PRIMERA   LECTURA

El símbolo adánico expresa la radical condición de servidumbre. Las penalidades en que ésta se concreta están asociadas al mal y éste al fallo humano. Los descendientes de la madre simbólica—todo el género humano—se saben comprometidos en la lucha con el mal. En el cometido les alienta una promesa de victoria: Dios está con el hombre en la lucha. La historia de la salvación señala su presencia en personas y signos que le revelan redentor.


Lectura del libro del Génesis 3,9-15. 20.

Después que Adán comió del árbol, el Señor Dios lo llamó:

—¿ Dónde estás ?

El contestó:

—Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí

El Señor le replicó:

—¿Quién te informó que estabas desnudo? ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?

Adán respondió:

—La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí.

El Señor Dios dijo a la mujer:

—¿Qué es lo que has hecho?

Ella respondió:

—La serpiente me engañó y comí

El Señor Dios dijo a la serpiente: Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón.

El hombre llamó a su mujer Eva por ser la madre de todos los que viven.