ROMA, 08 Dic. 06 (ACI).-
Durante la tradicional ofrenda floral ante la imagen de
A continuación la oración completa pronunciada por el Santo Padre esta tarde:
“Oh María, Virgen Inmaculada, también este año, nos volvemos a encontrar con amor filial a los pies de esta tu imagen para renovarte el homenaje de la comunidad cristiana y de la ciudad de Roma. Aquí nos detenemos en oración, siguiendo la tradición inaugurada de los Papas precedentes, en el día solemne en el que la liturgia celebra tu Inmaculada Concepción, misterio que es fuente de gozo y de esperanza para todos los redimidos. Te saludamos y te invocamos con las palabras del Ángel: ‘Llena de gracia’ (Lc 1,28), el nombre más bello, con el cual Dios mismo te ha llamado desde la eternidad.
‘Llena de gracia’ eres tú, María, llena del amor
divino desde el primer instante de tu existencia, providencialmente predestinada
a ser la Madre del Redentor, e íntimamente asociada a Él en el misterio de
‘Llena de gracia’ eres tú, María, que acogiendo con tu ‘sí’ los proyectos del
Creador, nos has abierto el camino de
¡‘Llena de gracia’ eres tú, María! ¡Tu nombre es para todas las generaciones garantía de segura esperanza. Sí! Porque, como escribe el sumo poeta Dante, para nosotros mortales tú “eres de esperanza fuente de vida” (Par., XXXIII, 12). A esta fuente de tu Corazón inmaculado, venimos una vez mas peregrinos confiados a recibir fe y consuelo, gozo y amor, seguridad y paz.
Virgen ‘llena de gracia’, muéstrate Madre tierna y con premura por los habitantes de esta tu ciudad, para que el auténtico espíritu evangélico los anime y oriente sus comportamientos; muéstrate Madre y guardiana vigilante de Italia y Europa, para que de las antiguas raíces cristianas los pueblos sepan tomar la linfa para construir su presente y su futuro; muéstrate Madre próvida y misericordiosa por el mundo entero, para que, respetando la dignidad humana y rechazando toda forma de violencia y de explotación, se coloquen bases sólidas para la civilización del amor. Muéstrate Madre especialmente de aquellos que tienen más necesidad: de los indefensos, de los marginados y los excluidos, de las víctimas de una sociedad que a menudo sacrifica al hombre por otros fines e intereses.
¡Muéstrate Madre de todos, oh María, y danos a Cristo, la esperanza del mundo! ¡’Monstra Te esse Matrem’, oh Virgen Inmaculada, llena de gracia! ¡Amén!”.