LIBER II

 

APOLOGIA SUPER CONSUMPTIONEM

 

IEROSOLYMITARUM

 

APOLOGÍA DE LOS DESASTRES DE TIERRA SANTA

 

 

Capítulo 1

 

§ 1     

 

Memor promissi mei, quo ecce iam aliquamdiu teneor apud te, vir optime, Papa Eugeni, volo ipso a solere me vel sero. Puderet dilationis, si mihi conscius forem incuriae aut contemptus. Non ita est; sed incidimus, ut ipse nosti, tempus  grave, quod et ipsi paene vivendi  usui videbatur indicere cessationem, nedum studiis, cum Dominus scilicet, provocatus peccatis nostris, ante tempus quodammodo visus sit iudicasse orbem terrae, in aequitate quidem, sed misericordiae suae oblitus.

 

No me he olvidado de la promesa que te hice, santísimo papa Eugenio. Hace ya tiempo que me siento deudor tuyo y deseo satisfacerte, aunque sea tarde. Me avergonzaría de esta demora si tuviera que reprocharme por ello de incuria o desconsideración para contigo. Pero no es así. Como bien sabes, han sucedido recientemente tales desastres, que llegué a pensar que podían acabar con todas mis aficiones y hasta con mi vida. Como si el Señor, irritado  nuestros pecados y olvidándose de su isericordia, hubiera determinado Juzgar con todo su rigor al universo entero antes del día prefijado.

 

§ 2    

 

Non pepercit populo suo, non suo nomini. Nonne dicunt in gentibus: Ubi est Deus eorum? Nec mirum. Ecclesiae filii, et qui christiano censentur nomine, prostrati sunt in deserto, aut interfecti gladio, aut fame consumpti. Effusa est contentio super principes, et Dominus errare fecit eos in invio et non via. Contritio et infelicitas in viis eorum; pavor et maeror, e confusio  in  penetralibus  regum  ipsorum. Quam  confusi pedes annuntiantium pacem, annuntiantium bona! Diximus: Pax, et non est pax; promisimus bona, et ecce turbatio, quas; vero temeritate in opere isto aut levitate usi simus Cucurrimus plane in eo, non quasi in incertum, sed et iubente, immo per te Deo.

 

No perdono a su pueblo ni a su santo nombre. Porque ¿no dicen ahora los gentiles, dónde está su Dios? Y no es de extrañar que lo digan. Los hijos de la Iglesia, los que se gloriaban de ser cristianos, yacen abatidos en pleno desierto, muertos a espada o devorados por el hambre. Arrojó el desprecio sobre los príncipes, los descarrió por una soledad inmensa y sin caminos. Quebranto y calamidad hallaron a su paso. Pavor, abatimiento y confusión hasta en la alcoba del rey. ¡Qué vergüenza para los que anuncian la paz y para los encargados de traer buenas noticias! Pregonamos paz cuando no había paz; prometimos bienestar y nos vino encima el caos; como si con nuestros proyectos hubiéramos incurrido en temeraria ligereza. Me di de lleno a la obra, y no precisamente al azar, sino porque tú mismo me lo mandaste, como si Dios me hablara por tu boca.

 

§ 3    

 

Quare ergo ieiunavimus, et non aspexit, humiliavimus animas nostras, et nescivit?  Nam in bis omnibus non sit aversus furor eius, sed adhuc manus eius extenta.  Quam  patienter  interim  adhuc  audit voces sacrilegas et Aegyptios blasphemantes, quia callide eduxit eos, ut occideret in deserto? Et quidem iudicia Domini vera quis nesciat? At iudicium hoc abyssus tanta, ut videar mihi non immerito pronuntiare beatum, qui non fuerit scandalizatus in eo.

 

¿Por qué ayunamos y no nos hizo caso? ¿Por qué nos mortificamos y ni se enteró? Y a pesar de ello no se aclara su ira, sigue extendida su mano. En cambio, con toda su paciencia escucha encima los gritos sacrílegos y blasfemos de estos otros egipcios, que siguen diciendo: con mala intención los sacó para hacerlos morir en el desierto. Pero, a pesar de todo, ¿quién puede ignorar que su justicia es perfecta? Es un abismo tan hondo esta justicia, que con toda razón puedo tener por un santo a quien no se escandalice del Señor.

 

 Capítulo 2

 

§ 1    

 

Et  quomodo  tamen  humana  temeritas  audet reprehendere quod minime comprehendere valet? Recordemur supernorum iudiciorum, quae a saeculo sunt, si forte sit consolatio. Nam quidam ita dixit: Memor fui iudiciorum tuorum a saeculo Domine, et consolatus sum. 

 

Por lo demás, sería una gran temeridad humana atreverse a censurar lo que escapa plenamente a nuestra comprensión. Recordemos sus antiguos designios, que son eternos, y acaso lleguemos a consolarnos. Así lo afirmó un salmista: Recordando tus antiguos decretos, Señor, quedé consolado.

 

§ 2    

 

Rem dico ignotam nemini, et nunc nemini notam: Nempe sic se habent mortalium  corda:  quod  scimus cum necesse non est, in necessitate nescimus. Moyses, educturus populum de terra Aegypti, meliorem illis pollicitus est terram. Nam quando ipsum  aliter sequeretur populus,  solam  sapiens terram? Eduxit; eductos tamen in terram, quam promiserat, non introduxit. Nec est quod ducis temeritati inputari queat tristis et inopinatus  eventus. Omnia faciebat Domino imperante Domino cooperante et opus confirmante, sequentibus  signis.

 

Voy a recordar cosas que nadie ignora y parece que ahora todos las olvidamos. Así es el corazón del hombre. Lo que sabemos cuando no necesitamos saberlo, se nos olvida en el momento en que precisamos recordarlo. Cuando Moisés sacó a su pueblo del país de Egipto, les prometió otro mejor. Si no, su pueblo, tan apegado a aquella tierra, nunca lo hubiera seguido. Sí, lo sacó; pero no lo introdujo en el país que le prometió. Y, sin embargo, nadie podrá atribuir a la temeridad de aquel caudillo tan triste e inesperado desenlace. Todo lo hacía por orden del Señor, con la cooperación directa del Señor, confirmándolo con las señales que le acompañaban.

 

§ 3    

 

Sed populus ille, inquis, durae cervicis fuit, semper contentiose agens contra Dominum et Moysen servum eius. Bene: illi increduli et rebelles; hi autem quid? Ipsos interroga. Quid me dicere opus est, quod fatentur ipsi? Dico ego unum: quid poterant proficere, qui semper revertebantur, cum ambularent?  Quando et  isti per  totam  viam  non  redierunt corde in Aegyptum? Quod si illi ceciderunt et perierunt propter iniquitatem suam, miramur istos eadem facientes, eadem passos? Sed numquid illorum casus adversus promissa Dei?  Ergo nec istorum. Neque enim aliquando promissiones Dei iustitiae Dei praeiudicant. Et audi aliud.   

 

Pero dirás: Aquel pueblo era un pueblo testarudo, en querella siempre contra el Señor y contra su siervo Moisés. De acuerdo; eran unos incrédulos y rebeldes. ¿Y los nuestros? Pregúntaselo a ellos. ¿Por qué debo decirlo yo, si lo están confesando ellos mismos? Sólo me hago esta pregunta: ¿Cómo podían seguir adelante los que siempre se volvían hacia atrás en su caminar? A lo largo de su peregrinación no hubo un momento en que su corazón no se volviese hacia Egipto. Si cayeron y perecieron por su maldad, ¿podrá extrañarnos ahora que sufran el mismo desastre quienes les imitaron en su proceder? ¿o es que la desgracia que padecieron pone en tela de juicio las promesas de Dios? Entonces, tampoco ahora. Porque nunca, efectivamente, las promesas de Dios pueden crear conflicto a su justicia. Y escucha otra cosa.

 

Capítulo 3

 

§ 1   

 

Peccavit Beniamin: accinguntur reliquae tribus ad ultionem, nec sine nutu Dei. Denique ipse designavit ducem praeliaturis. Itaque praeliantur, freti et manu validiori, et causa potiori et, quod his maius est, favore divino. A quam terribilis  Deus  in  consiliis  super filios  hominum! Terga dedere sceleratis ultores sceleris, et paucioribus plures. Sed recurrunt  ad Dominum,.et Dominus ad  eos: Ascendite, inquit. Ascendunt denuo, denuoque fusi et confusi sunt. Ita Deo primum quidem favente, secundo et iubente, iusti iustum certamen ineunt, et succumbunt. Sed quo inferiores certamine, eo fide superiores inventi sunt.

 

Pecó la tribu de Benjamín, y se aprestan las demás tribus a castigarla con la anuencia de Dios. Incluso él mismo designó al jefe que debía dirigir la batalla. Trábase el combate, confiados en que su ejército es mejor, en que su causa es más noble y, sobre todo, en que Dios está con ellos. Pero ¡qué terrible es Dios en sus designios con los hombres! Huyeron ante los malvados, los que iban a vengarse de la maldad y, siendo mucho más numerosos, cedieron ante un enemigo mucho más reducido. Recurren luego al Señor, y el Señor les dice: Volved. Van otra vez, y de nuevo son desbaratados y vencidos. Primero contaron con el favor de Dios. Ahora con su orden expresa. Se enfrentan en una batalla justa, y los justos sucumben dos veces. Fueron inferiores en la lucha, pero se hicieron más fuertes en la fe.

 

§ 2    

 

Quid putas de me facerent isti, si meo hortatu iterato ascenderent, iterato succumberent? Quando me audirent monentem tertio repetere iter, repetere opus, in quo semel iam et secundo frustrati forent? Et amen Israelitae, unam et alteram non reputantes frustrationem, tertio parent, et superant. Sed dicunt forsitan isti: Unde scimus quod a  Domino sermo egressus sit? Quae signa tu facis, ut credamus tibi?  Non est quod ad ista ipse respondeam: parcendum verecundiae meae. Responde tu pro me et pro te ipso; secundum ea quae audisti et vidisti, aut certe secundum quod tibi inspiraverit Deus.

 

¿Te imaginas lo que harían conmigo, en las actuales circunstancias, si otra vez por mi predicación volvieran los nuestros a la guerra y fueran también vencidos? ¿Crees que me escucharían si les exhortara a que por tercera vez repitieran el viaje y acometieran una hazaña en la que ya habían fracasado por dos veces. Pues ahí tienes a los israelitas que, sin tener en cuenta su repetido desastre, obedecen por tercera vez y vencen. Pero nuestros hombres dirían: ¿Y qué señal realizas tú para que viéndolo creamos? ¿Cuál es tu obra? No estaría bien que yo mismo lo contestase: no me lo permite mi pudor. Respóndeles tú en mi lugar y por ti mismo, conforme a lo que has visto y oído, o mejor, según lo que Dios te inspire.

