DJN- L


Kyrios
-> Señor; Jesucristo


Labrador

Jesús, para ilustrar las actitudes de Dios y de los hombres frente al Reino, que él viene a establecer, emplea a veces, en las parábolas y en las alegorías, un lenguaje metafórico tomado de las faenas del campo (Mt 21, 33-41; Mc 12,1-9; Lc 20,9-16; Jn 15,1). -> parábola.

E. M. N.

Ladrón

El A. T. prohíbe radicalmente el robo (Ex 20,15; Dt 5,19). El ladrón era únicamente sancionado con la indemnización; ése es el único derecho que ampara al que ha sufrido el robo. Pero la indemnización consistía en restituir no sólo lo robado, sino más que lo robado: el doble (Ex 22,3), el cuádruple, el quíntuple (Ex 21,37; Lc 19,8) y hasta el séptuple (Prov 6,30-31). El N. T. prohíbe igualmente el robo (Mt 15,19; 19,18; Mc 7,21; 10,19; Lc 18,20), y se condena al ladrón, que no hace más que robar, matar y destruir (Jn 10,10). Jesucristo considera como ladrones a los falsos pastores (Jn 10,1). El día del Señor llegará como ladrón en la noche (1 Tes 5,2. 4), y así también la venida del Hijo del hombre (Mt 24,43; Lc 12,39), por lo que hay que estar siempre preparados.

E. M. N.

Lago ->Genesaret


Lapidar

En el A. T. la lapidación era el modo más común de ejecutar la pena de muerte. Se aplicaba a los siguientes delitos: idolatría (Dt 7,2-5), blasfemias (Lev 24,16), adivinaciones (Lev 20,27), adulterio (Dt 20,21; Jn 8,1-11), infidelidad en la prometida y en su cómplice (Dt 22,24), rebeldía de los hijos (Dt 21,21), delito de lesa majestad (1 Re 21,13). La ejecución se hacía fuera de la ciudad (Lev 24,14; Núm 15,13; 1 Re 21,10; Mt 21,35; 23,37; Lc 13,34). Los testigos de cargo, después de testificar públicamente contra el reo, tenían que ser los primeros en apedrearle (Dt 17,7); a continuación lo hacían todos los habitantes de la ciudad hasta darle muerte. De este modo se hacía patente la justicia comunal.

E. M. N.

Legión

La legión, la unidad militar romana de mayor importancia, se componía en los tiempos imperiales de 6.000 soldados de infantería y 120 de caballería. En los evangelios se emplea como sinónimo de multitud (Mt 26,53; Mc 5,9. 15; Lc 8,30). --cohorte; gobernador; pretorio.

E. M. N.

Lepra

La lepra es la enfermedad por antonomasia de cuantas están reseñadas en la Biblia. Abarcaba diversas afecciones de la piel. Según la ley, la lepra era una impureza contagiosa y llevaba consigo la expulsión de la comunidad. El sacerdote diagnosticaba la enfermedad y dictaminaba eventualmente la curación, con el fin de que el enfermo, ya curado, pudiera reintegrarse a la vida común. Jesús, al curar a los leprosos, terminó para siempre con la separación legal de lo puro y lo impuro (Lev 13-14; Mt 8,2. 3; 10,8; 11,5; 26,6; Mc 1,40. 42; 14,3; Lc 4,27; 5,12. 13; 7,22; 17,12). --> enfermedades; curación

E. M. N.

Levadura

Masa fermentada, que se aplica a la nueva y fresca para hacerla fermentar y poder hacer el pan. Basado en este quehacer de la vida diaria, Jesucristo elabora una parábola para ilustrar la naturaleza del reino (Mt 13,33; Lc 13,21). La levadura, materia fermentada, y, por tanto, de alguna manera corrompida, se emplea también en sentido peyorativo, como elemento de corrupción moral, que debe ser evitado y desechado (Mt 16,6. 11. 12; Mc 8,15; Lc 12,1). -> fermento, parábola del.

