Más sobre «Matrix»:
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etáfora de una búsqueda religioso-filosófica

Por Mauricio Chinchilla


«El destino baraja las cartas, pero nosotros las jugamos»
Arthur Schopenhauer

El tiempo transcurre deprisa. ¿Cuánto tiempo ha transcurrido entre el fin de la Segunda Guerra Mundial y la caída del muro de Berlín? Los acontecimientos se mezclan en el tiempo y el espacio, como si el recuento de la historia hubiese sucedido ayer.

Atrás quedó la modernidad (1450-1950), donde la ciencia, la literatura y la tecnología eran consideradas las salvadoras del mundo. También fue superada la postmodernidad (1950-1990), que prácticamente murió con el siglo XX. Y atrás están quedando también las últimas generaciones: la «X» (1965-1983), y la «Y» (1983 en adelante).

Ya se han comenzado a ver los resultados de la edad de la creatividad, la que sólo ve el futuro, la propuesta de la filosofía de la generación «X», con una mezcla de modernidad líquida, de fantasía, de locura, del todo vale...

Hoy prevalecen entre el día a día y la precariedad la generación «Fashion», donde imagen y marca es lo que más vende. Innovación, puesta en escena, glamour, mercado, ventas y dinero, mucho dinero.

En medio de este convulsionado escenario surge «The Matrix», de mano de los hermanos, Larry y Andy Wachowski que, mientras trabajaban como carpinteros en Chicago, derrochaban creatividad en la editora de cómics «Marvel», y más tarde en el cine con el guión de «Asesinos» (1995) y de «Lazos ardientes» (1996).

The Matrix, es fruto de la extraña mezcla que forma el bagaje cultural de los Wachowski: el comic, la literatura, la filosofía, las religiones (Cristianismo, Budismo, Agnosticismo y Taoísmo), el cine de Kung fu, las películas de Ridley Scott (Blade Runner), Stanley Kubrick, las de los hermanos Cohen y de John Woo y otros realizadores de Hong Kong; además de George Lucas, Fritz Lang, la Odisea de Homero y «Alicia en el País de las Maravillas», de Lewis Carroll; es decir: un poco de todo y mucho de nada. ¿El resultado?, un poco de ironía, algo de energía y otro tanto de inventiva.

Como realización cinematográfica, Matrix marcó un hito en el género de ciencia ficción, tanto por su propuesta estética, por sus sorprendentes efectos especiales, como por incursionar en una temática plena de alusiones metafísicas y filosóficas. Si de imagen se trata, la cámara congelada que gira 360° (el «tiempo bala») fue sin duda su mayor aporte. Por supuesto, las ganancias económicas justificaron con creces el sorprendente despliegue de recursos del filme.

. Pero ¿qué es «The Matrix»?

Aquí estriba una de las gracias de la película: mientras menos se entienda, mejor. Según palabras de Morpheus, uno de los personajes, «es una prisión que no se puede oler o tocar. Una prisión para la mente», que se alimenta de la energía que obtiene de los seres humanos, a los que considera «una plaga, un cáncer, una enfermedad de la que nosotros –los propios humanos- somos la causa».

Sobre esta base, el argumento central de la película relata la historia de un hombre que ha sido elegido para liberar a la humanidad de la esclavitud; sus dudas, sus certezas, su lucha interna y por cierto, las sorprendentes batallas entre el último bastión de humanidad libre y el poderoso ejército de las máquinas.

Al centro de todo, las concepciones de causalidad v/s determinismo y la libertad de elección como hilos conductores del film. De fondo, una serie de referencias a distintas vertientes filosóficas y teológicas que logran situar el conflicto como un cuestionamiento a las distintas respuestas sobre la trascendencia, que surgen de cada una de ellas.

Esta provocadora mezcla de tecnología y metafísica detonó distintas interpretaciones del filme que, aunque sin ser concluyentes, lograron posicionar temas generalmente fuera del debate público, en primera fila de análisis y comentarios en distintos ámbitos de la sociedad. Y los ríos de tinta empezaron a correr.

