CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA

LOS CRISTIANOS LAICOS,
IGLESIA EN EL MUNDO

«Id también vosotros a mi viña» (Mt 20,4)

Líneas de acción y propuestas
para promover la corresponsabilidad
y participación de los laicos
en la vida de la Iglesia y en la sociedad civil
Documento aprobado por la
Conferencia Episcopal Española
en la LV Asamblea Plenaria
(19 noviembre 1991)

 

Capítulo II
PRESENCIA PÚBLICA DE LA IGLESIA,
PRESENCIA DE LOS LAICOS EN LA VIDA PÚBLICA

A. Introducción

B. Líneas de acción y propuestas
1ª. Estimular la sensibilidad, conciencia social y participación de los
      cristianos laicos en la vida pública
2ª. Promover la presencia pública de la Iglesia y de los cristianos laicos
      en el marco de la evangelización
3ª. Promover el análisis de situaciones concretas, el discernimiento
      comunitario, las actuaciones públicas y la revisión de los procesos
4ª. Alentar la participación de los laicos en las instituciones civiles
5ª. Animar el reconocimiento y promoción de las asociaciones,
     movimientos e instituciones eclesiales
6ª. Clarificar los problemas implicados en la participación de los católicos
      en la vida pública y la presencia pública de la Iglesia y fomentar la
      formación socio-política de los católicos
7ª. Ofrecer el necesario y adecuado apoyo, orientación y acompañamiento
      pastoral a los cristianos laicos comprometidos en la vida pública


II

PRESENCIA PÚBLICA DE LA IGLESIA. PRESENCIA DE LOS LAICOS EN LA VIDA PÚBLICA

A. INTRODUCCIÓN

Los cristianos laicos protagonistas de la nueva evangelización57

43. La participación de todos los laicos en la misión evangelizadora de la Iglesia es hoy especialmente urgente. Es, incluso, más necesaria que nunca. La autonomía de nuestra sociedad crecientemente secularizada 58 ; la separación, pretendidamente justificada, entre la fe y la vida diaria, pública y privada 59 ; la tentación de reducir la fe a la esfera de lo privado; la crisis de valores; pero también la búsqueda de verdad y sentido, las más nobles aspiraciones de justicia, solidaridad, paz, reconocimiento efectivo de los derechos reconocidos y conculcados, la defensa de la naturaleza, son otros tantos desafíos que urgen a los católicos a impulsar una nueva evangelización, a contribuir a promover una nueva cultura y civilización de la vida y verdad, de la justicia y la paz, de la solidaridad y el amor.

Índole secular de los cristianos laicos y presencia evangelizadora en la vida pública

44. Todos los miembros de la Iglesia son llamados a la santidad 60 . Los cristianos laicos, han de santificarse en el mundo. Su condición eclesial se encuentra radicalmente definida por su novedad cristiana y caracterizada por su índole secular 61 . "Su vida según el Espíritu se expresa particularmente en su inserción en las realidades temporales y en su participación en las actividades terrenas"62 .

«Vida pública»: complejidad y amplitud

45. El campo propio, aunque no exclusivo, de la actividad evangelizadora de los laicos es la vida pública: «el dilatado y complejo mundo de la política, de la realidad social, de la economía; así como también de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los órganos de comunicación social; y también de otras realidades particularmente abiertas a la evangelización, como el amor, la familia, la educación de los niños y de los adolescentes, el trabajo profesional, el sufrimiento 63 ».

«Presencia en la vida pública» «Presencia pública»

46. Distinguimos entre presencia de los laicos, presencia pública de los laicos y presencia pública de la Iglesia.

* Los laicos cristianos, como ciudadanos de la sociedad con derecho a participar en la vida social y política, no pueden renunciar al deber de participar activamente en la vida pública. En efecto, «los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación en la "política"; es decir, de la multiforme y variada acción económica, social legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común»64 . Así los laicos, que son Iglesia y son la Iglesia en el mundo, que «pertenecen plenamente al mismo tiempo al Pueblo de Dios y a la sociedad civil»65 , con su presencia en la vida pública, hacen presente a la Iglesia en el mundo y animan y transforman la sociedad según el espíritu del Evangelio. Al mismo tiempo participan en la Iglesia como hombres y mujeres de la sociedad civil.

