REFLEXIONES

 

Fuente: Fundación GRATIS DATE
Autor: P. Manuel Garrido Bonaño, O.S.B.

Entrada: «La misericordia del Señor llena la tierra, la palabra del Señor hizo el Cielo. Aleluya» (Sal 32,5-6).

Colecta: (textos del Gelasiano, Gregoriano y Sacramentario de Bérgamo): «Dios Todopoderoso y eterno, que has dado a tu Iglesia el gozo inmenso de la resurrección de Jesucristo; concédenos también la alegría eterna del Reino de tus elegidos, para que así el débil rebaño de tu Hijo tenga parte en la admirable victoria de su Pastor».

Ofertorio (del Misal anterior, retocada con textos del Gelasiano y del Gregoriano): «Concédenos, Señor, darte gracias siempre por estos misterios pascuales, para que esta actualización repetida de nuestra redención sea para nosotros fuente de gozo incesante»

Comunión: «Ha resucitado el Buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y se dignó morir por su grey. Aleluya».

Postcomunión (del Veronense, Gelasiano y Gregoriano): «Pastor bueno, vela con solicitud sobre nosotros y haz que el rebaño adquirido por la sangre de tu Hijo pueda gozar eternamente de las verdes praderas de tu Reino».

 

Ciclo A

En este Domingo pascual la Iglesia nos presenta la figura inefable de Cristo, Buen Pastor, que nos lleva al Padre, que da su vida por nosotros, que nos alimenta con los pastos ubérrimos de su Palabra y de su Cuerpo y de su Sangre, que nos defiende del lobo rapaz del demonio y de sus secuaces.

Hechos 2,14.36-41: Dios lo ha hecho Señor y Mesías. Pedro es siempre el Primer Pastor-Vicario de Cristo que nos llama a todos, por la conversión y por la fe al redil de salvación que es la Iglesia.

Pedro les contestó: “Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo y recibiréis el Espíritu Santo“. El Buen Pastor nos da al Espíritu Santo. San Basilio dice:

«De la misma manera que los cuerpos transparentes y nítidos, al recibir los rayos de luz se vuelven resplandecientes e irradian brillo, las almas que son llevadas e ilustradas por el Espíritu Santo se vuelven también espirituales y llevan a los demás la luz de la gracia. Del Espíritu Santo proviene el conocimiento de las cosas futuras, el entendimiento de los misterios, la comprensión de las verdades ocultas, la distribución de los dones, la ciudadanía celeste, la conversación con los ángeles. De Él la alegría que nunca termina, la perseverancia en Dios, la semejanza con Dios y, lo más sublime que puede ser pensado, el hacerse Dios» (Del Espíritu Santo 9,23).

–Con el Salmo 22 decimos: «El Señor es mi Pastor nada me falta, en verdes praderas me hace recostar...»

1 Pedro 2,20-25: Habéis vuelto al Pastor y guardián de vuestras vidas. Por el bautismo hemos sido incorporados al redil de salvación que es la Iglesia de Cristo. Es en ella donde podremos vivir en la autenticidad su amor de Buen Pastor que nos redime y santifica. San Bernardo, tras repasar los padecimientos de Jesucristo, decía:

 «Esto me sostiene en la adversidad, me conserva humilde en la prosperidad y me hace andar con paso firme y seguro en el regio sendero de la salvación, a través de los bienes y males de la presente vida, librándome de los peligros que me amenazan a diestra y siniestra» (Sermón 43,4 sobre el Cantar).