 

Capítulo 4

 

§ 1    

 

Sed  forte  miraris  me  prosequi  ista, qui aliud proposueram.  Facio  non  oblitus  propositi,  se   quod a proposito non iudicem aliena  Nempe de consideratione, ut memini, sermo mihi ad tuam dignationem. Et sane magna ista res, et egens consideratione non minima. Quod si res magnas a magnis  considerari oportet,  cui  aeque ut tibi id studii competit, qui parem super terram non habes? Sed tu, secundum sapientiam et potestatem datam tibi  desuper, facies de hoc.

 

Posiblemente te preguntes por qué me entretengo en hablar de todo esto, cuando me había propuesto otra cuestión. Pero no lo hago porque se me haya olvidado, sino porque lo considero muy relacionado con mi propósito. Recuerdo muy bien que me he propuesto desarrollar ante tu santidad el tema de la consideración. Tema muy importante y digno de profunda reflexión. Por cierto, son los grandes personajes quienes deben considerar las cosas importantes. Entonces, ¿quién como tú podrá hacerlo con mayor interés, si m hay sobre la tierra otro semejante a ti? Sé  que lo harás así, pues para ello has recibido de lo alto la sabiduría y el poder.

 

§ 2    

 

Non est meae humilitatis dictare tibi sic vel sic fieri quidquam. Sufficit intimasse oportere aliquid fieri, unde et Ecclesia consoletur, et obstruatur os loquentium iniqua,  Haec pauca vice apologiae dicta sint, ut ipsa qualiacumque habeat conscientia tua ex me, unde habeat me excusatum, et te pariter, etsi non apud eos qui facta ex eventibus aestimant, certe apud teipsum. Perfecta et absoluta cuique excusatio, testimonium conscientiae suae. Mihi pro minimo est ut ab illis iudicer, qui dicunt bonum malum e malum bonum, ponentes lucem tenebras et tenebras lucem. Et si necesse sit unum fieri e duobus; malo in nos murmur hominum quam in Deum esse. Bonum mihi, si dignetur me uti pro clypeo. Libens excipio in me detrahentium linguas  maledicas et venenata spicula blasphemorum, ut non ad ipsum perveniant. Non recuso inglorius fieri, ut non irruatur in Dei gloriam. Quis mihi det gloriari in voce illa: Quoniam propter te sustinui opprobrium, operuit confusio faciem meam  Gloria mihi est, consortem feri  Christi, cuius illa vox es:  Opprobria exprobrantium tibi ceciderunt super me. Nunc iam recurrat stilus ad suam materiam, et in ea quae proposueramus, suo tramite gradiatur oratio.

 

Dada mi pequeñez, me siento incapaz de indicarte cómo debes hacer las cosas. Será suficiente con haberte insinuado que debes actuar de alguna forma para aportar algún consuelo a la Iglesia, tapando la boca de tus detractores. Estas brevísimas consideraciones las hice a modo de apología. Espero haber depositado en tu conciencia las razones que dejan plenamente tranquila la mía ante mi responsabilidad y la tuya. Aunque serán insuficientes para esos que suelen juzgar las actuaciones ajenas solamente por su éxito. La justificación perfecta y absoluta de cada uno es el testimonio de su propia conciencia. Me importa muy poco lo que de mí opinen aquellos que le llaman mal al bien y bien al mal, tinieblas a la luz y luz a las tinieblas. Una de dos: o murmuran de nosotros dos o de Dios. Me siento feliz de poder servirle de escudo a mi Señor. Acojo con gusto las imprecaciones y los dardos blasfemos de mis detractores, con tal de que no lleguen hasta él. Aguanto cualquier afrenta para que no sufra menoscabo la gloria de mi Dios. Me sentiría plenamente feliz si de verdad pudiese decir: Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro. Es para mí un gran orgullo compartir la suerte de Cristo, que dijo: Las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. Bien. Es hora ya de volver a nuestro tema y avanzar ordenadamente en nuestra exposición.

 

Capítulo 5

 

DE QUATUOR QUAE CONSIDERANDA SUNT ET DE TRIPLICI CONSIDERATIONE SUI IPSIUS

 

LAS CUATRO COSAS QUE SE DEBEN CONSIDERAR Y LA TRIPLE CONSIDERACIÓN DE SI MISMO

 

§ 1    

 

Et primo quidem  ipsam  considerationem quid dicam, considera. Non enim id per omnia quod contemplationem  intelligi volo, quod  haec ad rerum certitudinem,illa ad inquisitionem magis se habeat. Iuxta quem sensum potest  contemplatio quidem diffiniri verus certusque intuitus animi de quacumque re, sive apprehensio veri non dubia, consideratio autem intensa ad vestigandum cogitatio, vel intentio animi vestigantis verum. Quamquam soleant ambae pro invicem usurpari.

 

Antes que nada, mira lo  que yo entiendo por consideración. Pues no pretendo identificarla totalmente con la contemplación. Esta radica en la visión o certeza de lo va conocido, y la consideración es una búsqueda más bien de lo desconocido. En este sentido, la contemplación puede  definirse como una penetración cierta y segura de  alma o una aprehensión de la verdad que excluye toda duda. Y la consideración es una reflexión aguda del entendimiento o una aplicación intensa del espíritu para descubrir la verdad. En general, estos dos términos suelen usarse indistintamente.

 

Capítulo 6

 

§ 1

 

Iam quod ad considerationis attinet fructum, quatuor, ut occurrunt, tibi consideranda reor: te, quae sub te, quae circa te, quae supra te sunt. A te tua consideratio inchoet, ne frustra extendaris in alia, te neglecto. Quid tibi prodest si universum mundum lucreris, te unum perdens?  Et si sapiens sis, deest tibi ad sapientiam, si tibi non fueris. Quantum vero? Ut quidem senserim ego, totum. Noveris licet omnia mysteria, noveris lata terrae; alta caeli profunda maris, si te nescieris, eris similis aedificanti sine fundamento, ruinam, non structuram faciens. Quidquid exstruxeris extra te, erit instar congesti pulveris, ventis obnoxium.

 

¿Sobre qué puede versar tu consideración? Pienso que debes considerar sobre estas cuatro cosas: tú mismo, lo que está debajo de ti, lo que está alrededor de ti y lo que está sobre ti. Comience tu consideración por ti mismo, no sea que te ocupes de otras cosas y te olvides de ti. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si él mismo se pierde? Por sabio que seas, no posees toda la sabiduría, si no eres sabio para contigo mismo. ¿Y cuánta sabiduría te faltaría? A mi modo de ver  toda. Aunque conozcas todos los misterios, la anchura de la tierra, la altura del cielo, la profundidad del mar, si no te conoces a ti mismo, serás como el que edifica sin cimentar v levanta una ruina, no un edificio. Todo lo que construyas fuera de ti será como polvo amontonado que se lleva el viento.

 

§ 2    

 

Non ergo sapiens, qui sibi non est. Sapiens sibi sapiens erit, et bibet de fonte putei sui  primus ipse. A te proinde incipiat tua consideratio non solum autem, et in te finiatur. Quocumque evagetur, ad te revocaveris  eam cum  salutis  fructu. Tu primus tibi, tu ultimus. Sume exemplum de summo omnium Patre, Verbum suum et emittente, et retinente. Verbum tuum, consideratio tua, quae, si procedit, non recedat. Sic progrediatur, ut non egrediatur; sic  exeat, ut non deserat. In acquisitione salutis nemo tibi germanior unico matris tuae. Contra salutem propriam cogites nihil. Minus dixi contra; praeter dixisse debueram. Quidquid se considerationi offerat, quod non  quoquo  modo  ad tuam  ipsius  salutem  pertineat, respuendum.

 

No es sabio el que no lo es consigo mismo. El sabio será sabio por sí mismo, y beberá primero él mismo de su propia fuente. Comience, pues, por ti tu consideración y acabe también en ti. Vaya adonde vaya, encamínala de nuevo hacia ti mismo y será de gran provecho para tu salvación. Sé para ti el primero y el último. Toma ejemplo del Padre celestial, que envía a su propio Verbo y al mismo tiempo lo retiene consigo. Tu verbo es tu consideración; si sale de ti, que no se aleje. Que marche sin ausentarse; que se vaya sin abandonarte. Para alcanzar la salvación, nadie será más hermano tuyo que el hijo único de tu madre: la consideración. No pienses nunca nada que vaya contra tu salvación. He dicho mal "contra"; debería haber dicho fuera. Debemos rechazar todo lo que se le brinda a la consideración, si de alguna manera no nos lleva a la propia salvación.

 

Capítulo 7

 

§ 1

 

Et haec tui consideratio in tria quaedam dividitur, si consideres quid, quis et qualis sis: quid in natura, quis in persona, qualis in moribus; quid, verbi gratia, homo; quis, Papa vel Summus Pontifex; qualis, benignus, mansuetus vel quidquid tale. Quamquam primum illud philosophicum sit magis quam apostolicum vestigare, attamen est in diffinitione hominis,  quem dicunt  animal  rationale,  mortale. 

 

Esta consideración de ti mismo abarca tres preguntas: si consideras qué eres, quién eres, cómo eres. Es decir, qué eres por tu naturaleza, quién eres por tu persona, cómo eres por tus costumbres. Por ejemplo: qué eres, un hombre; quién eres, el papa o sumo pontífice; como eres, bondadoso o humilde, etc. Aunque es más propio de los filósofos que de los hombres apostólicos reflexionar sobre la primera pregunta, sabemos que se contesta con la definición  el hombre en cuanto animal racional mortal.

 

§ 2    

 

Quod diligentius intueri si libet, licet. Non est quod tuae in eo aut professioni obviet, aut dignitati; est vero quod saluti afferre queat.  Nam  consideranti  duo  haec  simul, rationale mortaleque, is tibi exinde occurrit fructus, ut et mortale, quod in te est rationale humiliet, et rursum rationale, mortale confortet, quod neutrum neglectui erit homini circumspecto. Si qua a huc praesens consideranda requirit  locus, tracabuntur infra, et forte utilius ex partium collatione.

 

A quien le guste, puede profundizar en ella con mayor precisión. No encontrarás nada que vaya contra tu profesión y dignidad, si te entregas a esta reflexión. Al contrario, sería beneficioso  ara tu salvación. Al considerar estas dos realidades, la racionabilidad y la mortalidad del hombre, percibirías dos clases de frutos. Tu mortalidad humillará a tu racionabilidad y tu racionabilidad confortará tu mortalidad. El hombre sensato apreciará justamente estas dos cosas. Si este fruto requiere todavía alguna otra consideración, lo expondremos luego, y acaso sea mejor, debido a la relación de una materia con otra.

