CAPÍTULO I

LAS FUENTES DE LA CRISTOLOGÍA

 

 

I.- Fuentes para encontrar el acceso a Jesús.

Se trata aquí de analizar las fuentes que dicen algo acerca de Jesús y de los orígenes del cristianismo. Veremos primero las fuentes no bíblicas; es decir, aquellos documentos histó-ricos que contienen alguna referencia sobre Jesús y que no forman parte de los libros del Nuevo Testamento; posteriormente estudiaremos las fuentes bíblicas, y en particular los evangelios.

 

A.- Fuentes judías no bíblicas.

1.- Flavio Josefo.

a).- El historiador y su obra.

Sin duda alguna que el de Flavio Josefo es el testimonio más importante de todos los documentos judíos. Nació este autor cerca del año 37 d.C. en el seno de una distinguida fami-lia sacerdotal de Judea, y según su propio testimonio ensayó los tres movimientos religiosos de su época: saduceos, esenios y fariseos, adhiriéndose finalmente a este último. A la edad de 26 años fue a Roma formando parte de una delegación farisea; posteriormente participó en la insurrección judía del año 63 en la región de Galilea en contra del Imperio Romano. El año 67 conoció a Vespaciano, en ese entonces general romano y más tarde emperador (1). Interpre-tando varios pasajes bíblicos vio en Vespaciano al Mesías prometido a su pueblo, y se pasó al lado romano (2); no se sintió traidor por ello, sino que creyó que era lo mejor para su país. El resto de su vida lo pasó en Roma como huésped de la casa imperial (3).

Josefo escribió su obra titulada "Antigüedades Judías" a finales del reinado de Domi-ciano (4), en la cual se comprende la historia del pueblo judío desde sus orígenes hasta su tiempo, para demostrar cómo la antigüedad e importancia de tal historia era comparable con las de las naciones gentiles más renombradas. En su obra dice: "El convocó a una sesión del Sanedrín y presentó al hermano de Jesús, que es llamado Cristo, Santiago de nombre y algunos otros, a quienes acusó de haber infringido la Ley y fue condenado a muerte por lapidación... (XX.9.1).

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(1) del año 69 al 79 d.C.

(2) Gn 49,10; Dan 9,24-27; 9,26.

(3) F.F. Bruce: "Jesús y los Orígenes Cristianos" 32-33.

(4) del año 81 al 96 d.C.

(5) F.F. Bruce: "Jesús y los Orígenes Cristianos" 34.

Se refiere esta cita al Sumo Sacerdote Anás, hijo del sacerdote Anás mencionado en Lc 3,2; Jn 18,13 y He 4,6. Sucedió que el procurador romano Festus murió repentinamente cerca del año 62 d.C. y hubo un período de tres meses antes de que llegara a Judea Albunus, su sucesor. Anás hijo fue nombrado Sumo Sacerdote, y aprovechó el interregnum para tomar ven-ganza de viejas cuentas. El Santiago a que se refiere el texto es Santiago el Menor, mencio-nado en He 15,13; 21,18 y Gal 2,9, que era jefe de la Iglesia de Jerusalén. La descripción que da de Jesús concuerda con la de Gal 1,19.

 

b).- Flavio Jasefo y Jesús.

En el libro XVIII.3.3 (o XVIII.63) de Antigüedades Judías presenta Flavio Josefo un informe de varios problemas surgidos en Judea durante el gobierno de Poncio Pilato (del año 26 al 36 d.C.):

"En aquel tiempo vivió Jesús, un hombre de gran valer (si es que se le puede llamar hombre, ya que él era) un ejecutor de obras maravillosas, (un maestro de los hombres que reciben la verdad con alegría). El ganó para su causa a muchos judíos y muchos paganos. El era (o parecía ser) el Mesías. Y cuando Pilato, en base a una acusación hecha contra él por nuestros más eminentes hombres, lo condenó a morir en la cruz, aquellos que lo habían seguido antes no se separaron por esto de él (ya que él se apareció de nuevo al tercer día, como los santos profetas lo habían predicho de él, estas y otras mil cosas maravillosas). Aun hoy, la gente de los cristianos que toma su nombre de él, no ha dejado de existir".

Las palabras encerradas entre paréntesis en el párrafo anterior interrumpen el sentido y se distancian del estilo de Flavio Josefo; probablemente son una interpolación cristiana que ya era conocida por Eusebio de Cesarea (260-340 d.C.), quien en su Historia Eclesiástica (I,11,108) dice: "Después de explicar todo esto acerca de Juan, en la misma obra histórica menciona también a Nuestro Señor en los siguientes términos: .Por ese mismo tiempo vivió Jesús, hombre sabio si es que hombre hay que llamarlo, porque realizaba obras portentosas; era maestro de los hombres que recibían gustosamente la verdad, y se atrajo no solamente a muchos judíos, sino también a muchos griegos. Este era el Cristo. Habiéndole infringido Pilato el suplicio de la cruz, instigado por nuestros próceres, los que primero lo habían amado no cesaron de amarlo, pues al cabo de tres días nuevamente se les apareció vivo. Los profetas de Dios tenían dichas estas mismas cosas y otras incontables maravillas acerca de él. La tribu de los cristianos que de él tomó el nombre todavía no ha desaparecido hasta hoy".

Existen varias razones para creer que en este texto hay algunas interpolaciones cris-tianas hechas en el siglo tercero; entre ellas las siguientes:

Primera: Orígenes de Alejandría conoció las referencias de Flavio Josefo acerca de Juan el Bautista y de Santiago, pero escribió que Josefo "no creía en Jesús como el Cristo" (1); esto contradice la frase de Josefo "El era el Cristo". Posiblemente esta frase haya sido una intepolación no conocida por Orígenes, pero sí por Eugenio de Cesarea.

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(1) Con. Cel. I,47; In Mat Com X,17

Segunda: Algunas frases no se explica que sean originales de Josefo, por ejemplo:

a).- Si es que se puede llamar hombre. Esta frase se entiende solamente de un cristiano, y Flavio Josefo ciertamente no fue cristiano.

b).- "El era el Cristo" es una frase difícil de creer en Josefo, pues ya vimos que él consideraba a Vespaciano como el Mesías, y siendo huésped permanente de la casa imperial no habría de escribir algo que empañara la imagen del emperador.

Tres son las partes que fácilmente se descubren como interpoladas en los escritos de Flavio Josefo: "Si es que hombre hay que llamarlo", "Este era el Cristo", y "Pues al cabo de tres días nuevamente se les apareció vivo. Los profetas de Dios tenían dichas estas cosas y otras incontables maravillas acerca de él".

El documento presenta substancialmente lo que Flabio Josefo escribió, pero con altera-ciones introducidas por algún copista cristiano. Posiblemente estas alteraciones se iniciaron como notas marginales que luego los copistas irían incorporando al texto.

