PRIMERA LECTURA
La antigüedad familiarizada con la cultura pastoril acuñó la imagen del pastor para referirse a los guías de los pueblos. La usó también la teología. Frente a los pastores que explotan el rebaño o lo dejan perecer, Dios reúne a los dispersos y los conduce a la fuente de la vida. El profeta exílico anuncia así la salvación de Dios al pueblo destruido. Jesús. actualizó esa imagen (Jn 10,1ss).
Lectura
del Profeta Ezequiel 34,11-12. 15-17.
Así dice el Señor Dios:
-Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas siguiendo su rastro.
Como un pastor sigue el rastro de su rebaño cuando se encuentra las ovejas dispersas, así seguiré yo el rastro de mis ovejas; y las libraré, sacándolas de todos los lugares donde se desperdigaron el día de los nubarrones y de la oscuridad.
Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear -oráculo del Señor Dios-.
Buscaré las ovejas perdidas, haré volver las descarriadas, vendaré a las heridas, curaré a las enfermas; a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré debidamente.
En cuanto a vosotras, ovejas mías, así dice el Señor Dios:
-He aquí que yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío.