COMENTARIOS A LA PRIMERA LECTURA
Jb 7, 1-4. 6-7

 

1. RV/PROGRESO.

A través de términos e imágenes, hábilmente elegidos, Job presenta el lado amargo y negativo de la vida. Compara la vida del hombre con el servicio militar. Pero en la vida militar Job no ve el lado positivo y sus aspectos heroicos, sino que la considera como una vida de lucha en servicio de otros, en un régimen de autoritarismo y despersonalización. Así se deduce de las imágenes que siguen a continuación: la del mercenario y la del esclavo, que gastan su vida en servicio de los demás sin recibir a cambio más que un salario bien recortado, en el mejor de los casos. Realmente una existencia así es una vida de desencanto y una triste suerte. A lo único que puede aspirar el hombre es a que pase pronto. La última parte parece cambiar de acento; como si Job sintiera nostalgia por la vida. Posiblemente se trata de una nostalgia desesperanzada que viene a añadir más amargura a la existencia.

Resignado a terminar sus días, Job, en nombre propio y sintiéndose solidario de la humanidad que sufre, se dirige al final a Dios para pedirle un respiro de paz antes de morir. Debe tenerse en cuenta que el libro de Job ha sido escrito hacia el s. V a. J.C., cuando todavía se tenían ideas muy vagas e imprecisas sobre la vida de ultratumba. Y realmente, sin la esperanza de la resurrección, la vida humana no es mucho más halagüeña de lo que la pinta Job.

Dios podía haberse revelado a sí mismo y haber revelado todo el misterio de la vida humana desde el primer momento. De hecho no fue así, sino que la revelación ha seguido un camino ascendente y progresivo, a la manera de la semilla que se va desarrollando paulatinamente. Ha seguido un camino lento y laborioso. El libro de Job es un buen testimonio de esta laboriosidad; es un buen exponente de la lucha del hombre por la conquista de la verdad.

Dios no sólo no se reveló plenamente al comienzo de la historia de la salvación, sino que ha exigido también la colaboración humana para que el hombre contribuyera con su esfuerzo en el descubrimiento de Dios y de sí mismo. Asistido por la luz sobrenatural, el hombre ha ido descubriendo los misterios de la vida divina y de la vida humana a través del mundo que le rodea y a través de si mismo. Por ejemplo, los profetas veían la solicitud y cuidado con que los buenos pastores trataban a sus rebaños y, ayudados de la luz de lo alto, descubrían que algo así debía ser la solicitud y el cuidado de Dios por los hombres. Veían los desvelos, el esmero y la ilusión que el labrador ponía en preparar su viña en espera de una buena cosecha y concluían que algo así debían ser los desvelos y la ilusión de Dios por su pueblo. Veían el amor, el cariño y la ternura con que los padres amaban a sus hijos y caían en la cuenta que algo así debían ser el cariño y la ternura de Dios hacia los hombres. Veían el amor y la pasión que el novio y el esposo sentían por su novia y por su esposa y pensaban que algo así debía ser el amor y la pasión de Dios hacia sus criaturas.

El libro de Job es un buen testimonio de este esfuerzo y forcejeo del hombre en la lucha por llegar a la claridad total. Estos han sido los caminos de la pedagogía divina. Job no solamente se ha visto privado de sus yuntas de bueyes, de sus rebaños, de sus camellos, de sus criados y de sus hijos. No solamente se ha visto herido en su integridad física por el sufrimiento y la enfermedad corporal. No solamente ha sufrido la incomprensión de su esposa y de sus amigos, y hasta la excomunión y la reprobación por parte de todo su entorno social. El dolor de Job es mucho más profundo; lo mismo que el salmista, Job se siente abandonado no solamente de los hombres sino también de Dios: "¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado? " El dolor de Job es de orden metafísico y existencial. Escrito durante el destierro de Babilonia o poco después, el libro de Job no es sólo la expresión de su dolor individual sino también el eco dolorido de un pueblo fuertemente traumatizado por el hecho del destierro, la destrucción de la ciudad santa y del templo, y la desaparición de las instituciones, en las que se apoyaba la vida civil y religiosa de la comunidad. Lo mismo que Job, Israel es un pueblo que se siente agonizar: "Andan diciendo: Se han secado nuestros huesos, se ha desvanecido nuestra esperanza, todo se ha terminado para nosotros" (Ez 37, 11). Según la imagen de Ezequiel, la situación de la comunidad israelita era semejante a la de un cadáver cuyos huesos resecos e inertes estaban esparcidos por la vega (Ez 37, 1-14).

