NOMBRES DE DIOS
DC


SUMARIO: I. Tratado de los Nombres de Dios (Theonumía) en Dionisio Areopagita: 1. El vocabulario; 2. Observaciones al vocabulario.—II. Semántica de los Nombres de Dios: 1 Significado de los nombres Theós (Dios) y Theótes (Divinidad); 2. Significado de los nombres Thearchía (Tearquía), Monás (Soledad o Unicidad), Henás (Unidad) y Triás (Trinidad).


I. Tratado de los Nombres de Dios (Theonumía) en Dionisio Areopagita

1. VOCABULARIO. Con el término griego theonumía, Dionisio Areopagita abarca el conjunto de nombres con losque se designa a Dios. A este respecto, dos ideas directrices dirigen la especulación dionisíaca. Una procedente de la revelación: no hablar ni pensar nada acerca de Dios que no nos venga dado por la Sagrada Escritura. Otra, que más allá de nuestro lenguaje apofático, se da otra clase de condiciones mediante las cuales el hombre puede unirse a Dios. Según la primera de estas ideas directrices, todos los nombres que pueden aplicarse a Dios y que forman la theonumía deben provenir de la revelación. Sin embargo, pronto se percibe que la mayoría de tales atributos caen dentro de la especulación de la Teología Natural y que los que proceden de la Sagrada Escritura pierden de modo casi absoluto su valor soteriológico y moral para adquirir sentidos metafísicos y cósmicos de índole platónica y neoplatónica'.

Los nombres con que Dionisio Areopagita designa a la realidad divina en sus obras, con el número de veces que cada uno es utilizado en los diversos tratados, son los siguientes: Theós (Dios), 52 veces en CH, 54 en EH, 108 en DN y 1 en MT; Theótes (Divinidad), 3 en CH, 2 en EH, 36 en DN y 1 en MT; Thearchía (Tearquía), 16 en CH, 17 en EH, 14 en DN, ninguno en MT; Monás (Soledad o Unicidad) 1 en CH, 4 en EH, 13 en DN, ninguno en MT; Triás (Trinidad), 3 en EH, 8 en DN y 1 en MT.

2. OBSERVACIONES AL VOCABULARIO. Ante todo, la importancia numérica con que algunos nombres de Dios destacan sobre otros parece indicar el centro de interés que moviliza la especulación de los distintos tratados que componen el Corpus Dionysiacum. En él, cabe distinguir tres tipos de libros: De Coelesti Híerarchia (CH) y De Ecclesiastica Híerarchia (EH) constituyen el primero y De Divinis Nominibus (DN) con De Mystíca Theologia, el segundo y tercero respectivamente. Parece también que la importancia numérica en el uso de los nombres de Dios puede servir de índice revelador de las notas características en que se desenvuelve el pensamiento de cada tratado. Así, CH y EH, en el tema de la Divinidad, ponen de relieve la ubicación de ésta dentro del universo jerárquico dionisiano. A ello alude y reenvía de manera insistente el término de Thearchía (Tearchía). No es por azar que Dionisio Areopagita emplee con más frecuencia en estos tratados el vocablo Thearchía, ya que en ellos se trata de los diversos órdenes ontológicos que configuran el universo dionisiano. En cambio, el DN se nos revela como una suerte de tratado de Teología Natural, a pesar de las protestas repetidas que en él se hacen de exponer la revelación. Respecto a MT, en un primer momento, se advierte que los términos Theós, Theótes y Triás se emplean una sola vez y que no se utilizan los términos Monás y Thearchía. En un segundo momento, se nos presenta una panorámica da la vida espiritual, cuya meta es la del Dios de las tinieblas, al que se llega por la vía más allá de toda sustancia y de todo conocimiento. Altamente reveladores son, por este motivo, las expresiones con que se designa a la Divinidad como la realidad situada de modo eminente por encima de toda afirmación y de toda negación.

