1672-1941
La
devoción al Sagrado Corazón como nosotros la hemos practicado durante la
primera mitad del siglo 20, y como fue practicada en la Iglesia universal por
tres siglos, estaba relacionada con la gran discípula del Sagrado Corazón,
Santa Margarita María Alacoque. Su súplica para una fiesta del Sagrado Corazón
indujo a un estudio más profundo de la naturaleza de esta devoción, a
documentos oficiales del magisterio y, finalmente, a una fiesta y una Misa
prescrita para la Iglesia universal.
El
título 'período de Santa Margarita Maria' es una generalización; pero
pienso que es justificado a causa de la influencia extraordinaria de la santa
en este largo período. La devoción al Sagrado Corazón en este período
estaba centrada, no en Margarita María, sino en Jesús como visto por la santa.
Había excepciones; Richstätter, por ejemplo, centró su atención en la Edad
Media. Pero, las palabras de Cristo dirigidas a la santa de Paray: "He aquí
este Corazón..." resonaron en la Iglesia universal, y recibieron una
respuesta imponente. Conmovieron el corazón de tantos cristianos, y hasta los
documentos del magisterio, aún no basados en sus visiones, respondieron a
lo que el Señor pide de ella y por ella[13].
Visto
que la bibliografía de este período es enorme[14],
me limitaré a un resumen de las contribuciones más importantes. Como
introducción quiero tratar brevemente la Escuela Francesa de espiritualidad,
aunque, en tiempo, parcialmente coincide con el período precedente.
El
nombre 'la Escuela Francesa' se encuentra con frecuencia para indicar un
movimiento de espiritualidad que tuvo su origen en la espiritualidad del
Cardenal de Bérulle (1575-1629).
Una característica de su doctrina es su visión de los 'estados
interiores' <'les états') de Jesús, que constituyen el fondo de su alma.
Aunque no usó el término 'corazón' con frecuencia, estaba de hecho interesado
en lo que en la lengua bíblica se llama 'el corazón', y que algunos de sus
discípulos después llamaron 'el interior de Jesús' (Olier), o 'su corazón
espiritual' (Eudes).
Para comprender lo que de Bérulle entiende con 'los esta-dos', es útil considerar cómo se relacionan con los misterios de la vida de Jesús. Los misterios de la vida de Jesús, dice Bérulle, son pasados en algunos aspectos, pero permanecen y son presentes en otros. Son pasados como eventos históricos; la encarnación, el bautismo de Jesús, la crucifixión, ocurrieron en el pasado. Pero esos misterios son eternos en su valor. El espíritu en el cual se operaron, las disposiciones de Jesús, la eficacia de esos misterios, permanecen actuales y presentes. A nuestro corazón se le llama a que 'adhiera' a esos estados interiores de Jesús, es decir, tenemos que entrar en ellos.
Otra
característica del Berulianismo es el énfasis en la virtud de religión: la
adoración de la divina Majestad. En la eucaristía podemos 'adherir' a la
actitud sacerdotal de Jesús. Con Jesús tenemos que aprender a ofrecer y a
decir: "Heme aquí que vengo... a hacer, oh Dios, tu voluntad."
De
Bérulle fundó el Oratorio, y fue principalmente por los miembros de esta
fundación que tuvo una influencia profunda y amplia: Charles de Condren
(1588-1641>; Francois Bourgoing <1585-1662), y dos miembros que después
fundaron otros institutos: Jean-Jacques Olier (1608-1657) y San Juan Eudes
(1601-1680).
Jean-Jacques
Olier fundó los Sulpicianos, que han formado tantos sacerdotes en sus
seminarios. Desarrolló la espiritualidad sacerdotal de Bérulle, pero quedó
fiel a la doctrina de la adherencia a la interioridad de Jesús.
El
estudio de la Escuela Francesa es importante para comprender la naturaleza de
la devoción al Sagrado Corazón. Al fondo de San Juan Eudes, de Santa Margarita
María y de tan-tos fundadores de nuevas congregaciones, está la Escuela
Francesa, con su interés en la interioridad de Jesús, en sus actividades.
Eso se olvidó a menudo, cuando el corazón físico de Jesús empezó a
acentuarse.
