MOVIMIENTO CATEQUÉTICO ESPAÑOL
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SUMARIO: I. El inmediato posconcilio: 1. Las I Jornadas sobre catequesis y enseñanza religiosa; 2. La actuación del Secretariado nacional de catequesis; 3. Documentos y publicaciones que incidieron en la catequesis; 4. El contexto eclesial y social del inmediato posconcilio. II. La década que comienza en 1970: 1. Las asambleas plenarias del episcopado; 2. Una evaluación de los diez años posteriores al Vaticano II; 3. Catequesis antropológica, catequesis de la experiencia e integridad de la fe; 4. El carácter específico de la enseñanza religiosa escolar. III. La década que comienza en 1980: 1. Los planes trienales de la Comisión episcopal de enseñanza y catequesis; 2. Los nuevos catecismos; 3. Las orientaciones del episcopado; 4. Magisterio pontificio y episcopal y Sínodo de los obispos; 5. La evolución socio-cultural y política de España. IV. La década que comienza en 1990: 1. Los planes trienales de la Comisión episcopal de catequesis; 2. Documentos que afectan a la catequesis; 3. Ante el tercer milenio; 4. Aspectos organizativos importantes en la catequesis española.


El llamado Movimiento catequético, que comienza a finales del siglo XIX y vive un incremento especial en la década de los años 1950-1960, ha sido uno de los dinamismos eclesiales que más han ayudado a la renovación de la Iglesia en España, tanto antes como después del Vaticano II. Junto a los esfuerzos de los pastores –obispos y sacerdotes– como alentadores y sujetos activos de esta renovación catequética, hay que reconocer la fecunda aportación de los religiosos y religiosas que, con sus personas, su preparación y sus instituciones pastorales y catequéticas, han colaborado y colaboran en este Movimiento, así como la de numerosos seglares que, con su actualización catequética, han sido verdaderos protagonistas de esta acción eclesial.

Dada la limitación de espacio, nos parece suficiente exponer los datos más significativos del movimiento catequético en España desde el final del Vaticano II hasta 1998, en relación con otras preocupaciones de la Iglesia en ese mismo período. Se pueden indicar cuatro etapas: el inmediato posconcilio; la década que comienza en 1970; la década que comienza en 1980, y la década que comienza en 1990.


I. El inmediato posconcilio

1. LAS 1 JORNADAS SOBRE CATEQUESIS Y ENSEÑANZA RELIGIOSA. El Vaticano II concluyó con la misa celebrada por Pablo VI, el 8 de diciembre de 1965. Los días 12-15 de abril de 1966 tenían lugar en Madrid las 1 Jornadas nacionales de estudios catequéticos. El título de las Jornadas: Por una formación religiosa para nuestro tiempo. La lección inaugural, de fray José López Ortiz, llevaba por título: La acción pastoral de la Iglesia a la luz del Vaticano II.

D. José Manuel Estepa, entonces director del Secretariado nacional de catequesis, trató de «La acción catequética en la pastoral general de la Iglesia». En el apartado IV trazó unas «Etapas para el desarrollo de un movimiento español de pastoral catequética», que iban a servir de guía para la catequesis en España, y especialmente para las tareas del Secretariado nacional de catequesis y de la Comisión episcopal de enseñanza: 1) establecer un diagnóstico de la situación de la catequesis y la enseñanza religiosa en España; 2) divulgación de los principios fundamentales de una recta pastoral catequética para nuestro tiempo; 3) la formación de responsables de cuadros que dirijan la acción catequética a nivel diocesano y nacional, pero también a nivel local y comarcal; 4) la elaboración de instrumentos de trabajo; 5) la organización e institucionalización de la acción catequética y, para ello, clarificar los objetivos de cada organismo; 6) La coordinación de la pastoral catequética con la pastoral general de la Iglesia; esta coordinación de amplio alcance eclesial sólo puede hacerse en torno al obispo; 7) la promoción y existencia de estudios de investigación y de grupos de reflexión científica.

Estas líneas de acción servirían periódicamente para una revisión de la actividad que habría de desarrollar el Secretariado nacional de catequesis, especialmente en Jornadas nacionales y diocesanas. Este mismo esquema reapareció en el documento de la Congregación del clero, titulado Directorium Catechisticum Generale (en español Directorio general de pastoral catequética), publicado en abril de 1971, y en el documento de la Comisión episcopal de enseñanza y catequesis La catequesis de la comunidad, febrero de 1983, en el capítulo VII, La acción catequética en la Iglesia particular.

En las actas de las Jornadas se formulan unas directrices conclusivas sobre la acción catequética, veinte en total, con las referencias de los documentos del Vaticano II en que se apoyan. Estas directrices constituyen el entramado teológico y pastoral de la acción catequética en la Iglesia.

2. LA ACTUACIÓN DEL SECRETARIADO NACIONAL DE CATEQUESIS. LOS esfuerzos del Secretariado nacional de catequesis en los años inmediatos siguientes se concentran en la preparación de programas y catecismos escolares y en la organización de cursos de verano en las distintas zonas de España. Las dificultades no fueron pequeñas. Había que promover la renovación catequética respetando los catecismos oficialmente aprobados por el episcopado español en fechas recientes: en 1957 se publicó el catecismo nacional de primer grado; en 1958, el de segundo grado, y en 1962 el de tercer grado. El primero y el segundo estaban redactados según el modelo de Astete y Ripalda. El resultado de aquel esfuerzo fue la publicación, en 1968, de los catecismos escolares 1°, 2°, 3°, 4° y 5°, concebidos como fuentes de fe. La materia de cada catecismo se distribuyó según el orden de la historia de salvación y del año litúrgico, y se recurre de forma armónica y equilibrada a los distintos lenguajes de la catequesis: bíblico, litúrgico, magisterial y testimonial. El año 1968 la Comisión episcopal editó los nuevos Programas de formación religiosa para el bachillerato elemental y aprobó un gran número de libros del alumno y guías del educador. Después de la publicación de la nueva ley de educación (1970) se editaron las Bases de programación para el curso de orientación universitaria (COU) en 1971 y las Bases de programación para 1° y 2° cursos de bachillerato y de formación profesional (14-16 años) en 1975.

Esta obligada atención a la catequesis escolar no supuso olvido o despreocupación respecto a la catequesis parroquial. Baste recordar que en las Jornadas de 1966, de los 14 grupos de trabajo que se constituyeron, 7 estuvieron dedicados a otras modalidades de catequesis, impartida en un ámbito distinto de la escuela. En este período se publicó el polémico Nuevo catecismo holandés.

