CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA

LOS CRISTIANOS LAICOS,
IGLESIA EN EL MUNDO

«Id también vosotros a mi viña» (Mt 20,4)

Líneas de acción y propuestas
para promover la corresponsabilidad
y participación de los laicos
en la vida de la Iglesia y en la sociedad civil
Documento aprobado por la
Conferencia Episcopal Española
en la LV Asamblea Plenaria
(19 noviembre 1991)

 

PRESENTACIÓN

Capítulo I
PARTICIPACIÓN Y CORRESPONSABILIDAD DE LOS LAICOS
EN LA VIDA Y MISIÓN DE LA IGLESIA

A. Introducción

B. Líneas de acción y propuestas
1ª. Animar la participación de los laicos en la vida de la comunidad
2ª. Impulsar los organismos colegiales y facilitar la participación de los
      laicos en la elaboración, realización y revisión de los planes de acción
3ª. Estimular la participación de los laicos en la evangelización misionera
4ª. Promover los ministerios y servicios laicales
5ª. Alentar la corresponsabilidad de los laicos desde el "ministerio de la
     comunidad"


PRESENTACIÓN

MOTIVACIÓN

1. La nueva situación de la sociedad, dramática y esperanzadora a un tiempo, y la nueva situación eclesial, con sus luces y sombras, reclamaba nuestra especial atención sobre la situación del laicado en España, y exigía nuestra palabra y nuestro compromiso para orientar y promover la corresponsabilidad de los laicos en la comunión y en la misión de la Iglesia.

2. Había que actualizar las orientaciones del año 1972. A los problemas de entonces -algunos todavía no resueltos-, hay que sumar los nuevos: los derivados de la corresponsabilidad de los laicos, hombres y mujeres, en la vida de la Iglesia; la presencia pública de la Iglesia y la participación de los laicos en la nueva sociedad; la formación de los laicos; el reconocimiento, discernimiento y promoción de las asociaciones y movimientos; la participación de la mujer en la Iglesia; la promoción de los ministerios laicales...

3. Por eso hace unos años comenzamos analizando la situación del apostolado seglar hoy en España 1 . Luego promovimos una amplia consulta a las diócesis, movimientos, pequeñas comunidades y grupos 2 . Por último, en la 53ª Asamblea Plenaria (noviembre de 1990), con una amplia y representativa participación de laicos, contemplamos juntos, obispos y representantes del laicado, la radiografía sobre la situación del apostolado seglar, estudiamos algunos síntomas y analizamos su estado de salud, dialogamos sobre los retos más importantes de la sociedad y de la Iglesia y nos preguntamos qué podíamos hacer, entre todos, para promover el compromiso de los laicos en la Iglesia y en la sociedad civil.

4. Nos proponemos ahora trazar unas líneas operativas que orienten y concreten la preocupación común de nuestras comunidades y expresen nuestro propio compromiso en la promoción del apostolado seglar. Estas propuestas que ahora ofrecemos, no son sino continuación y culminación de una preocupación constante y creciente 3 . Es preocupación de los obispos y lo es igualmente de todas nuestras comunidades.

5. A esta creciente preocupación de la Iglesia en España por el apostolado seglar hay que sumar la reflexión del Sínodo de los Obispos sobre la vocación y misión de los laicos a los 25 años del Concilio (1987) prolongada en la exhortación post-sinodal "Christifideles laici". Las proposiciones y sugerencias del Sínodo y de la exhortación apostólica del Papa Juan Pablo II nos han estimulado y ayudado en nuestro propósito. Debíamos promover la recepción de su rica reflexión y queríamos aplicar sus proposiciones y orientaciones a nuestra concreta situación.

OBJETIVOS

6. El objetivo general de estas líneas de acción no es otro que el propuesto en el Plan de Acción Pastoral de la CEE para el trienio 1990/93: «promover la participación de los laicos en la vida y misión de la Iglesia»4 .

Este objetivo general unifica algunos objetivos concretos:

1º. Animar a toda la comunidad eclesial y en particular a los laicos a impulsar una nueva evangelización y promover la participación de éstos en la vida y misión de la Iglesia como lo exige su condición eclesial.

2º. Responder -con la colaboración de sacerdotes, religiosos y laicos- a los problemas actuales -nuevos y heredados- que dificultan la corresponsabilidad de los laicos en la vida y misión de la Iglesia y su participación en la sociedad civil; o que esta misma responsabilidad lleva consigo.

