REFLEXIONES

1. CUARESMA:
CICLO A: LA ILUMINACIÓN BAUTISMAL.
CICLO B: EL MISTERIO PASCUAL DE JC.
CICLO C: LA MISERICORDIA DE DIOS Y NUESTRA CONVERSIÓN.

LEY/ALZ: LA ALIANZA CÓSMICA EN NOÉ SE CONCRETA EN ALIANZA PERSONAL CON ABRAHAN Y EN LA VIDA DE CADA DÍA CON LA LEY.

D/HT-ALIENACION: DIOS ES UNA LLAMADA CONSTANTE A CAMINAR EN MEDIO DE LA HISTORIA, Y NO UN MECANISMO PARA ESCAPAR DE LA HISTORIA.

-ORIENTACIONES PARA LA CELEBRACIÓN

Entramos en la segunda fase de la Cuaresma, los domingos 3, 4 y 5, caracterizados por la presencia de evangelios propios para cada ciclo, que se centran en un aspecto determinado del camino cuaresmal: en el año A la iluminación bautismal; en el año C, la misericordia de Dios y nuestra conversión; en este año B, el misterio pascual de JC.

LA ALIANZA POR LA LEY: VERIFICAR LA FIDELIDAD EN LA VIDA COTIDIANA MANDAMIENTOS/ALIANZA

La alianza con el mundo entero (Noé) que luego se ha concretado en alianza personal con Abrahán y en anuncio de un pueblo elegido, se ha realizado ya, por medio de Moisés, en la liberación de Egipto: Dios ha actuado, Dios ha puesto su omnipotencia al servicio de una tribu de esclavos. Y ahora llega el momento de concretar la alianza en la vida de cada día. La Ley será esta concreción.

Los diez mandamientos pueden ser un buen motivo de reflexión cuaresmal. Jesús nos dijo en Mt 5. que esa Ley era poco para sus seguidores. Por tanto, la reflexión nunca será para decir "ya hago esto, ya puedo estar tranquilo", sino para mirar qué es lo básico, lo imprescindible, e ir luego más a fondo.

Repasando la lectura, se pueden destacar un par de puntos. El primero la diferencia de extensión e intensidad expresiva entre los mandamientos referidos a Dios y los referidos a la relación con los demás: se trata de recordar muy claramente los fundamentos que dan sentido a la alianza, y de recordar "qué clase de Dios" es el que sostiene a Israel. Y esta "clase de Dios" se caracteriza por querer una relación con los hombres que sea liberadora: él ha liberado de la esclavitud, él no quiere convertirse en un recurso mágico y deshumanizador (la prohibición de imágenes es muy dura, así como la del uso del nombre en falso: Dios es una llamada constante a caminar en medio de la historia, y no un mecanismo para escapar de la historia), él quiere ser reconocido en la alegría del descanso.

Y el segundo, los enunciados, concisos y claros de lo básico que hay que hacer o evitar para el bien de los demás. Bueno será repasar y profundizar esos enunciados uno por uno.

J. LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1988/06


2. DEVOCION/SANTOS  FE/MERCANTILISMO.
TENEMOS UNA LISTA DE SANTOS DE SOCORRO DE URGENCIA ENCARGADO CADA UNO DE UN SECTOR A QUIEN PODEMOS DAR UN TELEFONAZO. HAN QUEDADO DOMESTICADOS Y UTILIZADOS PARA NUESTRO SERVICIO.

Los mercaderes en el templo son más numerosos de lo que ordinariamente se piensa. Y la operación limpieza tendrá éxito cuando no sólo quede eliminado el ruido del dinero junto al altar, sino cuando quede bien manifiesta y extirpada la raíz profunda de ese trapichondeo.

Es preciso decirlo bien claro: en la iglesia no se permite hacer ningún comercio. Ni siquiera el comercio o el negocio de la salvación. 

Me explico. Hay gente que va a la iglesia con el único fin de arreglar los asuntos de su salvación. Una compraventa en plena regla. Se le dirige a Dios un discurso de este estilo: "Tú me das un rincón del cielo y yo te lo pagaré con la misa de los domingos, y asunto concluido".

Una mentalidad de este calibre es una mentalidad... que merece latigazos.