Juan 10,1-10: Yo soy la puerta de las ovejas. Cristo mismo, como Buen Pastor es el único que tiene el derecho a reunirnos en el redil del Padre. Él es siempre la única puerta de salvación. Comenta San Agustín:

«Escuchadle deciros tan encarecidamente: “Yo soy el Buen Pastor, todos los demás, todos los pastores buenos, son miembros míos”, porque no hay sino una sola Cabeza y un solo Cuerpo: un solo Cristo. Sólo hay, por tanto ,un Cuerpo, un rebaño único, formado por el Pastor de los pastores, bajo el cayado del Pastor supremo. ¿No es esto lo que dice el Apóstol? “Porque lo mismo que, siendo uno mismo el cuerpo, tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, con ser muchos, son un cuerpo único, así también Cristo” (1 Cor 12,12). Luego, si también Cristo es así y si tiene incorporados a Él todos los pastores buenos, con razón no habla sino de uno solo al decir: “Yo soy el Buen Pastor, Yo el único; todos los demás forman conmigo una sola unidad. Quien apacienta fuera de Mí, apacienta contra Mí; quien conmigo no recoge, desparrama”» (Sermón 138,5).

Y San Gregorio de Nisa dice al Buen Pastor:

«¿Dónde pastoreas, Pastor Bueno, Tú que cargas sobre tus hombros a toda la grey? Muéstrame el lugar de tu reposo, guíame hasta el pasto nutritivo, llámame por mi nombre, para que yo escuche tu voz y tu voz me dé la vida eterna» (Homilía 2 sobre el Cantar).

 

 

 

1. J/CENTRO CRISTIANO

Si nos preguntamos qué es ser cristiano no podemos responder que es creer en Dios. Y menos aún creer en cualquier imagen de Dios (recordemos que los primeros cristianos fueron acusados de ateísmo... y de ateísmo militante). Ser cristiano es creer sólo en aquel Dios que se nos ha manifestado en JC.

Este no creer en cualquier "Dios" nos puede ayudar a comprender las palabras del evangelio de hoy. JC habla de la necesidad de entrar (en la Vida, en el Reino) pero de entrar por la puerta y no de intentar saltar por otras partes. Se trata evidentemente de comparaciones, típicas del lenguaje de Juan. Pero que son significativas para captar la especificidad cristiana (aquello que nos define y nos caracteriza como creyentes en JC, Señor y Mesías, Puerta y Pastor).

Porque otros hombres desean también eso que denominamos la Vida, el Reino (o, simplemente, Dios). Pero han escogido otros caminos.

Lo que define al cristiano es el creer que la puerta -el camino- es JC (con todo lo que significa). En la que entramos a través de la enseñanza de JC, de su ejemplo. Más aún de su persona.

Pienso que es importante insistir en ello porque en nuestro país -católico de toda la vida- hay de hecho una gran ambigüedad, un gran confusionismo, cuando se trata de saber qué es ser cristiano. Parece que todos lo sepamos pero fácilmente se tienen imágenes desfiguradas, equívocas. En una palabra: no cristianas.

Y en un momento en que crece públicamente el pluralismo de creencia y de ideologías, en una situación en que es necesario saber distinguir, es especialmente importante tener muy claro que aquello que define al cristianismo es nada más y nada menos que JC.

J. GOMIS
MISA DOMINICAL 1978/07


2. J/LEY  FE/RELIGION:

LEY O JESÚS.

¿Qué tiene la Ley que es tan duramente descalificada en este texto? Con Pablo en la mano la respuesta es clara: la Ley infantiliza y mata. Jesús es el fin de la Ley. Con el cuarto evangelio en la mano la respuesta es también clara: la Ley incapacita, inmoviliza. Su símbolo son la muchedumbre de ciegos, cojos y paralíticos en el estanque de cinco soportales y en donde la vida se reparte a cuentagotas (cf. /Jn/05/01ss). En contraposición con este panorama leemos en el texto de hoy: "quien entre a través de mí estará a salvo; entrará y saldrá libremente y siempre encontrará sustento... Yo he venido para que todos tengan vida y la tengan abundante".

El hombre religioso prefiere la Ley; el cristiano prefiere a Jesús. El primero es heterónomo y servil; el segundo es autónomo y dueño. Es importante tener muy clara esta distinción en los tiempos que corren, más propensos a lo religioso que a lo cristiano. Sucede también muy a menudo que ambos órdenes se confunden y se habla de Jesús, cuando lo que en el fondo importa es la Ley.

