COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 2. 15-20

1.

Lo que sobresale por encima de todo es el impulso evangelizador que proviene de la  contemplación de las maravillas de Dios: los pastores cuentan a todos lo que han visto y  oído, y esto provoca que más gente se admire también de la obra de Dios. Y esta expansión  del anuncio gozoso es, al mismo tiempo, alabanza de Dios por la obra que ha realizado. Del mismo modo, Lc presenta a María (que aquí se convierte especialmente en tipo de lo  que hace la Iglesia) "conservando todas estas cosas", por el carácter profético y revelador  que poseen, y que tienen que ser permanentemente meditadas, hechas presentes.

J. LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1978, 23


2. 

En medio de toda esta escena, Lucas reserva un versículo a la figura de María, la madre.  La presenta con una actitud contemplativa, que contrasta con la exultación gozosa de los  pastores. Pero este pequeño contrapunto es de gran importancia, porque por María  comprendemos que, a pesar de la gran manifestación de Dios, el hombre está siempre  delante del misterio, realidad que debe acoger con el respetuoso silencio de la fe.

A. R. SASTRE
MISA DOMINICAL 1989, 1


3. M/PD 

La acción de Dios, la Palabra de Dios, obliga a meditar para hacerse disponible a lo que  Dios espera. No es tiempo perdido.

Nuestra realidad humana no puede intuir todo en un momento, por esto necesitamos  reflexión, oración.

María tuvo necesidad de meditar la Palabra de Dios; y eso que ella era llena de gracia.  María iba avanzando en la fe, una fe que era prototipo de la fe de la Iglesia, por medio de  esas actitudes humanas auténticas, una de las cuales es la meditación de la Palabra de  Dios.

Curioso. María aprende de los pastores. Del arcángel Gabriel no nos extraña. Pero de los  pastores... Así es la Palabra de Dios.

Cualquier prójimo es portador de un mensaje de Dios y es instrumento imprescindible para  la historia humana y para cada uno de los demás hombres.

Amar al prójimo no significa sólo ni principalmente ayudarle cuando necesita de  nosotros...

El precepto del amor significa propiamente reconocer al prójimo, como lo que es:  necesario para nosotros.

Entonces, cuando se encuentre necesitado, no le proporcionaremos solamente una  "muestra" de generosidad, sino que le daremos nuestra persona como se la hemos de dar  en toda ocasión.

María amó así; por esto los pastores y los "devotos" de María encuentran en ella el mejor  aliciente para amar a Dios y al prójimo, es decir, para ser cristianos...


4.

¿Quiénes son estos pastores a los que el ángel del Señor ha dirigido su mensaje?  Siguiendo una tradición antigua se les identifica con los pobres de la tierra, los que viven  alejados de los pueblos y no pueden cumplir reglamentos de la ley ceremonial de los judíos.  Todas estas notas parecen ser auténticas. Sin embargo, no podemos olvidar que nos  hallamos en Belén, ciudad del rey David, que fue pastor, llamado por Dios de entre el  rebaño; tampoco olvidemos a Abraham y los patriarcas, que, siendo pastores, escucharon  la llamada de Dios y recibieron su visita. En otros pueblos del oriente antiguo se han  contado historias más o menos semejantes. Por todo eso pensamos que los pastores del  relato no son simplemente los pobres y alejados, sino también aquéllos que están prontos a  escuchar la voz de Dios y a fundar su nuevo pueblo entre los hombres.

Sea cual fuere su sentido definitivo, lo cierto es que los pastores aceptan la palabra del ángel, se dirigen a observar el signo y encuentran al niño acostado en el pesebre. Hasta  aquí todo parece más o menos lógico. Lo verdaderamente extraño es que el signo les  convenza, que hagan suyo el evangelio -creyendo que ha nacido el Salvador- y alaban a  Dios por todo ello. FE/PARADOJA:

Nosotros, lo mismo que los pastores, nos movemos aquí en el plano de la paradoja  fundamental del cristianismo: vemos por un lado a un niño, envuelto en los pañales,  indefenso, sencillamente un hombre; o vemos si se quiere a un pretendido profeta del  Señor que muere ajusticiado. Tal ha sido el signo, el de Belén o el del Calvario. Pues bien,  sobre ese signo se descorre la palabra de la epifanía radical de Dios que anuncia: Os ha  nacido (ahí lo tenéis) el salvador, el Mesías de la esperanza de Israel, el Señor de todo el  cosmos. Ante esa paradoja, los pastores han respondido como creyentes; en ellos, que  eran quizá los más pequeños de la tierra, ha comenzado a brillar como en Abraham, la  nueva luz de la verdad de Dios para los hombres. Ante esa paradoja se nos pide también a  nosotros el valor de una respuesta.

Como detalle debemos añadir que en realidad no existe adoración de los pastores (en  contra de la adoración de los magos de Mt 2, 11). Su gesto se refleja en estos rasgos: a)  encuentran al niño y le aceptan como signo de Dios ; b) confían en la palabra del ángel,  creyendo en su evangelio (nacimiento de un salvador); c) glorifican a Dios. La historia ha  comenzado en Dios, que les ha puesto en camino hacia el niño del pesebre; desde el niño,  aceptando el evangelio, todo vuelve a conducirles hacia Dios, a quien alaban por su obra  salvadora.

Ante el relato de los pastores, el texto de Lucas nos ofrece dos respuestas. Están a un  lado los curiosos, que se admiran por lo extraño del suceso. Está en el otro la figura de  María, que conserva todas estas cosas, las medita en su interior y reconoce (va  reconociendo) la presencia de Dios en el enigma de su hijo envuelto entre pañales,  recostado en un pesebre. También nosotros nos hemos situado ante el relato: ¿Como los  pastores y María? ¿Simplemente como curiosos? 

COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT
EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1239s.


5.

Inmediatamente después de terminarse la celestial revelación, los pastores se hacen al  camino hacia Belén, y allí se les confirma el mensaje anunciado por los ángeles. Una vez en  Belén, cuentan lo que a ellos se les ha comunicado y cómo han sido conducidos de esta  manera al recién nacido Mesías-Niño.

La indicación de que encontraron a Jesús en el portal es el signo por el que la fe de los  pastores tiene que decidirse. Lo cual hace, a su vez, que ellos en el lugar del nacimiento se  conviertan en mensajeros de alegría.

Sobre María se pone de relieve el hecho de que todas las palabras que salían de la boca  de los pastores (es decir: "todas esas cosas", los datos narrados) las guardaba y  conservaba en su corazón (cf. v. 51; Gn 37, 11; Dn 7, 28). El corazón, como un tesoro, se  manifiesta en el caso de los pastores en que no cesan de alabar a Dios y proclamar su  gloria. Después, aquella gente sencilla marcha de nuevo a su rebaño, pero ya, como se ha  indicado, alabando a Dios por lo que han vivido y por lo que con fe se les ha permitido  conocer.