Tradición
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Es la transmisión, oral o escrita, de historias, noticias, narraciones, etc., de una generación a otra. La tradición oral es anterior a la escrita. En el A. T., la escritura comienza prácticamente en la época de la monarquía; hasta entonces tenemos la tradición oral. Hay las cuatro fuentes famosas, que coleccionaron y redactaron, a veces con aportación propia, las tradiciones existentes: la tradición yahvista (J), que se escribe en el Sur; la elohísta (E), que se escribe en el Norte; son las dos más antiguas (reinos de David y Salomón), y su fusión se hace después de la destrucción de Samaria (año 721); la deuteronomista (D), que deriva de la elohísta (año 621); después del destierro se crea la tradición sacerdotal (P); existía también una tradición profética, repensada y profundamente meditada en el destierro; los salmistas y los sabios reflexionan también sobre todo el material preexistente. Todo quedó escrito según la clásica división de los libros, en los libros históricos, proféticos y didácticos, que la Iglesia conoce con el nombre de A. T. Aparte de estas tradiciones canónicas había otra, llamada de los ancianos (Mt 7,5), centrada fundamentalmente en la esfera moral, que se alimentaba de la casuística, de fórmulas absurdas y de ridículas minucias, y que Jesucristo rechaza de plano (Mt 15,3-11; Mc 7,8-13).

A partir de Jesucristo se crea la tradición del N. T., cuyo creador es el mismo Jesucristo, que imparte unas enseñanzas a los apóstoles y a las gentes, que él ha oído del Padre (Jn 15,15); los apóstoles reciben la misión de enseñar a todo el mundo lo que Jesucristo les ha dado a conocer (Mt 28,19-20). El Evangelio, antes de ser escrito, fue un evangelio predicado, transmitido de palabra de unos a otros. San Pablo, fanático en otro tiempo, pero liberado ya, de las tradiciones ancestrales (Gál 1,14), dice a los de Corinto que les transmite la tradición, que él ha recibido, sobre la Eucaristía (1 Cor 11,23) y sobre la muerte y resurrección de Jesucristo (1 Cor 15,3); al propio tiempo ordena a Timoteo que transmita a los demás su enseñanza (2 Tim 2,2). Los autores del N. T. pusieron por escrito para generaciones sucesivas gran parte de la tradición, que arranca de Jesucristo; pero parte de ella se quedó sin escribir; lo que quedó sin escribir es lo que la Iglesia llama "tradición oral" o "tradición apostólica", que la Iglesia recibe y guarda en el depósito de la revelación y que, al igual que la Escritura, tiene carácter normativo.

E. M. N.