A. BENITO
DABAR/90/27


3. VOCACIONES/ORA DIA-VOCACIONES:

La Iglesia ora este domingo por las vocaciones a los distintos ministerios y servicios, dentro del Pueblo de Dios. Necesitamos imperante- mente pastores al estilo del Buen Pastor. Hacen falta personas generosas, dispuestas a ofrecerse a Dios y a la Iglesia, para ser signo de la presencia y el amor del Buen Pastor. La tarea de estos servidores es la de ser mensajeros de su Palabra, testigos de su amor, encarnación de su acogida y entrega. Se nos pide a todos una oración confiada, apostólica y en comunión fraterna, para dar respuesta a la urgente llamada del Evangelio: "Levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna..." (/Jn/04/35)

RAMIRO GONZALEZ
MISA DOMINICAL 1987/10


4.

La figura evangélica del Buen Pastor. Es una imagen bella y poética que penetró hondamente en los corazones de los cristianos de Roma. En las catacumbas de Domitila, que se remontan al siglo I, aparecen pinturas del Buen Pastor. Imagen oficial en lugar del crucificado; tal vez por repugnancia.

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N-5. PASTOR. FRAY ·LUIS-DE-LEON.J/NOMBRES

Sabemos que Cristo tiene muchos nombres. Fray Luis de León escribió un libro sobre ellos -el libro religioso mejor escrito que hay en castellano-; por ejemplo: Pimpollo o Retoño, Rostro de Dios, Camino, Monte, Rey, Pujanza de Dios, Hijo, Verbo, Salvador, Cordero de Dios, Esposo, Amado, Padre del siglo venidero, Príncipe de la Paz, Profeta, etc, etc. Pero este nombre de Pastor es el que se impuso Él solemnemente al final de su predicación y lo explicó largamente. No fue nada original... en el nombre, sí en lo que significa. Homero llamó a uno de sus héroes Agamenón, "Pastor de pueblos". Y su casi contemporáneo Isaías escribe en el Libro de la Consolación: "Ahí está vuestro Dios. Como Pastor pastorea su rebaño, recoge en sus brazos a los corderillos, en el seno los lleva y trata con cuidado a las paridas".


6.

VOCACIONES.ORACIÓN.

La referencia al Día de oración por las vocaciones conviene hacerla sin mezclar el sentido de las vocaciones al ministerio con las vocaciones religiosas, y sin hacer del seguimiento de Jesús una cualidad exclusiva de las vocaciones peculiares en la Iglesia. El planteamiento podría ser: entre las ovejas-pueblo de Dios, hay algunas que escuchan la "voz del Pastor" como una llamada absoluta y exclusiva en su vida. Para algunos, es una llamada a la disponibilidad para convertirse en pastor de la Iglesia: son las vocaciones al ministerio, que sólo con la llamada del obispo serán completas. Para otros, es la llamada a entregar la vida en el servicio y el amor a Dios y al prójimo, en comunidad o solo: son las vocaciones religiosas. Si "escuchan" esta voz, lo siguen del todo y en todo: su vida queda enteramente condicionada y dedicada a la persona de Cristo. Es un compromiso extraordinario, que no se mantiene siempre con la intensidad que corresponde. También estos cristianos viven en "la gran tribulación" (lect. del ciclo C). Todos los cristianos oramos hoy, en referencia a esta realidad eclesial, en dos aspectos: el primero, para que no quede sin respuesta la voz del Pastor que llama y sean obedientes los llamados; segundo, para que su seguimiento de Cristo y su "estar con Él" sean un ejemplo para toda la Iglesia.

PERE TENA
MISA DOMINICAL 1989/08


7. VALORES/ATAQUE:

UN AUTENTICO LÍDER:

Se repite constantemente: hay falta de ideales en el mundo actual. Hay un ataque sistemático hacia todo aquello que es lo más noble en el hombre. En el amor se está destruyendo la fidelidad, la abnegación, la necesaria dosis de romanticismo -¿por qué no?-, para convertirlo en algo desprovisto de hermosura, vivido a ras de tierra, con inmediatez, por apetito. Una pena.

