Sacrificios de la Antigua Alianza
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SUMARIO: 1. Noción de sacrificio en general. 1.1. Noción de sacrificio según la historia y ciencia de la religión. 1.2. Utilidad del concepto de sacrificio según Sto. Tomás. - 2. El término y noción de sacrificio según el AT. 2.1. Antes del destierro en general. 2.2. Después del destierro en la época del segundo templo: a) El culto sacrificial del templo y la alianza; b) Rechazo del mensaje de Jesús acerca del Reino por Israel y el sacrificio de la nueva alianza. -3. Los sacrificios más importantes del AT.


1. Noción de sacrificio en general

1.1. Noción de sacrificio según la historia y ciencia de la religión

Desde un punto de vista tanto histórico-religioso como filosófico los autores de la ciencia de la Religión son reacios a dar una definición teórica de sacrificio y optan por describir los rasgos más característicos de lo que se suele entender comúnmente por sacrificio. El sacrificio consiste en una acción ritual por la que un individuo particular o representante de una comunidad (sacerdote, jefe de tribu o familia, rey, etc.) ofrecen a la divinidad como regalo algo propio y apreciable, bien para expiar los pecados personales o del grupo, asegurarse su protección o reafirmar las relaciones con ella o los lazos entre los miembros de la comunidad o grupo familiar. La acción sacrificial suele consistir con frecuencia en la destrucción total o parcial del don ofrecido a la divinidad. Si el oferente representa una comunidad por la que él ofrece el sacrificio, éste suele ser ordinariamente una persona de autoridad, sacerdote o jefe de la comunidad. Las ofrendas deben ser algo de valor y propiedad del individuo o de la comunidad que hace o encarga el sacrificio. El ofrecimiento de algo propio y de valor significa que por medio de la acción sacrificial y las ofrendas se ofrecen a sí mismos a la divinidad. Las ofrendas pueden ser muy variadas. El destinatario son la divinidad o las fuerzas superiores al hombre. Acerca de la finalidad del sacrificio hay muchas teorías. Como más aceptables se pueden considerar las siguientes: intención de relacionarse con la divinidad o fuerzas superiores y participar de su vida y fuerza divina; medio de alejar posibles males y daños; forma de alabar y dar gracias a Dios y pedirles gracias o favores así como de expiar los pecados propios y de la comunidad.

1.2. Utilidad del concepto de sacrificio según Sto. Tomás

No está de más recordar la definición de Sto. Tomás acerca del sacrificio, que sintetiza atinadamente lo que acabamosde exponer. Sto. Tomás definió acertadamente el sacrificio como "algo que se realiza por razón del honor que se debe a Dios por causa de la dependencia de él en cuanto medio de propiciación" (III, q.48, a.3 in c.). Especifico del sacrificio es que "en las cosas ofrecidas tenga lugar un cambio o modificación" ("quando circa res oblatas aliquid fit"). El cambio o inmolación (el verbo latino immolare, que se deriva de inmola, es decir, "en harina", y significa esparcir harina sobre la víctima") no implica de por sí siempre la muerte o destrucción de lo que se ofrece a Dios. La ofrenda u oblatio, como distinta del sacrificio, en cambio, consiste en ofrecer simplemente algo a Dios, sin que en ella tenga que haber necesariamente algún cambio o modificación; ofrenda sería, pues, el género, mientras que sacrificio es una forma específica de ofrenda, o dicho de otra manera, todo sacrificio es una ofrenda, pero no toda ofrenda es un sacrificio Ila Ilae, q.85, a.3., ad 3). Las distinciones del Aquinate son aún hoy día "útiles desde un punto de vista tipológico-bíblico" (cf. G.A. Anderson, in: AnchorBDict.,V 873). El uso tipológico-bíblico de sacrificio, que implica que el antitipo, o sea, la realización en Cristo, supere inconmensurablemente al tipo del AT, hace aconsejable la aplicación de la definición de Sto. Tomás. Se necesita un concepto elemental de sacrificio para comparar el sacrificio de Cristo con los de la antigua alianza, ya que existe una continuidad entre la antigua y nueva alianza y la encarnación del Verbo implica -no excluye- relaciones con la creación e historia humana, en la que el sacrificio es una necesidad del hombre; pero necesitamos un concepto elemental de sacrificio no para medir el sacrificio de Cristo con los de la nueva alianza, sino como figuras, ya que el sacrifico de Cristo los supera infinitamente.