3. DOCUMENTOS Y PUBLICACIONES QUE INCIDIERON EN LA CATEQUESIS. Entre los escritos que tienen especial importancia para la catequesis y que se publicaron en España en esta etapa del inmediato posconcilio, cabe señalar: el Directorio de pastoral catequética para Francia, en 1964; la obra de Van Caster, Dios nos habla, en 1968; Pastoral y catequesis de la eucaristía, del Hno. José J. Rodríguez y Medina, en 1966; las Conferencias y ponencias de la 7° semana internacional de catequesis, celebrada en Medellín del 11 al 18 de agosto de 1968. En 1970-1971, una obra que se habría de convertir en un clásico de la catequesis: Manual de catequética, al servicio del evangelio, de Joseph Colomb. En España apareció por esas fechas la Introducción al cristianismo, de J. Ratzinger.

Una obra que ayudó a familiarizarse con una manera de hacer teología fue la de Heinrich Fries, en cuatro volúmenes: Conceptos fundamentales de la teología. Desde el inmediato posconcilio, y durante la década que comienza en 1970, se tradujo un número considerable de obras de teología con las firmas más prestigiosas de los teólogos que contribuyeron decisivamente a la preparación del Concilio: Congar, De Lubac, Rahner, Schmaus, Guardini, von Balthasar, y de autores protestantes como Moltman. En 1972 comenzó la publicación de la enciclopedia teológica Sacramentum Mundi en la editorial Herder. En 1974, la obra Mysterium salutis de ediciones Cristiandad.

Para hacerse idea de las publicaciones de teología, exégesis y pastoral que circulaban en los ambientes más cultivados de nuestras facultades de teología, habría que analizar la orientación de revistas como Concilium, Pastoral misionera, Phase, Selecciones de teología, Selecciones de libros, Misión abierta, Iglesia viva, Sal Terrae.

Terminado el Concilio, Pablo VI promovió el «Año de la fe», haciendo pública en 1968 una amplia profesión de fe, a la que se le ha dado el nombre de Credo del pueblo de Dios. Entre los documentos pontificios que tienen incidencia en la catequesis, hay que destacar también la encíclica Ecclesiam suam, de Pablo VI, del 6 de agosto de 1964; la encíclica Populorum progressio, del 26 de marzo de 1967, y la Humanae vitae, del 25 de julio de 1968.

Entre los documentos más importantes del episcopado español está el titulado La Iglesia y la educación en España hoy, publicado en febrero de 1969. En él se habla de la presencia de la Iglesia en el mundo escolar, y de las razones que la justifican, independientemente de la confesionalidad del Estado.

En abril de 1971 destaca la publicación del Directorium Catechisticum Generale (Directorio general de pastoral catequética) de la Congregación del clero.

4. EL CONTEXTO ECLESIAL Y SOCIAL DEL INMEDIATO POSCONCILIO. En el proceso de renovación catequética, y en general de la pedagogía de la fe, tiene importancia la labor del Instituto superior de pastoral de la Universidad pontificia de Salamanca, con sede en Madrid. No es necesario ponderar lo que han significado para nuestra catequesis los Institutos y Centros superiores de París, Bruselas, Roma, etc.

Uno de los medios que han contribuido de manera, quizás silenciosa, pero eficaz, a la renovación de la pedagogía de la fe en España, ha sido el control o supervisión ejercida por la Comisión episcopal de enseñanza y catequesis sobre los libros de texto de Religión.

El 23, 24 y 25 de abril de 1970 tuvo lugar en Madrid la I Reunión nacional de estudios sobre la catequesis de adultos. Este proceso de reflexión y de promoción ha encontrado su expresión más autorizada en el documento de la Comisión episcopal de enseñanza y catequesis, cuyo título es Catequesis de adultos. Orientaciones pastorales, del 2 de diciembre de 1990.

En las Jornadas de 1966 se incorporaron gran número de seglares, de sacerdotes jóvenes, de religiosos y religiosas. Es un movimiento que crece en cuanto al número de personas, en experiencia, en capacidad creativa, en información doctrinal, en riqueza de publicaciones, en profundidad de planteamientos pedagógicos y teológicos.

Pero entre tanto, en esta etapa inmediata posterior al Vaticano II, surgen graves problemas dentro de la Iglesia en España. Sectores desconcertados ante los cambios, y que se resisten a aceptar la renovación propuesta e impulsada por el Concilio. Es claramente perceptible el cambio profundo que se estaba produciendo en las formas de vida y en la escala de valores de amplios sectores de la sociedad española, con la consiguiente confusión y relativización de las convicciones morales y religiosas. En el campo político era cada día mayor el número de personas, especialmente de las generaciones jóvenes, que se oponían al régimen político. La doctrina de la Iglesia sobre los derechos de los ciudadanos a la libre participación política, claramente formulados por Pío XI, Pío XII, Juan XXIII, el Vaticano II y Pablo VI, chocaba frontalmente con el sistema político español que, sin embargo, era un sistema confesional.

En este contexto hay que entender un hecho de especial relevancia: la crisis de la Acción católica, con la acusación de temporalismo, lanzada contra los movimientos especializados, y la sospecha de infiltración marxista en los cuadros dirigentes de los movimientos apostólicos obreros o de estudiantes. Hay que destacar también el mayo francés de 1968 y las revueltas estudiantiles; y el impacto de la obra de Marcuse y, en el terreno teológico, Robinson, con su obra Sinceros para con Dios y la teología de la muerte de Dios o de la secularidad. Por esta misma época el teólogo Karl Rahner señalaba que el mayor peligro de la Iglesia de hoy es el de transformar el cristianismo en un humanismo más.

La encuesta de 1968 al clero español fue realizada en 60 diócesis españolas, con la participación del 80% de los sacerdotes. A mediados de 1970 se tenían los resultados. Paralelamente se abría paso la idea de una Asamblea conjunta de obispos y sacerdotes, como respuesta al discurso de Pablo VI al sacro colegio cardenalicio, del 28 de junio de 1969. La Asamblea nacional se celebró del 13 al 18 de septiembre de 1971 en el Seminario de Madrid. Los documentos y conclusiones, publicados en la BAC, fueron posteriormente objeto de polémicas.

Estos acontecimientos del inmediato posconcilio repercutieron en toda la vida pastoral de la Iglesia en España y, por supuesto, también en la catequesis.