Juan
Eudes entró en el Oratorio del Cardenal de Bérulle en 1623. Conoció a de Bérulle
y a Condren personalmente y los admiró mucho. Fue ordenado sacerdote en 1625, y
Comenzó su apostolado como predicador de misiones rurales. Su primer libro, La
Vie et le Royaume de Jésus (1623), fue escrito en el espíritu de Bérulle.
En 1643 dejó el Oratorio y fundó la Congregación de Jesús y María, una
Congregación de sacerdotes dedicados al Sagrado Corazón de Jesús y al Corazón
de María. Pocos años antes, en 1741, ya había fundado una Congregación de
Hermanas, Las Religiosas de Nuestra Señora de Caridad.
Por
lo menos desde 1646 introdujo en sus congregaciones la fiesta del Corazón de
María. El texto de la Misa y del Oficio habla también del Corazón de Jesús.
Acentuó que los Corazones de Jesús y de María son uno. Durante los ocho últimos
años de su vida, comenzó a pensar más explícitamente en el Sagrado Corazón
de Jesús. En 1672 obtuvo la aprobación de unos diez obispos para una fiesta
del Sagrado Corazón de Jesús, y él mismo compuso el texto de la Misa. Esto
era realmente una cosa novedosa. Pío X le llamó: "Padre, Doctor y Apóstol"
del culto litúrgico del Sagrado Corazón.
En
1680 acabó su libro Du Coeur Admirable de la Très Sacrée Mére de D¡eu, su
testamento espiritual, porque murió en ese mismo año. El libro apareció en
1681; su 'libro' 12 era dedicado al estudio del Corazón divino de Jesús. San
Juan Eudes distingue tres Corazones en Jesús: su Corazón divino, su Corazón
espiritual, y su Corazón corpóreo:
En
nuestro Salvador hemos de adorar tres Corazones que, sin embargo, son solamente
un solo Corazón por causa de la unión hipostática. El primero es su Corazón
divino, existiendo desde toda la eternidad en el seno de su Padre adorable, que
es solamente un Corazón y un amor con el amor y el Corazón de su Padre y
que, con el amor y el Corazón de su Padre es la fuente del Espíritu Santo. Por
eso, cuando nos dio su Corazón a nosotros, nos dio también el Corazón de su
Padre y de su Espíritu adorable... El segundo Corazón de Jesús es su Corazón
espiritual, que es la voluntad de su alma santa, una facultad puramente
espiritual, cuya función es amar lo que es amable y odiar lo que es odioso...
El
tercer Corazón de Jesús es el Sagrado Corazón de su cuerpo deificado un foco
de amor divino y de amor incomparable para con nosotros. Su amor es tan intenso
que compele al Hijo de Dios a llevarnos siempre en su Corazón; a fijar sus ojos
hasta en nosotros; a interesarse por los asuntos más pequeños que nos atañen,
tan vivamente y tan de veras que cuenta hasta todos los cabellos de nuestra
cabeza."[15]
La
doctrina de San Juan Eudes es un poco complicada por causa de su distinción de
los tres Corazones. De Bérulle acentuó las disposiciones interiores de Jesús;
eso se vuelve 'el Corazón espiritual' en Eudes. Añadió el Corazón corpóreo,
pero no le presenta como símbolo; dice que los tres Corazones de Jesús son
uno. Este libro tuvo que esperar hasta 1834 para su segunda edición.
1647-1690
Aunque
Margarita María perteneció a una familia modera-mente rica, después de la
muerte de su padre, cuando era todavía una niña, ella y su madre sufrían
mucho por el temperamento autoritario de su tío en la casa. En su autobiografía,
escribió de este período de su juventud:
Después
de todos estos hechos pasaba las noches, como había pasado los días, -
llorando delante de mi crucifijo. Allá, aunque yo no lo entendí en aquel
tiempo, nuestro Señor me explicó que su intención era el dominio indisputable
de mi corazón, y que mi vida terrestre ser <a una vida de sufrimientos como
la suya. El sería mi Maestro precisamente por eso: para hacerme consciente de
su presencia, de modo que yo me comportase como él, durante sus atroces
sufrimientos que - como me mostró - él había soportado por amor de mí. (El
efecto en mi alma fue tan profundo, que no deseaba que cesaran mis
sufrimientos, ni siquiera por un instante). Después, no me abandonó jamás, y
siempre lo vi crucificado o llevando la cruz. En la compasión y el amor que
llenaban
mi corazón, todos mis sufrimientos me parecieron ligeros. Además, quise
imitar a Jesús en sus sufrimientos[16].