3º. Proponer unas líneas de acción concretas y posibles que nos permitan avanzar corresponsablemente en la realización de la abundante doctrina y rica experiencia sobre el laicado.

No es un documento doctrinal ni un conjunto completo de propuestas

7. No pretende ser un texto doctrinal. A los documentos doctrinales de la Iglesia universal y de la propia Conferencia remite constantemente el texto 5 . Este documento, como el subtítulo indica, propone un conjunto de líneas de acción para que la doctrina se haga praxis 6 . Pues uno de los desafíos actuales, y a la vez deseo común, es diseñar un proyecto general articulado en propuestas concretas que nos permitan abrir caminos al Espíritu para que tan abundante doctrina se ponga en práctica.

Con este documento tampoco se pretende decirlo todo sobre el apostolado seglar 7 . Se limita a proponer aquellas líneas de acción que significan una aplicación de la doctrina sobre el laicado exigidas hoy especialmente por las necesidades y urgencias de la sociedad y de la Iglesia en España.

Unas propuestas operativas fruto de un largo proceso sinodal

8. Promover la corresponsabilidad de los laicos, objetivo primero, no ha sido, lo último en la realización. Es importante subrayar el largo camino "sinodal" que culmina en las propuestas que ahora presentamos 8 .

Necesitamos ahora, para llevar a cabo estas propuestas, de la corresponsabilidad de todos los miembros de nuestras comunidades. Confiamos en la disponibilidad de todos. Muchos pasos del camino recorrido se han dado en esa confianza. Lo que unidos en un mismo Espíritu hemos convenido que debíamos hacer, lo podremos hacer juntos, animados por el mismo Espíritu.

Sin duda, este momento de la Iglesia en España puede ser -ha de ser- un nuevo Pentecostés. Y el Padre escuchará nuestra súplica en nombre de Jesús.

DESTINATARIOS

1º. Nuestras comunidades enteras

9. La promoción de un laicado evangélico y evangelizador, adulto y comprometido, no es un punto que pueda entenderse sin ver el camino de toda la comunidad eclesial en la sociedad civil. Por eso nos dirigimos a todos los miembros de nuestras comunidades: sacerdotes, religiosos y laicos. La promoción del laicado es cosa de todos.

2º. Los laicos especialmente

10. 2.1. Todos los laicos, hombres y mujeres; niños, jóvenes, adultos, ancianos, enfermos. Todos: cualquiera que sea el grado de conciencia y compromiso; cualquiera que sea el campo de su compromiso apostólico en la comunidad eclesial o en la sociedad civil. Todos, decimos, porque todos son llamados a participar en la vida y misión de la Iglesia.

11. 2.2. Nos dirigimos especialmente a los laicos comprometidos en tareas y servicios de nuestras comunidades diocesanas y parroquiales, y los que forman parte de organismos y consejos pastorales de distintos ámbitos territoriales; los que pertenecen a asociaciones y movimientos antiguos y nuevos; los miembros de pequeñas comunidades eclesiales y grupos más o menos vinculados a organismos y tareas eclesiales. A todos nos dirigimos porque de todos podemos esperar una especial sensibilidad y eficaz aportación a la comunidad eclesial.

3º. Los institutos seculares

12. Confiamos en que también los miembros de los Institutos de vida consagrada y sociedad de vida apostólica colaborarán con el ministerio pastoral y se coordinarán con los organismos existentes para la promoción del apostolado seglar, aportando su peculiar forma de contribuir a la búsqueda del reino de Dios y su justicia (Mt 6,33).

4º. Los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas

13. 3.1. Pedimos a los sacerdotes su colaboración en este compromiso: que promuevan decididamente la corresponsabilidad de los laicos, hombres y mujeres, y que se capaciten con la necesaria formación para acompañar adecuadamente a los laicos en su compromiso.

3.2. Animamos a los religiosos y religiosas que sirven a nuestras comunidades diocesanas y a la sociedad, en estrecha colaboración con numerosos laicos, para que, con el testimonio de su vida, con la experiencia de la variedad y riqueza de carismas y con la colaboración de su servicio gratuito, contribuyan a la promoción de comunidades testimoniales de referencia y de un laicado más evangélico. Sólo así la Iglesia será más evangelizadora y lo serán los laicos en la Iglesia.