Otras formas de mercado. Recurrir al Señor con la oración sólo cuando estamos con el agua al cuello y nos urge su intervención para sacarnos del apuro. Quizás hemos pisoteado impunemente, durante largo tiempo, las exigencias de Dios con nosotros, cuando todo andaba bien. Luego, a la primera señal de peligro, hacemos sonar la sirena de alarma. Y ¡ay si Dios no acude pronto! En una palabra, Dios a nuestra disposición y no nosotros a disposición de Dios. Y esto es un cristianismo falso. Un cristianismo de bandidos.

La cosa es más evidente todavía en relación a los santos. Para simplificar las cosas, incluso hemos llegado a distribuirles la tarea y a especializarlos en determinados asuntos.

Tenemos una larga lista de santos de socorro de urgencia, encargado cada uno de un sector particular y sabemos en cada caso a quién hemos de dar un telefonazo. Naturalmente les pagamos las molestias; no es que queramos gratis sus favores: una vela encendida, una novena, un hábito.

Los santos, que deberían realizar la tarea de constituir un perpetuo remordimiento para nosotros, han quedado domesticados y utilizados para nuestro servicio. También ellos a nuestra disposición.

La operación limpieza del templo sólo se completará cuando logremos desarraigar esa mentalidad mercantil, esa concepción utilitarista de la religión que nos hace roñosos y mezquinos, que nos transforma en comerciantes a la sombra del templo. Y los traficantes del templo no hemos de olvidarnos de que en el lenguaje del Señor merecen el nombre de "bandidos".

Jesús ha querido limpiar el templo. Y al final de la operación, su rostro tenía que expresar la misma satisfacción que una ama de casa, cuando al cabo de una jornada de deshollino, deja la escoba junto a un imponente montón de basura.

Cristo ha considerado a los amigos del templo precisamente como a los más peligrosos enemigos del templo.

Las consecuencias resultan molestas para nosotros. Podemos aprender en cabeza ajena: los peores enemigos del cristianismo no han de buscarse fuera, sino dentro de su recinto sagrado. Y entre ellos podemos estar nosotros.

Somos muy hábiles para descubrir a los enemigos externos de nuestra religión. Hemos descubierto a todos los enemigos y los hemos catalogado. Les hemos echado encima todas las culpas. Les hemos declarado la guerra. Hemos cometido un error formidable.

Hemos reducido nuestro "ser-cristianos" a un "ser-anti": anti-enemigos externos. Y no nos hemos dado cuenta de que sería urgente ser "anti-nosotros-mismos".

El peligro para la Iglesia no viene de fuera; viene de dentro, viene de nosotros.

Los enemigos externos le hacen, en el fondo un estupendo servicio: la obligan a ser vigilante, aumentan su fuerza de cohesión, la robustecen.

Contra los enemigos internos no hay más solución que el látigo de Cristo. Yo, que me he acogido a la sombra del templo; yo, que vivo en el recinto sagrado, puedo ser un enemigo del templo, un profanador del templo.


3. FE/RELIGION 

LA RELIGIÓN ES A LA FE LO QUE EL MATRIMONIO AL AMOR.

La fe se expresa ineludiblemente en formas religiosas. Pero la religión puede convertirse en una trampa para la fe, lo mismo que el matrimonio para el amor. La fe es una vivencia personal, original e intransferible; pero, como toda experiencia profundamente humana, es incontenible, no se puede sofocar, necesita exteriorizarse. La fe hace hablar al creyente.

Porque creemos, razonaba San Pablo, por eso hablamos. Y al hablar, creamos un lenguaje especial, el lenguaje religioso. La comunicación, gracias al lenguaje, de las experiencias religiosas crea comunidad y el grupo, así formado, acaba por institucionalizarse. La religión es una institución.

Una institución no es más que la manera establecida de hacer lo que hay que hacer. Por eso la religión, como la cultura, de la que es y forma parte, facilita la expresión de las vivencias religiosas y resulta imprescindible para que la fe no degenere en mera credulidad o en un cúmulo de creencias inútiles. Pero es siempre un peligro, porque también facilita la rutina, la repetición mecánica de las prácticas religiosas "sin alma". De la misma manera que un idioma facilita la comunicación, si hay sinceridad, o la incomunicación, cuando se recurre a la mentira, que no es sino palabras vacías.

La religión es a la fe lo que al matrimonio el amor. Por eso cuando prevalece la institución -la forma de hacer- sobre la vida, el amor o la fe, éstos degeneran en fanatismo y en celos.

