REFLEXIONES
 

1.

El tema de la relación de pareja y del valor y el sentido del matrimonio para los cristianos no sale muy a menudo en la Escritura y por tanto no sale mucho tampoco en nuestras predicaciones. Pero hoy sí sale. Y, por tanto, hoy será un buen día para hablar y reflexionar sobre él, dada su importancia. Y habrá que hacerlo como una llamada estimulante, positiva, que arranca del comienzo de todo y que Jesús convierte en llamada evangélica.

EL RELATO DEL GÉNESIS

La página del Génesis que hoy leemos como primera lectura es un gran texto que valdrá la pena comentar, con toda su intensidad, como un canto a la vida que desde el inicio tiene uno de sus firmes puntales en la atracción y la relación de la pareja humana.

MA/REALIZACION:

El punto de partida del texto es la necesidad humana de estar en compañía. No podemos vivir solos, estamos hechos para la relación con los demás, estamos hechos a base de relación con los demás (por eso cuando muere algún ser querido, una parte de nosotros mismos muere con él, porque los demás forman parte, son, nuestra vida). No estaría fuera de lugar valorar hoy la importancia que tenemos los unos para los otros, una importancia que no puede suplir ni tan solo el dominio sobre toda la creación (dar nombre a los animales es dominar la creación).

Esta relación y compañía se realiza con una plenitud distinta de cualquier otra relación en la unión del hombre y la mujer. Es la pieza clave, la gran expresión, la gran realización de este acompañamiento entre los seres humanos. La atracción entre un chico y una chica, la estabilización de esta relación, el convertirla en amor incondicional, compromiso mutuo, relación sexual... constituye uno de los ejes básicos de la obra creadora de Dios. Hoy habrá que animar a los jóvenes a descubrir en su camino de amor el gozo de Dios que les acompaña, y animar a los mayores a sentirse también gozosos en este mismo camino. La alegría de Adán cuando despierta y ve a Eva es todo un programa.

MUJER/IGUALDAD: (También puede mencionarse un elemento que cuando el texto fue escrito tenía una notable importancia; la mujer es igual al hombre, es "hueso de mis huesos y carne de mi carne". No es ni un ser inferior ni una esclava).

EL REALISMO DEL EVANGELIO

El proyecto de relación de amor y unión incondicional de hombre y mujer no es un proyecto que funciona automáticamente; viene marcado por todos los defectos, debilidades y taras que los hombres y las mujeres arrastran sobre sus espaldas; es una gran ilusión, pero al mismo tiempo está tocado por dificultades y decepciones de todo tipo. Y seguro que todos los matrimonios (y todas las parejas de novios) conocen bien esta experiencia.

Una solución sería: ahora que nos va bien, permanecemos juntos, ahora que no nos va bien, nos separamos, da igual. Pero Jesús hace una propuesta mucho más rica, mucho más humana. Y la propuesta es que la llamada de Dios, la llamada que humaniza, pide poner todo el esfuerzo para reforzar constantemente este camino de unión. Hoy valdría la pena hacer hincapié en el valor de este esfuerzo. Un esfuerzo que se hace no porque "nos lo manden", sino porque es lo mejor que podemos hacer, lo que nos dará más felicidad.

Y Jesús aún dice algo más a las parejas cristianas. Dice que el cristiano, si lo es verdaderamente, tiene que ser capaz de mantener su amor ocurra lo que ocurra. Como un signo del amor absoluto de Dios.

El sacramento del matrimonio será eso: la experiencia más plena de acompañamiento mutuo que se puede dar entre los seres humanos (cf. primera lectura) se convierte en signo público, eclesial, del amor absoluto que es Dios. (Y una nota final. Ya se ve que el tema del evangelio de hoy no es la cuestión de las leyes del divorcio. Estas son -nos dice Jesús- mecanismos para resolver problemas generados por las durezas de corazón que estropean lo que no debería haberse estropeado. Pero este tema de las leyes -en aquellos tiempos, más de "repudio" que de "divorcio"- no preocupa mucho a Jesús).

JOSEP LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1991, 14


2.

