten por sospechoso a todo el que tema denunciar públicamente lo que te ha susurrado al oído. Si decides que debe acusarlo ante los demás y se niega, considéralo como un chismoso, no como un acusador.

 

Capítulo 19

 

§ 1

 

Itaque unus omnibus facienda iniungat, et uni omnes respondeant. Tu illi habeas fidem, vacans tibi et Ecclesiae Dei. Si quominus aut fidelis inveniatur, aut prudens, fideli potius committendum. Sane duobus tutius hoc.  Quamquam si idoneus non reperitur, etsi minus fidelem sustinere potius consulo,  quam  te  immergere  labyrintho  huic.  Memento Salvatorem ludam oeconomum habuisse. Quid episcopo turpius quam  incumbere supellectili  et substantiolae  suae, scrutari omnia, sciscitari de singulis, morderi suspicionibus, moveri ad quaeque perdita vel neglecta? Ad verecundiam dico quorumdam  eiusmodi, scrutantium  quotidie omnem substantiam  suam, numerantium  singula,  de  minutis et quadrantibus exigentium rationem. Non ita ille Aegyptius, qui, Ioseph omni us traditis, ignorabat quid haberet in domo sua.  Erubescat christianus,  christiano  sua non  credens. Homo sine fide, fidem tamen habuit servo, super omnia bona sua constituens eum: et hic erat alienigena.

 

Sea uno solo el que mande a todos lo que deben hacer y a él le rendirán cuentas. Deposita en él toda tu confianza y tú entrégate de lleno a ti mismo y a la Iglesia de Dios. Si no encuentras a nadie que sea fiel y capaz, es preferible que le des el cargo al que por lo menos sea fiel; esto es lo más seguro. Si no hallarás una persona idónea, te recomiendo que soportes al que no es del todo fiel. Cualquier cosa menos perderte tú en ese laberinto. Recuerda que el Salvador aguantó a Judas como administrador de la bolsa. Lo más impropio de un obispo es ocuparse del ajuar de la casa y de sus dineros; escrutarlo y averiguarlo todo; dejarse recomer por las sospechas y perder el equilibrio por las cosas que se pierden o estropean. Lo digo para vergüenza de algunos prelados que cada día recuentan todo lo que poseen, lo revisan todo y piden cuentas hasta del último céntimo. No obró así aquel egipcio, que lo confió todo a José y ya no quiso saber ni lo que tenía en su casa. Debería caérsele la cara de vergüenza a un cristiano que no se fía de otro cristiano para entregarle la administración de sus cuentas. Un hombre sin fe se fió de su siervo y le puso al frente de su casa, aun sabiendo que era un extranjero.

 

Capítulo 20

 

§ 1

 

Mira res! Satis superque episcopi ad manum habent, quibus animas credant; et cui suas committant facultatulas, non  inveniunt:  optimi videlicet aestimatores rerum,  qui magnam de minimis, parvam aut nullam de maximis curam gerant. Sed, ut liquido datur intelligi, patientius ferimus  Christi  iacturam  quam  nostram.  Quotidianas  expensas quotidiano reciprocamus scrutinio, et continua dominici gregis detrimenta nescimus. De pretio escarum et numero panum cum  ministris  quotidiana lis  est;  rara  admodum  cum presbyteris celebratur collatio de peccatis populorum. Cadit asina, et est qui sublevet eam; perit anima,  et nemo qui reputet.  Nec  mirum,  cum nec  nostros  quidem  assiduos sentiamus defectus. Nonne ad singulas supputationes istas irascimur, urimur, anxiamur? Quam tolerabilius rerum quam mentium sustineremus iacturam! Quare, inquit, non magis fraudem patimini?

