LA FAMILIA:
DON Y COMPROMISO,
ESPERANZA DE LA HUMANIDAD


INTRODUCCION

Con ocasión del II Encuentro Mundial de las Familias con el Santo Padre, en Río de Janeiro, los días 4 y 5 de octubre de 1997, ofrecemos a las Conferencias Episcopales de todo el mundo, a los párrocos, a los agentes de pastoral familiar, a los movimientos, asociaciones y grupos, a las familias todas, un SUBSIDIO PASTORAL, para asimilar mejor la doctrina de la Iglesia sobre la familia y preparar adecuadamente este importante evento.

OBJETIVO DEL MATERIAL

El Encuentro Mundial del Santo Padre con las Familias no puede ser considerado como algo circunstancial, limitado en el espacio y en el tiempo, a unos días de celebración y de reflexión. Por el contrario, ha de ser visto como la cumbre de una serie de actividades orientadas a reflexionar sobre la familia y la vida, sobre la institución matrimonial, precisamente en un mundo en el que los valores matrimoniales y familiares son con frecuencia heridos.

Hay que "redescubrir" los valores originales, propios de la institución familiar, y buscar la manera de sostenerlos y apoyarlos a partir de la misma familia y de las instituciones que tienen como tarea la tutela del bien común.

En este sentido han sido elaborados doce temas, siguiendo la estructura de la exhortación apostólica Familiaris Consortio -a manera de guías-, que pueden ser utilizados por los distintos agentes de pastoral familiar, temas que responden, de alguna manera, a las más diversas inquietudes y problemáticas de la familia hoy. Reflexionando sobre los elementos fundamentales y básicos de la institución familiar, frente a los desafíos actuales, las familias podrán darse cuenta de que no están solas, de que las dificultades que atraviesan no son insuperables, de que con una adecuada preparación y unidad solidaria podrán triunfar ante las fuerzas del mal que nos circundan, y, sobre todo, lo fundamental, de que el Señor, "el Esposo", está con ellas. Por esto mismo hemos privilegiado en la reflexión esta dimensión cristólogica, esencial, siguiendo también el tema propuesto en la "Tertio millennio adveniente" para 1997: "Jesucristo, único salvador del mundo, ayer, hoy y siempre (Heb. 13,8)".

Con las familias está también la Iglesia, como madre y maestra, con la gran riqueza del Magisterio, tan orientador en la actualidad: la Exhortación Apostólica Familiaris consortio, la Carta de los Derechos de la Familia, la Carta a las Familias, Gratissimam sane y la reciente Encíclica Evangelium vitae. Todos estos documentos iluminan las vidas de las familias y las ayudan en el camino que realizan día a día.

El tema general del Encuentro Mundial del Santo Padre con las Familias en Río de Janeiro será: La familia: don y compromiso, esperanza de la humanidad. Este tema será objeto de estudio específico y central del Congreso Teológico-Pastoral que se llevará a cabo los días 1, 2 y 3 de octubre, también en Río. Por esta razón, los temas de las reflexiones que aquí proponemos, aunque no siguen estrictamente el tema general, servirán para su mejor comprensión.

METODOLOGÍA

Proponemos un camino de reflexión, a través de la modalidad preferente de ASAMBLEAS FAMILIARES, dejando en libertad a los Obispos para utilizar el contenido del material en modalidades que consideren más aptas en razón de las culturas y costumbres, así como para el tiempo en que dichas temáticas serán dadas, y que pueden ser enriquecidas, por ejemplo, con la ocasión muy propicia de los tiempos litúrgicos fuertes como Adviento, Cuaresma, Pascua, o de celebraciones especialmente significativas como el día de la madre o el día del padre. En muchos países las Conferencias Episcopales tienen programada "la semana de la familia". Este material puede ser de mucha utilidad para todo ello.

Por último, en tantas diócesis, es posible se esté realizando la Misión de Evangelización como preparación para el Jubileo del año 2000. Estos temas sobre la familia pueden ser de especial ayuda para enriquecer dicha Misión de Evangelización, conscientes de que "es necesario que la preparación al grande Jubileo pase, en cierto sentido, a través de cada familia" (Tertio Millennio Adveniente, 28).

Los temas del subsidio pastoral servirán para que los distintos agentes de pastoral familiar, no sólo sacerdotes, sino también religiosos, religiosos, y esposos, realicen a modo de diálogo, las Asambleas Familiares. Estas asambleas consisten en reuniones de familias, padres e hijos, (según las posibilidades de espacio) que debidamente acompañadas, reflexionan sobre los temas propuestos.

