COMENTARIO A LA SEGUNDA LECTURA OPTATIVA
1 Juan 5,1-9

 

El Espíritu, el agua y la sangre

¿De dónde proviene la comunión con Dios y con los hermanos? Para el autor de la primera carta de Juan, esta comunión nace de la fe que nos hace ser hijos de Dios, que tiene como objeto la persona de Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios (v. 5-6), y que nos impulsa a observar los mandamientos de Dios (según Juan, el mandamiento es el amor; v. 1).

Esta vida de comunión ha sido inagurada y vivida por el mismo Jesucristo. Él nos la of rece a nosotros por medio del agua de bautismo y la sangre de su cruz. Agua y sangre que hacen referencia a los dos polos de la vida pública de Jesús; el agua de su bautismo en el Jordán, y la sangre de su cruz en Jerusalén. En ambos momentos se ha manifestado toda la fuerza del Espíritu de Dios.

Sobre este triple testimonio se fundamenta la manifestación de Dios en Cristo su Hijo: agua, y sangre y Espíritu. A los oídos cristianos, tales imágenes recuerdan la presencia y la acción del Espíritu en el cristiano por medio del agua del bautismo y el vino de la eucaristía.

De hecho este pasaje constituye una especie de síntesis de todo el mensaje de la primera carta de Juan: la estrecha relación entre la fe y el amor en el auténtico creyente; la confesión de Jesús como verdadero Dios y como verdadero hombre; la insuficiencia de un amor puramente espiritual; la manifestación del Espíritu en la vida de Jesús y en los sacramentos cristianos.

JORDI LATORRE