La familia aparece como un corsé insoportable del que hay que liberarse lo más pronto posible, levantando el vuelo para iniciar una vida personal sin ataduras ni compromisos. Una vida que acaba, frecuentemente, en una terrible e insoportable soledad. La profesión se busca, a menudo, por el incentivo económico que proporciona y no por ser un vehículo de realización y de servicio a la sociedad.

El dinero es sólo un medio de poder, de tener, de afianzarse, y no un medio necesario que sirva para el propio interés y para el beneficio de los demás. La amistad no resiste el embate de la competitividad, el ansia de triunfo, el deseo de prosperar.

La política no es noble como debiera serlo, sino un medio, el más idóneo, para satisfacer las ansias de poder y de dominación.

El resultado no puede ser más expresivo: una sociedad que camina un tanto a la deriva, llena de mediocridad, de vulgaridad, sin líderes a los que seguir. Sin auténticos líderes, porque líderes con pies de barro los hay a centenares.

LIDER/FALSO: Estamos invadidos de cantantes que arrastran a enfebrecidas multitudes que se extasían ante sus contoneos; son miles los seguidores que "forofamente" aplauden a sus equipos y están dispuestos a quemar el autocar en el que se desplazan sus contrarios, quedándose tan satisfechos de la hazaña. Están también los arquetipos del triunfador que se pasea con la más bella y conduce el coche más potente hecho precisamente para los buscadores de no sé que "libertad". Y junto a tanto líder y a tanta y tan cacareada "movida", una juventud que se asoma a la vida con los ojos cansados, agostada antes de empezar a vivir, harta de experimentar que el líder al que siguen se esfuma delante de sus ojos sin dejar ni rastro de algo que merezca la pena conservar y por lo que se justifique vivir.

V/SENTIDO: Porque lo verdaderamente importante en la vida es encontrar razones para vivir y vivir con plenitud en todas las facetas que la existencia lleva consigo. Y naturalmente esas razones no las dan los "rocks" blandos o duros, ni la movida, ni los estadios deportivos llenos a tope, ni el placer inmediato, ni el triunfo apoteósico, ni -muchos menos- la droga o la evasión o el pasotismo. Es evidente que los ídolos y los lideres de hoy son absolutamente transitorios y dejan a sus seguidores con un angustioso vacío.

J/LIDER: Hacen falta líderes: líderes carismáticos, capaces de arrastrar al hombre hacia las cumbres que el hombre es capaz de conquistar por muy elevadas que sean; líderes que despierten en el hombre todo lo bueno y maravilloso que el hombre encierra para ponerlo al servicio de los demás. Los cristianos hemos encontrado ese Líder. Hoy, Jesús, hablando de sí mismo, nos dice que conoce perfectamente a sus ovejas y que ellas lo oyen y lo siguen porque distinguen su voz. Y hacen bien en seguirlo, porque esa voz es la que Dios dice que hay que oír porque encierra promesas de vida y de vida para siempre. Pero no hay que olvidar que esa voz es exigente y que a quien quiera seguirlo le va a pedir que lo haga, libre pero decididamente, por un camino en el que, si existe la alegría, no se regatea el esfuerzo. Y esto quizá no lo acepta demasiado bien nuestro hombre, cuyo lema de vida parece oscurecer el famoso "coronémonos de rosas porque mañana moriremos" romano.

Hoy nada de lo que supone esfuerzo, abnegación, ir en contra de lo que en cada momento me apetece, es bien recibido. Al niño no se le puede contradecir porque se frustra, a la juventud hay que adularla porque de lo contrario se aleja, al hombre y a la mujer adultos (o que lo son al menos físicamente) hay que decirles que lo estupendo es realizarse haciendo en cada momento lo que da la gana. El resultado es una mediocridad asustante.

