COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
Ef 1. 3-6.11-12 

Primero
nos bendice a nosotros el Señor,
después 
bendecimos nosotros al Señor.
Aquella es la lluvia, 
éste es el fruto.
Así se devuelve el fruto a Dios, 
que llueve sobre nosotros 
y nos cultiva.

San Agustín
comentario al salmo 66


1. ALABANZA/EULOGIA 

Tanto por su forma como por su contenido, el texto es claramente una oración de alabanza o "eulogia". Nos referimos a un género de oraciones bien conocido en Israel, por ejemplo, en los salmos de alabanza, y también en la liturgia de la Iglesia. La oración solemne eucarística o canon de la misa es el ejemplo más sobresaliente de nuestra liturgia. La "eulogia" comienza siempre invocando a Dios (el Padre omnipotente) y continúa haciendo memoria de las maravillas que opera en favor de su pueblo. La alabanza se funda en la memoria, que frecuentemente va unida a la acción de gracias o "eucaristía".

EU/ALABANZA: Alabanza, memoria y acción de gracias son constitutivos esenciales de la "oración solemne eucarística".

La alabanza no va dirigida a un sujeto indeterminado o abstracto, lejano a la conciencia de los hombres, sino a "el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo". La comunidad cristiana sabe muy bien a quién alabar y conoce el origen de todas las gracias que recibe y experimenta. Dios es el "Dios de Jesucristo" y Jesucristo es el "Amado de Dios" (v. 6). Esta mutua relación y pertenencia es la garantía de nuestra salvación en Jesucristo. Por Jesucristo y en Jesucristo tenemos acceso al Padre, por él y en él le tributamos todo honor y toda gloria; por Jesucristo y en Jesucristo el Padre se ha acercado a nosotros con la salvación. Si el pecado nos aleja de Dios y de los hombres, la salvación de Dios en Jesucristo nos acerca los unos a los otros y restablece la comunicación vertical de todos con un mismo Padre. En Jesucristo somos como un canto de alabanza por la gracia de Dios que hemos recibido, somos una comunidad de alabanza.

ADOPCION/FILIACION: Al hacer memoria de las bendiciones o beneficios de Dios, el autor destaca especialmente la elección de que hemos sido objeto, antes de la creación del mundo, para que viviéramos como hijos queridos en la presencia del Padre. Se trata de una elección en Cristo, que es el Hijo, La palabra "adopción" está tomada del lenguaje jurídico, pero tiene aquí un sentido mucho más realista: nada de una simple "adopción legal" es todo un "gracioso nacimiento de Dios" (Jn 1, 12ss; 3, 3; Tt 3, 5) por el que nos llamamos y somos en verdad "hijos de Dios" (/1Jn/03/01; Rm 8,1; /Ga/04/06).

Como "hijos de Dios" somos también "herederos" de todos los bienes de su reino.

Nuestra unión con Cristo mantiene en nosotros viva la esperanza de alcanzar todos estos bienes (cfr. Col 1, 5; Rm 8, 24), pero la plena posesión de la herencia sólo será posible después de la resurrección de los muertos.

EUCARISTÍA 1980, 57


2. VOCA/FILIACION

Admiración agradecida al Padre que nos eligió para "ser sus hijos en la persona de Cristo". Su elección es significativa y nos invita a contemplar a María no separada de nosotros sino a nuestro lado y delante de nosotros, dando gracias al Padre por la elección de que ha sido objeto junto con nosotros. No es un meteorito que cae de lo alto, sino que forma parte de esta humanidad escogida y salvada: es de nuestra raza y de nuestra familia, y pertenece a nuestra comunidad y a nuestra historia espiritual.

J. TOTOSAUS
MISA DOMINICAL 1982, 23


3. SANTIDAD/CR 

Los vs. 3-6 son la primera estrofa del himno inicial de esta carta, en el que se presenta el plan de Dios desde antes de la creación. Plan de Dios sobre y para el hombre. Todo ello en un tono de reconocimiento, adoración y acción de gracias.

Inicialmente se presentan la elección y destino del hombre según Dios. Destino que es la filiación y la santidad. Esto último ha de entenderse no en un sentido meramente moral, o como paso previo para ser hijos, sino como otra forma de describir este destino fundamental. Sería preciso recuperar este sentido de "santidad" para no desvirtuar la palabra o entenderla superficialmente. Santo es quien está unido con Dios. Y una forma total de serlo es justamente el ser hijos.