 

Es de lo más extraño. Resulta que los obispos encuentran rápidamente a muchos sacerdotes a quienes entregar las almas. Y no hallan uno sólo a quien confiar sus módicos bienes. Por lo visto son óptimos administradores, porque se consumen por lo más minucioso y descuidan e incluso abandonan lo más importante. Pero tiene una explicación muy sencilla: es que toleramos con más paciencia las pérdidas de Cristo que las nuestras. Diariamente hacemos el más riguroso balance de nuestras economías y desconocemos totalmente los daños del rebaño del Señor. Todos los días se discute con los criados el precio de los víveres y el número de panes consumidos; pero es rarísimo que se convoque una conferencia con los presbíteros sobre los pecados del pueblo. Se cae un asno, y hay quien lo levante; se pierde un alma, y a nadie le preocupa. Es natural, cuando ni siquiera advertimos nuestros continuos defectos. ¿Acaso no nos corroe la rabia, la comezón y la ansiedad por la marcha de nuestras cuentas? ¡Cuánto más tolerable debería ser para nosotros la quiebra material que la del espíritu! Así nos interpela San Pablo: ¿Por qué no sufrís mejor la injusticia de un fraude?

 

§ 2

 

Quaeso: tu, qui alios doces, doce teipsum, si tamen iam non docuisti pluris te habere quam tua. Transitoria ista, quae stare tibi nullo pacto queunt, fac ut a te transeant, non per te. Rivus qua fluit, cavat terram; sic discursus temporalium conscientiam rodit. Si potest torrens in agros excurrere sine laesione satorum, et tu te ista sine vulnere mentis posse tractare confidito. Omnimodis consulo studeas avertere  a  te  concursum  horum.  Multa  nescias, plura dissimules, nonnulla obliviscaris.

 

Mira: tú que enseñas a otros, aprende, si no lo has hecho ya, a preocuparte más de ti mismo que de lo tuyo. Haz que pasen delante de ti, sin poseerte, todas esas realidades que son transitorias, porque para ti no son estables. La corriente del río va excavando su cauce. De la misma manera, el vivir sumergido en las cosas materiales perfora la conciencia. Si por un imposible el torrente pudiese anegar los campos sin dañar los sembrados, podrías confiar en que al familiarizarte con los bienes materiales no se vería perjudicado tu espíritu. Te aconsejo que hagas todo lo posible por no caer en esos atolladeros, adoptando muchas veces la actitud del que no entiende, actuando en otras ocasiones como si no te dieras por enterado y alguna vez como si lo hubieses olvidado.

 

Capítulo 21

 

§ 1

 

Sunt tamen quae ignorare nolim, mores quorumque et studia. Non oportet ut vitia domus tuae ultimus scias, quod quamplurimis novimus contigisse. Quapropter, ut dii, alius alia dispenset; de disciplina tu provide, illud nemini credas. Si insolentior coram te vel sermo sonuerit, vel habitus apparuerit, manus tua super eiusmodi: tu ulciscere iniuriam tuam. Impunitas  ausum parit,  ausus excessum.  Domum episcopi decet sanctitudo, decet modestia, decet honestas; horum disciplina custos. Sacerdotis domestici, aut ceteris honestiores, aut fabula omnibus sunt. In vultu, in habitu, in incessu illorum qui circa te sunt, nihil residere impudicum, nihil indecens patiaris.  Discant a te coepiscopi  tui  comatulos pueros et comptos adolescentes secum non habere. Certe inter mitratos discurrere calamistratos non  decet. Et memento quod Sapiens admonet: Filiae tibi sunt Noli faciem tuam hilarem ad eas ostendere.