5º. Algo más que destinatarios: corresponsables y protagonistas

14. No hubiéramos podido llegar hasta aquí sin la colaboración de todos. Estas propuestas son fruto del diálogo mantenido durante un largo camino. La realización de estos propósitos exige el compromiso y la cooperación de todos. Confiamos que en todas nuestras comunidades sean asumidos por todos, no ya como destinatarios, sino como corresponsables y protagonistas, como quienes reciben de nuestras manos el fruto de su trabajo, todos obreros de la viña del único Señor, Cristo.

CONTENIDO

Algunas claves interdependientes, opciones fundamentales y núcleos temáticos

15. Por último, parece conveniente indicar las claves y opciones que inspiran las líneas de acción y los temas más importantes para orientar el apostolado seglar en España durante los próximos años, en el umbral del próximo milenio.

Son, por una parte, exigencias de la autocomprensión que la Iglesia tiene de su identidad y misión. Son, por otra, opciones necesarias que la Iglesia debe tomar urgida por la nueva situación de nuestra sociedad.

Algunas claves interdependientes: comunión-misión

16. Dos son las claves profundas de las líneas de acción que proponemos. Una y otra interdependientes, estrechamente unidas. Las dos nos revelan la importancia y significado de todas y cada una de las propuestas. Juntas dan unidad de sentido a las múltiples propuestas. Al explicitarlas explicamos el sentido de su unidad.

Una de estas claves es la misión. La otra es la comunión. Una y otra expresan la identidad total de la Iglesia: pueblo de Dios convocado y enviado a evangelizar; comunidad misionera y misión de comunión.

1ª. Comunión eclesial -comunidad evangelizadora- y corresponsabilidad de los laicos en la vida y misión de la Iglesia.

2ª. Misión de la Iglesia -acción evangelizadora- y presencia de los laicos en la vida pública.

Estas dos exigencias clave dan nombre a dos de los capítulos en los que ordenamos las líneas de acción hoy necesarias para promover la corresponsabilidad de los laicos en la vida de la Iglesia y en la vida pública. Son fuente de inspiración de todas las proposiciones. Y lo serán de otras nuevas que habrá que proponerse realizar. Por eso pedimos que, desde una y otra clave, leáis las líneas de acción propuestas y hacia dónde orientan.

Opciones fundamentales: formación y apostolado asociado

17. Y dos son finalmente las opciones fundamentales que pueden desarrollar las exigencias apuntadas: impulsar la adecuada formación de los laicos y promover las asociaciones de apostolado seglar, su coordinación e inserción en la Iglesia particular, para que ésta sea comunidad evangelizadora, "Iglesia en el mundo".

Núcleos temáticos

18. De aquellas exigencias y estas opciones se deducen los cuatro núcleos temáticos en torno a los cuales se articula un conjunto de proposiciones que constituye las grandes líneas de un plan para promover la corresponsabilidad de los laicos en la vida y misión de la Iglesia:

1. Comunión eclesial y Corresponsabilidad de los laicos. 2. Misión de la Iglesia y presencia de los laicos en la vida pública. 3. Formación de los laicos. 4. Asociaciones y movimientos de apostolado seglar en la vida y misión de la Iglesia en España.

I

PARTICIPACIÓN Y CORRESPONSABILIDAD DE LOS LAICOS
EN LA VIDA Y MISIÓN DE LA IGLESIA

A. INTRODUCCIÓN

La Iglesia una, sujeto de la misión

19. La Iglesia entera es misionera, evangelizadora 9 ; la misión es de todo el pueblo de Dios 10 ; atañe a todos 11 : todos los miembros del pueblo de Dios tienen el deber de evangelizar. Es la Iglesia una, la comunidad eclesial, el sujeto de la evangelización: solo la Iglesia una, solidaria con los pobres, es signo del Reino de Dios y puede evangelizar a los que tienen deseos de fraternidad y hambre de solidaridad.

La participación de los laicos en la vida y misión de la Iglesia no puede comprenderse adecuadamente si no se sitúa en el contexto de la Iglesia "misterio de comunión"12 . Comunión con Cristo: "Ya no vivo yo, vive en mí Cristo" (Gal 2-20). Comunión con el ministerio apostólico: Jesús instituyó a los Doce "para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar" (Mc 3,14).

La Iglesia es COMUNIÓN (LG)

«Que sean uno, todos plenamente uno, -deseaba y pidió Jesús al Padre-como Tú y yo somos uno» (Jn 17,11. 22-23)

20. La Iglesia es, en Cristo, el sacramento o signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano 13 . Con diversidad de imágenes expresamos una misma realidad: la COMUNIÓN.