El 12 de febrero de 1972, un periódico de Jerusalén publicó la noticia de que los pro-fesores de la Universidad Hebrea S. Pines y D. Flusser habían encontrado un manuscrito árabe del siglo X que contenía una versión del texto de Flavio Josefo. La traducción al castellano de este texto fue publicada por el periódico español "La Vanguardia" al día siguiente, y dice así: "Por aquel entonces hubo un hombre sabio que era llamado Jesús. Y su conducta era buena y se sabía que era virtuoso. Y mucha gente de los judíos y las otras nacionalidades se con-virtieron en discípulos suyos. Pilato lo condenó a ser crucificado y muerto. Y aquellos que habían llegado a ser sus discípulos no abandonaron esta condición. Ellos informaron que él se les había aparecido tres días después de su crucifixión y que estaba vivo, así que tal vez era el mesías sobre el cual los profetas han predicho maravillas".

Es poco lo que dice este texto, pero Flavio Josefo escribió aún menos sobre otros doc-tores de la Ley.

En conclusión, las frases de Josefo aseguran la existencia de un hombre fuera de lo común cuya rica personalidad dio origen a un movimiento contra el cual todo se confabuló, y a pesar de todo el movimiento sobrevivió de un modo tan sorpendente que el historiador lo juzga digno de ser subrayado.

2.- La tradición rabínica.

a).- Después de la caída de Jerusalén y de la destrucción de su templo en el año 70 d.C.

así como de la desaparición del segundo estado judío y de los jefes de la resistencia sacerdotal, fue necesario hacer todo un trabajo de reconstrucción para que la unidad nacional pudiera sobrevivir. La reconstrucción fue hecha por hombres que pertenecían a la escuela farisaica del rabí Hilel, quien la fundó durante el reinado de Herodes el Grande, cerca del año 10 a.C., y la continuó su discípulo Gamaliel, maestro de Pablo (He 5,34; 22,3). Estos hombres esta-blecieron su sede en Jamnia, ciudad situada en la parte oeste de Palestina; allí reconstruyeron el Sanedrín como corte suprema para la organización de la Ley religiosa. El nuevo Sanedrín se dedicó al estudio de los casos particulares de la Ley, y el número de estos se fue acrecentando de generación en generación; se elaboró asimismo su codificación, que fue completada hacia el año 200 d.C. por el rabí Judá, presidente del Sanedrín del año 170 al 217. En conjunto, la juris-prudencia de este período es llamada Mishnah, y viene a ser el esqueleto del Talmud. La Mishnah se convirtió en objeto de estudio y de comentario por parte de las escuelas rabínicas de Palestina y de Babilonia, las cuales produjeron comentarios que en su conjunto se llaman Gemara. La Mishnah junto con los Gemara forman lo que hoy se conoce como Talmud, habiéndose completado el de Palestina hacia el año 350 d.C. Actualmente existen varios Talmudes, siendo el más grande de ellos el creado en babilonia, que continuó creciendo y fue terminado hacia el año 500 d.C. Pues bien, el Tratado Talmúdico Sanedrín dice:

"La víspera de la Pascua ha sido colgado Jesús de Nazaret. Durante cuarenta días un pregonero ha ido gritando delante de él: .Debe ser apedreado, porque ha ejercido la magia, ha seducido a Israel y lo ha arrastrado a la apostasía. El que tenga algo que decir para jus-tificarle, que venga a hacerlo constar.. Pero nadie se presentó a justificarle, y se le colgó la víspera de Pascua" (1).

Hay contradicción en el texto antes citado: habla a la vez de lapidación y de colga-miento; es que se trataba de conciliar en él dos cosas, por una parte el testimonio de la tra-dición, demasiado fuerte para ser negada, de Jesús colgado de un patíbulo (He 5,30), y por la otra el deseo judío de justificarse. Así Jesús, siendo apedreado, habría recibido el castigo que los textos sagrados prevén para quienes han "practicado la magia, han seducido al pueblo y lo han arrastrado a la apostasía".Al proponer un plazo de cuarenta días entre la acusación y la condena, el texto trata de declarar inocentes a los jueces, ya que según los evangelios Jesús fue juzgado con precipitación y olvidando los requerimientos jurídicos judíos.

Es importante notar que el texto no atribuye ninguna culpabilidad a la ley romana por la muerte de Jesús. Nada dice de los romanos, sin embargo en cierta forma menciona la cruci-fixión, por lo que deben haber participado los romanos ya que solamente ellos podían ejecutar así una sentencia de muerte. En realidad el texto no habla de crucifixión sino de colgamiento, el cual era permitido en algunos casos por la ley judía; se utilizaba sobre todo para terminar con los reos que habían sido lapidados y no morían; quizá por eso el texto menciona las dos penas, lapidación y colgamiento (2).

b).- La literatura rabínica también menciona a Jesús en forma velada dándole el nombre de Ben Pantera, o sea Hijo de Pantera, con lo cual lo identificaría como un miembro de los zelotas, grupo nacionalista partidario de la guerra abierta contra los romanos, pero de ser así sería este el único lugar de la literatura rabínica donde se dijera que Jesús había sido zelota. Es más probable que el término "Pantera" sea una corrupción de parthenos, y en ese caso Ben Pantera significaría "Hijo de una Vírgen" (3).

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(1) Tratado Talmúdico Sanedrín 43-a. Cf. J. Klausner, "Jesús de Nazaret", 23s.

(2) F.F. Bruce, "Jesús y los Orígenes Cristianos", 56.

(3) F.F. Bruce, misma obra, pag. 57-58.

c).- El nombre de Balaam, el falso profeta de Mesopotamia (Num 22-24) fue usado en los estratos tardíos de la literatura talmúdica para encubrir el nombre de Jesús; por ejemplo, en el Tratado Talmúdico Sanedrín 106-b dice lo siguiente: "Cierto hereje dijo a Rabí Hanina: .¿Has oído hablar sobre qué tan viejo era Balaam? El respondió: .No hay nada escrito sobre él, pero según la Escritura que dice -hombres de sangre y de fraude, sin alcanzar la mitad de sus días- (Sal 55,24), él debió haber tenido 33 o 34 años.. Buena respuesta, dijo el hereje, yo he visto la crónica de Balaam, y está escrito esto: Balaam el cojo, cuando Pinjás el bandolero lo mató, tenía 33 años".

Rabí Hanina murió el año 322 y fue discípulo de Rabí Judá, el compilador final de la Mishnah. El detalle de la cojera de Balaam no se menciona en la Biblia, pero sí en el Tratado Talmud Sanedrín 105-a, donde el Rabí Yahnnan deduce la cojera de Balaam a partir de una extravagante interpretación de Num 23,3. La comparación de Jesús con el Balamm citado se basa en ciertos detalles, como por ejemplo:

1o.- Jesús tenía alrededor de 33 años cuando murió.

