O R A C I Ó N


Muéstrate, por fin, Señor.
No permanezcas por más tiempo 
oculto a nuestros ojos.
No guardes silencio más días.

¿Hasta cuándo vamos a caminar entre tinieblas,
cansados, desorientados y abatidos?
Desata tu brazo, Señor, desata tu poder
y sal en defensa del pobre y oprimido.
Tiende tus brazos a los que vacilan,
hazte encontradizo a los que te buscan,
sorprende a los que te huyen.

No permitas que se blasfeme tu nombre,
diciendo: es el azar,
es el inconsciente,
es la materia.
¿Acaso el que ha hecho el oído... no oye?
¿No ve el que se ha inventado los ojos?

Los pensamientos de todos los hombres
están en tu ordenador,
todas sus palabras están registradas.

Bienaventurado
el que se deja enseñar por tu palabra.
Dichosos los que no ven y creen.
Sin estar en la seguridad social, están seguros.
Sin necesidad de tranquilizantes,
dormirán tranquilos y vivirán en paz.

Porque tú, Señor,
eres nuestro Padre
y nos quieres.