Arrojado a la alta mar de todos los dolores, no esperemos que Job se mantenga en el fiel de la balanza. Sus reacciones siguen más bien la ley del péndulo, que pasa de un extremo a otro. Unas veces, la vida le parece insoportable y desea verla pasar pronto para reposar tranquilo en el silencio del seol. Más aún, maldice el día de su nacimiento y le gustaría verlo desaparecer del calendario: "¿Para qué dar a luz a un desdichado, la vida a los que tiene amargada el alma, a los que ansían la muerte que no llega y excavan en su búsqueda más que por un tesoro, a los que se alegran ante el túmulo y exultan cuando alcanzan la tumba, a un hombre cuyo camino está cerrado, y a quien Dios por todas partes cerca?" (3, 20-23). Otras veces -este es el caso de nuestra lectura- le parece que los días se suceden con excesiva rapidez y le asusta el pensamiento de la muerte:

"Mis días han sido más raudos que la lanzadera, han desaparecido al acabarse el hilo. Recuerda que mi vida es un soplo, que mis ojos no volverán a ver la dicha. El ojo que miraba ya no me verá, pondrás en mí tus ojos y ya no existiré. Una nube se disipa y pasa, así el que baja al seol ya no subirá".

Todas estas reacciones tan contradictorias tienen poco que ver con la imagen tradicional de un Job paciente. Actualmente se habla más de la impaciencia de Job. Job es un rebelde, un contestatario. Pero, al mismo tiempo, un gran creyente. Por eso, prefiere hablar y quejarse, aunque sea para acusar a Dios y "echarle la culpa". Esta es la diferencia entre el autor de Job y los existencialistas agnósticos. Bayle, Iván Karamazov, Sartre, Camus... han respetado tanto a Dios que le han negado. También Job se halla rodeado de oscuridades y no acierta a explicarse el problema de Dios y de su justicia, pero en medio de la crisis mantiene firme la fe. Aquí radica precisamente toda la tensión del libro: cómo armonizar la fe en un Dios justo con el problema del mal.

COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA AT
EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 488 ss.


2.

Contexto: -El libro de Job es el drama del dolor humano, sin fronteras espaciales ni temporales. Y si toda la vida humana es un continuo dolor, ¿por qué nos da la vida Dios?, ¿no sería mejor que hubiera cerrado las puertas del vientre materno? Así se expresa Job en el cap. 3 y maldice el día de su nacimiento, pidiendo a gritos la muerte como única salida airosa a su vida miserable. Job maldice su existencia, pero no reniega de Dios ni duda de su justicia, como esperaban Satán y su mujer.

- En los caps. 4-5 entra en escena un nuevo personaje llamado Elifaz. Hombre docto y refinado en su manera de hablar. Basándose en una visión recibida, en su experiencia y estudio, elabora un discurso de ideas muy bonitas acerca del dolor como escarmiento y corrección divinas, acerca de su justicia distributiva. Ideas muy bonitas, pero sólo eso. Todo se queda en pura teoría, ya que Elifaz no ha captado el verdadero problema de Job; y en vez de consolarle, como era su intención, aumenta aún más la amargura del hombre que sufre.

Texto: en este contexto se inserta la respuesta de Job (caps. 6-7).

-Su dolor y angustia actual no pueden encuadrarse en las categorías de lo lógico y razonable, como sus amigos pretenden.