 

Así y todo, me gustaría que no ignorases las costumbres e inclinaciones de tu servidumbre. Que no seas el último en enterarte de los desórdenes de tu casa, como les ha sucedido a tantos otros. Ya te dije que no debes ser tú quien se ocupe de todo. Pero el problema de la moralidad de tu casa no se lo confíes a nadie. Responsabilízate tú. Si alguien se insolenta en tu presencia, o pronuncia palabras indebidas o es descubierto en alguna corrupción, pon la mano sobre él y venga la injuria que te hacen. La impunidad genera osadía y la osadía el abuso. En la casa del obispo deben reinar la santidad, la sencillez y la decencia, y quien las cultiva es la disciplina. Los sirvientes del sacerdote o son mejores que los demás o se convierten en la comidilla de todos. No toleres a tus más allegados el menor atisbo de incontinencia o intemperancia en el porte, en su modo de vestir o en los gastos. Que tus hermanos en el episcopado aprendan de tu ejemplo a no tener consigo a jóvenes repeinados y niños presumidos. Es algo impropio ver cabelleras rizadas entremezcladas con las mitras. Recuerda el aviso del sabio: se trata de tus hijas No les muestres una rara excesivamente risueña.

 

Capítulo 22

 

§ 1

 

Nec austeritatem tamen suadeo tibi, sed gravitatem. Illa infirmiores fugat, haec reprimit leviores. Illa, si adsit, odibilem; haec, si desit, contemptibilem reddit: in omnibus tamen modus melior. Ego nec severius velim, nec dissolutius. Quid hac mediocritate gratius, ut nec de severitate sis oneri nec de familiaritate contemptui? In palatio Papam, domi te patremfamilias exhibe. Ament te domestici tui; si non, facit ut timeant. Utilis semper custodia oris, quae tamen affabilitatis gratiam non excludat. Ergo ubique frenenda lingua praeceps, maxime autem in convivio. Ille convenientior habitus, si actu quidem severus sis, vultu serenus, verbo serus. Capellani et qui tecum  iugiter divinis intersunt officiis,  non  sint sine honore. Tuum est tales tibi providere, qui digni sint. Serviatur eis a omnibus tamquam tibi.

 

Y, sin embargo, no te aconsejo  que seas áspero, sino responsable. La aspereza repele a los débiles y la responsabilidad modera a los superficiales. La primera te haría odioso. y si te falta seriedad, caerías en el desprestigio: el término medio es lo mejor siempre. No me gustaría que fueras excesivamente severo ni demasiado blando. Lo más honroso es una ecuanimidad que nos aleje de la pesadez del rigor y de la familiaridad deshonrosa. En palacio muéstrate como papa; en tu caso, como padre de familia. Que te amen tus criados. y si no, haz que te respeten. Es importante que siempre seas discreto en la conversación, lo cual no está reñido con el gracejo de la afabilidad. Controla tus palabras en todo momento, pero especialmente en la mesa. Tu atuendo más indicado será la gravedad de tu comportamiento, la serenidad de tu rostro y la calma de tu conversación. Los capellanes y los que te acompañan habitualmente en los oficios divinos deberán ser siempre muy dignos. A ti te corresponde elegirlos por su honradez. Todos les servirán, como si lo hiciesen contigo.

 

§ 2

 

Necessaria de manu tua accipiant. His contenti sint quae tu provideris illis; tu vide ne egeant. Super hoc quem  forte ab adventantibus petere deprehendes, iudica Giezitam; id de ostiariis, id de ceteris officialibus,  decernendum. Verum  hoc ex abundanti; nam formam istam iam olim a te positam recordamur. Quid tuo dignius apostolatu? Quid salubrius ad conscientiam, honestius ad famam, utilius ad exemplum? Optimus canon, qui proicit avaritiam ex calumnia, hoc est non a conscientia tantum.

 

Recibirán lo necesario directamente de ti. Se conformarán con que tú mires por ellos y preocúpate de que no les falte nada. En cuanto a lo que pidan los más allegados, trátalo como a otro Giezi. Lo mismo con relación a los porteros y demás oficiales. Y yo creo que ya hemos hablado lo suficiente sobre este punto. Porque me consta que todo lo tienes organizado así desde hace tiempo. ¿Puede haber algo más digno de tu apostolado, más confortable para tu conciencia, más limpio para tu fama y más eficaz como testimonio? Optima norma es aquella que destierra la avaricia no sólo de la conciencia, sino hasta de la calumnia.

