CAPITULO I

 

INTRODUCCION.

 

Al resucitar Cristo venció a la muerte de una vez y para siempre. La muerte ya no tendrá dominio sobre Jesús, pues una vez que ha iniciado su vida de resucitado permanecerá así para siempre; por eso la resurrección de Cristo es el único acontecimiento pleno, definitivo, escatológico de toda la historia de la salvación, porque aunque es un hecho que se da en el tiempo y en la historia sin embargo trasciende a la historia y al tiempo, se hace eterno y entra en la dimensión de Dios.

Si la salvación significa para el hombre su comunión con Dios, entonces en la resurrección de Jesús se da el máximo de la salvación que Dios haya ofrecido al hombre, porque en la resurrección de Cristo su humanidad trasciende junto a la divinidad y entonces se da una perfecta unidad del hombre con Dios; esto significa que la humanidad de Jesús ha sido totalmente conservada en su resurrección, porque fue divinizada.

Por eso la resurrección de Cristo es el acontecimiento principal de toda la historia de la salvación. Todo lo sucedido antes de la resurrección había sido provisional, comenzaba pero tenía un fin; así por ejemplo el pueblo de Israel fue liberado de la esclavitud del Faraón y salió de Egipto; ciertamente Dios intervino en ese acto, pero fue un acontecimiento provisional porque más tarde Israel volvería a ser esclavo, ya no de Egipto, pero sí de Asiria y Babilonia.

Al iniciar el estudio de la resurrección de Cristo es importante darnos cuenta desde un prin-cipio de que se trata de un hecho sucedido en la historia pero que tiene alcances hasta la eternidad; esto se ve con claridad al comparar entre sí las narraciones que hacen los evangelistas de la pasión y de la resurrección de Jesús.

Hay en todos los evangelios una concordancia en los hechos sucedidos en los últimos días de la vida de Jesús; todos ellos los presentan en el siguiente orden: Jesús entra en Jerusalén, la Ultima Cena, la oración en el Huerto de los Olivos, el juicio del Sanedrín, Jesús ante Pilato, ante Herodes, nuevamente ante Pilato, Barrabás, la crucifixión y la sepultura. Esta claridad con que se encuentran descritas la pasión y la muerte de Jesús se comprende porque son acontecimientos que han sucedido y están dentro de la historia. En cambio, cuando los escritos del Nuevo Testamento intentan describir la resurrección tienen que recurrir a las más diversas expresiones para poder narrar la experiencia que vivieron los testigos al ver a Jesús resucitado; y es que este hecho no pertenece a la historia como la pasión y la muerte, sino que se trata de una dimensión nueva jamás sucedida en el devenir humano, y esta experiencia, única en su género, tiene que ser también única en su expresión literaria.

Antes de analizar los diversos pasajes bíblicos que nos hablan de la resurrección, nos detendremos a estudiar los últimos días de la vida de Jesús, para comprender en donde está el valor de su muerte y así entender por qué Dios lo resucitó de entre los muertos.