* Los laicos cristianos que tienen el derecho y deber de participar individualmente en la vida pública, pueden y deben igualmente participar de forma asociada. Con su presencia pública hacen oír otra voz, de Iglesia, en la sociedad civil.

* La Iglesia entera, sacramento de salvación 66 , Pueblo de Dios 67 , es ya, en sí misma, un hecho público; puede y debe estar activamente presente en el seno de la sociedad civil; y así hacer oír otra voz, de la Iglesia, en la vida pública.

47. Hemos de distinguir también las diversas formas asociadas a través de las cuales pueden participar legítimamente los católicos en la vida pública 68 . Asimismo hemos de diferenciar las diversas actuaciones públicas (de los católicos individualmente, de sus asociaciones e instituciones, de la Jerarquía): comportamientos, declaraciones, notas, documentos, publicaciones, gestos, acciones, campañas....

Este conjunto de distinciones nos permiten comprender toda la complejidad y amplitud de la "vida pública" y de la "presencia pública".

Presencia y misión de los cristianos laicos, presencia y misión de la Iglesia

48. Esta presencia y misión del laico, tipificada como nuevo protagonista en las fronteras de la historia, se enumera con detalle en el tercer capítulo de la "Christifideles laici": dignidad de la persona, derecho inviolable a la vida, libertad religiosa, la familia, la solidaridad, la política, la vida económico-social y la cultura 69 . Es en este capítulo donde se cita con más abundancia la "Gaudium et Spes" -once veces-, así como los documentos del magisterio reciente más significativos: "Pacem in terris", "Evangelii Nuntiandi", "Familiaris Consortio", "Dives in misericordia", "Sollicitudo Rei Socialis", "Laborem Exercens", Instrucción "Donum Vitae"70 , como síntesis de la presencia y misión de la Iglesia en el mundo. Su característica se resume en la afirmación englobante 71 que une "la responsabilidad de servir a la persona" a la de "servir a la sociedad como responsabilidad general de aquella animación cristiana del orden temporal, a la que son llamados los fieles laicos según sus propias y específicas modalidades".

Modalidades de presencia y actuación de los católicos en la vida pública

49. La presencia pública de la Iglesia es una exigencia de su misión evangelizadora. Esta presencia no está motivada por una falta de reconocimiento de la legítima autonomía de lo secular, ni está orientada a la configuración de una sociedad neo-confesional. Sin embargo en los últimos años ha surgido una apasionada polémica entre los partidarios de dos modalidades, pretendidamente enfrentadas, de presencia y actuación de los católicos en la vida pública: entre los llamados "cristianismo de presencia" y "cristianismo de mediación". Conviene superar la sospecha de considerarlos como modelos exclusivos y excluyentes y la tentación de tomar una opción parcial y, por lo mismo, reduccionista.

La estructura de la Iglesia y, por tanto, de su presencia en el mundo, es sacramental. Las realidades seculares, cuando son asumidas por la Iglesia, adquieren, por el Espíritu y la confesión de la fe, a través de la palabra y del testimonio, una significación original. En esta unidad sacramental -como en la mismo Jesucristo, Dios y Hombre- se distingue lo que tendemos a confundir y se une lo que tendemos a separar 72 ; se asume lo que podríamos rechazar y se trasciende lo que podemos reducir 73 .