II. La década que comienza en 1970

1. LAS ASAMBLEAS PLENARIAS DEL EPISCOPADO. Al comenzar esta década, la Conferencia episcopal española adquirió un especial protagonismo en la orientación pastoral de la Iglesia en España. Las Asambleas de los primeros años tienen especial importancia para la pastoral catequética:

En la XIV Asamblea plenaria (20 de febrero de 1971) se aprobó un plan de acción de la Comisión episcopal de enseñanza que lleva por título Pastoral educativa y de la formación religiosa. En la XV Asamblea plenaria (3 de diciembre de 1971) se aprobaron unas líneas de acción referentes a la pastoral catequética general y especializada, incluida la catequesis en el ámbito de la enseñanza. En la XVII Asamblea plenaria (del 27 de noviembre al 2 de diciembre de 1972) Mons. Estepa explicó a la Asamblea que los catecismos escolares tenían carácter experimental y que la Comisión episcopal enviaría a los obispos «un proyecto de trabajo para los catecismos futuros, con el fin de que hagan sus observaciones». En esta misma Asamblea se aprobaron dos documentos de gran significado para el presente y futuro de la Iglesia en España: 1) Orientaciones sobre el apostolado seglar; más tarde la Comisión episcopal de apostolado seglar publicaría un amplio comentario del mismo. En este documento hay un número dedicado al tema de la Identidad cristiana y catequesis para una situación de cambio. 2) Otro documento importante por su contenido y significación es La Iglesia y la comunidad política, publicado en enero de 1973.

La XVIII Asamblea plenaria (del 2 al 7 de julio de 1973) estudió el tema La educación en la fe del pueblo cristiano. Se aprobaron unas líneas de acción y una reflexión de la Comisión episcopal de enseñanza. La XIX Asamblea plenaria (26 de noviembre de 1973) nos ofrece unos acuerdos importantes sobre los libros de texto de religión.

En la XX Asamblea plenaria (del 17 al 22 de junio de 1974) se trató de una cuestión que ya se había planteado en la anterior: la fiabilidad doctrinal de los libros de texto de religión. El juicio valorativo de la Asamblea fue positivo, sin negar que muchos textos tenían deficiencias que había que subsanar. En esta misma Asamblea plenaria se aprobó el proyecto de publicar una Biblia para la iniciación cristiana. Se publicó en 1977.

La XXI Asamblea plenaria (25-30 de noviembre de 1974) estudió una ponencia sobre Evangelización y sacramento. Se presentaron a la Asamblea los materiales preparados por el Secretariado nacional de catequesis como proyecto del catecismo de preadolescentes, y se nombró la comisión que había de preparar un documento sobre la reconciliación. Fruto de este trabajo fue la carta pastoral colectiva del episcopado español sobre la reconciliación en la Iglesia y en la sociedad, del 17 de abril de 1975.

En noviembre de 1975 murió el General Franco. Comenzó el reinado de Don Juan Carlos 1. Gran impacto social tuvo la homilía del cardenal Tarancón en la misa celebrada en los Jerónimos de Madrid, ante el Rey y los jefes de Estado de diversos países, al comenzar el nuevo régimen.

El 8 de diciembre de 1975 se publicó la exhortación de Pablo VI Evangelii nuntiandi. Del 15 al 20 de diciembre de 1975 se reunió la XXIII Asamblea plenaria del episcopado, que se ocupó de los materiales del catecismo de preadolescentes y el libro del educador. La Asamblea concluyó con un comunicado final que lleva por título La Iglesia ante el momento actual, en relación con la situación social y política del país.

Los dos tomos del Manual del educador 1 (guía doctrinal), para el catecismo de preadolescentes fueron aprobados por la conferencia episcopal en la XXIII Asamblea plenaria. Se publicaron en 1976. Estos dos tomos podían servir también como un verdadero manual para catequesis de adultos. En el prólogo dice el presidente de la Comisión, entonces don Mauro Rubio: «En este manual del educador se ha puesto especial interés en presentar la doctrina de la fe católica, según el magisterio de la Iglesia». El Manual del educador 2 (Orientaciones fundamentales para la catequesis de los preadolescentes) se publicó bajo la responsabilidad de la Comisión episcopal en 1977. Contiene orientaciones histórico-antropológicas, una síntesis teológico-catequética y orientaciones pedagógico-catequéticas. Los cuatro volúmenes destinados al alumno, con el título Con vosotros está, se publicaron en 1976. Contienen los distintos temas del mensaje cristiano con una pedagogía, que, contando con la psicología de los destinatarios, trata de llevarlos al encuentro personal con Jesucristo. Se hizo un gran esfuerzo por incorporar a la presentación de la doctrina la experiencia humana. Hubo que entrar en un diálogo profundo, detenido y sereno con todos los obispos para justificar ante ellos el enfoque pedagógico de este catecismo.

En la XXV Asamblea plenaria (22-27 de noviembre de 1976) se estudió y aprobó un proyecto de respuesta al cuestionario enviado por la secretaría del Sínodo para preparar la próxima Asamblea sinodal sobre la «Catequesis en nuestro tiempo, con especial referencia a la catequesis de los niños y de los jóvenes». En la misma Asamblea se aprobaron unas Líneas fundamentales de acción pastoral como directrices generales de la acción de la conferencia episcopal y de sus comisiones episcopales.

En la segunda etapa de esta década se hizo un gran esfuerzo por lograr la implantación del catecismo de preadolescentes. En 1979 se publicaron, bajo la dirección del CENIEC, unos dossiers de trabajos de teólogos sobre temas de especial importancia y actualidad teológica para ayuda de alumnos y profesores del tercer curso del BUP, también utilizables, por supuesto, en catequesis de adultos.

Se puede afirmar que, en general, la década 1970-1980 se caracterizó por una reflexión más profunda sobre la catequesis antropológica, catequesis de la experiencia humana, valor y condiciones del acto mismo de catequizar, sentido del diálogo en relación entre el catequista y los catequizandos. Se divulgaron entre los responsables de la catequesis las técnicas de la dinámica de grupos, la psicología no-directiva de Rogers y, quizá en menor medida, las ideas pedagógicas de Paulo Freire. En la catequesis de jóvenes y adultos se vio la necesidad de prestar más atención a las cuestiones sociales o político-sociales, según regiones. En los años 1974 y 1975 se dio un gran impulso a la reflexión sobre el catecumenado. En la pedagogía general se pasó de una pedagogía de la asimilación a una pedagogía de la creatividad.

Entre los aspectos de una catequesis renovada a los que se prestó especial atención desde esta década y la siguiente, hay que señalar el capítulo de los medios audiovisuales, con la creación de un departamento especial dentro del Secretariado nacional de catequesis y la publicación del boletín AUCA.

2. UNA EVALUACIÓN DE LOS DIEZ AÑOS POSTERIORES AL VATICANO II. En un artículo publicado en Actualidad catequética, de enero-marzo de 1976, titulado Vaticano II: diez años después en España, y subtitulado La renovación catequética: camino abierto, difícil, pero esperanzador, Vicente María Pedrosa hacía esta descripción:

— De una catequesis que suponía que todos los bautizados estaban ya convertidos, se ha pasado a una catequesis de acento misionero o evangelizador. De una catequesis más enraizada en lo doctrinal se ha pasado a una educación en la fe, en la que prevalece el anuncio de la buena noticia de Cristo resucitado y la interpretación de la vida a la luz del evangelio, la cual, sin abandonar la doctrina cristiana, busca suscitar actitudes y compromisos evangélicos. De una catequesis más centrada en la infancia, se ha ido a privilegiar la catequesis de jóvenes y adultos.

