COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
1 Tm 06, 11-16

 

1.

Espléndida exhortación sobre el testimonio cristiano. El v.12 alude a cómo Timoteo "hizo noble profesión ante muchos testigos".

No sabemos si se refiere a la profesión de fe bautismal o a una valiente confesión ante perseguidores, en una ocasión que nosotros desconocemos. Tanto si se trata del sacramento del bautismo como si es una persecución por el nombre de Jesús, debe ponerse en relación con la confesión del propio Jesús, que ante Poncio Pilato dio testimonio de la verdad y proclamó sin temor su realeza (v.13). El discípulo de Jesús tampoco debe tener miedo de proclamar la verdad delante de las autoridades de este mundo.

Pero hay también otro testimonio, en cierto modo más difícil, porque no es la decisión heroica de un momento, de la que todo el mundo es más o menos capaz, sino que está hecho de fidelidad indefectible en la práctica cotidiana de las virtudes, ante Dios (religión, fe) y ante el prójimo (justicia, amor, paciencia, delicadeza) (v.11). Bautismo sacramental, martirio sangriento y martirio incruento de la fidelidad de cada día sólo son posibles a partir de la fe, que significa vivir el presente pendientes de un futuro que no palpamos, en función de la venida de JC y del Dios inmortal, a quien "ningún hombre ha visto ni puede ver" (vv. 15-16)

HILARI RAGUER
MISA DOMINICAL 1977/17


2.

Este texto encajaría mejor en la liturgia del presente domingo si comenzara unos versillos antes y se prolongara hasta el 19. El autor acaba de hablarnos de la codicia de los falsos maestros, a la que ahora quiere contraponer la conducta de un verdadero "siervo de Dios". Por eso el texto original se introduce con una adversativa: "pero tú, siervo de Dios..." De igual forma, en los versillos siguientes a esta lectura, se amonesta a los ricos para que pongan su seguridad en Dios y no en los bienes perecederos.

Es una lástima que, al escoger el texto, no se haya tenido en cuenta que las otras dos lecturas coinciden en una misma crítica a la vida muelle y a la falsa seguridad de los ricos. En el contexto original se llama a Timoteo "siervo de Dios" porque ha elegido servir a Dios y no a las riquezas. Como tal siervo de Dios debe emplear su vida en la consecución de bienes más altos y no dejarse dominar por el dinero. En consecuencia, deberá practicar aquellas virtudes que regulan tanto la relación con Dios "la religión" como la que se da entre los hombres (la justicia), y en ambos casos de acuerdo con las tres virtudes fundamentales de la vida cristiana que sabe dispensar los defectos ajenos.

Esta "profesión de fe ante muchos testigos" la haría Timoteo en su bautismo, como sigue siendo costumbre hasta nuestros días.

Pero la profesión de fe no se hace sólo ante la iglesia o los fieles sino, principalmente, ante el Dios vivo y su enviado Jesucristo, el cual dio testimonio de la verdad ante los tribunales y ahora ha sido constituido en juez de vivos y muertos. A la confesión de fe sigue la aceptación de Mandamiento: el que quiera alcanzar la vida eterna ha de confesar la fe, ha de bautizarse y ha de cumplir el mandamiento del amor que es el resumen de todos los mandamientos. Confrontados con la venida del Señor debemos cumplir su mandamiento, porque sobre esto, sobre el amor, seremos juzgados cuando vuelva.

Probablemente estas palabras recogen la conclusión de un himno litúrgico, de ahí que contengan una doxología con el "amén" final. Se contrapone la realeza de Jesús a cualquier apoteosis humana y al señorío de los emperadores. Porque sólo Jesús es el Señor.

EUCARISTÍA 1986/46


3. /1Tm/06/11-21

Llegamos al final de la primera carta a Timoteo. Aquí, pues, hablaremos también de las palabras que Pablo dirige a su representante de Éfeso, como siempre, como si fuese definitivamente admitida por la ciencia bíblica la autenticidad de las «pastorales». En realidad, hay muchos exegetas que no creen que el autor de estas cartas sea Pablo. Y no les faltan poderosas razones. Pero pesan mucho más los argumentos que militan en pro de la autenticidad. Por tanto, creemos que Pablo escribió también las cartas pastorales a través de un discípulo. Pero para unos y otros las «pastorales» son palabra de Dios dirigida (ficticia o realmente) a Timoteo, a Tito, a sus Iglesias... y por ellas a nosotros.

La insistencia en la «sana doctrina» (1 Tm 1,10; 2 Tm 4,3...) como norma fuerte es una de las razones aducidas en contra de la autenticidad, ya que sólo se halla ocasionalmente en las cartas de Pablo (p. ej., en Rom 6,17; 16,17). Nuestra perícopa subraya precisamente esta sana doctrina. El tema se halla dentro de la exhortación a «conservar el mandamiento sin tacha ni culpa», es decir, todo el mensaje religioso de Cristo (14), y en el v 20, que manda igualmente «guardar el depósito». Creo que la insistencia en el tema se puede explicar perfectamente bien en las «pastorales», por la gran importancia que en ellas adquiere la lucha contra la herejía.

Pero precisamente aquí se esconde una de las lecciones de Pablo insistentemente olvidada a lo largo de la historia. Pablo veía cómo las herejías empezaban a aparecer en sus Iglesias. Ve su peligro, y a veces llega a esbozar las líneas doctrinales de estas herejías. Pero esto no le lleva a detallar y definir más puntos doctrinales. Al contrario, se refugia en las confesiones litúrgicas y ya tradicionales de la fe, sencillas y conocidas...; aquí, en la confesión y adoración del verdadero Rey de Reyes, el Inaccesible que nadie puede contemplar a pesar de las pretensiones que los «gnósticos» tienen de conocerle (15-16): «A él honor y dominio eterno. Amén».

E. CORTES
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 345 s.

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