Asimismo "presencia" y "mediación", o presencia pública eclesial y participación de los católicos en las instituciones seculares, son modalidades distintas pero no alternativas, ni exclusivas o excluyentes 74 de la presencia y actuación de la Iglesia y de los católicos en el mundo. Esto supuesto, recordamos algunos criterios, ya indicados en "Los católicos en la vida pública", que nos ayuden a superar peligros, sospechas y tentaciones -de neo-confesionalismos 75 , fanatismo, fundamentalismos 76 , etc.- y nos sirvan para avanzar en el discernimiento y determinación de las condiciones legítimas y de las formas válidas de presencia pública eclesial 77:

1º. No podrá considerarse eclesial ninguna forma de presencia pública que entre sus objetivos y procedimientos incluya la conquista o ejercicio del poder 78 .

2º. Cualquier forma de presencia pública eclesial deberá respetar siempre la legítima autonomía de los secular 79 .

3º. Toda presencia pública eclesial debe inspirarse siempre y ser exigencia de la misión propia de la Iglesia que es la evangelización y estar al servicio de los pobres y necesitados 80 .

Inculturación del evangelio y evangelización de la cultura o culturas

50. Esta dimensión de servicio como expresión de la "animación cristiana del orden temporal" ya era un punto relevante en los documentos previos al Sínodo de 1987 sobre los laicos: "Corresponde en particular a los laicos asumir la tarea de animación cristiana del orden temporal. Se trata de una tarea múltiple y articulada, que halla su síntesis y su significado en el servicio al hombre a fin de que sea promovido en su verdad integral 81. Cuatro elementos se presentan como esenciales: su relación con Dios, su relación consigo mismo, su relación con los otros y su relación con las cosas". Así, "con este múltiple y unitario servicio los laicos contribuyen a crear y desarrollar una cultura cada vez más humana y humanizadora"82 , a la inculturación del evangelio y la evangelización de la cultura, o de las culturas 83 , a que la fe se haga historia y creadora de historia 84 .

Formación de la conciencia social

51. La Iglesia, toda ella, tiene una auténtica dimensión secular 85 . Por eso el problema de la presencia de la Iglesia es también el de la presencia pública cualificada de los laicos. Y al revés: el problema de la presencia pública de los laicos lo es asimismo de la Iglesia. Hoy día, más que otro tiempo, se precisa la presencia pública cualificada de los cristianos laicos. Para ello es necesario promover la formación de la conciencia social en todos los sectores de la Iglesia en España. Esta formación debe animar y orientar la transformación evangélica de la sociedad.

52. La formación de esa conciencia, que comporta una peculiar dificultad debería articularse sobre el siguiente principio: la fe que profesamos no es algo privado, sino que es constitutiva y esencialmente pública y por consiguiente tiene implicaciones políticas, tal como han desarrollado los documentos de la Conferencia Episcopal Española «Testigos del Dios Vivo» (1985) y «Católicos en la vida pública» (1986).

B. LÍNEAS DE ACCIÓN Y PROPUESTAS

1ª. ESTIMULAR LA SENSIBILIDAD, LA CONCIENCIA SOCIAL Y LA PARTICIPA-CIÓN DE LOS CRISTIANOS LAICOS EN LA VIDA PÚBLICA

Sensibilidad, conciencia y participación individual

53. Las comunidades cristianas sensibilizarán y ayudarán a todos sus miembros -especialmente a los laicos- a tomar conciencia de la dimensión socio-política de su fe, les animarán a participar en la vida pública, les facilitarán la adecuada formación y les acompañarán en sus responsabilidades y compromisos 86 .

Convicciones y actitudes fundamentales

54. Promover la asimilación de algunas convicciones y actitudes fundamentales tales como:

- la presencia de la Iglesia y de los católicos en la vida pública es una exigencia de su condición y misión. La Iglesia, solidaria con la sociedad y su historia, animada por el Espíritu Santo, continúa la obra de Jesucristo, anunciar el Reino de Dios, al servicio del hombre y del mundo 87 . Los católicos, ciudadanos de la ciudad temporal y de la ciudad eterna"88 han de animar y transformar el mundo con el espíritu del evangelio 89;

- la promoción de la justicia, de la verdad, de la vida, del respeto a la dignidad y derechos de la persona, de la solidaridad, son elementos esenciales e indisociables de la misión propia de la Iglesia, que es la evangelización 90;

- una misma fe puede expresarse en diversos compromisos políticos siempre que estén en coherencia con los criterios de actuación implicados en la fe, tal y como se explica en las enseñanzas sociales de la Iglesia 91.

