COMENTARIOS A LA PRIMERA LECTURA
Dt 08, 02-03. 14b-16a

 

1. EU/VIATICO: ALIMENTO PARA EL CAMINO.

- Para el pueblo de Israel el maná (figura de la Eucaristía) fue el pan que alimentó su marcha por el desierto. Era un pan que bajaba del cielo y no lo conocían. Aquel pan no daba la vida; los que lo comían terminaban muriéndose también.

La Eucaristía es el alimento del pueblo de Dios que peregrina en este mundo. Es el pan del cielo, la carne y sangre del Hijo que genera la vida más allá de la muerte. Precisamente este pan es también el viático con el que todo cristiano se equipa para realizar el paso de este mundo al Padre. El viático da al cristiano la garantía de que su muerte no será término, sino tránsito a la vida y exigencia de resurrección.

RAMIRO GONZALEZ
MISA DOMINICAL 1987/12


2. OBEDIENCIA/PD: LO QUE HACE SOBREVIVIR AL PUEBLO ES SIEMPRE LA OBEDIENCIA A LA PALABRA DE DIOS. DESIERTO/PD: SI ISRAEL OLVIDA LA EDUCACION RECIBIDA EN EL DESIERTO CAERA DE NUEVO EN LAS VIEJAS ESCLAVITUDES.

He aquí una exhortación al pueblo para que cumpla los mandamientos de Dios. El predicador trae a la memoria de todo el pueblo la experiencia fundamental de los 40 años por el desierto, camino de la tierra prometida. Pero estos acontecimientos del pasado histórico de Israel los interpreta como un proceso educativo bajo la dirección sapientísima de Dios, que liberó a su pueblo de la esclavitud de Egipto. Por lo tanto, la historia de la liberación coincide con la historia de la educación y de la formación de Israel. Por eso es importante recordarla en todo momento; pues, si Israel se olvida de la educación recibida en el desierto, caerá de nuevo en las viejas esclavitudes. La lección del desierto es ésta: que Israel vive de la palabra de Dios. En la abundancia y en la escasez, lo que hace sobrevivir al pueblo es siempre la obediencia al Señor.

Cuando el autor escribe estas palabras -que él atribuye a Moisés- el pueblo de Israel vive ya tranquilamente en la tierra que le había sido prometida, una tierra que mana leche y miel. Pero la fertilidad de la tierra y la tierra misma se pueden perder. La única posibilidad de supervivencia sigue siendo para Israel la confianza en Dios y en el acatamiento de su voluntad. Desde la nueva situación de prosperidad y de abundancia relativa, el desierto es para Israel una realidad terrible, felizmente lejana; sin embargo, la nueva situación es mucho más peligrosa en cuanto favorece el sentimiento de autosuficiencia y lleva al olvido del Señor, que sacó al pueblo de la esclavitud y le dio de comer y beber en el desierto. El predicador ve este peligro y avisa la conciencia del pueblo con el recuerdo de sus orígenes.

EUCARISTÍA 1987/29


3. TENTACION/PRUEBA: DEMOSTRACION CIENTIFICA: EN LAS RELACIONES PERSONALES LA PRUEBA ES UNA TENTACION PORQUE SE BASAN EN LA CONFIANZA: /Ex/17/07; /Dt/33/08; /Hb/03/09. EL HOMBRE QUE HA SIDO PROBADO Y SALIDO VICTORIOSO TIENE EN SI MISMO LA DEMOSTRACION MAS CONTUNDENTE DE LA EXISTENCIA DE DIOS.-

Esta lectura presenta además el tema, original, de la prueba en el desierto. Este tema deberá situarse en el contexto de la religión. Representa la respuesta bíblica al problema de si se puede "probar" la existencia de Dios. De hecho, una "prueba", en el sentido estricto de la palabra, no es posible más que en campos delimitados por las matemáticas y la lógica. En las ciencias naturales la prueba no es más que una fuerte probabilidad inductiva. ¡Qué decir entonces de la psicología y otras ciencias, donde las leyes apenas si gozan de la universalidad de una prueba! En fin, en las relaciones personales se da una imposibilidad total: ¿quién puede probar que un marido no engañará a su mujer, o que un hombre no traicionará nunca a su amigo? En este problema no queda más remedio que basarse en la confianza. A este nivel, la prueba demostrativa se convierte en una tentación. Se pone la confianza en alguien poniéndolo a prueba (tentándolo). Además, hay que admitir que en la Escritura el hombre no puede poner a prueba a Dios, del mismo modo que tampoco puede probarlo (demostrarlo). Los hebreos nunca han podido olvidar la prueba de Massah (Ex 17. 7; Dt 33. 8; Hb 03. 09). Sólo Dios "pone a prueba" y solo el hombre puede ser probado, porque Dios es fiel por excelencia, y someterlo a prueba o demostrarlo sería una presunción.

Ciertamente, el hombre que ha sido probado y ha salido victorioso de la prueba tiene en sí mismo la demostración más contundente de la existencia de Dios y de la veracidad de sus promesas. La lectura de este día se refiere a esta prueba existencial. No obstante, nunca será aceptable para la filosofía moderna, porque esa prueba reposa sobre la fe.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA IV
MAROVA MADRID 1969.Pág. 307


4.

