COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
2Tm 1, 6-8. 13-14

 

1.

La Segunda a Timoteo está estrechamente vinculada a la Primera, tanto en el autor, como en el destinatario, lenguaje, etc. En el mismo comienzo de la carta hay una vehemente exhortación al destinatario a ser fiel y perseverante en el evangelio como ya ha empezado en el pasado. Recibió ya la gracia y ello es prenda y obligación para proseguir el camino comenzado.

El evangelio no se concibe como un depósito doctrinal muerto o esclerotizado, a pesar de que en esta carta ya va cobrando cada vez más importancia este concepto de "depósito de la fe". Los vv. 9 a 12, paralelos a Ef.y Col. ponen de relieve la dimensión vital y existencial del mismo evangelio. Porque finalmente se trata de una relación con Jesús en la vida misma.

Exhorta el autor a la aplicación de las capacidades humanas, voluntarias, a la tarea de evangelizar. Efectivamente, las personas concretas han sido encargadas de hace presente la realidad del evangelio a lo largo del tiempo y del espacio. No lo van a hacer por sus propias fuerzas o dedicación, pero han de colaborar todo lo posible para que esa misión siga adelante.

DIALECTICA/VCR: Hallamos una vez más la permanente dialéctica cristiana entre la acción divina y humana. Hacerlo todo como si todo dependiera de mí, pero sabiendo que realmente todo depende de Dios. Por eso tampoco se olvida (v.14) de mencionar al Espíritu, auténtico protagonista de todo.

Ello era cierto entonces como ahora. Valía para Timoteo, pero sigue valiendo para los actuales "timoteos". Todos los cristianos, ordenados o no, son los testigos del evangelio en el mundo. A todos nos incumbe esta misión y no se puede descargar en algunos, porque hayan recibido un encargo particular.

FEDERICO PASTOR
DABAR 1989/49


2.

Estos versos son una exhortación de Pablo a Timoteo para que luche fielmente por el evangelio. Hacen alusión al momento en el que Pablo, con el grupo de presbíteros (1 Tm 4,14), consagró a Timoteo. Este "fuego de la gracia" ("el carisma de la gracia") se emplea solamente en las pastorales aquí y en 1 Tm 4,14, otro texto en que habla de ordenación. Lo cual hace pensar que Pablo construye una exhortación a Timoteo como evangelizador. La tarea de la evangelización es de por sí tan dura que reavivar los principios fundamentales de los que dimana nuestro hacer cristiano es una tarea necesaria.

Pablo recoge en los v.7-8 un conjunto de expresiones que ya había usado sobre todo en Rom 1,16;8,15. Pablo sabe muy bien que es difícil predicar la fe en un ambiente hostil (estamos probablemente hacia el 64-68, persecución de Nerón). Y se pone como ejemplo del cristiano que ha comprendido esto hasta dejarse encarcelar por causa del mensaje (cf.Ef 3,1;Flm 1,9). Esta clase de testimonios es la que ha mantenido la fe cristiana a lo largo de generaciones. La lucha que mantienen los entregados a la fe sostiene la debilidad de los que aún no son capaces de sufrir por el evangelio.

En la 1 Tm ya había hecho Pablo a Timoteo parecidas recomendaciones animándole a que guardara el conjunto de la fe, el "depósito". Así Timoteo se convertiría en servidor de la Palabra (1 Tm 6,20;cf.2 Tm 1,12.14). Este es el apoyo sobre el que el creyente construye el edificio de su propia creencia: la fe. Con una visión así del mundo, no tiene inconveniente en emprender una auténtica acción evangelizadora.

Esta continua exhortación a mantenerse firme en los principios profesados (cf. 1 Tm 6,20) está motivada por la impopularidad que significa guardar esa actitud contraria al momento histórico. El que quiera lanzarse por caminos similares sabe que, en su acción cristiana, contará con la persecución de los adversarios y tal vez con el silencio de los buenos. Entonces más que nunca brillará esa forma de ser según la fe.

EUCARISTÍA 1989/46


3.

-Tomar la parte de sufrimiento que corresponde para el anuncio del evangelio (2 Tim 1, 6-14)

Bellísimo pasaje de la carta de un apóstol a uno a quien había impuesto las manos. El don de Dios entonces recibido ha de ser avivado siempre; es un don dinámico que debe servir a todos en la Iglesia. No hay, pues, que tener ni vergüenza ni miedo de dar testimonio, sino asumir la propia porción de sufrimiento en el anuncio del evangelio. Es conmovedor encontrar aquí lo que será el ritual de ordenación en su estructura elemental: Imposición de las manos, intervención del Espíritu Santo, don de Dios. Quizá esta especie de monición que leemos aquí se empleara litúrgicamente. El ordenado ha recibido un carisma para el bien y al servicio de la Iglesia. Es un espíritu de fortaleza, de amor y de buen sentido. Ahora es preciso que ejerza el ministerio sin miedo, anunciando el evangelio. Timoteo ha sido sólidamente preparado para ello. Es depositario de la enseñanza que ha recibido y la debe guardar y transmitir fielmente.

Este texto no puede dejar indiferentes a quienes han recibido el don del Espíritu en la ordenación, pero afecta también a todos los cristianos para que entiendan mejor lo que es el ministerio de sus obispos y sacerdotes y les ayuden con su actitud, su servicio y su oración. Es una perspectiva sacramental de la permanente estructuración de la Iglesia, trabajo que exige abnegación, renuncia, fortaleza, sufrimiento y fidelidad al depósito de la fe, la cual, debiendo ser estudiada, profundizada, explicitada, nunca puede ser traicionada, ni sustituida por ideas personales que no estén claramente contenidas en ella.

EL AÑO LITURGICO: CELEBRAR A JC 7
TIEMPO ORDINARIO: DOMINGOS 22-34
SAL TERRAE SANTANDER 1982.Pág. 134 s.

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