-PERFILANDO QUIÉN ES JESÚS

En la segunda parte del evangelio de Marcos, donde entramos después de la confesión de Pedro, los diferentes interlocutores de Jesús -sean o no discípulos, incluso los adversarios- contribuyen, con sus preguntas (a veces trampas, como hoy) a que se vaya definiendo la figura de Jesús. Los evangelios que iremos escuchando estos domingos hasta el final del año litúrgico deberían ayudarnos a definir los perfiles de la imagen que cada uno tiene de Jesús.

Con todo, hay que tener en cuenta que no leeremos la culminación del texto en esta serie de domingos, sino que ya la tuvimos como centro de las celebraciones pascuales: la muerte y la resurrección de Jesucristo constituye la clave de interpretación de todo el evangelio y de la figura de Jesús.

-LA NOVEDAD DE LA CARTA A LOS HEBREOS

/Hb/LIBRO: La novedad de este domingo radica en la segunda lectura: iniciamos una lectura semicontinua de la carta a los Hebreos. La leeremos durante siete domingos, hasta que se acabe el año litúrgico. El estilo de esta carta es muy diferente, por ejemplo, del que tenía la carta de Santiago, que hemos escuchado estos domingos anteriores. Santiago iba a cosas concretas, muy concretas, respondiendo a situaciones de vida de la comunidad cristiana. El autor de la carta a los Hebreos no trata de cosas concretas, pero quiere dar respuesta a un «estado» de vida de la comunidad cristiana. Este «estado» consiste en que los cristianos se han adormecido, han perdido el dinamismo inicial, la ilusión de la primera generación; se han habituado a ser cristianos de nombre, pero han empezado a perder el sentido que ello tenía para sus inmediatos antepasados; se les ha desdibujado también la figura de Cristo: no recuerdan tanto la cruz como la gloria y, por tanto, vivirán una existencia cristiana en la que el sacrificio, la entrega, el compromiso... se relajarán; el estilo de vida del Hijo de Dios encarnado, hecho hombre, puede dejar de revivir en aquellos que se llaman cristianos. Por eso, apenas iniciada la lectura de hoy, se nos dice: «Al que Dios había hecho poco inferior a los ángeles, a Jesús...»; y recuerda «su pasión y muerte» sin olvidar la «gloria»; el camino hacia la «salvación» pasa por los «sufrimientos».

El autor de esta carta, para dar respuesta a esta situación de los cristianos y dar nueva vitalidad a la existencia cristiana, les habla de Jesús, el Cristo. Es toda una lección para los que debemos «enseñar», predicar, exhortar. A veces, ante situaciones comparables a la de la comunidad de los Hebreos podemos reaccionar con un estilo de «reprensión». Y quizás lo que siempre conviene es mostrar a Cristo una y otra vez, poner la fuente al alcance de todo el mundo, para que todos puedan beber de ella. Toda una lección pastoral.

-LA HOMILÍA DE HOY

Aunque la segunda lectura no se escoge en relación con el texto del evangelio (por lo menos durante el tiempo ordinario), este estilo del autor de la carta a los Hebreos es el mismo que tiene Jesús, en el evangelio de hoy, para dar respuesta a una cuestión concreta: va a los orígenes. Por tanto, en el tema del divorcio, que hoy trata el evangelio, tenemos la ocasión para no eludir el tema, pero también para tratarlo al estilo de Jesús: subrayando lo que es esencial, cuál es la voluntad de Dios para el hombre y la mujer, cuál es la base sobre la que una pareja se compromete en matrimonio...

El evangelio de hoy puede ser una buena ocasión para recordar y valorar a los matrimonios que asisten a la Eucaristía la importancia de su compromiso: conviene recuperar de vez en cuando la ilusión de los orígenes, recordar que el amor sigue siendo bendecido por Dios y sigue siendo «sacramento» para la Iglesia.

También será ocasión -pero intentando no ser catastrofistas- para poner ante Dios, en la oración de la comunidad, la realidad actual tan numerosa de matrimonios rotos, con todo lo que supone de consecuencias negativas para las familias y para la sociedad.

En fin, puede ser ocasión para plantearse qué respuesta damos como comunidad cristiana a la cuestión matrimonial (acogida de parejas, celebración del sacramento...) y a la cuestión familiar: cómo ayudamos a que la voluntad de amor que Dios tiene para con las parejas sea posible en el día a día, cuando las cosas ya van tomando envergadura, cuando los hijos van introduciendo factores nuevos, cuando la economía familiar no es fácil...