Ningún problema existencial del hombre, como es el dolor, puede resolverse teóricamente. Será necesario pasar por el intenso dolor de Job para comprender el desvarío de sus palabras quejándose contra sí mismo, contra los amigos (porque se apuestan al hombre para probar con él la validez de su doctrina: cap 6) y contra Dios, porque se ensaña cruelmente con él, causándole un gran dolor físico y moral (cap. 7).

-Antes de dirigirse a Dios (vs. 7. 21) Job reflexiona y sitúa su existencia en el cuadro general de la vida humana (vs. 1-6) que se compara al servicio militar (peligro muy grande de muerte en aquellos tiempos y muy poca esperanza de recompensa: cfr. 14, 14) o al trabajo duro de un jornalero que aguarda la hora del salario con ansiedad. Proverbiales estados de miseria en la antigüedad.

Toda la existencia humana es dura y triste, pero mucho más la de Job, porque la esperanza del salario, de la sombra tonificante (vs. 1-2) no reaparece en los vs. 3-6. Así, la vida para Job es un continuo dolor, un mero sucederse de desilusiones y decepciones. Su carne sólo es purulenta y sus días corren rápidos y, a la vez, sin esperanza. Por eso sólo le quedan dos salidas: la muerte (vs. 6. 8-10) o que Dios le salve (implica una súplica por parte de Job); pero no acepta ninguna de las dos. La indecisión es lo que da el mayor interés a este capítulo.

- A partir del v.7 Job se dirige a Dios. El "recuerda" hace alusión a la Alianza, a la fidelidad entre la criatura y el creador (cfr. 10, 9; Sal. 89, 48 ss). Cuando el hombre contempla su vida, caduca como el soplo o como la nube, de sus labios brota la súplica, pero de los de Job sólo brota la queja (v.11), un "déjame en paz" (vs. 12-16), porque si Dios se preocupa del hombre es sólo para atormentarle (vs. 17-21; cfr. Sal. 8: en Job cambia el sentido). Job preferiría la soledad.

-¿Por qué el amigo se convierte de pronto en enemigo? Job no reconoce la bondad de un Dios que inflige tanto dolor. Sin embargo, un pequeño y oscuro rayo de esperanza brota de los vs. 8b y 21d. Si Dios no tiene piedad hoy, mañana puede ser demasiado tarde; si ahora olvida sus deberes de creador, cuando se dé cuenta estará solo y en su corazón nacerá el pesar de haber perdido al amigo (verdaderas blasfemias).

Reflexiones: -El autor de este libro se opone a la antropología y soteriología tradicionales, muy bien representadas en los discursos de los amigos de Job. Nos convendría leer muy detenidamente estos discursos, ya que nuestras reflexiones teológicas, muchas veces, no andan muy distantes. Del dolor, tanto individual como social, quinta esencia de la humanidad, no se puede hablar de memoria ni teóricamente. Job, como todo hombre, pasa por el dolor y sus desvariadas palabras nos suenan a blasfemia. Y, sin embargo, sus palabras son mucho más certeras que las de sus sesudos amigos, como lo reconocerá más tarde Dios en su teofanía. También los pueblos que sufren opresión podrán a veces desvariar, o creemos que desvarían, con sus teologías de la liberación. ¿Son más certeras las palabras de los doctos que, basándose en sus sesudas y clásicas opiniones teológica, hablan puramente de memoria de este dolor social? No sería raro que desvariaran como los amigos. Job fue un libro revolucionario que escandalizó a la Iglesia oficial de entonces. La historia puede repetirse.

-En el libro de Job hay una gran limitación: sólo un tenue y oscuro rayo de esperanza brota de los vs. 8b y 21d. Será necesaria la venida de Jesús de Nazaret y su paso por la cruz para que este rayo de esperanza se convierta en luz refulgente.

A. GIL MODREGO
DABAR 1988/14


3.

