COMENTARIOS A LA PRIMERA LECTURA
2 M 7. 1-2/9-14

 

1. MACABEOS/RS

El libro II de los Macabeos es posterior al año 124 a. de C. Su autor respira la atmósfera espiritual que dio origen al movimiento de los fariseos. Aunque no se propone escribir una historia en sentido riguroso y sólo pretende edificar la fe de sus lectores, que son los judíos de Alejandría, el relato no está desposeído de cierto valor histórico. El episodio que recoge nuestro texto se refiere a la persecución llevada a cabo por Antíoco Epífanes. Hay en él abundantes rasgos legendarios que introduce el autor para destacar todavía más la heroica fidelidad de los mártires.

Por primera vez se afirma aquí en todo el A.T la fe en la resurrección de los cuerpos (vv.9,11,14,23,29 y 36). El pasaje de Daniel (12. 2-3;cf. c.11), en el que aparece igualmente esa fe en la resurrección de la carne, está relacionado con los mismos acontecimientos históricos. La esperanza de los fieles del A.T. en la resurrección se confirma y se hace más explícita en los tiempos difíciles. Los mártires, alentados por la fe en una vida eterna, se mantienen firmes e insobornables en el cumplimiento de la Ley. Saben que Dios, que les ha dado el cuerpo, es también poderoso para resucitarlo.

También en el libro de la Sabiduría se habla de la inmortalidad (3. 1-5 y 15), pero no se dice expresamente nada sobre la resurrección corporal. Con todo, era de esperar que, a partir de ahí, se llegara a la formulación de la fe en la resurrección de los cuerpos, pues los hebreos, a diferencia de los filósofos griegos, no admitieron nunca el dualismo antropológico del cuerpo y el alma. Por eso, confesar la inmortalidad equivalía a afirmar implícitamente la resurrección del hombre en cuerpo y alma.

La verdad de la resurrección de la carne es una de las más tardías en la historia de la revelación. También es una de las fundamentales: sin esa fe toda la historia y la vida de los hombres no lograría remontarse por encima de una historia natural en la que sale adelante únicamente la especie y perecen las personas. Se comprende que sin esa fe, que redime a los vencidos de la muerte, toda la historia llegue a convertirse en la historia de los vencedores y se establezca en consecuencia la única ley del más fuerte. La supervivencia terrena justificaría todos los crímenes.

No se dice nada todavía de la resurrección de los impíos, sólo se afirma la vida eterna de los justos.

La fe en la resurrección de la carne ha pasado al credo de la Iglesia. Pablo funda esa fe en el hecho de la resurrección de JC.

EUCARISTÍA 1986/53


2.

-Contexto histórico. Contra las intenciones de los griegos seléucidas de "obligar a los judíos a abandonar las costumbres tradicionales y a no gobernarse por la Ley del Señor" (6, 1ss) surge la sublevación judía iniciada por Judas-Macabeo, el año 167 a. de Xto. De esta sublevación nos hablan los libros de los Macabeos. No se trata de un relato histórico en sentido moderno; sus personajes son más prototipos a imitar que seres individuales. Así, por ejemplo, se dice de Eleazar: "Así terminó su vida, dejando no sólo a los jóvenes sino a toda la nación un ejemplo memorable de heroísmo y de virtud" (6, 3).

-Texto. El autor nos presenta un nuevo caso a imitar, el ejemplo de estos siete jóvenes y su madre que siguen la conducta del venerable anciano (6, 18-31) y que padecerían martirio por ser fieles a la Ley del Señor (cap. 7). El relato nos resulta familiar desde la infancia.

Más que detenernos en discutir si su conducta fue fidelidad a Dios o cerrazón mental nos interesa resaltar los contrastes que aparecen entre "vida presente" y "vida futura", "morir" y "resucitar" (leit-motiv de este cap.: cfr. vs. 9, 14. 21. 26...; Dn. 12, 2). La fe en la resurrección alimenta la lucha de estos hermanos, despreciando las amenazas y los tormentos del tirano.

