PRIMERA LECTURA

A la vista del sentido profundo de una desgracia colectiva, el profeta hace una intensa llamada a conversión. Los ritos penitenciales tienen sentido, si traducen el sentir del espíritu: sentir de creaturidad y de culpabilidad, que actúa un movimiento de retorno al Dios creador y salvador. El movimiento es ya un signo de que Dios está cerca. Está con el pueblo que suplica.

 

Lectura del Profeta Joel 2,I2-18.

Dice el Señor Todopoderoso:
Convertíos a mí de todo corazón:
con ayuno, con llanto, con luto.

Rasgad los corazones, no las vestiduras:
convertíos al Señor Dios vuestro,
porque es compasivo y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad,
y se arrepiente de las amenazas.

Quizá se convierta y se arrepienta
y nos deje todavía la bendición, la ofrenda,
la libación del Señor nuestro Dios.

Tocad la trompeta en Sión,
proclamad el ayuno, convocad la reunión;
congregad al pueblo, santificad la asamblea,
reunid a los ancianos,
congregad a muchachos y niños de pecho.

Salga el esposo de la alcoba;
la esposa del tálamo.

Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes,
ministros del Señor, diciendo:
-"Perdona, Señor, perdona a tu pueblo,
no entregues tu heredad al oprobio;
no la dominen los gentiles,
no se diga entre las naciones:
¿Dónde está su Dios?

Que el Señor sienta celos por su tierra
y perdone a su pueblo".