La Iglesia es el pueblo de Dios "congregado en la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo"14 . La eclesiología de comunión es la visión más autorizada de la eclesiología del Concilio Vaticano II, de la "Lumen Gentium", según ha reconocido el Sínodo extraordinario de 1985 15 . Dios -Padre, Hijo y Espíritu Santo-, origen y fin del hombre, es fuente y meta de la comunión en la Iglesia. Con otras palabras: la comunión eclesial se fundamenta en la unidad de Dios y la revela.

21. La Iglesia es Cuerpo de Cristo. La imagen expresa distintas formas simultáneas de participación: diversidad, unidad, complementariedad y servicio al bien común (Rm 12,3-8; 1Cor 12,12-31; Ef 1,22-23; Col 1,18-24). La Iglesia también es edificio y templo del Espíritu construido sobre la piedra angular y el fundamento de los apóstoles (1Cor. 3,9-12; Ef. 2,19-22; 1P 2,4-7). Viña (Jn 15,1ss) y campo de Dios (1Cor. 3,9). Y todos sarmientos y obreros al servicio del único Señor: ni trabajadores por cuenta ajena, ni pastores asalariados. La comunión con Cristo y con el Padre en el Espíritu Santo es fundamental y básica en toda forma de participación en la vida y misión de la Iglesia.

La Iglesia es MISIÓN (GS)

«Como Tú me enviaste al mundo, al mundo les envío yo también a ellos» (Jn 17,18)

22. La Iglesia no vive para sí: está al servicio del Reino de Dios 16 . La Iglesia existe para evangelizar 17 . Esta misión es responsabilidad de todos los miembros de la Iglesia. "La misión es de todo el pueblo de Dios.... es responsabilidad de todos los fieles". Los laicos incorporados a Cristo por el bautismo 18 participan de la misión de la Iglesia y son ellos mismos misioneros.

La Iglesia es COMUNIDAD MISIONERA (CHL)

«Que sean uno para que el mundo crea» (Jn 17,21)

23. La misión es para la comunión 19 . La misión de la Iglesia es reunir al pueblo: en la escucha de la palabra, en comunión fraterna, en la fracción del pan (Hch 1 y 4). Es "comunión bajo todos los aspectos"20 . "Antes de ser acción la misión es testimonio e irradiación" 21 .

La Iglesia sirve al Reino de Dios cuando llama a la conversión personal, cuando funda comunidades e instituye Iglesias particulares. La novedad de vida en Cristo de los cristianos, personal y comunitaria, hace presente, ya desde ahora, el Reino de Dios 22 .

Lo que la Iglesia anuncia y por lo que vive -la plena comunión de los hombres entre sí y con Dios-, se hace realidad en la Iglesia comunidad que escucha la Palabra, parte el pan e invoca a Dios como Padre y es solidaria con los pobres (Hch 2 y 4). Por eso la transformación del mundo y la humanidad nueva se inician en la comunidad eclesial. Por eso hacer comunión es hacer misión 23 .

Los laicos en la Iglesia una, particular y universal

24. Los laicos son Iglesia. Los laicos no solo pertenecen a la Iglesia sino que son la Iglesia 24 . Por el bautismo los laicos son hechos hijos de Dios, miembros de Cristo y de su cuerpo que es la Iglesia; son consagrados como templos del Espíritu y participan de la misma misión de Jesucristo. A su modo participan de las tres funciones de Cristo: enseñar, santificar y gobernar, lo que subraya su condición eclesial, su pertenencia a la Iglesia 25. Por eso, la "entera Iglesia", y cada una de nuestras Iglesias particulares, no está plenamente constituida si, junto a los obispos, sacerdotes y religiosos, no existe un laicado adulto y corresponsable 26 . La corresponsabilidad es, sin duda, una de las exigencias y expresiones más significativas de la comunión.

La Iglesia en el mundo y para el mundo

25. La Iglesia es misterio: sacramento de Dios, fuerza del Espíritu en el mundo, en la historia 27 . Toda la Iglesia tiene una dimensión auténticamente secular 28 .