El fanático no cree en nada, porque sólo cree en sus creencias, lo mismo que el celoso no ama a nadie, porque está enamorado de su amor.

Y algo de esto viene a denunciar hoy Jesús en el evangelio. El Templo era el centro de la religión judía en tiempos de Jesús. El Templo, concentración del culto, y la Ley, resumen de la acción.

Pero la Ley se había trivializado en los incontables preceptos del Talmud, y el Templo, el culto, se había convertido en un "modus vivendi" de los señores del templo, la clase sacerdotal.

De modo que ni la ley servía a la vida, sino que la sofocaba; ni el templo servía a la expresión religiosa del pueblo, sino que los exprimía, despojándoles de sus recursos. Jesús denuncia la explotación del Templo. El culto está al servicio de la fe, para que ésta pueda expresarse de forma inteligible y comunitaria. Pero no se puede hacer un negocio con el culto. Es verdad que los que sirven al altar, tienen derecho a vivir del altar, por el servicio que prestan. Pero bien entendido que se les paga el servicio y que tienen que servir, no servirse.

Y mucho menos abusar de su poder o confundir a la gente con vanas ilusiones o promesas supersticiosas. No se puede confundir la fe con lo que sólo es su expresión. El verdadero culto está en la fe, en el corazón del creyente.

También Jesús había denunciado el abuso de la Ley, criticando el peculiar modo de practicar el descanso sabático. No es el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre. Porque no es el hombre para la Ley, sino las leyes para los hombres. Por eso el imperio de la ley también es imperialismo y por tanto inadmisible.

La ley de los cristianos es el amor. Y el verdadero culto cristiano -la verdadera religión, según la carta de Santiago- no está en la liturgia, sino en la práxis del amor. Sin amor, lo mismo que sin fe y esperanza, ni hay verdadero culto, ni verdadera religión. Fe, esperanza y caridad son la síntesis de la vivencia religiosa, la única religión verdadera. Las formas religiosas en que la vivencia se manifiesta no son verdaderas ni falsas, sino útiles para expresar la fe, o vanas, si no la facilitan o la empañan.

LUIS G BETES
DABAR 1991/16


4. J/TEMPLO

Yo soy el verdadero templo. Se afirma, más que la purificación del templo judío, su superación. Es otra forma distinta de anunciar el final definitivo del santuario de Jerusalén. Sus opositores, sobre todo los más interesados, así lo entenderán, y esta acusación saldrá después a la luz en el juicio ante el sanedrín. La frase "el celo por tu casa me devora" tendrá un significado no sólo moral, sino también físico: llevará a Jesús a la muerte. Tras la resurrección, los discípulos recordaron la escena y entendieron que, cuando decía "templo", se refería a sí mismo.

Jesús se manifiesta como el "lugar" privilegiado de encuentro con Dios: el rostro humano de Dios. NI Jerusalén, ni Garizín, ni otro cualquier lugar sagrado podrá encerrar al Dios de Jesús. Desde este punto de vista, perderán su sentido los templos hechos por manos de hombre para este fin. El universo entero será el templo material. Dios entre los pucheros, en el ajetreo de la vida, en el corazón del hombre. El amor solidario servirá de señal para conocer que se ha establecido relación con el Señor.

SCDO-COMUN  CR/TEMPLO: Los primeros cristianos tuvieron conciencia de ser templo de piedras vivas con Jesús como cimiento. El espíritu de Jesús es lo que da trabazón al edificio. Ese es el verdadero sacerdocio, según el vocabulario del Nuevo Testamento.

Porque dar culto no es realizar ceremonias, sino hacer la voluntad del Padre. Esta realidad, se traduce mejor por la fórmula "comunidad sacerdotal" que por otras más usadas como "sacerdocio de los fieles" o "sacerdocio de los bautizados". Hay un hecho claro: cuando los textos del Nuevo Testamento hablan de sacerdocio, piensan en Jesús o en la comunidad, nunca en los ministros; cuando enumeran los ministerios, no hacen referencia al sacerdocio. Sin embargo, en la historia de la iglesia asistimos a una progresiva "sacerdotalización" del ministerio.

Las piedras de una construcción ocupan, cada una, un lugar indelegable. Tiene cada una su responsabilidad, no sólo sobre unos centímetros cuadrados, sino sobre toda la trabazón del conjunto. Son edificio en la medida que cumplen este papel en relación con todas las demás. Son corresponsables. Después del último Concilio, la palabra corresponsabilidad se ha empleado mucho en los ambientes de la Iglesia. Sin embargo, los avances en el tema son bien pobres.