Ese destino del hombre es gloria y alabanza de Dios. No porque El lo necesite ni le añada ninguna prerrogativa que no tenga. El mero hecho de cumplir el plan de Dios, de realizarlo en cada uno, es beneficioso sobre todo para el propio hombre. Pero ello va inevitablemente unido al reconocimiento de que Dios planea y obra esta acción. Lo cual también puede llamarse alabanza.

El himno en esta primera estrofa y en los vs. 11-12 subraya la iniciativa gratuita de Dios. Previamente a cualquier acción o mérito humano -¡esto se ve claramente, pues el hombre todavía no existe antes de que Dios piense en él. Dios hace todo esto simplemente porque es bueno, porque eterno es su entrañable amor.

Hay personas que han realizado este plan de Dios de forma integra, de principio a fin de su vida. No tanto por otra cosa sino por su apertura integral al mismo. Tal es María.

F. PASTOR
DABAR 1985, 2


4.

Cuando se conoce un poquito el misterio de Dios, algo de sus designios y de sus sentimientos, como Pablo, no se puede dejar de aclamar: «Bendito, bendito sea Dios». Y ésta será nuestra vocación y nuestra tarea definitiva. Todos estamos destinados a bendecir y a ser «alabanza de Dios» para siempre.

Bendecimos a Dios porque El nos ha bendecido primero «con toda clase de bienes». El protagonista es Cristo. Aparece citado en cada linea (seis veces), para decirnos que todas las bendiciones pasan por Cristo y se personalizan en Cristo; que todas las bendiciones son Cristo.

Lo de la Inmaculada decimos que casi no es privilegio, que todos estamos llamados a lo mismo, desde antes de crear el mundo, a ser «santos e inmaculados». O sea, que María es nuestro futuro anticipado, estímulo de nuestra esperanza. Y Cristo, la garantía de todas las promesas.

CARITAS
FUEGO EN LA TIERRA
ADVIENTO Y NAVIDAD 1988.Págs. 43


5.

El proyecto de Dios, apuntado ya en las primeras páginas del Génesis. empieza a cumplirse en Cristo y en María. Y seguirá cumpliéndose en cada uno de nosotros, en la humanidad entera. Es realmente un proyecto luminoso, magnífico. Dios, ciertamente no creó al hombre perfecto, pero le ha destinado a ser perfecto, «santo e irreprochable por el amor».

Lo que pasa es que el hombre, por sí mismo, es incapaz de alcanzar este destino. Por eso, Dios se ve "obligado" a introducir en la humanidad otra fuerza dinamizadora: es Cristo, «la persona de Cristo», por el que somos generosamente «bendecidos», hasta que lleguemos a ser nosotros mismos pura bendición y «alabanza». Sin Cristo la humanidad sería un caos, una amenaza constante, una maldición. Pero Cristo todo lo ilumina, lo sana, lo santifica y plenifica; y la primera en ser bendecida, sanada, santificada y plenificada, fue su madre, "la mujer", palabra ésta cargada de resonancias mesiánicas, la Inmaculada.

CARITAS
UN AMOR ASI DE GRANDE
ADVIENTO Y NAVIDAD 1990.Págs. 38 s.


6.

Para escribir a los filipenses, Pablo mojó la pluma en el tintero de su corazón. El recuerdo de estos fieles de Filipos, los primeros cristianos de Europa, le llena de emoción y de alegría. Y es que los quiere muchísimo. Hasta se lo puede jurar: "Testigo me es Dios...". Pero lo hermoso es que los quiere «en Cristo Jesús», literalmente: «en las entrañas de Cristo Jesús», o con las entrañas, con el amor entrañable de Cristo Jesús. Así tendríamos que querernos todos. El título que da a esta Iglesia también es hermosísimo: «comunidad de amor», literalmente: «amor». La comunidad cristiana se realiza y se alimenta de amor. La comunidad cristiana es amor. El cristiano es amor, como Dios.