Una vez más te invitaría, querido lector, a que leyeras íntegro este cap. 8 del Dt., sin los recortes de la perícopa litúrgica que elimina versículos esenciales para la comprensión de este texto, construido con tanto esmero. El pueblo de Israel ha cambiado de vida. La etapa del desierto: aflicción, hambre, sed, miedos, zozobras..., han quedado ya en el olvido (vs. 2-6 y 14-17). La ocupación de la tierra ha reportado el bienestar y la abundancia (vs. 7-10. 12-14.18). De forma intencionada el autor exagera la riqueza de la tierra: la abundancia de agua hace germinar toda serie de semillas y de frutos; más aún, los montes no cultivables son ricos en toda clase de minerales. Israel está casi inmerso en una sociedad de consumo: come hasta hartarse, construye bonitos edificios, acrecienta sus ganados, atesora oro y plata. Y este bienestar y abundancia acarrean el engreimiento y la autosuficiencia: "Por mi fuerza y el poder de mi brazo, me he creado estas riquezas" (v. 17). ¿Tan pronto se ha olvidado el pueblo de su liberador? El autor sale al paso de este pecado del pueblo en la abundancia, exhortándole a no olvidarse del Señor y de sus mandatos (vs. 1.11.18-20: comienzo, medio y final del cap.). La tierra buena, todas las riquezas son don de Dios, por eso, en la nueva situación, Israel debe acordarse del Señor. Esta es la exhortación que recorre todo el capítulo.

De forma contrastada, el autor nos presenta la nueva etapa (ocupación de la tierra) y la antigua (peregrinación por el desierto, vs 2-6 y 14-17). Al predicador no le interesa tanto el describir la peregrinación cuanto interpretar el verdadero sentido teológico de esta etapa que la considera como época de:

-Humillación o aflicción (vs. 2.3): el pueblo sufre penalidades: hambre, sed. El desierto es lugar habitado por animales feroces (vs. 3.15). La etapa es muy larga: cuarenta años (vs 2.4; cfr. Am 5, 25; Os 2, 14ss). Pero Dios no tiene ansia de humillar por mero capricho; así el desierto es también época de:

-Prueba (vs. 2. 16b): Dios es un buen pedagogo (vs. 3, 5) que humilla al hombre para ponerlo a prueba, en situación crítica, para descubrir sus intenciones, sus verdaderos sentimientos. En la prueba, Israel también aprenderá su total dependencia de Dios. -Consuelo: el hombre depende de Dios; el Señor calma su sed con agua (v. 15) y el hambre con el maná (vs. 3.16), pero el hombre no sólo vive de pan sino de todo cuanto sale de la boca de Dios.

El autor no desarrolla tanto el carácter milagroso del alimento (cfr. Ex. 16; Sal 78, 24 s) cuanto la actitud de Israel ante este gesto de Dios. Según la teología del Deuteronomio, la palabra de Dios es vida para Israel (Dt. 30, 15 ss.; 32, 47). Aceptar el maná es preferir la aventura de la fe a las seguridades humanas, es confiar en la palabra de Dios.

Y nosotros, ¿qué preferimos? Es cierto que nos toca vivir una etapa de crisis económica, pero, en general, nuestra abundancia de bienes supera con creces la del pueblo de Israel. La tentación del bienestar: vídeo, informática, chalets, vacaciones... es diaria (1 Cor 10). ¿Cuál es nuestro maná? Nuestro peligro será siempre el engreimiento y la autosuficiencia. Por eso, el orador de hoy hará bien en recordar: "Acuérdate del Señor, tu Dios, que es él quien te da fuerza para crearte estas riquezas" (v. 18).

A. GIL MODREGO
DABAR 1990/33


5.

El desierto es visto por el autor del Deuteronomio, y por algunos profetas, como un lugar de prueba, y el tiempo que el pueblo pasó en él después de la salida de Egipto es visto como un tiempo en el que el Señor educó a su pueblo. La tentación, la prueba es para "conocer tus intenciones".

El maná no sale de la boca de Dios, pero es una señal evidente de la fidelidad eficaz de la palabra que sale de su boca. La referencia a la "palabra de Dios", que da la vida al hombre, la encontramos también en los profetas, y el evangelio de Mateo ha utilizado este texto para hablar de la opción que hace Jesús ante la tentación.

También es típico del Deuteronomio la expresión "recuerda". El pueblo debe recordar el camino del desierto, debe recordar que el Señor le liberó de la tierra de esclavitud. Y ahora, cuando el pueblo se ha convertido ya en sedentario, tiene la tentación de olvidar su origen y a Aquél que es su vida. Ahora pueden olvidar al Señor, ya que recogen la cosecha de los campos y tienen agua en las fuentes y los ríos. El recuerdo del pasado les hará presente la mano amorosa del Señor, que continúa actuando, alimentando a su pueblo.

J. M. GRANE
MISA DOMINICAL 1993/08