- por su "índole secular"92 corresponde a los laicos propiamente, aunque en exclusiva, el ejercicio de las profesiones y actividades seculares 93 : y, en consecuencia, su presencia en la vida pública, coherente con la fe, es presencia de Iglesia.

Además de estas convicciones son igualmente importantes estas actitudes:

- el compromiso político-social no es una mera consecuencia de la fe sino una manera, en cierto modo privilegiada, del ejercicio de la caridad 94;

- los católicos han de tener en cuenta el complejo conjunto de elementos que entran en juego tanto en su actuación pública como privada: las motivaciones, los objetivos, los procedimientos y los métodos de actuación así como las actitudes personales.

Algunas características

55. Los cristianos laicos han de procurar que su presencia individual y asociada en la vida pública,

1. No olvide ninguno de los elementos esenciales de la evangelización: transformación, testimonio, anuncio, comunión eclesial, misión 95; 2. Sea conforme a los criterios eclesiales de actuación política -coherencia, defensa de la vida, prioridad de la persona, solidaridad, subsidiariedad 96 - y contribuya así al desarrollo integral del hombre, "de todos los hombres y de todo el hombre"97 , a la promoción de la cultura de la solidaridad, recordando los derechos de todos los hombres, denunciando las situaciones, decisiones y comportamientos sociales que vulneran tales derechos, apoyando las justas reivindicaciones y haciéndose solidarios con los pobres 98. 3. Aporte la novedad y originalidad de una vida según el espíritu de las bienaventuranzas 99 : poner reconocimiento donde hay descalificación 100 ; respeto y diálogo donde hay confrontación; servicio donde voluntad de poder; solidaridad con los pobres donde individualismo, interés personal o de grupo; sacrificio y esperanza donde violencia e imposición 101.

2ª. PROMOVER LA PRESENCIA PÚBLICA DE LA IGLESIA Y DE LOS CRISTIANOS LAICOS EN EL MARCO DE LA EVANGELIZACIÓN

La comunidad eclesial es, en sí misma, un hecho público

56. La vida de la comunidad eclesial, en todas sus manifestaciones, es ya un hecho público. Y la acción pública de la comunidad eclesial es responsabilidad de todos sus miembros: supone y exige comunión, diálogo, discernimiento comunitario. Pues solo la comunidad que escucha la palabra puede anunciarla; solo una comunidad que se renueva en sus miembros, y en sí misma, puede renovar la humanidad; solo una comunidad unida puede convocar a la unidad a la gran familia humana

Presencia pública de la Iglesia, necesidad urgente y exigencia ineludible

57. Para impulsar una nueva evangelización en la nueva sociedad española -secular, fragmentada, conflictiva...- es necesario animar la comunión, corresponsabilidad y participación de toda la comunidad, a través de las oportunas consultas, deliberaciones, decisiones y actuaciones, de forma que la sociedad pueda percibir a la comunidad eclesial como un "sujeto social"102 .

La presencia pública de la Iglesia, y no solo de los católicos o de los cristianos laicos individualmente o asociados, es, además de una urgencia, una exigencia interna que surge de los vínculos entre la comunidad eclesial y la evangelización 103 . La comunidad eclesial vive para evangelizar; todos en la Iglesia son corresponsables de la única y misma misión; más aún, es toda la Iglesia, una, la que evangeliza.

