PRIMERA LECTURA
La figura del siervo paciente presenta rasgos individuales y rasgos de personalidad corporativa. El profeta consolador lo concibió como el Moisés del éxodo escatológico. Habla por medio de él de una misión y de un sentido. Ve en la raíz de su ser fuerza divina para orientar al pueblo sufriente hacia Dios. Más aún: para ser "luz de las gentes", signo de salvación universal. La luz de su misma figura abre perspectiva de elevación a todos los sufrimientos.
Lectura
del Profeta Isaías 49,3.5-6.
«Tú
eres mi siervo (Israel)
de quien estoy orgulloso.»
Y
ahora habla el Señor,
que desde el vientre me formó siervo suyo,
para que le trajese a Jacob,
para que le reuniese a Israel,
-tanto me honró el Señor
y mi Dios fue mi fuerza-.
Es
poco que seas mi siervo
y restablezcas las tribus de Jacob
y conviertas a los supervivientes de Israel;
te hago luz de las naciones,
para que mi salvación alcance
hasta el confín de la tierra.