E. M. N.

Leví

En el A. T. es el nombre de una de las doce tribus de Israel (Gén 49,5); significa también el sacerdocio en general (Mal 2,4) y el conjunto de todos los levitas (Ex 6,16; Núm 16,1). Es asimismo el nombre de diversas personas, entre las que merece destacarse el hijo de Jacob y de Lía (Gén 29,34), que dio el nombre a la tribu antes indicada. En el N. T., Leví es el nombre de Mateo, el publicano cobrador de impuestos, uno de los doce apóstoles, autor del primer evangelio, que lleva su nombre (Mt 9,9; Mc 2,14; Lc 5,27. 29). -->Mateo.

E. M. N.

Levirato

Existía en Israel la llamada «ley del levirato», según la cual, cuando un hombre moría sin hijos, el pariente más próximo al difunto debía casarse con la viuda, con el fin de suscitar prole al difunto; el primer hijo que naciera era, en efecto, considerado como hijo del difunto (Dt 25,5-10; Rut 2,20; 3,12; Mt 22,23-33; Mc 12, 18-27; Lc 20,27-38).

E. M. N.

Levitas

Los pertenecientes a la tribu de Leví que ejercían en principio funciones sacerdotales. Cuando se centraliza culto en Jerusalén y se declara como único sacerdocio legítimo el sacerdocio de Jerusalén, los levitas, que vivían fuera, fueron considerados como sacerdotes de segundo orden, que no podían ofrecer el sacrificio; ejercían tan sólo funciones anexas al culto, tales como la limpieza del templo, preparación de los vasos sagrados, del sacrificio, etc. (Dt 33,8-11; Lc 10,3, Jn 1,19). —> templo; culto.

E. M. N.

Ley

Diversos términos hebreos, traducidos aproximadamente por ley, precepto mandamiento, estatuto, palabra, camino, etc., expresan esta realidad central en la Biblia, sobre todo en A. T. Pero el más importante, que puede abarcar a todos los demás, es el de Torá. Por Torá no sólo se entiende la ley de Moisés contenida en el Pentateuco (Mt 7,12; 12,5; Lc 2,2 16,17; 24,44; Rom 3,21), sino la instrucción revelada por Dios a su pueblo, todo el conjunto del A. T (Jn 10,34; Rom 3 19), que es el «canon» o regla, es decir, « la Ley», que regula toda su existencia -cultural, social, política- sin hacer distinción todo tiene un sentido religioso minuciosamente señalado por Dios y como cumplimiento de su voluntad. Torá, manifestación de esta voluntad divina, es ante todo una gracia, como la Alianza. Enseñanza transmitida primero por tradición oral, se va escribiendo y codificando luego como canon único. El Pentateuco contiene diversos cuerpos o códigos legales. Los libros siguientes continúan su espíritu y profundizan su sentido como realización de la Alianza. Pero prevén, también una nueva Alianza futura, de régimen distinto. La Ley, en efecto, no es el medio definitivo establecido por Dios para salvar a los hombres. Así lo interpretó Jesús, el cual no vino a abolir la Ley del A. T., entendida con revelación viva de Dios, sino a darle cumplimiento (Mt 5,17-18), pero sí se enfrentó con el legalismo reinante que se fijaba únicamente en una pureza exterior y olvidaba la pureza interna, la conversión del corazón (Mt 12,5; 15,6; 23,23). La ley que Jesús proclama es la del amor a Dios y al prójimo (Mt 5,4322,36. 40; Lc 6,27-28; 10,26). San Pablo establece de una manera bien clara que la Ley era tan sólo una preparación, un pedagogo, destinada a hacer tomar conciencia de la situación de pecado de la humanidad (y personal) y a imponer la penitencia y la necesidad de un redentor. La economía de la Ley ha terminado ya y hemos entrado en la economía de la gracia (Rom 5, 6,14; 10,4). Jesús realizó en la cruz la justicia exigida por la Ley, haciéndose maldito; desde entonces la única fuente de salvación es la gracia de su redención aceptada por la fe. Así el régimen cie gracia sustituye al régimen legal. La ley fundamental del redimido, la plenitud de la Ley, es la caridad, que hace que la fe sea viva (Rom 13,10). -> escrituras, J. y las; instituciones, J. y las.