— De una catequesis preferentemente escolarizada, se ha caminado hacia una catequesis que nace de las comunidades cristianas concretas y se realiza después en ámbitos diferentes: familia, parroquia, escuela, movimientos educativos y apostólicos...

— Sin abandonar la elaboración de materiales catequétieos concretos, se ha puesto el énfasis en la promoción intensiva de catequistas para las diversas edades y diferentes ambientes.

— Al compás de las aportaciones de las ciencias bíblicas, teológicas y pastorales, y de las ciencias de la educación, los materiales catequétieos oficiales aprobados pasan .de un acento más kerigmático o de una catequesis del anuncio a una atención mayor a la experiencia del destinatario o a una catequesis de la interpretación.

De una organización y animación catequética más centralizada y promovida desde el Secretariado nacional de catequesis, se ha pasado a una mayor presencia de los miembros del Secretariado nacional en las diócesis y regiones pastorales, para recoger, programar, colaborar, evaluar in situ las acciones. De una catequesis un tanto aislada de otras acciones pastorales se ha pasado a una cada vez más estrecha coordinación con otras acciones de la Iglesia: liturgia, pastoral de juventud, movimientos especializados de Acción católica, etc.

3. CATEQUESIS ANTROPOLÓGICA, CATEQUESIS DE LA EXPERIENCIA E INTEGRIDAD DE LA FE. A través de distintos encuentros de carácter nacional se puso de manifiesto que muchos optaban en favor de la catequesis antropológica y de interpretación de la experiencia, descuidando elementos esenciales del mensaje cristiano. Existía el riesgo de subordinar la presentación del mensaje a los cauces metodológicos.

Ante este riesgo, el Secretariado nacional y algunos obispos de la Comisión episcopal reaccionaron con una reflexión teológico-catequética que ayudara a dar el debido relieve a los elementos más nucleares de la acción catequética: la transmisión de la revelación divina. Este es el sentido de algunos trabajos que se publicarían en Actualidad catequética desde 1977 en adelante. Por ejemplo: Alfredo García Suárez: En torno a la integridad extensiva e intensiva del Mensaje cristiano; Intervenciones de los obispos españoles en el Sínodo de 1977; José Manuel Estepa: La catequesis de nuestro tiempo. Principales líneas de fuerza del Sínodo 77 y también Identidad cristiana y catequesis contemporánea; Declaración de la Comisión teológica internacional: Promoción humana y salvación cristiana; Elías Yanes: Catequesis y sentido de Iglesia. A propósito del catecumenado; Vicente Ma Pedrosa: Ochenta años de catequesis en la Iglesia de España; Ricardo Lázaro: Tareas de la catequesis en nuestro tiempo; Olegario González de Cardeda]: Redescubrimiento de la identidad cristiana; Antonio Palenzuela: Algunas consideraciones sobre el lenguaje catequético; Antonio Cañizares: La catequesis española en el proceso de acogida del Vaticano II.

Parece acertada la reflexión crítica que hace Antonio Cañizares en 1982: «Aunque no sea pretendida, se da una propensión en algunos hacia una relativización de la verdad revelada; en ocasiones el contenido se evapora en beneficio de la relación catequista-catequizando, catequizando-grupo e, incluso, el mismo método tiene más importancia que el contenido. Observo en toda corriente catequética una tendencia a ver en la Escritura... más una referencia que progresivamente puede llegar a ser opcional que como fuente de revelación y de vida. La fe es entendida cada vez menos como la acogida de algo que nos es dado e indisponible, para fecundar la existencia y transformar el mundo. La Escritura viene a ser lugar de referencia, de comprobación o verificación de una verdad ya descubierta y vivida, mientras que el ser fuente de vida pasa a un segundo plano. Los riesgos de sacralización y de justificación en esta práctica no son quiméricos».

A veces se sostenía, en la teoría y en la práctica, que toda orientación doctrinal que el grupo no descubre por sí mismo es una imposición improcedente. El catequista quedaba relegado en estos casos al papel de un animador del grupo. En muchos casos se advirtieron actitudes y concepciones muy discutibles: hacer de la vida afectiva de cada uno y del grupo, la norma de fe de los que participaban en la reunión del grupo; incidir en un relativismo; concebir la creatividad del grupo en materia de fe en una perspectiva puramente subjetiva, independientemente de la dimensión eclesial de la fe; propugnar una concepción democrática de la Iglesia, hasta el punto de rechazar el magisterio eclesiástico...

Estas desviaciones no deben servir para descalificar la catequesis de la experiencia o la catequesis antropológica, o el recurso a las técnicas de la no-directividad en el grupo, sino para colocar todos estos elementos en el lugar que les corresponde: al servicio de la autenticidad de la fe, dentro de la comunión de fe de toda la Iglesia. No se puede separar la fides qua de la fides quae.

En el campo de la llamada catequesis liberadora se advirtió una tendencia a considerar que bastaba una orientación teológica y catequética que sirviera de apoyo a la opción por los pobres para que fueran consideradas como válidas, aunque contuviesen errores teológicos graves o lagunas de todo punto inaceptables sobre los misterios centrales de la revelación cristiana. Esta problemática ya se había detectado antes del Sínodo de 1977 y con más claridad en las orientaciones de la exhortación de Juan Pablo II Catechesi tradendae, del 16 de octubre de 1979.

En esta década de 1970 a 1980 se planteó un problema que dificultaba la unidad de fe y de la acción pastoral de muchas comunidades cristianas, y que tuvo especial incidencia entre militantes cristianos de movimientos apostólicos seglares: se trata del problema creado por grupos católicos que promovieron un movimiento de cristianos por el socialismo. En realidad se trataba de cristianos a favor del marxismo. Pero esta problemática tuvo escasa influencia en el movimiento catequético.

Se dedicó especial atención a la necesidad de la formación catequética sistemática de los miembros de los movimientos y asociaciones católicas en el documento de la conferencia episcopal sobre apostolado seglar: Orientaciones sobre apostolado seglar, de 1974.

4. EL CARÁCTER ESPECÍFICO DE LA ENSEÑANZA RELIGIOSA ESCOLAR. Con fecha del 11 de junio de 1979, la Comisión episcopal de enseñanza y catequesis publicó un importante documento: La enseñanza religiosa escolar (orientaciones pastorales). Este documento justifica la enseñanza religiosa en la escuela frente a tendencias políticas que intentaban suprimirla.

A la década que comienza en 1970 corresponde el nacimiento y desarrollo de las Jornadas nacionales de pastoral educativa, organizadas por el Instituto San Pío X, de Tejares, Salamanca, en las que se tratan con frecuencia temas de catequesis.


