Lázaro
DJN
 

1.° Nombre del pobre en la parábola del rico y del pobre (Lc 16,19-31).

2.° Oriundo de Betania, hermano de Marta y María, amigo de Jesús, es la única persona cuyo nombre conocemos de la que se afirma que era amado por el Señor (Jn 11,3). Enfermó gravemente y Jesús retrasó intencionadamente su visita hasta que "se durmió" (Jn 11,11). El sueño es un eufemismo al que se recurre para designar la muerte. Lo encontramos también a propósito de la hija de Jairo (Mc 5,35. 39).

El nombre de Lázaro (= El-azar), significa "Dios ha ayudado". El amplísimo relato que nos ofrece el evangelio de Juan (11,1-46) es una escenificación impresionante que sitúa en el centro del cuadro dos mentalidades contrapuestas: la judía, representada por la reacción de Marta ante las palabras de Jesús que le prometían la resurrección de su hermano: Sé que resucitará en la resurrección, en e/ último día (v. 24). Frente a dicha mentalidad judía, que esperaba la resurrección al final de los tiempos, Juan pone de relieve, en abierta contraposición a dicha concepción, el pensamiento de Jesús: Entonces Jesús afirmó: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá. Y todo el que vive y cree en mí, no morirá para siempre (v. 25). Dicho de otro modo, el último día es hoy; el último día tiene lugar en el momento del último encuentro con el Señor; la fe o la aceptación de Jesús convierte el momento de la muerte en la vida resucitada.

El evangelista pone de relieve el sentido de su historia y concepción de la resurrección. El relato de la resurrección corporal de Lázaro es una imagen de la resurrección espiritual de los hombres que acogen la llamada de Jesús en la fe.

En cuanto a la historicidad del relato, puede ser cuestionada e incluso negada, no desde la posibilidad o no posibilidad del poder de Dios o de Jesús en relación con los milagros, sino desde la narración misma en cuanto tal. -Llama la atención que el milagro sea presentado por Juan como la ocasión que desencadenó en los judíos la decisión de eliminar a Jesús. En los evangelios sinópticos dicha decisión está provocada por las pretensiones de Jesús sobre el templo. -Llama la atención que un acontecimiento tan importante sea absolutamente desconocido en el resto del N. T. -Llama la atención que Lázaro sea presentado como un habitante de Betania, como un amigo de Jesús (11,1; 12,1) sin relación con Marta y María, aunque, posteriormente, la narración los convierta en hermanos. La tradición sinóptica no los presenta nunca como tales. En ella son conocidas Marta y María únicamente por Lucas, que sitúa su lugar de residencia en "una" aldea de Samaría (Lc 10,38-42), y no tienen relación alguna con Lázaro. -Llama sorprendentemente la atención que Juan no mencione para nada la reacción de Jesús, ni la de Marta y María ante la resurrección de Lázaro. Todo el mundo queda paralizado, cuando antes de la misma se describen detallada y casi anecdóticamente los sentimientos psicológicos de cada uno: de los judíos presentes, de las hermanas de Lázaro y del mismo Jesús (Jn 11,33. 35. 38). Lázaro sale del sepulcro con toda la mortaja, vendas y ataduras. -Llama la atención que sea Jesús el que tenga que intervenir de nuevo para liberar a Lázaro de su inmovilización mortal (v. 44). ¿Se justifica esta nueva intervención de Jesús diciendo que Lázaro había sido reanimado y no resucitado?

A veces los milagros se hallan provocados por una parábola. Tenemos un caso típico en Marcos (11,12-14. 20-25). La higuera "seca" es una elaboración o escenificación del evangelista sobre la base de la maldición de la higuera, y más en particular, sobre la parábola que Lucas nos cuenta teniendo como referencia "la higuera estéril" (Lc 13,6-9). En nuestro caso ha podido haber influido la parábola que nos cuenta Lucas sobre el hombre rico y el pobre Lázaro (Lc 16,19-31). El haber sido llevado al seno de Abrahán daba pie para hablar de su vida después de muerto. Para ello debía resucitar. A su vez, la resurrección de Lázaro se convertiría en una parábola en acción. Pretendería iluminar la afirmación más importante de todo el relato: Yo soy la resurrección y la vida.

Lo que más llama nuestra atención es que la validez del signo y de su contenido no se ven cuestionados por la historicidad del mismo. El análisis de la narración demuestra que los motivos determinantes de la misma no son los históricos. El relato pretende ser predicación, anuncio del evangelio. El último de los signos narrados, no simplemente aludidos, debía ser un cuadro de excepcional belleza y atracción. El evangelista ha logrado su objetivo. Nos ha ofrecido un audiovisual tan cautivador que difícilmente puede encontrarse otro mejor sobre el tema. Todo el mundo debe quedar embelesado en la contemplación del centro del cuadro: Yo soy la resurrección y la vida. Es la gran noticia, el mensaje más sublime que el artista ha querido dejar plasmado en su cuadro.

Las demás pinceladas, múltiples y magistralmente utilizadas, tienen la finalidad de llevar a la comprensión del centro del cuadro a todo aquel que se detenga ante él para contemplar su belleza. Quedarse en la materialidad del hecho significaría el empobrecimiento radical del mismo; no haber llegado a descubrir la belleza del cuadro; desconocer que el hecho milagroso tiene toda la razón de ser en su categoría de "signo"...

Felipe E Ramos