COMENTARIOS A LA PRIMERA LECTURA
Nm 06, 22-27

 

1.

Composición del relato:

-Se compone de tres partes: una introducción (vs. 22-23), un poema litúrgico que es una fórmula de bendición (vs. 24-26) y una conclusión (v. 27).

En las tres partes una raíz verbal común: "bendecir" (vs. 23. 24. 27), y en las tres oraciones del poema (paralelas por su contenido y forma) un mismo sujeto: el Señor (vs. 24-26). Esta triple invocación del nombre del Señor hace eficaz la bendición de los sacerdotes aaronitas (v. 23). En realidad es Dios el que bendice a través de sus mediadores (v. 27).

Comentario:

-Una de las tendencias dominantes de la primera parte del libro de los Números es poner en claro el papel o función de los sacerdotes. Es cierto que patriarcas, reyes y levitas pueden bendecir (cfr. Bn. 27, 48; II Sam. 6, 18; I Rey. 8, 14. 55; Dt. 10, 8, 221, 5), pero aquí esta función está reservada en exclusiva a los sacerdotes (cfr. Sir. 50, 22 ss).

-La bendición hace presente a Dios en medio del pueblo (v. 27). Toda bendición humana continúa la bendición de Dios a los seres creados y a los patriarcas (cfr. Gn. 1, 22.28; 12, 2 ss). Pronunciada, siempre produce su efecto sin poderse revocar (cfr. Gn. 27, 30-38: difícil de entender a todo hombre occidental. La bendición en el A.T. guarda similitud con la bendición gitana).

-Las fórmula de bendición posee un estilo arcaico y conciso (es muy citada en el A.T..: Sa. 67, 1,; 119, 135..., y en la literatura del Qumran, signo evidente de su importancia en la piedad judía). Se implora la bendición divina para que el Señor:

1) Conceda abundantes cosechas, ganados, éxitos en las empresas... (v. 24; Dt. 28, 2-14). Termino equivalente a bendecir, aunque en forma negativa, es "proteger".

2) "Ilumine su rostro sobre ti": en Prov. 16, 14 ss., esta expresión se opone a la ira del rey. Indica, por tanto, mostrar su favor, conceder el bien y la vida (cfr. Sal 31, 17; 80, 4.8.20).

3) Te concede la paz. La paz es un término muy rico en hebreo, sin traducción posible en nuestras lenguas. Indica la idea de perfección o de totalidad: bienestar, prosperidad material y espiritual tanto a nivel individual como colectivo... La paz aquí no se opone a la guerra solamente, sino a todo lo que puede perjudicar el bienestar humano y las buenas relaciones de los hombres entre sí y con Dios.

Reflexiones:

-Algunas variantes textuales ponen los verbos de este relato en futuro, adquiriendo así la bendición un valor profético. Por eso muchos Padres han visto en este texto el anuncio de la auténtica bendición: la venida de Jesús, nuestra paz (cfr. Is. 9,6; 11, 1-9...). Estos días contemplamos el nacimiento de este Príncipe que nos trae una paz basada en la justicia, el amor a Dios y a los hermanos (cfr. Is. 32, 17; 60, 17...).

-Millones de seres humanos pasan hambre. Los bienes materiales escasean incluso en nuestro mundo occidental: aumento del paro, carencia de poder adquisitivo... El egoísmo reina por todas las partes: sólo nos interesa lo nuestro y los nuestros; los demás no cuentan, ni siquiera Dios. Al contemplar estos días al Príncipe de la paz en el Belén imploremos también su bendición; de lo contrario nuestro mundo tiene visos de convertirse en una jauría de locos.

A. GIL MODREGO
DABAR, 1986 nº 7


2. PAZ/BENDICION  PAZ-MESIANICA. QUÉ SIGNIFICA.

He aquí una fórmula antiquísima para bendecir al pueblo invocando sobre él el nombre del Señor. La bendición del pueblo estaba reservada a los sacerdotes; por eso aquí se encomienda expresamente la fórmula al primero de ellos, Aarón, y a sus hijos (cf. Dt 10, 8; 21, 5). Si alguna vez los reyes, como hizo David (2 S 6, 18) bendijeron a todo el pueblo, fue porque ejercieron ocasionalmente funciones sacerdotales. Los sacerdotes acostumbraban a impartir la bendición en el templo, bien sea antes de comenzar el culto y como saludo (Sal 118, 26) o después y como despedida (Lv 9, 22).

Esta fórmula de bendición consta de tres miembros paralelos, cada uno de los cuales comienza de nuevo invocando el nombre del Señor (aunque la tradición no ha respetado esta estructura al suprimir el nombre del Señor en el segundo miembro). Notemos también que el primer miembro tiene en el original solamente tres palabras, cinco el segundo y siete el tercero. La pronunciación de la fórmula se acompaña con el rito de la imposición de manos. La repetición del nombre del Señor, el "crescendo" literario y el gesto de imponer las manos sobre el pueblo señalan muy bien la voluntad de eficacia del que bendice. Sin embargo, no estamos ante una fórmula mágica que funcione por sí misma, por la fuerza de las palabras y los ritos. De ser así, el favor de Dios pasaría a depender de los sacerdotes que poseen la fórmula. El modo optativo de todos los verbos que se usan indica que se trata de una oración; por lo tanto, los sacerdotes tienen que pedir a Dios su favor y no pueden controlar su gracia.

Se espera que Dios conceda su protección, su favor y la paz al pueblo sobre el que ha sido invocado su santo nombre. Esta "paz" (en hebreo Shalom palabra con la que se saludan los judíos hasta nuestros días) significa mucho más de lo que nosotros solemos entender. La "paz" es para los judíos el compendio de todos los bienes mesiánicos: reposo, gloria, riqueza, salvación, vida..., y, en todo caso, únicamente es posible como fruto de la justicia.

La paz entendida como desorden establecido y simple ausencia de guerra "caliente" no tiene valor alguno, no es la paz que viene de Dios.

EUCARISTÍA 1985, 1


3. PAZ-BIBLICA:

EL SEÑOR TE CONCEDA LA PAZ.

A comienzo del nuevo año quisiéramos los cristianos invocar de Dios sobre toda la humanidad la bendición de que nos habla Num. 6, 24-25: "El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz". La paz bíblica no es un concepto negativo, ausencia de guerra o de violencia, es como la síntesis de todos los bienes necesarios y posibles, es "Shalom", un estado de bienestar espiritual y material, comunión con Dios y con los hermanos. Por eso la paz es una meta hacia la que caminamos, un quehacer en que trabajamos.

PAZ/VAT-II  PAZ/JUSTICIA 
Desgraciadamente, esta concepción positiva de la paz que exige como fundamento cotas cada vez mayores de justicia, libertad y amor, ha ido degenerando hasta convertirse en algo exclusivamente negativo: la ausencia de guerra. Un botón de muestra lo tenemos en que la llamada ética de la paz ha estado construida más bien en relación a la evitación de la guerra ("doctrina de la guerra justa") que como camino positivo de construcción de la paz. Por eso el Vaticano II tiene que advertir: "La paz no es la mera ausencia de guerra, ni se reduce al solo equilibrio de las fuerzas adversarias, ni surge de una hegemonía despótica, sino que con toda exactitud y propiedad se llama obra de la justicia... Por eso la paz jamás es una cosa del todo hecha, sino un perpetuo quehacer" (G.S.78).

DABAR 1987, 7