Desde luego el cristianismo es incompatible con este sistema. Hoy, Jesús -ese Líder carismático que conoce a sus ovejas- advierte que El es la puerta y resulta evidente que para penetrar en ella hacia el Reino de Dios es necesario afinarse mucho y en muchas ocasiones. El resultado será, por contraste de las diversas opciones del mundo, la consecución de unos hombres y unas mujeres de cuerpo entero, que saben decir "sí" y "no" cuando procede, que ven más allá de lo inmediato, que buscan su propia realización estimulando lo que hay de más noble y más interesante en el ser humano y que van tras las huellas de Aquél que mereció ser presentado a los suyos con dos palabras llenas de grandeza: "He aquí al Hombre" (/Jn/19/05), al Hombre por excelencia, capaz de responder a todas las aspiraciones humanas dotándolas de una dimensión nueva: la cristiana.

A. M. CORTES
DABAR 1987/28


8.

EL OLOR DE MULTITUD

Las grandes concentraciones urbanas, como consecuencia del galopante proceso de urbanización de nuestro tiempo, acusa y favorece los movimientos multitudinarios. Las multitudes invaden las calles y las calzadas, abarrotan los campos de fútbol y las plazas de toros, se estrujan entre montones de productos hacinados en los grandes almacenes y supermercados, se apiña en los aeropuertos para recibir al ídolo de turno, hierven en vítores y aplausos en presencia del personaje de moda.

C/MASA: La multitud es siempre un fenómeno social equívoco. Si, de una parte, es la expresión de la adhesión de las muchedumbres de incondicionales, de otra parte constituye siempre una amenaza potencial contra los disidentes y aun los indiferentes. Una multitud enfervorizada fácilmente puede convertirse en una turba encolerizada. La multitud es la congregación de muchos ante un estímulo fuerte (un ídolo, un símbolo, un mito) que libera de la responsabilidad personal, de la identidad singular, y hace de muchos uno con uniformidad de conducta y de talante. El hombre en la multitud es el hombre sin rostro, un número, uno más. Por eso, la multitud no se mueve por razonamiento, sino por emociones colectivas y contagiosas, lo que le confiere su carácter de fuerza, de poder avasallador. Pero todo es apariencia; pues, pasado el momento de euforia, la multitud se disuelve como si no hubiese pasado nada.

Una Iglesia de muchedumbres, de grandes concentraciones y demostraciones multitudinarias obedece al modelo de la iglesia de cristiandad, pero tan apenas si tiene que ver con la Iglesia pueblo de Dios. Nada hay tan ajeno a la comunidad como la multitud; ya que, mientras aquélla asume a la persona, ésta no se interesa sino por el número. El principio de vida en comunidad es la responsabilidad y las diferencias; el de la multitud es la uniformidad de la irresponsabilidad. El poderoso necesita el olor de las multitudes; el servidor sólo necesita el aroma de la responsabilidad. Y, al revés, las multitudes necesitan de la seducción de la autoridad, mientras que la comunidad vive del diálogo. La multitud es fuerza, pero sólo la comunidad es testimonio.

EUCARISTÍA 1981/23


9.

LA CAPACIDAD DE SER LÍDER

La Biblia nos dibuja el pastor como el hombre armado de un coraje fuera de lo común. El hombre con una audacia que no se arredra ante malos tiempos físicos o morales. Como personificación de una voluntad decidida, bien templada, astuta y prudente. Por eso se aplicaba el simbolismo de pastor a las personalidades más descollantes: al rey, al profeta, al Mesías, a Dios mismo. En nuestro lenguaje más actual -porque del mundo actual se trata- ese símbolo lo traduciríamos hablando del conductor de hombres, del guía, del líder, aun con todas las limitaciones que estos términos tienen respecto al Evangelio. Pero el ser líder tiene un peligro: el de apoyar el liderazgo en la manipulación del otro, en la imposición de criterios propios, no compartidos, al otro; en la anulación de la personalidad del otro, en convertir al otro en un robot, en una máquina a nuestro servicio más o menos interesado.

