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H O M I L Í A

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DOMINGO V DEL
TIEMPO ORDINARIO

CICLO B

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-¿El paciente Job?

Hemos escuchado en primer lugar, un fragmento del libro de JOB. A veces se habla del "paciente" Job, pero en realidad el personaje que nos presenta el libro del A. T. no coincide demasiado con lo que nosotros solemos entender por "paciencia". Más bien Job es EL HOMBRE QUE NO SE RESIGNA, que protesta, que incluso quiere pasar cuentas con Dios. Y en el mismo libro salen otros personajes que se presentan como los buenos y defensores de Dios, que cargan las culpas en Job, que quieren que tenga paciencia y calle, pero que no son aprobados por Dios. "No me conocéis" les dice Dios.

Curiosamente, siglos después, EN NUESTRO TIEMPO, el diálogo podría ser muy semejante. Hay EL HOMBRE QUE SUFRE, que "se consume sin esperanza, a quien parece -como a Job- que su vida es baldía, sufriendo opresión. Y hay también LOS HOMBRES QUE SE CREEN CONOCEDORES de la voluntad de Dios, y se escandalizan ante la protesta del hombre que sufre, y le recomiendan paciencia y resignación, como si esta fuera la voluntad de Dios. PARECEN CREER QUE ES ORDEN DE DIOS EL QUE HAYA RICOS a quien sobra y pobres que pasan necesidad; PODEROSOS que imponen eso que llaman "orden" y una multitud de gentes que siempre depende de la voluntad de los de arriba (para tener trabajo, para encontrar piso, para poder hablar...); UNOS que si están enfermos o si quieren dar estudios a sus hijos o cuando quieren descansar, hallan los caminos abiertos para escoger médicos o colegios y universidades o viajes, MIENTRAS OTROS - con las mismas necesidades- hallan las puertas cerradas o han de aceptar aquello que se les da (¡y agradecerlo!).

-JC quiere que el mundo cambie

¿ESTA ES LA VOLUNTAD DE DIOS? En una de las plegarias eucarísticas que proclamamos en nuestras reuniones dominicales, decimos que JC "anunció la salvación a los pobres, la liberación a los oprimidos y a los afligidos el consuelo". Y si sabemos leer el evangelio, veremos que esta salvación, esta liberación, este consuelo, JC no lo reduce al espíritu, al "alma", sino que él lo quiere PARA TODO el hombre y PARA TODOS los hombres.

Es lo que hemos leído en el evangelio de hoy. J no dice a la suegra de Pedro: "resígnate y quédate con tu enfermedad". No: Jc le da la mano y la levanta. Es el sentido de todas las curaciones que hallamos en el evangelio: J, PORQUE AMA, LIBERA DEL MAL, de cualquier mal. Y quizá ningún evangelio como el de MC acentúa tanto esta unidad en la acción de Jc: él comunica bien y libera del mal (lo combate), sin poner fronteras a su acción. Es lo que significa la constante unión que hallamos en el evangelio de Mc entre "curar muchos enfermos" y "expulsar muchos demonios".

En resumen podemos decir, que J NO DEJA EL MUNDO TAL COMO ESTA. Lo quiere cambiar. Y no se limita al espíritu, sino que actúa en todo el hombre. Porque J no ama a las "almas", sino a las personas, hombres y mujeres concretos (a la suegra de Pedro, por ejemplo).

Y este es EL EJEMPLO Y EL CAMINO QUE NOS DEJA. La voluntad de Dios no es que el mundo siga como es, que cada uno se resigne pasivamente. La voluntad de Dios (que Jc nos manifiesta) es que crezca el bien, todo el bien, del cuerpo y del espíritu; la voluntad de Dios es que luchemos contra el mal, contra todo mal.

-Es preciso estar convencidos: la fe

Pero un último aspecto conviene subrayar en las lecturas de hoy. En la realización de esta voluntad de Dios, JC escoge -más que nada- UNA ACCIÓN CONCRETA. J cura, libera del diablo, pero cree que su misión fundamental es otra: hablar, predicar, ANUNCIAR LA BUENA NUEVA.

¿No contradice esto lo que decíamos antes? ¿ES REALMENTE EFICAZ hablar para cambiar el mundo? Jc CREE QUE SI y por eso su Palabra tiene fuerza: la fuerza de su convicción, de su entrega hasta el extremo (hasta la muerte).

J no se limita a realizar él su acción. J QUIERE COMUNICAR SU FE EN LA ACCI_N A REALIZAR. Quiere convencer a otros hombres. Por eso cambió más el mundo con su palabra (convenciendo a otros) que con sus curaciones.

Es lo mismo que hemos leído en el testimonio apasionado de S. PABLO: "Hago todo esto por el Evangelio" y "ay de mí si no anuncio el Evangelio!" Quizá es algo que también nosotros deberíamos reflexionar: ES MUY IMPORTANTE, es indispensable, LA ACCIÓN que cada uno de nosotros pueda hacer para transformar el mundo, para que crezca el bien y su luche contra el mal. Pero no olvidemos que NO PODREMOS REALIZARLO SI NO ESTAMOS FIRMEMENTE CONVENCIDOS de ello. Nos falta creer. Y para creer, nosotros, y para COMUNICAR ESTA FE a los otros, es preciso hablar, comunicar el Evangelio.

J. GOMIS
MISA D0MINICAL 1976/03


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