 

Capítulo 8 

 

UT MEMINERIT SUAE PRIMAE PROFESSIONIS

 

QUE RECUERDE SU PRIMERA PROFESIÓN

 

§ 1   

 

Nunc quis sis et de quo sis factus, advertendum. Quamquam quod dixi de quo, id mihi praetereundum putem, tuae potius  relinquendum  agnitioni. Illud dico indignum tibi, citra perfectum agere de tanta assumpto perfectione. Quidni erubescas minimus inveniri in magnis, qui te recordaris magnum in minimis exstitisse? Non es oblitus primae professionis; non excidit menti quae subducta est manui, sed ne affectui quidem. Ipsam ad singula tua imperia, iudicia, instituta, habere prae oculis non erit inutile. Haec te consideratio facit honoris contemptorem in honore ipso. Atque id magnum.

 

Pasamos a reflexionar en quién eres y de qué has sido hecho. Y aunque dije "de qué", pienso pasarlo por alto, para dejarlo más bien a tu reflexión. Me limito a recordarte que sería indigno de ti quedarte por debajo de la perfección, después de haber sido escogido para una vida tan perfecta. ¿No te avergonzarías de verte el último ocupando un puesto tan alto, cuando antes eras de los primeros en una profesión tan humilde como es la del monje? Recuerda tu primera profesión. Que no desaparezca de tu recuerdo y de tu afecto, a pesar de que te la arrancaron de las manos. No te vendrá mal que la tengas siempre en tu memoria cuando das una orden corroboras una sentencia o tomas una decisión. Así, la consideración te facilitará despreciar los honores en el seno mismo del honor. Lo cual ya es importante.

 

§ 2    

 

Non recedat a pectore: clypeus tibi est vel a sagitta illa: Homo, cum in honore esset, non intellexit. Loquere ergo tibi: Abiectus eram in domo Dei mei. Quale, est hoc, de paupere et abiecto levari super gentes et regna? Quis ego, aut quae domus paris mei; ut sedeam excelsis sublimior. Sane qui dixit mihi: Amice, ascende superius, amicum fore fidit. Si minus inveniar, non expedit quidem. Qui elevavit, et deicere potest. Sera querela: Quoniam elevans allisisti  me.  Non est quod blandiatur celsitudo, ubi sollicitudo maior: illa discrimen intendit, haec amicum probat; huic accingamur, si nolumus tandem cum rubore novissimum locum  tenere.

 

Que no se ausente tampoco de tu corazón. Será como un escudo en el que rebote aquella saeta: El hombre, por estar rodeado de honores, no entendió. Repite por eso en tu interior: soy el último en la casa de mi Dios. ¿es posible que a un menesteroso humillado lo establezcas sobre pueblos y reves? Quién soy yo y cuál es mi abolengo para sentarme en el trono más sublime? Sin duda que quien me dijo: Amigo, sube más arriba, confió en que siempre sería amigo suyo. Si no lo soy, me vendrá una gran desgracia. Quien me enalteció puede abatirme. Lamento muy tardío sería decir entonces: Me alzaste en vilo y me tiraste. Es absurdo envanecerse en las alturas, donde la ansiedad es mayor, cuando la inquietud del cargo es la prueba del amigo; a esto debo atenerme si, al final de todo, no quiero ocupar el último puesto.

 

Capítulo 9 

 

QUID FACTUS SIT SUPERIOR

 

PARA QUÉ LE HICIERON SUPERIOR

 

§ 1    

 

Factum superiorem dissimulare nequimus; sed enim  ad  quid,  omnimodis attendendum. Non enim ad dominandum opinor. Nam et Propheta, cum similiter levaretur, audivit:  Ut evellas et destruas, et disperdas et dissipes, et aedifices et plantes. Quid horum fastum sonat? Rusticani magis sudoris schemate quodam labor spiritualis expressus est.

 

No podemos negar que estás sobre los demás. Pero por todos los medios hemos de meditar para qué eres superior. Creo que no es para comportarte como un señor que domina. Pues también al profeta, como a ti, lo elevaron y escuchó estas palabras: Para arrancar y arrasar, destruir y demoler, edificar y plantar. ¿suena a fastuosidad cualquiera de estos verlos? Son expresiones simbólicas que se refieren al esfuerzo del labrador, y aquí representan al trabajo del espíritu.

 

§ 2    

 

Et nos igitur, ut multum sentiamus de nobis impositum senserimus ministerium, non dominium datum. Non sum ego maior Propheta; et si forte par potestate, sed meritorum non est comparatio; haec loquere tibi, et doce te ipsum, qui alios doces. Puta te velut aliquem de Prophetis. An non satis ad te? Et nimium. Sed gratia Dei es id quod es Quid? Esto quod Propheta; numquid plus quam Propheta? sapis, eris contentus mensura, quam tibi mensus est Deus. Nam quod amplius est, a malo est.

 

Por elevado concepto que tengamos de nosotros mismos, hemos de convencernos de que no se nos ha entregado un señorío, sino un servicio. Yo no tengo categoría de profeta; a lo más, podré igualarme en el poder; pero respecto a los méritos, sería absurda toda comparación. Dítelo interiormente y enséñate a ti mismo, tú que adoctrinas a los demás. Considérate un profeta cualquiera. ¿o te parece muy poco para ti? Más bien es demasiado  ara ti. Pera por la gracia de Dios eres lo que eres. Concedido que eres un profeta. ¿Piensas que eres más que un profeta? Si eres sensato, deberás contentarte con la medida que Dios te dio. Todo lo que sea sobrepasarse, proviene del maligno.

 

§ 3    

 

Disce exemplo prophetico praesidere non tam ad imperitandum quam ad factitandum quod tempus requirit. Disce sarculo tibi opus esse, non sceptro, ut opus facias Prophetae. Et quidem ille non regnaturus ascendit, sed exstirpaturus. Putasne et tu invenias aliquid elaborandum in agro Domini tui? Et plurimum. Non plane totum emundare qui vere Prophetae: aliquid filiis suis Apostolis quod agerent reliquerunt, aliquid ipsi parentes tui tibi.  Sed nec tu  ad omne sufficies. Aliquid profecto tuo relicturus es successori, et ille aliis, et aliii aliis usque in finem.

 

Aprende de los profetas a presidir, pero haciendo lo que exigen los tiempos y no simplemente mandando. Debes saber que necesitas más un azadón que el cetro, para acertar a cumplir las tareas del profeta. La promoción profética no es para reinar, sino para arrancar. ¿No crees que tú también podrás encontrar algún trabajo en el campo de tu Señor? Y mucho. Porque no lo limpiaron del todo los verdaderos profetas; algo dejaron  ara sus hijos, los apóstoles, como a ti te dejaron algo por hacer tus inmediatos predecesores. Tú tampoco podrás hacerlo todo. Algo dejarás para tu sucesor con toda seguridad, y éste para el suyo, los otros al siguiente y así sucesivamente hasta el último.

 

§ 4    

 

Circa undecimam denique horam operarii otii arguuntur et mittuntur in vineam: Antecessores tui Apostoli audierunt quia messis quidem multa, operarii vero pauci. Paternam tibi vindicato hereditatem. Nam si filius; et heres. Ut probes heredem, evigila ad curam; et non otio torpeas, ne et ubi dicatur: Quid hic stas tota die otiosus?

 

Incluso a la hora undécima reprende el Señor el ocio de los obreros y son enviados a su viña. Ese mismo Señor les dijo a los apóstoles que la mies es abundante y pocos los trabaJadores. Te lo exige tu herencia paterna, porque si eres dijo, también heredero. Para demostrar que lo eres, pon manos a la obra. No te apoltrones en la ociosidad, no sea que te digan como a ellos: ¿Qué haces ahí, todo el día ocioso?

 

Capítulo 10

 

§ 1   

 

Multo minus inveniri oportet aut deliciis resolutum, aut resupinum pompis, Nihil horum tibi tabulae testatoris assignant. Sed quid? Si illarum tenore contentus sis, curam potus hereditabis et operam, quam gloriam et divitias. Blanditur cathedra? Specula est. Inde denique superintendis, sonans tibi episcopi nomine non dominium, sed officium. Quidni loceris in eminenti, unde prospectes  omnia, qui speculator super omnia constitueris?  Enimvero prospectus iste procinctum parit, non otium. Quando libet gloriam, ubi otiari non licet? Nec locus est otio, ubi sedula urget sollicitudo omnium ecclesiarum. Nam quid tibi aliud dimisit sanctus Apostolus? Quod habeo, inquit, hoc tibi do. Quid illud? Unum scio: non est aurum neque argentum, cum ipse dicat: Argentum et aurum non est mihi.

 

Más grave aún sería que encima te estragaras entre placeres o te infatuara la fastuosidad. Tu testador no te ha legado nada de esto. Si te atienes a la letra del testamento, heredarás más bien preocupación y fatiga, no gloria ni riquezas. ¿Te halaga el solio pontificio? Pues viene a ser como una atalaya de centinelas. Desde ella deberás vigilarlo todo; ése es el deber que ee impone tu condición de obispo, y no de señor. Pero esa vigilancia te obligará a vivir siempre tenso y no adormilado en la ociosidad. ¿Puedes apetecer la gloria donde no hay resquicio alguno para la tranquilidad? Imposible permanecer ocioso cuando apremia incesante la preocupación por todas las iglesias. ¿o recibiste otra herencia del santo Apóstol? Lo que tengo, eso te doy. ¿Qué te dio? Yo sólo sé que no te dio oro ni plata, porque expresamente te lo dijo: No tengo oro ni plata.

 

§ 2    

 

Si habere contingat, utere non pro libitu, sed pro tempore. Sic eris utens illis, quasi non utens. Ipsa quidem, quod ad animi bonum spectat, nec bona sunt, nec mala; usus tamen horum bonus, abusio mala sollicitudo  peior;  quaestus turpior.  Esto,  ut alia quacumque ratione haec tibi vindices, se  non apostolico iure. Nec enim tibi ille dare quod non habuit potuit. Quod habuit, hoc dedit: sollicitudinem; ut dixi, super ecclesias. Numquid dominationem? Audi ipsum: Non dominantes, ait, in clero, sed forma facti gregis. Et ne dictum sola humilitate putes, non etiam veritate, vox Domini est in Evangelio: Reges gentium dominantur eorum et qui potestatem habent et eos benefici vocantur.  Et infert:  Vos autem  non sic   Planum est: Apostolis interdicitur dominatus.

 

Si es que lo tienes tú, úsalo; pero no caprichosamente, sino según lo exijan los tiempos actuales. Así  o poseerás como si no lo poseyeras. Las riquezas no son ni buenas ni malas para el espíritu. Usar de ellas es bueno; su abuso es malo. Codiciarlas es peor; su lucro es pésimo. Podrás justificarte con las razones que quieras, pero no apelando al derecho apostólico. Te dio todo o que tenía: la preocupación por las iglesias. ¿para dominarlas? Escucha: No tiranizando a los que se os han confiado, sino haciéndoos modelo del rebaño. Y lo dijo convencido de que debe ser así, porque también el mismo Señor lo manifestó en el Evangelio: Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen el poder se hacen llamar bienhechores. Y añade: Pero vosotros, nada de eso. Está claro. A los apóstoles se les prohíbe toda dominación.