Todos los líderes -más o menos auténticos- usan las mismas fórmulas: que quieren servir al pueblo, que se van a sacrificar por él, que van a estar siempre a disposición desinteresada de los demás, etc. Pero sabemos que esto falla muchísimas veces. Por eso, el Nuevo Testamento complementa el símbolo del pastor con otro símbolo contrapuesto y complementario: el del cordero humilde que se deja llevar al matadero. Ahora bien, seamos conscientes de que en cada uno de nosotros habita un pequeño líder, una voluntad de poder, una responsabilidad sobre otras personas. Esto nos lleva a un gran examen de nuestras actitudes. No tiene nada de malo el ser líder. Es necesario. Pero ejerzamos ese liderazgo a la luz del Evangelio. Estamos ante una alternativa insoslayable: o ejercer nuestro liderazgo con consciencia cristiana de servicio y promoción, o ejercitar nuestra tiranía sobre los hijos de Dios, que son todos nuestros hermanos. No importa llegar a la meta los primeros. Importa llegar acompañados de todos y a tiempo.

CARITAS
DE LA PASCUA AL CORPUS
"LO TUYO ¿ES TUYO?"


10. A/GRATUIDAD:

UN AMOR QUE NADIE ENTIENDE

Nadie, ni los más "desinteresados". Un pastor "dueño" de su rebaño que jamás, jamás intenta -ni se le pasa por la cabeza- sacar de él ningún provecho. Sólo amarle, darle buenos pastos, constituirse en su amigo, cabeza, puerta, salvador... ¿Acaso no tiene derecho "el dueño" de un rebaño a sacar de él beneficio? En fin, no extrememos los ejemplos... El hecho es que Jesús predica y vive un estilo de amor a los suyos -¡y "los suyos" son todos!- de una entrega tal que se hace incomprensible si no es en el clima de la fe. Jesús se proclama Salvador, único Salvador, pero su voz se hace creíble porque va sellada con el amor desinteresado que acaba en la muerte y muerte de cruz. ¿Que qué es el amor desinteresado? Difícil pregunta. No se trata de amar sin pedir nada a cambio, ya que Jesús mismo pide algo en su entrega. De lo que sí se trata es de no "aprovecharse" de aquellos a los que se ama, de no establecer sobre ellos ningún tipo de egoísta dominio, de no esclavizarlos por mínimamente que sea. El amor posesivo -que no es amor, pero así le llamamos- tan frecuente entre nosotros, tan extendido en todos los niveles humanos, desde el familiar al erótico pasando por el puramente amistoso, es el contramodelo del amor cristiano.

BERNARDINO M. HERNANDO


11. JESÚS.PASTOR-CORDERO.  

Oveja perdida, ven
sobre mis hombros; que hoy
no sólo tu Pastor soy
sino tu pasto también.

Por descubrirte mejor
cuando balabas perdida,
dejé en un árbol la vida,
donde me subió tu amor;
si prenda quieres mayor,
mis obras hoy te la den.

Oveja perdida, ven
sobre mis hombros; que hoy
no sólo tu Pastor soy
sino tu pasto también.

Pasto al fin yo tuyo hecho,
¿cuál dará mayor asombro,
el traerte yo en el hombro
o traerme tú en el pecho?
Prendas son de amor estrecho
que aun los más ciegos las ven.

Oveja perdida, ven
sobre mis hombros; que hoy
no sólo tu Pastor soy
sino tu pasto también.

LUIS DE GONGORA


12.

-AMBIENTACIÓN

El domingo 4º de Pascua es siempre el del Buen Pastor. Pero Juan 10 se lee dividido, según los ciclos, en tres pasajes distintos. Este año, ciclo A, se proclama la primera parte: la referida a Cristo como puerta. Habrá que tenerlo en cuenta para no repetir siempre lo referente a Cristo Pastor.

Seguimos en un clima que debe ser claramente pascual, centrado en la gran noticia de la resurrección de Cristo Jesús. Las alusiones y prácticas en torno a la Virgen María -que pueden venir espontáneas al haberse iniciado el mes de mayo-, serán educativas si también se refieren a la Pascua de su Hijo. Ella, que fue la mejor maestra para el Adviento y la Navidad, y también para el camino de la pasión y la muerte de Cristo, lo es también de la vivencia de la Pascua y de la espera del Espíritu y la experiencia culminante de Pentecostés.

