DJN-E


Ebionitas, evangelio de los -> Apócrifos

Edén —> Paraíso

Edicto

Un decreto público, de carácter vinculante, promulgado por la autoridad competente (Lc 2, 1). Famoso y reconfortante fue el edicto de Ciro (año 538 a. de C.) devolviendo la libertad los judíos y el de Antíoco III prohibiendo a los gentiles pasar al atrio interior del templo. --> dogma.

E. M. N.

Egipcios, Ev. de los -> Apócrifos

"Elí, Elí, lema sabakhthaní"

("Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"). Esta frase, la cuarta palabra de Jesús en la cruz, está conservada por los evangelistas, en su forma aramaizante, para causar mayor impresión en los lectores, la misma que causó en los presentes que la escucharon (Mt 27, 46; Mc 15, 34). Jesús la tomó del salmo del abandono (Sal 22, 2). Algunos de los presentes la interpretaron mal, y creyeron que Jesús invocaba al profeta Elías (Mt 27, 47; Mc 15, 35). ->pasión.

E. M. N.

Elías

Fue uno de los grandes profetas predicadores (no dejó nada escrito), que vivió en la primera mitad del siglo IX. Gran defensor de la religión yahvista. Famoso por sus muchos milagros, algunos de los cuales están recordados en los evangelios (Lc 4, 25; 9, 54). Fue arrebatado al cielo (2 Re 2, 11). Por eso se creía que debía volver a la tierra (Mt 16, 14; 17, 10-13; 27, 47-49; Lc 9, 8; Jn 1, 21. 25). Así parece que lo indica la profecía de Malaquías (Mal 3, 1-4). Llegó a convertirse en figura mesiánica y a concebirse como un precursor. La profecía se vio cumplida en la persona de Juan Bautista (Mt 11, 10. 14; 17, 12; Mc 1, 2; 9, 13; Lc 1, 16-17. 76). Moisés y Elías, representantes de la Ley de los profetas, fueron testigos de la transfiguración de Jesús (Mt 17, 3; Mc 9, 14; Lc 9, 30). La tradición le sitúa entre los ángeles del cielo, con una misión confortadora y salvadora (Mt 27, 47. 49; Mc 15, 35-36). —> transfiguración.

E. M. N.

Eliseo

También profeta predicador, sucesor de Elías, en la segunda mitad del siglo IX. Fue también muy milagrero y un personaje muy popular y casi legendario (cf. 1 Re 19, 19-21; 2 Re 2, 138, 15). En el N. T. se le cita sólo una vez (Lc 4, 27).

E. M. N.

Emmanuel

Del hebreo "`immánú-el": "Dios con nosotros». Es un nombre simbólico, con que el profeta Elías bautizó al Mesías (Is 7, 14) y dado a Jesús por San Mateo (Mt 1, 23).

E. M. N.

Emperador

Título dado al jefe supremo del antiguo Imperio romano a partir del año 27 a. de C. En la época de Jesús y de los evangelios gobernaron los siguientes emperadores: Augusto, Tiberio (a. 14-37), Calígula (37-41), Claudio (41-54), Nerón (54-68), Galba (68-69), Othon (primera mitad del 69) Vitelio (segunda mitad del 69), Vespasiano (69-79), Tito (79-81), Domiciano (81-96), Nerva (96-98), Trajano (98-117). ->César; Augusto.

E. M. N.

Enseñar

En el judaísmo la enseñanza se centra fundamentalmente en la Sagrada Escritura. El maestro, que debe ser un experto, un profundo conocedor de la Biblia, puede sentar cátedra volante. Así lo hizo Jesús, que enseñaba en la sinagoga, en el templo o al aire libre (Mt 5, 2; 9, 35; 12, 35; 13, 54; 21, 23; 26, 55; Mc 1, 21-27; 6, 2. 34; 11, 28; 12, 35; 14, 49; Lc 4, 15-31; 5, 3; 13, 26; 19, 47; 20, 1). Como era «el maestro» y estaba revestido de poder y de sabiduría divina, enseñaba con autoridad (Mt 7, 29; Mc 1, 27; 11, 28), porque su doctrina procedía de Dios (Jn 7, 16) y enseñaba como a El le enseñó el Padre (Jn 8, 28). Sus enseñanzas, como en general las de todos los maestros, iban dirigidas a dar a conocerla voluntad de Dios y a conseguir de los oyentes la obediencia a la misma. La función docente, profesionalizada ya, aparte de impartir la verdad, tenía como objetivo desmontar las falsas doctrinas (Mt 16, 12). Jesucristo se dejaba llamar «Rabí», maestro (Mt 8, 19; 22, 16; Jn 1, 38; 3, 2; 20, 16) y no quiere que sus discípulos se lo dejen llamar, porque sólo hay un maestro (Mt 23, 8). A El se acudía para que resolviese problemas y controversias de tipo jurídico (Mt 22, 24; Lc 12, 13-14). El maestro era tenido siempre en gran estima, gozaba de alto honor, como intérprete de la Ley. Jesús ordena a sus discípulos que vayan por todo el mundo enseñando su doctrina (Mt 28, 19-20). Después de Jesucristo, el verdadero maestro, el que enseñará la verdad plena, es el Espíritu Santo (Jn 14, 26; 16, 13). --> maestro; verdad; logos.