En
1671, cuando tuvo casi 20 años, entró en la orden de la Visitación en Paray-le-Monial.
Su noviciado fue un tiempo rico en gracia. Hizo su estancia en el Sagrado Corazón,
y Jesús le hacía entender perfectamente que fue un Corazón herido en el
que vivió. Cuatro días antes de su primera profesión, nuestro Señor le
dijo: "Recuerda que aquel con quien tú te casarás es un Dios crucificado.
Por eso debes conformarte a El, y decir adiós a todos los divertimientos de
la vida, porque no tendrás ninguno que no esté marcado con la cruz." <Vie
et Oeuvres t. l p. 67). Tenía
una sed extraordinaria de sufrir por nuestro Señor, y el Señor le mand6 muchos
sufrimientos de todas clases, tanto corpóreos como espirituales.
Poco
después de su primera profesión empezaron las grandes visiones, en las
cuales Nuestro Señor le reveló los servicios que ella hubiera de rendir al
culto del Sagrado Corazón. La primera gran visión ocurrió en la fiesta de San
Juan Apóstol, el 27 de diciembre de 1673:
Me
dijo: "Mi divino Corazón tiene tal pasión de amor por los hombres, y por
ti en particular, que no pudiendo contener en él las llamas de su ardiente
caridad, es preciso que las difunda por tu medio, y que se manifieste a ellos
para enriquecerlos con sus preciosos tesoros que yo te descubro y que contienen
las gracias santificantes y saludables necesarias para apartarlos del abismo de
perdición, y yo te he escogido como un abismo de indignidad y de ignorancia
para el cumplimiento de este gran plan, a fin de que todo sea hecho por mí."
Después El me pidió mi corazón, y yo le supliqué que lo tomase, lo que El
hizo, y le metió en el suyo adorable, en el cual El me lo hizo ver como pequeño
átomo que se consumía en este ardiente horno. Retirándole de allí como una
llama ardiente en forma de corazón, lo volvió a poner en el sitio de donde lo
había tomado, diciéndome: "He aquí, muy amada, una preciosa prenda de
mi amor, el cual encierra en tu costado una pequeña chispa de sus llamas más
vivas para servirte de corazón y consumirte hasta el último momento...
Y en señal que la gracia que te acabo de hacer
no es una
imaginación, y que es el fundamento de todas las que todavía
he de hacerte, aunque he cerrado la llaga de tu costado, el dolor te quedará
siempre, y si hasta ahora no has tomado más que el nombre de mi esclava, Yo te
doy el de discípula muy amada
de mi Corazón." (citado
en
J. Stierli, Heart
of
The Saviour pp. 115-116)
La
segunda visión importante fue probablemente uno de los primeros viernes de mes
de 1674:
Este
divino corazón me fue presentado en un trono de llamas, más
brillante que el sol y transparente como cristal, con
la llaga
adorable, y rodeado con
una corona de espinas que significaba las punzadas que le hacían nuestros
pecados, y una cruz encima significaba que desde los primeros instantes de su
En-carnación, es decir, desde que este Sagrado Corazón fue formado, la cruz
fue plantada en El, y fue colmado, desde los primeros instantes, de todas las
amarguras que le debían causar las humillaciones, pobreza, dolor y desprecio
que la sagrada humanidad debía sufrir durante todo el curso de su vida y en su
sagrada pasión. Me hizo ver que el ardiente deseo que tenía de ser amado por
los hombres y de apartarlos del camino de perdición por donde Satanás los
precipitaba en tropel, le había hecho concebir el plan de manifestar su Corazón
a los hombres con todos los tesoros de amor, de misericordia, de gracias, de
santificación y de salud que tenía, y todos aquellos que quisiesen rendirle
y procurarle todo el amor, el honor y la gloria que pudiesen, los enriquecería
con la abundancia y profusión de los divinos tesoros del Corazón de Dios, el
cual es su fuente, y a quien es preciso honrar bajo la figura del corazón de
carne, cuya imagen quería que yo expusiera y llevase sobre mi corazón para
imprimir en él su amor y colmarlo de todos los dones de que El está lleno, y
para destruir todos sus movimientos desordenados, y que en todas partes donde
esta santa imagen fuese expuesta para ser venerada, derramaría sus gracias y
sus bendiciones, y que esta devoción era como un último esfuerzo de su amor
que quería favorecer a los hombres en estos últimos tiempos, con esta
redención amorosa para apartarlos del imperio de Satanás,
que pretende destruir para someternos a la dulce libertad del imperio de su
amor, el cual quiere establecer en el corazón de todos los que quieran
abrazar esta devoción. (Stierli,
o.c.pp.