Y lo que desea y lo que pide Pablo es que este amor «crezca en penetración y sensibilidad para apreciar los valores», que crezca en cantidad y en intensidad, que no se reduzca a un amor sentimental sino que sea dinámico y operativo, que se comprometa con la justicia y con todos los valores, que crezca en todo, que crezca más y más y más. Porque el amor, sabemos, no tiene límites. Es así como podremos llegar a ser «limpios e irreprochables, cargados de frutos» de santidad. Es así como podremos llegar a ser santos e inmaculados, como María, la Inmaculada, la Madre del amor más grande y más hermoso.

CARITAS
UN DIOS PARA TU HERMANO
ADVIENTO Y NAVIDAD 1991.Pág. 39


7.

«Bendito sea Dios»: una página exultante, llena de agradecimientos, alabanzas y bendiciones. Y es que el plan de Dios se ha manifestado en la persona de Cristo como divinamente generoso. No se puede pedir más: «bienes espirituales y celestiales», santidad, gracia, filiación, participación divina, gloria. Es el triunfo del amor misericordioso de Dios.

En este proyecto, que se apoya en Cristo, María es también pieza clave. En su Inmaculada Concepción el proyecto divino empieza a hacerse realidad. Colmada de bendiciones, elegida en la persona de Cristo «para que fuésemos santos e inmaculados ante él por el amor», hija y heredera, «alabanza de su gloria». Por eso, esta fiesta de la Inmaculada es muy propia de Adviento, fiesta de optimismo y esperanza.

CARITAS
RIOS DEL CORAZON
ADVIENTO Y NAVIDAD 1992.Págs. 51 s.


8.

A diferencia de lo que es habitual en las cartas de Pablo, la carta a los Efesios no incluye al empezar ninguna acción de gracias con referencia a la vida concreta de la comunidad a la cual se dirige, sino que se dispara de entrada con una acción de gracias por la obra salvadora de Dios, de la cual hoy leemos unos breves fragmentos (recortados, con el objeto de hacer resaltar, en esta fiesta, el hecho de que Dios elige a los suyos para su obra). El himno comienza desde el cielo y desde antes del tiempo: todo proviene de Dios y es él quien lo ha realizado todo, según su voluntad. Y sigue hablando de cuáles han sido las bendiciones de Dios. Se puede destacar que este "destino a ser sus hijos" no se refiere a la predestinaci6n individual, sino que tiene un sentido general, referido al conjunto de los creyentes. También se puede destacar un tema que se irá repitiendo a lo largo de la carta: que las obras salvadoras de Dios son fuente de alabanza de Dios mismo. El final de este fragmento se refiere o bien al pueblo judío o bien a los judíos convertidos: el pueblo judío fue el primero en esperar el Mesías, y los judíos convertidos son los primeros que creyeron en él. Después, en el siguiente versículo (que no se lee), hablará de "vosotros", los paganos llamados a la conversión.

JOSEP LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1994, 16


9. Dios nos eligió en la persona de Cristo antes de crear el mundo

Como segunda lectura de hoy se nos propone este himno neotestamentario que de sobras nos es conocido por el uso que hace de él la Liturgia de las Horas en la oración de Vísperas de los lunes. El texto contiene una gran riqueza teológica que aparece de manera concentrada debido al lenguaje poético-hímnico que lo compone. La primera frase (v. 3) es un resumen de todo lo que el Padre ha hecho por nosotros por medio de Cristo y que se realiza en el Espíritu. Sigue una primera estrofa (v. 4-6) en la que se presenta la nueva situación en que vive el cristiano por la transformación que obra en él la fe en Cristo: ha resultado predestinado y elegido por Dios a ser su hijo (cf. Rm 8,29 y Jn 1,12).

Esto se expresa en la santidad de vida y en el amor (cf. 5,27). En la segunda estrofa (v. 7-12) se describe el origen de nuestra dignidad de hijos, mostrando su resultado: la redención, el conocimiento y la herencia. Finalmente, la tercera estrofa (v. 13-14) declara que esto es cosa de todos (nosotros y vosotros), después de recibir la prenda que es el Espíritu. Con este lenguaje denso y, a menudo difícil, el autor expresa la transformación que la fe en el Resucitado obra en la persona del creyente: le abre a la realidad de una nueva actitud vital y una nueva relación con Dios y con el prójimo; es hijo en el Hijo, y como tal ha de vivir ya desde ahora. En la persona de María se ha realizado esto de una manera única y admirable.

JORDI LATORRE
MISA DOMINICAL 1999, 15, 50