Presencia pública de los laicos, Iglesia en el mundo

58. Los cristianos laicos, Iglesia en el mundo, hacen presente a la sociedad civil en la comunidad cristiana y deben presentar a la comunidad cristiana, individual y colectivamente, las alegrías y esperanzas, las tristezas y angustias de los miembros de la sociedad civil, especialmente de los pobres; y, al propio tiempo, deben hacer presente con su vida, testimonio y compromiso socio-político a la comunidad cristiana en el seno de la sociedad civil, individual y colectivamente. Esto requiere abrir cauces para el estudio de la situación de la sociedad, el discernimiento comunitario y la acción solidaria -denuncia, apoyo, etc.-.

3ª. PROMOVER EL ANÁLISIS DE SITUACIONES CONCRETAS, EL DISCERNIMIENTO COMUNITARIO, LAS ACTUACIONES PÚBLICAS Y LA REVISIÓN DE LOS PROCESOS

Consultas

59. El ministerio pastoral puede y no rara vez debe expresar el sentir de la Iglesia a la sociedad civil 104 . Pero, a fin de impulsar una nueva evangelización, promover la presencia pública de la Iglesia y fomentar la corresponsabilidad de toda la comunidad, el ministerio pastoral propondrá las adecuadas consultas para animar cuando proceda y discernir convenientemente las necesarias y oportunas actuaciones públicas 105 de sus respectivas comunidades.

Discernimiento comunitario

60. Todo discernimiento comunitario, para serlo, deberá contar con la experiencia, conocimiento y opiniones de la comunidad eclesial, especialmente de los laicos, cuando el discernimiento afecta a la actuación pública de la Iglesia. Quienes han de ser corresponsables de las actuaciones de su comunidad han de serlo en los procesos de discernimiento y decisión.

Para impulsar una comunidad misionera, corresponsable en la acción evangelizadora, es necesario y urgente promover procesos de discernimiento comunitario.

También toda actuación pública de la comunidad exige la participación de sus miembros en los procesos de discernimiento, toma de decisiones y puesta en práctica 106.

Procesos y cauces de discernimiento

61. El ministerio pastoral establecerá cauces -ya reconocidos u otros especiales- y pondrá en marcha procesos, a través de los cauces adecuados y de la manera en cada caso más conveniente, para contar con la experiencia y conocimientos de los laicos sobre todas aquellas cuestiones que la sociedad tiene planteadas y sobre las que la Iglesia entera debe ofrecer su específica aportación.

4ª. ALENTAR LA PARTICIPACIÓN DE LOS LAICOS EN LAS INSTITUCIONES CIVILES

Participación de los laicos y promoción de instituciones civiles

62. Las comunidades eclesiales, asociaciones y movimientos apostólicos, en conformidad con las enseñanzas sociales de la Iglesia y en el marco constitucional de la sociedad española, deberán impulsar la participación de sus miembros en la vida pública a través de las asociaciones e instituciones políticas, sindicales, culturales, sociales... más adecuadas 107 .

A los cristianos laicos, técnicamente preparados y debidamente formados 108, corresponde crear y promover las instituciones y asociaciones que estimen más necesarias y aptas en los distintos ámbitos de la sociedad civil 109.

Animar y renovar el tejido social

63. Hoy es particularmente urgente esta doble tarea: construir y reconstruir el tejido social, animar y renovar los "cuerpos intermedios" en y por los cuales el hombre puede ser, participar y satisfacer sus justas exigencias 110.

Los cristianos laicos pueden y deben contribuir a fomentar asociaciones y ámbitos de solidaridad, comunión y relaciones fraternas 111.

5ª. ANIMAR EL RECONOCIMIENTO Y LA PROMOCIÓN DE LAS ASOCIACIONES, MOVIMIENTOS E INSTITUCIONES ECLESIALES

64. Reconocimiento y promoción de las asociaciones

La Conferencia Episcopal y las Iglesias particulares promoverán especialmente las asociaciones y movimientos eclesiales que por su misma naturaleza y finalidad estén ordenados a la evangelización de aquellos sectores y ambientes en donde la presencia de la Iglesia no puede faltar y hoy su necesaria presencia es más urgente: familia, mundo del trabajo, campo de la política, mundo de la cultura 112 , infancia, juventud, adultos, tercera edad, enseñanza, medios de comunicación...