EUCARISTÍA 1991/10


5. RV/MARGINADOS  SILENCIO DE DIOS.

En América Latina, el lugar teofánico por excelencia no es un lugar geográfico (el desierto o la montaña), sino un lugar social: el de los oprimidos (/Mt/25/31-46). No se concibe una oración que nos aparte del pueblo para aproximarnos al Padre, ni un dualismo que separe la praxis cristiana, fundada en la caridad, de la práctica de oración. En la Biblia, la conversión a Dios va unida a la decisión de hacer justicia al oprimido (...).Abrirse a la presencia amorosa del Padre es acoger el clamor de los pobres.

Rezar a partir del lugar social de los pobres y de su exigencia de liberación es centrar la subjetividad en lo contrario a los estímulos de los instrumentos de masificación social. El compromiso orgánico (Gramsci) con la causa de los oprimidos neutraliza en nosotros las propuestas que pretenden reducirnos a productores-consumidores. El reencuentro consigo mismo se da con el prójimo marginado. Ahí está Dios (Mt 25, 31-46). No hay silencio de Dios donde la comunidad escucha la palabra de los oprimidos. Por eso en América Latina no se habló nunca de "la muerte de Dios" (...). En los signos de liberación los cristianos descubren la presencia de Dios, una presencia que, según el evangelio, no es "sensible" únicamente a través de fenómenos subjetivos o experiencias intimistas.

F. BETTO
MASIFICACIÓN SOCIAL Y ORACIÓN
CONCILIUM/166.Pág. 430s.


6. LA LEY, EL COMPORTAMIENTO DEL HOMBRE DE LA ALIANZA LEY/DECALOGO 

Hoy se nos presenta una tercera alianza, la alianza que dio origen al pueblo de Israel, contemplándola sin embargo desde el punto de vista de la respuesta del pueblo: la Ley, la "constitución" de los que Dios ha liberado parra pertenecer a este pueblo.

-Israel, un pueblo nacido para la libertad por obra de Dios. Las primeras palabras de la lectura invitan a explicar el nacimiento de este pueblo y el sentido de la Ley. No se trata de un Dios intemporal (un "Arquitecto Supremo del Universo") que da unas normas neutras e intemporales. Sino que este Dios tiene una definición: "tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud".

La Ley aparecerá, entonces, como una consecuencia para el hombre de la misma forma de actuar de Dios.

-El Dios único y la fidelidad a los demás. Conviene prestar atención al significado concreto de los mandamientos que leemos.

La mayor parte de la lectura está ocupada por el tema de Yahvé como único absoluto, único origen y término de todo. De ahí pueden sacarse sobre todo dos conclusiones: primero, la seguridad de estar en las manos de ese Dios fuerte que está en el corazón de la historia de cada uno y de todos; segundo, la llamada a no sentirse nunca satisfechos en nada que no sea Dios (ni sentirse satisfechos con los ídolos del dinero o la buena situación, ni sentirse tampoco satisfechos con el ir tirando cotidiano, puesto que mientras no lleguemos a Dios, siempre quedarán pasos que dar, caminos por los que avanzar). Los últimos versículos de la lectura, son los mandamientos que se refieren directamente a la atención para con los demás, y son concreciones de un único criterio general (nótese que incluso los mandamientos de tema sexual se plantean no como cuestiones sexuales sino como respeto a los derechos de los demás).

CUA/EXIGENCIA:- El Dios exigente. La lectura del decálogo y las amenazas que en él se encuentran debería llevar a una consideración importante: Dios es exigente. Ser creyente -formar parte del pueblo de Israel entonces, ser cristiano ahora- implica una fidelidad esforzada a un estilo de vida. La Cuaresma es una llamada a revisar cómo vivimos ese estilo de vida. Para marcarse algún objetivo de superación en algunos puntos concretos, de modo que así la renovación de las promesas del bautismo en la Vigilia pascual sea algo auténtico.