. Avalancha de preguntas

Del mismo modo en que mencionamos en nuestros artículos anteriores sobre el filme (http://www.observatoriodigital.net/bol229.htm#matrix) la primera entrega de Matrix dejó en el aire varias preguntas: ¿qué es la realidad?, ¿es posible conocerla saliendo de la fantasía colectiva en que vivimos?, ¿qué valor tiene vivir «en la realidad» si la ficción es confortable y segura?, ¿las máquinas están destinadas a tomar el control de un ser humano perdido en el ensueño? La libertad como desafío, y el doloroso «nacimiento» al mundo real están dibujados con intensidad en esta primera parte. Estas cuestiones no son nuevas: léase el mito platónico de La Caverna, en clave de sociedad mediática y de «realidad virtual».

En Matrix Reloaded se complican los interrogantes: ¿quiénes somos?, ¿por qué estamos aquí?, ¿existe el libre albedrío o estamos destinados a actuar un guión prefijado por un Arquitecto frío y calculador?, ¿cuál es el papel del amor en la redención del mundo?, ¿las profecías religiosas son ciertas o son una mentira destinada a ser desenmascarada?

En la segunda película están mucho más explícitos los elementos religiosos que en la primera parte apenas se podían entrever, pero son tomados de diversas creencias: el vestuario de Neo recuerda la sotana de un sacerdote católico; en sus paseos por Matrix aparecen imágenes del Sagrado Corazón y la Virgen de Guadalupe; la ciudad subterránea se llama Zión; sus habitantes reciben a Neo como si fuese un santón milagrero; la profetisa es llamada «el Oráculo», como en la visión religiosa griega; la celebración en Zión, tiene mucho de rito pagano de la fecundidad; el Arquitecto puede sugerir una visión masónica de la deidad creadora.

El esquema de fondo de este relato épico contiene mucho de una visión pagana y maniquea, muy frecuentes en los grandes mitos y en la mayoría de las narraciones capaces de captar la atención del público. Las fuerzas del bien y el mal luchan en casi igualdad de circunstancias. Hay un héroe, es verdad, y este héroe es un hombre noble y capaz de amar. Pero las fuerzas con que cuenta para «el bien» se equivalen -a duras penas- a las del mal, con lo cual el sentimiento de soledad y desvalimiento que se provocan en el espectador son intensos. Más aún, cuando en los últimos minutos de la segunda parte, parece confirmarse que el «Elegido» (Neo) no decidió salvar a la humanidad, sino a su propia novia Trinity, y que todas las profecías en las que Morpheus creía firmemente, eran falsas. Entonces, conceptos como verdad y mentira, mal y bien, están tan entremezclados que no se sabe dónde empiezan unos y terminan otros. En otras palabras, se constata que vivimos en un mundo del «todo vale», no importan los medios, (algo muy parecido a nuestra sociedad actual).

¿Es «Matrix» sólo un espectáculo con fines comerciales?, ¿contiene algo más que peleas orientales, vestuarios de microfibra y persecuciones adrenalínicas?, ¿el gran público, y en particular los niños y jóvenes, ve en el filme algo más que efectos digitales? Hay quienes de antemano, la consideran una gran decepción.

Es difícil responder categóricamente estas preguntas, o más bien, habría que decir que tienen más de una respuesta. Se trata de un fenómeno comercial, sin duda, que está impactando no fuertemente la moda y el imaginario juvenil. «Matrix» aprovecha una serie de referencias cinematográficas que son ya «cultura general» de nuestra sociedad y les saca provecho incluyendo referencias y pinceladas que hacen a los espectadores sentirse «en casa». Pero además, parece fuera de duda que sus contenidos recogen, casi como una ensalada, una serie de inquietudes e interrogantes humanos nada superficiales.

 


... parece fuera de duda que sus contenidos recogen, casi como una ensalada, una serie de inquietudes e interrogantes humanos nada superficiales.
 

. Algunas interpretaciones

Sin duda la trilogía de «Matrix» tiene varias claves de lectura: es una serie muy bien hecha, técnicamente hablando, realizada con inteligencia y con medios suficientes para alcanzar el éxito comercial. No se trata de una banalidad ni es frívola; siendo entretenida propone valores básicos como la búsqueda de la verdad, la fidelidad, la amistad, el amor, el valor de la vida humana. Todo ello, dentro de un formato espectacular y con grandes dosis de violencia, aunque la «virtualidad» de los personajes elimina la sangre como elemento visual alarmista.