III. La década que comienza en 1980

1. LOS PLANES TRIENALES DE LA COMISIÓN EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y CATEQUESIS. Desde 1978, la Comisión episcopal elabora unos planes trienales para su acción en el campo de la catequesis, de la enseñanza religiosa escolar, de la pastoral escolar, etc.

El plan para el trienio 1978-1981, en cuanto a la catequesis llevaba por título: Una nueva etapa del movimiento catequético. El objetivo prioritario de la acción de la Comisión episcopal en el campo de la catequesis para este trienio se formula: Una catequesis desde y para la comunidad cristiana. En los apartados se explica este objetivo con los siguientes enunciados: «Una catequesis creadora de comunidad»; «una catequesis que afirma la identidad cristiana»; «una catequesis que es fiel a Dios y al hombre, superando dicotomías y promoviendo convergencias»; «una catequesis que se concibe como un proceso continuo, que da prioridad a la catequesis de adultos y se ofrece a todos, teniendo en cuenta la pluralidad de edades y situaciones, impregnada siempre de sentido catecumenal».

Para el trienio 1981-1984, la Comisión episcopal, después de una evaluación del trienio anterior, se propuso seguir actuando en la misma dirección. Se afirmó el valor de la experiencia como elemento metodológico y teológico, se planteó el problema de la relación entre catequesis, teología y liturgia, y se denunció la pobreza de contenidos de algunos materiales catequéticos. Pareció muy conveniente, sin abandonar lo logrado, insistir en una catequesis que situase la experiencia humana en íntima conexión con la Traditio Evangelii in Symbolo (Sínodo 77, Mensaje al pueblo de Dios n. 8; exhortación de Pablo VI en la clausura del Sínodo).

Para el trienio 1981-1984 se mantuvo el objetivo prioritario con una nueva formulación: «Una catequesis desde, en y para la comunidad cristiana». Se indicaron unas líneas prioritarias: 1) descubrir el carácter propio de la catequesis y su papel primordial en la misión y vida de la Iglesia; 2) promover una catequesis que eduque para la identidad cristiana; 3) potenciar y crear espacios comunitarios de talla humana, en los que los catequizandos se eduquen adecuadamente en la dimensión comunitaria de la fe y puedan insertarse en la Iglesia local; 4) promover la catequesis como proceso permanente, dando prioridad a los adultos; 5) promover nuevas generaciones de catequistas y atender a las ya existentes. En relación con algunos de los problemas se publicaron reflexiones de colaboradores del Secretariado nacional de catequesis.

Hay un tema al que ordinariamente se le ha prestado poca atención: la historia de la Iglesia en la catequesis. El catecismo 3° de la comunidad cristiana: Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia, dedica las páginas 72-83 a la historia eclesiástica.

También durante el año 1983 se produjo un grave conflicto con el Ministerio de educación y ciencia de España, a propósito de la publicación de los catecismos para 5° y 6° de EGB, en los que aparecía la doctrina católica sobre el derecho del no nacido a la vida y, por tanto, se condenaba el aborto voluntario.

Para el trienio 1984-1987 el plan de trabajo de la Comisión episcopal en el campo de la catequesis se acomodó al programa pastoral de la Conferencia episcopal, cuyo objetivo primordial estaba estrechamente vinculado a la catequesis: «El servicio a la fe de nuestro pueblo». En la introducción se señalaban algunos datos de nuestra situación: «Cada vez está más extendida entre los catequistas la idea de que la catequesis es un proceso de acompañamiento en la maduración de la fe de un cristiano, pero se ve la necesidad de clarificar cómo conjugar armónicamente la educación cristiana en la familia, la enseñanza religiosa escolar, la homilía dominical, la formación cristiana en los movimientos infantiles, con la catequesis de la comunidad propiamente dicha». Se veía la necesidad de una oferta diferenciada de catequesis de adultos en la que —al menos— habría que distinguir dos niveles: la de aquellos que, vinculados a la Iglesia, necesitan un proceso de fundamentación en su fe, y la de aquellos que, alejados de la Iglesia, acceden a ella con el deseo de conocer en profundidad el evangelio.

El objetivo prioritario de la acción catequética para el trienio 1984-1987 quedó formulado así: «Catequesis para una comunidad eclesial evangelizadora en el mundo de hoy». Este objetivo general se concretó en unos objetivos más específicos: 1) promover una catequesis que, manteniendo su carácter propio, en coordinación con las demás acciones pastorales, eduque para la identidad cristiana; 2) proponer la catequesis como oferta articulada y coherente dirigida a las grandes etapas de la vida en que se considere a la catequesis de adultos como forma principal (cf CT 43), se fomente la de jóvenes y adolescentes, y se dé toda su importancia a la catequesis de niños y, en ella, a la participación de los padres; 3) potenciar una catequesis creadora de espacios comunitarios de talla humana, en la que se eduque adecuadamente el sentido eclesial de la fe; 4) impulsar una catequesis para una comunidad evangelizadora en el mundo de hoy, abierta a la escucha de la Palabra y atenta a los signos de los tiempos (cf GS 4), significativa para el hombre de hoy, con un talante misionero ante una situación de cambio e increencia; 5) promover generaciones de catequistas con la suficiente madurez humana y cristiana, valorar su función en la Iglesia y atenderlos con planes orgánicos de formación.

El plan de acción de la Comisión episcopal de enseñanza y catequesis para el trienio 1987-1990 sobre la catequesis se enmarca también dentro del plan de acción pastoral de la Conferencia episcopal para este trienio, cuya finalidad general es «anunciar a Jesucristo en nuestro mundo con obras y palabras». La serie de objetivos se ordenan según los cuatro objetivos nucleares del plan de acción de la Conferencia: avivar las raíces de la vida cristiana; fortalecer de manera efectiva la comunión eclesial; promover un laicado participante y apostólico; evangelizar a los pobres, con los pobres y desde los pobres.

