COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mt 10, 26-33

1.

Texto. Una característica muy acusada de Mateo es el reordenar diversas palabras de Jesús formando unidades discursivas. El texto de hoy pertenece a la segunda de estas unidades, que abarca la totalidad del cap. 10. Hilo conductor de la unidad: dificultades de los doce para el cumplimiento de su misión dentro de Israel. Es importante subrayar que los horizontes de esta misión no son universales sino estrictamente locales. Así se señala explícitamente al comienzo de la unidad: "No vayáis al extranjero" (Mt 10,5). Se trata, pues, de una misión destinada al que, a estas alturas de la obra, aparece todavía como único y verdadero Pueblo de Dios. Subrayemos también lo siguiente: se trata de una misión destinada a quienes se profesan creyentes. De algunos de estos creyentes se ha dicho que son lobos. "Os mando como ovejas entre lobos" (Mt 10, 16). Con estos antecedentes no tiene, pues, nada de extraño que los enviados puedan sentir miedo. De ahí la triple invitación "no tengáis miedo" (vs. 20, 28 y 31). En realidad el texto de hoy puede calificarse de esfuerzo de Jesús con vistas a lograr que los enviados superen el miedo que sin duda sentirán en el decurso de la misión. El texto enumera diversas razones para superar el miedo.

La primera razón es de corte sapiencial-proverbial. Son los vs. 26 y 27. Nada hay cubierto que no deba descubrirse, ni escondido que no deba saberse (vs. 26). La razón tiene un innegable aire indefinido. Tal vez por ello no hay que buscar detrás de ella un sentido particularizado sino una impresión global que se trata de transmitir. Su conexión con el v. 27 permite entenderla en el sentido de que el proceso desencadenado por la palabra de Jesús es irreversible y nadie lo puede detener, por más obstáculos que ponga.

Segunda razón. v. 28. No es a los hombres sino a Dios a quien hay que temer.

Tercera razón. Vs. 29 y 30. Los enviados han de saber que cuentan con la protección y cariño de Dios. Versículos muy logrados debido a la plástica de las imágenes empleadas. Los tres últimos versículos no son, propiamente hablando, razones para superar el miedo. Incluso a nivel de formulación son distintos de los anteriores. "Todo el que se ponga de mi parte, todo el que me niegue". La formulación general e impersonal abre el texto a situaciones y tiempos que trascienden el mero momento histórico de los doce. La misión tiene que ver con la persona de Jesús. Se trata de una novedad importante dentro de Israel. Asumirla o rechazarla no es indiferente.

Sugerencias para el comentario:

-Los obstáculos a la Palabra de Dios surgen en el interior mismo del Pueblo de Dios. -El texto no tiene en cuenta una dialéctica creencia-increencia, sino una dialéctica entre diversas formas de creencia dentro del propio Pueblo de Dios.

-Ser cristiano y ser religioso no se confunden. Pueden ser actitudes diferentes e incluso contrapuestas.

-Israel e Iglesia son términos intercambiables. Lo acontecido en Israel es perfectamente repetible en la Iglesia.

ALBERTO BENITO
DABAR 1987/34


2.

Observación metodológica.

Un evangelio es una composición literaria formada por unos relatos que previamente habían tenido una razón de ser y un sentido autónomos. Surgidos aisladamente en otro tiempo, estos relatos fueron recogidos más tarde por un autor, reuniéndolos en vastos conjuntos. Debido a esta conjuntación, la interpretación de los relatos debe hacerse a partir del marco de tales conjuntos y según el puesto que a cada uno le asignó el autor dentro de ellos, pudiendo muy bien suceder que un relato tenga ahora un sentido distinto al que tuvo en su existencia pre-literaria.

La tarea de la exegesis es descubrir este nuevo sentido que el relato adquiere como pieza del engranaje literario. Esta toma de conciencia literaria es relativamente reciente. De ahí que los resultados de la exegesis puedan parecer a algunos poco tradicionales. Contexto.

A la proclamación de las líneas maestras del Reino de los Cielos (caps. 5-7), Mateo hace seguir una serie de relatos, fundamentalmente curaciones, a través de los cuales quiere poner de manifiesto el significado de esas lineas.

Literariamente hablando, los caps. 8-9 son dramatizaciones.

En ellas ha ido apareciendo por vez primera en la obra una oposición a Jesús. Esta oposición viene representada por los letrados, los fariseos y los discípulos de Juan. Es una oposición religiosa, que termina acusando a Jesús de no religioso, de demoníaco (cfr. Mt. 9, 34). Acto seguido, Mateo elabora un cuadro de contrarréplica que comienza en 9, 35: los grupos religiosos están creando personas maltrechas y derrengadas; son necesarias nuevas personas religiosas, nuevos trabajadores que no agobien ni abrumen. Dentro del cuadro de contrarréplica, el cap. 10 lo componen una serie de palabras de recomendación, de aviso y de ánimo.