 

Capítulo 11

 

§ 1     

 

I ergo tu, et tibi usurpare aude aut dominus apostolatum, aut Apostolicus dominatum. Plane ab alterutro prohiberis. Si utrumque simul habere voles, perdes utrumque Alioquin non te exceptum illorum numero putes, de quibus queritur Deus sic: Ipsi regnaverunt  et non ex me; principes exstiterunt, et ego non cognovi eos. Iam si regnare sine Deo iuvat, habes gloriam, sed non apud Deum.

 

Ahora, vete, y si te atreves, ponte a usurpar como señor el ministerio apostólico; o como apóstol, el dominio. Ambas cosas se te han negado de plano. Si pretendieses gozar de las dos, te quedarás sin ninguna. Y entonces no te creas libre de estar entre aquellos de quienes se lamenta el Señor: Se nombraron reyes sin contar conmigo; se nombraron príncipes sin mi aprobación. Será muy agradable reinar sin el Señor, y llegarás a la gloria; pero no a la del Señor.

 

§ 2    

 

At si interdictum tenemus, audiamus edictum: Qui maior est vestrum, ait, fiat sicut iunior, et qui praecessor est, sicut qui ministrat. Forma apostolica haec est: dominatio interdicitur, indicitur ministratio, quae et commendatur ipsius exemplo Legislatoris, qui secutus adiungit: Eo autem in medio  vestrum sum tamquam qui ministrat. Quis se iam titulo hoc inglorium putet, quo se prior Dominus gloriae praesignivit? Merito Paulus gloriatur in eo, dicens: Ministri Christi sunt, et ego. Et addit: Ut minus sapiens dico: plus ego.  In laboribus plurimis, in carceribus abundantius, in plagis supra modum, in mortibus frequenter. O praeclarum ministerium! Quo non id  gloriosus principatu?  Si gloriari oportet, forma ubi sanctorum  praefigitur, Apostolorum  proponitur gloria. Parvane tibi illa videtur? Quis mihi tribuat  similem  erit in gloria sanctorum?  Clamat Propheta: Mihi autem nimis honorificati sunt amici:  tui Deus,  nimis confortatus est principatus eorum. Clamat Apostolus: Mihi autem absit gloriari, nisi in cruce Domini nostri Iesu Christi.

 

Ya sabemos lo que está prohibido; veamos lo que está mandado. El más grande entre vosotros, iguálese con el más pequeño, y el que dirige, con el que sirve. Esta es la norma apostólica; se excluye el dominio, se intima el servicio, se encarece imitar el ejemplo del mismo que lo ordenó, añadiendo seguidamente: Yo estoy entre vosotros como quien sirve. ¿Podemos considerar indigno un título con el que antes quiso distinguirse el Señor de la gloria? Con razón Pablo se gloria de ello y dice: ¿Que sirven a Cristo? También yo. Y sigue: Voy a decir un desatino: yo más. Les gano en fatigas, en cárceles, en palizas sin comparación y en peligros  de muerte, con mucho. Qué maravilloso servicio! ¿No es mucho más glorioso que ninguna otra grandeza? Si hay que presumir, mira de qué forma y considera de qué presumen los apóstoles. ¿acaso te parece escasa recompensa? ¡Ojalá llegara yo a presumir de la misma gloria de los santos! Tal como lo proclama el profeta: ¡Oh Dios, tus amigos son colmados de honores, su autoridad ha sido plenamente confirmada! Y lo proclama también el Apóstol: la que es a mí, Dios me libre de gloriarme más que en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.

 

Capítulo 12

 

§ 1    

 

Hoc glorieris opto semper optimo genere gloriae, quod Apostoli, quod Prophetae delegere sibi, transmisere ii. Agnosce hereditatem tuam in  Christi cruce,  in laboribus plurimis. Felix qui dicere potuit: Plus omnibus laboravi  Gloria est, sed ni  in ea inane; nil molle, nil resupinum. Si labor terret, merces invitet. Unusquisque enim secundum suum laborem mercedem accipiet.  Et si ille plus omnibus laboravit, non tamen totum elaboravit: et adhuc locus est

 

Yo deseo para ti que ésta sea siempre tu mayor gloria, la que para sí eligieron los profetas y te la transmitieron. Descubre tu herencia en la cruz de Cristo  en las fatigas sin tregua. Feliz el que pueda decir: he rendido más que todos ellos. Sí; eso es gloriarse, pero no estúpidamente ni en la vanidad enervante. Un trabajo que repugna, necesita el estímulo del premio. El salario que cobre cada cual dependerá de lo que haya trabajado. Aunque rindió más que todos ellos, no acabó la tarea; queda mucho por hacer.

 

 

§ 2

 

EXHORTATIO AD SOLLICITUDINEM ET HUMILITATEM

 

EXHORTACION AL CELO Y A LA HUMILDAD

 

Exi in agrum Domini tui, et considera quantis hodieque de veteri maledicto silvescat spinis ac tribulis. Exi, inquam, in mundum: ager est enim mundus, isque creditus tibi. Exi in illum, non tamquam dominus, sed tamquam villicus, videre et procurare unde exigendus es rationem. Exi, dixerim, quibusdam tuae passibus intentae sollicitudinis et sollicitae intentionis. Neque enim ipsi qui iussi sunt ire in orbem universum,  orbem circuierunt praesentia corporis,  sed mentis  providentia.  Et  ut leva oculos quosdam considerationis tuae, et vide regiones, si non sunt magis siccae ad ignem quam albae ad messem. Quam  multae, quas putaveras fruges,  diligenter  inspectae,  vepres  potius apparebunt? Immo ne vepres quidem: annosae et veternosae arbores sunt, sed non profecto fructiferae, nisi forte glandium aut siliquarum,  quas porci manducant. Quousque occupant terram?  Nonne, si exis et cernis ista, pudebit otiosam  iacere  securim,  pudebit  sine  causa falcem apostolicam accepisse?

 

Vete al campo de tu Señor y considera cuántas espinas y abrojos está echando hoy por la antigua maldición. Sal y vete al mundo, porque es el campo  que te han entregado. Vete a él no como señor, sino como administrador, para cuidarlo y trabajarlo; que de eso te van a pedir cuentas. Vete, te diría, con el afán de una atenta solicitud y una solícita atención. Porque a los Apóstoles se les ordenó que fuesen al mundo entero, pero no lo recorrieron con sus pies, sino con el celo de su espíritu. Levanta tú también los ojos de tu consideración, contempla los pueblos de la tierra y mira si no están más a punto para quemarlos por su aridez que para segarlos por la madurez de sus cosechas. Si observas detenidamente lo que tú creías trigo en sazón, descubrirás más bien que son zarzas y maleza. Ni zarzas siquiera.  rboles viejos y carcomidos, y no de sabrosos frutos, sino de bellotas y algarrobas que comen los cerdos. ¿Hasta cuándo ocuparán la tierra inútilmente? Si sales y lo ves, te avergonzarás de que si a quieta el hacha; te sonrojarás de haber recibido en vano la hoz apostólica.

 

Capítulo 13

 

§ 1    

 

In hunc quondam agrum Isaac patriarcha exierat, cum primo Rebecca occurrit ei, et, ut Scriptura habe, exierat ad meditandum.  Ille  ad  meditandum, tu  ad  exstirpandum egrediaris necesse est. Tibi iam praecessisse meditati debet: tempus faciendi  prae manibus. Si nunc haesitare incipis, id quidem  sero.  Ante,  iuxta  consilium  Salvatoris,  sedisse debueras, ante  aestimasse  opus,  metiri  vires,  ponderasse sapientiam, merita comparasse, sumptus computasse virtutum.

 

Salió a este campo el patriarca Isaac, cuando por primera vez se encontró con Rebeca. Como dice la Escritura, había salido  ara meditar. El salió para meditar; tú debes ir para arrancar o todo. Lo debías haber meditado ya hace tiempo; ha llegado tu hora de ponerte a trabajar. Es ya tarde para seguir vacilando y sin hacer nada. Según el consejo del Salvador, era antes cuando deberías haberte puesto a calcular para pensar en la tarea, medir tus fuerzas, sopesar tus capacidades, acumular méritos y echar cuentas de tus virtudes.

 

§ 2    

 

Age  ergo,  puta tempus  putaionis  adesse,  si  tamen meditationis praeivit. Si cor movisti, movenda iam lingua, movenda est et manus. Accingere gladio tuo, gladio spiritus, quod  est  verbum  Dei.  Glorifica manum e  brachium dextrum  in faciendo vindictam in nationibus, increpationes in populis, in alligando reges eorum in compedibus et nobiles eorum  in  manicis  ferreis.  Si  haec  facis,  honorificas ministerium tuum, et ministerium te. Non mediocris iste principatus. Exturbare est hoc malas bestias a terminis tuis quo greges tui securi in pascua educantur. Domabis lupos, sed ovibus non dominaberis. Pascendas utique, non premendas suscepisti. Si bene considerasti quis sis, haec te oportere facere non ignoras. Porro scienti et non facienti, peccatum et ii Non es oblitus ubi legeris: Servus sciens voluntatem Domini sui et non faciens digna, plagis vapulabit multis. Sic Prophetae, sic Apostoli factitabant. Fortes fuere in bello, non molles in sericis. Si filius es Apostolorum et Prophetarum, et tu fac similiter.

 

¡A trabajar! Ha llegado el tiempo de la poda, si a su debido tiempo meditaste. Si has hurgado tu corazón, debes soltar ya tu lengua y actuar. Cíñete al flanco la espada, la espada del Espíritu, es decir, la palabra de Dios. Exalta tu mano, robustece tu brazo  ara tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a  as naciones, sujetando a los reyes con ar ollas y a los nobles con esposas de hierro. Si obras así, dignificarás tu ministerio y ésa será tu gloria. No es pequeña esta primacía, porque descartarás de la tierra las alimañas nocivas y apacentarás seguros tus rebaños: Domarás los lobos, pero sin dominar a las ovejas, porque te las dieron para apacentarlas, no para oprimirlas. Si has considerado atentamente quién eres, no puedes ignorar que esto es lo que debes hacer. Y si, sabiéndolo, no obras en consecuencia, cometes pecado. Recuerdas muy bien dónde lo leíste: El siervo que, conociendo el deseo de su señor, no prepara las cosas como su señor desea, recibirá muchos palos.  Los profetas,  lo mismo que los apóstoles, fueron valientes en la lucha y no se apoltronaron entre sedas. Si eres hijo de los profetas y de los apóstoles, haz tú lo mismo.