He aquí la enumeración de los objetivos específicos: 1) consolidar la catequesis en la comunidad cristiana; 2) crear conciencia de que en nuestro contexto socio-cultural es necesario realizar tanto un primer anuncio del evangelio para los que viven al margen de toda vida cristiana, como una catequesis de carácter misionero para los que, vinculados a la Iglesia, necesitan vitalizar su conversión; 3) crear en los responsables de pastoral y en la comunidad cristiana la conciencia de que la catequesis de infancia es un proceso de educación en la fe y no sólo una preparación para los sacramentos; 4) promover la catequesis familiar incorporando a los padres en el proceso catequético; 5) impulsar con renovado vigor la catequesis de jóvenes, situándola dentro del marco de la pastoral juvenil; 6) colaborar para llegar a establecer en todas las diócesis el servicio de la catequesis de adultos; 7) potenciar lo audiovisual al servicio de la catequesis; 8) ayudar a que los catequistas vivan el sentido de la Iglesia y eduquen en él a los catequizandos; 9) intensificar la coordinación de la catequesis con otras acciones pastorales de las diócesis y crear cauces de encuentro entre las distintas tendencias de hacer catequesis; 10) potenciar una catequesis que desde la vivencia comunitaria eduque adecuadamente el sentido personal y eclesial de la fe y oriente al cristiano a realizar su misión en el mundo; 11) colaborar decididamente, desde la catequesis, a la gran tarea de promoción del laicado, fomentando el carácter secular de este; 12) promover vocaciones de catequistas con suficiente madurez humana y cristiana, y proporcionarles una adecuada formación teológica, antropológica y pedagógica; 13) promover en los procesos catequéticos la educación para la justicia, la caridad y la solidaridad con los pobres; 14) intensificar la catequesis en los siguientes sectores: tercera edad, minusválidos, zonas rurales deprimidas, emigración, juventud marginada.

2. Los NUEVOS CATECISMOS. Entre las realizaciones más importantes para la pastoral catequética en España durante la década que comienza en 1980 hay que señalar, en primer lugar, los nuevos catecismos (1982-1987): Padre nuestro, primer catecismo de la comunidad cristiana, con su introducción y guía; Jesús es el Señor, segundo catecismo de la comunidad cristiana, también con su guía; Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia, también con su itinerario y guía pedagógica.

Paralelamente guardan relación íntima con estos catecismos de la comunidad cristiana los que en el mismo período de tiempo se publican como catecismos escolares, aplicando las orientaciones de 1979: a) Ciclo inicial: Padre nuestro, para 1° de EGB, con su correspondiente libro del profesor; Nuestro Señor, para 2° de EGB, con su correspondiente libro del profesor. b) Ciclo medio: Los discípulos de Jesús, para 3° de EGB, con una guía didáctica para cada tema; Testigos de Jesús, para 4° de EGB, con guía; Camino, verdad y vida, para 5° de EGB, con su guía. c) Ciclo superior: Las huellas de Dios, para 6° de EGB, con su guía y materiales complementarios; Luz del mundo, para 7° de EGB, con su guía y materiales complementarios; Pueblo de Dios, para de EGB, con su guía y materiales complementarios. Se mantiene Con vosotros está.

3. LAS ORIENTACIONES DEL EPISCOPADO. Tienen también especial importancia para la orientación de la pastoral catequética los tres documentos publicados en este período: La catequesis de la comunidad cristiana. Orientaciones pastorales para la catequesis en España hoy, del 22 de febrero de 1983; El catequista y su formación. Orientaciones pastorales, del 8 de septiembre de 1985; y Catequesis de adultos. Orientaciones pastorales, del 2 de diciembre de 1990.

Guarda una cierta relación con la catequesis y con la pastoral juvenil otro documento publicado por la Comisión episcopal: El sacerdote y la educación, del 18 de enero de 1987.

No se puede separar este conjunto de orientaciones catequéticas y pastorales de los documentos que durante este período publica la Conferencia episcopal española y su Comisión permanente: Testigos del Dios vivo, de la Conferencia episcopal, 28 de junio de 1985; Constructores de la paz, de la Comisión permanente, 20 de febrero de 1986; Los católicos en la vida pública, de la Comisión permanente, 22 de abril de 1986; Dejaos reconciliar con Dios, de la Conferencia episcopal, 15 de abril de 1989; La verdad os hará libres, de la Conferencia episcopal, 20 de noviembre de 1990; Los cristianos laicos, Iglesia en el mundo, 12 de noviembre de 1991 y Orientaciones pastorales sobre pastoral de juventud.

En relación con el interés creciente por la evangelización que se refleja en estos documentos, hay que mencionar unos hechos eclesiales de máxima significación: la visita o viaje apostólico de Juan Pablo II a España, en 1982 y en 1984; el congreso de catequistas durante el curso 1985-86 en las diócesis y después en un encuentro nacional; el congreso de «Evangelización y hombre de hoy» del 9 al 14 de septiembre de 1985; el congreso «Parroquia evangelizadora» del 10 al 13 de septiembre; el simposio sobre espiritualidad del presbítero diocesano secular, del 30 de octubre al 2 de noviembre de 1986; y el congreso de espiritualidad sacerdotal, del 11 al 15 de septiembre de 1989.

4. MAGISTERIO PONTIFICIO Y EPISCOPAL Y SÍNODO DE LOS OBISPOS. Han tenido y seguirán teniendo notable influjo en la acción pastoral de la Iglesia, y especialmente en la acción catequética, la serie de asambleas del Sínodo universal de los obispos y de los documentos possinodales publicados por Pablo VI y Juan Pablo II, así como los demás documentos de estos pontífices, de las Congregaciones romanas y de la Conferencia episcopal española. Merecen especial atención, por su incidencia en la catequesis, los siguientes:

a) Magisterio pontificio: Pablo VI: Gaudete in Domino, 9.5.1975; exhortación Evangelii nuntiandi, 8.12.1975. Juan Pablo II: Redemptor hominis, 4.3.1979; Catechesi tradendae, 16.10.1979; Dives in misericordia, 30.11.1980; Laborem exercens, 14.9.1981; Familiaris consortio, 22.11.1981; Reconciliatio et paenitentia, 2.12.1984; Carta apostólica a los jóvenes 31.3.1985; Dominum et vivificantem, 18.5.1986; Sollicitudo rei socialis, 30.10.1987; Christifideles laici, 30.12.1988. Y el Sínodo extraordinario de 1985.

b) Congregaciones romanas. Conviene mencionar también algunos documentos de Congregaciones romanas: 1) Congregación para la doctrina de la fe: sobre teología de la liberación, 6.8.1984; sobre libertad cristiana y liberación, 22.3.1986; sobre el respeto a la vida humana y la dignidad de la procreación, 22.2.1987; 2) Congregación para la educación católica: orientaciones para la educación sexual en la familia y en la escuela, 1.11.1983. Por su especial importancia para la vida de la Iglesia y por la especial relación de la liturgia con la catequesis, cualquier responsable de la acción catequética debe familiarizarse con las introducciones de los rituales, del misal y otros libros litúrgicos. Tiene máximo interés para la orientación de la catequesis de adultos el Ritual de la iniciación cristiana de adultos, promulgado el 6 de enero de 1972 y publicado en castellano en abril de 1976. Es necesario reconocer que uno de los aspectos menos estudiados por los catequetas y liturgistas es el de la relación entre catequesis y liturgia.

c) Documentos de la Conferencia episcopal española. La Comisión episcopal de enseñanza y catequesis ha ofrecido a la Iglesia española en esta década e inicio de la siguiente, entre otros, estos tres documentos de especial importancia para orientar la catequesis: La catequesis de la comunidad cristiana, febrero 1983; El catequista y su formación, septiembre 1985; La catequesis de adultos, diciembre 1990.

d) Otras acciones de interés para la catequesis. Al período 1980-1990 corresponde el nacimiento de la revista Teología y catequesis, bajo el impulso de Antonio Cañizares, vinculada al Instituto superior de teología y catequética San Dámaso, de Madrid, hoy Facultad de teología del mismo nombre. En la misma década aparece Proyecto catequista, de iniciativa salesiana. Ambas se añadieron a las revistas Actualidad catequética, del Secretariado nacional de catequesis, y Sinite, del Instituto superior de ciencias religiosas y catequéticas San Pío X, que nacieron en la década de los 60. Al comienzo de este período (1980-1990) nació la Asociación española de catequetas (AECA), que fue aprobada por la Conferencia episcopal española en 1982.