1. SIGNIFICADO DE LOS NOMBRES THEÓS (DIOS) Y THEÓTES (DIVINIDAD). Dentro del universo dionisíaco, toda jerarquía está esencialmente ligada a una función y ésta tiende, como meta, a la divinización de los entes. Esto exige en cada jerarquía un esfuerzo constante de purificación y de conversión. Por ello, en CH, el término Theós (Dios) ejerce una acción purificadora. Los serafines son los que reciben de modo inmediato la ciencia y la potencia purificadora de Dios y las transmiten a los querubines que, a su vez, la pasarán a sus inmediatos seguidores en la escala ontológica, continuándose este proceso hasta llegar a los seres de la jerarquía más inferior' A la actividad purificadora, se une también la de la iluminación, en cuanto Dios es sustancia de la Luz, causa de su ser y de su visión. Dios como fuente de luz, de iluminación y de actividad purificadora son las direcciones semánticas principales en las que en CH se mueve el vocablo Theós (Dios). La semántica de Theós (Dios) en EH se revela como penetrando la interioridad ontológica de los hombres y demás criaturas llenándolas con su propia realidad e inclinándolas, en consecuencia, hacia lo divino. Dios es, así, el término de la anagogía de la jerarquía Eclesiástica que se lleva a cabo en proporción (analogía) a la de la jerarquía Celeste'. El tema Theós en el DN está unido a los problemas del modo de ser divino, su causalidad y bondad, su eternidad, magnitud y belleza. Por un lado, Theós (Dios) es inefable e incognoscible (árretos, ágnostos) y, por qtro, puede ser conocido según vía de eminencia gnoseológica. La creación, según Dionisio Areopagita, se realiza mediante las ideas ejemplares o próodos divinos. Theós es también Bondad infinita y simplicísima y a El competen, entre otros, los atributos de poder, eternidad y magnitud.

Como en castellano «divinidad» es el abstracto de «Dios», en griego Theótes lo es de Theós. Con ello, se nos indica que se presta a ser utilizado en el ámbito de lo abstracto. Dionisio Areopagita define a Theótes de la siguiente manera: «La Divinidad (Theótes) es una providencia que lo contempla todo, que en su bondad perfecta penetra todas las cosas y las contiene todas a la vez: providencia que teniendo plenitud en sí misma supera en eminencia y en dignidad a todas las cosas que de ella gozan». Dentro de esta definición, Dionisio Areopagita va, después, a desarrollar como contenidos significativos situados en el centro de Theótes los de providencia, bondad, plenitud divina e inmanencia por parte de Dios en todas las cosas. Así aparece, principalmente en las obras CH y EH. En el DN, en cambio, a Theótes compete la creación del universo, siendo su principio también unificador y aspiración última de todo ente.

2. SIGNIFICADO DE LOS NOMBRES THEARCHIA (TEARQUÍA), MONÁS (SOLEDAD O UNICIDAD), HENÁS (UNIDAD) Y TRIÁS (TRINIDAD). Al nalizar el término Thearchía (Tearquía) llama la atención la diversidad de constelaciones semánticas que se configuran en CH y EH, por una parte, y las de DN, por otra. Llama igualmente la atención el que este término se halle ausente en MT, mientras que en las Cartas solamente se emplea dos veces. El universo dionisiano es un universo absolutamente jerárquico. A este respecto, en la escala jerárquica ontológica el primer lugar lo ocupa Dios y desde El se va descendiendo a la multiplicidad y diversidad de las criaturas. Precisamente el nombre con que se designa a Dios en su escala ontológica jerárquica y en su actividad jerárquica es el de Tearchía. En CH y EH, esta actividad teárquica fuera de la misma divinidad reviste aspectos luminosos y la subida de las criaturas hacia Ella se describe como una «anagogía» o una «epistrophé». El DN, en cambio, nos habla de los «próodos» al tratar de esta misma actividad creadora descendente teárquica, uniéndola al término prónoia. Todo como fruto de la causalidad divina (aitía) que se cumple siempre de manera gratuita y liberal. Podríamos dar una visión global de los contenidos semánticos de Thearchía, siguiendo estos puntos: a) La Thearchía, en Sí Misma considerada, es Transcendente y Unica en esencia, causalidad, santidad, sabiduría y en nombre, b) La Thearchía en el proceso dialéctico descendente es causa, luz, providencia y creación, y, por último, c) La Thearchía, en el proceso dialéctico ascendente, es causa final, purificación y comunión con Dios'.