116-117)
La
Santa continúa con la relación de la tercera visión, que ocurrió también en
1674, estando ella ante el Santísimo expuesto. El Señor le descubre su Corazón,
las maravillas inexplicables de su amor y hasta qué excesos le había llevado
su amor para con los hombres, de quienes no recibía sino ingratitudes:
Lo
cual siento más que todo lo que sufrí
en la Pasión; tanto que si correspondiesen a mi amor, estimaría en poco todo
lo que he hecho por ellos y querría, si fuese posible, hacer aún más, pero
ellos sólo corresponden con frialdad y menosprecio a todos mis esfuerzos para
favorecerlos. Pero tú, al menos, dame el placer de suplir a su ingratitud
cuanto puedas ser capaz... En primer lugar, me recibirás en el Santísimo
Sacramento siempre que la obediencia te lo permita; las mortificaciones y
humillaciones que esto traiga consigo las debes recibir como prendas de mi amor.
Comulgarás además todos los primeros viernes de mes, y todas las noches del
jueves al viernes te haré participar de la mortal tristeza que quise sentir en
el Huerto de los Olivos; esta tristeza te reducirá, sin que puedas comprenderlo
a una especie de agonía más penosa de soportar que la muerte. (Stierli,
o. c. pp. 117-118)
La
nueva superiora de Paray-le-Monial, la madre Saumaise, a la que Margarita abrió
su alma lo mejor posible, creyó en el carácter sobrenatural de estas visiones.
Sin embargo, pensó oportuno hacerlas examinar por teólogos doctos. Margarita
se sometió con suma obediencia a ese examen, y nuestro Señor le mandó al
Padre Claude de la Colombière, a quien le contó todo. El padre Jesuita la
confortó en su camino, asegurándola de la autenticidad de sus visiones. Así
preparada, recibió la última y más grande revelación, en la cual Jesús le
pidió una celebración litúrgica del misterio de su Corazón.
Ocurrió
en la octava del Corpus Christi 1675:
He
aquí este Corazón que ha amado tanto a los hombres, que no ha perdonado nada
hasta agotarse y consumirse para testimoniarles su amor, y en agradecimiento
no recibe de la mayor parte más que ingratitudes, ya por sus irreverencias y
sacrilegios, ya por la frialdad y el desprecio que tienen por mí en este sacramento
de amor. Pero me duele aún más que se porten así corazones que me están
consagrados. Por eso te pido que el viernes siguiente a la octava del Corpus sea
dedicado a una fiesta particular para honrar mi Corazón, comulgando y
reparando su honor con un acto de desagravio para reparar las injusticias que
ha recibido estando expuesto en los altares. (Stierli,
o.c. p. 119)
Durante
diez años
estas visiones quedaron en secreto, hasta
en la comunidad de la santa.
En 1685 pasó
a ser maestra
de novicios
y entonces, poco a poco y con muchos sufrimientos,
logró hacer participar su
comunidad y sus directores
espirituales en la propagación de este
culto,
aunque la aprobación de la fiesta
del Sagrado
Corazón para la Iglesia
universal
tardó en venir
181 años.
La
devoción al Sagrado Corazón significó todo para Santa
Margarita
María. Fue su
vida o, como nosotros diríamos, su espiritualidad.