Por otra parte, y desde una visión cristiana, la serie presenta una visión teísta -no realmente religiosa- que parece reducir las bases para una auténtica esperanza. Además, deja totalmente fuera de foco el elemento amoroso de la creación, el amor y la misericordia de Dios creador, la total entrega que significa la redención, y el triunfo escatológico («ya, pero todavía no») del bien sobre el mal. El bien en «Matrix» es cuestión sólo de opción personal, no hay fundamento en nada exterior al hombre mismo. Tal y como se puede leer en Epoca.es: «…su contenido, en el que el destino rige todos los actos, es lo más opuesto al cristianismo. De él toma los términos, que no los conceptos».

Por su parte, Joaquín R. Fernández redactor de La Butaca.net afirma que la historia de «Matrix» «no es otra que la de un nuevo Cristo que ha llegado para construir un punto de partida hacia un mundo mejor utilizando para ello un arma nueva: el amor». Destaca también el antagonismo entre el Oráculo y El Arquitecto -ambos inteligencias artificiales - que expresan la permanente necesidad de elección a la que está sometido el protagonista: él mismo debe decidir el papel que quiere desempeñar en la vida.

Para el editor de la revista Miradas de Cine «los adolescentes, parecen haberse sentido especialmente identificados con una premisa que supone el descreimiento total de la sociedad adulta donde han nacido: "Todo es mentira", tan falso, tan huecamente calculado como la misma existencia. «Matrix» se ha convertido pues para muchos en un credo y una forma de pensar, y son muchos los "Neo" que han tomado conciencia de una realidad que cada vez más, por alienante, parece preprogramada, si no por un ordenador, sí por programadores, ciertamente siniestros. La explicación a esta sinrazón, ha sido pues adoptada por una generación que se debate entre el placer como único medio de escapatoria para huir del cuadriculado tablero donde han sido arrojados, y la tecnología, como instrumento ambiguo, en cuanto a que no sabemos si servirá para liberarnos de esta realidad imperante, o esclavizarnos más aún… En este sentido, a veces uno ha tenido la triste sensación de que «Matrix» pueda ser la última película neorrealista del cine».

El Profesor en la Facultad de Teología de Cataluña, Xavier Melloni, en su estudio «El cine y la metamorfosis de los grandes relatos» (http://www.fespinal.com/espinal/castellano/visua/es124.htm) propone que «a través de las gestas de ciertos personajes, se transmite un código ético que queda asociado a ellos en la memoria afectiva de una determinada cultura o generación». Específicamente en cuanto a «Matrix» afirma que «cabe el riesgo de que nos esté dando una visión del mundo desde el interior de una secta. La tesis de la película es que todo, sin excepción, es falso. Los que aparentan ser personas, ni siquiera existen. Únicamente son personas “los nuestros”, y quienes no son “los nuestros”, son enemigos que quieren la destrucción de la humanidad. La paradoja es descomunal: esa “humanidad” se identifica exclusivamente con un reducido grupo de iniciados. Todo ello influye –sostiene Melloni- sobre los valores y los esquemas mentales de millones de espectadores y afecta la manera de percibir su convivencia, lo cual está promovido por quienes controlan el universo mediático norteamericano (a menudo vinculados a los sectores más conservadores, industrias de armamento etc.)».

Desde una perspectiva centrada en la filosofía, Francisco Nieto Carroza sostiene que con «Matrix» queda de manifiesto «cómo hoy en día, pese a la modernidad que nos envuelve y a la revolución que supone el descubrimiento de nuevas tecnologías, es imposible que tratemos de desgajarnos de lo que son los fundamentos del pensamiento occidental, ya que estos suponen la base de nuestro conocimiento y de nuestro modo de pensar, del mismo modo que influyen en nuestra capacidad creadora. Por tanto es necesario que continuemos aferrándonos a todos esos principios filosóficos si queremos comprender, no sólo la literatura y el arte que nos ha precedido, sino la que está por venir» (http://www.ideasapiens.com/actualidad/conocimiento/
filosofia/MatrixylasteoriasdePlaton.htm
).

Independientemente de la ambigüedad simbólica de la película, de la que surgen las señaladas y muchas otras interpretaciones, cabe destacar una consecuencia positiva que surge de su aparición: es que dada la amplia aceptación que tuvo en el público, constituyó y sigue constituyendo una gran oportunidad para iniciar un diálogo en torno a cuestiones filosóficas y trascendentales, como las esbozadas en el filme. Todo ello, a partir de un lenguaje profundamente anclado y basado en los códigos de la cultura contemporánea. Es, sin duda, un interesante momento para la investigación y para el diálogo entre Fe, Cultura y Medios.