ESTRUCTURA DE LAS ASAMBLEAS

Canto inicial (1)

Oración del Padrenuestro

Lectura bíblica

Lectura de la Enseñanza de la Iglesia (2)

Reflexión del Obispo (3)

Diálogo (4)

Compromisos (5)

Salmo (6)

Oración del Ave María e invocación la oración: Regina familiae. Ora pro nobis

Oración por la familia

Canto final.

Quien coordina la reunión, en calidad de animador, conviene que conozca bien la doctrina de la Iglesia y esté atento para intervenir, cuando sea el caso, y pueda aportar luces y clarificar dudas que surjan. Es por esto bien importante que los responsables de las reuniones sean debidamente preparados.

Al final del presente folleto se proponen los documentos del Magisterio relacionados con la Familia, que es útil tener a mano, y que deben ser conocidos por quienes dirigirán los encuentros.

El Pontificio Consejo para la Familia agradece a todos los que hicieron posible la realización de este material, con sus consejos y oportunas indicaciones: el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), la Arquidiócesis de San Sebastián de Rio de Janeiro, y los expertos y colaboradores en Roma.

TEMA I

LA FAMILIA, FRUTO DE LA RECIPROCA DONACION CONYUGAL

1. Canto inicial.

2. Oración del Padrenuestro.

3. Lectura bíblica: 1 Cor. 6, 15-18.

"¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Y voy a tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos miembros de una meretriz? De ningún modo. ¿No sabéis que quien se allega a una meretriz se hace un cuerpo con ella? Porque serán dos, dice, en una carne. Pero el que se allega al Señor se hace un espíritu con El. Huid de la fornicación. Cualquier pecado que cometa un hombre, fuera de su cuerpo queda; pero el que fornica, peca contra su propio cuerpo".

4. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia:

Dios, que es amor, creando al hombre y a la mujer a su imagen ha inscrito en ellos la vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión. El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano.

La familia ha sido considerada siempre como la expresión primera y fundamental de la naturaleza social del hombre y tiene su origen en la comunión conyugal o "alianza", por la cual el hombre y la mujer "se entregan y aceptan mutuamente".

Así pues, la sexualidad, mediante la cual el hombre y la mujer se dan uno a otro con los actos propios y exclusivos de los esposos, no es algo puramente biológico, sino que afecta al núcleo íntimo de la persona humana en cuanto tal. Ella se realiza de modo verdaderamente humano, solamente cuando es parte del amor con el que el hombre y la mujer se comprometen totalmente entre sí hasta la muerte. La donación física total sería un engaño si no fuese signo y fruto de una donación en la que está presente toda la persona, incluso su dimensión temporal; si la persona se reservase algo o la posibilidad de decidir de otra manera en orden al futuro, ya no se donaría totalmente.

El único "lugar" pues que hace posible esta donación total es el matrimonio, es decir, el pacto de amor conyugal o elección consciente y libre, con la que el hombre y la mujer aceptan la comunidad íntima de vida y amor, querida por Dios mismo (cfr. Gaudium et spes, 48), que sólo bajo esta luz manifiesta su verdadero significado.

La institución matrimonial no es una ingerencia indebida de la sociedad o de la autoridad ni la imposición extrínseca de una forma, sino exigencia interior del pacto del amor conyugal que se confirma públicamente como único y exclusivo, para que sea vivida así la plena fidelidad al designio de Dios Creador. Esta fidelidad, lejos de rebajar la libertad de la persona, la defiende contra el subjetivismo y relativismo, y la hace partícipe de la Sabiduría creadora.

Esta totalidad, exigida por el amor conyugal, corresponde también con las exigencias de una fecundidad responsable, la cual, orientada a engendrar una persona humana, supera por su naturaleza el orden puramente biológico y toca una serie de valores personales, para cuyo crecimiento armonioso es necesaria la contribución perdurable y concorde de los padres.

Jesús, el Esposo que ama y se da como Salvador de la humanidad, uniéndola a sí como su cuerpo, revela la verdad original del matrimonio, la verdad del "principio" (cfr. Gén 2, 24; Mt 19, 5) y, libera al hombre de la dureza del corazón, haciéndole capaz de realizarla plenamente. (cfr. GS, Familiaris consortio, Gratissimam sane).

5. Reflexión del Obispo.

6. Diálogo:

¿Cuál es el desorden moral que encierra la fornicación y las mismas relaciones prematrimoniales?

¿Por qué el único "lugar" que hace posible la donación conyugal es el matrimonio?

¿Por qué constituir una familia exige un previo compromiso matrimonial?

7. Compromisos (a modo de ejemplo):

Apreciar y valorar el compromiso matrimonial que sostiene y rige mi familia.

Acción concreta con la que manifieste a mi cónyuge o mis padres la gratitud por su donación.

8. Salmo 132 (133)

"Ved qué paz y qué alegría, convivir los hermanos unidos".