Y no porque nos interese o nos guste, sino porque así aparece en el plan de Dios y el evangelio nos la describe siempre presente a su Hijo en todo su camino. Mayo y Pascua: la Virgen, maestra de vida pascual.

-CRISTO, LA PUERTA

En el evangelio se acumulan las imágenes para describir qué es Cristo para nosotros: la piedra angular, el camino (ambas, el domingo que viene), el Templo, el Pastor. El que el mismo Cristo se presente hoy como la puerta tiene una intención muy concreta. Puerta significa entrada, acogida, mediación, acceso. «El que entre por mí se salvará... encontrará pastos». Cristo se revela como el enviado del Padre, el verdadero Maestro, la invitación a entrar, la bienvenida a la casa de Dios, a su Reino.

En otros pasajes del NT se desarrolla esta idea: «por él unos y otros tenemos acceso al Padre» (Ef 2,18). Cristo Jesús es la verdadera puerta a la salvación, porque en la Pascua se ha entregado por todos: «Tenemos la seguridad para entrar en el Santuario en virtud de la sangre de Jesús, por este camino nuevo y vivo, inaugurado por él para nosotros a través de su propia carne» (Hb 10,19).

Cristo es la entrada a los pastos verdaderos, al Padre. En un mundo que se plantea interrogantes radicales y urgentes, él aparece como la respuesta y el camino, como la clave que da sentido a nuestra existencia, como la única puerta de acceso a la verdad y la vida.

Así nos lo ha presentado Pedro, en su discurso de Pentecostés: Cristo es el único Salvador, en quien tenemos el perdón de los pecados, porque ha entregado su vida por nosotros.

Salvarse va a consistir en creer en él, convertirse a él, bautizarse y agregarse a su comunidad eclesial. O sea, «entrar por la puerta que es Cristo», que no supone sólo la pacífica posesión de un certificado de bautismo, sino oír su voz, seguirle, formar activamente parte de su comunidad: «Andabais descarriados como ovejas, pero habéis vuelto al Pastor y guardián de vuestras vidas». No hay otro pastor ni otra puerta legitima: sólo Cristo, el Señor.

-LOS PASTORES QUE ENTRAN POR LA PUERTA

Hay una clara alusión en el evangelio de hoy a los pastores que, en nombre de Cristo, guían al pueblo. El tema de los pastores en la comunidad aparecerá de nuevo en domingos sucesivos, pero vale la pena referirse a él también hoy, bajo una doble clave de examen de conciencia y de gratitud.

Hay pastores auténticos, los que entran por la puerta verdadera, guías que animan y conducen al pueblo a los pastos que son de Cristo: su verdad, su gracia, su vida. Pero puede haber también otros que «no entran por la puerta». Cristo les llama ladrones y bandidos: falsos profetas que se han dado a si mismos un encargo que no es el de Cristo y se sienten dueños y no servidores.

Es Cristo quien ha hecho a su comunidad este entrañable don: ha querido que haya personas que colaboren con El para la guía y defensa del pueblo cristiano. Los obispos, presbíteros y diáconos, ministros ordenados: que han entrado por la puerta de Cristo, configurados a él por un sacramento especial; que han recibido, como Pedro, el comprometido encargo: «Apacienta mis ovejas»; que son «sacramentos» o «iconos» de Cristo (así les llama el nuevo Catecismo: 1087 y 1142); sus portavoces (El es el Maestro); instrumentos de su perdón (el que perdona es El).

En el Apocalipsis (cap. 21), al hablar de la ciudad santa, la Iglesia, se dice que no sólo tiene una Puerta, sino doce: los doce apóstoles. La única entrada, pues, que es Cristo, él mismo ha querido que fueran doce. Su comunidad, además de una, santa y católica, es también «apostólica». Lo cual es un don gozoso y a la vez un compromiso. Para la comunidad, que acepta la mediación eclesial de los pastores en la transmisión de la fe, en la animación de la comunidad y en la celebración de los sacramentos. Y en los mismos pastores, que no se sienten dueños ni de la Palabra, ni de la gracia ni de la comunidad. Sino servidores del único Pastor y Puerta, Cristo Jesús.