5. LA EVOLUCIÓN SOCIO-CULTURAL Y POLÍTICA DE ESPAÑA. Es indudable que en la década 1980-1990 se dieron cambios profundos en la escala de valores y hábitos culturales de la sociedad española, que han influido, en algunos casos negativamente, en la vida de fe de los bautizados. Las personas responsables de la acción pastoral de la Iglesia en España han sido plenamente conscientes de esta evolución y así lo han registrado en el análisis de los distintos documentos y congresos anteriormente citados.

Esta profunda evolución plantea a la Iglesia la cuestión de la relación fe-cultura en todos los campos de la acción pastoral, y de modo especial en el de la catequesis. Los esfuerzos realizados en la pedagogía de la fe respecto a la experiencia humana, catequesis antropológica, etc., se orientan en este sentido.

Cuando se habla de la nueva evangelización —que según Juan Pablo II ha de ser nueva por su ardor, nueva por sus métodos, y nueva por su expresión— se trata de responder a los desafíos de una nueva cultura y de unas nuevas condiciones sociales que no existían en épocas precedentes. La cuestión del lenguaje en la comunicación del mensaje cristiano adquiere una especial importancia y plantea especiales dificultades.

Un aspecto de la catequesis que suscita cada día más interés es el de la doctrina social de la Iglesia como parte integrante del mensaje cristiano. Una catequesis que quiera ser fiel a la fe de la Iglesia ha de ser una catequesis abierta a la orientación de los pastores de la Iglesia, el papa y los obispos.


IV. La década que comienza en 1990

1. LOS PLANES TRIENALES DE LA COMISIÓN EPISCOPAL DE CATEQUESIS. El plan de acción de la Comisión episcopal para el trienio 1990-1993 también se adaptó al plan de la Conferencia episcopal: «Impulsar una nueva evangelización». El objetivo se concretó en «Impulsar una catequesis al servicio de la nueva evangelización», y se especifica en unos objetivos determinados: 1) promover una pastoral de la iniciación cristiana articulada y coherente; 2) colaborar para llegar a establecer en todas las diócesis el servicio de la catequesis de adultos; 3) impulsar con renovado vigor la catequesis de jóvenes; 4) promover una adecuada preparación y celebración del sacramento de la confirmación; 5) cuidar de modo especial la catequesis de minusválidos, cultivando adecuadamente la formación de los catequistas y preparando los materiales necesarios para su desarrollo; 6) potenciar lo audiovisual al servicio de la catequesis; 7) ayudar a que la acción catequética se realice en mayor sintonía con las orientaciones del magisterio de la Iglesia y se oriente con particular atención a fortalecer la comunión eclesial; 8) impulsar la coordinación y colaboración de la catequesis con otras acciones pastorales; 9) favorecer y apoyar la catequesis en los pequeños núcleos de población; 10) potenciar la formación de catequistas; 11) incorporar a la catequesis ordinaria la enseñanza social de la Iglesia.

El plan de acción de la Comisión episcopal de enseñanza y catequesis para el trienio 1993-1996 ofrece un análisis de la realidad catequética en la Iglesia actual y propone caminos de renovación según las líneas del Vaticano II y las orientaciones de la Iglesia en los últimos años. Destacamos previamente algunos elementos de la situación social y eclesial que inciden en la catequesis:

a) El secularismo que afecta a la sociedad y a la Iglesia condiciona todo proceso de iniciación cristiana y provoca el debilitamiento y alejamiento de la fe. También los cristianos se ven afectados por fenómenos culturales y sociales que se manifiestan en la crisis de la tradición, la acentuación del subjetivismo, la religión a la carta, el pluralismo, la reducción del cristianismo al ámbito de lo privado, la fragmentación de la verdad, la tendencia a anular el concepto de verdad reduciéndola a mera opinión. En los debates públicos la fe cristiana aparece como una opinión más entre otras, válida en el pasado pero sin posibilidad de vigencia para el futuro.

b) La familia, que venía siendo el ámbito normal del despertar a la fe, se ve seriamente afectada por el impacto del consumismo, por la disgregación de sus miembros, por el influjo de los medios de comunicación, en los que se transmiten opiniones y valores que, con frecuencia, contrastan y cuestionan la visión cristiana del hombre.

c) El ambiente generalizado de materialismo práctico, el hedonismo, la exaltación de la libertad y el subjetivismo como norma absoluta, sin ninguna referencia a la verdad y al bien moral, influyen negativamente en la capacidad para aceptar el mensaje evangélico: «los hombres prefirieron las tinieblas a la luz porque sus obras eran malas» (In 3,19) (cf Conferencia episcopal española: La verdad os hará libres, 1990).

d) La transmisión de la fe se ve alterada por ese conjunto de factores, de modo que se produce una pérdida de la identidad cristiana, se deteriora la integridad del mensaje y se desdibuja o desaparece el compromiso cristiano de seguimiento de Cristo. A estas consecuencias negativas se añade, en muchos casos, la ausencia de testimonios creíbles, la falta de actualización y creatividad en la pastoral, la carencia de medios adecuados y de personas preparadas para la transmisión del mensaje. Se advierten con frecuencia, entre otras, las siguientes lagunas: omisiones importantes en la presentación de la fe y de la moral cristiana; renuncia a presentar los documentos de la fe propios de la catequesis; la falta de procesos catecumenales en las distintas etapas de la vida; el desconocimiento de la auténtica pedagogía de la fe; la escasa referencia a las fuentes de la catequesis y a los lenguajes propios de la fe.