E. M. N.

Envidia

La envidia es un pesar del bien ajeno. El envidioso sufre al ver a los demás gozar de prosperidad y de felicidad, y desearía verlos en la desgracia. La envidia, fustigada en el N. T. (Rom 1, 29; Gál 5, 21-23), es mala consejera, pues hace al hombre adoptar posturas de insolidaridad con los demás e incluso de enemistad y agresión (Mt 27, 18; Mc 15, 10).

E. M. N.

Epifanía

Epifanía es una aparición inesperada de la divinidad. Se puede hacer a través de una intervención milagrosa. Se trata de una visita bienhechora y salvadora de Dios (Lc 1, 79). Jesucristo es la gran epifanía de Dios, que en El se nos ha manifestado como salvador del mundo. Será también epifanía el glorioso retorno escatológico de Jesucristo (1 Tim 6, 14; Tit 2, 13). -> apariciones; revelación; parusía.

E. M. N.

Escándalo

Persona que, con su conducta o con sus palabras, puede inducir a otros a pecar; objeto que puede ser ocasión de tropiezo o de caída. Hay un escándalo que no implica maldad alguna en el que lo provoca; así tenemos que el mismo Dios puede ser motivo de escándalo (Is 8, 14). Jesucristo, de hecho lo fue (Mt 11, 6; Lc 2, 34) con sus palabras (Mt 15, 12; Jn 6, 62). Famoso y triste fue también el escándalo de la cruz (1 Cor 1, 23; Gál 5, 11). Puede ser uno motivo de escándalo aun con la más sana intención, y, por tanto, no existe culpabilidad alguna (Mt 16, 23). Pero hay otra clase de escándalo, que supone una intención perversa en el que lo provoca y que es dura y terriblemente condenado por Jesús (Mt 18, 6; Mc 9, 41; Lc 17, 2). Hay que tener una decisión total para remover y apartar cuanto pueda ser motivo de escándalo (Mt 18, 8-9). Hay que procurar evitar los escándalos y dejar de hacer cosas buenas o indiferentes, si van a ser ocasión de escándalo (Rom 14, 13-21). Hay, por fin, escándalos de los que no hay que hacer caso alguno, pues se deben únicamente a la mala y perversa intención del que lo recibe, como sucedía con los fariseos que se escandalizaban de las buena acciones de Jesús (Mt 15, 14). A esto se ha llamado en la moral cristiana escándalo farisaico. -> caída.

E. M. N.

Esclavo

Esclavo es el que pertenece en propiedad a otro. Su estado era envilecedor, casi como si fuera un animal o un objeto, con el que el señor podía obrar a pleno placer. Dependía radicalmente de la voluntad de su amo. Se podía comprar y vender, como un objeto o un animal. Cristo se encuentra con una sociedad en la que la esclavitud era una cosa normal, y nunca la condenó directamente. Es más: incluso la utiliza en sus parábolas como punto de referencia y de comparación (Mt. 24, 45-51; Lc 12, 42-48; 17, 7-9). Pero puso unos principios de conducta, por los que debe regirse el ser social del hombre, que se centran en la igualdad de todos los hombres y que exigen la abolición de la esclavitud. Los evangelios aportan datos suficientes para reconstruir la situación del esclavo en el judaísmo (Mt 8, 9; 18, 27. 34; 24, 45; 25, 30; Lc 17, 710; Jn 15, 15). En un sentido figurado y desde un punto de vista religioso, nos hablan de la esclavitud como condición moral del hombre perfecto: María es la esclava del Señor (Lc 1, 38); Jesucristo es el siervo de Dios, tomó la forma de esclavo (Flp 2, 7), se hizo esclavo para redimir al hombre de la esclavitud del pecado (Jn 8, 34-36). El hombre debe ser esclavo, servidor de Dios, y no de los bienes de este mundo (Mt 6, 24; Lc 16, 13), y esclavo, servidor de los hombres, sus hermanos (Mt 20, 27; Mc 10, 44).