Para ella significaba una
vida en unión con el Sagrado
Corazón amoroso y herido de Jesús;
significaba sentir
lo que El sintió;
querer lo
que El quiso, amar
lo que El Amó.
Una vida de amor, de unión, y de amorosa reparación. Ver su amor, y responder
a su amor, ésa es la significación fundamental de la devoción para ella.
Sin
embargo, en su dedicación podemos señalar dimensiones distintas que han
influido en la práctica posterior de la Iglesia. Tomo el siguiente resumen de
Bainvel, o.c. PP. 49-69:
1.
En primer lugar, la santa acentuó la
imagen del
Sagrado Corazón, o solamente el Corazón, con las llamas, la corona
de espinas, y la cruz; o la imagen de Jesús mostrando su Corazón. Para ella la
imagen era un medio importante de propagar la devoción, y para expresar la
idea del amor de Jesús.
2.
En segundo lugar, acentuó la consagración al Sagrado Corazón: una
donación completa de sí mismo al Sagrado Corazón. Compuso algunos actos de
consagración, e incitó a otros a que así lo hicieran.
3.
En tercer lugar, acentuó la reparación. El Corazón de Jesús está
herido; su amor es respondido con frialdad. Ella quiso amarlo tantísimo más, y
expresar su amor por sufrimientos, penitencia, y comuniones de reparación.
Además,
debemos señalar la dimensión eucarística de su devoción, su énfasis en la
Hora Santa; su devoción a Nuestra Señora: como hija de la Visitación quiso
participar en las actitudes del Corazón de María, y tuvo gran confianza en
su intercesión. Y, finalmente, su deseo de ayudar las almas del Purgatorio.
Para
entender mejor el modo como Nuestro Señor quería que ella practicase esta
devoción, especialmente en el aspecto de reparación, debemos tomar en cuenta
que perteneció a una orden contemplativa de religiosas. Fue su misión de amar,
de orar, de sufrir, de ser un signo inspirante de amor del Sagrado Corazón. El
mismo espíritu puede conducir a otras expresiones en una congregación activa.
Se debe distinguir también entre la devoción como practicada por la misma
santa, y la devoción como la recomendó a otros. Ella misma vivió claramente
su vocación de 'víctima', pero no dice que nosotros todos debemos ofrecernos
como víctima en este sentido. Pero, es verdad que nosotros todos debemos ofrecernos
a Dios en el sentido de Rom. 12,1.
Por
lo que se refiere al término 'corazón', a menudo habla del 'divino Corazón
de Jesús' en un sentido diferente de San Juan Eudes. Habla también
frecuentemente de su propio corazón, el corazón que se metió 'en su Corazón
adorable'. En su estudio de la espiritualidad de la santa, Ladame <vea nota
16> pide lo que significa 'el Corazón de Jesús' para ella. Cuenta 26
visiones; en 19 de ellas, Jesús presenta su Corazón como un sol, como un horno
ardiente de amor. Siete veces el Corazón que se muestra parece, a primera
vista, el Corazón físico, pero se muestra de una manera simbólica, rodeado de
una
corona de espinas, y una cruz encima, Ladame concluye que el Corazón, para
ella, no es solamente el Corazón físico de Jesús, aunque muchos autores
posteriores lo pensaron. El Corazón que encantó a la santa fue el Corazón de
Jesús en el sentido bíblico profundo, y aprendió que ardió de amor. Sin
embargo vio eso en una visión; el misterio se hizo visible. Ahora, el símbolo
natural del corazón en el sentido profundo es el símbolo del corazón físico.
Así la santa comprende el Corazón en el sentido que este término siempre tuvo
en la lengua popular y en la lengua espiritual, especialmente en la Escuela
Francesa; pero añadió el símbolo exterior. Después de todo, el corazón
humano en su sentido profundo no es 'un corazón espiritual', sino un corazón
encarnado.
El
misticismo del Sagrado Corazón es una cosa muy hermosa. Después de la edad
media, innumerables santos y místicos entraron en el Corazón del Señor, y
vivieron allí, descubriendo las maravillas de su amor. El corazón de Santa
Margarita María fue sumergido en este fuego, y Jesús lo restituyó, ardiente
de amor, en su lugar. Pero en su cuarta grande visión, la santa le ordenó
que trabajara para lograr la institución de una fiesta del Sagrado Corazón.