2o.- En nombre de Pinjás el bandolero puede ser una parodia de Pilato; sin embargo lo de ban-dolero también puede ser sinónimo de zelota. Pinjás es el arquetipo del zelota en la tradición bíblica: él fue quien tomó una acción drástica contra la apostasía de los israelitas que dieron culto a Baal, y era hijo del sacerdote Aarón (Cf. Num 25, 1-13; Sal 106,28-31). En la acción en que mataron a Balaam, Pinjás tuvo un papel importante (Num 31,6-8).

3o.- El interlocutor de Rabí Hanina es un hereje, pero tal vez en lugar de la palabra hereje habría que considerar la original min, porque en la literatura rabínica los judíos llaman a los cristianos con el nombre de minim. De ser así, el diálogo a que nos estamos refiriendo sería un reflejo de la controversia que se dio entre el judaísmo y el cristianismo después del año 70, cuando los cristianos fueron expulsados de las sinagogas.

B.- Fuentes clásicas romanas (paganas).

1.- Evidencia en los escritores paganos.

No se ha conservado ningún documento oficial ni escrito sobre el proceso realizado en contra de Jesús. Ciertamente era una costumbre entre los romanos hacer reportes oficiales de estos hechos, como lo atestiguan algunas actas de los mártires en las cuales se conserva más o menos el proceso seguido contra ellos, pero en esos casos fueron los mismos cristianos quie-nes consiguieron copias de los documentos oficiales y luego escribieron las actas del mártir a partir de ellos. Del proceso de Jesús no se conserva ningún documento oficial; Poncio Pilato o algún otro funcionario debieron haberlo hecho, pero tal vez porque se escribía entonces en materiales de corta duración habrá desaparecido.

San Justino Mártir daba por seguro que existía un reporte de este juicio en los archivos imperiales, pues en su obra "Apología", dirigida al emperador Antonino Pío, escrita alrededor del año 150, dice: "Lo de que taladraron mis manos y mis pies significa los clavos que tras-pasaron en la cruz pies y manos. Y después de crucificarle, los que le crucificaron echaron suertes sobre sus vestiduras y se las repartieron entre sí. Podéis comprobarlo por las actas redactadas en tiempo de Poncio Pilato" (1). En la misma obra dice: "Y todo esto lo hizo Cristo, podéis comprobarlo por las actas redactadas en tiempo de Poncio Pilato" (2).

Con el tiempo se escribieron "actas de Pilato" falsas con una doble intención: unas trataban de atacar al cristianismo y otras de defenderlo. Entre las que lo atacaban están las redactadas en el año 311 por el emperador Maximino II, uno de los últimos emperadores paganos. Maximino se basaba en errores históricos para sus ataques, por ejemplo situaba la muerte de Jesús en el año 20 d.C., siendo que Pilato llegó a Judea como procurador hasta el año 26. Estas actas falsas de Maximino fueron mencionadas por Eusebio, el padre la la Histo-ria Eclesiástica, en su obra (I,9,3-4): "Por lo tanto, claramente queda refutada la patraña de los que ahora últimamente han divulgado unas memorias contra nuestro Salvador, en las cuales la misma fecha anotada es la primera prueba de la mentira de tales infundios. Efec-tivamente, sitúan sus atrevidas invenciones acerca de la pasión del Salvador en el cuarto consulado de Tiberio (años 14-37), que coincidió con el séptimo de su reinado, tiempo en el que se demuestra que Pilato ni siquiera había hecho acto de presencia todavía en Judea, al menos si hay que echar mano de Josefo como testigo, quien claramente señala en su libro citado que Tiberio instituyó a Pilato gobernador de Judea justamente en el año duodécimo de su imperio".

El objeto de estas actas de Maximino era para que sirvieran como propaganda anticris-tiana al confundir a los lectores de ellas sobre las fechas históricas de su fundador.

Justino y Tertuliano (3) recuerdan en sus escritos también el censo ordenado por Augusto en el tiempo en que nació Jesús. Justino dice: "Y es de saber que hay en el país de los judíos una aldea distante de Jerusalén treinta y cinco estadios y en ella nació Jesucristo, como podéis comprobarlo por las listas del censo hechas bajo Cirino, que fue nuestro primer procurador de Judea".

Ambos tipos de actas nacieron precisamente cuando ya no era posible encontrar las actas oficiales porque se habían perdido. Así pues, no hay ningún documento oficial de la época que de testimonio de Jesús; el único camino de información que nos queda es el de los escritores romanos de ese tiempo o posteriores a él.

2.- Suetonio.

El año 49 hubo brotes de rebeldía entre la comunidad judía de Roma; ante esa situación el emperador Claudio (41-54 d.C.) tomó la drástica medida de desterrar de Roma a todos los judíos. Entre los escritores que mencionan este hecho está en evangelista Lucas, quien dice en He 18,2 que cuando Pablo llegó a Corinto, cerca del año 50, se encontró con "un judío llama-do Aquila, originario del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer Priscila, por haber decretado Claudio que todos los judíos saliesen de Roma...".

El historiador Suetonio, alrededor del año 120 d.C., escribió las biografías de los primeros doce emperadores .desde Julio César hasta su época., y en la parte que corres-ponde a Claudio dice que el emperador "expulsó a los judíos de Roma, los cuales instigados por Chrestus no cesaban en su agitación".

Puede ser que el instigador que menciona Suetonio haya sido un personaje llamado así, desconocido para nosotros, que haya agitado realmente a los judíos de la comunidad de Roma. También puede tratarse de un mal deletreo de la palabra latina Christus, derivada del griego Xristos, por parte de la fuente de información de Suetonio, que bien pudo haber sido un miembro de la policía romana. Lo más probable es que Suetonio, que confunde a los cristianos con los judíos (recuérdese que muchos cristianos de Roma eran orientales), haya supuesto que Cristo se encontraba en Roma en tiempo de Claudio. Tal vez el origen del conflicto fue una controversia entre judíos y cristianos en torno a la persona de Cristo.

El edicto de Claudio detuvo el acrecentamiento del cristianismo en Roma temporal-mente, pero al morir el emperador, en año 54, el edicto fue olvidado y judíos y cristianos regresaron a Roma.

3.- Tácito.

El año 64 d.C. hubo un incendio en Roma que destruyó parte de la ciudad. Por ese tiempo Nerón era emperador, y se rumoró que el incendio había sido provocado por él, posi-blemente en un delirio de grandeza, para construir una nueva Roma. Luego del siniestro Nerón pensó buscar culpables, y los encontró en los cristianos. De este hecho Suetonio dice lo siguiente: "Un castigo fue infringido a los cristianos, un tipo de gentes adictos a lo extraño y dados a la superstición" (4).

