COMENTARIOS A LA PRIMERA LECTURA

Ex 32, 07-11. 13-14

 

1.BECERRO-ORO.

-Contexto: "Moisés se adentró en la nube y subió al monte, y estuvo allí cuarenta días con sus noches". Así termina el cap. 24 tras describir el rito de la Alianza y después de la interrupción de los cap. 25-31 en los que se ordena la construcción del santuario, fabricación de utensilios y consagración de los sacerdotes... De nuevo nos encontramos con el pueblo, impaciente porque no sabe lo que le ha pasado a su guia: Moisés.

La etapa de peregrinación siempre resulta difícil, y de manera especial cuando nos falta un guía. Por eso, el pueblo viendo que Moisés no acaba de bajar se construye, con la anuencia de Aarón, un becerro de oro, un dios humano que le oriente, que le interprete los diversos acontecimientos... Sólo así el pueblo se siente seguro.

-Texto: El Señor se irrita y Moisés tendrá que interceder a favor de los suyos ya que se han desviado del camino verdadero.

La intercesión-súplica viene descrita en los vs. 10-14 y se apoya en tres argumentos: 1) v.11: ¿Qué significado tendrá la liberación que Dios ha obrado hasta el momento presente si todo viene a destruirse ahora? 2) v.12 argumento del ridículo: si el Señor destruye al pueblo. El quedará en ridículo ante los egipcios perdiendo, por tanto, toda reputación; y 3) v.13: ¿dónde irá a parar la promesa hecha a los padres? Dios debe continuar su obra liberadora si quiere llevar a feliz término la promesa jurada a los antepasados.

Si Dios destruye al pueblo, el único descendiente de la promesa que queda es Moisés. Y el Señor le propone un plan muy halagüeño al sentir humano: "Veo que este pueblo es un pueblo testarudo. Por eso, déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti, sacaré un gran pueblo" (v.10). Pero Moisés no acepta esta honrosísima excepción, y por eso responde: "o perdonas sus pecados, o me borras de tu registro" (v.32). Al solidarizarse con los suyos, si Dios le hace morir, quedan invalidados el juramento y la promesa (algo imposible ya que la promesa debe continuar). Al querer correr la misma suerte que su pueblo, intercede eficazmente por ellos. Así el Señor tendrá que arrepentirse "de la amenaza que había pronunciado".

-Reflexiones: El auténtico líder y mediador de todo pueblo es aquel que quiere correr la misma suerte que los suyos, sin halagos, sin excepciones, sin ventajas personales... ¿así son también nuestros líderes religiosos y políticos? Sin duda que viven con el pueblo, sufren con ellos, comparten sus problemas y miserias, se mojan en la realidad cotidiana de sus vidas. ¿Se lo creen Vds.? Yo tampoco. ¡Pobre pueblo! ¿Por qué te dejas engañar? ¡Espabílate! En todo peregrinar humano, también en el religioso, es muy útil la existencia de un guía experto que nos oriente (recalco lo de experto, no es necesario que sea clérigo). Pero deber de todo guía es enseñar a caminar al pueblo. Israel no sabe caminar solo y se fabrica sus ídolos, muchos cristianos hoy tampoco saben caminar... y se construyen sus nuevos ídolos. Ni los unos ni los otros han alcanzado la madurez. Guía perverso y opresor será aquel que goce teniendo siempre sometidos a los demás por su conciencia, por su... y los opresores son infinitos. ¡Pueblo, si deseas la madurez, espabílate!

A. GIL MODREGO
DABAR 1989, 46


2.

El leccionario no nos hace leer el pecado del becerro de oro (vv.1-6), sino sólo sus consecuencias. Y es una lástima, porque vale la pena examinar qué fue aquel pecado (por lo menos según el relato bíblico). No se debe entender literalmente como una idolatría, o sea la pretensión de divinizar un objeto. El toro joven, símbolo natural de fuerza y de fecundidad, era en el Oriente antiguo una de las formas de representar a la divinidad.

En Israel, queda claro que Yahvé no puede ser visto, y que si hay algún símbolo de su presencia, como por ejemplo el arca, ni es Dios ni siquiera lo representa, sino que sólo es el escabel donde, antropomórficamente hablando, se supone que descansan sus pies. El pecado del pueblo no es ninguna apostasía. Ellos quieren seguir adorando a Yahvé, que les sacó de Egipto (vv.4 y 8), pero concretado en una representación, contra la prohibición divina. Y el jefe del linaje sacerdotal, Aarón, se ha hecho plenamente culpable de haber condescendido con este deseo del pueblo. En lugar de velar por la pureza de la fe yahvista, se ha rebajado al camino fácil de la religiosidad popular. Edifica un altar ante el becerro, ofrece sacrificios, hace que el pueblo coma, beba y se divierta, y a todo el conjunto lo llama "una fiesta en honor de Yahvé" (vv.5-6).

En contraste con el desafortunado papel del sacerdote Aarón, el profeta Moisés se muestra intransigente y reacciona airadamente: rompe las tablas de la alianza, reduce a polvo el becerro y obliga al pueblo a beberse ese polvo mezclado con agua, reprende duramente a su hermano Aarón y, ayudado por los hijos de Leví, lleva a cabo una matanza entre el pueblo desobediente (vv.15-29).