Intervienen los teólogos y la congregación de Ritos. Tienen que poner preguntas:
¿Qué es lo que exactamente honramos aquí? ¿Qué es exactamente 'el Sagrado
Corazón' de Jesús? Y cuál es la relación del Sagrado Corazón de Jesús y
de su amor? La teología del Sagrado Corazón, aunque debía ser una reflexión
de este misticismo de amor, se torna en un campo de batalla.
Los
Sulpicianos en el principio del siglo 17 celebraron una
fiesta de las disposiciones íntimas de Jesús, y Olier llamaba esta vida
interior de Jesús su 'Corazón'. Santa Margarita Maria acentuó también el símbolo
exterior, y el corazón de carne.
Los teólogos que siguen a Santa Margarita María acentuaron el Corazón físico
de Jesús como objeto de la devoción, aunque acentuaron también su amor. ¿Cómo
se relacionan estos 'dos objetos'? En eso, nada de claro. Froment, en 1699,
habla del Corazón físico de Jesús como 'la sede' de su amor. Jean de Gallifet
S. J. que, como asistente general en Roma, vio una oportunidad para hacer a la
Congregación de Ritos una súplica oficial para que permitiera una Misa del Sagrado
Corazón, presentó el Corazón físico de Jesús como 'el órgano' de su amor.
Pero, Prosper Lambertini (después Papa Benedicto XIV) vio la fragilidad de esta
tesis, y se opuso a la aprobación. Lambertini argumentó que la Iglesia debiera
abstenerse de debates filosófico-científicos acerca de la cuestión de saber
si el corazón físico es el órgano de nuestras emociones y que no sería
prudente dar la impresión de aprobar esa tesis. Y así la aprobación fue
dilatada. Entretanto, la devoción continuó su marcha triunfal en muchos países,
y fueron erigidas numerosas cofradías del Sagrado Corazón, con aprobación
papal. La devoción quedaba salva, pero su teología estaba en dificultades.
Fue
solamente en 1765, 75 años después de la muerte de Santa Margarita María,
cuando se halló una interpretación teológica que fue aceptable a la
Congregación de Ritos: el Corazón corpóreo de Jesús es el 'símbolo' de su
amor. El Corazón humano de Jesús participa en la adorabilidad de su persona, a
causa del misterio de la unión hipostática; especialmente de su amor. Esto
se volvió la teología clásica del Sagrado Corazón.
Hago
caso omiso de los debates interminables con los Jansenistas, especialmente los
de 1 765-1 789[17];
las publicaciones prometedoras y el movimiento del reino social del Sagrado
Corazón en el siglo 19[18];
el movimiento de la entronización del Sagrado Corazón, propagado por Matheo
Crawley-Boevey de
los Padres de Picpus, para tratar brevemente algunos libros escritos en la
primera mitad del siglo 20[19].
Conforme
a los documentos del magisterio, la terminología aceptada fue: el Corazón físico
de Jesús es el objeto material de la devoción; el amor de Jesús es su
objeto formal, porque se honra el Corazón físico de Jesús como símbolo de su
amor. La cuestión más disputada fue: ¿Qué amor de Jesús se simboliza por su
Corazón humano? Porque en el amor de Jesús se pueden distinguir, en primer
lugar, su amor divino y humano, y, después, su amor humano hacia el Padre y
su amor hacia nosotros. Contra Vermeersch S.J., Bainvel mantiene que el Corazón
de Jesús simboliza también su amor divino. Vermeersch perdió gradualmente sus
secuaces, aunque Galtier S. J. y Verheylezoon S. J. todavía lo siguieron. Haurietis
Aquas art. 27 resuelve este problema enseñando claramente que el Corazón
de Jesús simboliza su amor en su
totalidad: su amor divino, su amor humano espiritual, y sus
sentimientos emocionales. El libro de Bainvel, que continuó a crecer en sus
varias ediciones, resultó el más equilibrado en este período.