Los laicos cristianos, Iglesia en el mundo (LG-GS)

«No te ruego que los saques del mundo... para que el mundo crea que tu me enviaste... y que los has amado a ellos como a mí» (Jn 17,15.21.23)

26. Al mismo tiempo la condición eclesial de los laicos, su pertenencia y participación en la vida y misión de la Iglesia, está caracterizada por su "índole secular". Los laicos por su novedad cristiana e índole secular, propia pero no exclusiva 29 concretan la inserción de la Iglesia toda en el mundo y para el mundo. Los laicos viven en el mundo, en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social. Y son llamados por Dios para santificar el mundo desde dentro, a modo de fermento 30 .

27. El campo propio de su acción evangelizadora es el mundo vasto y complejo de la política, de lo social, de la economía y también de la cultura, de las ciencias y de las artes, etc.31. Es urgente y necesario acentuar esta dimensión. Sin olvidar que la corresponsabilidad de los laicos comprende la edificación de la comunidad eclesial y su acción evangelizadora en la sociedad civil 32 .

28. La participación de los laicos en la vida de la comunidad eclesial y su acción evangelizadora en la sociedad civil no son responsabilidades paralelas y acciones separables ni contrapuestas 33 . La formación de los laicos debe contribuir a una espiritualidad laical: a la unidad de vida, a una vida según el espíritu en el mundo. Las asociaciones de laicos son a un tiempo realizaciones de la Iglesia, comunidades evangelizadas y evangelizadoras.

29. Los laicos cristianos son Iglesia: miembros de la comunidad eclesial y ciudadanos de la sociedad civil, inseparablemente. Son el "alma de la sociedad"34 . Son, Iglesia en el mundo. Viven aquella unidad y distinción característica de lo católico, de la Iglesia, de Jesucristo.

B. LÍNEAS DE ACCIÓN Y PROPUESTAS

1ª. ANIMAR LA PARTICIPACIÓN DE LOS LAICOS EN LA VIDA DE LA COMUNIDAD

Dignidad y responsabilidad de los laicos

30. Para impulsar una nueva evangelización, avivar y renovar la vida de nuestras comunidades -diócesis y parroquias-, y promover la evangelización misionera, es preciso que se reconozca efectivamente la dignidad y responsabilidad de los laicos y se promueva su participación en la Iglesia y en la sociedad civil 35 . Los propios laicos han de tomar conciencia de la gloria y de la cruz de la dignidad derivada del bautismo por el que son hechos hijos de Dios, miembros de Cristo y templos del Espíritu Santo, y han de asumir el compromiso de participar en la vida y misión de la Iglesia como miembros corresponsables según su peculiar dimensión secular 36 .

Participación en la triple función "profética", "sacerdotal" y "real" de la comunidad

31. Los cristianos laicos, por ser cristianos, miembros de la comunidad eclesial, han de participar activamente en la triple tarea evangelizadora: profética, litúrgica y caritativo- social. Como Iglesia en el mundo de la secularidad -familia, escuela, trabajo, descanso, medios de comunicación, política, marginación social...37 - han de confesar la fe y denunciar las injusticias 38 ; ofrecerse a sí mismos y su actividad 39 ; servir al Reino de Dios promoviendo la dignidad de la persona, la justicia, la verdad, la paz, la solidaridad con los pobres...40 .

Avivar la conciencia comunitaria y misionera en nuestras comunidades, asociaciones y movimientos

32. Todos los miembros de la comunidad cristiana son responsables de la comunión y de la misión; sin contraposición. Todos y cada uno de los miembros de nuestras comunidades han de tomar conciencia de la urgente necesidad, más aún, de la misión y correspondiente responsabilidad de participar activamente en la única y común misión de la Iglesia. Todos, sin exclusión. Lo hace necesario la existencia de católicos no evangelizados -que no viven lo que creen o no anuncian lo que viven-; creyentes alejados de la comunidad eclesial; y no creyentes en nuestra sociedad y en otros pueblos -países todos de misión-.

Superación de dualismos y contraposiciones

33. Es necesario que todos, especialmente los laicos en este momento histórico, vivan su participación en la vida de la Iglesia y en la sociedad civil, su conversión personal y el compromiso político-social, sin contraposición y sin dualismo 41 : la conversión y la comunión anticipan el Reino anunciado y, en el cumplimiento del Reino, alcanzarán su plenitud 42 .

Participación de la mujer

34. Todos en la Iglesia, y las mujeres, "protagonistas en primera línea"43 , han de defender la dignidad de la mujer frente a toda forma de discriminación 44 . Es preciso pasar del reconocimiento teórico de la dignidad y responsabilidad de la mujer en la Iglesia, al reconocimiento práctico 45 . Las comunidades eclesiales, animadas ya por la participación de numerosas mujeres en tantos servicios, promoverán su participación sin discriminación, en los cauces de corresponsabilidad, en las consultas y tomas de decisiones, y se les confiará asimismo los adecuados ministerios laicales de acuerdo con las normas canónicas vigentes 46 .

