COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
Ef 5. 8-14

1.

La fe en Cristo hace ver la realidad, el auténtico sentido de las cosas. El discípulo, como iluminado, emplea esta luz no sólo para sí mismo o su comunidad de fe sino también para ayudar a sus hermanos los hombres. La luz no alumbra exclusivamente a su portador sino también a quienes caminan junto a él. Desde la experiencia cristiana se ven con claridad actitudes imposibles de vislumbrar desde otras posturas. La invitación paulina a caminar presupone, además de una actividad un progreso que acerca a una meta final.

El funcionar cristiano produce bondad, justicia y verdad al mismo tiempo que va denunciando y eliminando los vergonzosos frutos de las tinieblas. Actuando desde el amor y la solidaridad van desapareciendo las estructuras y actitudes de egoísmo opresor. El amor a los hermanos nos hace pasar de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida.

EUCARISTÍA 1987/16


2. CR/LUZ J/LUZ  

Pablo llama "tinieblas" al pecado y a la ignorancia que tiene el hombre acerca de Dios, y "luz" a la presencia de Dios en la que vive el justo y el verdaderamente sabio. El hombre se define por sus obras, el que comete pecado es tinieblas y el que hace la justicia es luz. Pablo se dirige a los cristianos de Efeso que proceden del mundo pagano. Estos hombres han encontrado en Cristo "la luz del mundo" (cf.evangelio de hoy). Ahora tienen el deber de iluminar a cuantos todavía permanecen en las tinieblas. Si los cristianos no se comportan como la luz, si no llevan una vida que oriente a los hombres, de poco servirá que descubran a la luz del evangelio las obras malas de los gentiles. Pablo espera que los fieles brillen en el mundo no sólo con las palabras, sino también con el testimonio de las obras. Su presencia ha de ejercer en el mundo una función crítica y liberadora, para que todos lleguen a ser luz en el Señor.

Ya Severiano de Gabal (408 p.C.) dice que estas palabras del v. 14 provienen de un himno litúrgico dirigido a los catecúmenos. Es muy probable que la continuación de este himno sea lo que añade ·Clemente-A-SAN de Alejandría en su Exhortación a los gentiles, IX 84, 2: "Él es el sol de la resurrección, engendrado antes que la estrella de la mañana, que da vida con sus rayos".

EUCARISTÍA 1981/16


3.

-Levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz

Pablo está hablando de la vida nueva del cristiano. Ha utilizado antes la imagen del vestido viejo y del nuevo para hablar de la vida de los bautizados, y ahora habla en términos de tinieblas y de luz, muy presentes también en los primeros tiempos del cristianismo.

El bautismo en el Señor marca la diferencia entre el antes, en que "erais tinieblas" y el ahora, en que "sois luz". Y la luz da fruto: bondad, justicia y verdad son términos globales para indicar la manera de vivir según el Señor.

Sigue un texto difícil de traducir porque ya es difícil en el original. Parece que hay que entender lo siguiente: cuando se proyecta la luz sobre el pecado, se consigue que el pecado aparezca como tal, digno de reprobación.

La cita final podría ser de un himno bautismal, inspirado en textos de Isaías. Sea como fuere, la referencia al bautismo es clara: despertarse, resucitar, ser iluminado por Cristo.

J. M. GRANÉ
MISA DOMINICAL 1993/04


4. /Ef/05/08-21

Por medio de dos imágenes contrapuestas, tinieblas-luz, Pablo -como eco de lo que antes llamaba hombre viejo y hombre nuevo- insiste a los creyentes para que tomen conciencia de lo que son y se decidan a obrar según su estado. Tinieblas y luz indicarían dos posibles maneras de ser, opuestas y excluyentes entre sí, como la noche y el día, oponiendo lo que estos hombres eran y lo que ahora son. La luz, que brilla, ilumina y se esparce, hace pensar en las obras buenas, en el fruto «lleno de bondad, honradez y sinceridad» (v 9). También las tinieblas son operantes, pero sus obras son «estériles» (11), hechas "en secreto" y de las que da vergüenza hablar (12). Que los cristianos se guarden de mezclarse en las obras de la oscuridad, aunque sea para criticarlas y oponerse a ellas.