Pero entre el pecado y el castigo está justamente el fragmento que hoy leemos (vv.7-14): la intercesión de Moisés y el perdón de Dios. Pecado y castigo tienen lugar abajo, en el campamento; intercesión y perdón se realizan arriba, en la montaña santa.

Todo lo contrario que los demagogos, Moisés es duro y exigente cuando se encara con el pueblo, pero lo ama, porque es el suyo, lo defiende ante Dios y rechaza la propuesta divina de exterminar a aquellos rebeldes y darle otro pueblo más grande y que le sea más dócil (v.10;cf.Nm 14,12). Moisés no transige con el pecado, pero ama a aquel pueblo pecador, que es el suyo, y no querría cambiarlo por ningún otro.

HILARI RAGUER
MISA DOMINICAL 1977, 16


3. D/TRASCENDENCIA: D/IRA

Las emociones humanas se convierten en parábolas de la sensibilidad divina. La ira de Dios es anunciada a aquellos que quieren hacer de él un "buen hombre". En la explosión de su ira se esconde el sorprendentemente Otro: ahí resplandece su abrasadora santidad. La Biblia habla de tales sentimientos divinos, no precisamente para limitar a Dios en el pequeño marco de la humana forma de pensar, sino con mucha frecuencia para acentuar su tremenda diversidad: Dios es el Otro. Dios se muestra apasionado porque es el Dios viviente, y como tal es persona. Aún más a menudo que de la ira de Dios, la Biblia habla de su impensable bondad, revelándosenos ésta como la "efervescencia de su corazón": un amor cercano.

En la lectura escuchamos que Dios se arrepiente de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo. No podemos tomar aquí este arrepentimiento como versatilidad o signo de debilidad.

Dios suaviza sus intenciones a instancias de Moisés, porque éste le recuerda sus grandes actos salvíficos y sus propias promesas. Moisés se conduce movido precisamente por la grandeza del nombre de Dios y del sentimiento de bondad que crece en su corazón. Quien con más audacia ha reproducido este tema de la revelación es el profeta Oseas. Yahvé quería de verdad castigar la infidelidad del reino del norte: "Se me revuelve el corazón, se me conmueven las entrañas. No cederé al ardor de mi cólera...". Este cambio del sentimiento es precisamente lo sobrehumano: "Pues yo soy Dios y no un hombre, santo en medio de ti y no un enemigo a la puerta".

Precisamente por su misericordia ilimitada es Dios divino.

EUCARISTÍA 1986, 44


4. ORA/EGOISMO  INTERCESION/MOISES ORA/SOLIDARIDAD 

El episodio descubre una ley esencial de la oración, que debe ser ante todo teocéntrica. Cuando un pecador se acerca a Dios en la oración trata a veces de disculparse, pide un perdón que le restituiría su integridad perdida, promete obrar mejor en el futuro. Pero todo esto es todavía muy egocéntrico: el hombre se coloca en el centro de la oración y trata de recuperar una paz y un equilibrio interiores. Moisés se sitúa de muy distinta manera en la oración: contempla a Dios en su benevolencia constante, en su permanente paciencia, en su fidelidad a la alianza. Esta oración es escuchada necesariamente: Dios no puede por menos de proseguir la obra de su misericordia.

Orar es compartir la mentalidad de Dios.

Moisés ha sido presentado frecuentemente como el intercesor por excelencia entre Dios y los hombres. Hace ya este papel cuando las plagas de Egipto (Ex 3. 22-23; 8. 4; 9. 28; 10. 17), y no deja de representarlo a lo largo de la agitada permanencia del pueblo en el desierto (Ex 3. 22-23; 32. 11-32; Nm 14. 13-19; 16. 22; Dt 9. 23-29).

MOISES/MEDIACION:MEDIACION/MOISES: Este concepto del mediador nace espontáneamente en un contexto en el que el pueblo se encuentra fatalmente pecador y débil frente a un Dios poderoso y severo. Entonces, el pueblo delega fácilmente, para hablar con Dios, en quien se le presenta como el más justo, revestido de poderes divinos. Este concepto de mediador se enriquece en este relato con un punto de vista nuevo y absolutamente decisivo: Dios no reconoce como intercesor habilitado ante Él más que a quien se desposa con la humanidad y se solidariza totalmente con ella, cualquiera sea su pecado. Para Dios, el interlocutor válido no es el "justo" en el sentido legalista de la palabra, sino quien se entrega totalmente al servicio del pueblo, corriendo el riesgo de perderse con él si es preciso.

Dios está mejor representado cerca de los hombres por un servidor que se desprende de todo por ellos, mejor sin duda que por un testigo vengador de su poder y de su santidad.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VII
MAROVA MADRID 1969.Pág 61 s


5.

La primera lectura nos presenta la figura de Moisés, constituido alianza del pueblo para restaurar el país. Tentado a volver a empezar desde cero después del aparente fracaso de su misión.

Moisés acalla estas vanas esperanzas personales para situarse como intercesor entre Dios y el pueblo. El estilo de vida de Moisés ha hecho de él, en la tradición judía, el prototipo del mediador que después llevará a su pleno cumplimiento Jesús.

MISA DOMINICAL 1990, 7