6ª. CLARIFICAR LOS PROBLEMAS IMPLICADOS EN LA PARTICIPACIÓN DE LOS CATÓLICOS EN LA VIDA PUBLICA Y LA PRESENCIA PUBLICA DE LA IGLESIA Y FOMENTAR LA FORMACIÓN SOCIO-POLÍTICA DE LOS CATÓLICOS

65. Algunos problemas e interrogantes

Es necesario y urgente que la Iglesia en España clarifique los problemas teóricos y prácticos 113 de la participación de los laicos en la vida pública, en todas sus formas y, en especial, de la presencia pública de la Iglesia en la nueva sociedad española 114 .

66. Formación socio-política, enseñanza y difusión de la Doctrina Social de la Iglesia

Tanto la presencia pública de la Iglesia como la participación de los cristianos laicos en la vida pública hace imprescindible fomentar la f ormación político-social de todos los católicos en conformidad con la doctrina social de la Iglesia 115 . La Conferencia Episcopal y las Iglesias particulares impulsarán las instituciones eclesiales existentes y animarán o promoverán la creación de aquellas instituciones que sean necesarias para la formación socio-política de los católicos y ofrecerán cursos de formación básica y especializada, a fin de que, todos los laicos, descubran las exigencias socio-políticas de la fe, participen activamente en la sociedad civil, rehabiliten el valor del compromiso político, animen la vida pública con los valores cristianos-respeto a la vida y a la dignidad de la persona, interés por el bien común, solidaridad con los pobres, diálogo, fidelidad...-, promuevan las necesarias transformaciones estructurales y sean testigos del Evangelio en todos los ámbitos de la convivencia social 116 .

7ª. OFRECER EL NECESARIO Y ADECUADO APOYO, ORIENTACIÓN Y ACOMPAÑAMIENTO PASTORAL A LOS CRISTIANOS LAICOS COMPROMETIDOS EN LA VIDA PUBLICA

67. Acompañamiento pastoral

Los Obispos españoles colegialmente y cada uno en el ámbito y responsabilidad de su comunidad diocesana con la colaboración de los sacerdotes y religiosos animarán, orientarán y de este modo acompañarán decididamente, en el ejercicio de su ministerio pastoral, la presencia de los laicos en los diversos ámbitos de la vida pública, especialmente en aquellos que más necesitan del anuncio del evangelio y de la solidaridad de todos 117.

68. Acompañamiento comunitario

Obispos y sacerdotes animarán a sus comunidades para que aseguren el necesario apoyo, orientación y acompañamiento personal y comunitario a los cristianos laicos y les ofrezcan la formación social básica y a ser posible especializada según la diversidad de ambientes en que están comprometidos 118 .

69. Formación y disponibilidad de los sacerdotes

Para animar el compromiso de los cristianos laicos en la vida pública y el necesario acompañamiento pastoral hay que promover la formación adecuada y animar la disponibilidad y dedicación de sacerdotes y religiosos 119 .


57 En la homilía conclusiva del Sínodo de 1987 (nº7), Juan Pablo II al subrayar la presencia de los laicos en la vida pública calificó al laico cristiano como el nuevo protagonista de la historia así: «He aquí al Fiel Laico lanzado en las fronteras de la historia: la familia, la cultura, el mundo del trabajo, los bienes económicos, la política, la ciencia, la técnica, la comunicación social; los grandes problemas de la vida, de la solidaridad, de la paz, de la ética profesional, de los derechos de la persona humana, de la educación, de la libertad religiosa».

58 AA, 1.

59 GS, 43.

60 LG, 39.

61 CHL, 15.

62 CHL, 17.

63 EN, 70; CVP, 7.

64 CHL, 42.

65 AG, 21.

66 LG, 1.

67 LG, 9.

68 Sobre las diversas formas de participación asociada de los católicos en la vida pública así como sobre su legitimidad Cfr «Católicos en la vida pública», núms. 125-149, 158 y 187.