E. M. N.

Libelo de repudio

Era un documento que el marido daba a la mujer cuando se divorciaba de ella, cosa que podía hacer por cualquier motivo, con el fin de que la mujer divorciada pudiera comprobar su libertad en vistas a un posible futuro matrimonio. El hombre no recobraba nada de la dote que había dado por ella. El libelo de repudio sólo podía darlo el hombre, nunca la mujer. (Dt 24,1-4; Mt 5,31-32). divorcio.

E. M. N.

Liberación (libertad)

La libertad se opone a la esclavitud. El hombre libre se contrapone al esclavo. Dios es el libertador del hombre. Dios libera a su pueblo de la esclavitud de Egipto (Ex 19,5); esta liberación del pueblo coincide con su constitución como pueblo de Dios y como pueblo independiente. Todos los demás actos liberadores de Dios narrados en la Biblia no son más que actos continuadores de este gran acto liberador. Los profetas, más tarde, se convierten en los grandes proclamadores de la libertad y en los grandes defensores de los derechos de los pobres, de los débiles, de los explotados. Jesucristo aparece como el gran libertador de todos los hombres (Lc 4,19. 21; Jn 8,31-39). La actuación del Espíritu Santo lleva consigo la libertad (Rom 8,2; 2 Cor 3,17; Gál 5,1). La libertad ofrecida y realizada no descansa en la esfera social, aunque también descansa en eso, sino en la esfera del espíritu. Porque somos hijos de Dios, somos hombres libres (Rom 8,21). Jesucristo nos ha liberado del pecado (Mt 6,13; Jn 8,31,36; Rom 6,22; 8,2), de las raíces del mal. La libertad radical del hombre está ofrecida por Dios en Jesucristo (Rom 8,34). Pero, paradójicamente, esta libertad se consigue entregándose a una nueva esclavitud, sometiéndose a una soberanía de Dios, a la Ley del Espíritu de vida (Rom 8,2), que es la "ley de la libertad" (Sant 1,25), haciéndose uno esclavo de Jesucristo (1 Cor 7,21-22. 39; Gál 3,28; 5,1) y de los hermanos (1 Cor 9,19).

E. M. N.

Libro

El material utilizado por los antiguos para escribir fue el papiro, ya desde el tercer milenio. El país que más producía era Egipto. El egipcio Wenamon cuenta que hacia el año 1100 dejó más de 500 rollos en Biblos. El papiro era de poca resistencia, y por eso se escribía solamente por la parte interna. En Egipto se empleaban desde antiguo para escribir las pieles de animales, materia más consistente, pero más cara. La escritura sobre pieles, que se hacía en ambas partes, se llama pergamino, por haberse destacado Eumeno, rey de Pérgamo (año 197-159 a. de C.), en la fabricación de las mismas. El formato del libro entre los hebreos era el rollo (megillah). Era una tira larga de papiro o piel reforzada en los extremos por dos listones de madera que servían para enrollarlo. Cuando la obra era extensa se utilizaban varios rollos o tomos. En la baja Edad Media se llamó al rollo "teujos"; de ahí Pentateuko: cinco rollos. El códice se componía de hojas plegadas o fascículos. El fascículo constaba de cuatro folios (cuaderno), ocho páginas y dieciséis caras; apenas se usaba, y los judíos lo utilizaron tardíamente para los documentos privados.

En sentido propio los evangelios tienen referencias al libro de Isaías (Lc 3,4; 4,17), al libro de los Salmos (Lc 20,42), al libro del evangelio de Juan (Jn 20,30). En sentido metafórico se habla del "libro de la vida", expresión tomada del A. T., donde aparece seguramente bajo la influencia de las listas genealógicas; ser "borrado del libro de la vida" es simplemente morir (Ex 32,32). Por evolución, el libro de la vida es el registro donde están apuntados todos los que son fieles a Dios, los destinados a gozar de Dios en la vida eterna (Ex 32,32; Sal 69,29; Dan 12,1; Lc 10,20). Y, por contraposición, el que es condenado no está escrito en el libro de la vida (Ap 13,8; 17,8). ->escrituras; literatura.