Laicos liberados o especialmente dedicados

35. Reconociendo la diversidad e importancia del voluntariado en nuestras comunidades 47 y la dimensión de gratuidad de todo auténtico servicio, hay que posibilitar, en los casos en que sea conveniente, que los laicos -hombres y mujeres- puedan dedicarse, total o parcialmente a un servicio eclesial concreto con una remuneración digna 48 .

2ª. IMPULSAR LOS ORGANISMOS COLEGIALES Y FACILITAR LA PARTICIPACIÓN DE LOS LAICOS EN LA ELABORACIÓN, REALIZACIÓN Y REVISIÓN DE LOS PLANES DE ACCIÓN

Participación de los laicos

36. Las Iglesias particulares impulsarán los organismos colegiales -consejos de pastoral, de asuntos económicos....-, según las disposiciones vigentes 49 , como expresión y cauce de su identidad y misión -comunidades corresponsables en la misión evangelizadora- y animarán la participación activa de los laicos, hombres y mujeres, individual y asociadamente, en consultas, deliberaciones, decisiones y puesta en práctica, siempre que lo requiera la materia 50 .

Elaboración, realización y revisión de los planes de acción

37. Los laicos, individual y asociadamente, participarán en la elaboración, realización y revisión de los planes de acción en los ámbitos correspondientes. Las asociaciones, grupos y movimientos concretarán las líneas de acción comunes en sus respectivos planes de acción a fin de garantizar la comunión en la misión y la unidad de acción. La comunidad y las asociaciones han de valorar y potenciar la diversidad de carismas, legítima, necesaria y enriquecedora.

3ª. ESTIMULAR LA PARTICIPACIÓN DE LOS LAICOS EN LA EVANGELIZACIÓN MISIONERA (AG, RM)

Corresponsabilidad de los laicos en la evangelización misionera

38. Las familias, los grupos y comunidades eclesiales, las asociaciones y movimientos han de ser sensibles y considerar propias las necesidades de la Iglesia universal y promoverán de entre sus miembros vocaciones para la misión "ad gentes"51 , animando el verdadero sentido misionero en sus tareas comunes.

4ª. PROMOVER LOS MINISTERIOS Y SERVICIOS LAICALES

Ministerios y servicios laicales

39. Las Iglesias particulares y las parroquias animarán la disponibilidad de los laicos -hombres y mujeres- que son la mayoría de la Iglesia y han de ejercer la mayor parte de los ministerios y servicios de la comunidad, para ejercer aquellos ministerios y servicios que les sean confiados y que tienen su fundamento en el bautismo y la confirmación y para muchos además en el matrimonio 52 .

Los obispos y los presbíteros reconocerán, promoverán y confiarán a los laicos, de acuerdo con las disposiciones vigentes, aquellos ministerios y servicios laicales que requiera la animación de sus comunidades.

Los obispos animarán a las Iglesias particulares a trazar un plan de sensibilización sobre la importancia y complementariedad del ministerio ordenado y de los ministerios y servicios laicales para alentar la vida de la comunidad e impulsar su dinamismo evangelizador; orientarán las líneas de acción para determinar los ministerios y servicios necesarios y convenientes en cada caso; y facilitarán la adecuada preparación de los candidatos, su formación permanente y dedicación 53 .

Directorio sobre los ministerios laicales

40. Es necesario profundizar teológicamente y deducir las oportunas orientaciones pastorales sobre los ministerios y servicios que puedan y deban ser confiados a los laicos -hombres y mujeres- como exigencia de su común dignidad y específica vocación y misión.

La Conferencia Episcopal promoverá la elaboración de un directorio sobre los ministerios y servicios laicales, para aplicar las orientaciones generales 54 . A tal fin se constituirá una Comisión mixta, con representación de las Comisiones episcopales implicadas y del laicado, para reflexionar sobre la necesidad de los ministerios laicales; analizar los problemas teológicos, pastorales, jurídicos y litúrgicos que implica; indicar los criterios para confiar dichos ministerios y proponer cauces para la preparación de los candidatos.

