COMENTARIOS A LA PRIMERA LECTURA
Sb 11, 23-12, 2

 

1. 

Precisamente porque Dios es grande y el universo entero no pesa más que un grano de arena en la balanza o una gota de rocío que cae sobre la tierra, sus pensamientos están muy por encima de los mezquinos pensamientos de los hombres que no saben perdonar. La magnanimidad divina se funda en su grandeza infinita, la misericordia divina en su omnipotencia. Dios sabe y puede perdonar, no actúa como los hombres. No es un policía, sino un padre que dispensa las faltas de sus hijos y concede tiempo para que se arrepientan.

Dios ama todas las cosas, pues todas son sus criaturas. Y no quiere que nada perezca, sino que todo se salve. Por eso está dispuesto a conceder a lo malogrado la oportunidad de rehacerse.

El amor de Dios a las criaturas les confiere valor y dignidad. Dios ama especialmente la vida y, sobre todo, la vida de los hombres. Por eso no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva.

Dios mantiene todos los seres y anima con su soplo incorruptible todas las cosas. El perdón que Dios concede a los pecadores es un acto de su providencia que todo lo conserva. Si es preciso castiga con moderación, no para destruir, sino para salvar y ayudar al hombre a encontrar el camino de la conversión y de la vida. La pedagogía de Dios con el hombre está llena de misericordia.

EUCARISTÍA 1974/60


2.

Dos grandes ideas complementarias recorren este texto del libro de la Sabiduría. Desarrollaré, al mismo tiempo, el comentario y la reflexión.

1) "... te compadeces de todos, porque todo lo puedes...": la omnipotencia causa o razón de la compasión (vs. 22-23). Antes el autor ha presentado unos poderosos que abusan del poder practicando la injusticia, pero es que tenían un poder limitado.

El poderoso es injusto porque ambiciona más poder, porque teme perderlo, por codicia... Además, el poderoso es riguroso con todo el mundo porque no ama al imputado, porque teme que se le escape, porque debe rendir cuentas, porque ha de atenerse a plazos y, aunque tenga buena voluntad, quizá no acierte, porque... Por el contrario, Dios "... cierra los ojos a los pecados de los hombres para que se arrepientan". La razón estriba en que el Señor tiene el poder supremo, no teme a nadie, no ha de rendir cuentas, ama al pecador, tiene tiempo y siempre acierta; al ser dueño del tiempo y de los instrumentos, puede alcanzar sus fines dejando libre juego a la libertad del hombre. Quiere su conversión y le da tiempo para ella; y si ésta falla, Dios no queda nunca frustrado ya que siempre hay tiempo para el poder; y por eso echa mano de él en cualquier momento.

2)La omnipotencia divina no explica ella sola la creación sino que también interviene su voluntad libre, su amor creador (11, 24-12,2): "Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que has hecho...". El Señor continúa encontrando toda la creación buena (cfr. Gn. 1); el artesano continúa disfrutando de su obra, la amaba y deseaba antes de realizarla y ha sabido ejecutarla.

Nuestro autor habla de ese amor inicial y previo (como puede ser el amor y deseo del hijo aún no concebido la razón de su existir), la omnipotencia viene a ser el ejecutor de ese deseo amoroso. Pero si obra no es por necesidad sino porque quiere, porque es libre.

A. GIL MODREGO
DABAR 1989/54


3.

-Esta primera lectura debemos encuadrarla en su contexto más global: la reflexión del Libro de la Sabiduría ante las acciones de Dios en el Éxodo, que liberan a los israelitas mientras que sirven de castigo a los egipcios. Israel recibe el agua abundante de la roca para mitigar su sed durante su peregrinaje por el desierto; en cambio, el agua de los egipcios se convierte en sangre. Esta inversión de situaciones humanas provocada por los acontecimientos salvíficos manifiestan la omnipotencia de Dios: "Señor, el mundo entero es ante ti como un grano de arena en la balanza..."

-"Te compadeces de todos, porque todo lo puedes": Dios manifiesta su omnipotencia de una manera particular cuando es misericordioso. El nexo entre el poder y el amor de Dios resulta evidente por el hecho de ser El el creador: porque lo ha creado todo, ama todas las cosas que ha creado; y al revés: porque lo ama, lo ha creado. De aquí que, en el caso de los hombres, estos no pueden perder nunca la esperanza del perdón, ya que Dios no pierde nunca la esperanza de su arrepentimiento.

-"¿Cómo subsistirían las cosas si tú no lo hubieses querido?": El amor creador de Dios no es un hecho del pasado, sino una fuerza actual que actúa en el presente sobre todas las realidades creadas, manteniéndolas en la existencia. La vida de la creación es una prueba de ese amor de Dios.