Monás, en su aspecto significativo, alude en el CD a la unidad de Dios, pero en la dimensión de unicidad. Dios es Uno y Unico. A este segundo atributo correspondería Monás, teniendo el primero en Henás su versión respectiva. La razón de la unicidad procede en el CD de la absoluta simplicidad del ser divino. Todo lo que no es Dios, es compuesto. De aquí que la simplicidad conduzca naturalemnte, cuando es absoluta e infinita, a la Unicidad. Los pasajes en que Monás ocurre individualmente, sin asociarse ni a Henás ni a Triás, se encuentran sólo en EH y en DN. En EH, referidos al sacramento de la eucaristía y a los caracteres peculiares de la vida consagrada a Dios; en DN, en cambio, todo el pensamiento dionisíaco se presenta en constelación semántica con el vocablo número (arithmós). En el sacramento de la eucaristía, Dios permaneciendo inmutable se comunica a muchos. Y en vez de escindirse, de desgarrar su principio uno, simple y compacto, lo que realiza es la conversión de lo múltiple a la máxima unidad: la de la unicidad. Además, en la Jerarquía Eclesiástica, monjes, pueblo santo y órdenes purificados constituyen la tríada de los iniciados. Los Órdenes tienen como función principal la de la purificación y están confiadas a los ministros que las santifican para que puedan acceder a la contemplación iluminadora y a la comunión de los sacramentos más ricos en la luz. El pueblo santo forma el orden contemplador o iluminado. Y los monjes se consagran a Dios de manera indivisa. Esta indivisión en la entrega personal del monje a Dios, le conduce a la meta de la unión con Monás. El monje se hace uno con el Uno y se entrega a participar del Uno en su más alto grado: el de la unicidad. Por otra parte, en DN se atiende al número (arithmós) en cuanto posee consistencia merced a Monás, de la que procede y en la que participa.

Mientras que Monás aparece con claridad como nombre designador de la Divinidad, Henás se presenta más bien con carácter de atributo. La razón de considerarlo con Monás y con Triás es su asociación semántica con ellos. La semántica de Henás (y su abstracto Henótes) sigue un camino paralelo y parecido a la de Henás. Por lo menos en dos puntos importantes. La Divinidad, considerada como Henás, es causa de toda unidad a la que transciende de forma absoluta. Es, igualmente, meta a la que tiende en su conversión toda multiplicidad. Esto último sirve para Henás y para Henótes, pero en éste se acentúan los contextos apofáticos. Finalmente, se ha de añadir que así como la razón de la Unicidad de Dios (Monás) era la simplicidad, la razón de la Unidad (Henás) radica en la indivisibilidad (amería) o la «impartibilitas», según las versiones latinas medievales del CD relativas al Ser divino.

Dionisio Areopagita emplea el monema Triás con sentido vario. Así, con él puede designar a la «triada» que constituye la primera jerarquía humana o hacer simple referencia a su carácter numeral o, por último, nombrar el misterio trinitario. Es, precisamente, este último sentido el que nos interesa ahora. Triás, ante todo, se presenta como «unidad de principio». La Trinidad es Unidad y tal carácter se expresa mediante el término de «Unitrinidad». Por otra parte, Triás guarda relación explicativa con las manifestaciones ad extra de la Divinidad en la creación merced a las fuerzas o virtudes (dynámeis) que permanecen unidas a la Superesencia divina de la cual se distingue de modo inefable. La Trinidad está presente en todo cuanto existe, transcendiéndolo, a la vez, de manera absoluta. Esta presencia trinitaria de la Divinidad en el hombre y en la manifestación en el mundo de su providencia no puede ser minimizada. Toda espiritualidad que realce la inhabitación en el alma de las Personas divinas parece tener, como punto de arranque, el pensamiento dionisiano. Las virtudes o fuerzas que hacen posible la posición en el ser a las criaturas son consideradas por Dionisio Areopagita como verdaderas esencias que se ubican en el vestíbulo de la Supersustancial Trinidad'. El núcleo semántico de Triás, como misterio, lo expresa el DN, al afirmar que en Theós se dan Tres Personas que son a la vez Unidad, permaneciendo distintas entre sí. O también, Tres Personas que, permaneciendo distintas entre sí, son a la vez Unidad máxima por identidad. Todos estos contextos en que aparecen conjuntamente los monemas Monás, Henás y Triás se ubican en ámbitos más amplios de tipo apofántico. Dentro del misterio trinitario todo se rige por la ley de no-oposición. Por ello, puede afirmarse que Dionisio Areopagita, en su MT, invoca a la Trinidad ya desde el comienzo no como resultado de oponer el Uno a lo Otro, sino como «Trinidad Supersustancial y divinísima que ha de dirigir más allá del mismo conocimiento a quien quiera unirse con la Divinidad que está por encima de toda afirmación y de toda negación. Dios, Unitrinidad teárquica, para el CD transciende verdaderamente al Uno neoplatónico y a todo otro Dios pagano.

[—> Angelología; Analogía; Atributos; Comunión; Eucaristía; Filosofía; Inhabitación; Personas divinas; Revelación; Teología natural,. Transcendencia; Trinidad.]

Vicente Muñiz Rodríguez