E. M. N.

Escorpión

Los escorpiones son muy abundantes en Palestina, principalmente en el desierto pedregoso (Dt 8, 15); es un animal muy peligroso por sus mordeduras, muy dolorosas y venenosas, a veces mortales (Lc 10, 19; 11, 12). El símbolo de un mundo hostil y dañino.

E.M.N.

Escriba

Cuando cesaron en Israel los profetas, fueron los sabios los que oficialmente explicaban e interpretaban las Sagradas Escrituras. Los escribas eran hombres versados en la Ley, es decir, en la Biblia. Tras largos estudios recibían el título de tales, y como doctores de la Ley, la interpretaban oficialmente (Mt 22, 35; Lc 5, 17). El pueblo los reconocía como maestros. Tenían, en efecto, el título de maestros o rabinos. Ellos mismos se convirtieron en auténticos líderes, conductores del pueblo. Como auténticos legistas, gozaban de autoridad en las decisiones jurídicas. Pertenecían generalmente a la secta de los fariseos. Jesús los ataca duramente por su falta de humildad y de caridad, por su conducta personal, llena de hipocresía, y por el agobiante formalismo y exagerada casuística, que habían introducido en su teología moral, como maestros de la religión judía (Mt 23, 1-33; Lc 11, 44-52; 20, 46-47). Frente a estos escribas, leguleyos pervertidos, Jesús presenta a sus propios discípulos, escribas auténticos, conocedores y expositores de la verdad justa (Mt 13, 52; 23, 34). -> contexto; enemigos.

E. M. N.

Escritores antiguos, Jesús en los -> Testimonios de los

Escupir

Jesús, para dar más realismo y plasticidad a sus milagros, como un gesto litúrgico, con su saliva les tocaba la lengua (Mc 7, 33), o escupía en la tierra, hacía barro con su saliva y les untaba los ojos (Jn 9, 6; Mc 8, 23). Saliva la suya benefactora y salvadora. Como contrapartida, los evangelistas nos dicen, en sentido real y figurado, que Jesús fue escupido y abofeteado (Mt 26, 67; 27, 30; Mc 14, 65; 15, 19), tal y como él mismo lo había previamente anunciado (Lc 8, 32), lo que fue para él un acto de escarnio, de afrenta y de humillación. -> effatha.

E. M. N.

Espada

La espada fue desde la antigüedad un arma para la lucha cuerpo a cuerpo. Se llevaba en la vaina (Mt 26, 52). Espada, en sentido figurado, significa la guerra (Mt 10, 34; Lc 21, 24). Jesús utiliza la espada para hablar de las características de su misión en un lenguaje de absolutos contrastes. Dice que no ha venido a traer paz, sino espada (Mt 10, 34), y ordena a sus apóstoles que vendan el manto y compren una espada (Lc 22, 36); luego no les deja usar la espada (Mt 26, 51-52; Lc 22, 49; Jn 18, 10-11), y dice que "quien mata a espada, a espada morirá" (Mt 26, 52). La espada, por fin, es metafóricamente significativa de dolor (Jn 19, 34).

E. M. N.

Espinas

Espinas y abrojos (Gén 3, 18; Is 5, 6; Heb 7, 8), cardos y espinas (Gén 3, 18; Jer 4, 3), es una frase consagrada para indicar toda clase de hierbas y malezas, de hierbas malas, dañosas e infructuosas (Mt 7, 16; Lc 6, 47). Las espinas tienen, en la parábola del sembrador, significación de afán desmedido por los bienes y las riquezas de este mundo, lo que ahoga la semilla de la palabra de Dios, que no puede dar fruto en un corazón materialista (Mt 13, 7. 22. 27-29; Mc 4, 7. 18; Lc 8, 7. 14). Corona de espinas, señal de escarnio y de burla (Mc 15, 17; Jn 19, 2-5).