-Job es un hombre acosado por todos los males: ha perdido sus bienes, ha perdido sus hijos, ha perdido la salud. Y no ha hallado otra cosa que la incomprensión de su mujer que le incita a renegar de Dios y a desear la muerte. Job, llagado de la planta de los pies a la coronilla, se encuentra postrado y solo en medio de un estercolero. Tres amigos acuden de lejos a verle. Durante siete días permanecen con él en silencio, pues no se atreven a hablar ante tanto dolor y no saben cómo pueden consolarle. Job rompe este silencio para maldecir el día que nació. Entonces comienza la discusión... Job tiene que aguantar ahora largos discursos doctrinarios de aquellos amigos, que no pueden curarlo ni explicar tan siquiera su inmenso sufrimiento. Y lo único que sale de tanta discusión es la evidencia de que Job, con su dolor, se encuentra muy lejos de sus amigos y de sus teorías sobre el dolor. Job se aparta con sus preguntas y sus quejas de estos tres "sabios" y lleva su conflicto delante de Dios (v. 7).

-Job se convierte en portavoz de todos los hombres que sufren y recoge en sus palabras la experiencia de toda la humanidad. La vida es para él muy distinta de lo que propaga un optimismo superficial. La vida es dura como el destino de un guerrero que ha de comprar el pan y la sal con su propia sangre, como el destino de un jornalero esclavo del trabajo. Al tratar de comprender su caso en el contexto del sufrimiento humano en general, Job nos ofrece también en su paciencia proverbial y en la lucha de su fe un ejemplo válido para todos.

-Este hombre que sufre suspira por la recompensa y el descanso, pero no halla más que noches de insomnio y su herencia no es otra que el tiempo perdido.

-La descomposición progresiva de su propia carne le advierte a Job de la fugacidad de la vida, que se precipita hacia el fin sin esperanza y se desliza entre los dedos sin que el hombre sea capaz de retener su sentido.

-¿Qué puede esperar un hombre que desespera así? ¿Por qué acude Job ahora con sus quejas ante Dios? Hay una esperanza que sostiene a Job en la desesperación. Por eso, este hombre desesperado, acude a Dios y mantiene abierta su pregunta hasta que Dios quiera dar la respuesta. En esto consiste la paciencia de Job.

EUCARISTÍA 1988/08


4.

"... sus días son los de un jornalero" El libro de Job busca solución al gran problema de la justicia de Dios. Israel se lo plantea de forma muy aguda desde el destierro. Es el interrogante de una generación que ha perdido el sentido de su existencia histórica. En este libro, Israel, reflexiona sobre el dolor en la vida del hombre desde el plano de la fe en Yavhé.

De ahí la pregunta ¿por qué Yahvé me hace sufrir? Las preguntas y las acusaciones se hacen a Yahvé.

Los vv. 1-11 forman una unidad literaria que contiene los elementos típicos de toda lamentación. La experiencia ha enseñado a Job que el destino del hombre en este mundo no es la felicidad y el éxito. Compara la vida a un servicio. En general se entiende "un servicio de guerra", pero la imagen del esclavo hace referencia al servicio-esclavitud de los israelitas en Egipto.

Job desea que acabe el trabajo, llegue la noche y con ella el descanso pero las noches son nuevas formas de sufrimiento. El no tiene ningún poder sobre el dolor. Es otro quien se lo manda. A él sólo le cabe aceptarlo. Es "mi herencia". Ante esta situación se vuelve a Dios y no a los amigos.

Los lamentos de Job no son una novedad para nadie. Basta mirar alrededor: enfermedad, guerra, muerte, represión... Job es realista. No acepta la fácil consolación de los amigos, ni la invitación a la resignación. No tolera que se pueda justificar la injusticia.

El tema del sufrimiento está presente en la vida del hombre y ha de estar presente en el anuncio del mensaje cristiano. Un anuncio que debe dejar en toda su oscuridad el problema del dolor. No podemos repetir la teología de los amigos de Job que quería explicarlo todo. Nuestra fe es difícil porque nuestra experiencia cotidiana parece contradecirla. No es fácil creer en Dios creador, providente y padre, y sentir la miseria y el dolor.

P. FRANQUESA
MISA DOMINICAL 1985/04


5.