5ª. ALENTAR LA CORRESPONSABILIDAD DE LOS LAICOS DESDE EL "MINISTERIO DE LA COMUNIDAD" (LG 20)

Ministerio de la comunidad: misterio-comunión-misión

41. Los sacerdotes, cuyo ministerio pastoral está radicalmente referido a la comunidad 55, contribuirán eficazmente a la renovación de las comunidades y asociaciones, avivando la fe de sus miembros, fomentarán la comunión afectiva y efectiva de todos y en todo, alentarán la acción evangelizadora de la comunidad y su participación en la evangelización misionera y animarán la comunión de los laicos y asociaciones entre sí y su inserción en la parroquia y en la Iglesia particular.

Promotores de corresponsabilidad

42. Los sacerdotes promoverán la participación de todos los miembros en la comunión -viviendo el evangelio- y animarán la conciencia y corresponsabilidad de los laicos, para que, personalmente y asociados, edif iquen la casa común, en el reconocimiento y el afecto, y colaboren en la única y común misión de la Iglesia: evangelizar y vivir el Evangelio 56.


1 Cfr «El seglar en la Iglesia y en el mundo». Reflexiones de la CEAS en vísperas del Sínodo de los Obispos, 1987.

2 Cfr «Materiales de trabajo y reflexión. Presente y futuro del apostolado seglar en España», CEAS, 1989, y la síntesis de la consulta, Secretariado de la CEAS.

3 Documentos como TDV, CP, CVP; y el más reciente «La verdad os hará libres»; los Congresos de Evangelización y Parroquia evangelizadora; los Planes de Acción Pastoral de la CEE, así como los Sínodos, Asambleas y Planes pastorales de nuestras Iglesias particulares son un significativo indicador de esta sincera preocupación. Estos documentos y acciones no son más que la punta del iceberg del vigoroso dinamismo y generoso empeño de numerosos laicos y de no pocos sacerdotes y religiosos.

4 Objetivo específico tercero. Este mismo objetivo inspira otras acciones contempladas en el mismo Plan:
- Elaboración de un Plan de Pastoral de Juventud.
- Reflexión de la Asamblea Plenaria sobre Familia.
- Sobre Pastoral Obrera, y también
- La celebración de un Congreso de Asociaciones, Movimientos, Comunidades y Grupos de Apostolado Seglar.

5 La doctrina del Concilio Vaticano II sobre el laicado ha sido profética y sigue siendo faro potente para discernir los problemas actuales e iluminar nuevos horizontes. El sínodo de los Obispos de 1987 y la Exhortación de Juan Pablo II Christifideles laici han reconocido la sorprendente actualidad del magisterio conciliar. Nosotros mismos hemos abundado en la reflexión sobre la vocación y misión del laico en numerosas ocasiones: «Testigos del Dios Vivo» (1985), «Constructores de la paz» (1986) y «Los católicos en la vida pública» (1986).

6 CHL, 2.

7 Estas proposiciones no agotan todo lo que cabría proponer y habría que realizar para promover la participación de los laicos en todos los campos de la acción evangelizadora donde están o deben estar presentes. Los planes de nuestras Iglesias particulares y delegaciones diocesanas; los planes de la Conferencia y de las diversas Comisiones episcopales contemplan múltiples e importantes iniciativas en las que ya están colaborando los laicos o deberían hacerlo.

8 La fuente de este río viene de lejos. Lo avalan estos datos:

* En este conjunto de proposiciones puede percibirse el tono y las voces de nuestras Iglesias particulares, de nuestras asociaciones y movimientos.

* Muchos reconocerán líneas de acción, objetivos, orientaciones y normas inspirados en Sínodos, Asambleas y encuentros en que han participado numerosos laicos.

* No pocos que han participado en la consulta que dirigió la CEAS a las diócesis, asociaciones, grupos y movimientos sobre "el presente y el futuro del apostolado seglar en España" reconocerán en estas proposiciones el eco de sus sugerencias.

* Quienes participaron en la Asamblea Plenaria (noviembre de 1990) podrán constatar hasta qué punto nuestra palabra supone la suya: las proposiciones que ahora presentamos son, creemos, fiel expresión de la escucha y el diálogo, fruto de un largo proceso sinodal: partimos antes del Sínodo del 87 y continuamos tras la aparición de la Christifideles laici. Por eso estamos convencidos de que estas proposiciones, amasadas con la experiencia de tantos laicos, tienen la importancia y fuerza de su fidelidad y generosidad, algo que recordaba Juan Pablo II al término del Sínodo de los obispos sobre los laicos (Cfr Juan Pablo II: CHL, 2; Discurso del Papa al final del Sínodo de los Obispos, 2-27/X/1990).