9. Ave María. Regina Familiae: ora pro nobis.

10. Oración por la familia.

11. Canto final.


 

TEMA II

IDENTIDAD Y MISION DE LA FAMILIA

1. Canto inicial.

2. Oración del Padrenuestro.

3. Lectura bíblica: Mt. 19, 4-8.

"¿No habéis leido que al principio el Creador los hizo varón y hembra? Y dijo: «por esto dejará el hombre al padre y a la madre y se unirá a la mujer, y serán los dos una sola carne». De manera que ya no son dos sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios unió no lo separe el hombre. Ellos le replicaron: entonces, ¿cómo es que Moisés ordenó dar libelo de divorcio al repudiar?. El les dijo: por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar vuestras mujeres, pero al principio no fue así".

4. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia:

En el designio de Dios Creador y Redentor la familia descubre no sólo su "identidad", lo que "es", es decir una comunidad de vida y amor, sino también su "misión", lo que puede y debe "hacer". El cometido, que ella por vocación de Dios está llamada a desempeñar en la historia, brota de su mismo ser y representa su desarrollo dinámico y existencial. Toda familia descubre y encuentra en sí misma la llamada imborrable, que define a la vez su dignidad y su responsabilidad" familia, ¡"sé" lo que "eres"!

La familia tiene la misión de ser cada vez más lo que es, es decir, comunidad de vida y amor, en una tensión que, al igual que para toda realidad creada y redimida, hallará su cumplimiento en el Reino de Dios.

Para lograr esta misión se requiere un clima de benévola comunicación y unión de propósitos entre los cónyuges y una cuidadosa cooperación de los padres en la educación de los hijos. La activa presencia del padre contribuye sobremanera a la formación de los hijos; sin postergar la legítima promoción social de la mujer, hay que asegurar el cuidado de la madre en el hogar, especialmente necesario a los menores.

Hay que decir que la esencia y el cometido de la familia son definidos en última instancia por el amor. Por esto la familia recibe la misión de custodiar, revelar y comunicar el amor, como reflejo vivo y participación real del amor de Dios por la humanidad y del amor de Cristo Señor por la Iglesia su esposa.

Todo cometido particular de la familia es la expresión y la manifestación concreta de tal misión fundamental. En este sentido, partiendo del amor y en constante referencia a él, estos son los cuatro cometidos generales de la familia:

1) Formación de una comunidad de personas;

2) servicio a la vida;

3) participación en el desarrollo de la sociedad;

4) participación en la vida y misión de la Iglesia.

(cfr. FC).

5. Reflexión del Obispo.

6. Diálogo:

¿Qué significa que la familia es una comunión o comunidad de vida y amor?

¿Cuál es el fundamento de esta comunidad?

¿Cuáles son por tanto las principales tareas de la misión de la familia? ¿Cuáles las tareas específicas del padre y de la madre?

7. Compromisos.

8. Salmo 14 (15).

"Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?"

9. Ave María. Regina Familiae: ora pro nobis.

10. Oración por la familia.

11. Canto final.


 

TEMA III

COMUNION CONYUGAL,
FUNDAMENTO DE LA COMUNIDAD FAMILIAR

1. Canto inicial.

2. Oración del Padrenuestro.

3. Lectura bíblica: Ef. 5, 25-30

"Vosotros, los maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella para santificarla, purificándola mediante el lavado del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí gloriosa, sin mancha o arruga o cosa semejante, sino santa e intachable. Los maridos deben amar a sus mujeres como a su propio cuerpo. El que ama a su mujer, as í mismo se ama, y nadie aborrece jamás su propia carne, sino que la alimenta y la abriga como Cristo a la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo".

4. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia:

La familia, fundada y vivificada por el amor, es una comunidad de personas: del hombre y de la mujer esposos, de los padres y de los hijos, de los parientes. Su primer cometido es pues vivir fielmente y desarrollar dicha comunidad de personas.

La comunión primera es la que se instaura y se desarrolla entre los cónyuges en virtud del pacto de amor conyugal. Hombre y mujer que, "no son ya dos, sino una sola carne" (Mt 19, 6; cfr. Gén 2, 24), están llamados a crecer continuamente en su comunión a través de la fidelidad cotidiana a la recíproca donación total.

Dicha comunión conyugal hunde sus raíces en el complemento natural que existe entre el hombre y la mujer y se alimenta con la voluntad de compartir todo su proyecto de vida, lo que tienen y lo que son. En Cristo dicha exigencia humana viene asumida, purificada y elevada a perfección con el sacramento del matrimonio: el Espíritu Santo infunde una comunión nueva de amor, que es imagen viva y real de la unión de Cristo con la Iglesia.