-"Por eso corriges poco a poco a los que caen...": El castigo de los egipcios no quería indicar de ninguna de las maneras su reprobación; era más bien una advertencia por sus pecados. "A los que pecan les recuerdas su pecado": En las plagas, los egipcios se ven castigados por medio de insectos y animales abyectos por razón de su culto idolátrico a figuras de forma de animales. El hecho puede convertirse en principio: todo pecado trae consigo el castigo para que los hombres reaccionen, "se conviertan y crean en ti, Señor".

JOAN NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1989/21


4.

La lectura de hoy es un magnífico soliloquio del autor con Dios, una reflexión sobre el mundo, sobre los hombres, sobre la historia, todo ello contemplado a la luz de la fe en el Dios bíblico, en el Dios creador y bueno que un día, creando el mundo "vio que todo era bueno" (Gn, 1).

El libro de la Sabiduría, el último libro del A. T. está lleno de optimismo y de sentido positivo, escrito en una situación serena de bienestar dentro de la cultura griega de Alejandría.

El autor considera en su breve filosofía del mundo y de la historia la pequeñez de las realidades humanas y materiales. Sin embargo, son cosas que Dios ama y que creó por amor.

Ama sobre todo a la vida y a los hombres. De ahí viene la magnanimidad del perdón y de la comprensión de Dios, que sabe esperar y disimular el mal para que el pecador se convierta.

No obstante Dios, como buen maestro, sabe también corregir al hombre y lo hace normalmente con aquello con que el hombre ha pecado, como para hacerle ver más claramente su falta y reconocer su descarrío, para que se aleje del mal y crea en él.

J. M. VERNET
MISA DOMINICAL 1983/20


5. /Sb/11/20-26:/Sb/12/11-19:I/SV:

La creación es una prueba evidente del amor y de la misericordia de Dios. Todo lo que Dios ha hecho, mediante la sabiduría, es bueno. Dios ama a todos los seres y no aborrece nada de lo que ha hecho (11,24). Toda la creación, penetrada por el Espíritu incorruptible de Dios, se encuentra en sus manos. «¿Cómo subsistirían [las cosas] si tú no lo hubieses querido? ¿Cómo conservarían su existencia si tú no las hubieses llamado? Pero a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida. Todos llevan tu soplo incorruptible" (11,25-12,1).

Durante siglos hemos repetido que fuera de la Iglesia no hay salvación. Hemos entendido por «Iglesia» las estructuras oficiales y hemos interpretado la salvación en el sentido minimalista del premio destinado en la otra vida a las almas observantes. Partiendo de este axioma, se han hecho guerras santas y cruzadas, se han lanzado anatemas contra las otras Iglesias cristianas, se han creado tribunales inquisitoriales y se han encendido hogueras. Esta falsa seguridad ha desembocado en una crisis profunda del cristianismo tradicional. Es ahora cuando descubrimos la «Iglesia» como comunidad de creyentes que se comprometen a intercambiar sus bienes materiales y espirituales por su adhesión consciente a Jesús, como Mesías que inaugura una nueva sociedad; ahora experimentamos la «salvación» como la libertad que el Espíritu de Dios suscita en el seno de la comunidad que ha renunciado a valorar el dinero y las riquezas y ha aceptado el riesgo del plan de Dios. Esta liberación se traduce en un aprecio y respeto hacia todos los «cristianos» que afloran en todas partes, dentro y fuera de las Iglesias. El Espíritu de Dios ha entrado en acción y crea vida donde encuentra hombres dispuestos a secundar el plan que les ha trazado Jesús el Mesías. Los tiempos actuales se caracterizan por un despertar universal de la conciencia humana en favor de la justicia social, de los derechos de los pueblos y del individuo, de la liberación de todo tipo de opresión y de imperialismo. Por todas partes surgen personas, se crean movimientos, se proclaman manifiestos que toman partido por los débiles, por los países subdesarrollados u oprimidos por dictaduras, por los trabajadores explotados por un capitalismo cada vez más anónimo, multinacional e inhumano. Hay un clamor universal que ni las metralletas, ni las cárceles, ni el destierro, ni las gestapos, ni ninguna otra fuerza de represión pueden apagar. Es el clamor que el Espíritu incorruptible hace resonar a través de los que luchan contra la corrupción y contra el ansia insaciable de poder y desenmascaran las fuerzas anónimas revestidas, como la serpiente tentadora, de todo género de atractivos y propaganda, de justificativos y de aparente altruismo.

Es necesario que la comunidad cristiana sea el faro que ilumine todos estos movimientos reivindicativos de los derechos del hombre y de los pueblos, y que, sin sacar ningún provecho personal, los dirija hacia Jesús, el único que no puede desviarse, ya que él es el camino que conduce a la humanidad hacia el Padre de todos.

RIUS CAMPS
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 408 s.