Sin embargo el mejor testimonio sobre el incendio de Roma nos lo proporciona Tácito, historiados contemporáneo de Suetonio, quien dice que "Nerón, para deshacer el rumor que le acusaba del incendio de Roma, inculpó e infringió refinadísimos tormentos a aquellos que por sus abominaciones eran odiados, y que la gente llamaba cristianos. Este nombre les viene de Cristo, a quien, bajo el imperio de Tiberio, el procurador Poncio Pilato había mandado al suplicio. Esta execrable superstición, reprimida de momento, se abría paso de nuevo, no sólo en Judea, donde el mal había tenido su origen, sino también en Roma" (5).

El interés de estas frases radica en que Tácito al hablar de Jesús no refiere rumores inciertos, sino una opinión que cree segura y de la cual se sentía bien informado. La hipótesis de que haya sido informado por un cristiano es poco probable, pues se le nota un fuerte rechazo hacia ellos cuando dice que "...por sus abominaciones eran odiados...".

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(1) Apol. 35,7-9.

(2) Apol. 48,3.

(3) Tertuliano: Ad Marc IV,7,19.

(4) Nerón, 16,2.

(5) Anales XV,44.

Es difícil suponer que se haya acercado a los cristianos para obtener esta información; parece más probable que Tácito se haya informado en los archivos imperiales, y quizá hasta en las mismas actas de Pilato. De hecho Tácito es el único escritor pagano que hace referencia a Pilato, de quien también hablan los judíos Filón de Alejadría (Legado a Gayo, 299-305) y Flavio Josefo (Guerra Judía II, 169-177, y Antigüedades Judías XVIII, 55-64 y 85-89).

La precisión con que habla Tácito no deja lugar a muchas dudas sobre su fuente: "...cristianos. Este nombre les viene de Cristo, a quien, bajo el imperio de Tiberio, el procu-rador Poncio Pilato había mandado al suplicio... esta excecrable superstición, reprimida de momento, se abría paso de nuevo, no sólo en Judea, donde había tenido su origen...". Hay una precisión tan exacta en el relato de lo que pasó en jerusalén al juzgar, sentenciar y crucificar a Jesús, que es muy probable que Tácito se haya basado en las actas de Pilato.

4.- Plinio el Joven.

Contemporaneo de Tácito y Suetonio, este autor es conocido como "el hombre de las cartas" por haberse distinguido en ese género literario. Se le llama "el joven" para distinguirlo de su tio, Plinio el Viejo, que es conocido porque escribió una Historia Natural y la descrip-ción de la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.

Se conservan en la actualidad diez libros de cartas de Plinio el joven, siendo de interés para nosotros el décimo porque contiene su correspondencia con el emperador Trajano (98-117). Esta correspondencia se originó porque en el año 111 d.C. Plinio el Joven era Delegado Imperial en Bitinia, en el noroeste de Asia Menor (hoy Turquía), y con frecuencia consultaba al emperador sobre diversas cuestiones; por ejemplo, cuando había incendios en las ciudades importantes lo consultaba para organizar las brigadas de auxilio. No es de extrañar, pues, que haya consultado al emperador en el caso de los cristianos de Bitinia, cuyo número aumentaba con rapidez.

Tenemos noticia de una carta escrita entre los años 111 y 113, en la que Plinio consulta a Tajano sobre la conducta que debía observar con los cristianos; dice en ella: "Los cristianos acostumbran reunirse en un día fijo, antes de la salida del sol, y cantan un himno en honor de Cristo, como si fuera Dios... Después se reunen para compartir la comida, pero comida ordinaria e inocente" (Epístolas, X,96).

Se mencionan dos reuniones, una el domingo por la mañana para alabar al Señor y quizá para recibir la comunión, y otra después para comer, el ágape.

Es notable lo exacto de la descripción de Plinio, por lo que hay que suponer en él un buen conocimiento del cristianismo: sabe que Cristo es adorado, y por tanto considerado Dios. Sería esta carta de Plinio el primer testimonio pagano de la divinidad de Cristo, y no porque Plinio así lo creyera, sino porque se informó bien del proceder y de la doctrina de los cristianos.

5.- Talus.

Samaritano de nacimiento, y posiblemente el "samaritano" mencionado por Josefo, escribió una Historia del Mundo Oriental desde la guerra de Troya hasta sus días. Esta Historia desapareció, sin embargo Julio Africano, escritor nacido en jerusalén a principios del siglo III, escribió a su vez una Cronología de la Historia del Mundo, de la cual se conservan solamente algunos fragmentos; narra en ella Julio Africano las historias judía y griega en columnas paralelas comenzando desde la creación, y allí describe el terremoto y la oscuridad que acom-pañaron a la crucifixión de Cristo. En su obra cita a Talus diciendo que en el libro III de su Historia explica la oscuridad como debida a un eclipse solar, pero aclara que eso sería impo-sible debido a que la crucifixión ocurrió en tiempo de luna llena, cuando no pudo haber ocurrido eclipse.

Hay también una Historia de Roma supuestamente escrita por Talus cuya autenticidad resulta poco creible, ya que apenas unos pocos años antes de la fecha en que parece haber sido redactada acababa de llegar Pablo a Roma, y en el año 40, cuando se produjo la expulsión de los judíos ordenada por Claudio, no se tenía todavía en aquella ciudad el conocimiento de la tradición evangélica como supone el autor de esa Historia, pues aún no se escribían los evangelios.

C.- Escritos Apócrifos.

1.- Agrapha.

Los dichos o acciones de Jesús que no se encuentran contenidos en el texto de los evangelios canónicos son llamados comunmente Agrapha, palabra que significa "cosas no escritas". Es poco apropiada esta expresión, porque si bien estos dichos o acciones no están escritos en los evangelios canónicos, sí lo están en otros documentos; sin embargo así los ha llamado la costumbre.

En la llamada tradición occidental, que comprende varios manuscritos griegos y algu-nas copias de la versión latina antigua, se dan varias inserciones, añadiduras o agrapha; por ejemplo, después del versículo 6,5 del evangelio de Lucas se añade una:

"Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados sus discípulos arrancaban espi-gas, las restregaban con sus manos y se las comían. Al verlo algunos fariseos dijeron: ¿Por qué hacen ustedes lo que no está permitido hacer en día sábado? Jesús les respondió: .Ustedes no han oido lo que hizo David cuando tuvo hambre, él y sus compañeros? Pues que entró en la casa de Dios, tomó los panes benditos, comió de ellos y les dio a sus compañeros, a pesar de que sólo los sacerdotes podían comer de ese pan.. Y les decía: .El Hijo del Hombre es dueño del sábado.. (se introduce aquí el agrapha:) El mismo día, viendo a cierto hombre trabajar el sábado, él le dijo: .Hombre, si sabes lo que estás haciendo, dichoso tú; pero si no, eres un transgresor de la Ley.. (después del agrapha continua el texto del versículo 6:) Pues bien, otro sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar...".

Como se ve en este ejemplo, el agrapha introducido aclara que la violación de la Ley puede ser permitida si está basada en un principio, pero no si es por negligencia o rebeldía.