JOSEP M. ROMAGUERA
MISA DOMINICAL 1994, 13


 

3.

Un cristiano debe decir que JC presenta un ideal, y que este ideal es el único que realiza verdaderamente el proyecto de Dios sobre los hombres. O sea, que es el único que hace que el hombre se realice verdaderamente como persona. Y ese ideal consiste en el amor que dura y crece siempre, que quiere seriamente el bien del otro, que hace todo lo necesario para cultivar ese amor. El amor que es consciente de que, en definitiva, está realizando el propio Amor de Dios.

Este ideal resulta muchas veces difícil. Como difíciles son los demás ideales que presenta Jesús: amar a los enemigos, perdonar siempre, venderlo todo y darlo a los pobres... Pero en cambio, sabemos todos que un mundo que realizase todos estos ideales sería, de verdad, el mundo de Dios: el mejor mundo para los hombres. Y por tanto, debemos seguir anunciando estos ideales y luchando por realizarlos.

Y respecto al tema de este domingo, el de la unión del matrimonio, habría que insistir en que para mantener y afirmar esta unión se precisa esfuerzo, un esfuerzo que merece la pena hacer: si se alimenta el fuego del amor, este fuego podrá mantenerse siempre, intenso y vivo. Y realizar ese esfuerzo es seguir el camino de Dios, y ser testigos del amor de Dios. Y ser testigos de que realmente, el proyecto de Jesucristo es un proyecto que merece la pena.

Y todo esto se concreta: tener mutuas atenciones, conocer lo que molesta al otro y evitarlo en cuanto se pueda, hablar de los problemas y no guardarlos eternamente, estar atento a las preocupaciones del otro, etc. Y además, algo muy específico: luchar contra el machismo que sigue dominando brutalmente las relaciones entre hombre y mujer (desentenderse del trabajo y los problemas de la casa, controlar el dinero el hombre solo, considerar indiscutibles los propios criterios, buscar sólo la propia satisfacción sexual y no pensar en la mujer, salir los domingos y dejar a la mujer sola en casa, etc.)

J. LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1982, 18


4. Se enriquece el beso del anillo nupcial con indulgencia

DECRETO DE LA SAGRADA PENITENCIARÍA APOSTÓLICA

(A. A. S. 10-17 de diciembre de 1959; pág. 921)

Para favorecer el amor y la fidelidad conyugal, sobre todo en este tiempo, en el que los derechos naturales y divinos del matrimonio tan indigna y frecuentemente son despreciados, Su Santidad Juan XXIII, Papa por la Divina Providencia, en la audiencia del 21 de noviembre, acogiendo de buen agrado la petición que le fue hecha por el Cardenal Gran penitenciario, abajo firmante, se ha dignado conceder a los cónyuges que piadosamente besaren, individualmente o en común, el anillo nupcial de la esposa (1), y recitaren con devoción y contrición la invocación. "concédenos, Señor, que amándote, nos amemo, el uno al otro y vivamos según vuestra santa ley", u otra semejante, el poder beneficiarse una vez en el día del aniversario de la boda (2), de una indulgencia parcial de 300 días. Sin que obste nada en contrario.

Dado en Roma y por la Sagrada Penitenciaría Apostólica, el día 23 de noviembre de 1959.

N. Card. Canal¡
Gran Penitenciario

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(1) El Ritual Romano sólo prevé la bendición del anillo de la esposa.

(2) Una notificación de la Sagrada Penitenciaría Apostólica de 22 de diciembre de 1959 (A. A. S., 30 de enero de 1960, pág. 62), ha hecho notar que en el Decreto de 23 de noviembre de 1959, por error tipográfico, fueron omitidas las palabras "del aniversario de la boda", que deben, en consecuencia, incorporarse al texto del citado decreto, como nosotros hemos hecho.

 


5.

Sin el amor que encanta
la soledad del ermitaño espanta.
Pero es más espantosa todavía
la soledad de dos en compañía

                                          RAMÓN DE CAMPOAMOR