PRIMERA LECTURA

Los primeros cristianos comprendieron que la proclamación del Evangelio no solamente les exigía una aceptación intelectual, sino una actitud práctica, que precisamente tendía a la superación de todo aquello que discrimina artificialmente a los hombres y los divide en clases socioeconómicas.

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Lectura de los Hechos de los Apóstoles 2,42-47.

Los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.

Todo el mundo estaba impresionado por los muchos prodigios y signos que los apóstoles hacían en Jerusalén. Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno. A diario acudían al templo todos unidos, celebraban la fracción del pan en las casas y comían juntos alabando a Dios con alegría y de todo corazón; eran bien vistos de todo el pueblo y día tras día el Señor iba agregando al grupo los que se iban salvando.