Job se halla cercado por la incomprensión de sus amigos. Estos dan una lectura fácil de su sufrimiento: debe tener su causa en alguna falta de Job. No saben descubrir el drama interior del amigo: el choque entre la conciencia de inocencia y el hecho de los sufrimientos. Esta actitud de los amigos exige una respuesta de Job, que forma parte del texto de esta lectura.

-"El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio...": La vida del hombre se contempla bajo el punto de vista de unas condiciones de sometimiento y de combate. La lucha con la tierra esperando el momento de sentarse a la sombra o aguardando el anochecer para cobrar el salario. Es una verdadera esclavitud. Una visión de la vida cerrada a cualquier perspectiva más allá de la muerte, que tiene un gran parecido con las afirmaciones de Eclesiastés (Qohelet): "¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?" (2, 22). Job se ve a sí mismo en esta situación extrema, pues incluso los pequeños consuelos de la sombra o del salario le son negados: "me asignan noches de fatiga". El sufrimiento es un trabajo sin descanso ni retribución. Es el absurdo, el sin-sentido de la existencia.

-"¿Cuándo le levantaré?": No sólo la noche se alarga para quien sufre, sino que su misma existencia es comparable a la oscuridad de la noche. Desde el fondo de su propia noche, Job se interroga sobre la irrupción del día y de la luz. ¿No podemos descubrir ya aquí un reflejo de la confianza esperanzada en el Dios que salva?

-"Mis días corren más que la lanzadera...": Una nueva imagen nos describe su vida. Es como una lanzadera que va y viene, hasta que se le termina el hilo. Una imagen que nos sugiere la monotonía del trabajo y también el fin inevitable. Y todavía subraya este juicio negativo sobre la vida, con la constatación de su brevedad: "es un soplo".

El mensaje aparentemente pesimista de esta lectura debe hallar su contrapunto en el evangelio: Jesucristo que penetra en el interior de la noche del sufrimiento de los hombres, para traer el día luminoso de la liberación.

J. NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1988/04


6. SUFRIMIENTO/POR-QUE  JOB/LIBRO

El libro de Job es un poema dramático sobre el porqué del sufrimiento en este mundo. El autor desconocido, se sirvió de una antigua tradición de la que quedan vestigios en Ez 14, 14. El libro ofrece el espectáculo de un espíritu profundamente turbado ante el sufrimiento y su arbitraria distribución. Constituye un excepcional testimonio de las objeciones de la conciencia ante el mal.

El libro, sin embargo, no llega a una respuesta definitiva y plenamente satisfactoria. La única conclusión será la adoración respetuosa de la voluntad misteriosa de Dios. Sólo en la culminación de la evolución sapiencial se logrará una respuesta más válida (la retribución personal y la inmortalidad). En el Calvario se aclarará el enigma del dolor en las tres cruces:

(1) el dolor desesperado, que condena porque no se acepta como redentivo,

(2) el dolor que, aceptado, redime a quien lo sufre,

(3) el dolor del inocente -JC- que redime a los culpables conduciéndoles a la Resurrección.

El libro de Job está formado por un largo diálogo en tres ciclos (4-14; 15-21; 22-27: el texto más primitivo, s. V/IV a. C.). La lectura de hoy forma parte del primero de ellos. Job responde a sus amigos y reflexiona sobre la vida acabando con una plegaria confiada:

1.- Dureza de la vida: vv 1-4 comparada con el servicio duro, penoso y monótono del jornalero y del esclavo, los hombres más maltratados de la sociedad.

2.- Brevedad de la vida: vv 6-7: comparada con la nube (7,9), el soplo, la sombra (8,9)... Sin la ayuda de Dios, Job no podrá ver nunca más la dicha, que es la benevolencia divina manifestada en los bienes temporales, única perspectiva de Job.

SALVADOR PIE
MISA DOMINICAL 1973/02


7. DIA/HAMBRE:

-La primera lectura parece escogida pensado en el día de la lucha contra el hambre en el mundo. Sí: hay hombres y pueblos sometidos a esclavitud, que ven pasar los meses baldíos, que tienen por único salario las noches de fatiga y no conocen la felicidad; como esclavos, anhelan poder sentarse a la sombra y esperan la hora de cobrar como el jornalero, pero que nunca les llega.