Antes, también ellos eran tinieblas, pero ahora son luz, aunque no han sido ellos los que se han convertido, sino la luz misma la que los ha iluminado y hecho suyos. Es decir, la imagen de la luz indica lo que son: la obra de Cristo en ellos (13s). Son luz, no debido a su voluntad, sino a Cristo que los ha transformado.

El pensamiento de Pablo es claro, pero no debía serlo tanto para aquellos creyentes, dada la abundancia de exhortaciones en la carta. Sin duda siente el Apóstol la dificultad de conseguir que otros piensen y vean las cosas como él las piensa y las ve. Experimenta la dificultad, mejor imposibilidad, de transmitir el propio conocimiento del misterio de Cristo. Es decir, no puede, por más que insista, hacer ver a los creyentes lo que él -por gracia- ha visto y vivido. Así, las imágenes de tinieblas y luz, en lugar de ser un juicio sobre la conducta de los hombres, representan un recurso de Pablo para mostrar a los cristianos que lo que les pide no es sino lo que ellos, en el fondo, desean y buscan en todo momento, aunque no siempre lo consigan: vivir como personas sensatas y no como necios, como inteligentes y no como insensatos, no a base de vino y lujuria, sino por el Espíritu. Por eso, que eviten las obras malas, como rechazan las tinieblas, y busquen obrar el bien como son atraídos por la luz. Una llamada, en fin, a la propia conciencia de cada uno, para que caigan en la cuenta de que Pablo no les pide sino lo que siempre han buscado, el bien, y para que se decidan con esfuerzo a practicarlo.

M. GALLART
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 724 s.


5.

La última sección de Efesios, como tantas otras cartas de la tradición paulina, está dedicada a la práctica de la vida cristiana. Y también como es frecuente, se fundamenta en la actuación del cristiano en temas fundamentales. Son como recuerdos de la condición fundamental en que estamos para animar a vivir en la realidad conforme a ella.

La intención de este párrafo es motivar a los cristianos a esas conductas. Han de ser conscientes de lo que son. La práctica ha de corresponder a la teoría, pues no hay dicotomías entre los distintos aspectos de la persona, so pena de caer en la incoherencia. Entre otras cosas, Cristo ha venido para hacernos ver cómo la ética, el comportamiento humano concreto, está integrado en los planes de Dios acerca del hombre. Por tanto, quienes dicen aceptar esos planes, lógicamente también han de preocuparse de que esa aceptación no se quede en una mera verbalidad.

Tal condición fundamental del creyente, del ser humano en último término, se menciona en el párrafo con símbolos como luz contrapuesta a las anteriores tinieblas. Es un símbolo no conceptual, sino vivencial, que da lugar a una comprensión vital mucho más amplia. Es una coincidencia con la terminología de Juan, tanto en el Cuarto Evangelio como en su Primera Carta. No se trata tanto de que, por medio de las palabras de Cristo, uno comprenda lo que es bueno o malo, aunque ello también se dé, sino de todo lo que sugiere y evoca la luz en nuestra vida. Especialmente cuando se dice que Cristo es nuestra luz. En realidad, El nos hace ver lo que somos en todos los niveles, también en el práctico. Pero hay que poner limites a esa iluminación. De ahí que haya un campo muy vasto para el proceder humano.

Por otro lado no hay heteronomías extrañas, como sería pensar que hemos de proceder de determinada manera sólo porque Dios así lo quiere, igual hubiera podido mandar otras cosas. Porque la vida humana es obra de Dios mismo, lo bueno y lo malo de ella y para ella han de determinarse conforme a la propia vida, y no por criterios ajenos. De ahí que no se especifique demasiado el comportamiento. Cuanto destruye, oscurece lo humano, deshumaniza, hace el mundo menos vivible para el hombre... no va conforme a los planes de Dios creador y salvador.

La forma de conocer el comportamiento humano cristificado es comprender más la realidad de este complejo ser que llamamos precisamente humano. Comprenderlo no sólo individual, sino colectivamente; no sólo en un momento determinado de la historia y evolución, sino en todos, aun en los que van apareciendo a lo largo del tiempo, con unos mayores conocimientos de esta realidad. Todo ello ayudará a ver cómo somos y cómo hemos de actuar. Todo ello está asumido por Cristo.

FEDERICO PASTOR
DABAR 1996/19