 

§ 3    

 

Vindica tibi nobile genus similibus moribus, quod non  aliunde  nobile  quam  morum  ingenuitate  et  fidei fortitudine fuit. Per hanc vicerunt rena, operati sunt iustitiam, adepti sunt repromissiones. Hoc chirographum  paternae tuae hereditatis, quod tibi evolvimus, ubi inspicias portionem quae te contingit. Induere fortitudinem, et hereditasti.  Posside  fidem,  posside  pietatem,  posside sapientiam,  sed  sapientiam  sanctorum, ipsa  est timor Domini, et  habes  quod  tuum  est.  Habes  sine defraudatione  integrum  paternum fundum.  Pretiosissimus fundus virtus est.

 

Reivindica esa tu nobleza con la conducta que le corresponde, pues no puede legitimarse sino por la pureza de costumbres y por la integridad de la fe. Ellos subyugaron reinos, administraron justicia, alcanzaron las promesas. Te he leída el legajo de tu herencia paterna para que sepas qué patrimonio te pertenece. Esmérate en la rectitud, la piedad, la fidelidad, la sabiduría, pero en la de los santos, que es el respeto del Señor. Estos son tus bienes. Ahí tienes todo el lega o paterno, sin gravamen y sin fraude alguno.

 

§ 4    

 

Bonus fundus humilitas, in quo omne aedificium spirituale constructum crescit in templum sanctum in Domino  Per hanc nonnulli possedere etiam  portas inimicorum. Quae enim virtutum aeque potens daemonum debellare superbiam, tyrannidem hominum? Ceterum, cum omni indifferenter personae haec sit quaedam turris fortitudinis a facie inimici, nescio quo pacto tamen is eius maior in maioribus et in clarioribus clarior comprobatur Nulla splendidior gemma, in omni praecipue ornatu Summi Pontificis. Quo enim celsior ceteris, eo humilitate apparet illustrior et seipso.

 

Excelente patrimonio es el de la humildad. Todo edificio espiritual  que se levante sobre él llega a convertirse en el templo santo  el Señor. Gracias a la humildad, destruyeron algunos hasta los baluartes de sus enemigos. Ninguna otra virtud es capaz como ella de aplastar la soberbia de los demonios, que tiranizan al hombre. Por lo demás, aun siendo cierto que toda clase de personas debe contar con esta virtud como refugio y bastión contra el enemigo, no sé por qué, pero la experiencia dice que su fuerza es mucho mayor para los grandes y más manifiesta entre los más esclarecidos. Para el atuendo de un sumo pontífice no encontrarás otra piedra preciosa más espléndida. Cuanto más elevado estás sobre todos, tanto más insigne serás por la humildad  que poseas  incluso ante ti mismo.

 

Capítulo 14

 

UT CONSIDERET QUID SIT ET QUID SIBI DESIT

 

PARA QUE CONSIDERE QUÉ ES Y QUÉ LE FALTA

 

§ 1    

 

Arguar forsitan, quod non satis primis explicitis  partibus, in  secundas nescio quomodo stilus excurrerit, describere inchoans qualem te oporteat esse, cum necdum quis sis plenius expressisset. Credo erubescens in summo positum  apice videri hominem nudum, festinarit induere insignibus suis. Absque his nempe eo deformior quo illustrior pares.  Numquid  potest abscondi  civitatis  supra montem positae  desolatio, aut latere fumus  lucernae exstinctae super candelabrum?  Simia in tecto, rex fatuus in solio sedens. Et nunc audi canticum meum, et quidem minus suave, sed salutare.

 

Tal vez me acuses de que no fui suficientemente claro en mi exposición sobre la primera cuestión. En cuyo caso no sé cómo me las arreglaré para enfrentarme con la segunda y decirte cómo debes ser, cuando aún no te he explicado del todo quién eres. Avergonzado posiblemente de que viesen desnudo a un hombre encumbrado en lo más alto, me apresuré a revestirlo de sus blasones. Y es que sin ellos se descubre tanto más tu deformidad cuanto mayor es la gloria de tu dignidad. Es imposible ocultar las ruinas de una ciudad situada en lo alto de un monte o esconder el humo de una lámpara recién apagada, si está a la vista de todos. Mona colgada de un tejado es el rey fatuo sentado sobre su trono. Escucha ahora mi canción, destemplada por cierto, pero muy al caso.

 

§ 2    

 

Monstruosa res gradus summus et animus infimus, sedes prima et vita ima, lingua magniloqua  et manus otiosa, sermo multus et fructus nullus, vultus gravis et actus levis, ingens auctoritas et nutans stabilitas. Admovi speculum: foedus se in eo vultus agnoscat; tu tuum gaude dissimilem inveniri. Inspice tamen et tu, ne forte, etsi sit unde merito placeas tibi, etiam in quo debeas displicere non desit.

 

Es una monstruosidad ostentar la suprema dignidad con un espíritu miserable; sentarse en la sede más elevada viviendo la vida más baja. Hablar maravillosamente y no dar golpe: ser sublime en la predicación e incoherente con ella; ser grave en las formas y superficial en las obras; firme en la autoridad y vacilante en la constancia. Ya te puse delante el espejo: el deforme descubrirá en él su propio rostro. Tú puedes alegrarte, porque encontrarás el tuyo sin deformidad alguna. Pero mírate también, porque a lo mejor encuentras algo que pueda desagradarte, aunque tengas razones para estar satisfecho de ti mismo.

 

§ 3    

 

Volo glorieris testimonio conscientiae, sed non minus ut eodem ipso humilieris. Rara vox: Nihil mihi conscius sum. Cautior in bonis ambulas, si et mala non lateant. Quamobrem, ut dii, noveris  te, ut inter angustias   quae non  desunt fruaris conscientiae bono, magis autem ut scias quid desit tibi. Nam cui non desit? Omnia illi desunt, qui nil sibi deesse puta.

 

Deseo que tu único orgullo sea el testimonio de tu propia conciencia; pero mucho me gustaría que te humillases por ese mismo testimonio. Son muy pocos los que pueden decir: No me remuerde la conciencia de nada. Más cautamente vivirás en la rectitud si no se te oculta el mal. Por eso te decía que te conozcas a ti mismo. Así gozarás de una conciencia tranquila cuando te aprisione la angustia, que nunca falta y, sobre todo, conocerás tus deficiencias. ¿Quién no las tiene? Todo le falta al que piensa que nada le falta.

 

§ 4    

 

Quid si Summus Pontifex sis? Numquid quia Summus Pontifex,  ideo  summus?  Infimum  noris  esse,  si  summum putas. Quis summus? Cui addi non possit. Graviter erras, si te illum existimes. Absit. Non tu de illis es es, qui dignitates virtutes putant. Tibi ante experta virtus quam dignitas fuit. Augustis relinquito illam sententiam, aliisque qui divis coli honoribus  non timuerunt,  verbi  gratia Nabuchodonosor Alexandro,  Antiocho,  Herodi.  Tu  vero considera non consummatione summum te dici, sed comparatione. Nec me putes comparationem dicere meritorum, sed ministeriorum. Sic te existimet homo, ut ministrum Christi  et, quod absque praeiudicio sanctitatis cuiuspiam dixerim, summum plane inter ministros. Alias niti te ad summum velim, non putare summum aut velle putari antequam sis.  Nam quomodo proficis, si iam sufficis tibi?

 

Aunque seas el sumo pontífice; no porque seas el sumo pontífice eres la perfección suma. Eres el ínfimo si te crees el sumo. Porque  ¿quién es el sumo? Aquél a quien nada se le puede añadir. Estás en el más craso error si te tienes por tal. Pero no. Tú no eres de esos que cuentan las dignidades por virtudes. Primero tuviste experiencia de la virtud  y luego de los honores. El otro modo de pensar es sólo propio de emperadores y personajes que no temieron ser adorados con honores  divinos,  como Nabucodonosor,  Alejandro, Antíoco  y Herodes. Tú debes considerar que no te llamen sumo por haber llegado a ese grado, sino comparativamente. Pero no creas que me refiero a la comparación de los méritos, sino de los servicios. Quiero que te consideren a ti como servidor de Cristo y, sin prevención alguna contra la santidad de nadie, el mejor entre todos sus servidores. De otra manera: mi deseo es que aspires a lo mejor, no que te creas el mejor. Ni que te llamen el sumo sin serlo efectivamente. De lo contrario, ¿es posible progresar en la santidad si ya hubieras llegado a la meta definitiva?

 

§ 5    

 

Non sit proinde tibi aut pigrum vestigare quid desit, aut  fateri quod desit verecundum. Loquere et tu voce antecessoris tui: Non quod iam acceperim, aut iam perfectus sim;  et rursum: Ego me non arbitror comprehendisse. Haec scientia sanctorum, haec longe ab illa quae inflat. Hanc qui apponit, apponit et dolorem s; sed dolorem hunc nemo umquam sapiens subterfugit. Est quippe medicinalis dolor, per quem stupor ille letalis animi duri et impaenitentis extunditur. Et ideo sapiens, qui dicere potuit: Et dolor meus in conspectu meo semper. Nunc iam repetendae reliquiae, si quae sunt, loci illius, a quo paulo ante divertimus.

 

No seas, pues, negligente en examinar lo que te falta ni insincero para no reconocerlo. Di tú también como tu antecesor: No es que haya conseguido ya el premio o que ya esté en la meta. Yo no pienso haberlo obtenido todavía. Esta es la sabiduría de los santos, muy distinta de esa otra que hincha. Quien se propone alcanzarla sabe que se abraza con el sufrimiento; pero es un sufrimiento del que nunca pretende evadirse el sabio, porque es un dolor medicinal que arranca el aturdimiento mortal del corazón duro e impenitente. Por eso es sabio el que puede afirmar: Mi pena no se aparta de mis ojos. Ahora ya podemos volver al tema del que nos habíamos desviado con esta digresión.

 

Capítulo 15

 

DE DIGNITATE PERSONAE SUAE ET PRAEROGATIVA POTESTATIS

 

 DIGNIDAD DE SU PERSONA Y PRERROGATIVAS DE SU POTESTAD

 

§ 1    

 

Age, indagemus adhuc diligentius quis sis, quam geras videlicet pro tempore personam in Ecclesia Dei. Quis es? Sacerdos magnus, summus Pontifex. Tu princeps episcoporum,  tu  heres  Apostolorum, tu primatu Abel, gubernatu Noe, patriarchatu Abraham, ordine Melchisedech, dignitate  Aaron,  auctoritate  Moyses, iudicatu Samuel, potestate Petrus, unctione Christus.

 

Sigamos. Hemos de ver aún más profundamente quién eres y cuál es tu personalidad hoy por hoy en la Iglesia. ¿Quién eres? El sumo sacerdote. El sumo pontífice. Tú eres el príncipe de los obispos, el heredero de los apóstoles. Abel por el primado, Noé por el gobierno, Abrahán en el patriarcado; en el orden, Melquisedec; en la dignidad, Aarón; en la autoridad, Moisés; por la jurisdicción, Samuel; por la potestad, Pedro; por la unción, Cristo. A ti te entregaron las llaves y se te encomendaron las ovejas.