-"El señor sana los corazones destrozados, venda sus heridas", sostiene a los humildes, humilla hasta el polvo a los malvados (salmo), derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes... (Lc 1, 52-53). Si de verdad nos creemos estas palabras, hemos de movilizarnos en la dirección que nos señalan.

Si sólo nos limitamos a cantarlas, instalados confortablemente y desinteresados por los que sufren, es un pecado decírnoslas y una blasfemia proclamarlas: son "una profanación del nombre de Dios a los ojos de los pueblos extranjeros" (=no creyentes: Ez/36/20), que se confirman en su convicción de que "Dios no interviene" (Sal 13, 1; 53, 1), sino que se desinteresa (en los creyentes) por la suerte de los pobres.

J. TOTOSAUS
MISA DOMINICAL 1991/03


8. /JB/LIBRO:

Breve introducción al Libro de Job:

Este libro narra en su prólogo (1-2) y en su epílogo (42, 7-17) la historia de un hombre justo, Job (cfr. Ez. 14,14 y 20), a quien Dios probó y recompensó después. Pero no se trata de un libro histórico, sino sapiencial. Lo importante es la doctrina de los capítulos intermedios, en los que el autor hace hablar por boca de Job al hombre doliente de todos los tiempos. Job es una figura representativa aunque posiblemente sea también histórica.

Su recuerdo vivía en la tradición y el autor lo aprovecha para plantear en toda su crudeza, desde la vida, el problema religioso del dolor, saliendo al paso de soluciones de escuela. El libro es una polémica contra la teoría de una justicia de Dios que premia y castiga ya en este mundo y que era la solución convencional, la representada en el libro por los tres amigos de Job. Semejante solución facilona al problema del dolor surgió en tiempos en los que aún no se tenían convicciones claras sobre la vida futura. Fue una teoría discutidísima en tiempos del destierro a la vista de las calamidades que sobrevinieron al pueblo de Israel.Ezequiel trata de resolver el problema hablando de una recompensa a nivel individual.

En el libro de Job se pone en claro que desde una visión racionalista y limitada del hombre no se puede defender la justicia de Dios. Por otra parte, se supera aquí una piedad de esclavos y se demuestra que la verdadera piedad busca en primer lugar la gloria de Dios. El hombre que se inclina ante la mano poderosa de Dios sin pedirle cuentas sabe que lo hace también ante la verdadera Sabiduría que por caminos extraños gobierna todo rectamente.

Por su tema y por su estilo, este libro debió ser escrito hacia el año 400 a. de Cristo y por un hombre que seguramente padeció en su propia carne la suerte del justo Job.

EUCARISTÍA 1979/14


9.

Me asignan noches de fatiga. Todo el libro de Job es una reflexión teológica sobre la presencia del mal en el mundo y la retribución de las propias obras. Job es un hombre-tipo. Su vida está hecha de violentos contrastes que se suceden con una finalidad didáctica. Sucesivamente, le visitan la riqueza y la pobreza, conoce la gloria y el desprecio, su mujer y amigos ironizan sobre él porque se fía de Dios. El actúa a impulsos de diferentes espíritus: rebeldía-resignación, depresión-júbilo, humillación- triunfo. Su vida es un angustioso penduleo espiritual entre el miedo y la esperanza. Para él, la vida es milicia, el hombre es un esclavo. La historia de Job es un capítulo denso de existencialismo cristiano y su mensaje consiste en esperar contra toda esperanza, porque Dios no abandona al inocente, es fiel y nada odia de lo que ha creado (Sab 11, 15). El hombre no es un ser-para-la-muerte, sino para la vida, aunque en ocasiones la vida se le vuelva hostil. El mundo no está mal hecho. Todo admite una explicación a través de las leyes físicas, que son orden, aunque a veces nos perturben.

GUILLERMO GUTIERREZ
PALABRAS PARA EL CAMINO
NUEVAS HOMILIAS/B
EDIT. VERBO DIVIN0 ESTELLA 1987.Pág. 106


10.