Según el plan trienal es necesario prestar especial atención a los siguientes aspectos: 1) ante un mundo marcado por el subjetivismo, el relativismo, el pluralismo y la duda, acentuar la integridad del mensaje cristiano como verdad revelada por Dios en Cristo Jesús para salvación de los hombres; 2) ante la selección que a veces se hace de los contenidos de la fe y ante las actitudes de pertenencia parcial a la Iglesia, es necesario insistir en la comunión y memoria eclesial, en la fidelidad a la tradición viva expresada en los símbolos de la fe; todo ello supone una visión de la Iglesia poseída y guiada por el Espíritu de la verdad que es espíritu del Padre y del Hijo; 3) ante la fragmentación e individualismo, es necesario remitirnos a la totalidad de la Iglesia como misterio, comunión y misión (cf Documento final de la asamblea del Sínodo universal de los Obispos de 1985); 4) ante las preguntas y necesidades más radicales del hombre de hoy, es necesario presentar el misterio de Cristo, Dios y hombre, como salvación cristiana; es preciso mostrar la capacidad humanizadora del evangelio, su fuerza para suscitar una nueva humanidad y una nueva cultura, cuando es acogido con fe viva bajo la acción del Espíritu Santo.

Este plan trienal de 1993-1996 tiene como objetivo general, en la nueva situación de la sociedad y en fidelidad a la convocatoria eclesial de una «nueva evangelización, promover una nueva etapa de la catequesis más centrada en la verdad de la Revelación y de la Redención, en orden a revitalizar las comunidades eclesiales, teniendo como instrumento privilegiado el Catecismo de la Iglesia católica». Sus objetivos específicos son: 1) acentuar la dimensión misionera de la catequesis en la nueva situación de la sociedad; 2) acentuar la catequesis como proceso de iniciación cristiana; 3) impulsar la catequesis de la familia en cuanto ámbito donde se educa en la fe, y también en cuanto destinataria de la acción catequética; 4) fortalecer la formación de los catequistas; 5) proseguir la obra de receptio del Catecismo de la Iglesia católica.

2. DOCUMENTOS QUE AFECTAN A LA CATEQUESIS. Juan Pablo II: Redemptoris missio, 7.12.1991; Centesimus annus, 1.5.1991; Veritatis splendor, 6.8.1993; Evangelium vitae, 25.3.1995; Tertio millennio adveniente, 10.11. 1994; Catecismo de la Iglesia católica, 11.10.1992; Dies Domini, 31.5.1998; Fides et ratio, 14.11.1998. Congregación para la doctrina de la fe: Instrucción sobre la vocación eclesial del teólogo, 24.5.1990; Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre algunos aspectos de la Iglesia considerada como comunión, 28.5.1992. Pontificia comisión bíblica: La interpretación de la Biblia en la Iglesia, 15.4.1993. Congregación para el clero: Directorio general para la catequesis, 15.8.1997.

Por su parte, la Conferencia episcopal española, en su LXX asamblea plenaria, aprobaba el 27 de noviembre de 1998 el documento La iniciación cristiana. Reflexiones y orientaciones, donde los obispos reflexionan sobre la naturaleza de la iniciación cristiana y su importancia en la Iglesia, y ofrecen orientaciones para la renovación pastoral de la iniciación cristiana en nuestra realidad actual concreta.

3. ANTE EL TERCER MILENIO. En el plan de acción de la Conferencia episcopal española para el cuatrienio 1997-2000, «Proclamar el año de gracia del Señor», se dice: «El problema más fundamental que afecta a nuestra sociedad, y del que se derivan otros muchos, aunque frecuentemente no haya conciencia de ello, es el de Dios y nuestra relación con él, el misterio de Dios rectamente entendido y su relación con el hombre, el mundo y el sentido de la vida, es decir, la respuesta a Dios y a su revelación de amor en su Hijo Jesucristo, en nuestra sociedad y en nuestra Iglesia de hoy. Por eso mismo, la Iglesia debe atender, con el anuncio y la iniciación cristiana, de modo singular a los jóvenes y a los niños, puesto que son las generaciones del comienzo del próximo milenio. Así pues, tiene especial relevancia el redescubrimiento de la catequesis y una pastoral llamada catecumenal; la atención a los jóvenes, antes y después de la confirmación, para que participen el-1 la acción evangelizadora en parroquias, asociaciones, movimientos, comunidades y grupos de apostolado asociado, donde pueden caminar hacia la maduración de su fe y de su compromiso en la Iglesia y al servicio del mundo. Ellos mismos habrán de ser los evangelizadores de su propia generación» (nn. 29-30).

4. ASPECTOS ORGANIZATIVOS IMPORTANTES EN LA CATEQUESIS ESPAÑOLA. Sólo algunos datos. Desde el decreto Provido sane concilio de la Sagrada congregación del Concilio, bajo el pontificado de Pío XI (1935), la Iglesia ha dado gran importancia a la organización de la catequesis en el plano diocesano, nacional e internacional, impulsada muy posteriormente por el DCG de 1971 y por el nuevo DGC de 1997. A partir del Vaticano II, el Secretariado nacional de catequesis, dependiente de la Comisión episcopal de enseñanza y catequesis, promueve las Jornadas nacionales de directores de catequesis, que han servido para unificar criterios e impulsar la acción catequética diocesana.

La formación de los catequistas ha sido permanentemente un objetivo prioritario. Durante años se estimuló en las diócesis esta formación mediante el original sistema de los grupos de formación doctrinal y catequéticos, con una notable eficacia educativa. También se han promovido las asambleas diocesanas anuales de catequistas y una red importante de escuelas diocesanas y arciprestales para su formación.

Desde el Secretariado nacional de catequesis se ha impulsado la formación de equipos regionales de catequetas y responsables de catequesis, de donde surgió el Equipo de delegados regionales en apoyo del Secretariado nacional, y convertido hoy institucionalmente en el Consejo asesor del mismo.

También ha sido importante el trabajo de elaboración de materiales auxiliares de catequesis en las diócesis y regiones pastorales, inspirados en los catecismos de la Conferencia episcopal española, en función de los niños y sus familias y de otros materiales catequéticos destinados a jóvenes y adultos.

Por fin se ha fomentado la colaboración catequética internacional, según el deseo de la Santa Sede, participando en el Encuentro anual de directores nacionales de catequesis de Europa, en el Equipo europeo del catecumenado, en el Encuentro europeo de catequesis promovido por el Consejo de Conferencias episcopales de Europa, en los Congresos bienales del Equipo europeo de catequesis, en encuentros ocasionales con los responsables de la catequesis del CELAM, de Portugal, de Italia, etc.

BIBL.: ESTEPA J. M., La catequesis en España en los últimos veinte años, Actualidad catequética 26 (1986) 19-43; PEDROSA V. M., Ochenta años de catequesis en la Iglesia española, Actualidad catequética 20 (1980) 617-658; RESINES L., La catequesis en España. Historia y textos, BAC, Madrid 1997; YANES E., 25 años de catequesis e Iglesia española, en SECRETARIADO NACIONAL DE CATEQUESIS, El sacerdote y la catequesis, XXV Jornadas nacionales de delegados diocesanos de catequesis, Edice, Madrid 1992, 43-90.

Elías Yanes Álvarez