COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
Flp 4, 12-14. 19-20

 

1.

Terminando ya la carta a los Flp, Pablo adopta un tono personal para agradecer a aquella comunidad la ayuda que ha recibido de ella en diversas ocasiones. Es muy conforme con el resto de la carta, la más íntima, quizás, de la correspondencia de Pablo.

Como es normal en su modo de hablar, aprovecha de modo inconsciente la oportunidad para decir algo más profundo que el mero agradecimiento por la ayuda material. Ello nos permite una visión de la conducta de Pablo que puede servir de modelo para otros cristianos.

En este texto habla de su total disponibilidad y adaptación a las distintas circunstancias de la vida. No por estoicismo o afán de puro autodominio o control, sino para predicar el evangelio.

Es un buen ejemplo de cómo el cristiano no debe encastillarse en una forma determinada de vida. Naturalmente el evangelio privilegia, por ejemplo, la pobreza. Pero no de forma que sólo haya un modo de vivir cristianamente. Hay que usar las cosas racionalmente y, sobre todo, en función de los demás. Es como hacía el propio Jesús que tampoco vivió en la miseria ni antes ni en la vida pública, sin obsesiones por una pobreza radical, aunque siendo conscientes de los peligros de la riqueza y animando a no caer en ellos aun a costa de sacrificios importantes.

En el cristiano hay algo por encima de estos condicionamientos materiales. Sin que valga como pretexto ideológico para oprimir y explotar o para vivir de modo ostentoso y lujoso, que acaba haciendo daño a otros, lo importante es la actitud hacia el mundo. No dejarse dominar por lo infrahumano, y tampoco por la neurosis de la pobreza -enfermedad esta poco frecuente hoy día- sino dando el primer lugar a lo que realmente lo tiene.

La clave está en el v. 13: "todo lo puedo..." En todos los sentidos, para vivir con poco o para no dejarse engañar por lo mucho. Lo importante es El que me conforta o ayuda. El poner el punto de apoyo en Cristo, no en una forma determinada de vida como si ella fuera decisiva por sí misma.

FEDERICO PASTOR
DABAR 1990/50


2.

Pablo había recibido ayuda de los filipenses (2,25.3O; 4,10). Y esto fue para él motivo de alegría por lo que suponía de prosperidad en las comunidades de Macedonia, que tan mal lo habían pasado económicamente (cf. 2 Co 8,2); pero en especial Pablo se alegra del buen espíritu de colaboración de los filipenses en los trabajos de evangelización. Con todo, Pablo no "da gracias" a los que le habían ayudado con su dinero. Entiende que sólo es justo y necesario "dar gracias" a Dios. Más aún, advierte de paso a los filipenses que está acostumbrado a vivir en la pobreza y en la abundancia. Pablo es muy celoso de su independencia, de su "autarquía", no quiere atarse a nada ni a nadie que pueda menguar su libertad de predicar el Evangelio.

Por esta razón procuró siempre vivir de su trabajo y no ser gravoso a la comunidad. En última instancia, está convencido de que él lo puede todo en Jesucristo que le conforta.

EUCARISTÍA 1993/46


3.

Todo lo puedo en aquel que me conforta

Pablo, que normalmente no acepta ayudas materiales, ha recibido en la cárcel una ayuda de los filipenses, lo que agradece vivamente. En el fragmento que leemos, el apóstol se muestra capaz de vivir en medio de las circunstancias más diversas. Pero esta capacidad no es fruto de una especie de estoicismo, sino de la fuerza de Jesucristo.

No recrimina la ayuda que ha recibido, sino que dice a los filipenses: "Hicisteis bien en compartir mi tribulación" . De hecho, han ayudado a "uno de aquellos pequeños necesitados" y, por eso, recibirán la recompensa que Jesús ha prometido a los que actúen así.

La acción de gracias de Pablo culmina con una alabanza a Dios Padre, que pone punto final a la carta, antes de las salutaciones finales.

J. M. GRANÉ
MISA DOMINICAL 1993/13