9 AG, 83.

10 LG, 17; RM, 71.

11 RM, 2; AG, 35-36.

12 Cfr LG, 1-4.

13 LG, 1.

14 LG, 4.

15 Relación final. C, 6; CHL, 19.

16 Juan Pablo II, Carta Ec., Redemptoris Missio, 20.

17 EN, 14.

18 RM, 71.

19 CHL, 32.

20 RM, 23.

21 RM, 26; EN, 41-42.

22 RM, 20.

23 TDV, 57; Cfr EN, 13.

24 Pío XII, Discurso a los nuevos cardenales (20/II/1946); CHL, 9.

25 CIC, C, 204.

26 Cfr AG, 21.

27 LG, 1; AG, 1.

28 Pablo VI, Discurso a los miembros de los Institutos Sociales (2/II/1972); CHL, 15; Cfr CVP, 110.

29 GS, 43.

30 LG, 31.

31 EN, 70.

32 LG, 33.

33 Cfr RM, 19.

34 Cfr Carta a Diogneto.

35 Cfr LG, 37; CHL, 26.

36 LG, 33; Sínodo 87, Prop. 4; CHL, 10ss.

37 EN, 70.

38 LG, 35.

39 LG, 34.

40 CHL, 14.

41 La realización del Reino de Dios exige la promoción de los bienes humanos y valores. Más aún, entre humanización, evangelización y edificación de la comunidad hay una profunda unidad, por lo que no deben separarse ni contraponerse (Cfr RM 19).

42 La Iglesia es, por sí misma, anticipación, fermento de transformación de la sociedad, signo y sacramento de la humanidad nueva, de su plenitud. Cfr TDV, 24.

43 CHL, 49.

44 CHL, 49; MPD, 9.

45 Sínodo Obispos 1987, Prop. 46,1; CHL, 51.

46 Sínodo Obispos 1987, Prop. 47; CHL, 23.

47 Cfr CA, 49.

48 Cfr CIC, c. 231,2.

49 CIC, cc. 511-514.

50 Sínodo Obispos 1987, Prop. 10; CHL, 25; OA, 47.

51 AG, 36,41; RM, 71. El Concilio Vaticano II confirmó y puso de relieve el carácter misionero de todo el Pueblo de Dios, subrayando la contribución específica de los laicos en la actividad misionera: «buscar el Reino de Dios tratando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios» (LG, 31; Cfr CIC c. 225,2; CHL, 14). Pablo VI exhortó a los laicos a asumir su responsabilidad en la evangelización misionera por medio de la oración, del sacrificio y del testimonio de vida (EN, 76). Por su parte Juan Pablo II ha recordado la validez especial del sufrimiento de los enfermos (RM, 78).

52 EN, 73; CHL, 23.

53 Cfr CIC c. 231,1.

54 Sínodo Obispos 1987, Prop. 18; CHL, 23.

55 «Para asegurar y acrecentar la comunión en la Iglesia, y concretamente en el ámbito de los distintos y complementarios ministerios, los pastores deben reconocer que su ministerio está radicalmente ordenado al servicio de todo el Pueblo de Dios (Cfr Hbr. 5,1); y los fieles laicos han de reconocer, a su vez, que el sacerdocio ministerial es enteramente necesario para su vida y para su participación en la misión de la Iglesia» (CHL, 22).

56 Cfr LG, 30; CHL, 35. En esta tarea, sacerdotes y laicos, tendrán presente que la cooperación en la actividad misionera se fundamenta y vive de la unión personal con Cristo, pues sólo quien permanece unido a Cristo, como los sarmientos a la vid (Cfr Jn 15,5) puede producir frutos. Por eso vivirán y promoverán una verdadera santidad de vida alimentada con la predicación, con la oración, y, sobre todo, con la Eucaristía -«fuente y cumbre de toda vida cristiana» (LG 11; Cfr DV 21), «fuente y cumbre de toda evangelización»(PO, 5)-. Santidad que animará en todos los cristianos un nuevo ardor evangelizador y una viva corresponsabilidad misionera (EN, 76; Discurso de Juan Pablo II a la Asamblea del CELAM en Haití, 1983). Ciertamente «la misión es un problema de fe» (RM, 11) y «la fe se fortaleza dándola» (RM, 2).