El principio interior, la fuerza permanente y la meta última del matrimonio y de la comunión familiar es el amor: sin el amor la familia no es una verdadera comunidad de personas, ni tampoco puede vivir, crecer y perfeccionarse como tal comunidad.

La poligamia y el divorcio contradicen radicalmente dicha comunión siendo la causa de la disolución de la familia; la primera niega directamente el designio de Dios desde los orígenes, porque se opone a la igual dignidad personal del hombre y de la mujer en una donación total, única y exclusiva. Asimismo a esta misma donación personal y total de los cónyuges, como también al bien de los hijos, se opone el divorcio.

Pero además de esta exigencia natural, la unidad y la indisolubilidad del matrimonio hallan su verdad última y plenitud de significado en el designio que Dios ha manifestado en su Revelación: su amor absolutamente fiel al hombre manifestado en Cristo con su muerte redentora por su Iglesia. (cfr. FC).

5. Reflexión del Obispo.

6. Diálogo:

¿Qué significa que los esposos no son ya dos sino una sola carne? ¿Qué significa: lo que Dios ha unido no lo separe el hombre?

¿La comunión conyugal es algo plenamente perfecta o debe crecer y seguir perfeccionándose?

¿La poligamia, el divorcio y el "amor libre" son manifestaciones de liberación o de esclavitud?

7. Compromisos.

8. Salmo 121 (122).

"¡Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor!"

9. Ave María. Regina Familiae: ora pro nobis.

10. Oración por la familia.

11. Canto final.


 

TEMA IV

IGUAL DIGNIDAD DEL HOMBRE Y DE LA MUJER
EN LA DONACION DE SI MISMOS

1. Canto inicial.

2. Oración del Padrenuestro.

3. Lectura bíblica: Gen. 2, 21-24

"Hizo, pues, Yavé Dios caer sobre el hombre un profundo sopor; y dormido, tomó una de sus costillas, cerrando en su lugar con carne, y de la costilla que del hombre tomara, formó Yavé Dios a la mujer, y se la presentó al hombre. El hombre exclamó: «Esto sí que ya es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta se llamará hembra, porque del varón ha sido tomada». Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre; y se unirá a su mujer; y vendrán a ser los dos una sola carne".

4. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia:

El criterio moral de la autenticidad de las relaciones conyugales y familiares consiste en la promoción de la dignidad y vocación de cada una de las personas, las cuales logran su plenitud mediante el don sincero de sí mismas.

De la mujer hay que resaltar, ante todo, la igual dignidad y responsabilidad respecto al hombre; tal igualdad encuentra su singular realización en la donación de uno mismo al otro y de ambos a los hijos, donación propia del matrimonio y de la familia. Lo que la misma razón humana es capaz de intuir y reconocer, es revelado en plenitud por la Palabra de Dios; en efecto, la historia de la salvación es un testimonio continuo y luminoso de la dignidad de la mujer.

Creando al hombre "varón y mujer" (Gén 1, 27), Dios da la dignidad personal de igual modo al hombre y a la mujer, enriqueciéndolos con los derechos inalienables y con las responsabilidades que son propias de la persona humana.

La verdadera promoción de la mujer exige que sea claramente reconocido el valor de su función materna y familiar respecto a las demás funciones públicas y a las otras profesiones. Ningún programa de "igualdad de derechos" del hombre y la mujer es válido si no se tiene en cuenta la realidad más profunda del ser madre en la mujer respecto al ser padre en el hombre. Por lo demás, no hay duda de que la igual dignidad y responsabilidad del hombre y de la mujer justifican plenamente el acceso de la mujer a todas las funciones públicas.

Es por ello necesario descubrir el significado original e insustituible del trabajo de la casa y la educación de los hijos. La sociedad debe estructurarse de manera tal que las esposas y madres no sean de hecho obligadas a trabajar fuera de casa.

La dignidad de la mujer encuentra como obstáculo y oposición persistente la mentalidad que considera al ser humano no como persona, sino como cosa, como objeto de compraventa, al servicio del interés egoísta y del solo placer; la primera víctima de tal mentalidad es la mujer. (GS, FC, Mulieris dignitatem)

5. Reflexión del Obispo.

6. Diálogo:

¿Cuál es el criterio primario de las relaciones en familia, la importancia o la dignidad de la persona?

¿Porqué no goza de estima y reconocimiento social el trabajo en el hogar? ¿Cuáles son los costos sociales del trabajo de la mujer fuera del hogar?

¿La validez del consentimiento presupone y exige la igual dignidad de hombre y mujer ante el matrimonio?

7. Compromisos.

8. Salmo 8.

"Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!"

9. Ave María. Regina Familiae: ora pro nobis.

10. Oración por la familia.

11. Canto final

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