2. El término y noción de sacrificio según el AT

2.1. Antes del destierro en general

No se encuentra en el AT un término genérico que abarque todas las formas de sacrificio que aparecen en él. Hay algunos términos, sin embargo, que pueden significar de forma algo general los diversos sacrificios: así en la época antes del destierro la palabra don o regalo ("minjá"), que puede connotar "adoración, agradecimiento, homenaje, amistad y dependencia" respecto a Dios (Gén 4,3-5; Jue 13,19.23), aunque más tarde quedó limitada al de "comida sacrificial"; también los términos víctima ("sébaj") y holocausto ("olé"); en la tradición sacerdotal encontramos el término ofrenda (en hebreo "corbán": Lev [40 veces]; Núm [38 veces]). Antes del destierro no había respecto a los sacrificios una reglamentación oficial, aunque existían líneas o tendencias más o menos generales según las cuales se desarrollaba el culto sacrificial en Israel y el templo de Jerusalén, lo cual permitía la introducción de nuevos ritos. Los sacrificios de Israel presentan muchas semejanzas con los del mundo religioso de su entorno, ya que provienen de un mismo ambiente o han sido importados de afuera, p. ej., el "holocausto" del mundo semita occidental o griego. El progresivo desarrollo de la revelación de Dios y el avance y afianzamiento del monoteísmo yahvista así como la crítica de los profetas contra el culto harán que ciertos sacrificios, como hacer pasar al hijo o hija por el fuego, queden eliminados por incompatibles con la fe yahvista. La reforma deuteronómica bajo el rey Josías (639-609) centralizó el culto en el templo de Jerusalén.

2.2. Después del destierro en la época del segundo templo

a) El culto sacrificial del templo y la alianza. Con la canonización del Pentateuco, bien por Esdras en el 458 o más tarde en el 398 a.C., se poseían ya preceptos fijos y claros para el ejercicio sacrificial en el templo de Jerusalén. Se comprende que con la canonización de la Torá o el Pentateuco surja una conciencia más clara de elección y se establezca una relación estrecha entre la alianza y los sacrificios del templo de Jerusalén. Puesto quelos sacrificios se realizan principalmente en el templo de Jerusalén y están relacionados con la alianza de Yahvé con su pueblo elegido, se convierten el templo y su culto en el punto de discordia entre los partidos o grupos del tiempo de Jesús: los saduceos, los fariseos y los integristas celotas aceptan el templo, si bien existen entre ellos notables divergencias en el modo de entender la realización del culto, los eremitas de Qumrán, en cambio, rechazan el culto actual de Jerusalén, por considerarlo contaminado e impuro, mientras que los cristianos lo consideran abolido. Después de la destrucción del templo de Jerusalén cesaron los sacrificios sangrientos y cultuales, si bien la cena pascual judía siguió celebrándose en familia y se consideró como sacrificio, pero el culto sacrificial del templo fue espiritualizado: el estudio, p. ej., de los sacrificios descritos en el Levítico se consideraba como sacrificio espiritual a Dios. El judío español Maimónides (1135-1204 d.C.) llegó a considerar los antiguos sacrificios del templo de Jerusalén como definitivamente abolidos.

b) Rechazo del mensaje de Jesús acerca del Reino por Israel y el sacrificio de la nueva alianza. La expresión "sacrificios de la (antigua) alianza" significa que los sacrificios contenidos en el Pentateuco están relacionados con la alianza o pacto que Dios hiciera con el pueblo elegido. Los sacrificios del AT ponen de relieve que el hombre es un ser limitado, falible, insolidario con sus semejantes e incapaz de conseguir la salvación por sus fuerzas propias, por lo que necesita el favor gratuito de Dios. La alianza o pacto de Dios con el pueblo de Israel es la disposición de Dios en orden a la salvación del pueblo escogido. Mientras que la teología deuteronomista recalca discontinuidad de la alianza o pacto de Dios con su pueblo a causa de sus continuas violaciones, reflejando la crítica profética, la teología sacerdotal, en cambio, subraya la continuidad e identidad de la alianza: la misma promesa de Yahvé continúa, a pesar de las infidelidades del pueblo; precisamente los sacrificios están para expiarlas. El sacrificio del templo es la respuesta de Israel a su obligación para con Dios. El que por tres años, en tiempo de Antioco IV Epífanes, quedara suspendido el culto sacrificial del templo, se consideró como una gran desgracia. Según Mt 26,28 y Mc 14,24 Jesús reafirma la alianza de Ex 24,8, pero de una forma nueva: Jesús derrama su sangre en lugar de Israel y por él, que repetidamente ha roto la alianza; de este modo expía Jesús la culpa de Israel y, a la vez, declara su sangre como la sangre de la Nueva Alianza (cf. Lc 22,20; 1 Cor 11,25).