Según la enseñanza de sus discursos, el que nos dio el don de la existencia nos dará también el don de la vida tras la muerte (v. 11): "os devolveré el aliento y la vida si ahora os sacrificáis por su ley" (v. 2). Premio de la gran misericordia divina (vs. 21. 29) es esa vida que ya han comenzado a disfrutar estos hermanos, ya muertos (v. 36). Esta madre que se dirige a sus hijos es símbolo de Sión (Is 49. 54. 60. 62.), también madre de siete hijos (Jr 15. 9), que les exhorta a permanecer unidos como pueblo siendo fieles al Señor, con la esperanza de la resurrección. Y la nueva Sión para nosotros los cristianos es la Iglesia (cf.Alonso Schökel, `Los Macabeos`, Ed. Cristiandad).

A. GIL MODREGO
DABAR 1989/55


3.

El relato del martirio de los siete hermanos llamados Macabeos hay que situarlo en el conjunto de la persecución que el pueblo de Israel sufrió bajo el dominio del impío Antíoco IV Epífanes (175-164), que impuso las costumbres griegas impidiendo la circuncisión (1 Mac 1) e intentó suprimir el culto a Yahvé (1 Mac 3-4, 35). Los dos martirios más populares de la resistencia judía en tiempo de los Macabeos son el de Eleazar (1 Mac 6, 18-31) y éste de los siete hermanos de los Macabeos con su madre. Aunque los libros fueron considerados apócrifos, de hecho la patrística y la predicación popular han empleado estos relatos como ejemplos claros de constancia en la fe.

Ya en Dan 12, 2 se había expresado la idea de una "resurrección" o, mejor, una "revivificación" después de esta vida. Pero aquí se expresa con fuerza y claridad la posibilidad de un tipo de existencia diferente al de la tierra y cerca de Dios. La fe cristiana llevará esto, por la mediación de Cristo, hasta sus límites. Es la fe del que sabe, con la certeza que da el don de Dios, que esta vida sin algo que llegue a hacerla totalmente plena no sacia al corazón del hombre.

v.12: En rigor no es el asombro admirativo del que ve realizar una gran obra, sino el de que no comprende en absoluto la fe en una forma de vida que plenifique la actual. Por muchas aclaraciones que intentemos respecto a la resurrección, siempre quedará algún "pero" que solamente puede superarse con el don de la fe.

Para el autor, y para toda la corriente espiritual judía del tardío judaísmo, los impíos están privados de la revivificación.

Jesús (3a. lectura) superará esta mentalidad y hará ver que hasta los pecadores tienen acceso a la resurrección, ya que se trata no de un premio sino de un don (cf. Lc 14, 14; Hech 24, 15). No es un idealismo el "dar la vida" por la fe, ya que esto mismo es ganar la vida (Lc 9, 24)

EUCARISTÍA 1989/52


4.

El libro segundo de los Macabeos, posterior al año 124 a. C., expresa la espiritualidad que dio origen al movimiento de los fariseos. Al contarnos este libro el martirio de siete hermanos cuyos nombres no se conocen, se pone de manifiesto por vez primera en el A.T. la fe en la inmortalidad, que es el mensaje más valioso de este texto. En los siglos precedentes, las promesas de Dios eran para el pueblo en su conjunto; el creyente sólo esperaba la duración y la prosperidad de su raza. Aquí, sin embargo, se da un gran paso: las personas resucitarán. No se trata de la sola sobrevivencia del espíritu o el alma. El creyente espera resucitar con toda su personalidad para encontrarse con Dios. En Ez 37, en la visión de los huesos secos, Dios prometía resucitar a su pueblo muerto. Aquí, son las personas las que esperan levantarse en cuerpo y alma para compartir la felicidad prometida por Dios para el último día. La verdad, pues, de la resurrección de la carne es una de las más tardías en la historia de la revelación, pero también una de las fundamentales.

Por lo demás, este libro, desposeído de valor histórico -rigurosamente hablando-, tiene por objeto edificar la fe de sus lectores, destacando la heroica fidelidad de los mártires.

EUCARISTÍA 1989/52


5.

-Los libros denominados de los Macabeos toman su nombre de Judas Macabeo, hijo del sacerdote Matatías que el año 167 a. C. inició la sublevación del pueblo judío contra los ocupantes, los Seléucidas. Aunque la temática está estrechamente relacionada con la historia judía, no forman parte del canon bíblico judío. El segundo libro es un resumen de los cinco volúmenes de la obra de Jasón de Cirene, elaborado por un autor anónimo en un ambiente del judaísmo helenístico (probablemente Egipto).