Papías, obispo de Hierápolis, se refiere también a una tradición oral. El conocía todos los evangelios canónicos, si no es que todos los evangelios que se escribieron, pero consi-deraba que había además de lo escrito una tradición oral que tenía un gran sentido de autenti-cidad; en la Historia Eclesiástica escrita por Eusebio de Cesarea (III,39,4) Papías dice que: "Si acaso llegaba alguno que había seguido también a los presbíteros, yo procuraba discernir las palabras de los presbíteros: Qué dijo Andrés, o Pedro, o Felipe, o Tomás, o Santiago, o Juan, o Mateo, o cualquier otro discípulo del Señor, y qué dicen Aristión y el presbítero Juan, discí-pulos del Señor, porque yo pensaba que no me aprovecharía tanto lo que sacara de los libros como lo que proviene de una voz viva y durable".

2.- Los evangelios de la Infancia.

a).- El evangelio del Pseudo-Mateo.

Este capítulo apócrifo nos informa que un buey y un asno se encontraban en el establo donde nació Jesús; de allí procede la tradición de poner sus figuras en los nacimientos. Dice así: "El asno y el buey cuidaron a Jesús en el establo, en cumplimiento de Isaías 1,3: .El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre del Señor...".

b).- El evangelio de la infancia de Tomás.

Esta obra describe la niñez de Jesús; según ella Jesús fue un niño prodigio que en la escuela enseñaba a sus maestros insospechados misterios del alfabeto, y pasmaba a su familia con los prodigios que hacía. En este evangelio apócrifo se narra el cuento de los gorriones hechos por Jesús con arcilla a la edad de cinco años: "Cuando José vino y lo vio, le dijo: ¿Por qué haces estas cosas, siendo que no se pueden hacer en sábado? Pero Jesús palmoteó sus manos y llamó a los gorriones: pónganse en marcha. Y los gorriones alzaron el vuelo...".

3.- El evangelio de Pedro.

A fines del siglo II, Serapión, obispo de Antioquía, visitó a la Iglesia vecina de Rosos y encontró que tenía en gran estima un evangelio atribuido al apóstol Pedro, pero después de estudiarlo escribió una carta poniendo a los cristianos en guardia contra el docetismo de dicho evangelio, según el cual la carne de Cristo no es real sino sólo aparente. Esta carta ha sido par-cialmente conservada en la Historia Eclesiástica de Eusebio de Cesarea (HE VI,12,2-6).

En 1886 se descubrió en Akamim, al norte de Egipto, un manuscrito que contiene dicho evangelio en el cual se relata la pasión de Jesús. Este documento presupone la existencia de los cuatro evangelios canónicos, y de él veremos a continuación los aspectos más notables.

1.- Ninguno de los judíos se ha lavado las manos, ni Herodes ni los jueces. Al negarse a lavar las manos, Pilato concluyó el proceso; entonces el rey Herodes ordenó llevarse a Jesús y les dijo: "Hacedle todo lo que he ordenado que se le haga".

2.- Así, lo entregaron a la gente, antes de la fiesta de los ázimos. Tomaron al Señor y dijeron: "Deja llevarnos al Hijo de Dios, ahora que lo tenemos en nuestro poder". Lo vistieron de púrpura y lo sentaron en la sede del juicio (Cf Jn 19,13) y dijeron: "¡Juez justo, Rey de Israel!" Uno de ellos tomó una corona de espinas y la puso sobre su cabeza, otros discutían, otros lo azotaban diciendo: "Este es el honor con que honramos al Hijo de Dios".

3.- Entonces tomaron dos criminales y lo crucificaron entre ellos. Pero él permaneció en silencio, como si no padeciera dolor. Cuando levantaron la cruz escribieron sobre ella: "Este es el rey de Israel". Colocaron sus ropas y se las repartieron. Uno de los criminales les repro-chó diciendo: "Nosotros hemos sufrido a causa de los crímenes cometidos, pero este hombre, el Salvador de los hombres ¿qué daño les ha hecho?" Ordenaron que no se le quebraran las piernas. Así debió morir en agonía.

4.- Era entonces mediodía. Y toda Judea se cubrió de tinieblas, ellos estaban turbados e inquietos, pues no fuera a ser que el sol se ocultara mientras él seguía vivo. Uno de ellos dijo: "Denle un recipiente con vinagre para que tome (Cf Mt 27,34). Así ellos hicieron la mezcla y se la dieron. Así todo se cumplió, y completaron el cuento de sus pecados, sobre sus propias cabezas. Muchos habían venido con antorchas pensando que llegaría la noche. Entonces el Señor gritó: "Mi poder, mi poder, me has tomado". A la misma hora la cortina del santuario en Jerusalén se partió en dos.

5.- Estaba allí José, el amigo de Pilato y del Señor, y sabiendo que le habían crucificado, fue con Pilato y le pidió el cuerpo del Señor para enterrarlo. Pilato mandó preguntar a Herodes, y Herodes dijo: "Hermano Pilato, como nadie me preguntó por su cuerpo, y como debió ser enterrado, ya que el sábado estaba por llegar, y está escrito en la Ley que no debe llegar a la noche un reo de muerte... (Dt 21,23).

El tono doceta (= aparente) de este documento se nota en algunos pasajes, por ejemplo en los siguientes:

Dice que cuando era crucificado "permaneció en silencio como si no sintiera dolor".

No dice que murió, sino que fue tomado por Dios.

El grito del Señor, "mi poder, mi poder...", no parece referirse al poder de un hombre sino al poder divino que actuaba en Jesús, ya que antes no había dicho ni sentido nada.

Además del tono doceta de este escrito, llama la atención la exoneración de culpa que se hace a Pilato de la crucifixión del Señor. Después del proceso Pilato se lava las manos y se retira, y es Herodes Antipas el que toma la responsabilidad de la muerte de Jesús. Los culpables de la muerte de Jesús son los judíos, en particular los jefes de los sacerdotes y los escribas.

La narración contenida en este escrito no es histórica, sin embargo llegó a ser amplia-mente aceptada por la Iglesia de Rosos, como ya vimos. Esta misma narración forma parte del relato islámico de la pasión de Jesús.

4.- El evangelio de Tomás.

a).- Antecedentes.

En 1896 se descubrieron tres fragmentos de papiros griegos, ahora conocidos como Oxyrhynchus, a unas 150 millas al Sur de Alejandría. Los papiros han sido fechados en el siglo III d.C. y contienen 16 dichos atribuidos a Jesús, los cuales se presentan sin la clásica introducción "Jesús dijo...". De estos dichos hay algunos que tienen paralelos en los evan-gelios canónicos, otros se encuentran en autores cristianos y otros no se conocían.