3. Los sacrificios más importantes del AT

En el holocausto ("olá") los animales ofrecidos son consumidos totalmente por el fuego como "olor grato a Yahvé" (cf. Ef 5,2). La acción sacrificial consta de diversas partes. El hecho de apoyar las manos sobre la cabeza de la víctima se relaciona con la finalidad expiatoria, identificándose el oferente con la víctima. La misma finalidad posee el acto de rociar el altar con la sangre de los animales (Lev 1,1-17).

La ofrenda ("minjá") consiste "en flor de harina, sobre la cual se verterá aceite y pondrá incienso". Una porción se consumirá en el altar como "sacrificio grato a Yahvé y recuerdo ("azkará"), mientras que el resto será para los hijos de Aarón, es decir, levitas (Lev 2,1-16).

Los sacrificios pacíficos ("selamím": Lev 31-17) se derivan de los antiguos sacrificios familiares en los que se degollaba un animal (p. ej., el del cordero pascual) y de los sacrificios comunitarios que iban unidos al holocausto y expresaban la pertenencia de la familia a Dios. La sangre era consumida por el fuego, y con la sangre se rociaba el pie del altar, lo cual se consideraba como sacrificio a Dios. La carne servía de comida al sacerdote y comunidad que ofrecía el sacrificio. La tradición sacerdotal designa el sacrificio pacífico también con el nombre de sacrifico dealabanza ("todá"), sacrificio votivo ("néder") o voluntario ("nedabá"). Los sacrificios pacíficos servían probablemente de colofón a las celebraciones públicas. La celebración de la Última Cena de Jesús manifiesta rasgos que corresponden a los sacrificios pacíficos como la alabanza, el aspecto comunitario.

El último sacrificio importante es el sacrificio por el pecado ("jattát") o por la culpa ("asám"), con los que se restablece el orden quebrantado. La sangre de la víctima por su eficacia purificadora desempeñaba en estos sacrificios expiatorios un papel especial. Esta forma de sacrificio constituye una categoría muy importante para explicar la muerte propiciatoria de Cristo en la cruz: Cristo, "a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su sangre" (cf. Rom 3,25); "Casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón" (Heb 9,22). Jesús afirma en la Ultima Cena que derrama su sangre "por los muchos", que Mt interpreta "para el perdón de los pecados" (26,28; Mc 14,24). Propiamente no es correcto decir que Jesús ha derogado o abolido los sacrificios de la Antigua Alianza, sino que los ha llevado a su pleno cumplimiento o realización (cf. Mt 5,17-20), ya que existen en cuanto superados en su sacrificio de la cruz, del cual la Eucaristía es su actualización sacramental; los sacrificios de la Antigua Alianza eran "figuras" (en griego "tipoi"), que tenían una cierta eficacia salvífica antes de la muerte de Jesucristo en la cruz. En el libro del Levítico y otros pasajes del AT referentes a los sacrificios se encuentran como palabra inspirada y referencia a la muerte de Jesús que los ha llevado a su cumplimiento, pero en cuanto acciones sacrificiales en el templo o en un posible templo futuro carecen de valor salvífico propio: su realización o práctica ha quedado derogada o abolida por la muerte de Jesús, el sacrificio de la Nueva Alianza. Los términos y conceptos sacrificiales del AT experimentan en el NT una transformación: se emplean en sentido cristológico para referirse a la muerte de Cristo, sacramental, en cuanto referidos a la Eucaristía, y en sentido ético moral, aplicados figuradamente a la vida cotidiana cristiana. La pureza cultual no tiene ya valor, pero sí la pureza ética cristiana, que se resume en el amor a Dios y al prójimo: "...vale más que todos los holocaustos y sacrificios" (Mc 12,33). -> sacrificio de la nueva alianza; eucaristía; templo; culto.

Miguel Rodríguez Ruiz