Sacerdote
DJN
 

Israel vivió durante muchos siglos sin sacerdocio organizado. Todos podían ofrecer sacrificios a Dios, si bien este privilegio se reservaba de ordinario a quienes ejercían la autoridad dentro de la familia, la tribu o la nación (Gén 12,7; 13,18; Jue 6,19; 13,19; 1 Sam 7,1-9; 2 Sam 8,18; 20,26; 1 Re 12,31). Con el tiempo, la función sacerdotal fue adquiriendo cierta estabilidad y continuidad dentro de una misma familia, y llegó a ser una especie de patrimonio hereditario. La Biblia nos habla de algunas de estas familias sacerdotales (Jue 18,30; 1 Sam 22,11.18.20-23). Sadoc y toda su dinastía sadoquita, que ejerció el sacerdocio en el templo de Jerusalén durante varios siglos, no consta que fueran levitas; con todo, eran preferidos los descendientes de la antigua tribu de Leví (Jue 17,13), que finalmente terminó por tener el monopolio del sacerdocio (Dt 33,8-11). En el A. T. no existía ningún rito de consagración sacerdotal; para indicar que el individuo quedaba constituido sacerdote se decía "llenar su mano" (Jue 17,5-12), y más tarde se decía "santificar" a uno para el culto (1 Sam 7,1; Lev 21,6). Los sacerdotes quedaban consagrados mediante el ejercicio de su ministerio sacerdotal. Para el sumo sacerdote existía un rito de investidura que se desarrollaba en tres actos: purificación, investidura y unción (Ex 29,4-7; Lev 8,6-8). Las funciones del sacerdote eran dar culto a Dios (ofrecer los sacrificos) e impartir al pueblo la enseñanza religiosa.

El cristianismo puso fin al sacerdocio del A. T. Jesucristo es el definitivo, el único, el Sumo y Eterno Sacerdote, según el orden de Melquisedec (Act 7,7-25). Los sacrificios ofrecidos por los sacerdotes de la Antigua Ley eran muchos e ineficaces; el ofrecido por Jesucristo es uno y único -se ofreció de una vez para siempre- y es absolutamente eficaz, pues adquirió para nosotros una redención eterna (Heb 9,12; 10,12). Los cristianos participan del Sacerdocio de Jesucristo, son un "pueblo sacerdotal" (1 Re 2,9; Ap 1,6; 5,10). Pero este sacerdocio del pueblo de Dios, ¿cómo se ejerce? ¿A través de un ministro, delegado y representante del pueblo? Ese ministro, delegado y representante del pueblo, ¿qué tiene, aparte de esa delegación, por encima del sacerdocio del pueblo? El sacrificio de Jesucristo fue único, y, por tanto, no puede repetirse: la celebración de la Eucaristía es nada más y nada menos que un memorial (1 Cor 11,24-25). Pero Jesucristo dio a sus apóstoles el poder y la orden de celebrar ese memorial, con lo que, al propio tiempo, les transmitía una participación especial en su sacerdocio (1 Cor 11,23-25; Mt 26,26-28; Mc 14,14-24; Lc 22,19-23). ->pontífice; sacramentos.

E. M. N.