E. M. N.

Limosna

En el A. T. no hay un vocablo que signifique concretamente "limosna". El concepto de limosna suele ir incluido en el de gracia o en el de justicia. Tob 4,7-12 es un buen tratado, en síntesis, sobre la limosna. La limosna puede ser un medio para restablecer la justicia, al dar al mendigo lo que pide y a lo que realmente tiene derecho (Mc 10,46; Lc 18,35; Jn 9,8; Act 3, 2-3). La limosna debe ser hecha en secreto y sin ostentación (Mt 6,2-4). Jesús recomienda la limosna (Lc 11, 41), incluso la exige a sus discípulos (Lc 12,33), la elogia (Mc 12,41-46), y él mismo la practica (Jn 13,29). La limosna tiene, además, una virtud purificadora (Lc 11,41). En la primitiva Iglesia, cuando se valoraba la limosna en su justa medida, los bienes eran comunes y se repartían con los pobres (Act 4,32-5,11); Pablo hizo una colecta entre las comunidades ricas para aliviar las necesidades de las comunidades pobres (Act 11,29-30; 24,17; Rom 15,28; 1 Cor 16,1-4; 2 Cor 8-9; Gál 2,10). La limosna hecha sin caridad y sin humildad carece de valor, es inane y vacua (1 Cor 13,3).

E. M. N.

Lisanias

En la sincronía que hace San Lucas de los dirigentes políticos y religiosos, al comienzo de la actividad profética y apostólica de Juan Bautista, aparece Lisanias, como tetrarca de Abilene (Lc 3,1). Galilea.

E. M. N.

Llamada ->Vocación


Llanto

El Evangelio nos habla de personas que lloran por la muerte de un ser querido (Mt 2,18; Mc 5,38; 16,10; Lc 7,13; 8,52) y de arrepentimiento por los pecados cometidos (Lc 7,38. 44). Jesucristo lloró por la muerte de su amigo Lázaro (Jn 11,35) y por la ciudad de Jerusalén (Lc 19,41); manifiesta una exquisita sensibilidad ante las lágrimas ajenas (Mc 5,39; Lc 7,13; 8,52; 23,28; Jn 11,33); proclama bienaventurados a los que lloran (Mt 5,4; Lc 6,21). Pedro, tras su pecado, lloró amargamente (Mt 26,75; Mc 14,72). Y Pablo escribió a los corintios con los ojos arrasados en lágrimas (2 Cor 2,4; 12,21). El llanto y el rechinar de dientes es una expresión literaria que indica el dolor fortísimo y la desesperación de los condenados por haber perdido la felicidad eterna (Mt 8,12; 13,42. 50; 24,51; 25,30; Lc 13,28). Por el contrario, en la nueva Jerusalén celeste ya no habrá llanto, pues Dios estará con los elegidos y enjugará toda lágrima de sus ojos (Ap 21,4).

E. M. N.

Llaves

En la antigüedad las llaves son el símbolo de la autoridad y del poder. Darle a uno las llaves de la ciudad es entregarle la autoridad suprema de gobierno sobre ella. Dios tiene las llaves del cielo, de donde baja la lluvia cuando él abre (Lc 4,25), y las llaves del abismo o reino de la muerte, sobre el que ejerce omnímodo poder (Ap 20,1-3). Jesucristo tiene "la llave de David, que abre y nadie cierra, cierra y nadie abre (Ap 3,7), cumpliendo de este modo la profecía de Isaías (Is 22,22), que hacía de las llaves de David título mesiánico y símbolo de su poder. Las llaves del Reino de los cielos confieren a Pedro la autoridad máxima para gobernar la Iglesia (Mt 16,19). La llave de la ciencia (Lc 11,52) es también una expresión metafórica, que indica el conocimiento. ->Pedro; Iglesia.

E. M. N.

Lluvia

La lluvia es muy escasa en Palestina. Las primeras lluvias caen en octubre y noviembre; las tardías, en marzo y abril. Los hebreos pensaban que la lluvia procedía de las aguas superiores, que estaban arriba, por encima del firmamento, como en un inmenso depósito. Esta lluvia, necesaria para los productos de la tierra, es como un don del cielo (Mt 5,45), pero a veces puede ser catastrófica (Mt 7,25. 27); la lluvia puede ser de fuego, y entonces es símbolo de castigo (Lc 17,29).

E. M. N.