 

§ 2    

 

Tu es cui claves traditae, cui oves creditae sunt. Sunt quidem et alii caeli ianitores et gregum  pastores;  sed  tu,  tanto  gloriosius quanto et differentius,  utrumque prae  ceteris nomen  hereditasti. Habent illi sibi assignatos greges, singuli singulos; ibi universi crediti, uni unus. Nec modo ovium, sed et pastorum tu unus omnium pastor. Unde id probem quaeris? Ex verbo Domini. Cui enim, non dico episcoporum, sed etiam Apostolorum sic absolute et indiscrete totae commissae sunt oves? Si me amas, Petre, pasce  oves  meas.  Quas?  Illius  vel  illius  populos civitatis, aut regionis, aut certe regni? Oves meas, inquit. Cui non planum, non dedignasse aliquas, sed assignasse omnes? Nihi  excipitur, ubi distinguitur nihil.

 

Es cierto que otros también pueden abrir las puertas del cielo y apacentar la grey; pero tú sólo heredaste estos dos poderes tan gloriosamente, por poseerlos de un modo excelso. A los demás se les ha asignado una porción del rebaño, a cada cual la suya; a ti sólo se te confiaron universalmente todas las ovejas que forman un único rebaño. Tú eres el único pastor de las ovejas y de todos los pastores. ¿Me preguntas cómo podría probártelo? Con las palabras del Señor. Porque a ningún obispo, ni siquiera a ningún apóstol, le fueron encomendadas las ovejas de manera tan absoluta y exclusiva. Pedro, si me amas, apacienta mis ovejas. ¿Cuáles? ¿Las de este pueblo, las de esta ciudad, las de este país, las de este reino? Mis ovejas, dice. ¿Quién puede  dudar que no le excluyó ninguna, sino que le asignó todas las ovejas? Nada se exceptúa cuando no se hace distinción alguna.

 

§ 3    

 

Et forte praesentes ceteri condiscipuli erant, cum,  committens uni, unitatem omnibus commendaret in uno grege et uno  pastore, secundum illud: Una est columba mea, formosa mea, perfecta mea. Ubi unitas, ibi perfectio. Reliqui numeri perfectionem  non  habent,  sed  divisionem,  recedentes  ab unitate. Inde est quod alii singuli singulas sortiti sunt plebes, scientes  sacramentum:  Denique  Iacobus,  qui  videbatur columna  Ecclesiae,  una  contentus  est Ierosolyma,  Petro universitatem cedens. Pulchre vero ibi positus est suscitare semen defuncti fratris, ubi occisus est ille, nam dictus est frater Domini. Porro cedente Domini fratre, quis se alter ingerat Petri praerogativae?

 

Posiblemente estaban allí presentes los demás discípulos, porque al confiarle todas a uno les encarecía a todos la unidad que forman un único pastor y un único rebaño. Como dice el Cantar: Una sola es la paloma mía, la hermosa mía, la perfecta mía.  Donde hay unidad hay perfección. Los otros números no llevan perfección, sino división, a medida que se distancian de la unidad. Y por eso los demás apóstoles, conscientes de este misterio, se responsabilizaron cada uno de su propia parcela. El mismo Santiago, que parecía la columna de la Iglesia, se limitó a presidir las comunidades de Jerusalén, cediéndole a Pedro la universalidad de las Iglesias. Fue una feliz coincidencia que le asignaran precisamente esa porción, para que así le procurase descendencia a su hermano en el mismo lugar donde murió; recordemos  que le llamaban el hermano del Señor. Y si hasta el hermano d  Señor estaba subordinado a Pedro, ¿quién osará injerirse en tus competencias?

 

 

Capítulo 16

 

§ 1

 

Ergo, iuxta canones tuos, alii in partem sollicitudinis, tu in plenitudinem potestatis vocatus es. Aliorum potestas certis  artatur limitibus;  tua extenditur e in  ipsos,  qui potestatem super alios acceperunt. Nonne, si causa exstiterit, tu  episcopo  caelum  claudere,  tu  ipsum  ab  episcopatu deponere,  etiam  et tradere  Satanae  potes? 

 

Luego, en justicia, los otros pastores participan en la solicitud de la Iglesia parcialmente, y tú has sido designado para la potestad plena. La suya se circunscribe a determinados límites; la tuya está por encima incluso de quienes tienen poder sobre los demás: Porque tu podrías, si hubiera motivos para ello, cerrar el cielo a un obispo, deponerlo de su dignidad episcopal, entregarlo a Satanás.

 

§ 2    

 

Stat  ergo inconcussum privilegium tuum tibi, tam in datis clavibus quam in ovibus commendatis. Accipe aliud, quod nihilominus  praerogativam  confirmat  tibi  Discipuli navigabant, et Dominus apparebat in littore, quodque  iucundius erat:  in corpore redivivo. Sciens Petrus quia Dominus est, in mare se misit, et sic venit ad ipsum, aliis navigio pervenientibus. Quid istud? Nempe signum singularis pontificii Petri, per quod non navem unam, ut ceteri quique suam, sed saeculum ipsum susceperit gubernandum. Mare enim saeculum est; naves, Ecclesiae.

 

Gozas, por tanto, de una potestad indiscutible, tanto con respecto a las llaves que te han entregado como sobre las ovejas recomendadas. Hay además otro argumento que confirma tu poder. Faenaban los discípulos en el lago cuando el Señor, felizmente resucitado en su cuerpo, se presentó en la orilla. Seguro Pedro de que era el Señor, se lanzó al agua y llegó hasta el, mientras los demás se acercaron remando. ¿Qué significa esto? Era, sin duda, la señal de que el pontificado de Pedro es único. Porque no había recibido la potestad de regir, como los otros, una sola barca, sino el mundo entero. El mar representa el mundo; la barca, las Iglesias.

 

§ 3    

 

Inde est quod altera vice instar Domini gradiens super aquas, unicum se Christi vicarium designavit, qui non uni populo, sed cunctis praeesse deberet: siquidem aquae multae, populi multi. Ita, cum quisque  ceterorum habeat suam,  ubi  una  commissa  est grandissima navis, facta ex omnibus ipsa universalis Ecclesia, toto ore diffusa.

 

Por eso, en otra ocasión, caminando sobre las aguas, nos demostraba que es el único vicario de Cristo, y como tal debía gobernar no a un pueblo solo, sino a todos. Porque las aguas que has visto son pueblos y muchedumbres. Así que cada uno de ellos tiene su nave; pero bajo tu cuidado está una grandísima nave en la  que caben todas: es la Iglesia universal, extendida por todo el mundo.

 

Capítulo 17

 

UT CONSIDERET NON TAM QUIS ET QUANTUS SIT, SED QUALIS

 

 CONSIDERA NO SOLO QUIÉN Y QUÉ GRANDE ERES, SINO TAMBIÉN COMO DEBES SER

 

§ 1    

 

En quis es. Sed noli oblivisci etiam quid? Nam et ego non sum oblitus id me promisisse repetiturum in opportunitate. Quam opportune cum eo qui es, etiam quod ante eras, consideras! Quid dico: eras? Et nunc es. Quid desinas intueri, quod non desisti esse?

 

Ya has visto quién eres. No olvides nunca qué eres. Que yo tampoco perderé ocasión de repetírtelo, tal como me lo he propuesto. Será también muy conveniente que, además de considerar quién eres, consideres lo que anteriormente eras. ¿Por qué digo "erast", si ahora también lo sigues siendo? ¿Hay alguna razón para que dejes de considerar lo que no has dejado de ser?

 

§ 2    

 

Una sane consideratio est, quid fueris et quid sis; nam quis sis factus, altera. Non oportet ut ista extundat illam in scrutinio tui. Es enim, ut dixi, adhuc quod eras; et non minus hoc es, quam quod factus es post, forte et magis. Denique illud natus es, mutuatus hoc, non in hoc mutatus. Non reiectum illud, sed istud adiectum Tractemus utrumque simul nam ut praefatum me memini collatae ex invicem ambae res utiliores fient.

 

Porque en una sola consideración va incluido lo que fuiste y lo que eres. Otra consideración distinta será la que te induce a considerar en qué te has convertido. Sería contraproducente que, al pensar en ti mismo, una excluyese a la otra. Pues como acabo de recordarte, todavía eres lo  que eras. Y continúas siéndolo -acaso más ahora- después  de haber sido elevado a lo que eres. Lo que eras, lo eras por tu nacimiento; lo que has llegado a ser, lo eres de prestado, sin cambio alguno en tu propio ser. No te quitaron lo que eras. Solamente te añadieron lo que eres. Por eso debemos ahondar un poco en estos dos aspectos. Como acabo de indicar, si los comparas entre sí, te servirá de mucho.

 

§ 3    

 

Dixi supra consideranti quid sis, naturam occurrere, qua es homo nam homo natus es. Porro percunctanti quis, personae respondebitur nomen, quod est episcopus: quod quidem factus, non natus es. Quod tibi horum videtur ad purum esse tubi principalius pertinere, quod factus an quod natus? Nonne quod natus? Hoc ergo consulo consideres maxime, quod maxime es, hominem videlicet, quod et natus es.   Decía antes que, al considerar lo que eres, puedes ver claramente cuál es tu naturaleza. Eres un hombre, pues hombre naciste. Pero al preguntarte quién eres, surge el calificativo de tu persona. Eres un obispo. Y esto te lo han dado; no naciste con ello. ¿Qué te parece más propio de tu naturaleza: lo que te han hecho o aquello que tienes desde que naciste? ¿No será esto último? Pues te aconsejo que consideres mucho más lo que esencialmente eres, es decir, tu condición de hombre, con la que naciste.

 

Capítulo 18

 

§ 1    

 

Nec modo quid natus, sed et qualis natus, oportet attendas, si non vis tuae considerationis fructu et utilitate fraudari. Tolle proinde nunc hereditaria haec perizomata  a initio  maledicta.  Dirumpe  velamen  foliorum  celantium ignominiam, non  plagam  curantium.  Dele fucum fugacis honoris huius et male coloratae nitorem gloriae, ut nude nudum consideres, quia nudus egressus es de utero matris tuae.  Numquid  infulatus?  Numquid  micans gemmis, aut floridus sericis, aut coronatus pennis, aut suffarcinatus  metallis? Si cuncta haec, velut nubes quasdam matutinas velociter transeuntes et cito pertransituras,

 

Si no quieres perder el fruto y provecho de esta consideración, piensa no sólo en lo que eres como nacido de mujer, sino además qué eras en el momento de nacer. Quítate, por tanto, las hojas de higuera con las que te ciñeron como herencia de maldición original. Rasga ese velo que cubre tu ignominia, pero no te cura la herida. Límpiate el aceite de ese fugaz honor y el brillo de esa gloria de mal gusto, para considerar absolutamente desnudo al que desnudo salió del seno de su madre. ¿o naciste ya con ínfulas y todo? ¿Y refulgente de piedras preciosas, con sedas esmaltadas de flores, con el penacho de plumas y cargado de joyas? Aunque así fuera, todo ello es pura nube mañanera, rocío que se evapora al alba.