Sentido del texto.

La unidad temática y el tono de las palabras están perfectamente marcados por la triple exhortación a no tener miedo (vs. 26, 28 y 31).

Miedo ¿a quién? Texto litúrgico: a los hombres. Inexacto. El contexto indica que no se trata de los hombres en general sino de los hombres religiosos (cfr. Mt. 10, 25 y 9, 34). Son los hombres del fundamentalismo religioso. Es la oposición religiosa que Mateo ha ido haciendo aparecer a lo largo de los caps. 8 y 9 como contra-personaje de Jesús.

¿Quién no tiene que tener miedo? Los apóstoles. Exacto. Pero en Mateo este término no tiene sentido jerárquico. Designa la totalidad de los discípulos de Jesús y que Mateo reduce significativamente a doce: frente al viejo Israel de las doce tribus, el nuevo Israel de los doce.

El nuevo Pueblo de Dios no debe tener miedo a los fundamentalistas religiosos. Tres razones. Primera: la concepción religiosa de Jesús seguirá adelante a pesar de la oposición también religiosa de los fundamentalistas (vs. 26-27). Segunda: Estos acudirán incluso a métodos mortales (v. 28a). Pero la integridad física no da la medida de la persona. La integridad personal no se agota con la integridad física. La integridad personal no la mata ni siquiera el arma mortífera del fundamentalista religioso. No es a éste a quien hay que tener miedo, sino a Dios, porque es Dios quien da la verdadera medida de la persona (v. 28b). Ahora bien, ¡Dios está de vuestra parte, pequeño rebaño! ¡Dios es padre! La perdida de la integridad física no os debe asustar. Esta pérdida tiene un sentido y Dios no está ausente. Con los vs. 29-31 Mateo trata de salir al paso de una concepción judicial y terrorífica de Dios que el vs. 28 podría aparentemente sugerir.

Los vs. 32-33 añaden una tercera razón por la que el nuevo Pueblo de Dios no debe tener miedo a los correligionarios intransigentes: Jesús mismo sale garante del nuevo Pueblo.

A la solidaridad por Jesús, éste corresponde con su solidaridad ante el Padre. Solidario con la suerte adversa del Maestro, el discípulo puede llegar a experimentar desánimo y ganas de retirarse.

El texto de hoy quiere salir al paso de este comprensible estado de ánimo, infundiendo en el discípulo ilusión y esperanza contra toda esperanza.

DABAR 1981/37


3.

Reemprendemos el evangelio de Mateo en la última parte de las instrucciones dadas por Jesús a los Doce cuando los envía, que vamos a leer hoy y el próximo domingo. Y estas sentencias de Jesús deben leerse sobre la base de la misión. El evangelio de hoy está dominado por los imperativos que se hacen a los discípulos: no tengáis miedo (a los hombres, a los que matan el cuerpo, porque valéis más que los gorriones) y temed (al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo).

La fe y la adhesión personal de los discípulos a Jesús deben manifestarse en la proclamación abierta y clara del mensaje del Maestro. El motivo por el cual el creyente-testigo no debe temer es que aquéllos que se oponen al mensaje no tienen un poder real sobre la vida ("matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma" = vida). El único dueño y señor de la vida y el que tiene poder sobre ella es Dios; si acaso es a El a quien debe "temerse", puesto que solamente El decide el destino de salvación o de condenación de cada hombre según la actuación de éste con respecto a los demás.

Un segundo motivo para no tener miedo dando testimonio de Cristo es la confianza en el Padre. Si su providencia llega incluso a los seres a los que apenas damos valor, mucho más tiene en cuenta la vida de cada hombre. No es que el Padre desee la muerte del discípulo o testigo de Cristo; lo que quiere el Padre es que este mensaje de amor llegue a todos. La muerte, si viene por esta causa, es el sello de este testimonio y Dios está presente -como lo estuvo en la Cruz- en aquél que da este testimonio, dándole la vida y la salvación definitivas.

La vida o la muerte, la salvación o la perdición definitiva de cada persona depende de la postura que cada uno tome ante Cristo. Lo que debe decirse a pleno día y pregonarse desde la azotea para que todos puedan oírlo es básicamente que se pertenece a Cristo, que somos solidarios con El por la adhesión de fe, de amor, de entrega personal. A este reconocimiento o confesión pública que el discípulo hace de Cristo corresponde un reconocimiento que Cristo hace del discípulo ante el Padre: así, el destino final de cada hombre depende de la palabra de reconocimiento o negación que Cristo pronuncia sobre él ante el Padre.

(Mt es el único evangelista sinóptico que habla aquí directamente del "yo" y no usa la expresión "el Hijo del Hombre", insistiendo así en la autoridad definitiva del mismo Jesús. Véase también este texto en relación con Mt 25).

JOSEP ROCA
MISA DOMINICAL 1981/13