-"Arrestaron a siete hermanos con su madre... para forzarlos a comer carne de cerdo...": Antíoco Epifanes IV a fin de dar cohesión a su reino formado por pueblos diversos intentó establecer una religión sincretista de carácter helenístico. Como es lógico, este intento chocó con la oposición de una parte del pueblo judío que quiso mantenerse fiel a las prescripciones de la Ley. El libro después de presentarnos el ejemplo de fidelidad del anciano Eleazar, nos propone el de una mujer y sus siete hijos.

-"Estamos dispuestos a morir antes que quebrantar la ley de nuestros padres": Cada hermano que es amenazado con la muerte, tiene en la narración una intervención a través de la cual, y de una manera progresiva, se va presentando el pensamiento teológico que sobre el martirio y la vida futura tienen los ambientes de los resistentes a la helenización, los asidos, de los cuales derivarán los fariseos. El justo es quien prefiere la muerte antes que pecar.

-"... el rey del universo nos resucitará para una vida eterna..": Un elemento a señalar en este texto es la afirmación de la resurrección. Se trata de una visión nueva sobre la vida eterna, que encontramos también en el libro de Daniel -de la misma época-, respecto a la concepción del resto del AT. Dios vengará la suerte de los justos resucitándolos. -"Tú en cambio no resucitarás para la vida": El martirio del justo sirve para ir llenando la medida de los pecados de los perseguidores paganos. Para éstos el castigo es la muerte; en cambio para el justo es la resurrección. No se encuentra aquí ninguna referencia a la resurrección de los malvados para sufrir una condenación.

JOAN NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1989/21


6. /2M/07/01-19

Al ejemplo de fidelidad a la ley de Eleazar sigue el de una familia compuesta por la madre y siete hermanos; el nombre de Macabeos con que los designa la tradición cristiana proviene del libro que narra su historia. La intención es mostrar que todos los sexos y todas las edades pueden dar con gozo la vida por Dios. A diferencia de la historia anterior, ésta no se centra tanto en la observancia de las leyes sobre alimentos puros e impuros cuanto en la elección entre la muerte y la apostasía. Es una obra maestra de narración patética en la que la emoción y la tensión van creciendo hasta el final. El autor no da la fecha ni el lugar del martirio. Una tradición posterior lo sitúa en Antioquía, ya que lo preside el propio Antíoco. Sin embargo, nada impide situarlo en Jerusalén durante la breve estancia del rey (5,11ss). También cabe que se trate sólo de una presencia moral del rey a través de los jueces, como suele suceder en las actas de los mártires cristianos.

MARTIRIO/TEOLOGIA Nuestra narración es el resumen de unos acontecimientos que Jasón explicaría con más detalle y a los que el autor de 4 Mac dedica ocho capítulos. Sólo se describen detalladamente los tormentos del primer hermano. Lo que interesa son las palabras de cada mártir antes de morir. Poner discursos en labios de los protagonistas es un artificio literario que la historiografía antigua usa a menudo para dar vida y color al mensaje que quiere transmitir. El tema central de las respuestas de los hermanos es la profesión de fe en la resurrección; pero mientras la de los justos se afirma con toda claridad, la resurrección de los impíos se enuncia en términos ambiguos: «no resucitarán para la vida» (v 14). Tal expresión debe interpretarse en el sentido de Dn 12,2 y del NT y demuestra que nos encontramos en el estadio en que esta verdad teológica empieza a explicitarse. Sin embargo la insistencia del libro en el castigo del impío en esta vida demuestra que no se ha llegado todavía a una conclusión clara sobre la suerte del impío en el más allá. En nuestro pasaje podemos ver también un boceto de la teología del martirio: los que mueren en la persecución pueden esperar la resurrección (v 9), una vida plena (v 11).

Para el autor, la historia es un medio, no un fin. Y la historia de esta familia continúa siendo un medio válido para estimularnos a dar testimonio de la fe.

J. ARAGONES LLEBARIA
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD
MADRID-1981.Pág. 416 s.