En 1945 se descubrió cerca de Nag Hammadi, población del Bajo Egipto, la biblioteca de una comunidad gnóstica formada por 13 códices, la mayoría de ellos escritos en griego. Probablemente su lugar de origen sea Siria, donde deben de haberse escrito en copto y más tarde serían traducidos y llevados a Egipto. Una edición copta de estos documentos, publicada en 1959, contiene 114 dichos del Señor y se le conoce como el Evangelio de Tomás.

Según informó Hipólito Romano a principios del siglo III, una comunidad gnóstica llamada de los .Naasenos" utilizó este evangelio.

b).- Contenido.

El título que ostenta esta obra dice "Estas son las palabras secretas que Jesús el viviente dijo, y que Dídimo Judas Tomás escribió abajo".

"Jesús el viviente" probablemente significa Jesús el que siempre vive.

"Palabras secretas": En realidad los dichos no son de por sí esotéricos o secretos, pues muchos de ellos tienen paralelos en los evangelios canónicos, especialmente con el evangelio según san Lucas, y muchos de los otros se refieren a hechos conocidos; es mas bien la inter-pretación de los dichos la que se vuelve secreta.

"Didymus Judas Tomás": Didymus es una palabra griega que significa gemelo y es empleada por Juan en 1,16; 20,24; 21,2; etc. Tomás, en arameo T.oma, significa lo mismo: gemelo. Judas, que en la tradición cristiana siriaca se identifica con el apóstol que no es Iscariote, en un romance siriaco del siglo II llamado "Hechos de Tomás" es presentado como gemelo de Jesús, y también en el antiguo evangelio siriaco de Juan (14,22) se habla de un Judas Tomás.

 

c).- Algunos dichos.

Dicho 12: "Los discípulos dijeron a Jesús: Nosotros sabemos que tu nos vas a dejar, ¿quién será jefe de nosotros? Jesús les dijo: Al lugar que vayan diríjanse a Santiago el Justo, semejante a quien fueron hechos el cielo y la tierra".

Este es un dicho de la tradición judeo-cristiana que veía en Santiago, el pariente de Jesús, al líder natural de los discípulos después de su partida. Santiago presidió la Iglesia de Jerusalén por 15 o 20 años hasta su muerte en el año 62; su memoria fue reverenciada y engrandecida con detalles legendarios.

Dicho 13: "Jesús dijo a sus discípulos: .Compárenme y díganme a quien me parezco.. Simón Pedro le dijo: .Te pareces a un ángel santo.. Mateo le dijo: .Te pareces a un hombre sabio y a un filósofo.. Tomás le dijo: .Mi mirada es incapaz de saber a quien te pareces.. Jesús dijo: .Yo no soy su maestro, por el que han estado bebiendo; ustedes están intoxicados con las quimeras primaverales (= sueños juveniles) que pertenecen a mí y yo he difundido en el extranjero. Entonces lo tomó aparte y le dijo tres palabras. Cuando Tomás regresó con sus compañeros, ellos le preguntaron: ¿Qué te dijo Jesús? Tomás respondió: .Si les digo una de las palabras que él me dijo, ustedes tomarían piedras y me las tirarían, y saldría fuego de las piedras y los quemaría".

Esta conversación comienza como la que nos narran los Sinópticos que ocurrió en Cesarea de Filipo cuando Jesús preguntó a sus discípulos ¿Quién dicen que yo soy? (Mc 8,27-29), pero las respuestas dadas aquí son bien diferentes porque intentan presentar a Jesús como un revelador gnóstico. Aquellos que se embebieron en la gnosis que él impartía (los sueños juveniles) no son sus siervos sino sus amigos (Cf. Jn 15,14).

Según los Naasenos, las palabras que Jesús dijo a Tomás fueron Kaulakau, Saulasau, Zeesar; palabras de las cuales depende la creación. Según Hipólito Romano, esta secta decía que Kaulakau era Adán, el primer hombre; Saulasau era el hombre mortal, y Zeesar el río Jordán, el cual fluye hacia arriba. En realidad estas tres palabras misteriosas son la corrupción de las frases hebreas que se encuentran en Isaías 28,10-13: "Ahora Yahveh dice, .Sau la sau, sau la sau; cau la cau, cau la cau; zeer sam, zeer sam, las cuales significan "orden sobre orden, regla sobre regla, ora por aquí ora por allá". Dice san Ireneo que el gnóstico Basílides pensaba que Jesús descendió en el nombre de Kaulakau (Adv. Haer. I,24,6).

El "fuego de las piedras", en lenguaje figurado, debe entenderse en el sentido de que un misterio puede ser tan destructivo como el fuego.

Dicho 15: "Jesús dijo: .Cuando veas a él, al que no nació de mujer, póstrate y adórale: el es tu Padre".

Según este dicho Jesús no habría nacido de María. El texto es confuso, pues el dicho número 3 distingue claramente al Hijo del Padre. Probablemente estos dichos fueron redac-tados por dos grupos gnósticos distintos; así el dicho número 15 estaría inspirado en Jn 10,30: "Yo y mi Padre somos uno".

Dicho 37: "Sus discípulos le dijeron: .¿Cuándo te nos aparecerás, cuándo te veremos?. Jesús dijo: .Cuando se desnuden a sí mismos sin vergüenza, cuando se quiten los vestidos y los dejen a sus pies como hacen los niños, y los pisoteen. Entonces llegarán a ser hijos del Padre viviente, y no tendán miedo".

La pregunta que se plantea en este dicho es semejante a la que en los evangelios canó-nicos dice: "Cuándo sucederá esto? (Mt 24,3; Mc 13,3; Lc 21,7), pero la respuesta cambia totalmente. La desnudez se refiere al estado original del hombre, cuando en el Paraíso Adán y Eva andaban desnudos, en un estado de inocencia que era ideal para los gnósticos.

Dicho 113: "Sus discípulos le preguntaron: ¿Cuándo vendrá el Reino? Jesús dijo: .No vendré cuando me esperen; ellos dirán: vedlo, aquí está, o vedlo, ahí está, pues el Reino del Padre no se extenderá fuera de la tierra y los hombres no lo verán".

En la primera parte este dicho es prácticamente igual a los sinópticos, que dicen: "Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió, el Reino viene sin dejarse sentir, y no dirán: vedlo aquí o allá, porque el Reino de Dios ya está entre vosotros". La diferencia es meramente de perspectiva, porque mientras que en los sinópticos el Reino de Dios es una realidad que comienza con Jesús, para los gnósticos es una realidad esca-tológica por excelencia.

 

D.- El Nuevo Testamento.

1.- Sobre la fecha del nacimiento de Jesús.

En Lucas 2,1 está escrito lo siguiente: "Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadrona-miento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino". De aquí la expresión "todo el mundo" debe entenderse solamente el imperio romano, y el censo que se menciona debió haberse reali-zado antes del año 4 a.C., porque ese año murió Herodes. Sobre este texto surgen varias preguntas, como las siguientes:

1a.- ¿Pudo ordenar el emperador de Roma un censo en aquel tiempo, cuando Herodes el Grande (37-4 a.C.) regía el territorio de Palestina más o menos en forma independiente, y cuando el emperador le llamaba "amigo y aliado del pueblo romano"?

