COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
1 Ts 5, 1-6

 

1. TIEMPO/HTSV: EL TIEMPO PROFANO ES DONDE DIOS INTERVIENE PARA SALVARNOS.  
HOY/ACONTECIMIENTO: EL ACONTECIMIENTO ES EL TERRENO PRIVILEGIADO PARA EL ENCUENTRO CON DIOS.

Cuando Israel tiene acceso al régimen de la fe, ya había considerado el acontecimiento como el terreno privilegiado para el encuentro con Dios. Pero, cuando imagina la salvación, es decir, la intervención decisiva de Yahvé en favor de su pueblo, la circunscribía a un día que no pertenecía ya al tiempo de la historia, un día que debía detener el curso de la historia: el "día de Yahvé". Se produjo entonces una especie de dicotomía entre el tiempo profano y el sagrado, el tiempo del hombre y el tiempo de Dios.

Jesús de Nazaret ha modificado profundamente estos valores tradicionales. El Reino que Él nos ofrece se construye aquí abajo, en lo cotidiano de la existencia. A su modo de ver, no existe para el hombre más que un solo tiempo: el tiempo profano, que es el que le toca vivir, plenamente, como el lugar en que Dios interviene para salvarnos.

Esta es la tesis de Pablo: en lugar de esperar desesperadamente un "día de Yahvé", es mejor vivir con Dios, en la luz, cada uno de los días que nos toque vivir. Esta es también la tesis de Mateo, que responde a las preguntas relativas a la venida del Hijo del hombre, por medio de parábolas sobre la vigilancia de cada día.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VII
MAROVA MADRID 1969.Pág. 268


2. ESPERANZA/PARUSIA:  EL CRISTIANO ES SIEMPRE UN AGUAFIESTAS ANTE TODAS LAS METAS ALCANZADAS. CRITICA TODAS LAS REALIZACIONES HISTÓRICAS. LAS RELATIVIZA.

Pablo insiste en la imprevisibilidad del día del Señor, y para ello utiliza imágenes que nos son familiares por otros textos del NT (Mt 24. 43 ss.; Ap 3. 3; 16. 15): Dios se comporta, en sus apariciones al hombre, como un ladrón. Es imprevisible y no se deja controlar por ninguna máquina programadora. La fe en la "parusía" relativiza la actitud del cristiano frente a todas las grandes realizaciones históricas. Por eso, cuando estén diciendo: "paz y seguridad, entonces de improviso les sobrevendrá la ruina". En una palabra, los cristianos, aun alegrándose de las victorias humanas sobre sus múltiples alienaciones, nunca juzgarán definitiva una época histórica, sino que siempre adoptarán frente a ella una actitud crítica y de espera. El cristiano, de suyo, es siempre un aguafiestas en todos los momentos estelares de los grandes triunfos humanos.

COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT
EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág 1905


3.

Vigilantes y sobrios, no seremos sorprendidos (1 Tes 5, 1-6) El Día del Señor ha venido a ser con demasiada frecuencia para los cristianos de hoy día una denominación extraña y casi desconocida. Y sin embargo, representa una realidad típicamente cristiana que ha dado lugar a manifestaciones cultuales y a actitudes específicas del cristiano. Los evangelios nos han acostumbrado a ese Día del Señor, del que habla ya el profeta Amós (5, 18-2O) como de un día terrible, y al que Jesús describe como súbito, al modo de la llegada de un ladrón (Mt 24, 43; Lc 12, 39). El mundo sigue su vida, inconsciente, como si ese día del Señor no fuera a llegar. San Pablo recuerda lo que expresan los evangelios. El verdadero cristiano, sin embargo, no puede verse sorprendido. Su vida es constantemente una vigilia, la espera de esa vuelta. Porque el bautizado no vive ya en tinieblas, sino que es hijo de la luz e hijo del día. Tiene, pues, que velar siempre. Esta vigilancia supone sobriedad, es decir, aquella búsqueda del no-condicionamiento, del verdadero despego en orden a la venida de Cristo.

Sobrepasando lo que la imaginación pudiera sugerirnos sobre el último día y la parusía, esta enseñanza de san Pablo nos recuerda el verdadero significado de nuestra existencia de cristianos, toda ella orientada a ese Día. En lugar de pensar así, nos concentramos egoístamente en nuestra propia muerte, sin reflexionar en el gran triunfo final de Cristo con los suyos. Por no pensar así, nos ocurre también que no tenemos sobre las cosas un verdadero juicio de valor, sino que les damos una importancia que no tienen.

ADRIEN NOCENT
EL AÑO LITURGICO: CELEBRAR A JC 7
TIEMPO ORDINARIO: DOMINGOS 22-34
SAL TERRAE SANTANDER 1982.Pág. 147


4. /1Ts/05/01-28

La curiosidad de los tesalonicenses por averiguar cuándo y cómo será la venida del Señor es muy humana. Pero Pablo les responde que no tienen ninguna necesidad de que les escriba sobre ello. De hecho, ya saben que «el día del Señor llegará como el ladrón en la noche» (v 2). Los que lo han de temer, por tanto, son los que viven en la oscuridad, creyendo ingenuamente que pueden conseguir en este mundo la paz y la seguridad. Una y otra son aquí engañosas. De repente, y cuando más seguros se imaginen, sobrevendrá la ruina. Realmente, para los hombres que consideran todo cerrado en este mundo y ni siquiera vislumbran un «más allá» en la noche sin esperanza de aurora, el día del Señor no puede venir sino como un ladrón que les arrebatará todo -poco o mucho- lo que hayan podido reunir.

No ocurre así con los creyentes, pues, aunque tengan que vivir de momento en las tinieblas, no pertenecen a ellas (5). La venida del Señor es el día y, por tanto, no les da miedo. El Apóstol quiere quitar a los tesalonicenses toda angustia que pueda paralizarlos para la practica del bien según el evangelio. A pesar de que les rodea la noche, los creyentes deben vivir pensando en la aurora que viene. Como no se han adueñado de nada de las tinieblas, tampoco el día del Señor vendrá como un ladrón a quitarles lo que no tienen. Entre tanto, es preciso velar y ser sobrio, estar dispuesto a defenderse de los enemigos que atacan de noche. Como soldados en vela, debemos estar armados «con la coraza de la fe y de la caridad y con el yelmo de la esperanza de la salvación» (8). En esta vida los creyentes, como todos, velan y duermen. Ahora bien, su sueño y su vigilia no son como los de los otros, sino los propios de hombres destinados a la salvación por medio del Señor Jesucristo, que murió por ellos (10). Es decir, tanto si velan como si duermen, viven siempre juntos con él.

Nadie, ni siquiera el creyente, puede librarse por completo de la angustia. Con todo, es de agradecer una palabra de consuelo y de ánimo.

M. GALLART
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 237 s.