 


Es, sin duda, un interesante momento para la investigación y para el diálogo entre Fe, Cultura y Medios.
 

 

A modo de cierre, qué mejor que remitirnos a uno de los inquietantes y significativos diálogos entre el Agente Smith y Neo, en la tercera parte de la película, «Matrix Revolutions»: «¿Por qué, Sr. Anderson?, ¿por qué?, ¿por qué?, ¿por qué lo hace?, ¿por qué?, ¿por qué se levanta?, ¿por qué sigue luchando?, ¿de verdad cree que lucha por algo además que por su propia supervivencia?, ¿querría decirme qué es, si es que acaso lo sabe?, ¿es por la libertad?, ¿por la verdad?, ¿tal vez por la paz?, ¿quizá por el amor? Ilusiones, Sr. Anderson, desvaríos de la percepción. Concepciones temporales de un frágil intelecto humano que trata con desesperación de justificar una existencia sin sentido ni objetivo».

Ante las insidiosas preguntas, Neo responde: «Porque lo he elegido». ¿En verdad lo ha elegido?

. Otras referencias de interés

Poco después del estreno del filme apareció un volumen recopilatorio de varios estudios al respecto. En «Taking the Red Pill: Science, Philosophy and Religion in The Matrix» diversos científicos, críticos de cine, filósofos como Nick Bostrom (de la universidad de Yale) y célebres autores de ficción como Robert J. Sawyer, David Gerrold y James Gunn, manifestaron sus opiniones respecto de la película.

La reflexión filosófico académica al respecto quedó grabada también en la Red, como en la Web de Concepción Pérez García, doctoranda de la Universidad de Oviedo, que en su página «Filomatrix» (http://filomatrix.webcindario.com/lafilosofiaymatrix.html) aborda cuestiones como el tema de lo real o el problema de la libertad a partir de Platón, Descartes, Hilary Putnam, Robert Nozick y Jean Baudrillard, J.P. Sartre y Simone de Beavoir.

Otros ensayos que surgieron inspirados por la trilogía son «MATeRIX, o el materialismo de la neoespiritualidad», de Nahuel Sugobono; «Neo, ¿un “Ciber- Jesús”» o «El Evangelio según Neo», ambos de Josh Burek; «¿Qué es Matrix?», una lectura filosófica de Ana Marta González.

Diferentes voces de la crítica especializada puede revisarse en Brinkster.com, donde E. Colmena sostiene que «Matrix resulta ser una poderosa mezcla de fuentes, un vigoroso cóctel de temas, estilos e imágenes, la eterna lucha entre Hombre y Máquina, entre Bien y Mal, llevada a un terreno, el del mundo virtual, donde vale casi todo, a fuerza de no ser prácticamente nada».

O bien, en Alohacriticon.com, donde se afirma que al filme «…le sobran sus ansias intelectualoides y le falta mayor viveza en el tratamiento de la historia».

La revista norteamericana «Entertaimen Weekly» aporta un aclaratorio cuadro resumen de las referencias religiosas del filme, en su artículo «Matrix, un código más allá de la religión».

 

Concepto

Simbolismo Religiosos

En Matrix

El Elegido

Jesucristo es el Mesías. En hebreo Cristo significa el elegido.

Neo es el elegido el que salva a la humanidad de las máquinas.

Morpheus

En la mitología griega, Morfeo es el  dios de los sueños.

Morpheus trata de despertar a los humanos del sueño tecnológico

Zion

En el libro de las Revelaciones, de la Biblia, es en el reino de Dios en el que viven los que sobreviven a la destrucción.

La única ciudad del mundo en la que los humanos viven libres.

Nebuchadnezzer

Rey de Babilonia que investigó el significado de los sueños.

El refugio de los hombres de Morpheus.

El Traidor

En la Biblia, Judas traiciona a Jesús.

Un personaje de nombre parecido al del diablo traiciona a Neo y Morpheus.

La Resurrección

Jesucristo resucitó al tercer día.

En la primera parte de la trilogía, Neo –el elegido- resucita, por la fuerza del amor.

BOLETÍN SOI/226