El breve fragmento que leemos del libro de Job casi nos lo podríamos tomar como una invitaci6n a leerlo un día con calma, entero. ¿Por qué no recomendarlo a la gente que viene a nuestras celebraciones, o al menos a algunos cristianos que les pueda resultar más asequible? Darse cuenta de que en la Escritura hay un libro en el que un hombre protesta ante Dios por el dolor incomprensible, hace mucho bien. Los amigos le dicen que algún pecado habrá cometido para recibir aquel castigo, y lo dicen sinceramente, desde la amistad, queriendo ayudarle a entender su situación... Pero Job protesta. Protesta a los amigos, porque no ve que sus "explicaciones" tengan ningún sentido, y protesta a Dios, porque el dolor no tiene sentido.

El breve fragmento de hoy es una consideración sobre la fuerza del mal incomprensible, sobre el poco sentido que tiene la vida cuando está marcada por el dolor. La vida es trabajar, y total para nada; la vida son las noches de fatiga del enfermo, que no tiene ni el consuelo del sueño...

Job no conoce, aún, la esperanza de la vida eterna. Pero lo que sí es capaz de hacer es, en el último versículo del texto que leemos, levantar la mirada hacia Dios y decirle: "Recuerda...". Que quiere decir: "Mírame, haz algo por mí...".

El evangelio será hoy como una primera respuesta a este "Recuerda...". Y después, en la cruz, Jesús dirá algo muy parecido a lo de Job: "¡Dios mío, Dios mío...!".

El salmo (146) convierte todo eso en una afirmación de confianza. Una confianza que, después de haber escuchado a Job, parece casi excesiva. Una confianza que, en el sufrimiento profundo como el de Job, llega a ser casi imposible. Pero es la confianza que Jesús vivirá en la cruz.

J. LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1994/02


11. /Jb/07/01-21

Job manifiesta en estos versículos todo su sufrimiento. Ahora llegamos al fondo de la primera parte del drama y de la tesis de Job. En el comentario anterior decíamos que Elifaz tenía una piedad interesada. Job va más allá: aunque el hombre posea muchos bienes en la tierra, no por eso consigue la felicidad plena. En la primera parte, Job habla de su situación personal. Se encuentra como un soldado constreñido a la guerra, como un esclavo forzado al trabajo, como un enfermo que busca consuelo y no lo encuentra. Completamente solo para esperar la muerte e ir al lugar del que no se puede volver.

El desconocimiento de un premio más allá de la muerte hace el drama de Job más desgarrador y le confiere grandeza. Hay que practicar la virtud por la virtud, y Job pregunta si esto es posible.

A partir del v 11, parece como si Dios no se diera cuenta de la realidad del hombre. Lo tiene en tanto y le exige tanto que parece no amarle. Si al fin y al cabo somos tan poca cosa ¿por qué no nos deja un poquito en paz? De día y de noche le sigue el pensamiento de Dios. Puede que aquí aliente lo más profundo de la fe de Job. Dios no le deja ni un solo instante. Claro que se trata del aspecto de la queja, pero es posible volver este pensamiento por pasiva: se puede experimentar que Dios no nos abandona. Las palabras de Job expresan sin duda una actitud rebelde y un deseo de autonomía, aunque bajo una apariencia de humildad: «¿Por qué no apartas de mí la vista y por qué no me dejas tragar saliva?» (19).

Llegamos al final: el hombre sufre, y Dios no le tolera nada. La vida humana está enteramente en manos de Dios. Por lo que toca al hombre, todo se ha dicho ya. Los amigos han tenido tiempo más que suficiente para enterarse de que Job es inocente a pesar de sus sufrimientos. La noción de los amigos sobre e] Dios que únicamente da bienes no es válida; hay que lograr una tesis que explique los sufrimientos del hombre inocente y los haga compatibles con la bondad de Dios. Job no ha dado con una explicación definitiva, pero la de sus amigos cayó ya por su base. Es un paso adelante en el desarrollo del relato.

J. MAS BAYÉS
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 300 s.