J. ALDAZABAL
MISA DOMINICAL 1993


13.

-«Yo soy la puerta» «Muy muchas veces lo he visto por experiencia; hámelo dicho el Señor; he visto claro que por esta puerta hemos de entrar», escribía desenfadada Santa Teresa de Jesús (·TEREJ:v. 22, 6). No hay otro camino que Cristo para llegar a Dios. Su humanidad es la puerta del templo.

Cristo-Puerta. La puerta es una imagen entrañable y familiar; es una invitación a la relación y al encuentro; es signo de apertura.

Cristo es, en primer lugar, puerta de Dios, porque nos facilita el acceso al Padre. En Cristo, Dios se hace accesible y cercano. Cristo es una puerta preciosa, que empieza a abrirse en su nacimiento y sucesivas epifanías, dejándonos ver resplandores de la divinidad; se abre más a lo largo de su ministerio, invitando a todos a entrar por ella y explicándonos el interior de sus moradas, para quedar entera y definitivamente abierta en su Pasión, cuando el velo del Templo quedó rasgado para siempre. Son cosas y gestos de amor, que de por sí tienden a comunicarse. «Siempre que se piense de Cristo, nos acordemos del amor con que nos hizo tantas mercedes y cuán grande nos le mostró Dios en darnos tal prenda del que nos tiene; que amor saca amor» (Santa Teresa, v. 22,14).

CARITAS
RIOS DEL CORAZON
CUARESMA Y PASCUA 1993.Pág. 234


14.

TRES DEFINICIONES DE CRISTO

Hoy, en el evangelio de este cuarto domingo de Pascua, encontramos tres definiciones que hace Cristo de sí mismo: es puerta, pastor y aprisco.

En la Biblia se habla muchas veces de la puerta de la ciudad, que, fortificada, garantiza la seguridad de los ciudadanos. Franquear las puerta del templo significa a cercarse a Dios; salvarse es penetrar por la puerta del cielo, que se abre a quien llama desde la fe. Jesús es la puerta de acceso al Padre, la puerta que introduce en los pastos donde se ofrecen libremente los bienes divinos. Los discípulos de Jesús deben ser siempre "puerta" abierta para los demás, y no pared de rebote o muro de choque. Y para que el cristiano aparezca ante el mundo como una "puerta" de entrada; como oferta de salvación, cada creyente tiene la responsabilidad de vaciarse de sí mismo para no ser un obstáculo.

Jesús es el único y buen pastor de la comunidad cristiana. Superando una idea bucólica o despectiva, hay que entender al pastor como el hombre de coraje, de audacia y de prudencia, que camina delante y conoce las ovejas. En lenguaje actualizado, el pastor es el líder y el guía. Desde las catacumbas, los cristianos siempre han reconocido a Jesús como el buen Pastor que da la vida por sus ovejas y muere como "cordero de Dios" para hacerse alimento de su rebaño. Por eso su ejemplo es camino para sus seguidores.

Jesús es también el aprisco del rebaño. En él se encuentra la defensa, el abrigo y el descanso. Él es el Reino de Dios, al que no se entra con astucia, como los ladrones, ni con violencia, como los salteadores, sino en la fidelidad, en el servicio total, en la paz que es plenitud de bien.

En este domingo la Iglesia celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones: al sacerdocio y ministerios, a la vida misionera, a la profesión de los consejos evangélicos en la vida religiosa o en institutos seculares. Es tarea permanente, pero más que nunca de este día, orar por las vocaciones consagradas: las que hay y las que tendría que haber. Para que sean puerta que abren el acceso a Dios y buenos pastores, como Jesús, para su pueblo.

Andrés PARDO


15. Para orar con la liturgia

Pastor bueno, vela con solicitud sobre nosotros
y haz que el rebaño adquirido por la sangre de tu Hijo
pueda gozar eternamente de las verdes praderas de tu reino

Y tener parte de la admirable victoria de su Pastor.

Oración después de la comunión / Oración colecta