E. M. N.

Espíritu

Soplo, viento (Gén 3, 8; Jn 3, 8; 20, 22). El espíritu, soplo vital, de Dios viene y a Dios retorna cuando el hombre expira (Mt 27, 50; Lc 23, 46; Jn 19, 30; cf. Lc 8, 55). El espíritu significa también la persona humana, sobre todo en su parte más noble e invisible, incluso como contraposición a la parte más frágil y material, que es la carne (Mt 5, 3; 26, 41; Mc 2, 8; 8, 12; 1, 14, 38; Lc 1, 47. 80; Jn 11, 33; 13, 21). A veces el sustantivo «espíritu» tiene simplemente la significación de adjetivo: «espiritual» (Jn 3, 6; 4, 23-24; 6, 33). Espíritu puede ser un ángel o una aparición (Lc 24, 37. 39). Espíritu es muchas veces el nombre de ángeles malos, espíritus inmundos, malignos y perversos, que azotan a los hombres, y que son dominados por Jesucristo y sus apóstoles (Mt 8, 16; 10, 1; 12, 4345; Mc 1, 23. 26-27; 3, 11. 30; 5, 2. 8. 13; 6, 7; 7, 25; 9, 17. 20. 25; Lc 4, 33. 36; 6, 18; 7, 21; 8, 2. 9, 39. 42; 10, 20; 11, 24. 26; 13, 11). Espíritu de Dios: El espíritu de Dios es la fuerza por la cual Dios actúa. Todo el A. T. está invadido por el espíritu: actúa en la creación, en la conservación de la vida humana, particularmente en los hombres que destina a dirigir a su pueblo, y de manera especial a los profetas, «hombres del espíritu» por antonomasia. Su actuación es temporal y en vistas a su misión. Los profetas anuncian la difusión universal del espíritu para los tiempos mesiánicos los que, transformando interiormente a los hombres, residiendo plenamente en el Siervo de Yahvé, será el alma de la Nueva Alianza.

E. M. N.

Esponja

Para aliviar la pena final a los condenados se les daba a gustar, como un narcótico, una esponja empapada en vinagre, lo que hicieron con Jesucristo en la cruz (Mt 27, 48; Mc 15, 36; Jn 19, 29).

E. M. N.

Esterilidad

La esterilidad, el no poder tener hijos, era motivo de vergüenza y de humillación (Lc 1, 7.36; 23, 29). Es también vergüenza condenable la esterilidad de una fe sin obras (Sant 2, 20; Mt 12, 36), como lo es la esterilidad del árbol que no da frutos (Mt 3, 10; 7, 16-20; Lc 3, 9; 6, 43-44), como la higuera infructuosa, maldecida por Jesús (Mt 21, 19; Mc 11, 14; Lc 13, 6-9), o las semillas de la palabra de Dios, que no dan fruto alguno en un corazón entregado a los bienes materiales de este mundo (Mt 13, 22; Mc 4, 7. 19), o el sarmiento inútil, que debe ser cortado y quemado (Jn 15, 2).

E. M. N.

Estrella

Las estrellas, criaturas de Dios, como lámparas luminosas y decorativas colgadas del firmamento, pregonan la gloria de Dios (Gén 1, 16; Sal 8, 4; 19, 1-3). Al final de los tiempos habrá una catástrofe cósmica, y las estrellas no darán su luz y caerán hechas pedazos (Mt 24, 29; Mc 13, 25; Le 21, 25). Estrella de Belén: Apareció en Oriente. Los magos la vieron y fueron guiados por ella hasta el lugar donde estaba el Niño Jesús (Mt 2, 1-10); se ha querido dar una explicación natural a este suceso identificando la estrella de Belén con una estrella real; será mejor seguir creyendo que se trata de un fenómeno extraño o que el evangelista habla de una manera metafórica, cargada de teología profunda, en la que la estrella es un símbolo: la luz divina que conduce al paganismo (representado por los magos) hacia Jesús, luz de todas las naciones, Salvador del mundo entero.