 

§ 2    

 

dissipes et exsuffles a facie considerationis tuae, occurre tibi homo nudus, et pauper, et miser, et miserabilis homo dolens quod homo sit, erubescens  quod  nudus  sit,  plorans  quod  natus  sit, murmurans quod  sit;  homo  natus  ad  laborem,  non ad honorem; homo natus de muliere, et ob hoc cum reatu; rei vivens  tempore,  ideoque  cum  metu;  repletus  multis miseriis,  et  propterea  cum  fletu.  Et vere multis,quia corporis et animae simul. Quid enim calamitate vacat nascenti in peccato, fragili corpore et mente sterili?

 

Si toda esa vanidad se disipa ante tu consideración, te verás desnudo, pobre, desventurado y miserable; un hombre que se duele de serlo, avergonzado de su desnudez, llorando por haber nacido, quejándose de haber visto la luz; un hombre que engendra la fatiga, no la gloria; un hombre nacido de mujer y, por lo mismo, en pecado; corto de días y por eso angustiado; rebosante de miserias y por ello en llanto. Muchas son sus desgracias, porque se le juntan las del alma y las del cuerpo. No se libra de calamidad alguna el que nace en pecado, frágil en su carne y estéril en su espíritu.

 

§ 3     

 

Vere ergo repletus, cui infirmitas corporis et fatuitas cordis cumulatur traduce sordis, mortis  addictione.  Salubris  copula, ut cogitans te Summum Pontificem, attendas pariter vilissimum cinerem non fuisse, sed esse. Imitetur cogitatio naturam; imitetur et, quod dignius est, Auctorem naturae, summa imaque consocians. Nonne natura in persona hominis vili limo vitae spiraculum colligavit? Nonne Auctor naturae  in  sui persona Verum limumque contemperavit?  Ita tibi  sume  formam tam de nostrae concretione originis quam de sacramento redemptionis ut altus sedens  non alta sapiens sis, sed humilia de te sentiens humilibusque consentiens.

 

Repleto de miserias en verdad, pues se acumulan sobre él la fragilidad del cuerpo y la ceguera del corazón por la difusión del pecado y el destino fatal de la muerte. Saludable conjunción de pensamientos, si al meditar que eres el sumo pontífice tienes presente que no has sido vil ceniza, sino que lo eres. En tus reflexiones imita a la naturaleza y sobre todo a su Autor  que juntó lo más noble con lo más despreciable. La naturaleza asoció en la persona del hombre el barro innoble con el aliento de la vida. Y también el Autor de la naturaleza asoció en su propia persona al Verlo con el polvo. Así podrás inspirarte en la dualidad de nuestro origen y en el misterio de nuestra redención, para que, sentado en las alturas, no sientas demasiado alto de ti mismo, sino humildemente, adaptándote a los más humildes.

 

Capítulo 19

 

§ 1 

 

Proinde si consideras quantus es, cogita etiam qualis, et maxime. Haec te sane consideratio tenet in te, nec a te avolare sinit, non ambulare in magnis, neque in mirabilibus super te.

 

Por tanto, cuando consideres lo grande que eres, piensa también, sobre todo, lo que eres. Y esta consideración te mantendrá dentro de tus propias limitaciones; no te permitirá elevarte por encima de lo que realmente eres ni pensar en grandezas que superan tu capacidad:

 

§ 2

 

UT MODUM IMMO MEDIUM TENEAT

 

PARA MANTENERSE EN EL JUSTO MEDIO

 

In te consistito. Non infra deici, non attolli supra, non evadere in longius, non extendi in latius. Tene medium, si non vis perdere modum. Locus medius tutus est. Medium sedes modi, et modus virtus. Omnem extra modum mansionem, sapiens exsilium reputat. Propterea non est illi habitare in longo, quod ultra modum sit; sed ne in lato quidem, quo extra sit;  porro nec in alto vel imo, quod alterum supra, alterum infra sit. Denique et longitudo exterminium habere solet, et dilatatio scissuram, et altitudo ruinam, et profundum absorptionem.

 

Debes situarte exactamente en ti mismo. Sin abatirte más abajo ni enaltecerte más arriba; ni perderte lejos de ti ni abarcar lo que no te corresponde. Mantén el justo medio si no quieres perder el equilibrio. En el centro está la seguridad. En él encontrarás la mesura, y en la mesura la virtud. Vivir fuera de la moderación es un destierro para el sabio. Por eso no le gusta habitar lejos de sí, más allá, porque perdería la medida; ni más acá, porque se saldría de sus límites; ni más arriba, porque le superaría; ni más abajo, porque le degradaría. Además, alejándose, uno puede  exterminarse; estirándose, podría rasgarse; encumbrándonos, podemos hundirnos, y descendiendo, ser tragados por el abismo.

 

§ 3 

 

Dico haec planius, ne me putes ea loqui quae Apostolus  comprehendere  hortatur cum  omnibus  sanctis longitudinem, latitudinem,  sublimitatem  et profundum, quod alterius erit et disputationis, et temporis. Nunc autem longum  dico, cum  sibi homo longiorem promittit vitam; latum, cum in superfluas animus distenditur curas; altum, cum de se plus praesumit; profundum, cum se plus deicit. Qui igitur longa sibi metitur tempora, nonne vere ingreditur iter exterminii, transiens vitae terminos productiori sollicitudine? Inde  est quod  homines  in  praesenti  a  sese exsules  per oblivionem, in alia per inanem sollicitudinem migrant saecula, non profutura, immo nec futura.

 

Voy a ser más concreto, no sea que veas aquí una referencia a la anchura y largura, altura y profundidad, a las que exhorta el Apóstol a todos los cristianos. De esto hablaremos en otro momento y a otro propósito. Ahora entiendo por anchura confiar en una vida muy larga; por largura, distraerse en afanes superfluos; por altura, presumir de lo que se carece; por profundidad, abatirse más de lo necesario. El que se echa cuentas de que vivirá muchos años, se mete por caminos de perdición, traspasa la frontera de su vida con sus proyectos ambiciosos. Por eso, los hombres que viven alejados de sí mismos por olvidar su propio presente, viajan con ilusiones quiméricas a otros tiempos que nada les podrán aportar, porque no van a llegar.

 

§ 4

 

Similiter animus distentus in multa, multis laceretur curis necesse est. Nempe immoderata extensio extenuationem, et extenuatio nimia scissionem facit. Iam vero alta praesumptio, quid nisi ruinosa praecipitatio est? Legisti namque: Ante ruinam exaltatur cor. Quid e regione nimiae  pusillanimitatis  deiectio, nisi desperata  quaedam absorptio est? In hanc fortis non deicietur, prudens longioris viae non  at,ducetur incerto; modestus moderabitur curas, temperabit a superfluis, non deerit necessariis. Porro iustus altiora se  non praesumet, sed loquetur cum iusto: Si iustus fuero, non levabo caput.

 

De modo semejante, el alma dispersa en mil afanes se <verá desgarrada por la ansiedad. Pues lo que se estira demasiado acaba rompiéndose. El que presume con soberbia cae ruinosamente. Ya lo has leído: Delante de la ruina va la soberbia. Y abatirse por excesivo encogimiento no es sino dejarse engullir por la desesperación. No caerá en ella el hombre fuerte. El prudente no confiará en las esperanzas inseguras de una vida larga. El moderado controlará sus afanes, se abstendrá de lo superfluo y atenderá solícito a lo necesario. El justo no se jacta de lo que le supera y dice como él: Si fuese inocente no levantaría cabeza.

 

Capítulo 20

 

UT CONSIDERET UTRUM PROFICIAT IN VIRTUTIBUS

 

PARA CONSIDERAR SI PROGRESA EN LA VIRTUD

 

§ 1 

 

Tu ergo in hac consideratione tui caute ambules, et tota aequitate verseris; ut nec plus vero ibi modo arrogando tibi quod non habes bonum, sed et quod habes adscribendo. Vigilanter discerne qualis ex e et qualis sis munere Dei, et non sit in spiritu tuo dolus. Erit autem, nisi, fideliter partiens  tua tibi et quae sunt Dei Deo sine  fraude  resignes.  Ex te  mala,  bona  a Domino esse, persuasum tibi non ambigo.

 

Camina con cautela cuando pongas en práctica esta consideración y realízala con todo equilibrio, para que no te atribuyas más de lo que tienes ni renuncies más de lo debido. Te adjudicarías más de lo que eres, arrogándote la bondad que no posees y atribuyéndote a ti mismo lo que posees. Distingue atinadamente qué es lo que eres por ti mismo y lo que eres por pura gracia de Dios; así no habrá engaño en tu espíritu. Lo habría, de no adjudicar sin fraude lo tuyo para ti y lo de Dios para Dios, distribuyéndolo noblemente. No dudo que tú ves con claridad cómo lo malo te corresponde a ti y lo bueno a Dios.

 

§ 2 

 

Sane inter considerandum qualis sis, et qualis fueris ad memoriam revocandum. Conferenda posterior prioribus: profecerisne in virtute, in sapientia, in intellectu, in suavitate morum, an ab his forte, quod absit, defeceris; patientior sis an impatientior solito, iracundior leniorne, insolentior an  humilior, affabilior an  austerior, exorabilior an difficilior, pusillior animo an  magnanimior, serius magis an plusculum dissolutus, timoratior an forte fidentior quam oportet.

 

Cuando consideras lo que eres, debes recordar lo que fuiste. Debes cotejar tu presente con tu pasado. Mira si has progresado en virtud, sabiduría, conocimiento y en moderación de costumbres; o, si acaso, ojalá no, has retrocedido en todo esto. Si eres por lo común más paciente más impaciente; más iracundo o más apacible; más insolente o más humilde; más afable o más áspero; más asequible o más inexorable; más interesado o más generoso; más grave o más ligero; más temeroso de Dios o más confiado  de lo conveniente.

