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13-1. GUARDADO EN EL CORAZÓN  


            1. Cuando nos preguntamos qué dicen los evangelios sobre los orígenes de Jesús, nos encontramos con una gran sobriedad de datos. Mateo y Lucas son más explícitos e incluyen el evangelio de la infancia, a diferencia de Marcos y Juan. Lucas dice haber investigado diligentemente todo desde sus orígenes (Lc 1,3).  Por su parte, Pablo previene a Timoteo frente a fábulas y genealogías interminables (1 Tm 1,4;ver 2 P 1,16-19) y presenta a Jesús, según lo humano, como nacido de mujer (Ga 4,4), del linaje de David (Rm 1,3). En esta catequesis podemos descubrir lo que María guardaba en el corazón (Lc 2,19).

            2. Los evangelios nos dicen que Jesús no es hijo de José y que esto supuso un grave problema para la incipiente familia (Mt 1,18-19). Un mensaje recibido en sueños le ilumina a José la oscura situación, marcada por la sospecha y la calumnia: José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del espíritu santo (Mt 1,18-20;ver Dt 22,20s). Cuando en la Escritura se dice que algo lo ha hecho Dios o que es del espíritu de Dios, no se excluyen determinadas mediaciones que quizá no conocemos, porque no se supiera o porque no se nos dice. Lo que se dice es que María es llena de gracia, que el Señor está con ella (Lc 1,28), que no es adúltera, que lo que tiene dentro es obra del espíritu santo: Será llamado hijo del Altísimo (1,12).

            3. De grandes figuras del Antiguo Testamento, nacidos de mujer estéril, se afirma que fueron fruto de la acción de Dios: Isaac (Gn 17,16), Jacob (Gn 25,21), Sansón (Jue 13,2), Samuel (1 Sm 1-2), Juan el Bautista (Lc 1,13-17). Por supuesto, en ninguno de estos casos se excluye por ello la natural colaboración de los padres (ver Hb 10,11). Pero lo de Jesús es algo especialmente significativo: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios con nosotros (Mt 1,23). Por su parte, María acoge la Palabra: Hágase en mí (Lc 1,38). La acoge incluso sin comprender todavía el plan de Dios: ¿Cómo será esto, pues no conozco varón? (Lc 1,34).

            4. El evangelio de la infancia nos dice más cosas. Nos habla del censo de Quirino, gobernador romano (Lc 2,1-2). Se sabe por el monumento de Ancyra, hoy Ankara, que se hicieron tres censos en tiempo del emperador Augusto. Uno de esos censos se sitúa entre el 6 y el 8 a.C., pero -como la fecha del nacimiento de Cristo puede situarse en el año 7 a.C.- vienen a coincidir así los datos históricos y evangélicos. Y gracias a este censo, gracias a esta orden del emperador, María y José hicieron un viaje a Belén, donde tenía que censarse José por ser de la casa y familia de David (Lc 2,4). La cosa no es sólo meramente legal. Jesús es también hijo de José (2,38), porque ha nacido de su corazón, aunque no de sus entrañas. Sirvió a los planes de Dios la orden del emperador de toda la tierra, pues -aun siendo emperador- está por debajo de Dios. Y lo hizo sin saberlo, pero así se realizó aquel viaje y Jesús nació circunstancialmente en Belén, lo que tenía un sentido. Todo esto se nos transmite como historia, como buena noticia, en la que aparece la acción de Dios, no como  cuento de navidad o como si fuera mentira.

            5. Los sacerdotes y escribas lo sabían: ¿Dónde ha de nacer el mesías? En Belén de Judá, como dijo el profeta (Mt 2,4-6). Su nacimiento fue celebrado como historia de salvación, porque vieron en esos acontecimientos el cumplimiento de la Escritura. Esos acontecimientos fueron percibidos como obra de Dios: Proclama mi alma la grandeza del Señor, dijo María (Lc 1,46). Lucas no habla de magos, habla de ángeles, mensajeros de Dios, y de pastores que vigilaban de noche su rebaño: la gloria del Señor los envolvió con su luz (Lc 2,8-9). Mateo habla de los magos, aunque el asunto pueda ser interpretado como magia, fábula, superstición. Se comprende que Lucas haya decidido depurar su relato y contar el acontecimiento de otro modo. Y sin embargo Mateo se ha atrevido a ponerlo: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Hemos visto su estrella en el Oriente (Mt 2,2). A su manera, los magos veían cumplida la vieja esperanza: De Jacob avanza una estrella, un cetro surge de Israel (Nm 24,17).