E. M. N.

Eternidad

Dios es eterno; ni ha tenido principio, ni tendrá fin (Mt 6, 13; Rom 1, 20; 1 Cor 2, 7; Col 1, 26). Jesucristo es también eterno como el Padre (Lc 1, 33. 35; Jn 12, 34; Heb 6, 20-24; Ap 1, 18; 4, 9-10), al igual que lo es el Espíritu Santo (Heb 9, 14). Las cosas propias de Dios y de Jesucristo son también eternas: la gloria (1 Tim 1, 17), el poder (1 Tim 6, 16), el reino (2 Pe 1, 11), el sacerdocio (Heb 7, 17-24), la vida (Mt 19, 16. 29; 25, 46; Mc 10, 17. 30; Lc 10, 25; 18, 18. 30; Jn 3, 15-16. 36; 4, 14; 5, 24; 6, 27-68; 12, 25. 50; 17, 2-3). El alma del hombre, aunque fue creada (por tanto, ya no es eterna en sentido estricto, pues lo eterno es lo que no tiene ni principio ni fin), ya no tendrá fin, no morirá (Mt 10, 28. 39; 11, 25-26; 25, 46; Mc 8, 35-37; Lc 9, 24; 17, 33; 21, 19; Jn 12, 25). Como contrarréplica, los evangelios hablan también de un pecado eterno (Mc 3, 29), de un castigo eterno.

E. M. N.

Eunuco

En la antigüedad era un hombre castrado, que estaba de guardián y al propio tiempo de servidor de las mujeres del rey (Est 1, 10; 2, 3. 14; Dan 1, 3-7), o simplemente un amigo del rey, aunque no estuviera castrado; tal es el caso de Putifar, que era llamado eunuco y estaba casado (Gén 37, 36; 39, 1). Hay eunucos de nacimiento (Mt 19, 12), impotentes para la vida sexual; los hay porque fueron castrados (Mt 19, 12), y hay, por fin, eunucos en sentido espiritual, hombres que, siendo perfectamente normales, renuncian al matrimonio y a la vida sexual por el reino de los cielos (Mt 19, 12). -> celibato.

E. M. N.

Evangelio de —> Juan

Evangelio de —> Lucas

Evangelio de —> Marcos

Evangelio de —> Mateo

Evangelio de los hebreos, de los ebionitas, de los egipcios, de Bartolomé, de Tomás; etc., etc. —> Apócrifos

Exaltación de Jesús

La exaltación de Jesús importa un estado nuevo de su persona, transformada y glorificada. La encarnación, la pasión y la muerte constituyen para Jesucristo un estado de humillación y de anonadamiento. La resurrección, la ascensión y la glorificación constituyen la exaltación de Jesucristo, en la que Jesucristo retorna a la gloria, que ya desde el principio poseía (Jn 17, 5). Jesucristo, exaltado, llevado al cielo (Lc 24, 51), sentado a la derecha del Padre (Mt 22, 44; 25, 31; 26, 64; Mc 12, 36; 14, 62; 16, 19; Lc 20, 42; 22, 69), está por encima de todo y de todos (Jn 3, 31). Para San Juan, la exaltación de Jesucristo comienza ya en la cruz (Jn 3, 14; 8, 28; 12, 32). -> resurrección.

E. M. N.

Exorcismo

Es el acto de expulsar un demonio mediante un juramento, una conjuración, una imprecación o una fórmula mágica. La conjuración y el juramento no están nunca en boca de Jesús, están sólo en boca o de los demonios expulsados (Mc 5, 7), o del sumo pontífice, como fórmula consagrada y metafórica (Mt 26, 63). El exorcismo era una práctica corriente entre los judíos (Mt 12, 27; Mc 9, 38-39; Lc 9, 49-50). Jesús practicó el exorcismo y arrojó a los demonios (Mc 1, 25; 5, 8; 7, 33-34; 8, 23-25; 9, 25; Lc 4, 35; 8, 29). Los discípulos de Jesús expulsan a los demonios en virtud del poder que El les ha conferido (Mt 12, 24-28; Mc 3, 22-27; Lc 11, 14-20; 13, 32). La expulsión de los demonios significa el triunfo de Jesucristo sobre las fuerzas del mal (Mt 7, 22; Lc 10, 20). -> enfermedad; milagro.

E. M. N.

Extranjero

El A. T. distingue entre el extranjero propiamente tal, el que no es de la estirpe judía, el pagano, que es siempre considerado como un enemigo (Mt 17, 25-26; Lc 17, 18), y el forastero, con el que hay que usar de las leyes de la hospitalidad generosa y de la caridad siempre comprensiva (Mt 25, 35; 27, 7). El extranjero residente puede ser incluso admitido en la comunidad israelita y se le debe aplicar el precepto del amor al prójimo (Lev 19, 33-34). Los cristianos venidos del paganismo han de ser considerados como los de casa (Ef 2, 19). El cristiano debe pensar que en este mundo es extraño, emigrante, peregrino, caminante hacia la verdadera patria (1 Pe 1, 17; 2, 11). -> buen samaritano.

E. M. N.