69 CHL, 37-44.

70 Juan XXIII, Pacem in terris (1963); Pablo VI, Evangelii Nuntiandi (1975), Juan Pablo II Familiaris Consortio (1981); Juan Pablo II Dives in Misericordia (1980); Juan Pablo II Sollicitudo Rei Socialis (1987); Juan Pablo II Laborem Exercens (1981); Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Donum Vitae (1987).

71 CHL, 36,39,f; RH, 14.

72 La complementariedad entre mediación y presencia puede iluminarse con la reconocida necesidad del testimonio y de su insuficiencia sin el anuncio (EN, 21,22).

73 Cfr EN, 20; LC, 96; CVP, 42.

74 Cfr CVP, 143. Invitamos a leer detenidamente los números 39 y ss. de esta misma Instrucción pastoral.

75 Cfr CVP, 127.

76 Cfr CA, 46.

77 Cfr también «Congreso de evangelización y hombre de hoy». Ponencia tercera, pág. 188.

78 Cfr CVP, 144.

79 Cfr CVP, 140.

80 Cfr CVP, 149.

81 Cfr PP, 42; RM, 11; CA, 50.

82 Sínodo Obispos 1985, Lineamenta, 30-35.

83 Cfr EN, 19-20; LC, 96.

84 Cfr CHL, 44.

85 Pablo VI, discurso a los miembros de los Institutos Seculares (2/II/1972): AAS, 64 (1972), 208.

86 EN, 70; CHL, 42; CVP, 174.

87 GS, 1,3; CVP, 42.

88 GS, 43.

89 OA, 50.

90 GS, 42; PP, 1; OA, 5.

91 GS, 43; OA, 50; CVP, 75.

92 LG, 31; CHL, 15; Sínodo 1987, Prop. 4.

93 GS, 43; AA, 5; EN, 70.

94 AA, 5; CVP, 60-61.

95 Cfr EN 17-24: 1ª. Transformación de las estructuras sociales y conversión personal: llevar la buena nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, desde dentro, renovar la misma humanidad; conversión de la conciencia personal y colectiva de los hombres, de la actividad en que están comprometidos, de su vida y ambiente. 2ª. Testimonio de vida del evangelizador: comporta presencia, participación, solidaridad; un nuevo estilo de vida que suscita interrogantes a los que el evangelio será respuesta. 3ª. Anuncio explícito: no hay evangelización verdadera mientras no se anuncia el reino, las palabras, las obras, el misterio de Jesús, Hijo de Dios. 4ª. Adhesión y entrada en la comunidad, acogida de los signos. 5ª. Iniciativas de apostolado: el evangelizado se convierte en evangelizador. Cfr RM, 41 ss.: testimonio, anuncio, conversión y bautismo, formación de comunidades locales.

96 1º. Coherencia de la conciencia personal y colectiva con el evangelio que ha de convertir los valores, criterios de juicio, sensibilidad, actitud y actividades (Cfr EN ,18-20). 2º. Dignidad de la persona y primacía sobre las estructuras (GS, 12.27.35; LE; RH, 108; SRS 27ss; CA, 53; LC, 73-75). 3º. Solidaridad y bien común de la sociedad, frente a toda forma de individualismo social o político (GS, 26; OA, 46; SRS, 38-40; CHL, 42; LC, 73; CA, 30.31). 4º. Subsidiaridad del Estado respecto a la sociedad: primacía de la iniciativa y responsabilidad personal y de los grupos sociales, frente a toda forma de colectivismo (CA, 44; LC, 73).

97 GS, 74; CHL, 42.

98 Pablo VI, OA, 49; Juan Pablo II, LE, 4, SRS, 30,32,42.

99 «Precisamente por eso poned todo empeño en añadir a vuestra fe la virtud, a la virtud el criterio, al criterio el dominio propio, al dominio propio la constancia, a la constancia la piedad, a la piedad el cariño fraterno, al cariño fraterno el amor» (2P 1,5-7).