            6. El astrónomo J.Kepler hizo una hipótesis en 1606. Según sus cálculos, Jesús nació el año 7 a.C. Por cierto, en la antigüedad la palabra mago significa también sabio, astrónomo. Pero una cosa es la astronomía y otra la astrología, una cosa es la ciencia y otra la superstición. Hoy sabemos por los medios de que actualmente disponemos (planetarios, ordenadores, etc., que efectivamente el año 7 a.C. hubo un fenómeno especial, como dijo Kepler: triple conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis. La conjunción apareció el 12 de abril y se repitió tres veces con puntos de culminación el 29 de mayo, el 3 de octubre y el 4 de diciembre.

            7. Además, el fenómeno pudo coincidir con las principales fiestas judías (pascua, pentecostés, tiendas), las tres fiestas de peregrinación (a Jerusalén) que todo judío conoce: Tres veces al año se presentarán todos tus varones ante el Señor tu Dios, en el lugar elegido por él: en la fiesta de los Acimos, en la fiesta de las Semanas, y en la fiesta de las Tiendas. Nadie se presentará ante el Señor con las manos vacías, sino que cada cual ofrecerá el don de su mano (Dt 16,16-17;ver Mt 2,11). Si ese trasfondo astronómico, que hoy puede reproducirse en el planetario, lo ponemos sobre el fondo del pasaje evangélico, encaja perfectamente. Se trata, no lo olvidemos, de un fenómeno que se repite en el espacio de unos meses. Cuando los magos se pusieron camino de Belén, apareció de nuevo la señal (nueva conjunción): Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría (Mt 2,10).

            8. Es de suponer que los magos fueran, como Daniel (Dn 4,6), judíos de la diáspora, no gentiles. Sólo unos creyentes judíos podrían percibir la señal que les ponía camino de Jerusalén. Para los demás no dejaba de ser un fenómeno más, que -como se sabe- fue observado en la escuela de astronomía de Sippar en Babilonia. No obstante, los magos lo percibieron como señal, como Palabra de Dios. Al fin y al cabo, los magos vieron una señal en su trabajo, una señal dada en lo alto del cielo: Los cielos cantan la gloria de Dios (Sal 19,2). Los magos lo percibieron con claridad. Herodes no se enteró (Mt 2,7).

            9. Cuando los magos preguntaron dónde había nacido el rey de los judíos, se metieron en la boca del lobo (Mt 2,3). En la casa del rey no había nacido nadie. Además, como verían después, el rey esperado no tuvo dónde nacer, no había lugar para él en la posada (Lc 2,7). El falso rey (el impostor, el extranjero puesto por los romanos) vivía en un palacio y el mesías, el ungido de Dios, nacía en un pesebre. Pero en su nacimiento los cielos cantan la gloria de Dios: Gloria a Dios en las alturas, dicen los mensajeros (Lc 2,14). Lucas, que no habla de magos, está invitando a mirar al cielo, lo mismo que Mateo. Al fin y al cabo, los magos fueron mensajeros de Dios, anunciaron el nacimiento de Jesús.

            10. Avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, los magos regresaron a su país por otro camino (Mt 2,12). El historiador judío Flavio Josefo recoge la represión de un movimiento mesiánico muy vivo (el año 6 a.C.) por parte de Herodes (Mt 2,16), indicando que éste castigaba con medidas drásticas tales entusiasmos (Antigüedades judías,XVII,44ss). Recoge también el rumor popular de que Dios había decidido acabar con el dominio de Herodes, pues una señal divina había anunciado la venida de un rey judío (Guerra judía I,17). El escritor pagano Macrobio, hacia el 400 d.C., recoge una alusión de Augusto a la matanza de Herodes: de dos años para abajo (Saturnalia V,2). Los padres de Jesús tuvieron que emigrar (Mt 2,14-23). Herodes murió el año 4 a.C. de una terrible enfermedad, cada vez más virulenta. Dios vengaba sus crímenes (Ant.judías,XVII,168ss). El calendario cristiano, fijado por el monje Dionisio el año 525, presenta un error de cálculo: de unos 7 años. O sea, Cristo nació el año 7 a.C. Todo encaja, también el final de Herodes, burlado por los magos: Derribó del trono a los poderosos y exaltó a los humildes (Lc 1,52).

            * Diálogo: ¿Hemos descubierto lo que María llevaba en el corazón?