Sabemos por Flavio Josefo (Ant. Jud. XVII,42) que toda Judea fue obligada a obedecer a Roma por el pacto de alianza entre Augusto y Herodes; además, sí era posible que el imperio obligara a un país súbdito a realizar un censo, porque así se hizo en Capadocia siendo su rey Arquelao II, y Tiberio emperador de Roma, en el año 36 d.C. (Tácito, Anales, VI,41).

2a.- ¿Hay evidencia de que se haya realizado un empadronamiento tan amplio?

Si tal censo fue impuesto en Judea durante el reinado de Herodes, puede haberse tratado del censo regular que se hacía en las provincias de Roma cada 14 años; en ese caso debió haberse realizado entre los años 10 y 9 a.C., porque existe constancia de que en esos años se hicieron censos en varias partes del imperio. También pudo ocurrir que por alguna razón especial en Judea se hiciera dos o tres años más tarde que en otros sitios.

3a.- ¿Implicaría tal censo que los jefes de familia regresaran a sus lugares de nacimiento, como dice Lucas?

Como comprobación de que así fue existe un papiro fechado en el año 104 d.C., en el que el prefecto de Egipto exige a los jefes de familia regresar a sus respectivas provincias para ser censados (P. Lond. 904). El clima extremadamente seco de Egipto ha hecho posible que se conserven documentos muy antiguos.

4a.- ¿Era Cirino gobernador de Siria en ese tiempo?

Cirino si fue gobernador de Siria, pero no fue enviado como tal por el emperador Augusto sino hasta el año 6 d.C., unos 10 años después de la muerte de Herodes. Proba-blemente el Cirino que menciona Lucas haya sido solamente un encargado especial de realizar un censo con miras al cobro de impuestos, y esto pudo ocurrir entre los años 8 y 6 a.C.

Hay un error en el cálculo de la fecha de nacimiento de Jesús, por lo siguiente: Tiberio sucedió a Augusto como emperador de Roma el 19 de agosto del año 14 d.C. El año décimo quinto de Tiberio .fecha que menciona Lucas en 3,1. fue del 19 de agosto del año 28 al 18 de agosto del año 29 d.C. y Jesús tendría entonces 35 o 36 años; esto lo sabemos porque Mateo 2,1 dice: "Habiendo nacido Jesús en Belén de Judá durante el reinado de Herodes...", e histó-ricamente consta que Herodes murió en el año 4 a. C., de manera que el dato proporcionado por Lucas en 3,23, "Tenía Jesús al comenzar 30 años..." debe ser solamente aproximado, y quizá subraya únicamente que Jesús tenía la edad requerida para ejercer una misión pública.

La datación del inicio de la era cristiana se debe a un error del monje Dionisio el Exiguo que fue quien la calculó en el siglo VI d.C. El error se originó porque Dionisio tomó al pie de la letra los 30 años de edad atribuidos a Jesús por Lucas. Como el año 15 de Tiberio coincide con el 782 de la fundación de Roma, si a 782 se le restan 29 cumplidos que tendría Jesús, resulta que su nacimiento .y con él el inicio de la era cristiana. queda fijado en el año 753 de la fundación de Roma, debiendo ser con mayor probabilidad seis años antes, en el 747.

2.- Jesús en los escritos del Nuevo Testamento.

No conocemos a Jesús directamente por lo que haya escrito, sino que lo hacemos a través del movimiento suscitado por él en el siglo I de nuestra era. El punto de partida de nuestro conocimiento de Jesús tiene que ser la primera comunidad cristiana, testiga de lo que hizo y dijo. Los cuatro evangelistas nos dieron testimonio de que Jesús de Nazaret es el Mesías, el Señor, el Hijo de Dios, y que en consecuencia debe ser objeto de culto y adoración.

La dificultad para obtener información acerca de Jesús radica en la particularidad de las fuentes. Los evangelios son testimonios de un acontecimiento importante, pero lo son de un modo muy diferente a nuestra mentalidad histórica: Jesús, para la tradición cristiana primitiva, no es una figura del pasado, sino ante todo y sobre todo del presente, que permanece vivo luego de haber resucitado. Por eso el interés de la Iglesia no está tanto en el pasado sino en el hoy, entendido como un presente fijado por Dios y estrechamente ligado a un futuro abierto por Dios. Es a la luz de este "ahora", cumplido por la muerte y resurrección de Cristo, que la Iglesia comprende el pasado de la historia pre-pascual de Jesús y la incluye en su predicación. Esta perspectiva se encuentra en las fórmulas más antiguas de la predicación y de la confesión de fe, desde mucho antes de que se escribieran los evangelios; estos son algunos ejemplos:

He 3,13s.: "El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, a quien vosotros entregásteis y de quien renegásteis ante Pilato, cuando este estaba resuelto a ponerlo en libertad. Vosotros rene-gásteis del Santo y del Justo, y pedísteis que se os hiciera gracia de un asesino, y matásteis al jefe que lleva a la vida. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello".

He 4,10s.: "Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: .Jefes del pueblo y ancianos, puesto que con motivo de la obra realizada en un enfermo somos hoy interrogados por quien ha sido éste curado, sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha sido por el nombre de Jesucristo, a quien vosotros crucificásteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos...".

He 5,30s.: "El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros dísteis nuerte col-gándole de un madero. A este le ha exaltado Dios con su diestra...".

Pero sobre todo uno de los textos más antiguos del Nuevo Testamento, como lo es la Primer Carta de Pablo a los Coríntios, dice:

I Cor 15,3s.: "porque os trasmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí, que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras, que se apareció a Cefas y luego a los Doce...".

Todas estas fórmulas hablan casi exclusivamente de la muerte y resurrección de Cristo. Este modo muy particular de ver la historia pasada en continua referencia al presente, se en-cuentra en He 10,37-43; allí puede observarse la manera como proceden los evangelistas:

"Vosotros sabéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después de que Juan predicó el bautismo; cómo Dios a Jesús de Nazaret le ungió en el Espíritu y con poder, y cómo él pasó haciendo en bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él. Y nosotros somos testigos de lo que hizo en la región de los judíos y en Jesuralén; a quien llegaron a matar colgándole de un madero; a éste, Dios le resucitó al tercer día, y le concedió la gracia de aparecerse, no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había escogido de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de entre los muertos".

La manera teológica de ver el pasado de Jesús se refleja también en las diferencias que los evangelios guardan entre sí; estos son algunos ejemplos de ello:

** La curación del ciego de Jericó, según Mateo y Marcos, se realiza al salir Jesús de la ciudad (Mt 20,29; Mc 10,46); según Lucas, al acercarse a la ciudad (18,35). Según Marcos y Lucas se trata de un solo ciego (Mc 10,46; Lc 18,35); en cambio Mateo habla de dos ciegos.