 

§ 3    

 

Quam latus tibi patet campus in hoc genere considerandi! Memoro ego pauca, veluti quaedam seminaria proferens, non tamen ipse serens, sed dans semen serenti. Oportet innotescat tibi zelus tuus, clementia tua, discretio quoque moderatrix earumdem virtutum:  qualis videlicet in donandis iniuriis; qualis sis in ulciscendis, quam in utroque providus modi, loci, temporis observator. Prorsus consideranda tria haec in usu virtutum harum, ne non sint virtutes, si praeter haec reperiantur:

 

¡Qué campo tan dilatado se te abre aquí para practicar esta consideración  Te  brindo  unas simples sugerencias,  como quien ofrece unos granos de simiente sin sembrarlos, para dárselos al sembrador. Debes saber hasta dónde llega tu celo, tu clemencia y tu discreción para moderar estas dos virtudes, esto es, cómo perdonas las injurias y cómo las castigas; con qué prudencia sabes ponderar las circunstancias de lugar, tiempo y las demás actitudes. Conviene que consideres especialmente los tres aspectos en la práctica de estas virtudes, no sea que dejen de serlo por no concurrir en su favor esas tres circunstancias.

 

§ 4

 

nempe eiusmodi non natura virtutes, sed usus facit. Nam ex se indifferentes esse noscuntur. Tuum est aut, abutendo et confundendo, facere vitia,  aut,  bene  ordinateque  utendo,  virtutes.  Solent, discretionis oculo caligante, alterutrum sibi praeripere loca, terminos occupare. Porro caliginis duae sunt causae, ira et mollior affectus; is iudicii censuram enervat, illa praecipitat.

 

Porque, efectivamente, no son virtudes en sí mismas, sino por el modo con que se pongan en práctica. Sabemos  que de por sí son indiferentes; todo depende de ti. Si las falsificas o abusas de ellas, se convertirán en vicios; y si las encauzas hacia el bien, serán verdaderas virtudes. Ordinariamente, cuando se ofusca el sentido de la discreción, se suplantan entre sí y  se excluyen la una a la otra. Dos son las causas de esta ofuscación: la ira y el afecto demasiado blando. Este enerva la objetividad de juicio y la cólera lo precipita.

 

§ 5    

 

Quomodo  enim  ab  altero  non periclitetur  aut  pietas clementiae,  aut  zeli  rectitudo? Turbatus prae ira oculus clementer nil intuetur; suffusus fluxa quadam e mulieri mollitie animi rectum non videt. Non eris innocens, si aut punias eum cui forte parcendum esset, aut parcas ei qui fuerat puniendus.

 

Es imposible que por una de estas razones no se perjudiquen o el equilibrio de la clemencia o la rectitud del celo. Debido a la turbación de la ira, nunca se podrá ver nada con ojos indulgentes, y no seremos íntegros si nos alucinamos por la blandura afeminada del corazón. No serás honesto si castigas a quien posiblemente se debiera perdonar y si perdonas al que se debía castigar.

 

Capítulo 21

 

QUALEM SE DEBEAT EXHIBERE IN PROSPERIS ET ADVERSIS

 

COMO DEBE CONDUCIRSE EN LA PROSPERIDAD Y EN LA ADVERSIDAD

 

§ 1    

 

In tribulationibus quoque qualem te inveneris, nolo dissimules. Si constantem in tuis, condolentem in alienis, gaude. Recti cordis hoc; e regione perversissimi, si cum in propriis deprehendaris fortasse impatiens, minime tamen in alienis compatiens sentiaris.

 

Tampoco me gustaría que dejes de tener en cuenta cómo te comportas respecto a las tribulaciones. Felicítate si perseveras constante a pesar de las tuyas y te condueles de las ajenas. Será una señal   la rectitud de tu corazón. A la inversa, sería indicio de un ánimo ruin y perverso si te sientes incapaz de soportar las propias y no tienes la más mínima compasión de las ajenas.

 

§ 2    

 

Quid in prosperis? Nihilne est quod considerationem sollicitet?  Est utique,  si diligenter attendas  quam rarus semper exstiterit, qui non vel modice in prosperitate animum relaxarit a sui custodia et disciplina. Quando haec incautis non fuit ad disciplinam, quod ignis ad ceram, quod solis radius ad nivem vel glaciem? Sapiens David, sapientior Salomon fuit; sed, blandientibus nimis secundis rebus,  alter ex  parte,  alter ex  toto  desipuit.

 

¿Y en la prosperidad? ¿No habrá nada que considerar? Lo hay. Si lo piensas bien, verás que son muy pocos los que no hayan aflojado al menos algo en la tensión de su espíritu por la guarda de sí mismo y por sus propias exigencias. ¿Podemos asegurar que la prosperidad no fue para los incautos algo así como el fuego para la cera o los rayos del sol para la nieve y el hielo? Sabio fue David y más sabio aún Salomón. Pero cuando nadaron en la prosperidad de los éxitos, uno perdió la cabeza en algún momento y el otro para siempre.

 

§ 3    

 

Magnus qui incidens in adversa, non excidit vel parum a sapientia, nec minor cui praesens felicitas, si arrisit, non irrisit. Quamquam facilius inveneris qui sapientiam retinuerunt, contraria sibi fortuna, quam qui propitia non perdiderunt. Praeferendus ille et magnus est, cui inter prospera saltem risus indecentior, aut sermo insolentior, aut immoderatior cura vestis vel corporis non irrepsit.

 

Es todo un hombre el que no pierde a cordura cuando se sume en las contrariedades. Pero también lo es si, sonriéndole la felicidad presente, no se deja seducir por ella. Sin embargo, de hecho, encontrarás muchas personas que mantuvieron el equilibrio en la adversidad y muy pocas que no lo perdieron en la prosperidad. Supera y aventaja a todos el que, con la fortuna a su favor, no se mostró insolente en su hilaridad, ni impertinente en su modo de hablar, ni ostentoso en el lujo de sus vestidos, ni arrogante en sus ademanes.

 

Capítulo 22

 

DE CAVENDO OTIO ET NUGIS

 

EVITAR EL OCIO Y LAS CHANZAS

 

§ 1   

 

Etsi recte Sapiens hortatur sapientiam scribi in otio, cavendum et in otio otium est. Fugienda proinde otiositas, mater nugarum, noverca virtutum. Inter saeculares nugae, nugae sunt; in ore sacerdotis, blasphemiae. Interdum tamen, si incidant, ferendae fortassis; referendae numquam. Magis interveniendum caute et prudenter nugacitati. Prorumpendum sane in serium quid, quod non modo utiliter, sed libenter audiant, et supersedeant otiosis. Consecrasti os tuum Evangelio: talibus iam aperire illicitum, assuescere sacrilegum est. Labia sacerdotis, ait, custodiunt scientiam  et legem requirunt de ore eius: non nugas profecto vel fabulas.

 

Aunque el sabio nos asegura con razón que el ocio del escritor aumenta su sabiduría, hay que evitar la ociosidad en el ocio mismo. Huye, pues, de la ociosidad, madre de las chocarrerías y madrastra de las virtudes. Entre seglares, las palabras maliciosas no  asan de ser palabras maliciosas; en boca del sacerdote son blasfemias. No obstante, cuando surjan, tal vez sea prudente tolerarlas, pero nunca repetirlas. Lo mejor es cortarlas con gracia y disimulo, encauzan o la tertulia hacia temas amenos que puedan interesar y así eclipsar a los anteriores. Consagraste tu boca al Evangelio; no es  cito abrirla maliciosamente. Acostumbrarse a ello es sacrilegio. Los labios del sacerdote han de guardar el saber y en su boca se busca la doctrina, no la picaresca y el chisme.

 

§ 2    

 

Verbum scurrile, quod faceti urbanive nomine colorant, non sufficit peregrinari ab ore; procul et ab aure relegandum. Foede ad cachinnos moveris, foedius moves. Porro detrahere, aut detrahentem audire, quid horum damnabilius sit, non facile dixerim.

 

Es insuficiente desterrar de los labios las palabras maliciosas, que suelen justificarse como chistes graciosos; también hay que cerrarles el oído. Es vergonzoso que provoquen tus carcaJadas. Pero más vergonzoso aún que las provoques en los otros. Finalmente, no acertaría a decirte qué es peor: si caer en la detracción o escuchar al detractor.

 

Capítulo 23

 

DE PERSONARUM ACCEPTIONE ET CREDENDI FACILITATE VITANDA

 

EL FAVORITISMO Y LA CREDULIDAD

 

§ 1    

 

De  avaritia  non  est  quod  tuum  fatigem intuitum, cum pecuniam tamquam paleam dicaris habere. Non prorsus, non est quod pro illa timeatur a iudiciis tuis. Sed est quod non minus saepe, nec noxie minus, insidiari iudicantibus sole, de quo maxime, quid in tua lateat conscientia, latere te nolim. Quid illud sit quaeris? Acceptio personarum. Non parvi te reum peccati existimes, si facies peccatorum sumis, et non potius causas iudicas meritorum.

 

Tal vez abuse de tu atención sin necesidad,hablándote ahora de la avaricia, cuando todos sabemos que para ti las riquezas son paja que lleva el viento. En este sentido, nadie puede atemorizarse ante tus tribunales. Pero hay obra cosa que suele acechar a los jueces con no poca frecuencia y con mucho daño. No quisiera que estuviese ausente de tu conciencia en ningún momento. ¿Cuál es? El favoritismo. No creas que cometerías una falta cualquiera si, a la hora de dar sentencia, te pesa la personalidad del delincuente más que la objetividad de su causa.

 

§ 2    

 

Est item vitium, cuius si te immunem sentis, inter omnes quos novi ex his qui cathedras ascenderunt, sedebis me iudice solitarius, quia veraciter singulariterque levasti te supra te, iuxta Prophetam. Facilitas credulitatis haec est, cuius callidissimae vulpeculae magnorum neminem comperi satis cavisse versutias. Inde eis ipsis pro nihilo irae multae, inde innocentium frequens addictio, inde praeiudicia  in  absentes.  Gratulor autem  tibi, -nec  enim assentationis  apud  te vereor  incurrere  notam-,  gratulor, inquam, praesidere te usque adhuc absque horum omnium querella multa; an et sine culpa, tu videris. Nunc ad ea quae sub te sunt consideratio intendenda. At alterius principii hoc: siquidem tuis occupationibus sermo brevior competentior est.

 

Existe todavía otra debilidad, de la que, si te sientes inmune, serías, entre todos los jueces que conozco, el único que has tomado asiento en los tribunales y te has mantenido siempre libre de toda influencia, cosa singular, hasta por encima de ti mismo, como dice el profeta. Me refiero a la excesiva credulidad. Es como una raposilla astuta; no vi a ninguna persona importante que acertara a precaverse de su habilidad. De aquí nacen esos arrebatos sin motivo, esa rigurosidad en castigar a los inocentes y esos juicios precipitados de reos ausentes. Yo te felicito, sin miedo a que me tomes por un adulador, y te doy mi parabién, porque hasta ahora has intervenido en muchos pleitos sin incurrir en nada de esto. Tú sabrás si estás libre también de toda culpa. Ahora tenemos  que encauzar la consideración hacia las realidades que están debajo de ti. Pero eso lo haremos en otro libro, porque tus muchas ocupaciones te exigen que sea breve.