 

Capítulo 23

 

EPILOGATIO PRAEMISSORUM ET ADIECTIO PRAETEMISSORUM

 

RESUMEN DE LO ANTERIOR Y EPILOGO

 

§ 1

 

Libet iam et hunc claudere librum; sed in calce aliqua velim vel ante dicta quasi epilogando repetere, vel aere praetermissa. Consideres ante omnia sanctam Romanam  ecclesiam, cui Deo auctore praees, ecclesiarum  matrem  esse,  non dominam; te vero non dominum episcoporum, sed unum ex ipsis, porro fratrem diligentium Deum et participem timentium eum. De cetero oportere te esse considera formam iustitiae, sanctimoniae speculum, pietatis exemplar, assertorem veritatis, fidei defensorem, doctorem  gentium, christianorum  ducem amicum sponsi, sponsae paranymphum, cleri ordinatorem, pastorem  plebium, magistrum insipientium, refugium oppressorum, pauperum  advocatum miserorum spem, tutorem pupillorum iudicem viduarum, oculum caecorum linguam mutorum, baculum senum, ultorem scelerum malorum metum, bonorum gloriam, virgam potentium, malleum tyrannorum, regum patrem, legum moderatorem, canonum dispensatorem, sal terrae, orbis lumen, sacerdotem Altissimi, vicarium Christi, christum Domini, postremo deum Pharaonis.

 

Tenemos que cerrar ya este libro, y al acabarlo, quiero epilogarlo repitiendo algo de lo ya dicho y añadiendo algunas cosas que he omitido. Ante todo, considera que la santa Iglesia romana, que presides por voluntad de Dios, es madre de las Iglesias y no señora; que tú no eres señor de los obispos, sino uno de ellos; mejor aún, hermano de los que aman a Dios y uno más entre los que le temen. Por lo demás, considera que debes ser modelo de justicia, espejo -de santidad, ejemplo de piedad, depositario de la verdad, defensor de la fe, doctor de las gentes jefe de los cristianos, amigo del esposo, padrino de la esposa, reformador del clero, pastor de los pueblos, maestro de los que no saben, refugio de los oprimidos, defensor de los pobres, esperanza de los desvalidos, tutor de los huérfanos, protector de las viudas, luz de los ciegos, expresión de los mudos, bastón de los ancianos, venganza de los ofendidos, temor de los perversos, gloria de los buenos, cetro de los poderosos, marullo de los tiranos, padre de los reyes, moderador de la ley, legislador de los cánones, sal de la tierra, luz del mundo, sacerdote del Altísimo, ungido del Señor, dios, en fin del faraón.

 

§ 2

 

Intellige quae dico: dabit tibi Dominus intellectum. Ubi malitiae iuncta potentia est, aliquid tibi supra hominem praesumendum. Vultus tuus super facientes mala.  Timeat spiritum  irae tuae, qui hominem non veretur, gladium non formidat. Timeat orationem, qui admonitionem contempsit. Cui irasceris tu, Deum sibi iratum, non hominem putet. Qui te non audierit e, auditurum Deum et contra se, paveat.

 

Entiende bien lo que quiero decir. Dios te dará inteligencia para ello,. Cuando pacten entre sí la maldad y el poder, tienes que demostrar que estás por encima de todos los hombres. Enfréntate con los malhechores. Tema el celo airado de tu espíritu el que no respeta al hombre ni se acobarda ante la espada. Tema el poder de tu oración el que desprecie tu exhortación. Aquel contra quien te indignes, piensa que no eres tú, sino el Señor el que está airado contra él. Tiemble quien no te escuche, porque tampoco Dios le escuchará.

 

§ 3

 

Quod reliquum est, de his quae supra te sunt, incumbit iam disputatio, quam uno libro, Deo adiuvante solvere spero, et me pariter a solvere promissione mea.

 

Ya sólo nos queda tratar de lo que está por encima de ti. Y espero hacerlo con la ayuda de Dios en un solo libro. Así acabaré de cumplir lo que te prometí.