100 GS, 28,75,92.

101 Cfr CVP, 85-90.

102 LG, 32; RM, 71; CHL, 36. «La nueva evangelización solo será eficazmente emprendida cuando el mundo pueda percibir ese sujeto [la Iglesia] como una realidad social». Cardenal Ángel Suquía, Discurso inaugural LII Asamblea Plenaria (19-24 febrero 1990).

103 EN, 15.

104 CVP, 76.

105 OA, 50.

106 LG, 12; OA, 47; Cfr AA, 31 b. Sobre el discernimiento evangélico como "obra de toda la Iglesia" y sobre el "cometido específico" de los laicos parece oportuno remitirnos a un texto tan claro como poco recordado de Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, núm. 5.

107 GS, 42; CVP, 50, 150 ss.

108 LC, 80.

109 CVP, 125-149, 158 y 187.

110 GS, 75.

111 OA, 10.

112 Juan Pablo II, homilía durante la misa celebrada en el polígono industrial de Toledo (4/XI/1982).

113 CVP, 109 ss.

114 Es preciso, ante todo, clarificar lo que debe entenderse por "vida pública" y por "presencia pública". Y también distinguir quiénes, cómo y qué:

1. Sujetos: presencia de los católicos en la vida pública; presencia pública de las diversas formas de asociaciones promovidas por los católicos; presencia pública de la Iglesia.

2. Formas de presencia de los católicos en la vida pública: a través de instituciones civiles, de inspiración cristiana o eclesiales...;

3. La existencia de la Iglesia, de sus instituciones, de las asociaciones eclesiales, ya son un hecho público. Lo son, además, sus actuaciones públicas: declaraciones, notas, documentos, publicaciones, gestos, acciones...

Y esto supuesto, cabe indicar algunos de los interrogantes o desafíos de la Iglesia en España.

Unos generales y otros más característicos de nuestra peculiar situación:

- promover la relación del Evangelio con la cultura (EN, 18-20; CHL, 44): inculturación del Evan- gelio y evangelización de la cultura o, mejor, de las culturas;

- madurar la relación que la Iglesia debe mantener con el mundo (GS, 43);

- procurar la máxima coherencia en el estilo de vida, opciones, decisiones y comportamientos concretos en los que se conculca algún bien;

- mantener la unidad y comunión de la fe y la pluralidad de opciones socio-políticas divergentes (GS, 43; OA, 50; CVP, 75,76,179-183);

- reconocer la autonomía, rectamente entendida, de las realidades temporales, mediación de los conocimientos científico-técnicos y alentar la originalidad y función propia de la fe (GS, 36; CHL, 42; CVP, 109);

- alumbrar por parte de la comunidad cristiana un "proyecto de evangelización" que no se c-on funda con un proyecto político determinado;

- clarificar el significado y alcance de la apasionada confrontación entre "cristianismo de presen- cia" y "cristianismo de mediación"; - superar la apatía y anomía -doble desmoralización- de los católicos ante los grandes problemas de la sociedad y las angustias de los empobrecidos y los que sufren (Cfr CEE «La verdad os hará libres»).

Estos y otros problemas están detrás de este conjunto de proposiciones, en cuya clarificación teórica y realizaciones prácticas confiamos avanzar con la realización de todas estas líneas de acción.

115 Cfr CVP, 167,170.

116 La enseñanza y difusión de la Doctrina Social de la Iglesia, más que teoría es "fundamento y estímulo para la acción" (CA, 57), "forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia" (SRS, 41) y "tiene de por sí el valor de un instrumento de evangelización" (CA, 54).

117 Cfr CVP, 190.

118 Sínodo 87, Prop. 28; CHL, 42; CVP, 184 ss.

119 Sínodo 90.