-JC, la plenitud de la ley. La segunda lectura de hoy (y el evangelio) pueden completar adecuadamente la reflexión sobre la Ley. Jesús es precisamente el único que ha vivido plenamente según el criterio básico de la Ley: considerando a Dios, al Dios liberador, como único absoluto. Y por haber vivido así, fundamentándose sólo en Dios y no en exhibiciones de poder o de sabiduría, ha chocado con este mundo que se fundamenta en otro tipo de valores y ha muerto. Pero Dios, resucitándolo, ha mostrado que el suyo era el único camino válido.

-JESÚS, EL ÚNICO TEMPLO, EL ÚNICO CAMINO DE RELACIÓN CON DIOS: J/TEMPLO: J/UNICO/CNO:

El evangelio de hoy habla ya directamente de la muerte y resurrección de JC. Juan, colocando esta escena al principio de su evangelio (al contrario de los sinópticos, en que aparece inmediatamente antes de la pasión) quiere dejar claro que la muerte-resurreción muestra el sentido pleno de todo lo que Jesús decía y hacía desde el principio (desde que "la Palabra se hizo carne").

-¿Cómo podemos acercarnos a Dios los hombres? El evangelio muestra que los hombres han buscado relacionarse con el Dios lejano por medio de determinados actos u objetos: las ofrendas, los templos, etc. Pero estas mediaciones dejan siempre una gran distancia, y con facilidad pueden conducir a la hipocresía. Jesús proclama hoy que hay ya un camino nuevo, verdadero y pleno: un camino que no es un acto o un objeto sino una persona, la vida concreta de una persona, una vida que culmina en la muerte, en la resurrección.

J/MEDIADOR: -Jesús mediador, la vida humana mediadora. La vida y la persona de JC (y su vida entregada definitivamente en la cruz) es el único camino de acercamiento al Padre. Y esto significa para el creyente: fe y confianza en JC, y esfuerzo por convertir la propia vida en una imagen de la de Jesús. Y aún podría añadirse otro elemento: el hecho de que ahora el templo de Dios sea una persona, una vida humana concreta, implica que el mundo entero puede ser camino hacia Dios, templo de Dios.

-¿Y los sacramentos? ¿Y los actos religiosos? Todo lo que hemos dicho pone en cuestión, sin duda, el sentido de los actos religiosos, de los sacramentos, o de la misma institución eclesial. Porque si el mediador con el Padre es la persona de JC y la adhesión a él, ¿qué sentido puede tener todo lo demás? Para el pueblo de Israel, el templo podía entenderse como el camino hacia Dios; para nosotros, ni la Iglesia ni los sacramentos lo son, porque el único camino hacia Dios es Jesucristo. Pero la Iglesia, los sacramentos, los actos religiosos (cada uno en su nivel) nos refuerzan y nos ayudan en la adhesión a JC, puesto que nos hallamos en estado de peregrinación, puesto que JC resucitado no es ya visible. Pero todo esto necesitará siempre purificación, porque muy fácilmente puede desviarse de su verdadero sentido.

J. LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1982/06


7. Examen de conciencia

En el corazón de la Cuaresma, las lecturas nos invitan a revisar nuestro propio vivir como algo muy conforme con este tiempos litúrgico. El evangelio termina con una frase que nos descubre la urgente necesidad de tal tarea: "(Jesús) no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque el sabía lo que hay dentro de cada hombre". Sí, podemos estar engañándonos estúpidamente al abrigo del aturdimiento que produce el ajetreo de cada día, por eso es necesario que nos examinemos a la luz la Palabra para vernos como nos ve el Señor.

El texto del Éxodo nos propone lo que llamamos el "decálogo". En realidad, en un tono categórico, nos presenta una serie de preceptos que abarca un campo amplísimo de conducta, pero en un contexto muy personalista. Son las "palabras" que el Señor dirige a todos los que quieran vivir la alianza con Él. Su lectura puede descubrirnos lagunas importantes en nuestra vida cristiana y nos acerca a las fuentes, sin el eco de tantas interpretaciones como llegan a nosotros.

San Pablo aporta un criterio para enfocar nuestro análisis de la realidad y alcanzar una escala de auténticos valores: "Lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres". Está claro que no es oro todo lo que reluce en nuestros juicios de valor.

San Juan añade la nota cristológica a nuestro examen de conciencia al presentarnos la perdurabilidad de lo cristiano: "Destruid este templo, y en tres días lo levantaré". Sólo desde la fuerza salvadora de la resurrección de Cristo podemos encontrar la medida exacta de las exigencias evangélicas.

Antonio Luis Martínez
Semanario "Iglesia en camino"