** En la transcripción del Padre Nuestro Mateo escribe "Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo", en cambio Lucas omite esta frase.

** En el caso de las profecías que aparecen en el Nuevo Testamento, Mateo 1,18 alude a Isaías 7,14 para confirmar la concepción virginal de Jesús: "He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo", y a Miqueas 5,1 para su nacimiento en Belén: "Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ciertamente la más pequeña entre los príncipes de Judá, porque de tí saldrá un jefe que apacentará a mi pueblo Israel". En estos dos casos puede uno preguntarse, ¿son las profecías las que iluminan los hechos, o son los relatos los que han sido elaborados bajo el influjo de las profecías?

** En la predicación del Bautista, Mateo dice que exortaba "Convertíos, porque el Reino de los cielos ha llegado" (3,2), mientras que Marcos dice que predicaba "un bautismo para el perdón de los pecados" (1,4), mientras que lo de la conversión y el Reino lo pone en labios de Jesús (1,15).

** Algunos temas solamente se encuentran en un evangelio. Sólo en Mateo, la parábola de la cizaña (13,24-30; 36-43); de la perla (13,44-46); de la red (13,47-50); de elementos de la infancia (1,18-25; 2,1-23). Sólo en Marcos, la curación del sodomudo (7,32-37); la del ciego de Betsaida (8,22-26). Sólo en Lucas, el anuncio del nacimiento del Bautista (1,5-25); del nacimiento de Jesús (1,26-38); la visitación (1,39-56); la parábola del amigo inoportuno (11,5-8); de la dragma perdida (15,8-10); etc.

3.- Dificultad de acceso a Jesús.

Hemos visto la manera tan peculiar en que las fuentes evangélicas nos trasmitieron la imagen de Cristo; ahora, antes de analizar el problema del acceso al Jesús histórico en el próxi-mo capítulo, veamos dos ejemplos de cómo se puede alterar su imagen cuando los textos se consideran solamente en forma parcial, sin tomar en cuenta el sentido que encierran en su conjunto.

a).- ¿Fue Jesús un zelota?

El nombre de "zelota" deriba del griego zelos (= celoso, escrupuloso). En tiempos de Jesús se llamaba así a los celosos del cumplimiento de la Ley judía, y se caracterizaban por una ferviente expectación en la venida inminente del Reino de Dios.

¿Fue Jesús un zelota? ¿Cómo se comportó frente al grupo de los zelotas? Hay en las Escrituras dos series de textos acerca de esto; una serie lo conecta con los zelotas mientras que la otra lo ve como un pacifista; según se interpreten los textos resultará la figura de Jesús.

Veamos la primera serie: Jesús, al igual que los zelotas, predicaba que la venida del Reino era inminente (Mc 1,14); criticaba a Herodes llamándole "zorro" (Lc 13,32); hablaba irónicamente de los reyes de la tierra que dominaban a la gente y la oprimían, y que se hacían pasar como benefactores de ella (Lc 22,25), y en Jn 6,15 sus seguidores pretenden hacerlo rey.

Uno de los discípulos de Jesús debe haber sido zelota: Simón el Zelotés citado en Lc 6,15; He 1,13; Mc 3,18 y Mt 10,4. lo llaman Simón el Cananeo, empleando la palabra aramea Qan.ana, que traducida al griego es Zelota.

La expulsión de los vendedores del Templo, la entrada triunfal en Jerusalén, la cortada de la oreja al siervo del Sumo Sacerdote (Lc 22,50) hecha por un discípulo de Jesús (¿sola-mente uno llevaría espada?), son actos que pueden tomarse como propios de un zelota. Hasta la misma inscripción puesta sobre su cruz, "Rey de los Judíos", puede tomarse como una expresión contraria a los romanos, que dominaban Palestina y que no admitían otro rey que el César.

La otra serie de textos ve a Jesús como opositor de cualquier resistencia o de cualquier acto de violencia; sobresale de entre estos textos el de Mateo 5,39s., "al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra...", o bien la exhortación de amar a los enemigos, la bienaventuranza de los que buscan la paz, el mandato de no sacar la espada en Getsemaní, etc.

En contra de los textos que señalan a Jesús como zelota están sus acciones concretas, como la de haber incluido entre sus discípulos a Leví-Mateo, un recaudador de impuestos que precisamente trabajaba para el imperio romano, y que en cierta forma representaba los intere-ses de las fuerzas de ocupación; también está en contra el rechazo a las proposiciones del demonio en el desierto, cuando le dijo "Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos...".

No hay forma de asegurar científicamente que una de estas dos series de textos sea histórica y refleje fielmente la actitud de Jesús, y que la otra haya sido inventada por la comu-nidad primitiva para equilibrar su personalidad. Considerar así las cosas presupone una actitud muy simple: Suponer que Jesús solamente pudo haber sido revolucionario o pacifista.

Sucede que el Reino de Dios esperado por los zelotas era muy distinto del anunciado por Jesús. En contraste con las creencias de los zelotas, Jesús proclamó el Reino de Dios que viene de Dios, y que no depende de nosotros para su realización. Esta perspectiva escatológica explica los actos más o menos zelotas de Jesús, su actitud frente al culto del Templo y su acti-tud frente al orden social y a las instituciones del Estado.

 

b).- Según el interés de la comunidad va cambiando la apariencia de Jesús.

En el siguiente ejemplo, que se ubica en nuestra época, veremos cómo la comprensión de la personalidad de Jesús va cambiando según se modifica con el tiempo la mentalidad de quienes lo proclaman.

Esta ha sido la experiencia del grupo denominado "Movimiento Estudiantil y Profe-sional" (MEP). Durante la Segunda Guerra Mundial el Secretario General de "Pax Romana" promovió en América Latina la creación de grupos cristianos estudiantiles; fue así como en la década de los 40s nació el MEP en el seno de la Acción Católica Mexicana, ayudado por el Movimiento Internacional de Estudiantes Católicos. El Movimiento Estudiantil y Profesional de la ciudad de Monterrey tuvo más o menos el siguiente proceso de desarrollo:

Primer período: de 1944 a 1945.

Hay una preocupación por formar a sus miembros mediante la comprensión doctrinal y filosófica del mundo, del Dogma y de la Universidad. En esta etapa la Iglesia es una sociedad perfecta capaz de asombrar y transformar al mundo. Cristo es Dios, fuerte y poderoso.

Segundo período: de 1965 a 1968:

Se busca una integración entre fe y vida. la Iglesia, como sociedad perfecta, dificulta su acceso y su interrelación con la sociedad profana. Cristo encarnado se hizo hombre.

Tercer período: de 1968 a 1972:

Se busca dar base teológica a la relación vida-fe. La Iglesia es vista como comunidad. Cristo se considera más como Jesús, el libertador, el pobre de Nazaret, el hombre que lucha.