Los
documentos oficiales de este período en referencia al
Sagrado Corazón son tantos que me limitaré a los más importantes[20].
1765
La Sagrada Congregación de los Ritos, en un decreto aprobado por el Papa
Clemente XIII, permite a los obispos de la Polonia y a la Archicofradía del
Sagrado Corazón de Roma, a celebrar esta fiesta litúrgicamente (Misa
Miserebitur).
1794
Pío VI publica Auctorem Fidei. Tres proposiciones se refieren a
la devoción del Sagrado Corazón: reprueba la proposición que la humanidad de
Cristo, o parte de ella, no puede ser adorada (Prop. LXI); reprueba la doctrina
que la devoción al Sagrado Corazón, como aprobada por la Santa Sede, es nueva,
falsa o peligrosa (Prop. LXII); reprueba la objeción que los devotos al Sagrado
Corazón adoran la humanidad de Jesús, o parte
de la misma, como separada de la divinidad de Jesús. Mantiene que los fieles
adoran el Sagrado Corazón como el
Corazón de Jesús, es decir, como el Corazón de una Persona divina, a
quien pertenece inseparablemente. Este documento se dirigió especialmente
contra los Jansenistas.
1856
La Sagrada Congregación de los Ritos, con aprobación del Papa Pío IX,
extiende la fiesta del Sagrado Corazón a la Iglesia universal, a celebrarse
el viernes después de la octava de Corpus Christi <Misa Miserebitur).
1864
Beatificación de Margarita María Alacoque; la canonización ocurrió
en 1920. La beatificación de Juan Eudes: en 1909; su canonización en 1925.
1899
El Papa León XIII publica Annum Sacrum. Alza la fiesta del
Sagrado Corazón a doble de primera clase, y consagra todo el mundo al Sagrado
Corazón. La encíclica acentúa el reino de Cristo sobre todas las criaturas, y
explica el aspecto de consagración. Recomienda la letanía del Sagrado Corazón,
que acababa de ser aprobada en este mismo año. Un acto de consagración,
publicado con la encíclica, fue escrito por el papa León persona lmente.
1925
El papa Pío Xl publica Quas Primas, en
la cual establece
la fiesta de Cristo Rey como una fiesta para la Iglesia universal. En esta
fiesta, la consagración de la humanidad al Sagrado Corazón tiene que
renovarse cada año. La encíclica explica el reino de Cristo: como Rey de
nuestros corazones, Cristo debe reinar en los corazones individuales antes que
su reino social pueda establecerse.
1928
El Papa Pío XI publica la encíclica Miserentissimus Redemptor. Art.
11-36 tratan de la reparación; en primer lugar, la reparación en general, la
reparación debida a a Dios en expiación de nuestros pecados. Cristo
ha dado satisfacción por nosotros
todos, pero, tenemos que participar en su satisfacción ofreciéndonos en unión
con El <art. 11-20). Después, la encíclica trata de la reparación en la
devoción al Sagrado Corazón, una reparación ofrecida a Cristo, para
consolarlo en sus sufrimientos personales durante su vida terrestre, y, en segundo
lugar, para aliviar los sufrimientos que Cristo continúa a soportar en su
Cuerpo Místico (art. 21-33). El Papa Pío XI ha abierto el concepto de reparación
tal como la practicó Santa Margarita María, de dos maneras. Primero, añadiendo
la doctrina de la reparación en general, la reparación debida a Dios, lo que
es un tema bíblico. Segundo, acentuando la dimensión del sufrimiento
continuado de Cristo en su Cuerpo Místico, conforme a Col. 1,24: "Ahora me
alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne
lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de
su Cuerpo, que es la Iglesia." El hecho que la encíclica explica la
reparación en este contexto bíblico más amplio,
es importante, y ha preparado desarrollos ulteriores. En esta ocasión, la
fiesta del Sagrado Corazón recibió una octava privilegiada, y un nuevo texto
para la Misa (Cogitationes).
1956
El Papa Pío XII publica Haurietis Aquas, para
celebrar el
jubileo centenar de la extensión de la fiesta del Sagrado Corazón a la
Iglesia universal. Este es el documento magisterial más importante, por lo
que se refiere a la doctrina. La encíclica conforme a los documentos
previos, enseña que el Corazón de Jesús es el símbolo de amor, y la
naturaleza del amor de Jesús se explica en ella profundamente. Se hallan
muchos elementos nuevos en esta encíclica, y por esa razón pertenece al período
siguiente, donde la trataremos de nuevo. El documento sobrepasa el período de
Santa Margarita María entrando profundamente en las Escrituras y en la tradición,
y convidándonos a hacer de igual manera.
Ahora
el centro de la devoción es claramente Jesús como se reveló en la revelación
pública.
Mientras
la devoción al Sagrado Corazón se desarrollaba! el término 'corazón' continuó
a usarse en el lenguaje hablado en el sentido que había tenido siempre, y los
poetas continuaron a sondear los misterios del corazón. El corazón en la
literatura occidental es un tema muy extenso; aquí, quisiera referirme a dos
pensadores importantes que puntualizaron la noción del corazón tal como se
reza en la tradición occidental, de la cual San Agustín y San Buenaventura
fueron los grandes representantes.
Como
introducción, quisiera citar unas líneas de su Pensées[21].
"La
diferencia entre 'una mente geométrica' y el 'esprit de finesse'..." (Pensées
1)
"A
muchos les falta corazón; uno no los contaría entre los amigos." (Pensée
196)
"El
corazón tiene sus razones que la razón no conoce; ello se nota de mil maneras.
Digo que el corazón ama el ser universal naturalmente, y se ama a sí mismo según
como se deje mover; y se endurece como quiere ya contra lo uno o contra lo otro.
Has reprobado al uno y amas al otro; ¿te amas a ti mismo por razón?"
(Pensée 277)
"El
corazón siente a Dios, la razón no lo siente. Eso es lo que significa la fe:
Dios accesible al corazón no a la razón." (Pensée 278)
"Conocemos
la verdad, no sólo por la razón sino también por el corazón; por el corazón
es como conocemos los primeros principios..." (Pensée 282)
Estas
citas ilustran que Pascal distingue dos especies de conocimiento: el razonar
abstracto, y el conocimiento del corazón que es directo, intuitivo y matizado.
El corazón de que Pascal habla es el corazón movido por la gracia; por la
gracia es como se abre a Dios. El corazón nos guía en la vida moral y
religiosa, y en las relaciones humanas[22].
El corazón conoce las cosas intuitivamente, pero no es siempre capaz de
expresar sus razones, aunque ciertamente no es ciego. El corazón es 'esprit
de finesse'.
En
la portada de su Grammar of Assent, Newman escribió: "Cor ad cor
loquitur - El corazón habla al corazón." Cree que Dios nos salva, no por
la dialéctica, sino hablando a nuestro corazón. Newman tiene muchos textos
hermosos sobre el corazón. En el corazón, dice, se hallan las verdaderas
razones por las que se opta por un cierto estilo de vida, o una opinión. El
regalo de la fe es la respuesta a un deseo innato que precede la revelación.
Cuando predicamos la fe, debemos descubrir y despertar el sentimiento religioso
y los principios que están escondidos profundamente en el corazón de los
oyentes, donde la imagen de Dios, Legislador y Juez, está impresa. Aun en el
corazón endurecido permanece un instinto divino,
mediante el cual puede abrirse siempre a la verdad.
El
corazón es el lugar de las convicciones profundas. Las razones que se dan para
esas son secundarias. El corazón es la
fuente del conocimiento porque el asentimiento más profundo es el que se da a
los primeros principios, que se aceptan por el corazón intuitivamente.
Giacometti-Sessa[23]
concluyen que el corazón en Newman es el 'synderesis' de Santo Tomás: la
aceptación espontánea de los primeros principios. Pero, el corazón no se
limita a esta función; en la luz de los primeros
principios evalúa también la evidencia presente, en un acto sintético. De
esta manera determina nuestras opiniones.
Pienso
que esto está de acuerdo, no sólo con lo que los autores sapienciales de la bíblica
dicen, sino también con el uso lingüístico de hoy. Ciertas cosas se saben en
el corazón. En la devoción al Sagrado Corazón, ¿No debería usarse el término
'corazón' en un sentido profundo?